Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Racismo, una lacra que se puede combatir
1. El Racismo:
Una lacra que se puede combatir
Alumno: Alberto
Carrera: Educación Social
Asignatura: Pedagogía de la diversidad.
Curso: 2022-2023
2. 0. Índice
0. Introducción 3
1. ¿Qué es el racismo? 5
2. El racista… ¿nace o se hace? 8
3. ¿Por qué lo llaman racismo cuando quieren decir…? 10
4. Racismo y educación 11
5. Conclusiones 14
6. Bibliografía 15
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3. 0. Introducción
El racismo es un fenómeno complejo y diverso que sigue dándose con fuerza en
pleno siglo XXI, un fenómeno de causas profundas, complejas y muchas veces
encubiertas. Detrás de algunos de los episodios más bochornosos del siglo XX se
encuentra el racismo como telón de fondo. Las diversas limpiezas étnicas que han
tenido lugar en nuestra historia reciente como la locura Nazi, el vergonzoso episodio de
Bosnia Herzegovina de la década de los 90 o los terribles episodios de los Hutus y
Tutsis en Ruanda son buena muestra de hasta donde alcanza el absurdo humano y del
potencial peligro del fenómeno del racismo llevado a sus últimas consecuencias.
Pero… ¿cómo puede llegar el ser humano a cometer semejantes barbaries
esgrimiendo el argumento de la supremacía de una raza sobre otra? Una de las primeras
cuestiones que surgen y a la que intentaremos dar respuesta es si el racismo es una
conducta innata del ser humano o es una conducta adquirida, aunque ya podemos
adelantar una respuesta tajante y que es no hay una base genética que nos haga ser
racistas o no. Sin embargo el análisis no es tan lineal como en un principio pudiera
parecer, son muchos los factores que intervienen en la transmisión de conductas
racistas. Además es un fenómeno que muchas veces encubre otro tipo de
discriminaciones por encima de la raza, como son el dinero, el poder, etc. ¿Podría
alguien discutir que lo que más preocupaba a Hitler de los Judíos no era su sangre sino
su dinero y poder? ¿Podemos discutir que tipo de inmigración es la que preocupa a
nuestros políticos? ¿Son del mismo color los futbolistas extranjeros que vienen a
nuestro país por la puerta grande o los que llegan a bordo de una patera?
Ahora bien, el racismo –como muchos otros fenómenos de nuestra era- ha
evolucionado rápidamente hacia maneras más refinadas y sibilinas. Podemos apreciar
claramente como hoy en día se encuentran situaciones de racismo que en un primer
momento pueden pasar inadvertidas a nuestra inocente mirada. Una primera labor
inexcusable será sacar a la luz estas situaciones de racismo encubierto.
Y como colofón final del trabajo acometeremos la inexcusable pregunta de si el
racismo se puede prevenir y evitar desde el punto de vista educativo. Una adecuada
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4. educación en valores, una coordinada intervención de los distintos agentes educativos y
políticas antirracistas de las distintas administraciones ayudarán a paliar esta inaceptable
lacra de nuestra sociedad.
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5. 1. ¿Qué es el racismo?
Racismo es toda teoría que impone una superioridad o inferioridad intrínseca de
grupos raciales o étnicos que dé a algunos el derecho a dominar o eliminar a los demás,
presuntos inferiores, o que haga juicios de valor basados en una diferencia racial. Así es
como lo define la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales de 1978 aprobada
por la UNESCO.
Jiménez y Aguado (2002) se refieren al racismo como una forma de prejuicio
que se fundamenta en la raza y que supone una actitud hostil para con grupos que son
de raza, etnia, cultura, lengua o costumbres diferentes. Esta discriminación activa hacia
esos grupos humanos puede darse a nivel individual, cultural o institucional. La
discriminación y dominación de una raza sobre otras es un fenómeno tan antiguo como
la propia humanidad, pero el auge y homogeneización del racismo podemos situarlo,
sobre todo, en el colonialismo.
Como puede apreciarse, la Declaración le da al concepto un contenido muy
amplio, cercano al concepto vulgar de exclusión o rechazo de "otros". Si lo tomamos
como un fenómeno resultante de vincular rasgos biológicos, genéticos o físicos al
carácter moral o intelectual de un grupo, podemos decir entonces que el racismo es un
hecho relativamente nuevo, y podría situarse en los procesos de industrialización,
urbanización acelerada, inmigración y mezcla de poblaciones; y sobre todo, en el
colonialismo.
Si bien la mayoría de los historiadores sostiene que comienza en la época de los
descubrimientos europeos, es innegable el enorme avance del fenómeno en la segunda
mitad del siglo XIX, cuando en pleno apogeo de las ciencias tales como la Antropología
Física se hizo moda la cuantificación y medición de cráneos y huesos, junto con la
cualificación del color de piel, de los ojos y de los cabellos. Con todos esos datos se
realizaron calificaciones raciales que llegaron a determinar el desarrollo social, cultural
y hasta moral de un pueblo.
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6. Hubo trabajos en donde se trató, por ejemplo, de establecer científicamente la
inferioridad del hombre negro basándose en medidas craneales, peso específico de la
masa cerebral o rasgos psicológicos o físicos derivados de éstos. Estas ideas se
extendieron no sólo a los sectores dominantes europeos sino también en los países
colonialistas, donde se hizo rápidamente popular; y se justificaba el racismo como una
misión que la raza blanca debía cumplir.
La declaración de la UNESCO después de definir el racismo añade que el mismo
engloba las ideologías fundadas en los prejuicios raciales, los comportamientos
discriminatorios, las disposiciones estructurales y las prácticas institucionalizadas que
provocan la desigualdad racial así como la idea falaz de que las relaciones
discriminatorias entre grupos son moral y científicamente justificables.
De este agregado se desprende que hay varias formas en las que el racismo se
expresa, a saber:
Prejuicio: es una de las formas elementales del racismo que tiene como base el
esteriotipo previo sobre una raza o grupo étnico. Puede observarse en
conversaciones de la vida cotidiana, normalmente el prejuicio es un conocimiento
mas falso que verdadero, siempre negativo, transmitido socialmente y bastante
estático.
Discriminación: consiste en la minusvaloración del otro en términos de derechos o
beneficios. Este trato diferenciado puede dar lugar incluso a la humillación.
Ejemplos de discriminación son las restricciones de acceso a lugares públicos,
escuelas o empleos, entre otros. Implica un paso más que el prejuicio ya que supone
una acción explícita y no sólo una opinión.
Dentro de la discriminación podemos encontrar diferentes grados:
o Segregación: implica separación espacial. Se expresa manteniendo al grupo
racializado a distancia. Las expresiones más notables de segregación racial son
el gueto y el apartheid.
o Violencia: constituye la forma extrema en que se manifiesta el racismo. Esta
violencia puede ser la que proviene del individuo (actos de violencia más o
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7. menos aislados sin contenido político) o aquella que se ejerce desde el mismo
Estado.
Ejemplos de estos grados de racismo desafortunadamente hay muchos. Un
ejemplo de violencia racista monopolizada por el Estado lo constituyó el apartheid en
Sudáfrica. Sin olvidarnos del racismo nazi, la experiencia más extrema del siglo XX, el
estado institucionalizó esta violencia racista transformándola en un programa político de
exterminio y destrucción. En la actualidad, jóvenes extremistas alemanes aún lanzan
ataques esporádicos contra inmigrantes extranjeros y cementerios judíos.
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8. 2. ¿El racista… nace o se hace?
Una de las cuestiones que planteábamos en la introducción era intentar analizar
si el racismo puede tener una base innata -una conducta instintiva del ser humano- o es
totalmente adquirido.
Desde luego podemos afirmar que no hay una base genética para ser racistas,
pero si que hay ciertos factores del ser humano que ayudan a este fenómeno. La
respuesta podría estar muy relacionada con nuestra forma de asimilar el mundo desde
nuestra más tierna infancia. Desde los filósofos griegos clásicos, pasando por nombres
tan relevantes como Locke y Berkeley, otros estudiosos como Piaget o Vigotsky y
numerosos pedagogos de nuestro tiempo han tratado de categorizar y explicar nuestro
modo de asimilar el conocimiento de las cosas y de las diferentes realidades.
El ser humano conoce por abstracción, extrayendo el concepto de una cosa,
después de haber visto las características comunes a esa cosa y pudiéndolo diferenciar y
contraponer de otras cosas. Nuestra forma de conocer mediante la abstracción nos hace
dividir las partes del todo, nos basamos en establecer diferencias, identificando,
catalogando y clasificando las cosas. Por ejemplo el concepto “perro” se adquiere
después de haber visto muchos perros y haber extraído las características comunes a
todos ellos. Y además una vez adquirido el concepto se puede contraponer al concepto
“gato”.
Esta explicación de la forma de conocer del ser humano hay que relacionarla con
la necesidad innata de codeterminación del ser humano en función de su alrededor y de
la afinidad que busca en distintos grupos sociales. Para crearnos una personalidad lo
hacemos en función de los distingos ejemplos que hemos ido observando desde
pequeños. Los grupos sociales se crean de forma muy parecida y necesitan oponerse a
otros grupos para reafirmarse y reconocerse. El problema viene porque cuando
identificamos algo inevitablemente le damos un valor y ese valor añadido produce un
prejuicio sobre otras personas o grupos humanos. Teniendo además en cuenta que lo
externo a nosotros lo valoraremos siempre peor que lo propio siguiendo el natural
principio del etnocentrismo y egocentrismo. Cf. Jiménez y Aguado (2002).
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9. Estas razones pueden explicar que tengamos cierta tendencia innata a clasificar,
valorar y ordenar todo tipo de cosas y que socialmente funcionemos de la misma
manera con personas. En este aspecto resulta de vital importancia lo que la sociedad y
nuestro ámbito familiar y cercano nos transmitan. Todos los prejuicios que imperan en
la sociedad serán transmitidos al niño casi de forma inconsciente, pero forjándole una
idea preconcebida de las cosas de la que difícilmente nos libraremos.
El comportamiento de los individuos se estudia desde las teorías sociométricas,
analizando los entornos naturales y viendo como las personas creamos grupos,
subgrupos y diferentes interacciones con otras personas. El niño desde muy temprana
edad interioriza y asimila determinadas actitudes por imitación del adulto, sin ser
muchas veces consciente éste de la mala influencia que está siendo para el menor.
Aunque el sujeto no es un mero agente receptor de estas influencias, sino creador y
adaptador de lo que recibe. (Grupo INTER 2005).
Con lo que podríamos concluir que el racista no nace, se hace. Más bien, en gran
medida, lo hacemos entre todos al transmitir valores negativos en los grupos étnicos que
percibimos diferentes. Y, por tanto, todos tenemos que asumir nuestra responsabilidad
en erradicar la lacra que nos acontece en pleno siglo XXI.
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10. 3. ¿Por qué lo llaman racismo…?
Seríamos ingenuos si pensáramos que la única base para el racismo actual es una
diferenciación entre razas, muchas formas de racismo pueden generarse por problemas
sociales, económicos, creencias religiosas, sentimientos de temor ante amenazas a la
identidad comunitaria, etc.
Hoy en día el racismo se presenta como una amenaza bastante real, y esto se
debe al curso cada vez más acelerado de la crisis económica y social, al desempleo y al
paro estructural, a la desorientación de los valores, que han afectado el modelo mismo
de integración entre sociedad y Estado. Estamos, esta vez, ante un racismo de crisis,
síntoma de una profunda mutación social.
Con el crecimiento desmesurado del fenómeno de la inmigración podemos ver
como el racismo está íntimamente relacionado con cuestiones económicas, y cómo,
muchas veces nuestros estereotipos y prejuicios van más enfocados a la pobreza que a la
raza. Ejemplos de esta cuestión podríamos poner muchos, pero como muestra valga
mencionar lo bien aceptados que son en la comunidad los extranjeros que vienen a
nuestro a país como grandes jugadores de fútbol o estrellas de la canción. Personas con
las mismas características raciales que otros muchos que sufren la incomprensión y la
marginación.
En este contexto se hace imperativo, por un lado, fomentar la tolerancia y el
respeto hacia lo diferente y por otro lado desenmascarar otras actitudes que subyacen al
racismo y de las que todos somos cómplices. Para hacerlo contamos con elementos muy
útiles: diversos agentes como la familia, los medios de comunicación, las instituciones
religiosas, clubes y escuelas, que son los que colaboran en la interiorización de
actitudes, valores, juicios y estereotipos acerca de la convivencia y de la relación con
otros pueblos, culturas, religiones y razas. Como sociedad del siglo XXI tenemos el
deber inexcusable de aunar esfuerzos para construir una generación futura tolerante, en
la que se de la convivencia pacífica entre los pueblos y todo ser humano goce de la
dignidad que le corresponde.
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11. 4. Racismo y educación
Desde las ciencias sociológicas y antropológicas el racismo se plantea como una
construcción social que nace de un discurso ideológico que crea un sistema de creencias
y una estructura social que naturaliza la desigualdad, la exclusión y la discriminación.
Grupo INTER (2005).
Desafortunadamente en casi todo el mundo podemos encontrar indicios de
racismo (en muchas partes de América con las personas de color negro y también en
Europa con el fenómeno migratorio y con diversas etnias como los gitanos, etc.). La
construcción de cualquier sociedad evolucionada no es posible sin mantener los
mínimos éticos que garanticen la igualdad de trato y el respeto de los derechos
fundamentales de las personas. En todos estos fenómenos la propia sociedad como
comunidad educativa tiene mucho que decir.
Los fenómenos de violencia racial suponen un atentado al proceso de
construcción de un espacio de libertad y seguridad basado en el respeto de los derechos
humanos y comprometen el ideal de cualquier sociedad. La Unión Europea en su
compromiso por construir una sociedad mejor dedica parte de sus esfuerzos a combatir
el racismo y la xenofobia, y esta facultada para adoptar las medidas necesarias para
combatir cualquier discriminación basada en el sexo, la raza, el origen étnico, la
religión, las creencias y la discapacidad.
En el Consejo Europeo, la Comisión, el Consejo de la Unión y el Parlamento
Europeo impulsaron la lucha contra el racismo durante los años 1988 y 1999. La
Comisión presentó el Plan de Acción Contra el Racismo y el año 1999 fue el año contra
el racismo. El objetivo era resaltar que el racismo es una amenaza que hace peligrar el
respeto a los derechos fundamentales y a la cohesión económica y social de la
Comunidad. Asimismo trató de potenciar una reflexión global a todos los niveles de la
sociedad.
En la actualidad también la comunidad educativa tiene distintos contenidos
transversales como la “Educación para la paz”, desde los que combate actitudes tan
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ciudadanía” que trata de establecer valores mínimos a nuestras generaciones futuras.
No obstante sigue faltando coordinación de recursos y esfuerzos entre las diferentes
administraciones e instituciones tanto del ámbito público como del privado para
conseguir una labor más eficaz en la lucha contra un problema que es de toda la
sociedad.
Desafortunadamente nos es tan fácil enfrentarse al racismo como pudiera
parecer. Nos enfrentamos a un racismo nuevo, mucho más encubierto y sibilino. Desde
posturas oficiales se rechazan los prejuicios basados en posturas biológicas o en
diferencias culturales, ya que así lo recogen las diferentes Cartas Magnas de muchos
países democráticos que se sustentan en principios de equidad social y de igualdad. El
racismo explícito no esta “bien visto”, no es políticamente correcto. Pero esto no impide
su manifestación sutil e incluso casi invisible para muchos sectores de nuestra sociedad.
El racismo se produce y manifiesta en muchos estratos de la sociedad, en
muchos ámbitos del entorno, en la música, en los medios de comunicación, en la
literatura, en el cine y en tantos y tantos contextos de la vida que resulta realmente
sorprendente. Muchas veces está tan presente que lo podemos ver como algo natural y
aceptable, algo que ha existido desde tiempos inmemoriales. Por eso resulta de vital
importancia que la comunidad educativa acometa este reto en los años venideros.
Hanna Arendt en Inter (2005), plantea la lucha contra la lacra del racismo en
base a tres procesos básicos: Toma de Conciencia, Reflexión y Acción.
o La Toma de Conciencia es el paso previo para poder cambiar las cosas ya que
nos sirve para llegar a conocernos mejor a nosotros mismos, y así podemos
conocer los procesos de formación del pensamiento y de la acción. Al mismo
tiempo debemos tomar conciencia de lo ajeno y de las actitudes de los demás
para luego, como educadores, promover los cambios necesarios en los
pensamientos y actitudes.
o La Reflexión, es el segundo paso que sirve para poder tomar posturas y
establecer criterios partiendo de la información con la que contamos. Este
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13. comportamiento reflexivo no nos asegura un comportamiento adecuado pero si
nos mantendrá alerta y nos hará más conscientes de todo lo que nos rodea.
Mediante la reflexión podemos estar alerta y mantenernos un poco más a salvo
de estas influencias, pudiendo establecer criterios por nosotros mismos, con
relativa independencia, sin aceptar de forma aleatoria lo que se nos ofrezca
como bueno o malo (Grupo INTER, 2005).
o La acción, dirigida y orientada a producir una situación distinta y mejor de la
que existe, es el último paso que deberemos acometer. Hemos de reaccionar ante
cualquier manifestación de racismo que produzca discriminación, ya sea por
motivos de sexo, etnia, religión, etc. Un elemento fundamental a la hora de
actuar frente al racismo de forma eficaz es la capacidad de empatizar, de ponerse
en el lugar del otro, percibir lo que se está experimentando personal y
emocionalmente. Así se pueden llegar a compartir creencias, intereses, ideas,
pensamientos o sentimientos, identificándonos mental y afectivamente con los
otros.
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14. 5. Conclusiones
El racismo es un fenómeno complejo y de análisis profundo en el que
intervienen otros muchos factores de tipo cultural, económico y social. Para estudiar
este fenómeno resulta fundamental entender el proceso por el cual el ser humano
cataloga y conoce las cosas. El problema no radica en establecer diferencias entre las
personas sino en el valor que, consciente o inconscientemente, otorgamos a esas
diferencias. Estas diferencias son utilizadas para estableces relaciones desiguales de
poder y, en definitiva, para el beneficio propio.
Por otro lado queda totalmente claro que el racismo no es achacable a una
conducta innata del ser humano, sino que es algo adquirido a lo largo del desarrollo del
niño, producto de la acción de la sociedad y del entorno cercano. Si bien hay ciertas
conductas innatas a la hora de relacionarnos socialmente y de conocer el mundo que
favorecen el rechazo a lo desconocido y son, en ocasiones, causas primigenias de
futuras actitudes racistas. El intento de justificar desde la ciencia tesis racistas
biológicas ha sido desechado definitivamente para dar paso a un racismo más encubierto
y oculto que convive con los derechos humanos y los principios de igualdad y justicia
que muchas Cartas Magnas de países democráticos recogen en sus diferentes artículos.
Para combatir este racismo implícito es necesario, primeramente,
desenmascararlo para poder analizar sus causas y consecuencias. En este sentido resulta
de vital importancia la acción coordinada de toda la sociedad con sus diferentes agentes
educativos para conseguir el efecto sinérgico deseado.
En pleno desarrollo técnico, cuando parece que la evolución humana no tiene
parangón, seguimos encontrando muchos factores que nos hacen pensar que nuestras
sociedades no son tan avanzadas como en un principio pudiéramos creer. Es hora ya de
alcanzar las cotas de los avances técnicos en otras áreas tan fundamentales como el
desarrollo humano. Es hora de aunar voluntad política y social para erradicar una lacra
inadmisible y bochornosa para nuestras sociedades que tenemos a bien llamar
“democráticas”.
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15. 6. Bibliografía
GRUPO INTER. (2007): Racismo desde el punto de vista de los
adolescentes. http://www.uned.es/centrointer
GRUPO INTER. (2007): Racismo y educación. Qué es y cómo afrontarlo.
Una guía para hablar sobre el racismo. http://www.uned.es/centrointer
JIMÉNEZ, Rosario Aránzazu Y AGUADO, Teresa (2002): Pedagogía de la
diversidad. UNED, Madrid.
NACIONES UNIDAS. (1978): Declaración sobre la raza y los prejuicios
raciales. Vigésima Conferencia General de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, La Ciencia y la Cultura. Disponible en
http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/d_prejud_sp.htm
PIAGET, J. (1969) Psicología y pedagogía. Ariel, Barcelona.
SOLE, C (1996): Racismo, etnicidad y educación intercultural. Lleida.
Universidad de Lleida.
SOS RACISMO (2005): Informe anual 2005 sobre el racismo en el estado
español. Icaria, Barcelona
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