2. El Apocalipsis bien podría haber terminado con la séptima
trompeta, en que “El reino de este mundo ha pasado a ser de
nuestro Señor y de su Cristo" (11:15) y "ha llegado tu castigo, el
momento para juzgar a los muertos" (11:18). Los once primeros
capítulos del Apocalipsis hubieran constituido un mensaje muy
coherente y completo, con su clímax en la séptima trompeta. Del
doce en adelante, Juan vuelve a contar lo que es básicamente la
misma historia desde un ángulo muy distinto. En la narración de
12:1-6, 13-16, figuran tres personalidades centrales: la mujer, el
dragón y el niño. El texto dice explícitamente que el dragón
representa al diablo, la antigua serpiente (12:9-10), y la alusión al
Salmo 2, que a la época se interpretaba mesiánicamente (12:5),
nos permite entender que el niño es Jesús. El significado
simbólico de la mujer es más complicado y muy discutido.
3. El simbolismo de ella funciona en varios niveles.
En el nivel fundamental ella es Eva, la mujer de
Génesis 3:15 cuya prole luchará en dura lid contra
la serpiente, lo cual es precisamente lo que
ocurre en este capítulo del último libro de las
escrituras. Ella representa también a Israel, o
más exactamente a Sión, la parturienta que
engendra al Mesías (Isa 26:15-18; Jer 4:31; Miq
4:9-10). Bien puede representar a María, también,
como madre biológica de Jesús, pero una María
que grita con dolores de parto (12:2) y tiene otros
hijos (12:7). Por otra parte, después de la
ascensión del niño a su trono (12:5), la mujer se
transforma en símbolo de la iglesia perseguida
(12:6,13-17)
4. Aunque el dragón se presenta en
este pasaje como feroz y muy
temible, devorador de niños, de
hecho nada le va bien. Espera, con
el agua en la boca, el nacimiento del
niño (su rival), pero el niño apenas
nace y es arrebatado al cielo; en
vez de terminar dentro del
estomago del malvado dragón, el
niño termina sentado en el trono del
universo (12:5).
5. A continuación sigue una batalla en
el cielo, en la cual Miguel le da al
dragón "la madre de todas las
derrotas" y lo lanza violentamente a
la tierra (12:9-10). ¡Segundo
fracaso! Entonces intenta vengarse
con la mujer, la madre del niño,
pero a ella le salen alas y va
volando a un lugar de refugio (12:13-
14). ¡Derrotado otra vez!
6. En seguida vomita un gran chorro de veneno
diabólico, pero la tierra misma "abrió su boca"
y se tragó ese amenazante río. Ahora,
totalmente frustrado y furioso, el diablo
determina una nueva estrategia para atacar a
los demás hijos de la mujer (cristianos
contemporáneos del libro) por medio de las
dos bestias (Ap 13; en primer término, el
imperio romano y el sistema de idolatría
imperialista).
Cuando este relato se lee en ese contexto
histórico, es imposible no reconocer que tiene
mucho significado para nuestra vida, ahora que
vivimos bajo otro imperialismo unipolar
mundial.
7. CONCLUSIÓN:
La escena estudiada hoy, nos provee
entendimiento respecto a una situación
que ha prevalecido por los siglos y
hasta hoy: El pueblo de Dios sufriendo
ante las amenazas, ataques y
persecuciones de Satanás. Pero la
mano de Dios interviniendo siempre a
favor y en defensa de su pueblo.
Esto terminará solo cuando el dragón
sea atado (por mil años) y después
finalmente lanzado al lago de fuego.