Salomón amaba a Dios y le pidió sabiduría en lugar de riquezas. Dios estuvo complacido con su petición y no solo le dio sabiduría, sino también riquezas y una larga vida. Salomón aprendió que la sabiduría es más valiosa que el dinero y siempre agradeció a Dios por sus bendiciones.