Este documento discute la importancia de controlar nuestras palabras y cómo pueden afectar tanto positiva como negativamente. Resalta varios pasajes bíblicos que enfatizan la necesidad de hablar con sabiduría y gracia. También analiza cómo la ira, la calumnia y el orgullo pueden conducir a un lenguaje dañino, mientras que el amor promueve la paz. La conclusión enfatiza que debemos usar nuestras palabras para bendecir a otros en lugar de hacerles daño.
2. Capítulo 7: Crucemos al otro lado.
Capítulo 8: ¿Lo que expresa su boca
demuestra que usted es salvo?
Capítulo 9: Cuando ayune, incluya
su boca.
Capítulo 10: La boca calumniadora.
3. Colosenses 4:6
Sea vuestra palabra siempre con
gracia, sazonada con sal, para que
sepáis cómo debéis responder a
cada uno.
4. Uno de los tiempos más difíciles para disciplinar
nuestra mente, nuestra boca, nuestras maneras y
actitudes, es durante una tormenta.
Según la Biblia somos más que vencedores. Esto
significa saber que venceremos aún antes de que la
batalla comience. Para llegar a la meta debemos
atravesar la tormenta, lo cual no siempre es
divertido, pero que bendición saber que en Cristo
Jesús tenemos la victoria.
La mente es el campo de batalla, y debe ser
renovada completamente para poder experimentar
el buen plan de Dios. Si la mente no es controlada,
la boca jamás lo será.
5. No importa qué tan malas parezcan las
circunstancias, Dios tiene una solución. La fe debe ser
activada si ha de funcionar y una forma de activarla es
mediante nuestras palabras.
Debemos orar constantemente para tener control de
nuestra boca, para que el Espíritu Santo nos
redarguya, nos llame la atención cuando hablamos
demasiado. Cuando decimos las cosas que no
debemos, cuando hablamos negativo, cuando nos
quejamos, cuando somos ásperos o cuando de alguna
manera nuestras palabras son perversas.
6. Jesús es la semilla de todo lo bueno que Dios quiere
que tengamos. Es Dios quién planta la semilla, pero
somos nosotros quienes debemos cultivarla,
alimentarla, regarla y cuidarla. El terreno en el cual se
planta debe ser arado y surcado y guardado libre de
malezas.Nuestros corazones y nuestras vidas son el
terreno.
Debemos entender que cuando Dios nos llama a hacer
algo, no debemos decir que no podemos hacerlo. Si
Dios dice que podemos, ¡podemos!. Con frecuencia
expresamos nuestras inseguridades o verbalizamos lo
que otros han dicho previamente de nosotros.
7. Santiago 1:26
Si alguno se cree religioso
entre vosotros, y no refrena
su lengua, sino que engaña
su corazón, la religión del
tal es vana.
8. El propósito del verdadero ayuno es quebrantar el
poder de la carne. Es un tiempo de oración especial
durante el cual el pueblo de Dios lo busca de una
manera más seria para que ellos y otros avancen.
Si fuéramos lo suficientemente humildes para vernos
tal como somos, no seríamos tan rápidos para criticar
a los demás ni para difundir esas críticas y calumnias.
Nuestra boca, la forma como la utilizamos, esta
afectando nuestra unción.
9. En lugar de desalentar, desanimar, hacer sentir infeliz
a la gente, inducirlos a flaquear y a darse por
vencido, debemos hablarle
vida, alentarlos, ayudarlos, hacer que se sientan
bien, animarlos a creer que van a lograr lo que se
propongan.
En el matrimonio debe prevalecer una relación
bilateral: la esposa se adapta a su esposo, se
convierte en una dulzura para él y el esposo la ama y
es considerado con ella. Aprenden a tratarse y
hablarse el uno al otro con amor, dignidad y respeto.
10. Los gestos, el tono de la voz, las expresiones
faciales, todo esto conforma un mensaje tanto como
las palabras.
Todos los extremos son malos, debemos aprender a
ser equilibrados.
Hablar de una situación negativa no la mejora la
empeora.
Cada uno de nosotros es responsable de no hablar a
otros negativamente y de no permitir que otros nos
hablen de esa manera.
11. Debemos alentar a los de poco ánimo y sostener a
los débiles. (Tesalonicenses 5:14) Todos podemos
edificar, animar y hablar vida, podemos rehusar ser
criticones y calumniadores.
Podemos abrir nuestra boca y usarla como diabolos
para encontrar faltas, calumniar, acusar y difundir
críticas, o como parakletos para
animar, fortalecer, ayudar, inspirar y consolar.
12. Capítulo 11: Las palabras impacientes y
airadas nos meten en problemas.
Capítulo 12: No hable lo malo.
Capítulo 13: La lengua apacible
13. Mateo 15:11
No lo que entra en la boca contamina
al hombre; mas lo que sale de la
boca, esto contamina al hombre.
14. Los elementos que nos meten en problemas son: ira,
pasión, mal carácter, resentimiento, enojo, rencor,
contienda, alboroto, gritería, contención, calumnia,
charla perversa, lenguaje abusivo o blasfemo, malicia,
odio, mala voluntad o cualquier tipo de vileza.
Las razones principales por las que la gente discute
son: para probar que tienen razón, (porque todos
queremos tenerla) y para que todo se haga a su
manera (queremos que todo se haga como lo
deseamos).
La solución a los problemas de las discusiones y las
contiendas es el amor.
15. La acción de juzgar, el veredicto son la raíz del
chisme, la calumnia y el vituperio. Y la raíz del juicio
es el orgullo. Así que cuando hablamos mal de otras
personas lo hacemos porque pensamos que somos
mejores que ellas.
Las personas orgullosas creen que deben convencer
a otros de que ellas tienen la razón y los demás
están equivocados, además son muy rígidos, son
gente complicada, son personas infelices. Y la gente
infeliz no puede hacer feliz a los demás.
16. Proverbios 13:2-3
Del fruto de su boca el hombre
comerá el bien; Mas el alma de
los prevaricadores hallará el
mal. El que guarda su boca
guarda su alma; Mas el que
mucho abre sus labios tendrá
calamidad.
17. Como mensajeros de Dios, se espera que no seamos
ásperos, ni duros, ni orgullosos, ni arrogantes, ni
rígidos e inflexibles. Todo lo contrario, debemos ser
pacíficos, calmados, amables, sencillos, humildes, m
oldeables y adaptables.
Los cambios reales no son rápidos ni fáciles.
Nuestra actitud dura y áspera o dulce y
apacible, determina si somos verdaderos adoradores
de Dios.
18. Debemos tomar las promesas de Dios con diligencia.
Recibimos las bendiciones de Dios sólo cuando
somos lo suficientemente maduros para
administrarlas.
Hay una sola manera de cambiar al ser interior y es
sentarse en la presencia de Dios permitiéndole obrar
internamente.
19. Conclusión:
Debemos comprender que con
nuestra boca podemos transmitir
muchas bendiciones pero también
podemos hacer mucho daño con
nuestras palabras.
Recuerde: las
palabras
20. Proverbios 18: 20 – 21
Del fruto de la boca del hombre se llena
su vientre; Se saciará del producto de s
labios. La muerte y la vida están en pod
de la lengua, Y el que la ama comerá de
sus frutos.