Desde hace doce años está en nuestros corazones el llamado a Dios por las misiones y fue en el año 2006 cuando Dios nos hablo de Dinamarca. Hemos vivido experiencias donde un país de un aparente bienestar, perfección en su economía, la sociedad, la familia, todo está bien, pero detrás de toda esa apariencia hay un pueblo que se pierde sin Dios que esta gritando ¡Ayúdanos!