Este himno le pide al Pastor Divino, Jesucristo, que escuche a las ovejas congregadas y venga a apacentar a su rebaño. Pide que llame al pobre seducido y acuda pronto al enfermo, y que guíe al triste y fatigado al aprisco del Señor, criando al tierno corderito a su lado con los pastos de celeste y dulce amor.