1. CANTOS DE AMORES
Rafael Arenas García
(http://impresionesrimadas.blogspot.com/)
2.
3. Río
Recuerdo tu mano junto a la mía
en el río.
Recuerdo el aire frío,
recuerdo el bosque y las nubes.
Recuerdo la roca en la que apoyaba
mi espalda torturada.
Recuerdo aquella tarde
y tus ojos.
Recuerdo tus mejillas,
tus negros cabellos.
Recuerdo tu pierna blanca,
casi la tocaba.
Mil veces he muerto
desde aquel día.
Mil veces he disfrazado
aquel momento.
Mil veces he buscado,
el río, el bosque, las nubes y el cielo.
Mil veces he llorado
sin motivo.
Hoy lo escribo,
algo me ha recordado
que estuve vivo.
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4. Labios
"Cuando dijiste: - Ahora que conozco tus labios, quiero conocer tu lengua... - ¿a qué lengua
te referías?" (Lisi Prada, http://lacomunidad.elpais.com/lisiprada/2010/4/13/lenguas)
... ¿y a qué labios?
Bien sabes los labios que conozco,
princesa y reina, madre y hermana,
amante, fuente, vaso y bebida;
y bien sabes la lengua que ansío,
la que tan bien ocultas y escondes,
secreto de tu origen y hogar,
lengua que tu corazón conforma,
guía del mundo que compartimos,
palabras mudas que me diriges
y que no deberías callar.
Quiero tu lengua, camino al alma
que por derecho me debes dar
esposa amada, mi enamorada.
Calla necio,
no quieras mi secreto
tú robar.
Has besado mis labios,
y en mis ojos has visto
el verde de la mar;
Te has bañado en su orilla,
con un escalofrío
la espuma en tu cintura
te ha hecho gozar.
Tras la tercera ola
se extiende el reino
que no puedes hollar.
Si mi lengua te diera
a la mar irías
sin poderlo remediar
y allí morirías
lejos de tu hogar.
¿Y no es muerte el silencio?
No quiero olas ni espuma,
no me sacian tus pechos
ni los húmedos labios
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5. ni la leve cintura
ahora que tus ojos
son puerta de la mar.
Ahora sólo ansío
una palabra tuya,
en esa lengua oscura,
que quieres ocultar.
Sé que cuando la oiga
la vida vendrá
y me dejará.
Por ese instante cambio
esta carne mortal.
Sea pues como quieres.
Y habló, y dijo palabras que sonaban a cielo, tierra y mar; viento y eternidad.
Sones dulcísimos que ningún oído podría soportar. Todo desapareció y quedó
tan sólo el mar. El agua le cubrió. Todo acabó.
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6. Batalla
El campo de batalla
desierto va quedando;
brilla el sol de la tarde
sobre la hierba
y los escudos
maltrechos;
la brisa entre los árboles cercanos.
Ni tú ni yo
hemos sobrevivido
a la batalla
inexistente
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7. En la sombra del haiku
Vente mi amor,
vente del otro lado
del negro mar.
Vente mi amor,
que se detenga ya
este llorar.
Vente mi amor,
que en las olas comienza
a sombrear.
Vente mi amor,
que empiezo ya a dejar
de imaginar
te.
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8. Bancos
Alardean los chicos ante el banco
adornado por muslos recién hechos;
se demora la mirada en los pechos,
se atreven a acercarse con un tranco.
Coquetean con quienes miran franco,
brillan gotas de agua en los helechos
que bien podrían convertirse en lechos
si la fortuna les llevara al blanco.
La tierra palpita a través de ellos,
el Sol y las estrellas se formaron,
crecieron plantas y jardines bellos,
animales y humanos bien gozaron
para que las lenguas sean hoy sellos
que junten los centros de los que amaron.
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10. Amor indiferente
La amistad del amado mueve al llanto
de quien ni fuerzas tiene para odiar
a quien bien quisiera poder amar
igual que ama a Dios un mártir santo.
Con leve sonrisa responde al canto
de quien la vida podría entregar
por unos labios altivos besar
que son puerta del Cielo y de su encanto.
Si amor te profesa el indiferente,
y aun así quieres mostrarle amistad,
hazlo; pero has de tener muy presente
que lo que tú tienes por gran bondad
herida es que marcará su frente,
semilla de una siniestra maldad.
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11. Bar
El calor del amor en un bar...
siempre esperando el momento
de decir: vámonos ya.
Los ojos turbios de humo y pasión,
la garganta en carne viva ya está;
ansías el momento en que a este beso
otro beso más hondo seguirá;
te molesta el sudor en las axilas,
de la noche el peso sobre los ojos.
Ves cómo los ojos de ella brillan,
y te animas a decirle bajito
"En mi casa la última podemos tomar".
Allí, piel contra piel recordarás
la primera mirada en aquel bar
y sonreirás.
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12. Pareja
Mi mujer me quiere
y yo la quiero.
Lento, suave, la exploro
hace diez años ya.
Aguas claras y densas
que aguardan que me sumerja
cada día un poco más.
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13. Berlín en mayo
Sale el sol temprano en Berlín
en las mañanas frescas de mayo.
Y aquel día salió aún más temprano.
Me encontré en la calle a un borracho
que, sin vergüenza, me pidió dos marcos.
Se los dí, y más le hubiera dado.
Tenía el corazón abierto,
lleno de esperanza, entregado.
A la noche había llovido
y bajo el sol todo brillaba
limpio, puro, recién fregado.
Entretuve las horas caminando.
Repiqueteaban mis pasos
sobre las baldosas de piedra
en la fría mañana de mayo.
Todo salió como había pensado:
A las once nos encontramos,
comimos con un compañero
y ya a la tarde juntos paseábamos.
Se levantó un poco de viento,
el cielo era ahora gris.
Yo me sentía destemplado.
La acompañé hasta una calle,
la calle que era su calle.
Allí me abrí las venas,
y un chorrito de sangre
me manchó los zapatos.
Pensé por un instante
que en mi alma entraría;
pero ninguna mano
me acarició temblando.
Cuando me quedé solo
supe que ya sabía,
desde el rayo de sol primero,
que aquello pasaría.
Qué ridículo es llevar un paraguas
en una tarde gris de mayo.
La noche venía del este.
El cielo negro devoraba
las calles y mi corazón.
Me senté en mi butaca.
Rodeado de gente
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14. me sentía mejor.
Sólo faltó un espectador,
que era ¡mira por dónde!,
justo el de mi costado.
La ópera se me atragantó.
Me reí del destino
que tan claro dejaba
lo solo que yo estaba.
Hoy he recordado
que fui yo quien compré
aquella entrada junto a mí;
cuando todavía pensaba
que aquel día de mayo
el sol luciría en Berlín.
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15. Diosa
Cuando finalmente, oh diosa, te dignes a visitarme
encontraras las puertas cerradas,
los muros cubiertos de escarcha.
Tan sólo el vaho responderá a tu aliento.
El hielo será tu compañero.
Yo, entretanto, te esperaré, inmóvil,
con el corazón en la mano,
latiendo.
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16. Lo que quiero
Quisiera sentir tu voz,
aunque sólo fuera por error.
Quisiera que me rozaras,
aunque ni siquiera tú lo notaras.
Quisiera que en algún momento
tu mirada y la mía se cruzaran;
y si una sonrisa esbozaras...
Quisiera que siempre existieras
aunque nunca me conocieras.
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17. Restos
Recuerdo aquel verano, aquel amor
intenso, fuerte, no correspondido.
Siento la llaga de lo no vivido,
de la ausencia de una piel el dolor.
Me falta haber sentido su calor,
haberla amado en lecho compartido,
olvidarla tras haberla perdido.
Me falta haber probado su sabor.
Flotan aún restos suyos en el mar,
inmensidad de direcciones frías.
Aún podría sus huellas encontrar.
Quizá esté viva y haga poesías
y en ellas llame a quien la quiso amar,
quizá busque en la Red historias mías.
Pero a mí ya ¿qué más me da?
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18. Amanecer
Un manto negro pálido, rosado
en azul se transforma poco a poco.
Gotas de rocío en el pelo toco,
vibra en el cielo un gemido ahogado,
de los labios el hueco ya cerrado.
Son dioses antiguos los que yo invoco,
son males eternos los que revoco
en este aire puro transfigurado.
Que este primer rayo de la mañana
selle el sacramento de nuestro amor.
Que esta claridad sea luz que sana
de olvidos y reproches el ardor
y que al saber la oscuridad cercana
la esperemos juntos y sin temor
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19. Playa
Húmedos pañuelos abandonados,
olas oscuras que baten la playa,
el mar y la voz en sorda batalla.
Miro sus ojos, fríos, concentrados,
y adivino deseos murmurados.
amor y ternura, pasión que estalla;
también una casa blanca, una valla.
Al mar escuchan los enamorados,
que pondrían su hogar en esta arena,
que entregan alma y cuerpo entre gemidos
y saludan el día que se estrena.
Nosotros recogemos los vestidos
y abandonamos furtivos la escena,
cansados ya de engaños consentidos.
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20. Luz
Plena de rojo y azul,
destaca tu figura
entre la multitud.
Las pupilas se avivan,
penetran en tu luz.
El mundo se ilumina;
se para a contemplar
y tú lo haces vibrar.
Viento, césped, hojas y cristales,
las cosas son más reales
si viven en tu luz,
si sólo son reflejo,
de tu puro destello;
si lo único cierto
eres tú.
¿Qué importa que este cálido azul
sea tan solo un eco,
que seas tú un espejo
que refleja la luz,
intensa, fría, cierta,
que, febril, yo te dejo?
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21. Rojo, verde
Rojo, verde,
negro y blanco
colores de una bandera;
de la bandera que miran
extasiados
quienes bajo el cielo gris,
con el fusil en la mano,
confían en el milagro.
Bandera que ilumina
vidas de tantos
que en la pradera aguardan
la luz que les regalan
palabras engendradas
con dientes, sangre y manos;
palabras que se entregan
al aire y a los vientos,
que vuelan y penetran
los oídos atentos
y los corazones desamparados.
Gozan pese al fusil entre las manos
porque ahora comprenden
el gris del cielo,
el verde de los campos,
el blanco de la carne,
el negro de la muerte
y el rojo de los labios
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22. Abismos
Más allá de la piel se abren abismos
donde se mezclan lo tuyo y lo mío,
lo que se ha imaginado y lo vivido;
la fuente secreta de la que nace
un solo instante de felicidad,
la eternidad
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24. Don Juan
Daréis gracias al Cielo
si mujer encontráis
que el daño que habéis hecho
os quiera perdonar.
Si tal bondad halláis
...los ojos llorarán,
la boca temblará
presa de una emoción
que nada igualará.
El amor de una mujer
es gracia que Dios regala
y tan sólo un malvado
ese don despreciará.
Una mano descansa en vuestra mano,
un corazón que late junto a vos,
los ojos que se fijan en los vuestros.
Habéis de ser leal como un hermano,
entregado como el dios del amor,
humilde esclavo frente a su señor
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25. Villancico
En esta noche te digo:
por tu amor hubiera dado
lo que Dios me ha regalado.
Desde que te vi aquel día,
ridículo desconcierto
ante tu gesto despierto,
supe que por tí vivía
y por tus ojos moría;
por tu amor hubiera dado
lo que Dios me ha regalado.
Rompí a reír y a rezar,
que querer sin ser querido
mucho es para el que ha vivido
sin conseguir alcanzar
que tú me quieras amar;
por tu amor hubiera dado
lo que Dios me ha regalado.
Tanto deseé quererte
que pensé en un arrebato
que yo también te era grato;
pobre quien sueña con suerte
que causa será de muerte;
por tu amor hubiera dado
lo que Dios me ha regalado
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26. Verde y azul
Bajábamos
por la carretera;
tras los árboles, el cielo.
Al final una curva,
entre el azul y el agua.
Frescor en la mañana.
Estaba fría el agua,
cogía tu mano helada
y la besaba.
Un prado a lo lejos,
los castaños y robles
sombra nos daban.
En la hierba yacer,
abandonados.
Tu carne blanca
entre los verdes
de las hojas, del agua.
Tus labios blancos,
tus ojos fríos;
la curva junto al agua.
Tu falda desgarrada,
la sangre de mi frente
que sin parar manaba;
el coche que sacaron
varios días después
del fondo del regato.
Cadáveres tumefactos.
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28. Amor y muerte
¿Qué metáfora se esconde en la muerte?
¿Existiría luz si no hubiera oscuridad?
¿Sabríamos que es de día sin la noche pasar?
Y sin embargo la vida...
en realidad nunca la podemos testar.
Cuando nos durmamos
ya no podremos despertar
y con gozo renovado
de la vida disfrutar.
Mientras vivimos
del dolor de una ausencia
no podemos gozar.
Cuando por amor morimos
en realidad lo que decimos
es que por amor vivimos
más allá de lo que se puede contar.
Cuando decimos que el amor nos mata,
que el amor con fuerza nos hace gozar
es lo que en verdad sentimos
y queremos expresar.
Alguno hubo que en serio se lo tomó
y por amor murió.
En su último aliento
seguro que sintió
el frío y el silencio,
la soledad;
la angustia y el llanto
al pensar
que el mundo dejaba
para la Nada abrazar
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29. Toro
Muere el toro en la plaza
mirando al torero
sus miradas se cruzan
en el postrer momento.
"Entonces dime, cruel,
¿no fue por cortejarme
todo este devaneo?"
El matador escupe
saliva y sangre seca
envuelto en silencio.
De nuevo ha matado
tras haber amado
y se odia por ello.
Arrastran al toro,
ojos abiertos,
corazón frío,
muerto
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30. Noche y luna
Rojo, verde, azul;
colores primarios
relucen bajo un cielo estrellado
en la noche blanca y negra
que iluminan tus muslos
acerados.
Descansa la luna en ellos
y el reflejo tornasolado
de sus rayos
hace estallar campo y flores.
¿Quien pudiera contar
lo que fue aquella noche,
clara como el día,
en que tus caderas fueron almohada
y compañía?
No recuerdo olores
no recuerdo sabores,
tan solo recuerdo
colores
en la noche blanca y negra
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31. Encarnación
La ola que rompe en el acantilado,
el pino que en la montaña se mece,
el castaño que en el valle envejece;
simples reflejos del Mundo vedado.
Un recuerdo antiguo le ha despertado.
Ya en lo profundo el espíritu crece;
a su paso la roca se estremece,
tiembla el aire al percibirse encarnado
Se abrazan los amantes entre helechos;
sus cuerpos desnudos, humedecidos,
descansan junto al río, satisfechos.
No saben que donde yacen, perdidos,
agua, fuego y mar son de nuevo hechos
y están en su amor por un dios servidos
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32. Tú
Te echo de menos,
mucho.
Me falta algo
dentro.
Hay un hueco.
Te llamo,
luego,
ahora
no puedo.
¿Por qué te echo
tanto
de menos?
Será
porque te quiero
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