Prácticas de Geografía. Elaboración y comentario de un perfil de relieve
1. PRÁCTICAS
DE
GEOGRAFÍA.
ELABORACIÓN
Y
COMENTARIO
DE
UN
PERFIL
DE
RELIEVE
ELABORACIÓN
DEL
PERFIL
El
procedimiento
es
similar
al
trazado
de
un
perfil
topográfico
(véase
ficha
correspondiente),
aunque,
en
este
caso,
la
información
se
obtiene
de
un
mapa
físico.
Los
datos
de
la
escala
de
altitud
se
trasladan
a
un
gráfico
basado
en
el
sistema
de
coordenadas:
el
eje
vertical
refleja
las
alturas
del
relieve
y
el
horizontal,
la
distancia.
Tras
seleccionar
en
el
mapa
la
zona
a
perfilar,
se
traza
una
recta
para
unir
dos
puntos
(X-‐Y)
sobre
el
papel
transparente,
teniendo
en
cuenta
que
debe
cortar
perpendicularmente
las
líneas
isócromas
(que
unen
puntos
de
igual
color).
Sobre
la
recta
X-‐Y
se
marcan
cada
una
de
las
isócromas
del
mapa
que
se
cruzan
con
ella
y
se
anota
en
cada
señal
la
altitud
con
lápiz.
En
el
papel
milimetrado
se
dibuja
un
eje
de
coordenadas
teniendo
en
cuenta
las
escalas
decididas.
El
eje
horizontal
(distancia)
debe
tener
la
misma
escala
del
mapa
físico.
En
el
eje
vertical
se
indica
la
altitud
desde
el
nivel
del
mar.
La
recta
X-‐Y
trazada
sobre
el
papel
transparente
se
hace
coincidir
con
el
eje
horizontal
del
papel
milimetrado.
Con
la
información
de
altitud
de
cada
una
de
las
líneas
isócromas
apuntada
a
lápiz,
se
levanta
cada
punto
del
eje
horizontal
hacia
arriba
hasta
alcanzar
la
altitud
correspondiente
en
el
eje
vertical,
marcando
los
nuevos
puntos.
Una
vez
señalados
todos,
se
unen
con
una
línea
y
se
anota
el
nombre
de
las
2. 2
unidades
de
relieve
y
ríos
que
aparecen.
Esta
línea
muestra
el
perfil
del
relieve
entre
los
dos
puntos
seleccionados
X-‐Y:
ANÁLISIS
DEL
PERFIL
DE
RELIEVE
Una
vez
se
haya
realizado
el
perfil,
explica
la
litología,
el
origen
y
la
evolución
geológica
de
las
diferentes
unidades
de
relieve
y
ríos
que
atraviesa.
Puedes
utilizar
como
documento
de
apoyo
el
siguiente
mapa
de
litología.
Como
actividad
de
aplicación
traza
y
comenta
el
perfil
entre
A
Coruña
y
Palafrugell.
3. 3
MODELO
DE
COMENTARIO
A
modo
de
ejemplo
de
perfil
elaborado
y
comentado
puedes
consultar
el
siguiente
caso,
entre
los
Picos
de
Europa
y
las
Alpujarras
granadinas.
Este
perfil,
de
dirección
NO-‐SE,
atraviesa
las
unidades
morfoestructurales
siguientes:
Cordillera
Cantábrica,
Submeseta
Norte
(cuenca
del
Duero),
Sistema
Central,
Submeseta
Sur
(cuenca
del
Tajo),
montes
de
Toledo,
Submeseta
Sur
(cuenca
del
Guadiana),
Sierra
Morena,
depresión
del
Guadalquivir
y
Cordilleras
Béticas.
La
primera
unidad
que
aparece
es
la
Cordillera
Cantábrica.
Se
trata
del
sector
occidental
o
asturiano,
un
pilar
de
falla
creado
por
la
orogenia
alpina
a
partir
del
macizo
Hespérico
o
Meseteño
surgido
en
la
orogenia
herciniana.
Este
macizo
fue
arrasado
por
la
erosión
durante
el
final
del
Paleozoico
y
todo
el
Mesozoico.
En
la
era
Terciaria
la
orogenia
alpina
lo
fracturó
y
formó
una
estructura
de
falla.
Está
compuesto
por
materiales
silíceos,
principalmente
granito
que
debido
a
la
erosión
hay
deja
en
el
paisaje
formas
como
los
berrocales
y
los
canchales
graníticos.
Los
relieves
tienen
elevada
altura
(2.000
m)
con
formas
abruptas
y
verticales.
La
zona
de
páramos
pone
en
contacto
la
Submeseta
Norte
con
la
Cordillera
Cantábrica.
Son
relieves
amesetados,
de
terrenos
elevados,
planos
y
pedregosos,
cuya
capa
superior
es
de
caliza,
producto
de
la
sedimentación
mesozoica,
y
de
gran
resistencia
a
la
erosión;
por
debajo
afloran
margas
yesíferas
y
arcillas,
más
blandas
que
forman
un
talud
erosionado
con
formas
de
cárcavas.
La
Submeseta
Norte
es
una
cuenca
sedimentaria
formada
tras
el
hundimiento
de
un
bloque
del
zócalo
herciniano
durante
la
orogenia
alpina.
La
sedimentación
de
la
era
terciaria
y
cuaternaria
fue
colmatando
con
sedimentos
de
distinta
dureza
(margas,
arcillas,
arenas
y
calizas
que
suelen
formar
una
costra
por
encima
de
la
base
silícea)
en
el
sector
oriental.
Se
disponen
de
forma
horizontal
ya
que
no
han
sufrido
ninguna
deformación
posterior;
la
erosión
diferencial
ha
creado
paisajes
como
los
páramos,
los
cerros
testigo
y
las
cuestas;
casi
todos
ellos
originados
por
las
aguas
de
la
cuenca
del
Duero
que
recorren
toda
la
submeseta.
La
zona
de
las
campiñas,
en
torno
al
río
y
sus
afluentes,
forma
llanuras
sedimentarias
de
tierras
arcillosas,
aprovechadas
para
la
agricultura
de
cereales
en
comarcas
como
Tierra
de
Campos.
Dividiendo
a
la
Meseta
en
dos
partes
se
encuentra
el
Sistema
Central.
Se
trata
de
un
bloque
elevado
del
zócalo
paleozoico
durante
la
orogenia
alpina.
Los
materiales,
las
estructuras
y
los
paisajes
ocasionados
por
la
erosión
son
similares
a
los
de
la
Cordillera
Cantábrica,
al
tener
los
dos
su
origen
en
el
macizo
herciniano
Hespérico
fracturado
en
forma
de
falla
geológica.
En
este
caso
los
relieves
también
son
elevados,
superando
algunos
de
ellos
los
2.500
metros.
Entre
las
sierras
más
importantes
destacan
Ayllón,
Somosierra,
Guadarrama,
Gredos,
Béjar
y
Peña
de
Francia.
4. 4
Al
sur
del
Sistema
Central
se
localiza
la
cuenca
del
Tajo.
Forma
parte
de
la
submeseta
Sur
junto
con
la
cuenca
del
Guadiana,
separadas
ambas
por
los
montes
de
Toledo.
Se
trata
en
los
dos
casos
de
fosas
tectónicas
formadas
por
el
hundimiento
de
una
parte
del
zócalo
durante
la
orogenia
alpina.
La
base
paleozoica,
de
litología
silícea,
aflora
en
la
penillanura
extremeña,
mientras
en
la
zona
oriental,
la
región
de
La
Mancha,
la
sedimentación
cuaternaria
ha
ido
recubriéndola
con
una
capa
sedimentaria
de
litología
arcillosa
de
gran
fertilidad.
Entre
las
dos
cuencas
sedimentarias
se
hayan
los
montes
de
Toledo.
Se
trata
también
de
un
macizo
antiguo,
que
surgió
al
levantarse
un
bloque
del
zócalo
herciniano
meseteño
durante
la
orogenia
alpina.
Formado
por
materiales
silíceos,es
uno
de
los
ejemplos
que
existen
en
la
península
de
relieve
apalachense
ocasionado
por
la
erosión
diferencial.
Su
sierra
más
importante
es
Guadalupe.
Al
sur
de
la
cuenca
del
Guadiana
se
encuentra
el
último
sistema
montañoso
del
antiguo
macizo
herciniano
Hespérico:
Sierra
Morena.
Se
trata
de
una
flexión-‐falla,
un
escalón
tectónico
que
discurre
a
lo
largo
de
400
km.
Desde
el
valle
del
Guadalquivir
se
aprecia
el
desnivel
cercano
a
los
1.000
metros
sobre
el
que
los
ríos
han
excavado
profundas
gargantas
como
Despeñaperros.
Predominan
los
materiales
silíceos
(granitos,
cuarcitas
y
pizarras)
del
antiguo
zócalo
paleozoico.
La
depresión
del
río
Guadalquivir
es
el
resultado
de
la
orogenia
alpina
y
la
sedimentación
cuaternaria.
Tras
el
proceso
orogénico
de
la
era
Terciaria
toda
la
zona
quedó
cubierta
por
las
aguas
del
mar
en
forma
de
un
gran
golfo
marino
abierto
al
océano
Atlántico.
La
sedimentación
cuaternaria
de
fértiles
arcillas,
aportada
por
el
curso
fluvial
bético
y
sus
afluentes,
fue
colmatando
la
fosa
y
ganando
terreno
al
mar.
Las
marismas
litorales
muestran
que
el
proceso
de
colmatación
continúa
activo
hoy
en
día.
En
el
extremo
final
del
perfil
aparecen
los
Sistemas
Béticos,
una
cordillera
formada
en
la
era
terciaria.
La
orogenia
elevó
y
plegó
sedimentos
depositados
por
el
mar
en
la
fosa
marina
situada
entre
el
macizo
Meseteño
y
Bético-‐Rifeño
durante
la
era
secundaria,
a
la
vez
fracturó
y
falló
el
extremo
norte
del
segundo
macizo.
Por
este
proceso
aparece
un
relieve
muy
complejo
tanto
en
sus
estructuras
(pliegues,
depresiones,
fallas)
como
en
los
materiales
(paleozoicos
en
el
Penibético,
calizos
en
el
Subbético,
y
arcillosos
en
la
depresión
intrabética).
Los
Sistemas
Béticos
se
dividen
en
tres
sectores.
Al
norte
se
localiza
el
Sistema
Subbético,
formado
pliegues
alpinos
y
litología
caliza.
Sus
sierras
más
importantes
son
Grazalema,
Ubrique
y
Cazorla.
La
depresión
intrabética
es
la
siguiente
unidad,
entre
la
cordillera
Subbética
y
la
Penibética;
se
trata
de
las
hoyas
de
Baza,
de
Guadix,
de
Antequera
y
de
Ronda.
Estas
fosas
tectónicas
se
colmataron
con
fértiles
materiales
sedimentarios
arcillosos
de
finales
del
Terciario
y
del
Cuaternario.
La
última
unidad,
ya
paralela
a
la
costa
es
la
Cordillera
Penibética.
En
ella
podemos
encontrar
materiales
paleozoicos
del
antiguo
macizo
herciniano
Bético–Rifeño
que
fueron
levantados,
fracturados
y
convertidos
en
estructura
geológica
de
falla
por
la
orogenia
alpina.
Son
relieves
de
pilar
de
falla,
escarpados
y
elevados
(más
de
3.000
metros),
con
las
altitudes
más
elevadas
de
toda
la
península,
destacando
los
picos
Mulhacén
y
Veleta.
Departamento
de
Geografía
e
Historia