1. El imperialismo es la doctrina política que soporta la dominación de un Estado o comunidades
sobre otros. Se ha dado a lo largo de toda la historia y actualmente suele referirse a la actitud
de algunas potencias, principalmente europeas, desde la Edad Moderna hasta el proceso de
descolonización tras la Segunda Guerra Mundial; y más específicamente, incluso con el
nombre Era del Imperialismo, utilizado por la historiografía, al periodo que va de 1871 a 1919,
en que se produjo una verdadera carrera para construir imperios, principalmente con el
llamado reparto de África. A ese periodo se refieren dos de los textos más importantes que
fijaron el concepto: Imperialism, a study, de Hobson, El imperialismo, fase superior del
capitalismo, de Lenin. Hay que mencionar que, imperialismo y colonización, son términos
parecidos pero no iguales, ya que pueden ser confundidos, y tomarse como sinónimos. Desde
una perspectiva marxista el imperialismo no es un periodo acabado de la historia, ni tampoco
una forma extinguida de dominación política, sino la forma por la cual la propiedad del capital
se concentra en unos países "centrales". Los países "periféricos" (en politología también se
emplea la nomenclatura "norte-sur") sufren de este modo la explotación de los primeros. El
trabajo y los recursos naturales se concentran en los países periféricos pero no su "gestión" ni,
por ende, el consumo.
El capitalismo es el orden social que resulta de la libertad económica en la disposición
y usufructo de la propiedad privada sobre el capital como herramienta de producción.[1]
En el capitalismo los individuos y las empresas llevan a cabo la producción y el
intercambio de bienes o de servicios en forma libre dentro de la división del trabajo, con
el propósito necesario del beneficio monetario para la obtención de recursos en función
de cualquier orden de fines dentro del marco de una cooperación mediatizada por el
mercado.[2] La distribución, la producción y los precios de los bienes y servicios son
determinados por el libre mercado, la oferta y la demanda entre productores y
consumidores.
La Gran Depresión fue una crisis económica mundial que se prolongó durante la
década anterior a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se
analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de
la década de los años treinta o principios de los cuarenta.[1] Fue la depresión más larga
en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a más países de las sufridas en el
siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma de hasta qué punto puede
disminuir la economía mundial.[2]
El comunismo (de común),[1] entendido como organización social y económica, es una
asociación basada en la comunidad de los medios sociales de producción y los bienes
que con ellos se producen, mediante la participación directa de sus miembros en un
ámbito de vida colectiva.[2][1] A diferencia de lo que acontece en el socialismo, el
comunismo implica el fin de la división social del trabajo y del dinero.
Nazismo es la contracción de la palabra alemanaNationalsozialismus, que significa
nacionalsocialismo, y hace referencia a todo lo relacionado con la ideología y el
régimen que gobernó Alemania de 1933 a 1945 con la llegada al poder del Partido
Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP, Nationalsozialistische
Deutsche Arbeiterpartei), el autoproclamado Tercer Reich y Austria a partir de la
Anschluss, así como los demás territorios que lo conformaron (Sudetes, Memel, Danzig
2. y otras tierras en Polonia, Francia, Checoslovaquia, Hungría, Holanda, Dinamarca y
Noruega). La Alemania de este período se conoce como la Alemania nazi.
El fascismo es una ideología y un movimiento político que surgió en la Europa de
entreguerras (1918-1939). El término proviene del italianofascio (‘haz, fasces’), y éste a
su vez del latínfasces (plural de fascis).
El proyecto político del fascismo es instaurar un corporativismo estatal totalitario y una
economía dirigista,[1][2] mientras su base intelectual plantea una sumisión de la razón a
la voluntad y la acción, un nacionalismo fuertemente identitario con componentes
victimistas que conduce a la violencia contra los que se definen como enemigos por un
eficaz aparato de propaganda, un componente social interclasista, y una negación a
ubicarse en el espectro político (izquierdas o derechas), lo que no impide que
habitualmente las corrientes historiograficas marxistas y la ciencia política de extrema
izquierda sitúen al fascismo en la extrema derecha y le relacionen con la plutocracia,
identificándolo algunas veces como un capitalismo de Estado,[3] o bien lo identifique
como una variante chovinista del socialismo de Estado[4
El nacionalismo es una ideología y un movimiento social y político que surgió junto
con el concepto de nación propio de la Edad Contemporánea en las circunstancias
históricas de la Era de las Revoluciones (Revolución industrial, Revolución burguesa,
Revolución liberal) desde finales del siglo XVIII.[1] También puede designar al
sentimiento nacionalista y a la época del nacionalismo.
Revolución es el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado
inmediato. Se establece la revolución como una idea cambiante debido a lo que las
circunstancias ameriten en el momento, éstas pueden ser tales como económicos,
culturales, religiosos, políticos, sociales, militares, etcétera.
Las revoluciones son consecuencia de procesos históricos y de construcciones
colectivas, para que una revolución exista es necesario que haya una razón para la nueva
unión de intereses comunes o utopía, frente a una vieja unión de estos. La revolución
siempre se efectúa con el propósito de combatir una injusticia,[1] y como existen
diferentes injusticias también existen diferentes tipos de revoluciones.
El colonialismo es la influencia o la dominación de un país por parte de otro más
poderoso de una forma violenta a través de una invasión militar, o sutil sin que
intervenga la fuerza. Los motivos pueden ser poder, riqueza o dominio. Esta
dominación puede ser política, militar, informativa, cultural, económica o étnica.
También se le puede denominar neocolonialismo para hacer referencia a una
dominación de tipo económico, e incluso político, sobre un estado jurídicamente
independiente. En sentido similar se utilizan los términos imperialismo y nuevo
imperialismo.
Se conoce como totalitarismos a las ideologías, los movimientos y los regímenes
políticos donde la libertad está seriamente restringida y el Estado ejerce todo el poder
sin divisiones ni restricciones (de un modo mucho más intenso, extenso y evolucionado
que el teórico poder absoluto de las monarquías del Antiguo Régimen).
3. Los totalitarismos, o regímenes totalitarios, se diferencian de otros regímenes
autocráticos por ser dirigidos por un partido político que pretende ser o se comporta en
la práctica como partido único y se funde con las instituciones del Estado. Estos
regímenes, por lo general exaltan la figura de un personaje que tiene un poder ilimitado
que alcanza todos los ámbitos y se manifiesta a través de la autoridad ejercida
jerárquicamente. Impulsan un movimiento de masas en el que se pretende encuadrar a
toda la sociedad (con el propósito de formar un hombre nuevo en una sociedad
perfecta), y hacen uso intenso de la propaganda y de distintos mecanismos de control
social y de represión como la policía secreta.