1. Oración para sanar de la obesidad
La gula y como consecuencia la obesidad es un problema que atañe a todas
las edades. El problema del exceso de peso rara vez aparece sin que haya
síntomas. La gordura excesiva hace que el individuo aparezca como taciturno,
algo deprimido, y esto va en contra del estereotipo social que refleja y le hace ver
al gordo como un individuo jovial y sin preocupaciones. El tratamiento médico y
sicológico para la obesidad es muy importante, pero no se debe descuidar
tampoco el aspecto espiritual, ya que Dios es finalmente es el Creador y dador de
vida, y el que nos puede sanar aunque la medicina diga que no hay remedio. La
única recomendación que quiero hacer cuando se ora es que, quien haga esta
oración la haga con todo su corazón. Dios aprueba la oración "eficaz" no lo
olvides, pero la oración eficaz se debe acompañar con el corazón. Dios escuchara
tu oración.
Recomendación: estas son oraciones de auto-liberación y son oraciones
eficaces según la palabra de Dios en Santiago 5:16. Se deben tener en cuenta dos
cosas fundamentales en las oraciones de auto-liberación:
Nro 1. NO TE SALTES LOS PASOS
Nro 2. PERSEVERA HASTA QUE SIENTAS
PAZ EN TU CORAZON. No te preocupes si en tus emociones no sientes nada
al principio, esto es normal, persevera porque hay que pelear la buena batalla de
la fe.
Isaías 40:31 (Nueva Versión Internacional)
“pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las
águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”.
2. Isaías 60:1-2 (Nueva Versión Internacional)
“¡Me levanto y resplandezco, que mi luz ha llegado! ¡La gloria del Señor
brilla sobre mí! Miro, las tinieblas cubren la tierra, y una densa oscuridad se
cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del Señor brillará sobre mi; ¡sobre mi se
manifestará su gloria!”
Salmos 138:3 (Nueva Versión Internacional)
“Cuando te llamé, me respondiste; me infundiste ánimo y renovaste mis
fuerzas”.
Nro 3. Confesión de fe
Señor Jesús yo creo firmemente que tu eres el Hijo de Dios. Tu eres el
Cristo, el Mesías que vino a deshacer toda obra del diablo, toda obra de maldad.
Diste tu vida en la cruz por mis pecados y resucitaste de entre los muertos. Padre
te confieso todos mis pecados, confieso haber andado por malos caminos,
haciendo lo que me gusta, confieso no haberte obedecido y pido perdón y me
vuelvo a ti en arrepentimiento. Lávame, limpia mi conciencia con tu sangre.
Creo que tu sangre me limpia ahora de toda maldad, de todo pecado. Te
pido que te quedes conmigo, en mi corazón y seas dueño y Señor de mi vida. Te
confieso como mi único y verdadero Dios. Apártame para servirte, amarte,
obedecerte. Dedico y consagro a TI mi vida. Gracias por redimirme, por
limpiarme, por justificarme y santificarme, muchas gracias. TE AMO PADRE
SANTO. Amén.
Nro 4. Tomar toda la armadura de Dios (Efesios 6:10-18)
Me fortalezco con el gran poder del Señor Jesucristo. Me pongo toda la
armadura de Dios y hago frente a todas las artimañas del diablo, y cuando llegue
el día malo, permaneceré firme resistiendo hasta que acabe la batalla. Me ciño
con el cinturón de la verdad, y me protejo con la coraza de justicia, y calzo mis
pies con el ánimo de proclamar el Evangelio de la Paz. Ahora tomo el escudo de la
fe con que voy a apagar todos los dardos de fuego del maligno.
3. Tomo el casco de salvación y la espada del espíritu que es la palabra de
Dios. Como guerrero oro todos los días y me mantengo alerta y perseverante en
oración de los unos por los otros.
Altísimo Rey y Dios mío: ante tu trono de gracia , me presento delante de ti
con acciones de gracias suplicándote que me sanes de la obesidad, pidiendo que
desde ahora en adelante me vayas guiando, direccionando hacia mi completa
sanidad. Ruego que me ayudes, ruego tu sanidad, en el poderoso nombre de
Jesús.
Salmos 40:1-3 (Nueva Versión Internacional)
“Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi
clamor. Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies
sobre una roca, y me plantó en terreno firme. Puso en mis labios un cántico
nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo
y pusieron su confianza en el Señor”.
Lucas 11:36 (Nueva Versión Internacional)
“Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en
la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te
alumbra con su luz”.
Romanos 12:1 (Nueva Versión Internacional)
“Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les
ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como
sacrificio vivo, santo y agradable a Dios”.
Nro 5. La Batalla
Padre en esta hora y por propia voluntad entrego a TI, ofrezco a ti mi
cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a TI. Clamo y suplico por sanidad
de la obesidad, porque para TI, nada hay imposible.
4. Clamo que sanes en mi todo trastorno endocrino y metabólico, en el
poderoso nombre de Jesús, recibo, acepto y confieso esa sanidad ahora. Declaro
que mi metabolismo sana y se vuelve a la normalidad y que mis glándulas
endocrinas funcionan normalmente ahora, en el nombre de Jesús.
Padre Santo: saca también de mi mente todo apetito excesivo, y toda
ansiedad, compulsión y fijación de mi mente en la comida. Someto y llevo cautivo
todo pensamiento lujurioso, TODA GULIMIA, todo desenfreno, toda adicción,
toda compulsión por la comida, los llevo ahora a la presencia de Cristo Jesús.
Renuncio y resisto a Satanás, la serpiente antigua y a todas sus jerarquías.
Renuncio y resisto a Diana de los Efesios, renuncio y resisto a Sheva, a Astarot,
renuncio y resisto a Asmodeo, a Beelzebu, a Baal, renuncio y resisto a Moloc, a
Quemos. Renuncio y resisto a Mammon. Todos ahora se van de mi vida, de mi
mente, de mi cuerpo. ¡Se van ahora con todas sus jerarquías de demonios!
¡Fuera ahora, en el nombre de Jesús!
¡Los resisto a todos ustedes ahora y confieso que ya no les daré lugar en mi
vida! Los ato y echo fuera de mi vida y se van ahora.
Ven ahora Espíritu Santo de Dios y llena toda mi casa interior y no permitas
habitar allí a ningún inmundo. Tómame y satúrame por completo, suplico que
permanezcas en mí. Satura mi mente y desaloja a la gula y a la lujuria por comer.
Suplico que no permitas que yo te apague. Enséñame, ayúdame y sáname.
Ahora: Ordeno mi cuerpo que su función se normalice ahora. Todo deseo y
compulsión, manía para comer en exceso ahora comienzan a debilitarse y a
disminuir hasta desaparecer, en el poderoso nombre de Jesús, así lo declaro y
establezco, y yo creo que LA RESOLUCION ES POR DICHO DE LOS SANTOS, esa es
Palabra de Dios. (Daniel 4:17).
Ato y echo fuera de mi toda gula, glotonería, manía, compulsión para
comer en exceso y desordenadamente. De ahora en adelante yo comeré con
mucha disciplina, lo necesario y lo suficiente, confieso esto con todo mi corazón y
Dios hará la parte imposible en mí, la parte que yo no puedo.
Yo anuncio la victoria de Dios en mi vida, que en los próximos 6 meses yo
estaré luciendo realmente muy bien. Yo tendré el peso adecuado a mi estatura,
con mi Dios lograre la victoria. (Repetir varias veces).
5. El me ayudara, el me enseñara lo que debo comer, mi mente y mi cuerpo
solo tendrán deseos de comer alimentos saludables, lo declaro así en el nombre
de Jesús.
Padre Santo: ayúdame también a resolver todo conflicto emocional que me
ha llevado a la obesidad, ayúdame, sana con Tu Amor mis áreas carentes de amor,
de autoestima. Sáname de toda necesidad emocional no satisfecha, suplico a TI.
Eres el único que puede ayudarme y en quien puedo refugiarme. Por fe en
este momento recibo ese amor tan puro, tan santo, tan incondicional que tienes
para todos tus hijos. Y ese amor me inunda ahora, me satura ahora, me nutre
completamente ahora, tanto que estoy siendo totalmente cambiado(a) a tu
manera, a tu tiempo.
Recibo tu amor por fe, recibo tu sanidad por fe, recibo paz y gozo en mi
corazón, porque se en quien he confiado. Espíritu Santo de Dios, clamo en este
momento tu ayuda, estoy en tus manos, ayúdame, libérame, sáname.
Ven ahora Espíritu Santo de Dios y ocupa toda mi casa interior, no permitas
a ningún inmundo permanecer en este templo. Desaloja ahora toda gula, toda
glotonería, toda exceso de apetito, toda lujuria. Tómame y lléname por completo,
porque quiero te quedes y mores en mi. No permitas que ningún inmundo vuelva
a entrar en este templo. Te encomiendo a Ti, con todo mi corazón esta sanidad y
confió en Ti y tú lo harás.
Gracias porque TU sanidad, llega a mí, la recibo por FE. Gracias Padre
porque desde ahora comienza mi proceso de sanidad, de liberación. Hoy se han
roto cadenas, se han derribado fortalezas de obesidad en mi vida. Hoy soy libre.
Bendigo tu Santo y Poderoso nombre. Gracias Padre Altísimo. Amén.
EL GRAN obstáculo a las Oraciones
Antes de comenzar con cualquier tipo de oración en Guerra Espiritual, es
SUMAMENTE IMPORTANTE, que TODOS en la familia hagan un compromiso de no
hablar quejas, insultos, críticas, griterías, reclamos, derrota, amargura, sino que
CAMBIE el lenguaje familiar de maldición a BENDICION. Los pleitos, las griterías,
las contiendas, los desacuerdos y la intolerancia deben desaparecer PARA
SIEMPRE del hogar de lo contrario todo será un gran fracaso. De ahora en
adelante cambiara el lenguaje a lenguaje de BENDICION y se declarara la victoria
6. de Dios en el lenguaje cotidiano. Si el ambiente de pleito y contienda, y amargura
continúan en el hogar, DE NADA SERVIRAN LAS ORACIONES.
Tener un lenguaje negativo, pesimista o de maldición DESACTIVA las
oraciones de poder. Los cristianos que oran a Dios por una situación y declaran
victoria y luego más tarde expresan negativismo, amargura, pesimismo, derrota,
maldición, en su lenguaje cotidiano, NUNCA, verán contestadas sus oraciones, por
esto es que hay muchos cristianos que por años oran por una situación que nunca
se resuelve. El lenguaje que utilizamos para orar debe estar en CONCORDANCIA
con nuestro lenguaje cotidiano.