1. Los huicholes y el maíz.<br />Los huicholes estaban cansados de comer cosas que no les gustaban.Querían alguna cosa que pudieran comer todos los días, pero de maneras diferentes.Un joven huichol oyó hablar del maíz y de sus famosos mets, unas tortillas, los chilaquiles y la sopa de tortilla que se preparaba con este cereal.Pero el maíz se encontraba muy lejos, al otro costado de la montaña. Eso no lo desalentó y se puso en marcha.Al cabo de poco tiempo vio una hilera de hormigas y como él sabía que ciertas de ellas eran las guardianas del maíz, las siguió.Pero cuando el joven se durmió, las hormigas, sin ningún problema, se devoraron todas sus vestimentas, dejándolo sólo con su arco y sus flechas.Sin ropas y hambriento el huichol se puso a lamentar. Fue entonces que un pájaro se posó sobre un árbol próximo. El joven apuntó su arco sobre él, pero el pájaro le regañó y le dijo que ella era la Madre del maíz. Lo invitó a seguirla hasta la Casa del Maíz donde ella lo autorizaría a tomar todo lo que él buscaba.En la Casa de Maíz se encontraban cinco bellas doncellas, las hijas de la Madre del Maíz: Mazorca Blanca, Mazorca Azul, Mazorca Amarilla, Mazorca Roja y Mazorca Negra.Mazorca Azul lo encantó con su belleza y su dulzura. Se casaron y volvieron a la villa Huichol.Como él no tenía aún casa, durmieron un tiempo en un lugar dedicado a los dioses.Después, como por encantamiento, la casa de los recién casados se llenaba cada día de espigas que la decoraban como flores.Las gentes venían de todas partes porque Mazorca Azul les ofrecía espigas a manos llenas.La bella esposa enseñó a su marido a sembrar el maíz y a cuidar los cultivos. Enterándose qué delicias ofrecía este nuevo alimento, los animales intentaron robarle. Mazorca Azul enseñó a las gentes a colocar fuego alrededor de los cultivos para espantar a las bestias en busca de espigas tiernas.Los Ancianos cuentan que Mazorca Azul, después de haber enseñado todo lo que ella sabía, se molió ella misma y es de esta forma que los hombres conocieron el excelente atole, una bebida caliente que se prepara con granos de maíz.Mazorca: espiga de maíz. <br />El aullido de la luna<br />Lobito hacia tiempo que vivía sin mamá y papá por ello Luna y Sol habían decidido cuidarlo. En las mañanas lobito quedaba con papá Sol y en las tardes y noches con mamá Luna.<br />Durante las mañanas papá Sol, lo despertaba con sus pequeños rayos solares mientras que en la noche mamá Luna ya subía el nivel de agua del lago para que se refresque con su desayuno en la mañana.Para el medio día papá Sol le indicaba los lugares donde lobito podía comer y cuando estaba a punto de peligrar de rato en rato tenia que quemarlo un poco para evitar que haga travesuras.Cuando llegaba la tarde Sol y Luna se encontraban y arrullaban la siesta de lobito.<br />En la noche Luna le enseñaba a cantar y a llamarla para cuando la necesite. Por ello lobito aprendió a subir a una colina y a llamar a mamá Luna.<br />Lobito también había aprendido que cuando mamá estaba creciente, significaba que estaba contenta ya que era la sonrisa que solo mamá Luna podía ofrecer.<br />Cuando se portaba mal como toda mamá se enfadaba se ponía menguante hasta que Lobito aprendía la lección y nuevamente se ponía creciente para felicidad de los dos.<br />Cuando el sueño embargaba a Lobito mamá Luna arrullaba su sueño con su forma gibosa que se mecía de un lado para el otro.<br />Cuando lobito enfermaba Luna se ponía nueva para esperar el mal se vaya y el bebémejore.Cuando todo era dicha, era muy notorio ver a Luna feliz con su cachorro creciendo porque estaba llena de felicidad.<br />Cierta ocasión Sol hablo con Luna y le dijo que al norte él había encontrado a la familia de lobito. La noticia los puso triste porque era la primera vez que Sol y Luna habían tenido un hijo y les daba pena tener que separarse de él.<br />Pero el amor de ambos era tan grande que sabían que la felicidad de su lobito estaba al lado de sus verdaderos papás, por ello una noche lo guiaron hasta su familia.<br />Lobito llegó con su familia, pero hay algo que nunca olvido, pues cada noche subía a la colina y aullaba para llamar a mamá Luna. Poco después enseño a sus hermanitos a llamarla.<br />Sol y luna quedaron sorprendidos porque en vez de haber perdido un hijo como pensaron a un principio ganaron cientos, porque los animalitos hasta ahora cuando son pequeños se enseñan aquello que lobito aprendió hace mucho tiempo. “Llamar de un aullido a mamá Luna.”<br />Historia de la leyenda de El Dorado, lugar fabuloso perseguido por exploradores en el siglo XVI.<br />left0El origen del mito de El Dorado, el más famoso de cuantos estimularon la exploración y conquista del continente americano, se remonta al año 1534, en que un indio del territorio que hoy ocupa Colombia reveló a los españoles una de las ceremonias rituales del cacique Guatavita, que había de despertar la codicia de soldados y aventureros.<br />Cubierto el cuerpo desnudo con polvos de oro que se adhería a su piel mediante una tintura de trementina, el cacique, ante su pueblo, se embarcaba solo en la laguna de Guatavita; al llegar al punto en que se cruzaban dos cuerdas tendidas perpendicularmente de orilla a orilla, se bañaba y arrojaba al agua, en honor de la divinidad, valiosas ofrendas consistentes en piezas de oro y esmeraldas. Igual homenaje rendían sus súbditos.<br />Basada en un hecho cierto, según se ha podido comprobar al estudiar las costumbres de los chibchas, la leyenda del indio dorado fue divulgada por los conquistadores, se extendió por el norte de América Meridional, descendió al Perú, y de allí pasó, algunos años más tarde, al Río de la Plata; pero no tardó en asimilar nuevos y fabulosos elementos que la desvirtuaron totalmente.<br />El mito concluyó por no guardar relación alguna con el cacique dorado, y se llamó El Dorado a las regiones auríferas y diamantíferas de distintos lugares de América, absolutamente imaginarios, a los que se creía emporio de riquezas incalculables. <br />En busca de El Dorado salieron muchas expediciones, tantas que en 1538, y en el plazo de una semana concidieron en las ya desoladas zonas de Guatavita las tres que dirigían Belalcázar, Federmann y Jiménez de Quesada, procedentes del Perú, Venezuela y Santa Marta, respectivamente.<br />Sir Walter Raleigh sobresale entre los extranjeros a quienes deslumbró la célebre leyenda, y que llegaron a América en pos de una quimera que tuvo también en Europa fervorosos propagandistas.<br />Referencia: La leyenda de El Dorado<br />