La Guerra de Sucesión española (1701-1713) enfrentó a Felipe de Anjou y al Archiduque Carlos de Habsburgo por el trono español con el apoyo de las potencias europeas. Tras la victoria de Felipe V, el Tratado de Utrecht (1713) supuso la pérdida de los territorios españoles en Europa a favor de Austria e Inglaterra obtuvo Gibraltar y derechos comerciales. Felipe V implantó un modelo centralista siguiendo el modelo francés mediante los Decretos de Nueva Planta que abolieron
5. Europa tras el tratado de Utrecht (1713) Tras este tratado, España pierde todas sus posesiones europeas.
6. Los decretos de Nueva Planta y el fin del foralismo . (Concepto evaluable) Tras la muerte de Carlos II sin descendencia se planteó un problema sucesorio que llevó a la Guerra de Sucesión (1701-1713), en la que se enfrentaron los dos pretendientes al trono, Felipe de Anjou y el Archiduque Carlos de Habsburgo, apoyados por las distintas potencias europeas, dado que el conflicto se internacionalizó. La guerra finalizó con el triunfo del candidato francés y con la firma del Tratado de Utrech (1713) que supuso la pérdida de todas las posesiones españolas en Europa. La llegada al trono de la nueva dinastía borbónica propició importantes cambios en la estructura del Estado. Estos cambios fueron introducidos esencialmente durante el reinado de Felipe V(1700-1746) que quiso con estos decretos castigar a la Corona de Aragón por su apoyo al candidato austriaco. Siguiendo el modelo francés se implantó un modelo de Estado basado en la centralización política y administrativa . Los Decretos de Nueva Planta (1707 Aragón y Valencia, 1715 Mallorca, 1716 Cataluña) supusieron la abolición de los fueros e instituciones propias de los reinos de la Corona de Aragón (Cortes, Diputación y Justicia) que se habían mantenido con la dinastía de los Austrias. Los fueros de las provincias vascas y de Navarra se mantuvieron ya que apoyaron a Felipe V durante la guerra. Estas reformas supusieron la castellanización de todos los territorios de la monarquía española. Los Borbones también reformaron la administración central consolidando el establecimiento de una plena monarquía absoluta . Se suprimieron todos los Consejos, exceptuando el Consejo de Castilla que se convirtió en el gran órgano asesor del rey. También se hizo una reforma territorial desapareciendo los antiguos reinos (excepto el de Navarra) y creándose una administración provincial. Se crearán unas nuevas cortes españolas, siguiendo el modelo castellano, se aplicará un derecho común a todos los súbditos y se establecerá el castellano como la lengua administrativa oficial.
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9. Características del Antiguo Régimen. (Concepto evaluable) La España del siglo XVIII se caracteriza, como el conjunto de Europa, por la pervivencia de un sistema económico y social que los historiadores han llamado Antiguo Régimen . El término, fue acuñado por los revolucionarios franceses de 1789, para referirse al sistema político, social y económico anterior a la Revolución francesa, que se caracterizaba por tres elementos fundamentales: una economía rural y señorial ; una sociedad estamental , jerarquizada y desigual y el absolutismo monárquico . En la España del XVIII la agricultura era la principal fuente de riqueza y a ella se dedicaba en torno al 80% de la población. Sin embargo la mayor parte de la propiedad de la tierra estaba en manos de la nobleza y la Iglesia y eran bienes amortizados o de manos muertas , es decir que no podían comprarse ni venderse. Había un predominio absoluto de la propiedad señorial , por lo que la mayor parte de los campesinos no eran propietarios, sino arrendatarios o jornaleros. Además era una agricultura arcaica y atrasada que atravesaba ciclos de crisis periódicas.
10. Con respecto a la sociedad del Antiguo Régimen, estaba dividida en tres órdenes o estamentos y sus características esenciales eran la desigualdad jurídica y el inmovilismo. Así, los grupos privilegiados, nobleza y clero , poseían la mayor parte de la propiedad, no pagaban impuestos y ocupaban casi todos los cargos públicos. El tercer estamento o estado llano, reunía a los campesinos, la burguesía y las clases populares de la ciudad. Soportaba gran parte de las cargas económicas del Estado y se hallaba marginado de los centros de decisión política.
11. Finalmente el tercer elemento propio del Antiguo Régimen era el absolutismo monárquico . La forma predominante de gobierno en toda Europa era la monarquía absoluta según la cual, el monarca concentraba todos los poderes del Estado. Él estaba por encima de todos los habitantes de su reino y todos eran sus súbditos. Este sistema político era justificado por la teoría según la cual la autoridad del monarca provenía de Dios, en nombre de quien ejercía el poder, es decir, la monarquía de derecho divino. Su poder era absoluto y por lo tanto incuestionable no sometiéndose a ningún control ni limitación. El ostentaba la plena soberanía . Este sistema social, político y económico imperante en Europa durante más de dos siglos, llegará a su crisis y desaparición con las revoluciones liberales burguesas que implantarán el Nuevo Régimen liberal. En España este colapso de producirá de forma definitiva a la muerte de Fernando VII (1833). Fernando VI
12. Textos sobre el Antiguo Régimen: "En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de la vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor”. Süskind, P. El perfume.