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INTRODUCCIÓN

La preocupación por la política, por los asuntos públicos, es muy antigua. Los puntos de referencia de las cuestiones relacionadas con el
“bien común” o la “buena vida de los ciudadanos” son, la tradición griega - polis - y la tradición hebrea, a través de la reflexión bíblica.
Ambas tradiciones fueron sintetizadas en la Edad Media por Maimónides y por Santo Tomás de Aquino, pero sobre todo, durante la
Reforma, con la emancipación de los conceptos de armonía y comunidad, se abrió el camino al pensamiento revolucionario, a la crítica del
poder sin comunidad con el que se han de enfrentar los ciudadanos.

            Dentro del campo de la política se suelen distinguir dos temas de estudio:

Elaborar grandes teorías o reflexiones.
Construir instrumentos adecuados para comprender la vida política en su mecánica cotidiana.

Desde la Edad Media el estudio del Estado, en tanto que conjunto de instituciones y reglas que rigen la administración de los poderes de la
comunidad se convirtió en un objeto central para la ciencia política. Sin embargo, la complejidad de la vida contemporánea llevó a superar
el excesivo empeño que se había puesto en la centralidad de los estados. Gracias al descubrimiento del inconsciente por Freud, se llegó a la
conclusión de que en los espacios internos de cada individuo hay sustancia política ya que, por ejemplo, la memoria y el olvido ejercen
funciones reales en su comportamiento político cotidiano.

CIENCIA Y OBJETO

La ciencia política es una rama más del conocimiento, es un saber moderno. El término se refiere a un trabajo especializado, que cumple
con las condiciones de rigor, objetividad y experimentación propias de las ciencias modernas. Ello no significa que la ciencia política fuera
inexistente hasta el siglo XX, sino todo lo contrario, sin embargo, la ciencia política como actividad investigadora y con un estatus
reconocido por los científicos aparece y se consolida en el siglo XIX, con la aparición de la actividad empírica llevada a cabo por
departamentos o facultades creados y profesionalizados con ese objeto a partir de 1875.

Creación de la School of Political Science Association en la Universidad de Columbia.
1903 American Political Science Review.
Institut des Sciences Politiques de París.

En el contexto académico español, la consolidación de la ciencia política tiene lugar a partir de la posguerra. En un principio, las ciencias
políticas y su estudio estaban íntimamente ligadas al derecho público y de la historia de las instituciones.

La cultura política liberal fomentó la aparición de una visión formalista de la política, esto es, la consideración de la sociedad como un
entramado de relaciones entre los individuos y los grupos que van dejando un rastro jurídico en el que se reflejan las vicisitudes y las
relaciones de poder. Asimismo, las relaciones sociales se materializan en organizaciones formales e institucionales, Formas, en el sentido
en que estas formas se hacen imprescindibles para entender el comportamiento de la sociedad. Una de las formas supremas sería la
Nación-Estado. Por ello, la sistematización y proliferación de los estudios políticos surgirá asociada a la Teoría de los Estados, o
Staatlehre. La ciencia política cada vez más ha ido tendiendo a la formalización y a su presentación como ciencia experimental, sobre todo
en América, a partir de la Segura Guerra Mundial con el triunfo espectacular de este tipo de ciencias.

TEORÍA E INVESTIGACIÓN

Como toda ciencia moderna, la ciencia política presenta una línea de estudios especulativos y otra de aplicaciones prácticas de los
conocimientos que va generando. Dentro de los trabajos teóricos se distinguen:

Gran reflexión sobre los eventos políticos y las circunstancias que los producen.

Indagación reflexiva que se plantea la construcción de elementos teóricos como herramientas heurísticas para llegar a conocer las claves de
la conducta y vida política.

En unas ocasiones, la formalización teórica es previa al trabajo experimental y en otras, a través del trabajo empírico se podría llegar al
sustento teórico. El afianzamiento de la politología profesional no fue fácil ya que en un primer momento hubo de desmarcarse de otras
actividades a las que había estado profundamente ligada (derecho, historia, filosofía..). Hubo de demostrar que la nueva actividad se hacía
necesaria porque su área de interés no estaba cubierta y porque sus métodos de investigación eran nuevos. Resultó de suma importancia
la fundación de la política comparada.

El comportamiento político como objeto científico

El objeto de la ciencia política es el estudio del comportamiento de los individuos en la polis, mediante el establecimiento de técnicas de
observación objetivas o instrumentos científicos diseñados al efecto. Para que la ciencia política fuera reconocida como ciencia moderna por
la comunidad científica, era necesario demostrar que se basaba en la observación, el registro objetivo de los datos, elaboración de
conclusiones sobre presupuestos explicitados y publicación de conclusiones accesibles al resto de la comunidad científica, desterrando la
tendencia a expresar nuestras reflexiones de forma literaria ya que esto daría lugar a varias interpretaciones y dichas reflexiones no
podrían ser contrastadas por medio de un test científico. Especial importancia tuvo la aparición del conductivismo, o surgimiento de
trabajos de algunos maestros que afirmaban la necesidad de estudiar la conducta humana mediante técnicas de observación y registro
plenamente objetivas.

A esta tarea contribuyeron en gran medida los intelectuales europeos emigrados a EEUU, ellos eran las personas idóneas para llevar a cabo
esta tarea ya que habían absorbido todas las ideas de la tradición filosófica alemana y habían asistido a las confrontaciones ideológicas que
se habían venido produciendo desde la Revolución Francesa hasta finales del siglo XIX, el surgimiento del psicoanálisis, el afianzamiento de
otras ciencias como la Economía y la Sociología, habían experimentado el fracaso de la República de Weimar, un fin e inicio de siglo muy
violento, las dos guerras mundiales, etc. Tanta violencia en países que se suponían la cumbre de la civilización moderna hizo que llegaran a
plantearse que algo estaba fallando en la cultura occidental.

Reflexiones sobre el pensamiento político

Teoría: una teoría es una herramienta intelectual que se utiliza para explicar los hechos que el hombre se encuentra a través de la vida, es
una construcción humana. Su fin es explicar los fenómenos de la naturaleza y los generados por el hombre.

Ciencia: se encarga de formular incógnitas y darles respuesta. Para ello construye teorías con las que poder seleccionar los fenómenos,
ordenarlos y encontrar una explicación satisfactoria.

            A su vez, las ciencias pueden clasificarse en dos ramas:

Ciencias duras: las que se ocupan del estudio de los fenómenos de la naturaleza, en definitiva, de lo externo al hombre.

Ciencias blandas: su objeto de estudio son las causas de los hechos sociales, donde el hombre es juez y parte, investigador activo y a su
vez objeto de estudio.

Para algunos investigadores, el hombre sólo puede ser objetivo cuando estudia algo externo a él ya que de otro modo, los juicios de
valores o pre-juicios, condicionan su percepción del objeto de estudio. Sin embargo, oros investigadores sostienen que siempre que el
hombre estudia un fenómeno, ya sea externo o intrínseco a él mismo, sus aproximaciones siempre están condicionadas por algún tipo de
ideas o juicios, aunque sean vagos, por lo que sostienen que los prejuicios son generales a todas las ciencias. Sin dar la razón a ninguna de



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las partes, bien es cierto que las ciencias corren el riesgo de empantanarse en prejuicios y perder objetividad. Es obvio que la aproximación
de un investigador al estudio de la composición de una roca no sea igual que si el objeto de estudio es el hombre y los sentimientos que
afectan directamente a nuestras vidas.
Algunos investigadores sostienen que hay que dejar de lado todo prejuicio y buscar métodos neutrales puramente técnicos; otros replican
que incluso las ciencias experimentales poseen su propia metafísica.
La acción humana pretende:
Comprender por qué ocurren los hechos
Construir un mundo real distinto del que existe y del que los hombres son y serán siempre parte.
Según esto, el hombre no sólo analiza el mundo para comprenderlo sino porque su trabajo, ya sea manual o intelectual, construye ese
mundo del que forma parte.
En una comunidad política, el hombre siempre busca la satisfacción a una serie de necesidades, como son el comer, la compañía, la
protección... A cambio debe contribuir en muchas tareas comunes como en el pago de impuestos, educación, participación política. Cada
hombre podría enumerar una cantidad diferente de acciones que le empujan a cooperar. Cada época histórica, cada tipo de sociedad da
primacía a unos valores sobre otros: the common concern.
Cuando un individuo nace, se encuentra en un mundo ya organizado, donde hay un conjunto de individuos que llevan ya tiempo
conviviendo juntos, que ya han establecido sus propios valores, sus costumbres y sus formas de organización. Este es el pasado histórico
de la comunidad.
La forma más avanzada que se conoce de convivencia en comunidad es el ESTADO, o conjunto de instituciones y reglas que rigen la
administración de los poderes de la comunidad. La forma de Estado ha surgido después de muchos años de experimentación histórica
acumulada en la vida de los pueblos europeos. Sus objetivos principales son:
Garantizar la supervivencia de la comunidad.
Racionalizar la situación de la “auctoritas” generada por la comunidad.
Hacer posible la realización de estas tareas por personas concretas en cualquier época.
La perdurabilidad del Estado permite ir acumulando mejoras o defectos que cada época pueda incorporar. Cada época ha dejado su huella.

Condicionantes de la libertad

Los ciudadanos, cuando nacen, se ven inmersos en una comunidad que les viene impuesta, ya que estaba establecida cuando ellos
alcanzaron el uso de la razón. Se ven dotados de una serie de responsabilidades y obligados por unos compromisos que no adquirieron.
Dadas las características de la especie humana, vivir significa vivir asociado o en comunidad.
La presunción de autonomía personal: al ciudadano se le hace preciso entender su situación política para saber cómo actuar, en la mayoría
de los casos, tendrá que fiarse de lo que le enseñen y en muy contadas ocasiones, lo descubrirá él directamente. Cada individuo encontrará
razones a lo que ve y a lo que pasa: la visión o concepción del mundo: entendimiento con que un individuo afronta su existencia política. La
realidad es que la libertad no existe en el sentido de que el hombre no puede escoger su propia visión del mundo ya que la mayor parte le
viene impuesta a través d ella tradición histórica.

Ideologías: son todo ese conjunto de explicaciones que ofrecen una visión del mundo con mayor o menor coherencia.

La ciencia interior

El ser humano tiende a aferrarse a las ideologías y ello es susceptible de que ocurra de generación en generación.
Los liberadores modernos se dieron cuenta de que los efectos del principio de dominación en lo público se traducían dentro de la persona
en obediencia psicológica, comprendieron que el individuo estaba bajo el control absoluto del grupo. Para la modernidad, las puertas por las
que se introduce la opresión externa del individuo son la infancia y la pertenencia al grupo. La infancia y la soledad son las grandes
debilidades del hombre. La mente es traída al mundo pasivamente pero debe afrontar la muerte a solas y con plena responsabilidad.
El descubrimiento del inconsciente empezó como una exploración en el alma del ego y como una lucha por la independencia. Desde la
Ilustración las ciencias sociales habían estado siempre trabajando hacia una sociedad racional hasta que Freud, hacia 1900, asestó el más
duro golpe al racionalismo con el descubrimiento del inconsciente como concepto científicamente formulado y con unas terapias mentales
más poderosas. Uno de los puntos más controvertidos de la política moderna es su pretendida secularización.
Las terapias psíquicas del siglo XX han aportado a la humanidad el descubrimiento de espacios internos en los grupos humanos, pero no
han podido demostrar que en esos espacios del mundo interno del individuo hay sustancia política: espacios políticos internos.

El tiempo en la teoría política

La mayoría de los teóricos insisten en explicar la historia de la política en lugar de hacer teoría política sobre el presente.
El Marqués de Cordoncet considera que en la cultura moderna la sabiduría es acumulativa, fluye en cadenas de causas y efectos, es
acumulativa de una forma ordenada. El hombre puede viajar en el tiempo viajando por la superficie del globo. En el viaje humano a través
de las edades se puede leer el pasado. Por eso, viajar geográficamente alrededor del mundo tiene, para la mente moderna, la validez
mental de un viaje a través del tiempo, de este modo el tiempo resulta dominado por el hombre moderno.
Según Cordoncet, la perfectibilidad del hombre es indefinida y cada siglo que pasa añade nueva ilustración a la de los siglos precedentes.
Esta visión significa una especie de igualitarismo cronocrático que se impondrá en todo conocimiento de la historia de la teoría política.
Los politólogos, entregados a hacer historia, tienden a creer que como conocen el pasado con detalle les es más fácil explicar el presente
pero la realidad no es así, carece de base filosófica y antropológica el militarizar el uso del tiempo y el encadenamiento conjunto de los
fenómenos temporales. Por tanto, la cronocracia tiene difícil su supervivencia. Partiendo de las ideas de Freud sobre el inconsciente
humano, donde no hay pasado, ni presente, ni futuro, podríamos decir que la memora y el olvido en política son funciones reales, entre
otras cosas porque sólo existe política actual. La política es siempre algo activado en el juego trascendente de la vida y la muerte que ello
implica. Hay que apartarse de la visión cronocrática.

INVESTIGACIÓN EMPÍRICA

El concepto de enfoque

El hombre se encuentra dentro de un gran universo y a la vez siente que hay otro ámbito mucho más complejo, que es donde se encierra
su yo. Aparentemente, las regularidades de este mundo son caóticas y la tarea de la ciencia consiste en interpretar razonadamente la
experiencia a través del descubrimiento de generalidades válidas u su consecuente aplicación a acontecimientos particulares. En toda
descripción hay implícito un trabajo de descripción y de interpretación. La labor del científico consiste en seleccionar elementos de la
experiencia, interpretarlos y extraer una consecuencia generalizadora.
Frente a la sistematización inductiva, el investigador deductivo rechaza el encontrar esas generalidades necesarias para la explicación
científica válida en la observación empírica y trata de encontrar dichas deducciones lógicas buscando principios o axiomas que, al ser
evidentes por su propia naturaleza, no requieren demostración. De este modo, la elaboración de un sistema teórico queda asentada tal y
como decía Einstein, por la intuición del autor, que es quien decide por qué ha utilizado precisamente estos presupuestos y no otros.
Evidentemente, no se puede estudiar ningún enfoque de investigación sin antes explicitar con claridad los criterios básicos con que se
pretenden evaluar.

Elección de estrategias de investigación

En el trabajo empírico nunca van a solas las ideas o los esfuerzos del investigador, sino que aparecen acompañados de los detalles
concretos de financiación y adecuación a los medios. Es importante saber evaluar los ingredientes y el alcance de un trabajo del mismo
modo que el decidirse con criterios racionales sobre qué método utilizar.

Conceptos a utilizar

Cuando un investigador adopta una perspectiva de investigación, impulsado por una fe en el éxito de su proyecto y por unas convicciones
teóricas más o menos conscientes, se materializa en una triple consecuencia:
Conceptualización coherente.



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Presentación de problemas centrales a resolver y necesarios para encontrar las respuestas buscadas.
Métodos concretos a utilizar y rechazo de los no válidos para conseguir su meta.
En la base de estas tres etapas subyacen los principios axiomáticos en los que se apoya la sistematización del autor. Cuanto más claras
tenga las ideas el autor, cuanto más transparente sea su formalización y la explicitación de los presupuestos, más rendimiento obtendrá del
equipo de trabajo y del dinero invertido. Einstein llegó a reconocer que al fondo del diseño teórico se encuentra siempre un conjunto de
principios indemostrables, percibidos intuitivamente a través de una cierta empatía o “Einffühlung”, llamada “Intellectual Love” por Popper.
Existen unos criterios concretos para evaluar la aptitud del sistema conceptual que se plantee utilizar cuando se va a realizar un trabajo:
Criterio de precisión: los conceptos claves de un aparato conceptual, incluidos en un enfoque teórico deben estar definidos
ajustadamente. Por tanto, habrá que evitar:
La ambigüedad o confusión producida al definir un concepto de modo que varias personas lo puedan entender de diferente manera.
Ambivalencia que se produce cuando un concepto está definido de tal forma que el mismo observador podría encontrar en un fenómeno
político dos contenidos diferentes, teniendo motivos en ambos casos para entenderlo así.
Definir los conceptos sólo verbalmente al estilo diccionario, refiriendo una palabra a otra y ésta a su vez a otras en cadenas sin fin ni
respuesta.
Falta de parsimonia teórica o defecto que se produce si se abusa del número de presupuestos básicos axiomáticos indemostrables.
Criterio de conductividad: los conceptos básicos de un sistema deben conducir a la elaboración de una teoría potente con fuerte
capacidad de explicación científica. En este sentido, los conceptos que intentan representar o describir un fenómeno pueden ser:
Clasificatorios: o conceptos tipológicos.- Aquellos que nos describen algo diciéndonos a qué clase pertenece (comunes en Biología).
Analíticos: describen el fenómeno expresando las partes de que consta (comunes en Química).
Universales: expresan el fenómeno mediante dimensiones continuas en las que todo fenómeno tiene una posición. Representan realidades
encontradas en todas las cosas (Ej.: temperatura). Si sólo se utilizan conceptos clasificatorios, la conductividad es escasa y su nivel de
profundidad teórica será bajo. En el grado analítico y en el universal, el grado de conductividad es cada vez mayor.

Problemas y métodos de investigación

Será decisiva la capacidad del técnico, su formación y su lucidez, también serán importantes sus orientaciones ideológicas, sus inhibiciones
e incluso sus manías. Normalmente, una buena propuesta teórica se caracteriza sobre todo por su capacidad para hacer las preguntas
adecuadas de la forma idónea.
Toda propuesta de proyecto debe presentarse con un presupuesto de investigación por escrito. Previamente habrá que hacer una
investigador para tal fin. Los recursos y la financiación del proyecto son un bien limitado y habrá siempre que plantearse cómo usarlos de la
forma más idónea.

PRINCIPALES ENFOQUES DE INVESTIGACIÓN EMPÍRICA

Teorías y Métodos

Las estadísticas, los sondeos de opinión y las encuestas son utensilios fundamentales para darle un carácter científico a las investigaciones
sociales, pero el objeto básico de estudio en éstas, el ser humano y su comportamiento, no permite ser entendido desde ángulos tan
reduccionistas.
En la actualidad, la ciencia política (sobre todo la americana) padece de un exceso de acumulación de datos y estudios específicos, existe
un desequilibrio entre teoría e investigación entendida como acumulación. Según R. Dahrendorf, la pretensión de la ciencia empírica es
siempre teórica y la investigación experimental sólo tiene su justificación lógica como medio de control de las hipótesis derivadas de dichas
teorías.
Los inicios de la ciencia política se sitúan en Maquiavelo, cuando comienza a darse una interpretación desideologizada de los hechos y surge
el primer intento de lo que podríamos considerar una teoría política basada en lo factual.

MAQUIAVELO (1469 - 1527)

La teoría política moderna comienza en el Renacimiento y en el análisis que Nicolás Maquiavelo hace del poder y del Estado. Su
aproximación realista significó una ruptura con la tradición medieval que durante muchos siglos había entendido la política como algo
inseparable de la religión y la moral. Con Maquiavelo el poder se convertirá en un mecanismo de estudio a través de las técnicas o
principios de posible aplicación universal. Fundamentándose en la observación de los hechos y en su convicción de que la naturaleza de los
hombres es constante e inalterable en muchos sentidos, Maquiavelo construye una teoría capaz de predecir y explicar las realidades
políticas. “El Príncipe” es un manual práctico para gobernar y mantener el poder sin caer en las trampas y los engaños de los hombres.
Según Maquiavelo, la religión y la moral pueden ser utilizadas para consolidar el poder pero el funcionamiento de éste es ajeno de aquéllas.
Aunque sean inmorales, los fines políticos justifican siempre los medios empleados.
El problema de Maquiavelo no es legitimar el poder sino mantenerlo basándose en la fuerza y la astucia, ya que estos son los únicos
elementos capaces de explicar la caída de imperios y gobiernos. De esta forma, Maquiavelo lo que pretendía era enseñar cuáles son los
mecanismos del gobierno, cómo se puede consolidar y fortalecer el Estado y qué errores llevan a la decadencia y a la ruina. En este
sentido, la modernidad de Maquiavelo, paralela a la incipiente revolución copernicana, retoma la secularización anunciada por Aristóteles y
Marsilio de Padua, y la lleva a los umbrales de la ciencia positiva.
Maquiavelo considera que la fuerza es el único medio para incrementar y mantener el poder. Ya que la ambición natural de los hombres y
de los estados hace que tras las fronteras amenace siempre la hostilidad de la guerra, la educación y el oficio del príncipe deberá estar
dirigido a conocer el arte de la guerra, ya que descuidar este oficio conduce directamente al fracaso.
En “El Príncipe”, Maquiavelo distingue entre las “buenas leyes” y las “buenas armas” como ingredientes fundamentales para la
consolidación de cualquier Estado.
Por “buenas armas” Maquiavelo entiende las fuerzas nacionales permanentes y disciplinadas de ciudadanos que aman su nación, no
ejércitos de mercenarios dispuestos a venderse al mejor postor.
En la filosofía maquiavélica existen dos abstracciones teóricas ineludibles: la fortuna y la virtud. Frente a la imprevisibilidad del azar
(fortuna) Maquiavelo propone la virtud, o combinación compuesta por la fuerza, el valor, la capacidad de resolución, la inteligencia, la
astucia y la estrategia. El objetivo fundamental de los escritos de Maquiavelo es la capacidad de imposición y de reconocimiento por los
demás y este punto nos adentra en una dimensión clave de la política y del mundo actual. “El Príncipe” puede ser visto como un gran
tratado para el arte de la manipulación de la imagen, no es necesario ser bueno y honrado sino parecerlo. Para Maquiavelo, siempre hay
una razón de Estado que justifica y en ocasiones hace necesario el empleo de la violencia y la crueldad. Es en este punto cuando se
pregunta si vale más ser amado que temido. Debido a la condición pesimista del florentino, concluirá que vale más ser temido que amado
ya que la naturaleza del hombre le hace ser ingrato y tardan mucho menos en agredir al que aman que al que temen porque el amor lleva
al exceso de confianza y a la falta de respeto. Sin embargo, el temor no debe convertirse en odio o desprecio hacia el príncipe.
“Como los hombres son malos y no mantendrán su palabra contigo, tampoco tú estás obligado a mantenerla con ellos”.
Maquiavelo es un claro antecedente de cualquier concepción realista de la democracia. Según Maquiavelo, la opinión de la mayoría debe ser
despreciada ya que la capacidad crítica e intelectual de la masa es casi inexistente.
“El vulgo es reducido siempre por la apariencia y por los acontecimientos; ¿y no es el vulgo lo que constituye la muchedumbre?”.

HOBBES O LA PROTECCIÓN DEL ESTADO ABSOLUTO (1588 - 1679)

El método de Thomas Hobbes se basa en los nuevos modelos científico-matemáticos que, a partir de las precisas mediciones de Galileo,
llevarán a cabo la revolución científica iniciada por Copérnico en el Renacimiento. Estos planteamientos son paralelos a la eclosión de la
burguesía como clase social considerada.
Hobbes entiende la política y al propio ser humano como una parte más del universo mecánico inteligible al lenguaje matemático. Esta
visión del mundo implica un materialismo radical ya implícito en las primeras páginas de su obra más representativa, “Leviatán”. Para
Hobbes, la vida es como un movimiento artificial en el que el cuerpo humano funciona como un mecanismo parecido al de un reloj. Para él,
esta visión de la política, desde un ángulo de reducción y secularización le hace justificar el absolutismo como algo útil y necesario en la
tierra, escapando de todo tipo de trascendencia metafísica o religiosa implícita en el derecho divino de los reyes que hasta entonces había
sido la visión tradicional. Hobbes tiene una visión del mundo mecanicista.
Según Hobbes, todos los hombres comparten por igual una sed insaciable para ambicionar quejas y poder y al ser escasas, les enfrentan a
un conflicto que inevitablemente les conduce a la muerte. A diferencia de las abejas o las hormigas que cooperan por instinto, Hobbes



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advierte que los hombres inevitablemente tienden a la agresividad y a la destrucción. Según él, dentro de esa guerra violenta y egoísta no
puede existir la propiedad ya que “sólo pertenece a cada uno lo que pudo coger durante un tiempo y lo supo retener”. Tampoco es posible
la industria ya que el fruto de la misma es inseguro, ni la agricultura, ni la navegación, ni las artes, ni la sociedad... Tal y como lo entiende
Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre” que no reparará en matar o robar al prójimo a no ser que un poder superior le castigue o
atemorice hasta obligarle a cambiar su perversa conducta natural.
En contraposición al estado de naturaleza (guerra de todos con todos), la sociedad civil sólo es posible fundando el Estado, por tanto, la
sociedad u organización artificial (contra natura) de todos los súbditos sometidos al poder civil del Estado se convierte en el polo opuesto de
la guerra. Bajo el poder soberano, el Estado garantiza la paz ya que sin él no hay sociedad entre los hombres sino un mero estado natural
de desconfianza y terror. Por ello, la gran solución que el hombre ha creado para su propia conservación es el Estado todopoderoso en la
tierra, la idea de un dios mortal que aterrorice a los ciudadanos (Leviatán: monstruo bíblico). Para Hobbes, la naturaleza humana está
compuesta por dos tendencias: la razón y la pasión.
La pasión, a modo de impulso, lleva a los hombres a desear y a conseguir los bienes y privilegios del prójimo. La razón les hace pensar que
sin duración y sin seguridad los bienes deseados no tienen sentido porque no pueden disfrutarse. Mientras que la pasión enfrenta a los
hombres, la razón les hace pactar, por ello, se ven llevados a convenir un contrato que implica la renuncia a todos los derechos que poseían
en su estado de naturaleza para entregárselos a un soberano que, a cambio, les garantice el orden y la seguridad.
Por tanto, la sumisión absoluta es el precio que deben pagar los súbditos al soberano por haberles salvado de su destructivo estado de
naturaleza. Mediante el contrato se renuncia a la libertad y a cualquier derecho que pudiera poner en peligro la paz, de modo que los
hombres se convierten en autores y autorizan al soberano, el actor ligándose y responsabilizándose en todos sus actos, convirtiéndose así
la persona artificial en representante de sus autores.
Hobbes presupone una aplastante mayoría de voluntades en favor del contrato. El contrato hace al soberano el verdadero fijador de la
justicia y de la moral ya que lo justo y lo bueno pasan a definirse como lo coincidente con la voluntad del soberano. El soberano es el único
poder legislativo y el Estado la única fuente de derecho; incluso en los asuntos de índole espiritual o religiosa es el soberano quien tiene la
máxima autoridad.

LOCKE O LOS FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA LIBERAL (1632 - 1704)

John Locke es el principal teórico del liberalismo, por su teoría de la división de poderes y por el hincapié que hace en los conceptos de
libertad y propiedad. Su influencia es enorme en el continente americano y en todos los autores liberales posteriores a él. Su insistencia en
respetar determinadas parcelas individuales harán de él un preludio claro de la mentalidad burguesa aunque sus apreciaciones acerca del
trabajo también podrían fundamentar cualquier teorización socialista.
Como Hobbes, parte del estado de naturaleza para explicitar al ser humano, pero a diferencia de él, para Locke éste es un periodo en el
que los hombres debieron gozar de perfecta libertad para ordenar sus actos y para disponer de sus propiedades y personas como mejor les
parecía, sin necesidad de pedir permiso y sin depender dela voluntad ajena.
Para Locke, el derecho a la libertad es fundamental y la necesidad de autoconservación no conoce otro límite que la ley natural, que
gobierna el estado de naturaleza y que debe entenderse como la voluntad de dios. Nadie debe dañar a otros en vida, salud y libertad.
Todos los hombres están dotados de razón y libertad suficiente para conocer el mundo y esto debe encaminarles a cooperar con los demás
en la conservación de sus derechos.
Para Locke, es conveniente el paso del estado de naturaleza a la sociedad civil ya que cuando al hombre le asiste la razón, le asiste
también el derecho de imponer a los demás su cumplimiento. La razón coincide con la ley, el hombre, al interpretar la ley para sus asuntos
propios deviene en juez y parte, lo que implica que juzguen con parcialidad y se dejen llevar por la pasión y la venganza. Ya que en el
estado natural el agraviado carece a menudo de la fuerza suficiente para mantener la ley, el paso a la sociedad civil es conveniente. Para
Locke, el estado de naturaleza es un estado de paz, benevolencia y ayuda mutua.
Los hombres tienen derecho a su autoconservación. Según Locke, dios entregó a los hombres la tierra y sus productos para que dispusieran
de ello a su conveniencia, para su sustento y bienestar, y aunque pertenecen a la humanidad en general, es posible que algunos de ellos
intenten apropiarse indebidamente de lo de los demás. Según Locke, un hombre puede apropiarse de algo en la medida en que deje
suficiente y de igual calidad para los demás. La apropiación justa está limitada por el trabajo ya que la cantidad de tierra que un hombre
sea capaz de cultivar coincidirá con lo que pueda considerar como propia. Para salvaguardar la propiedad, los hombres se asocian en una
sociedad civil, renunciando a su propia defensa y al poder de castigar los delitos contra la ley natural mediante un consentimiento tácito,
haciendo dejación en la sociedad de las facultades que tenían en el estado de naturaleza y desde ese momento la sociedad se encargará de
su protección dictando las normas precisas para el bien de la misma y castigando a los infractores de éstas. Esta transmisión de derechos y
funciones a la sociedad se caracteriza por la condicionalidad y la limitación: el hombre entrega los derechos individuales de los que gozaba
a cambio de los beneficios, o en función de los que espera obtener. La sociedad los recibe fiduciariamente y se los entrega al gobierno que
se convierte en fideicomisario de la sociedad, de forma análoga a como ésta lo es del sujeto. Así, el gobierno desempeñará su tarea
pensando en el bien de la comunidad. Llevar este propósito permite revocar el mandato. El poder legislativo se convierte en el organismo
más importante de la sociedad civil ya que su propósito es la salvaguarda del derecho y a propiedad.
El poder legislativo es el poder supremo pero ello no le exime de varias restricciones concretas, como son el que sus normas no se pueden
modificar para casos concretos, sus normas deben presidir el bien de la comunidad, tampoco puede arrebatar a nadie sus propiedades. En
suma, no puede vulnerar los derechos naturales. “La ley natural subsiste como norma eterna de todos los hombres sin exceptuar a los
legisladores”. Subordinado al poder legislativo está el poder ejecutivo, encargado sin interrupción y de manera constante de la ejecución de
las leyes vigentes en la comunidad.

EL MÉTODO COMPARTIDO DE MONTESQUIEU (1689 - 1755)

En su obra principal, “El espíritu de las leyes”, Montesquieu intenta construir un método para canalizar las instituciones, la legislación y los
gobiernos de cada país atendiendo a determinaciones físicas y culturales (clima, suelo, comercio, religión, costumbres).
El método de Montesquieu supone que las leyes en su componente racional tienen que actuar de forma diferente en las distintas
comunidades humanas y, por tanto, sus instituciones serán también diferentes.
En esta concepción de la ley subyace un marcado carácter relativista ya que sugiere que cierto tipo de leyes, objetivamente, serán mejores
o peores según las condiciones de una determinada comunidad humana. Por ello, la filosofía política implica un doble propósito ya que, por
un lado quiere entender científicamente la diversidad de leyes y costumbres humanas que determinan física y culturalmente a una sociedad
y de otro, pretende descubrir el tipo de gobierno más adecuado para cada país en concreto. Por ello, las leyes y los gobiernos no pueden
imponer modelos abstractos utópicos sino que deben adaptarse a las circunstancias en que vive una nación.
Montesquieu quiere llevar su sociología política a la altura de las ciencias naturales. Para él, las causas físicas como el suelo, el número de
población y, sobre todo el clima, condicionan la cultura y el comportamiento humano.
Montesquieu es menos revolucionario que Rousseau pero su desprecio del absolutismo debe entenderse como un intento de cimentar
científicamente el marco institucional de libertades que ya fue emprendido por Locke en el siglo XVII.
Para Montesquieu, las garantías de la libertad no están en la teorización o en la búsqueda de una virtud cívica superior (como en la
Antigüedad) sino en la organización y delimitación funcional de las distintas instituciones del Estado.
Dividiendo el poder se garantiza y fortalece el régimen de libertades. A diferencia de Locke, que consideraba que el poder judicial era una
parte del poder ejecutivo, para Montesquieu, debe constituir un poder distinto. De este modo, la Teoría de la Separación de Poderes se
convierte en un mecanismo garante de la libertad que evita la concentración del poder. En “El Espíritu de las Leyes”, se refiere a los
poderes intermedios entre el rey y el pueblo como necesarios para evitar el abuso del poder soberano. Los gobiernos que aspiran a
garantizar la libertad, la paz y la unidad, se consiguen fomentando la acción de los distintos grupos sociales. De este modo, con su Teoría
de los Poderes Intermedios, Montesquieu aporta una forma innovadora de fomentar el pluralismo y la convivencia a través de las leyes.

LA TEORÍA UTILITARISTA DE BENTHAM (1748 - 1842)

La idea central del pensamiento y la obra de Jeremy Bentham afirma que la mayoría de los grandes debates políticos han sido inútiles para
la felicidad del individuo. Para él, lo importante no son los intereses de la comunidad sino las aspiraciones concretas de cada uno de sus
integrantes.
Bentham reduce su teoría moral y política a una concepción sensualista en la que el bien y el mal refieren al placer y el dolor. Para él, lo
bueno es placer o felicidad y lo malo es dolor, de este modo, una acción nos lleva a un resultado bueno o malo en función de la cantidad de
placer o dolor que nos aporte. Este determinismo psicológico es importante para él ya que pretendía establecer un código de leyes que
haría virtuosos a los hombres. Para Bentham, el único principio político razonable es el de intentar conseguir la mayor felicidad para el
mayor número de personas. Todo lo que se parte de este principio fundamental es mera especulación y no sirve para nada. Para Bentham,



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las leyes deben estar diseñadas por un poder soberano que, siguiendo los principios utilitaristas, haya alejado cualquier influencia del
derecho natural o de las ideologías. Igualmente, deben convertirse en ayudas desinteresadas para proporcionar felicidad a los individuos.
Toda la obra de Bentham se basa en la búsqueda de “un sistema cuyo objeto fuera construir la fábrica de la felicidad con las manos de la
razón y la ley”.
A pesar de su visión hedonista e individualista, Bentham no identifica utilidad con egoísmo ya que para él, la primera ley de la naturaleza es
buscar la felicidad para uno mismo pero también la felicidad nuestra se encuentra en la felicidad de los demás.
Para Bentham, la racionalidad y la fuerza lógica que desarrollarían los individuos sobrepasaría las ideologías y los partidos políticos, sin
embargo, su teoría no resuelve el conflicto entre los deberes sociales y los deseos individuales.
La idea de la mayor felicidad para el mayor número supone que no todos los deseos pueden ser satisfechos. Es ésta una visión realista de
la democracia. Para Bentham ya que existe una imposibilidad de consenso, los legisladores requieren juicios de valor que dependen de
situaciones históricas. Hay juicios mejores, fundamentados en la razón y la experiencia, y juicios peores que provienen de la irracionalidad
y los prejuicios. Por ello, quiere apartarse de cualquier tipo de verdad absoluta o evidente. Para él, los proyectos políticos deben plantearse
en función de su utilidad. El Estado debe encargarse de garantizar los principales objetivos y servicios públicos. Bentham presupone en los
seres humanos la capacidad racional que les permitirá convertirse en sus propios abogados.

MARX Y EL MATERIALISMO DIALÉCTICO (1818 - 1883)

La principal contribución de Marx a la teoría política es su visión materialista de la historia, especialmente de aquellas esferas económicas
donde se articulan los medios de producción. Para él el análisis político es superficial si no va acompañado de una referencia adecuada de
las determinaciones histórico-económicas ya que cualquier sistema de producción que se ha dado en la historia lleva consigo una forma
determinada de distribución del producto económico y ello explica los cambios que se puedan producir tanto en la política como en la
cultura. Esta primacía económica sobre lo cultural hace que la teoría marxista sea conocida como materialismo histórico.
Así, las fuerzas productivas son los instrumentos de trabajo de los seres humanos mientras que las relaciones de producción es el modo en
que la sociedad se organiza para utilizar dichas fuerzas productivas en tanto que crean diferentes estructuras políticas divididas en clases.
El cambio social e histórico viene propiciado por el desarrollo de la infraestructura económica, y no tanto por la superestructura política e
ideológica. El carácter revolucionario de la teoría marxista se desprende del presupuesto de que las fuerzas productivas han sido
controladas por una minoría que ha conseguido aprovecharse de la gran masa de población apropiándose de la plusvalía o valor excedente.
El trabajador vende su trabajo como si de una mercancía se tratase quedando a expensas de la racionalidad del capital y sus criterios
orientados a reducir el coste al máximo. Esta situación es altamente conflictiva y propicia la lucha de clases que hará protagonista
revolucionaria a la clase proletaria. Para Marx, el Estado, las creencias religiosas y nacionalistas son potenciadas desde el poder económico
como formas de dominación y la revolución proletaria debe destruirlas. Partiendo de una situación de desigualdad, para Marx la ideología es
el conjunto de creencias que sirven para mantener el reparto desigual del poder económico y político.
La teoría marxista estaba pensada para sociedades industrializadas, tipo Inglaterra y EEUU. Él pronostica una revolución de la clase
trabajadora que consistirá en la instauración de una sociedad sin clases. Esta predicción debilita su método en lo experimental y científico,
la visión marxista es algo ingenua pero, aún así, es tal vez la más influyente en el siglo XX.

RACIONALIDAD Y DOMINACIÓN EN MAX WEBER (1864 - 1920)

La obra de Max Weber puede entenderse como un intento de comprender los aspectos técnicos y burocráticos del capitalismo. Su obra más
importante es “Economía y Sociedad” y aspira a conocer el presente remontándose con frecuencia al pasado.
Para Weber su teoría política reside en los valores que la historia y la tradición nos han ido inculcando. Según él, el trabajo del investigador
científico debe basarse en la formulación de juicios de hecho verificables y, en tanto sea posible, objetivos. Para Weber el Estado es aquella
institución que emplea la dominación atribuyéndose, ya sea legítimamente o no, el monopolio de la coerción física. Los ciudadanos se
convierten en sociedad civil y son aquellos grupos de ciudadanos que aceptan la dominación.
Para Weber será importante disminuir la presión del Estado, disminuir la burocracia y someterla a un control político.
Partiendo de este presupuesto realista de la dominación, Weber constituye su famosa Tipología de los Poderes sobre los diferentes tipos de
dominación:
Dominación carismática: se da en sociedades primitivas. El poder es encarnado por el líder, aquél que consigue demostrar un poder
trascendente y extraordinario. A través de la magia o la religión se erige en un ser elegido mediador entre la sociedad y dios (comunidad y
fuerzas espirituales).
Dominación tradicional: la comunidad reconoce y acepta el pasado como base constitutiva del presente. El pasado se encarna en
herederos que son reconocidos como tales no por realizar algo extraordinario sino por tradición ancestral (sacerdotes / monarcas).
Dominación racional o legal: el Estado y la burocracia son el máximo poder garantizador de la justicia y la eficacia.
En su libro, “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (1904), refleja el contraste en la sociedad moderna del pasado religioso y el
capitalismo. Weber señala las semejanzas entre la ética calvinista y la ética del trabajo y el ahorro: renuncia a una vida placentera,
predestinación, represión de todo impulso sensual mediante el trabajo, etc.

LA LÓGICA EXPERIMENTAL DE PARETO (1848 1923)

Partiendo de un principio cientificista, Vilfredo Pareto pretende desmitificar las falacias de la sociedad moderna resaltando las
contradicciones de la democracia y los partidos a fin de proporcionar las bases de una teoría positivista y realista. Su obra más importante
es el “Tratado de Sociología General” (1916).
Pareto divide las acciones humanas en lógicas y no lógicas:
Lógicas: acciones orientadas a un objetivo concreto para cuya obtención el sujeto actúa siguiendo procedimientos racionales.
No lógicas: falta de conciencia entre los medios y los fines (p. e.: rituales, etc.).
Pareto se refiere con el término residuos a los instintos principales de la naturaleza humana y existen dos tipos de residuos:
Instintos de las combinaciones: capacidad de invención e imaginación.
Persistencia de conglomerados: tendencia conservadora y temerosa.
Los residuos permanecen constantes a lo largo de la Historia y frente a ellos están las derivaciones, que son irradiaciones potenciadas por
la personalidad de los líderes y por sus discursos. La propaganda y el poder persuasivo de la publicidad a fuerza de repetirse acaban por
aparecer como discurso “lógico - experimental”.
En definitiva, el método lógico-experimental paretiano pretende desmitificar todas las ilusiones democráticas así como sus derivaciones ya
que éstas son acciones no lógicas que tienden a favorecer a unas elites que manipulan a las masas. De todos modos, estas elites no se
perpetúan en la historia sino que tienden a debilitarse y a desaparecer.
A través de las derivaciones se organizan movimientos de fe colectiva que terminan por derrocar a quienes ostentan el poder. Pareto
considera necesaria la ascensión al poder de elites fuertes y realistas que sustituyan el debilitamiento progresivo al que conducen la
masificación y los procedimientos democráticos. Junto a Mosca, Pareto es considerado el creador del elitismo así como uno de los grandes
críticos de la democracia y el socialismo.

TEORÍAS Y ENFOQUES MODERNOS

FORMALISMO

Es el enfoque más antiguo dentro de la ciencia política empírica. Este enfoque identifica, a efectos prácticos de trabajo, la política con las
normas e instituciones vigentes en una comunidad: el enfoque legal-formal surgirá como tal asociado a departamentos de derecho público
y de historia de las instituciones.
Esto no quiere decir que los investigadores de este enfoque piensen que lo político sólo se encuentra en lo escrito en documentos o en las
instituciones. Como resistencia contra influencias idealistas y teológicas, se resiste a aceptar como realidad objetiva nada que no tenga una
repercusión constatable por todos. Al tener trascendencia documental, el trabajo de recopilar y comparar material de distintos países se
hace más sencillo.
Los estudios formalistas o legal-formales han adquirido autonomía separándose definitivamente de su origen jurídico al ahondar y ampliar
el campo de estudio. Sin embargo, esta evolución ha sido muy lenta.
El objeto de estudio de este enfoque de trabajo son las estructuras legal-formales:
Organizaciones gubernamentales formales y el derecho que las rige
Leyes constitucionales, orgánicas o equiparables y sus interpretaciones en la práctica política.



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La metodología consiste en:
Localizar, compilar y clasificar todo el material objeto de estudio
Analizar estas reglas o pautas de comportamiento intentando establecer las condiciones en que operan dentro de la política de un Estado.
El análisis de las estructuras legal-formales puede hacerse:
Denotativamente: estudio de lo que hay, describiendo detalladamente el objeto de estudio.
Connotativamente: intenta descubrir cómo deberían ser las estructuras para ser idóneas.
Los trabajos de este enfoque aceptan unánimemente:
Que el Estado es la unidad formal máxima de la que dependen todas las demás. Es la cumbre de todas las organizaciones formales
existentes en la sociedad. Surgió en la historia como una necesidad y por ello está legitimado para obligar y subordinar a toda otra
organización intermedia.
La vida política, el comportamiento político de los habitantes de cada país se halla programado por una red de regulaciones y pautas cuya
máxima expresión es la propia estructura legal-formal del Estado.
La historia de la Humanidad es la historia de un progreso constante. Las instituciones existentes primero se institucionalizan y después se
formalizan con su expresión legal objetiva.
Existen dos líneas de trabajo en este tipo de investigaciones:
Idiográfica: abarca todos los estudios descriptivos que se hacen sobre los más diversos países y en los que se pretende desentrañar la
estructura legal-formal de cada país. Esto ofrece cada vez más un grado de dificultad ante el creciente progreso y complejidad de la vida
política, aunque cuenta con la ayuda de los avances informáticos y de las comunicaciones.
Ingeniería política: se estudian los mecanismos que operan en el Estado con el objeto de llegar a actuar sobre ellos con diversos fines,
estabilización, crecimiento económico, cambio social...
Estos estudios no identifican el Estado con política, si bien lo consideran como la organización más importante y significativa de todas las
existentes.

PODER Y CONDUCTA

Al igual que el Formalismo, arranca de los inicios de la institucionalización de la ciencia política empírica moderna.
Parte de la idea de que en cada comunidad sólo unos cuantos mandan, mientras que los demás obedecen. Esta idea puede, a priori,
parecer primitiva, pero su gran utilidad es que nos da una regla válida para todo tipo de sociedades. Consideran el poder como la sustancia
de la política, ya que el poder tiende a concentrarse en un pequeño grupo de personas que acumulan gran parte del mismo. Por ello, en la
naturaleza del poder se encuentra la cualidad intrínseca de tender a la concentración en un grupo o elite política. Así, en vez de tener que
estudiar la estructura legal de una comunidad en su conjunto, bastará con analizar esa minoría clave, la elite del poder, para comprender el
porqué de su comportamiento. Este método se puede aplicar a cualquier conjunto de seres humanos.
El objeto de su estudio, por tanto, será encontrar y medir el poder de las elites, ya que poder y elite son los dos conceptos esenciales de
esta visión de lo político.
Un área de estudios que requiere importancia especial dentro de este enfoque es la de los “community studies” o estudios de comunidad.
Son investigaciones mesopolíticas que permiten un seguimiento fácil para el investigador. El enfoque conductista ha permitido dar los
primeros pasos de la psicología política.

EL CONDUCTISMO. CULTURA POLÍTICA Y PODER

Según este enfoque, el comportamiento de los seres humanos, su conducta externa, es el único que puede analizarse objetivamente ya que
todos los animales, incluido el hombre, responden a algún tipo de estímulo. El conductismo elude los aspectos relativos a la conciencia y
renuncia deliberadamente a realizar interpretaciones simbólicas o significativas.
El conductismo:
Analiza la conducta humana intentando sistematizar y cuantificar observaciones en la medida de lo posible.
Promueve que la ciencia política tenga una utilidad social aplicable en la Administración o en las empresas privadas. Debe ayudar a
contrastar y tomar decisiones prácticas y eficaces.
Se deben excluir proyectos que encierren un sistema de valores. El politólogo conductista no debe intentar solucionar problemas que
tengan que ver con la democracia, la justicia o la libertad.
La aproximación conductista concibe la acción individual como un mecanismo de estímulo-respuesta. Los únicos instrumentos válidos para
el politólogo conductista son las encuestas, los sondeos de opinión y los datos estadísticos. El conductismo trata de buscar leyes y teorías
partiendo de la uniformidad básica del comportamiento. Es un método bastante circular ya que:
observa la conducta
elabora teorías partiendo de ésta
Se verifican las teorías observando en la conducta los contrastes entre hechos y generalizaciones.
Cada país posee una cultura política propia que hace que, ante determinadas circunstancias o estímulos políticos, su comportamiento
nacional sea de una u otra manera. La obra central de este enfoque de investigación será “La Cultura Cívica” (1963) de Gabriel Almond y
Sidney A pesar de ello, abrió el camino a expertos de todo el mundo. La cultura cívica podría definirse como una cultura política
participativa en la que la cultura política y la estructura política son congruentes, o Teoría de la Congruencia y Consonancia desarrollada por
los sucesores de Almond.
A este enfoque se debe también el auge de los estudios de socialización política o aprendizaje político. La socialización implica la
internalización de los ingredientes de la identidad política del sujeto sin que éste se percate de lo que le está ocurriendo. Todos estos
trabajos no hubieran podido producirse sin el descubrimiento y generalización del concepto de inconsciente llevado a cabo por Freud, al
empezar a ser indagado el sujeto con toda la complejidad que merece.

EL FUNCIONALISMO

La teoría funcional pretende dar sentido a las partes como funciones dentro de la totalidad social. Siguiendo, en cierta medida, el
darwinismo social, el funcionalismo entiende que los individuos o grupos de individuos reaccionan, intentando adaptarse, en función de las
influencias cambiantes del entorno.
Una de las primeras aplicaciones funcionalistas en las ciencias humanas se debe al antropólogo B. Malinowski, según él, al funcionalista se
le presenta la cultura con una totalidad de elementos, ideas, creencias y ritos, como un sistema entrelazado mediante el que el investigador
debe poder resolver y dar sentido a los problemas concretos. El funcionalismo se plantea la función que cumple un elemento dentro del
sistema, cómo disminuye o acrecienta determinados conflictos y en qué medida tiende a conservar los valores predominantes. Se ha
llegado a decir que el funcionalismo constituye una teoría social superior al conductismo ya que más que una técnica para medir la
conducta, ha construido un modelo de gran alcance. El afán del investigador debe posibilitar al analista el descubrimiento de funciones
ocultas y, aparentemente, inexistentes.
Mientras el conductismo describe un modelo mecanicista, el funcionalismo nunca pierde la visión de conjunto que interrelaciona los
distintos elementos con un todo organicista. El conductismo no pretende dar cuenta del sistema, entendiendo éste como unidad compleja,
pues en su planteamiento prima más la acción humana basada en estímulos y respuestas. El funcionalismo pretende convertirse en una
teoría que posibilite las comparaciones funcionales existentes entre sistemas; instituciones homologables pueden estudiarse en relación a
su interrelación con el resto de las instituciones del sistema y esta práctica puede alumbrar información relevante tanto para las
aspiraciones predictivas como para las explicativas. Lo mismo puede decirse con respecto a los grupos e individuos que permiten
representar roles análogos y comparables en distintos sistemas funcionales. Sin embargo, este anhelo por explicar el comportamiento
humano a partir de los roles asignados a los individuos ha sido criticado ya que podría sustituir la condición unitaria del ser humano por un
disperso conjunto de roles irrelevantes.
Uno de los planteamientos teóricos más elaborados del funcionalismo reside en la obra de T. Parsons. Según él, un sistema social se
enfrenta a la resolución de una serie de problemas básicos sintetizados en la palabra AGIL:
Adaptación al medio (adaptation), sobre todo económico, por parte del sistema ya que él mismo debe conseguir adaptarse al entorno que
lo envuelve o de lo contrario sucumbirá al medio.
Objetivos y finalidades (goal-attainment), el sistema debe alcanzar una serie de objetivos que sustentarán su equilibrio, tanto el interno
como el externo: relaciones internacionales, legitimidad de las instituciones, reconocimiento del poder establecido.
Integración (integration) al máximo por el sistema de todas aquellas tendencias que puedan verse marginadas o fuera de él. Esta
integración se realiza por medio del control social y sus normas legales.




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Conservación (latent pattern maintenance) de los modelos y superación satisfactoria de los eventuales conflictos. Esta funcionalidad se
canaliza a través de vínculos culturales y emotivos que, desde su apego a lo simbólico y significativo de la tradición, tienden a considerar
amenazantes los modelos nuevos.
Sin embargo, Parsons parece dar a una elite un tutelaje regulador y excesivamente integrador. Suzanne Keller puntualizó que el modelo de
Parsons reproduce un elitismo en el que la adaptación se confiere a la oligarquía económica, científica y militar; la integración al sistema
educativo y la conservación de valores a los deportistas famosos y otras figuras carismáticas del cine y la televisión. Sin embargo, hay
quien ha visto en el funcionalimso parsoniano una teoría elástica al enfrentarse a las formas dinámicas de la acción social, entendiendo
necesariamente ese carácter conservador de un modelo de orden integrador tutelado por unas elites o por el propio Estado. Se ha criticado
al funcionalismo por su imposibilidad de llegar a conclusiones mínimamente constatables. El propio concepto de sistema social se convierte
en un término metafísico al no ser posible una clara demarcación limítrofe entre un sistema y su entorno. También el término función
ofrece ambigüedad, es un concepto rígido y estático.
El concepto de sistema político, sin embargo, parece más claro que el de sistema social. Como método explicativo de la realidad socio-
política, el funcionalismo tiene considerables ventajas: da una articulación funcional a las estructuras, actores políticos e instituciones y
posibilita un modelo comparativo que supera claramente a los enfoques meramente institucionales. El análisis de una institución se
enriquece en la medida en que podemos darle una funcionalidad dentro del sistema e interrelacionarla con el resto de instituciones del
mismo. De esta forma, estructuras o instituciones aparentemente iguales pueden, tras el análisis funcional adecuado, mostrar diferencias
relevantes y sorprendentes.
Desde un punto de vista ideológico, se ha considerado el enfoque funcionalista, sobre todo por autores de orientación marxista, algo teñido
de un inevitable conservadurismo, ya que el método funcional ha abordado insuficientemente lo relacionado con el conflicto y el cambio
social y por situar el foco alterador del equilibrio fuera del sistema en sí.

LA TEORÍA GENERAL DE SISTEMAS

Es un intento de enriquecer los planteamientos básicos del funcionalismo. A partir del concepto sistema se pretende establecer un método
capaz de explicar el cambio y los mecanismos políticos desde una perspectiva menos conservadora que la planteada por el funcionalismo.
El sistema recibe información sobre su acción a través de un movimiento de retroalimentación que le hace cambiar sus propias
configuraciones políticas, corrige su rumbo y se moldea en función de las informaciones y demandas que es capaz de internalizar. Existen
dos tipos de informaciones que el sistema tendrá que asumir:
Informaciones negativas: cuyo efecto en el sistema tiende a ser corrector y crítico.
Informaciones positivas: cuya naturaleza potencia y reafirma el sistema aunque hace que éste sea más vulnerable al medio que lo
envuelve.
La teoría general de sistemas pretende definir los fines del sistema como orientaciones en constante proceso dinámico, concepción del
sistema político necesaria para superar el análisis mecanicista y estático del funcionalismo.
David Easton, en “El sistema político” (1953) hace hincapié en las relaciones de interdependencia que mantienen distintos sistemas y
subsistemas sociales. El sistema político es complejo y muestra su capacidad autoritaria distribuyendo y asignando valores. Este
autoritarismo consiste en hacer respetar estos valores convertidos en leyes o sanciones para aquellas conductas que no se atengan a la
normativa prevista. Estos valores son reconocidos por vías más o menos legales o coercitivas, en todo el sistema político sirviendo de
instrumento cohesivo e integrador.
Las informaciones que resultan de la acción entre el sistema y el medio son recibidas por la colectividad. Esta las asimila, reflexiona y
critica (especialmente a través de los medios de comunicación) llegando a sedimentar una opinión pública que, dado el caso, volverá a
formular demandas al sistema. Esta opinión pública está canalizada en partidos políticos, instituciones culturales o económicas, grupos de
presión o movimientos sociales, y volverá a emitir nuestras informaciones al sistema creando una especie de circuito dinámico y
enriquecedor. El sistema político y su entramado institucional concreto, formulará los resultados del ciclo retroalimentador en forma de
medidas, decisiones, leyes o imposiciones.
Estas formulaciones del sistema pueden generar respuestas satisfactorias, insatisfactorias o neutras. Las satisfactorias refuerzan la
autoridad y el reconocimiento del sistema. Las insatisfactorias pueden medirse, según el caso y la intensidad, en actitudes de violencia,
cambio de voto, crisis de legitimidad, crecimiento de la ingobernabilidad. Las respuestas neutras son las más complejas de definir ya que
pueden deberse a variables múltiples que pueden ir de la desinformación, el analfabetismo, la apatía política o el pasotismo frente a la
incapacidad seductora de los líderes. Esta respuesta puede tener consecuencias conservadoras al no transformar el equilibrio del sistema.
La Cibernética puede considerarse como una extensión de la Teoría General de Sistemas. La Cibernética es “la ciencia de la comunicación
y el control en los animales y las máquinas” (“The Human Use of Beings” Norbert Wiener, 1948). En aplicación a la ciencia política, la
cibernética entiende el sistema político como una organización en la que predomina la comunicación, convirtiéndose en poder al concretarse
en ésta la sustancia clave y privilegiada de la comunicación. La diferencia entre cibernética y la teoría general de sistemas radica en que la
cibernética insiste en entender la información como una forma de expresión política en sí misma. La cibernética analiza la información y sus
elementos como un sistema de signos que hay que interpretar y descifrar, ya que sin una lectura interpretativa, la comunicación no podrá
dar sentido a los signos o mensajes. Los partidos, la prensa, los grupos, el gobierno y el presidente podrían entenderse como núcleos
políticos que manejan, interpretan o manipulan distintos tipos de información privilegiada.

LA VISIÓN INFORMÁTICA

Conjunto de trabajos empíricos históricamente asociado al surgimiento de la informática. El concepto de “sistema” es fundamental en esta
área de trabajo. Esta visión política arrancará como sistema informático y se llegarán a plantear modelos de investigación y apuntes de lo
que se pensaba iba a ser una forma definitiva de salir del estatus de ciencia del espíritu, para alcanzar de una vez por todas la
consideración de simplemente ciencia experimental.
El origen teórico del enfoque sistemático se encuentra en las teorías de Ludwig von Bertalanffy, que se planteaba una ciencia que, en vez
de ocuparse de los hechos causales, se ocupase de todos organizados o sistemas. A todo ello contribuyó el espectacular progreso de la
electrónica, la informática, las telecomunicaciones y el procesamiento de la información.
En la historia del pensamiento político existen precedentes de interés por alcanzar un pensamiento global de la vida política y sus
mecanismos. Es importante señalar la diferencia entre unidad y agregado para llegar al concepto de “unidad sistemática”.
una unidad posee límites concretos que la separan del exterior dejando a un lado las fuerzas y procesos internos y a otro los homólogos
exteriores.
al menos una de las medidas de la unidad debe ser distinta de la agregación de medidas de sus componentes.
deberá haber al menos una descripción de la unidad que no consista meramente en la descripción de sus partes.
Punto crucial de estos estudios es el análisis del concepto “información”, su procesamiento y significación.
De acuerdo con el segundo principio de la termodinámica, el universo tiende a una situación de máximo desorden o máxima entropía, de
manera que todo lo que sea regularidad viene a ser neguentropía. Esta neguentropía se opone temporalmente a la ley universal de entropía
y, por tanto, es una negación del caos general. La teoría sistemática se atreverá a considerar la política como una actividad donde existen
unidades sitemáticas.
El análisis sistemático necesita trabajar con números de elementos muy elevados para que aparezcan las leyes estadísticas existentes en el
sistema. El enfoque sistemático ha resultado muy limitado en su operatividad, pero no así en cuanto a promoción de debate y ampliación
de intereses de la ciencia política. Se ha hecho poca investigación sobre ciencia política con este soporte teórico, aunque sus aplicaciones a
otras ciencias sociales han sido probadas. Quizás el avance técnico más espectacular sea la realidad virtual que aporta unas posibilidades
ilimitadas.

UNIDAD Y ESTRATÉGIA

La Teoría de la Elección Racional (TER) es un producto surgido fuera del campo de la ciencia política. Se trata de un producto genuinamente
moderno por lo que confía en la capacidad intelectual para captar la verdadera realidad externa e interna del hombre y de descubrimiento
de un yo interior autónomo.
La TER pretende construir un modelo lógico que, proyectado sobre los hechos sociales, nos pueda ayudar a explicarlos y a hacer
predicciones. Su estructura es deductiva y sus supuestos explícitos y englobados en un período circunstancial concreto. Como toda ciencia
empírica huye de soluciones globales y sólo pretende ayudar a entender gradual y acumulativamente (poco a poco pero de forma segura)
el comportamiento de los individuos en los diferentes contextos, micro, meso, macro y megapolíticos en los que se mueve.
La base teórica de la TER se encuentra en la llamada Teoría de los Juegos, o teoría de la acción colectiva. Este enfoque es una emanación
lógica del medio político en el que surge la democracia del mercado y en el que los ciudadanos adquieren su relevancia política como



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individuos a través de sus propias decisiones políticas. No hay fenómeno político sin individuos y el comportamiento político de los seres
humanos significa toma de decisiones. La toma de decisiones crea los hechos sociales y estructura el comportamiento político de una
colectividad, por tanto, la toma de decisiones es el proceso matriz de la conducta humana.
La teoría de la elección racional presenta tres supuestos metodológicos:
Individualismo como alternativa al colectivismo.
Consideración de los seres humanos como dotados de una racionalidad instrumental deliberativa.
Aplicación de la idea clásica de las consecuencias no intencionadas de las acciones humanas.
  Las acciones pueden se dividen en:
Individuales: limitan sus consecuencias al individuo que las ha generado.
Colectivas: fruto de la interacción entre individuos. Su alcance y repercusión es más extenso que las meras realizaciones personales. Las
acciones colectivas generan procesos de inmediato, cuya fenomenología está íntimamente relacionada con la dinámica social.
El individualismo supone un intento de revalorizar el papel del sujeto para tomar decisiones en función de las limitaciones estructurales
procedentes de las instituciones y reglas. El individuo pertenece a un colectivo, conforma sus preferencias y elige coherentemente con los
fines que aspira a alcanzar. De este modo, las atribuciones de voluntad, estrategia y decisión son inherentes al individuo y no es preciso
comprender sus actividades mediante la admisión de un interés económico, sino sobre la confianza en una valoración subjetiva favorable de
ciertos resultados.
El supuesto de racionalidad consiste en la comprensión del hombre como poseedor de una capacidad intelectual de deliberación y
coherencia en la elección de los medios que cada uno considera más adecuados para la consecución de sus propios objetivos específicos.
Este supuesto de la racionalidad ofrece dentro del mismo marco teórico de la elección racional, dos tendencias que (i) por un lado postulan
la capacidad única y exclusiva de los individuos para ordenar sus preferencias y efectuar elecciones entre los resultados globales de sus
acciones y (ii) por otra, consideran a los sujetos como actores y decisores de sus propias estrategias, afirmando de este modo la posibilidad
de medir cardinalmente la utilidad que cada individuo asocia a un objeto de elección.
Las consecuencias no intencionadas indican que los resultados colectivos no siempre responden a las intenciones individuales previas al
desarrollo de la acción. Por tanto, la elección racional, como construcción individual de opiniones y preferencias sobre un conjunto de
alternativas ofrecidas, puede ser tan válida para el estudio de la actividad humana de intercambio mercantil concerniente a los bienes
privados, como para el conocimiento de la actividad orientada al consumo de bienes públicos y actividad política.
Su pretensión última es fundamentar convenientemente nuevos programas normativos que eviten los efectos nocivos que en otra época
pudieron derivarse del exceso de normativismo. Su campo específico de desarrollo es la búsqueda de explicaciones bien fundadas, más que
de nuevas normas directamente aplicables.
Por último, la expresión “decisión pública” responde al ejercicio mismo de la acción colectiva, consideramos las decisiones como una
realización colectiva, de repercusión pública.

POLÍTICA DE GRUPOS

El enfoque de grupos en es estudio de la política fue expuesto de forma articulada y explícita por primera vez por Arthur F. Bentley, en su
libro “The Process of Government” (1908).
Un precedente en los EEUU es el de James Madison y John C. Calhoun, éste último, con su teoría de la “mayoría concurrtente” confería a
los estados norteamericanos el poder de veto sobre la legislación federal cuyo objetivo real era preservar la esclavitud contra los ataques
igualitaristas del gobierno federal. Madison desconfiaba de la democracia romántica y esto le llevaba a rechazar la soberanía estatal. Para
Madison, “si una mayoría está unida por un interés común, los derechos de la minoría están en peligro”.
Bentley consideraba que la ciencia política de su tiempo era un estudio formal de las características más externas de las instituciones de
gobierno. Lo que pretendía era atraer la atención de los politólogos para que se alejaran del terreno utópico y se centraran en la solidez de
la realidad empírica. Sin embargo, su trabajo fue rechazado y criticado por su excesiva dependencia del derecho político y de la historia de
las instituciones y por el fuerte apego a la inercia académica.

TEMAS Y CONCEPTOS

La investigación de grupo se centra en colectivos de individuos que interactúan buscando objetivos políticos comunes. El punto de atención
básico se sitúa en el grupo y no en el individuo ya que el primero tiene mayor influencia que el segundo en el diseño de los procesos
políticos. El grupo es necesariamente la unidad de análisis.
Bentley daba al grupo una preminencia sobre el individuo. David Truman ocupa una posición intermedia al reconocer la autonomía del
individuo, si bien, a la vez, concentraba su atención en el grupo. Mancur Olson Jr. Analizó el comportamiento de grupo mediante el análisis
pormenorizado de las relaciones individuales en el interior del contexto intragrupal.
En su conjunto, los estudiosos de grupos contemplan al sistema político como una malla gigante de grupos en constante estado de
interacción los unos con los otros. Esta interacción adopta la forma de presiones y contrarpresiones cuya resultante final define la situación
del sistema político en un momento determinado. Así, los grupos son clasificados dependiendo de su grado de organización, su campo de
interés, su estilo de autoridad...
Los teóricos de este enfoque están convencidos de que el resultado de la inter-relación entre grupos existentes determina quién gobierna y
los cambios producidos en el sistema político son los que surgen en las formaciones grupales internas a él.
Para Bentley, un grupo es una determinada porción de los hombres de una sociedad, tomados no como una masa física sino como una
actividad de masa, que no cierra a los hombres que participen en él la posibilidad de participar también en otras muchas actividades.
Para Truman, un grupo es simplemente una colección de individuos que tienen una característica común. Según esto, un grupo de interés
sería cualquier grupo de individuos que, sobre la base de una o más actitudes compartidas, reclama a los otros grupos de la sociedad, el
establecimiento, mantenimiento o preminencia de formas de comportamiento implícitas en esas actitudes compartidas. Para él, lo
importante es la interacción y no la característica compartida.
Aunando las dos definiciones, para ellos un grupo es un colectivo de individuos que interactúan, generando unos ciertos modos o patrones
de interacción al perseguir el bien común para todos ellos.

ANÁLISIS COMPARADO

Según Almond, hay cuatro tipos de interés:
Grupos de interés asociativo: Grupos informales o “cliques” que se dan en una sociedad y a los que son atribuidos intereses objetivos
del grupo. Incluyen a otros grupos, denominados “categóricos”, o aquellos formados en torno a lazos de parentesco, vínculos étnicos u
origen regional común. Se caracterizan por un patrón intermitente de articulación y por la ausencia de continuidad en la estructura interna.
Existen porque los gobernantes o la población actúan como si existieran y les atribuyen intereses objetivos. Altamente organizados, buscan
de manera explícita representar los intereses de una colectividad particular. Bien dotados de personal con relativa cohesión interna.
Profesionalizados. Son los grupos más estudiados: sindicatos, asociaciones de empresarios, organizaciones de corte étnico y religioso.
Grupos de interés institucional: Son los más accesibles a estudio. Surgen para defender y ampliar un interés concreto al que deben su
existencia, aunque no necesariamente tengan que limitarse a la defensa de ese único interés. Van acompañados de una presencia
institucional establecida. La primera de sus obligaciones es luchar por seguir existiendo. Estos grupos poseen visibilidad social ya que
constan de un soporte de organización propia. Con frecuencia llegan a ocupar posiciones de influencia en los mecanismos estatales o de
gobierno: partidos políticos, ejércitos, iglesias, corporaciones profesionales. Abarcan a su vez subgrupos, como pudieran ser bloques
legislativos, bandas ideológicas, grupos profesionales.
Grupos de interés no asociativo: no asociativos o in-formales. Tienden a cristalizar inexorablemente en grupos asociativos. Aparecen en
un momento dado y luego desaparecen. Es tarea de la ciencia política comprender por qué existen, cuál es su función o su impacto y cuáles
son las variables que les rigen.
Grupos de interés anómicos: surgen de forma espontánea: manifestaciones callejeras, motines u otras formas de protesta popular
improvisada formarían parte de estos grupos. Es frecuente que no exista un interés común consciente, si bien luego se les atribuye un
interés particular. Son grupos siempre molestos para el sistema político porque tienden a producir desorden. Son disruptivos y con
frecuencia no presentan ninguna demanda concreta y sí peticiones difusas, o simplemente se limitan a expresar malestar popular.
Estas clasificaciones iniciales de grupos políticos son bastantes primitivas y se hace evidente que surgieron con una fuerte carga de
prejuicio cultural.
Existen ciertas precondiciones para que se produzca la transmutación de un grupo informal en otro formal. Unas son de tipo técnico, como
la aparición de una carta o documento de funcionamiento, la existencia de cierta complejidad organizativa, la presencia de personal
administrativo. Otras precondiciones pueden ser de carácter político, ya que ciertas elites políticas pueden impedir, detener o diferir el



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surgimiento de estos grupos asociativos. Por último, pueden también darse precondiciones económicas, ya que la formación de un grupo
requiere recursos financieros y medios para desempeñar sus funciones. Estas precondiciones suelen ser decisivas en sociedades en vías de
desarrollo donde al no poderse establecer este tipo de grupos asociativos, el vacío asociativo se llena con la formación de grupos informales
con conexiones familiares, vínculos étnicos o religiosos o redes de ideología afín.
Lo que ha quedado de este enfoque es su profundidad, así como la importancia de la estructura grupal en las sociedades.
Un problema central siempre ha sido el lenguaje, por tanto, el investigador deberá conocer a fondo la lengua local con todos sus matices.
Los investigadores, en su categorización de los grupos no formales, han recurrido a diversos apelativos como cuasigrupo, semigrupo, grupo
informal, comunal, incipiente. También se han utilizado otros términos más elaborados, como facción, banda, equipo, gente de.
No obstante, aún hay mucho trabajo por hacer ya que no existe un fundamento teórico adecuado en el que se articulen estas afirmaciones
sobre los grupos, sus clases y sus efectos con resultado de su influencia sobre la realidad de la política. Los trabajos de construcción de
teoría empírica, deberán siempre evitar su tendencia a la etnocentricidad y buscar la independencia ideológica de modo que los resultados
adquieran valor.

EL GRUPO INTERNO

Uno de los mayores defectos de este enfoque de investigación quizá haya sido su posicionamiento originario conductista. Para Bentley,
Truman y sus sucesores, el grupo quedaba conservado siempre desde fuera, de modo que lo único importante era la forma en que los
individuos o su patrón de comportamiento grupal, se conducían por el cauce global de la sociedad. Esta forma de visionar la vida social es
coherente con la de toda la ciencia social americana, en la que predomina lo que se hace frente al mundo de lo que se fantasea sobre qué
hacer de origen europeo.
La aparición en los años 80 del mundo del software y su enorme impacto en todos los ámbitos de la vida económica, administrativa y
política trajo como consecuencia el reconocimiento de toda esta realidad no material sino formal. Se inaugura la era de la información que
viene a ser considerada como la carga neguentrópica de los sistemas. Con este giro teórico, los esquemas científicos hacen su irrupción en
la politología empírica.
Es ahora, a finales de siglo, cuando podemos decir que la ciencia de los grupos ha adquirido una consideración en la investigación
mayoritaria. Los resultados de los estudios de grupos fueron traspasados al campo de investigación de mercados, al del análisis de la
opinión pública y de los fenómenos políticos. El grupo se muestra como una realidad muy primaria y profundamente anclada en la psique
humana. El grupo lleva a cabo acciones o transformaciones propias internas que no son responsabilidad de un solo individuo. Esto implica
una gran plasticidad del ser humano, una propiedad característica de su especie que le faculta para depositar partes de su yo en otros
miembros del grupo y proceder de este modo a funciones de reflexión o resolución de problemas altamente diferenciadas. El psicoanálisis
de grupo cuenta con grandes escuelas europeas.

LOS GRUPOS Y LA LÓGICA DE LA ACCIÓN COLECTIVA

Es una línea de trabajo de investigación surgida en la economía y en el estudio de los bienes públicos y su administración. Mancur Olson Jr.
planteó una confrontación entre el interés individual de los miembros de un grupo con los intereses del grupo en general. El hecho de que
un objetivo sea grupal le obliga a ser un objetivo que beneficie a cada uno de los miembros del grupo. El primer bien sería la supervivencia
del grupo, y ello implica un conflicto con los intereses colectivos. Olson cree que los individuos se adhieren a grupos con el fin de obtener
sus fines personales y que sólo en virtud de esa orientación se hallan dispuestos a pagar algún precio por esta pertenencia.
Olson no ve demasiado claro el supuesto de que los grupos busquen su propio interés de la misma manera que cada individuo busca el
suyo. Esto afecta a la visión grupal del sistema político, donde los grupos coexisten en la sociedad para lograr sus intereses, tratando de
participar en ciertos intereses comunes. Partiendo de la premisa de que los individuos actúan racionalmente y en su propio interés, Olson
concluye que los individuos que se mueven en el interior de grandes grupos no actuarán de hecho para conseguir el interés común o de
grupo, y ello hará que los grupos grandes no puedan conseguir los bienes por los que luchan. Por tanto, podría decirse que no es racional
que los individuos luchen por un objetivo común del gran grupo, aun cuando la consecución de esos bienes colectivos les beneficien
también a ellos o ellas.
Olson concluye que los individuos sólo cooperan efectiva y racionalmente en el marco de un grupo pequeño, ya que ahí si es perceptible su
contribución y su ganancia es mayor; por otro lado, en un pequeño grupo los individuos se conocen entre sí y el control grupal es intenso.
Cuanto más pequeño es el grupo, más importante será la participación del individuo. Los grupos grandes sólo conseguirán éxito si se
plantean lograr un bien colectivo ofreciendo incentivos particulares a los individuos que colaboren con ellos o forzándoles a que lo hagan.
Los planteamientos de Olson significaron un fuerte revés al enfoque de grupos, sobre todo para el mundo académico norteamericano.
Otros teóricos posteriores a Olson, han defendido la racionalidad del individuo que decide contribuir al logro de objetivos dentro de un
grupo grande. Así, el individuo contribuirá siempre que vea que su esfuerzo es perceptible y siempre que pueda modificar su posición en el
grupo. Hay ocasiones en que el individuo se percata de que su actitud puede movilizar la de otros o motivar otras actitudes y esto le llevará
racionalmente a contribuir. Por ejemplo, Young y Oppenheimer introdujeron el análisis de la información disponible como variable crucial a
la hora de entender por qué un individuo decide contribuir o no. Mantenían que la información es siempre imperfecta, por lo que el
individuo que lo sabe tiene que intentar adivinar la intención de los demás y trabajar sobre la base de su suposición. Por tanto, las
expectativas de un suceso pasan a ser tan reales como los propios eventos. Este planteamiento abrió grandes posibilidades a los estudios
sobre liderazgo, ya que el líder se presentaba como un agente que da forma a esas expectativas y las reconduce. A partir de aquí la teoría
de Olson ha sido muy contestada, sin embargo, permanece como una gran contribución a los trabajos del enfoque de grupos por la
cantidad de preguntas que obligó a contestar.

CAMBIO SOCIAL Y MOVILIZACIÓN

Una de las críticas más fuertes que este enfoque ha tenido desde su auge ha sido su inclinación hacia el equilibrio y la funcionalidad de un
sistema político. Estos investigadores visualizan a la sociedad como una gran malla de grupos de todo tamaño y función, unos formalizados
y otros no, que actúan e interactúan buscando sus fines grupales, el resultado de esa interacción es siempre un equilibrio dinámico que
posibilita el funcionamiento político. Según esto, todo lo que impida que el sistema funciones es una grieta del sistema.
Esta teoría se empezó a desarrollar durante los años 50 y 60 en Norteamérica. Los norteamericanos ven a su sociedad como un
experimento maravilloso, ya que según ellos, a partir de todas las disensiones e intereses egoístas, ha de salir la paz, evitar que los
individuos se destruyan unos a otros y que retornen al caos. El sistema es una obra de talento e ingeniería que permite obtener lo mejor de
esas fuerzas primarias del grupo buscador de felicidad, según afirma la Declaración de Independencia de 1776. Los sujetos han de construir
un gobierno fuerte, eficaz y protector. El resultado ha de ser altamente civilizado y positivo, en el que el orden y la paz civil se consigan
mediante métodos cívicos y mecanismos políticos que conduzcan a una mejora de la vida colectiva.
Esto trajo consigo una gran controversia. Charles Tilly se interesó por la violencia colectiva. En una sociedad donde hay miembros que
tienen acceso formal al proceso o toma de decisiones también existen miembros desafiantes que no tienen ese acceso y quisieran poseerlo.
Los miembros usan sus privilegios constantemente para fortalecer su poder y los desafiantes intentan por todos los medios entrar en el
juego. En un momento dado, la violencia salta. Una revolución sería un caso extremado de esa violencia colectiva.
La obra de Tilly es uno de los más importantes intentos de abordar el cambio radical desde una perspectiva de grupo.
Todos los teóricos empíricos de grupos, como Almond, Truman, Eckstein, Bentley coinciden en señalar que la modernización es un proceso
a lo largo del cual los grupos se van convirtiendo en estructuras cada vez más formales, complejas, diferenciadas, especializadas a
integradas. Se presupone que cuando aparecen estas estructuras en una sociedad, tal sociedad ya ha llevado a cabo su modernización.
No obstante, para finalizar, podría señalarse que el enfoque de grupo suele tomar al grupo como una entidad ya dada, dejando sin explorar
las raíces de la originación grupal y su formación. Aún así, esta línea de investigación es muy prometedora hoy en día.


INTRODUCCIÓN

En la actualidad, el Estado es la forma de organización política por excelencia. El Estado se fue implantando en diferentes lugares y fue
sustituyendo otras formas de organización política. El número de Estados se ha multiplicado especialmente después del proceso de
descolonialización y debe ser considerado como un fenómeno mundial. En este cúmulo de estados existen numerosas diferencias sociales,
políticas, económicas y de otra naturaleza, pero a pesar de su gran variedad, tienen un rasgo común que es la soberanía; todos los Estados
son soberanos. Tradicionalmente se ha sostenido que es ese poder soberano el elemento peculiar del Estado y el que lo separa de otras
formas de organización política.




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La necesidad de que el Estado se fuese adaptando a las diferentes circunstancias surgidas con el paso de la historia, fue evolucionando
desde formas absolutas hasta formas liberales, para después llegar a la democratización y por último al Estado de Bienestar.

El Estado

Su eclosión se produce con la modernidad europea en sincronía histórica con el Renacimiento. El nuevo Estado aspiraría a concentrar la
dispersión de funciones que caracterizaba a la poliarquía medieval. El feudalismo es coherente con una realidad económico-social
autárquica. La Iglesia y la idea imperial, desde pretensiones opuestas al feudalismo, presionaron con igual eficacia contra las nacientes
aspiraciones que encarnaría el Estado. El Estado moderno, junto a la pretensión de concentrar funciones políticas hasta entonces dispersas,
trataría de ser un instrumento objetivo al servicio de una colectividad que especializaría a unos hombres y unas instituciones al servicio de
lo político.
El Estado moderno, durante mucho tiempo, fue más un deseo que una realidad establecida. Del mismo modo que en el Estado moderno
coexisten territorios en los cuales se hace sentir de muy diversa forma la pretensión de concentración de poder por los nuevos príncipes,
igualmente convivirán por mucho tiempo las viejas instituciones políticas de la etapa política anterior con las de nueva planta a través de
las cuales avanza el poder del Estado. El proceso es muy similar en los tres grandes Estados de la modernidad europea: Inglaterra, Francia
y España.

Factores fundamentales en el surgimiento del Estado moderno.

Durante mucho tiempo, tanto los enfoques marxistas como los no marxistas han buscado en los mecanismos generadores de un incipiente
desarrollo capitalista la clave para la eclosión del Estado moderno. Aparte de la importancia de esta explicación económica se debe añadir el
marco político. La alianza de la burguesía emergente con el interés constructor de Estados fue fundamental. También hubo una expansión
demográfica importantísima.
Universalmente se ha reconocido el influjo de la guerra como aliciente para el desarrollo capitalista; la actividad bélica de los Estados de la
modernidad se complementa con el desarrollo obligado de la burocracia y de un aparato fiscal acorde con las nuevas necesidades políticas.
Junto a estos datos económicos, también hubo una ambición en la construcción de los nuevos estados, la conservación de lo que se tenía,
en una coyuntura de fuerte inestabilidad, obligaba a una política de permanente expansión. En un estado de guerra generalizado, sólo el
Estado parecía el elemento adecuado para la pacificación. El proceso de expansión del centro a la periferia utilizando en buen número de
ocasiones las pautas marcadas por los reinos medievales, fue un factor decisivo en la emergencia de los nuevos Estados. Las necesidades
de confesiones religiosas y la adaptación del derecho romano son elementos complementarios que trabajan en la afirmación del nuevo
modelo de organización política.

ESPECIFICIDAD DEL ESTADO MODERNO.

Algunos autores utilizan el término Estado para hacer referencia a todo tipo de organización política, ya se trate de las polis, el Imperio o
los reinos medievales. Sin embargo, otros estudiosos dan a este concepto un significado más restringido, al entender por Estado moderno
la forma de organización política que se generaliza en Europa a partir del siglo XVI. El término stato aparece por vez primera en la obra de
Maquiavelo para designar al nuevo statu político surgido en el Renacimiento. Para Carl Schmitt, el Estado es un concepto histórico concreto
que surge íntimamente vinculado a la idea y práctica de la soberanía en el siglo XVI. El Imperio y la polis habían sido las dos formas
políticas más características de la antigüedad. Según Strayer, los Imperios del mundo antiguo estaban escasamente integrados, la lealtad
hacia el poder político era deficiente por la escasa participación de sus habitantes en el proceso político; desde el punto de vista
organizativo, esta forma política poseía un poder monocéntrico y, a diferencia del Estado moderno, no reconocían el derecho a la existencia
autónoma de otras sociedades políticas no incluidas dentro de sus territorios. Las polis griegas constituían una pluralidad de centros de
poder y cada una de ellas gozó de un importante grado de cohesión interna. El poder correspondía al demos, al pueblo; ser ciudadano o
miembro de la polis suponía una participación en los asuntos políticos. La ciudadanía era un privilegio que se obtenía desde el nacimiento,
por ello los extranjeros residentes y los esclavos no participaban en la vida política, al no gozar de dicho privilegio. Una de las debilidades
de la polis fue precisamente su debilidad para incorporar en su estructura política nuevos territorios y otras poblaciones.
El Estado es producto de un largo proceso de consolidación histórico, su desarrollo y consolidación no surge cronológicamente en los
distintos países. La formación del Estado no debe plantearse como un proceso lineal ya que cuando emerge, coexiste con imperios y
ciudades-estado.

LA FORMACIÓN HISTÓRICA DEL ESTADO MODERNO.

             Una de las premisas básicas para el surgimiento del Estado modero fue la progresiva centralización del poder, el proceso
histórico que conduce al surgimiento de este modelo de organización política se encuentra determinado por la superación de la dependencia
de la Iglesia, de la idea de Imperio y de la poliarquía medieval.

De la poliarquía medieval al dualismo del poder político.

El orden político de la Alta Edad Media se caracterizó por la tensión entre las ideas universales y las ideas localistas. Mientras que en la
modernidad, el poder político se fundamentó en la razón, durante la Edad Media, se sustentó en una concepción sacralizada, en la creencia
de que la cristiandad formaba una sola comunidad, la republica christiana, de carácter universal e identificada con la Iglesia. Se encabezaba
por dos autoridades, ambas de origen divino: el Papa y el Emperador. La idea imperial, fruto del modelo político romano de Augusto, fue
fomentada por la Iglesia. La manifestación política del universalismo en el orden temporal estaba encarnada en el Sacro Imperio Romano.
Según García Pelayo, la estructura política del Imperio (Sacro Imperio Romano Germánico) se caracterizaba por su pretensión de
hegemonía universal sobre los reyes cristianos, y no sobre los pueblos. Esta hegemonía era consecuencia de que al Emperador se le
consideraba la primera dignidad política y se le reconocía la auctoritas, si bien no la potestas, esto es, era distinguido como una autoridad
superior capaz de condicionar la conducta de los individuos, pero no poseía poder por carecer de medios coactivos, ya que la potestas se
impone mientras que la auctoritas se reconoce. El Imperio ejerció un poder efectivo sobre todo en Europa Central, ya que desde el siglo
XIII, Francia, Inglaterra y los reinos hispánicos se declararon exentos. Con la firma de la Paz de Westfalia se restringieron los derechos del
Emperador en favor de los reinos imperiales.
La dimensión universalista de la Edad Media coexistía con una organización política de índole localista. Por un lado los diferentes reinos
europeos estaban supeditados al Emperador y a la Iglesia en el ámbito externo, pero en el ámbito interno, el poder de los reyes se
encontraba limitado por el poder de los señores feudales, que gozaban de cierta autonomía en el interior de los reinos. Este carácter
localista medieval es propiciado por el modelo de producción esencialmente agrícola, el constante desorden social debido en parte a las
rivalidades entre príncipes y por la dificultad de las comunicaciones; todos estos factores hacen inviable la existencia de unidades políticas
grandes y eficaces que mantengan el orden.
Las relaciones feudo-vasalláticas fundamentan la organización política de la Edad Media. Los pactos de lealtad entre el señor y sus vasallos
originan una jerarquía en cuya cúspide se encuentra el señor con sus vasallos, que a su vez son señores de subvasallos y en la base se
encuentran los que no son señores de nadie. Estos pactos originaban obligaciones recíprocas entre señores y vasallos. El señor estaba
obligado a proteger a sus vasallos y a darles manutención a través de la concesión de un feudo. Los vasallos debían al señor fidelidad y
prestación de diversos servicios, militares, administrativos, etc. En ocasiones, la concesión de un feudo podía incluir el ejercicio de
funciones de justicia y tributarias. Los feudos eran hereditarios. Estos pactos daban lugar a una fragmentación del poder que obstaculizaba
la sumisión directa del pueblo hacia el rey, ya que éste sólo podía acceder a los instrumentos del poder (ejércitos, ingresos, tribunales)
mediante los poderes intermedios. La organización política del feudalismo se caracterizaba por la desintegración, la patrimonialización, el
pluralismo, la dispersión y la reducción a relaciones interprersonales del poder político.
Al mismo tiempo, existe una comunidad política cuya cabeza es el rey, que goza de una situación privilegiada en ella. El orden feudal dio
paso a la aparición de las monarquías estamentales. Este tránsito se encuentra determinado por la consolidación del poder del rey y por la
alianza del clero, la nobleza y las ciudades, denominada regnum, que defiende sus privilegios frente al poder del rey. De este modo aparece
la representación estamental y cualquier modificación del orden establecido que sea pretendido por el rey deberá obtener la aprobación de
los estamentos. Según García Pelayo, el poder político es ejercido por el rey y el regnum, de modo que la pluralidad de otras épocas se
convierte en la dualidad del poder, inaugurándose una nueva etapa que conducirá a la unificación del poder.

Del dualismo al monismo del poder político.




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  • 1. L R. Dpto. Independencia. Patquia. C.P.A.B. 3er año del polimodal. Prof. Avila Pablo Mario. Ciencia Política. Introducción a la Ciencia Política. INTRODUCCIÓN La preocupación por la política, por los asuntos públicos, es muy antigua. Los puntos de referencia de las cuestiones relacionadas con el “bien común” o la “buena vida de los ciudadanos” son, la tradición griega - polis - y la tradición hebrea, a través de la reflexión bíblica. Ambas tradiciones fueron sintetizadas en la Edad Media por Maimónides y por Santo Tomás de Aquino, pero sobre todo, durante la Reforma, con la emancipación de los conceptos de armonía y comunidad, se abrió el camino al pensamiento revolucionario, a la crítica del poder sin comunidad con el que se han de enfrentar los ciudadanos. Dentro del campo de la política se suelen distinguir dos temas de estudio: Elaborar grandes teorías o reflexiones. Construir instrumentos adecuados para comprender la vida política en su mecánica cotidiana. Desde la Edad Media el estudio del Estado, en tanto que conjunto de instituciones y reglas que rigen la administración de los poderes de la comunidad se convirtió en un objeto central para la ciencia política. Sin embargo, la complejidad de la vida contemporánea llevó a superar el excesivo empeño que se había puesto en la centralidad de los estados. Gracias al descubrimiento del inconsciente por Freud, se llegó a la conclusión de que en los espacios internos de cada individuo hay sustancia política ya que, por ejemplo, la memoria y el olvido ejercen funciones reales en su comportamiento político cotidiano. CIENCIA Y OBJETO La ciencia política es una rama más del conocimiento, es un saber moderno. El término se refiere a un trabajo especializado, que cumple con las condiciones de rigor, objetividad y experimentación propias de las ciencias modernas. Ello no significa que la ciencia política fuera inexistente hasta el siglo XX, sino todo lo contrario, sin embargo, la ciencia política como actividad investigadora y con un estatus reconocido por los científicos aparece y se consolida en el siglo XIX, con la aparición de la actividad empírica llevada a cabo por departamentos o facultades creados y profesionalizados con ese objeto a partir de 1875. Creación de la School of Political Science Association en la Universidad de Columbia. 1903 American Political Science Review. Institut des Sciences Politiques de París. En el contexto académico español, la consolidación de la ciencia política tiene lugar a partir de la posguerra. En un principio, las ciencias políticas y su estudio estaban íntimamente ligadas al derecho público y de la historia de las instituciones. La cultura política liberal fomentó la aparición de una visión formalista de la política, esto es, la consideración de la sociedad como un entramado de relaciones entre los individuos y los grupos que van dejando un rastro jurídico en el que se reflejan las vicisitudes y las relaciones de poder. Asimismo, las relaciones sociales se materializan en organizaciones formales e institucionales, Formas, en el sentido en que estas formas se hacen imprescindibles para entender el comportamiento de la sociedad. Una de las formas supremas sería la Nación-Estado. Por ello, la sistematización y proliferación de los estudios políticos surgirá asociada a la Teoría de los Estados, o Staatlehre. La ciencia política cada vez más ha ido tendiendo a la formalización y a su presentación como ciencia experimental, sobre todo en América, a partir de la Segura Guerra Mundial con el triunfo espectacular de este tipo de ciencias. TEORÍA E INVESTIGACIÓN Como toda ciencia moderna, la ciencia política presenta una línea de estudios especulativos y otra de aplicaciones prácticas de los conocimientos que va generando. Dentro de los trabajos teóricos se distinguen: Gran reflexión sobre los eventos políticos y las circunstancias que los producen. Indagación reflexiva que se plantea la construcción de elementos teóricos como herramientas heurísticas para llegar a conocer las claves de la conducta y vida política. En unas ocasiones, la formalización teórica es previa al trabajo experimental y en otras, a través del trabajo empírico se podría llegar al sustento teórico. El afianzamiento de la politología profesional no fue fácil ya que en un primer momento hubo de desmarcarse de otras actividades a las que había estado profundamente ligada (derecho, historia, filosofía..). Hubo de demostrar que la nueva actividad se hacía necesaria porque su área de interés no estaba cubierta y porque sus métodos de investigación eran nuevos. Resultó de suma importancia la fundación de la política comparada. El comportamiento político como objeto científico El objeto de la ciencia política es el estudio del comportamiento de los individuos en la polis, mediante el establecimiento de técnicas de observación objetivas o instrumentos científicos diseñados al efecto. Para que la ciencia política fuera reconocida como ciencia moderna por la comunidad científica, era necesario demostrar que se basaba en la observación, el registro objetivo de los datos, elaboración de conclusiones sobre presupuestos explicitados y publicación de conclusiones accesibles al resto de la comunidad científica, desterrando la tendencia a expresar nuestras reflexiones de forma literaria ya que esto daría lugar a varias interpretaciones y dichas reflexiones no podrían ser contrastadas por medio de un test científico. Especial importancia tuvo la aparición del conductivismo, o surgimiento de trabajos de algunos maestros que afirmaban la necesidad de estudiar la conducta humana mediante técnicas de observación y registro plenamente objetivas. A esta tarea contribuyeron en gran medida los intelectuales europeos emigrados a EEUU, ellos eran las personas idóneas para llevar a cabo esta tarea ya que habían absorbido todas las ideas de la tradición filosófica alemana y habían asistido a las confrontaciones ideológicas que se habían venido produciendo desde la Revolución Francesa hasta finales del siglo XIX, el surgimiento del psicoanálisis, el afianzamiento de otras ciencias como la Economía y la Sociología, habían experimentado el fracaso de la República de Weimar, un fin e inicio de siglo muy violento, las dos guerras mundiales, etc. Tanta violencia en países que se suponían la cumbre de la civilización moderna hizo que llegaran a plantearse que algo estaba fallando en la cultura occidental. Reflexiones sobre el pensamiento político Teoría: una teoría es una herramienta intelectual que se utiliza para explicar los hechos que el hombre se encuentra a través de la vida, es una construcción humana. Su fin es explicar los fenómenos de la naturaleza y los generados por el hombre. Ciencia: se encarga de formular incógnitas y darles respuesta. Para ello construye teorías con las que poder seleccionar los fenómenos, ordenarlos y encontrar una explicación satisfactoria. A su vez, las ciencias pueden clasificarse en dos ramas: Ciencias duras: las que se ocupan del estudio de los fenómenos de la naturaleza, en definitiva, de lo externo al hombre. Ciencias blandas: su objeto de estudio son las causas de los hechos sociales, donde el hombre es juez y parte, investigador activo y a su vez objeto de estudio. Para algunos investigadores, el hombre sólo puede ser objetivo cuando estudia algo externo a él ya que de otro modo, los juicios de valores o pre-juicios, condicionan su percepción del objeto de estudio. Sin embargo, oros investigadores sostienen que siempre que el hombre estudia un fenómeno, ya sea externo o intrínseco a él mismo, sus aproximaciones siempre están condicionadas por algún tipo de ideas o juicios, aunque sean vagos, por lo que sostienen que los prejuicios son generales a todas las ciencias. Sin dar la razón a ninguna de Página 1 de 40
  • 2. L R. Dpto. Independencia. Patquia. C.P.A.B. 3er año del polimodal. Prof. Avila Pablo Mario. Ciencia Política. Introducción a la Ciencia Política. las partes, bien es cierto que las ciencias corren el riesgo de empantanarse en prejuicios y perder objetividad. Es obvio que la aproximación de un investigador al estudio de la composición de una roca no sea igual que si el objeto de estudio es el hombre y los sentimientos que afectan directamente a nuestras vidas. Algunos investigadores sostienen que hay que dejar de lado todo prejuicio y buscar métodos neutrales puramente técnicos; otros replican que incluso las ciencias experimentales poseen su propia metafísica. La acción humana pretende: Comprender por qué ocurren los hechos Construir un mundo real distinto del que existe y del que los hombres son y serán siempre parte. Según esto, el hombre no sólo analiza el mundo para comprenderlo sino porque su trabajo, ya sea manual o intelectual, construye ese mundo del que forma parte. En una comunidad política, el hombre siempre busca la satisfacción a una serie de necesidades, como son el comer, la compañía, la protección... A cambio debe contribuir en muchas tareas comunes como en el pago de impuestos, educación, participación política. Cada hombre podría enumerar una cantidad diferente de acciones que le empujan a cooperar. Cada época histórica, cada tipo de sociedad da primacía a unos valores sobre otros: the common concern. Cuando un individuo nace, se encuentra en un mundo ya organizado, donde hay un conjunto de individuos que llevan ya tiempo conviviendo juntos, que ya han establecido sus propios valores, sus costumbres y sus formas de organización. Este es el pasado histórico de la comunidad. La forma más avanzada que se conoce de convivencia en comunidad es el ESTADO, o conjunto de instituciones y reglas que rigen la administración de los poderes de la comunidad. La forma de Estado ha surgido después de muchos años de experimentación histórica acumulada en la vida de los pueblos europeos. Sus objetivos principales son: Garantizar la supervivencia de la comunidad. Racionalizar la situación de la “auctoritas” generada por la comunidad. Hacer posible la realización de estas tareas por personas concretas en cualquier época. La perdurabilidad del Estado permite ir acumulando mejoras o defectos que cada época pueda incorporar. Cada época ha dejado su huella. Condicionantes de la libertad Los ciudadanos, cuando nacen, se ven inmersos en una comunidad que les viene impuesta, ya que estaba establecida cuando ellos alcanzaron el uso de la razón. Se ven dotados de una serie de responsabilidades y obligados por unos compromisos que no adquirieron. Dadas las características de la especie humana, vivir significa vivir asociado o en comunidad. La presunción de autonomía personal: al ciudadano se le hace preciso entender su situación política para saber cómo actuar, en la mayoría de los casos, tendrá que fiarse de lo que le enseñen y en muy contadas ocasiones, lo descubrirá él directamente. Cada individuo encontrará razones a lo que ve y a lo que pasa: la visión o concepción del mundo: entendimiento con que un individuo afronta su existencia política. La realidad es que la libertad no existe en el sentido de que el hombre no puede escoger su propia visión del mundo ya que la mayor parte le viene impuesta a través d ella tradición histórica. Ideologías: son todo ese conjunto de explicaciones que ofrecen una visión del mundo con mayor o menor coherencia. La ciencia interior El ser humano tiende a aferrarse a las ideologías y ello es susceptible de que ocurra de generación en generación. Los liberadores modernos se dieron cuenta de que los efectos del principio de dominación en lo público se traducían dentro de la persona en obediencia psicológica, comprendieron que el individuo estaba bajo el control absoluto del grupo. Para la modernidad, las puertas por las que se introduce la opresión externa del individuo son la infancia y la pertenencia al grupo. La infancia y la soledad son las grandes debilidades del hombre. La mente es traída al mundo pasivamente pero debe afrontar la muerte a solas y con plena responsabilidad. El descubrimiento del inconsciente empezó como una exploración en el alma del ego y como una lucha por la independencia. Desde la Ilustración las ciencias sociales habían estado siempre trabajando hacia una sociedad racional hasta que Freud, hacia 1900, asestó el más duro golpe al racionalismo con el descubrimiento del inconsciente como concepto científicamente formulado y con unas terapias mentales más poderosas. Uno de los puntos más controvertidos de la política moderna es su pretendida secularización. Las terapias psíquicas del siglo XX han aportado a la humanidad el descubrimiento de espacios internos en los grupos humanos, pero no han podido demostrar que en esos espacios del mundo interno del individuo hay sustancia política: espacios políticos internos. El tiempo en la teoría política La mayoría de los teóricos insisten en explicar la historia de la política en lugar de hacer teoría política sobre el presente. El Marqués de Cordoncet considera que en la cultura moderna la sabiduría es acumulativa, fluye en cadenas de causas y efectos, es acumulativa de una forma ordenada. El hombre puede viajar en el tiempo viajando por la superficie del globo. En el viaje humano a través de las edades se puede leer el pasado. Por eso, viajar geográficamente alrededor del mundo tiene, para la mente moderna, la validez mental de un viaje a través del tiempo, de este modo el tiempo resulta dominado por el hombre moderno. Según Cordoncet, la perfectibilidad del hombre es indefinida y cada siglo que pasa añade nueva ilustración a la de los siglos precedentes. Esta visión significa una especie de igualitarismo cronocrático que se impondrá en todo conocimiento de la historia de la teoría política. Los politólogos, entregados a hacer historia, tienden a creer que como conocen el pasado con detalle les es más fácil explicar el presente pero la realidad no es así, carece de base filosófica y antropológica el militarizar el uso del tiempo y el encadenamiento conjunto de los fenómenos temporales. Por tanto, la cronocracia tiene difícil su supervivencia. Partiendo de las ideas de Freud sobre el inconsciente humano, donde no hay pasado, ni presente, ni futuro, podríamos decir que la memora y el olvido en política son funciones reales, entre otras cosas porque sólo existe política actual. La política es siempre algo activado en el juego trascendente de la vida y la muerte que ello implica. Hay que apartarse de la visión cronocrática. INVESTIGACIÓN EMPÍRICA El concepto de enfoque El hombre se encuentra dentro de un gran universo y a la vez siente que hay otro ámbito mucho más complejo, que es donde se encierra su yo. Aparentemente, las regularidades de este mundo son caóticas y la tarea de la ciencia consiste en interpretar razonadamente la experiencia a través del descubrimiento de generalidades válidas u su consecuente aplicación a acontecimientos particulares. En toda descripción hay implícito un trabajo de descripción y de interpretación. La labor del científico consiste en seleccionar elementos de la experiencia, interpretarlos y extraer una consecuencia generalizadora. Frente a la sistematización inductiva, el investigador deductivo rechaza el encontrar esas generalidades necesarias para la explicación científica válida en la observación empírica y trata de encontrar dichas deducciones lógicas buscando principios o axiomas que, al ser evidentes por su propia naturaleza, no requieren demostración. De este modo, la elaboración de un sistema teórico queda asentada tal y como decía Einstein, por la intuición del autor, que es quien decide por qué ha utilizado precisamente estos presupuestos y no otros. Evidentemente, no se puede estudiar ningún enfoque de investigación sin antes explicitar con claridad los criterios básicos con que se pretenden evaluar. Elección de estrategias de investigación En el trabajo empírico nunca van a solas las ideas o los esfuerzos del investigador, sino que aparecen acompañados de los detalles concretos de financiación y adecuación a los medios. Es importante saber evaluar los ingredientes y el alcance de un trabajo del mismo modo que el decidirse con criterios racionales sobre qué método utilizar. Conceptos a utilizar Cuando un investigador adopta una perspectiva de investigación, impulsado por una fe en el éxito de su proyecto y por unas convicciones teóricas más o menos conscientes, se materializa en una triple consecuencia: Conceptualización coherente. Página 2 de 40
  • 3. L R. Dpto. Independencia. Patquia. C.P.A.B. 3er año del polimodal. Prof. Avila Pablo Mario. Ciencia Política. Introducción a la Ciencia Política. Presentación de problemas centrales a resolver y necesarios para encontrar las respuestas buscadas. Métodos concretos a utilizar y rechazo de los no válidos para conseguir su meta. En la base de estas tres etapas subyacen los principios axiomáticos en los que se apoya la sistematización del autor. Cuanto más claras tenga las ideas el autor, cuanto más transparente sea su formalización y la explicitación de los presupuestos, más rendimiento obtendrá del equipo de trabajo y del dinero invertido. Einstein llegó a reconocer que al fondo del diseño teórico se encuentra siempre un conjunto de principios indemostrables, percibidos intuitivamente a través de una cierta empatía o “Einffühlung”, llamada “Intellectual Love” por Popper. Existen unos criterios concretos para evaluar la aptitud del sistema conceptual que se plantee utilizar cuando se va a realizar un trabajo: Criterio de precisión: los conceptos claves de un aparato conceptual, incluidos en un enfoque teórico deben estar definidos ajustadamente. Por tanto, habrá que evitar: La ambigüedad o confusión producida al definir un concepto de modo que varias personas lo puedan entender de diferente manera. Ambivalencia que se produce cuando un concepto está definido de tal forma que el mismo observador podría encontrar en un fenómeno político dos contenidos diferentes, teniendo motivos en ambos casos para entenderlo así. Definir los conceptos sólo verbalmente al estilo diccionario, refiriendo una palabra a otra y ésta a su vez a otras en cadenas sin fin ni respuesta. Falta de parsimonia teórica o defecto que se produce si se abusa del número de presupuestos básicos axiomáticos indemostrables. Criterio de conductividad: los conceptos básicos de un sistema deben conducir a la elaboración de una teoría potente con fuerte capacidad de explicación científica. En este sentido, los conceptos que intentan representar o describir un fenómeno pueden ser: Clasificatorios: o conceptos tipológicos.- Aquellos que nos describen algo diciéndonos a qué clase pertenece (comunes en Biología). Analíticos: describen el fenómeno expresando las partes de que consta (comunes en Química). Universales: expresan el fenómeno mediante dimensiones continuas en las que todo fenómeno tiene una posición. Representan realidades encontradas en todas las cosas (Ej.: temperatura). Si sólo se utilizan conceptos clasificatorios, la conductividad es escasa y su nivel de profundidad teórica será bajo. En el grado analítico y en el universal, el grado de conductividad es cada vez mayor. Problemas y métodos de investigación Será decisiva la capacidad del técnico, su formación y su lucidez, también serán importantes sus orientaciones ideológicas, sus inhibiciones e incluso sus manías. Normalmente, una buena propuesta teórica se caracteriza sobre todo por su capacidad para hacer las preguntas adecuadas de la forma idónea. Toda propuesta de proyecto debe presentarse con un presupuesto de investigación por escrito. Previamente habrá que hacer una investigador para tal fin. Los recursos y la financiación del proyecto son un bien limitado y habrá siempre que plantearse cómo usarlos de la forma más idónea. PRINCIPALES ENFOQUES DE INVESTIGACIÓN EMPÍRICA Teorías y Métodos Las estadísticas, los sondeos de opinión y las encuestas son utensilios fundamentales para darle un carácter científico a las investigaciones sociales, pero el objeto básico de estudio en éstas, el ser humano y su comportamiento, no permite ser entendido desde ángulos tan reduccionistas. En la actualidad, la ciencia política (sobre todo la americana) padece de un exceso de acumulación de datos y estudios específicos, existe un desequilibrio entre teoría e investigación entendida como acumulación. Según R. Dahrendorf, la pretensión de la ciencia empírica es siempre teórica y la investigación experimental sólo tiene su justificación lógica como medio de control de las hipótesis derivadas de dichas teorías. Los inicios de la ciencia política se sitúan en Maquiavelo, cuando comienza a darse una interpretación desideologizada de los hechos y surge el primer intento de lo que podríamos considerar una teoría política basada en lo factual. MAQUIAVELO (1469 - 1527) La teoría política moderna comienza en el Renacimiento y en el análisis que Nicolás Maquiavelo hace del poder y del Estado. Su aproximación realista significó una ruptura con la tradición medieval que durante muchos siglos había entendido la política como algo inseparable de la religión y la moral. Con Maquiavelo el poder se convertirá en un mecanismo de estudio a través de las técnicas o principios de posible aplicación universal. Fundamentándose en la observación de los hechos y en su convicción de que la naturaleza de los hombres es constante e inalterable en muchos sentidos, Maquiavelo construye una teoría capaz de predecir y explicar las realidades políticas. “El Príncipe” es un manual práctico para gobernar y mantener el poder sin caer en las trampas y los engaños de los hombres. Según Maquiavelo, la religión y la moral pueden ser utilizadas para consolidar el poder pero el funcionamiento de éste es ajeno de aquéllas. Aunque sean inmorales, los fines políticos justifican siempre los medios empleados. El problema de Maquiavelo no es legitimar el poder sino mantenerlo basándose en la fuerza y la astucia, ya que estos son los únicos elementos capaces de explicar la caída de imperios y gobiernos. De esta forma, Maquiavelo lo que pretendía era enseñar cuáles son los mecanismos del gobierno, cómo se puede consolidar y fortalecer el Estado y qué errores llevan a la decadencia y a la ruina. En este sentido, la modernidad de Maquiavelo, paralela a la incipiente revolución copernicana, retoma la secularización anunciada por Aristóteles y Marsilio de Padua, y la lleva a los umbrales de la ciencia positiva. Maquiavelo considera que la fuerza es el único medio para incrementar y mantener el poder. Ya que la ambición natural de los hombres y de los estados hace que tras las fronteras amenace siempre la hostilidad de la guerra, la educación y el oficio del príncipe deberá estar dirigido a conocer el arte de la guerra, ya que descuidar este oficio conduce directamente al fracaso. En “El Príncipe”, Maquiavelo distingue entre las “buenas leyes” y las “buenas armas” como ingredientes fundamentales para la consolidación de cualquier Estado. Por “buenas armas” Maquiavelo entiende las fuerzas nacionales permanentes y disciplinadas de ciudadanos que aman su nación, no ejércitos de mercenarios dispuestos a venderse al mejor postor. En la filosofía maquiavélica existen dos abstracciones teóricas ineludibles: la fortuna y la virtud. Frente a la imprevisibilidad del azar (fortuna) Maquiavelo propone la virtud, o combinación compuesta por la fuerza, el valor, la capacidad de resolución, la inteligencia, la astucia y la estrategia. El objetivo fundamental de los escritos de Maquiavelo es la capacidad de imposición y de reconocimiento por los demás y este punto nos adentra en una dimensión clave de la política y del mundo actual. “El Príncipe” puede ser visto como un gran tratado para el arte de la manipulación de la imagen, no es necesario ser bueno y honrado sino parecerlo. Para Maquiavelo, siempre hay una razón de Estado que justifica y en ocasiones hace necesario el empleo de la violencia y la crueldad. Es en este punto cuando se pregunta si vale más ser amado que temido. Debido a la condición pesimista del florentino, concluirá que vale más ser temido que amado ya que la naturaleza del hombre le hace ser ingrato y tardan mucho menos en agredir al que aman que al que temen porque el amor lleva al exceso de confianza y a la falta de respeto. Sin embargo, el temor no debe convertirse en odio o desprecio hacia el príncipe. “Como los hombres son malos y no mantendrán su palabra contigo, tampoco tú estás obligado a mantenerla con ellos”. Maquiavelo es un claro antecedente de cualquier concepción realista de la democracia. Según Maquiavelo, la opinión de la mayoría debe ser despreciada ya que la capacidad crítica e intelectual de la masa es casi inexistente. “El vulgo es reducido siempre por la apariencia y por los acontecimientos; ¿y no es el vulgo lo que constituye la muchedumbre?”. HOBBES O LA PROTECCIÓN DEL ESTADO ABSOLUTO (1588 - 1679) El método de Thomas Hobbes se basa en los nuevos modelos científico-matemáticos que, a partir de las precisas mediciones de Galileo, llevarán a cabo la revolución científica iniciada por Copérnico en el Renacimiento. Estos planteamientos son paralelos a la eclosión de la burguesía como clase social considerada. Hobbes entiende la política y al propio ser humano como una parte más del universo mecánico inteligible al lenguaje matemático. Esta visión del mundo implica un materialismo radical ya implícito en las primeras páginas de su obra más representativa, “Leviatán”. Para Hobbes, la vida es como un movimiento artificial en el que el cuerpo humano funciona como un mecanismo parecido al de un reloj. Para él, esta visión de la política, desde un ángulo de reducción y secularización le hace justificar el absolutismo como algo útil y necesario en la tierra, escapando de todo tipo de trascendencia metafísica o religiosa implícita en el derecho divino de los reyes que hasta entonces había sido la visión tradicional. Hobbes tiene una visión del mundo mecanicista. Según Hobbes, todos los hombres comparten por igual una sed insaciable para ambicionar quejas y poder y al ser escasas, les enfrentan a un conflicto que inevitablemente les conduce a la muerte. A diferencia de las abejas o las hormigas que cooperan por instinto, Hobbes Página 3 de 40
  • 4. L R. Dpto. Independencia. Patquia. C.P.A.B. 3er año del polimodal. Prof. Avila Pablo Mario. Ciencia Política. Introducción a la Ciencia Política. advierte que los hombres inevitablemente tienden a la agresividad y a la destrucción. Según él, dentro de esa guerra violenta y egoísta no puede existir la propiedad ya que “sólo pertenece a cada uno lo que pudo coger durante un tiempo y lo supo retener”. Tampoco es posible la industria ya que el fruto de la misma es inseguro, ni la agricultura, ni la navegación, ni las artes, ni la sociedad... Tal y como lo entiende Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre” que no reparará en matar o robar al prójimo a no ser que un poder superior le castigue o atemorice hasta obligarle a cambiar su perversa conducta natural. En contraposición al estado de naturaleza (guerra de todos con todos), la sociedad civil sólo es posible fundando el Estado, por tanto, la sociedad u organización artificial (contra natura) de todos los súbditos sometidos al poder civil del Estado se convierte en el polo opuesto de la guerra. Bajo el poder soberano, el Estado garantiza la paz ya que sin él no hay sociedad entre los hombres sino un mero estado natural de desconfianza y terror. Por ello, la gran solución que el hombre ha creado para su propia conservación es el Estado todopoderoso en la tierra, la idea de un dios mortal que aterrorice a los ciudadanos (Leviatán: monstruo bíblico). Para Hobbes, la naturaleza humana está compuesta por dos tendencias: la razón y la pasión. La pasión, a modo de impulso, lleva a los hombres a desear y a conseguir los bienes y privilegios del prójimo. La razón les hace pensar que sin duración y sin seguridad los bienes deseados no tienen sentido porque no pueden disfrutarse. Mientras que la pasión enfrenta a los hombres, la razón les hace pactar, por ello, se ven llevados a convenir un contrato que implica la renuncia a todos los derechos que poseían en su estado de naturaleza para entregárselos a un soberano que, a cambio, les garantice el orden y la seguridad. Por tanto, la sumisión absoluta es el precio que deben pagar los súbditos al soberano por haberles salvado de su destructivo estado de naturaleza. Mediante el contrato se renuncia a la libertad y a cualquier derecho que pudiera poner en peligro la paz, de modo que los hombres se convierten en autores y autorizan al soberano, el actor ligándose y responsabilizándose en todos sus actos, convirtiéndose así la persona artificial en representante de sus autores. Hobbes presupone una aplastante mayoría de voluntades en favor del contrato. El contrato hace al soberano el verdadero fijador de la justicia y de la moral ya que lo justo y lo bueno pasan a definirse como lo coincidente con la voluntad del soberano. El soberano es el único poder legislativo y el Estado la única fuente de derecho; incluso en los asuntos de índole espiritual o religiosa es el soberano quien tiene la máxima autoridad. LOCKE O LOS FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA LIBERAL (1632 - 1704) John Locke es el principal teórico del liberalismo, por su teoría de la división de poderes y por el hincapié que hace en los conceptos de libertad y propiedad. Su influencia es enorme en el continente americano y en todos los autores liberales posteriores a él. Su insistencia en respetar determinadas parcelas individuales harán de él un preludio claro de la mentalidad burguesa aunque sus apreciaciones acerca del trabajo también podrían fundamentar cualquier teorización socialista. Como Hobbes, parte del estado de naturaleza para explicitar al ser humano, pero a diferencia de él, para Locke éste es un periodo en el que los hombres debieron gozar de perfecta libertad para ordenar sus actos y para disponer de sus propiedades y personas como mejor les parecía, sin necesidad de pedir permiso y sin depender dela voluntad ajena. Para Locke, el derecho a la libertad es fundamental y la necesidad de autoconservación no conoce otro límite que la ley natural, que gobierna el estado de naturaleza y que debe entenderse como la voluntad de dios. Nadie debe dañar a otros en vida, salud y libertad. Todos los hombres están dotados de razón y libertad suficiente para conocer el mundo y esto debe encaminarles a cooperar con los demás en la conservación de sus derechos. Para Locke, es conveniente el paso del estado de naturaleza a la sociedad civil ya que cuando al hombre le asiste la razón, le asiste también el derecho de imponer a los demás su cumplimiento. La razón coincide con la ley, el hombre, al interpretar la ley para sus asuntos propios deviene en juez y parte, lo que implica que juzguen con parcialidad y se dejen llevar por la pasión y la venganza. Ya que en el estado natural el agraviado carece a menudo de la fuerza suficiente para mantener la ley, el paso a la sociedad civil es conveniente. Para Locke, el estado de naturaleza es un estado de paz, benevolencia y ayuda mutua. Los hombres tienen derecho a su autoconservación. Según Locke, dios entregó a los hombres la tierra y sus productos para que dispusieran de ello a su conveniencia, para su sustento y bienestar, y aunque pertenecen a la humanidad en general, es posible que algunos de ellos intenten apropiarse indebidamente de lo de los demás. Según Locke, un hombre puede apropiarse de algo en la medida en que deje suficiente y de igual calidad para los demás. La apropiación justa está limitada por el trabajo ya que la cantidad de tierra que un hombre sea capaz de cultivar coincidirá con lo que pueda considerar como propia. Para salvaguardar la propiedad, los hombres se asocian en una sociedad civil, renunciando a su propia defensa y al poder de castigar los delitos contra la ley natural mediante un consentimiento tácito, haciendo dejación en la sociedad de las facultades que tenían en el estado de naturaleza y desde ese momento la sociedad se encargará de su protección dictando las normas precisas para el bien de la misma y castigando a los infractores de éstas. Esta transmisión de derechos y funciones a la sociedad se caracteriza por la condicionalidad y la limitación: el hombre entrega los derechos individuales de los que gozaba a cambio de los beneficios, o en función de los que espera obtener. La sociedad los recibe fiduciariamente y se los entrega al gobierno que se convierte en fideicomisario de la sociedad, de forma análoga a como ésta lo es del sujeto. Así, el gobierno desempeñará su tarea pensando en el bien de la comunidad. Llevar este propósito permite revocar el mandato. El poder legislativo se convierte en el organismo más importante de la sociedad civil ya que su propósito es la salvaguarda del derecho y a propiedad. El poder legislativo es el poder supremo pero ello no le exime de varias restricciones concretas, como son el que sus normas no se pueden modificar para casos concretos, sus normas deben presidir el bien de la comunidad, tampoco puede arrebatar a nadie sus propiedades. En suma, no puede vulnerar los derechos naturales. “La ley natural subsiste como norma eterna de todos los hombres sin exceptuar a los legisladores”. Subordinado al poder legislativo está el poder ejecutivo, encargado sin interrupción y de manera constante de la ejecución de las leyes vigentes en la comunidad. EL MÉTODO COMPARTIDO DE MONTESQUIEU (1689 - 1755) En su obra principal, “El espíritu de las leyes”, Montesquieu intenta construir un método para canalizar las instituciones, la legislación y los gobiernos de cada país atendiendo a determinaciones físicas y culturales (clima, suelo, comercio, religión, costumbres). El método de Montesquieu supone que las leyes en su componente racional tienen que actuar de forma diferente en las distintas comunidades humanas y, por tanto, sus instituciones serán también diferentes. En esta concepción de la ley subyace un marcado carácter relativista ya que sugiere que cierto tipo de leyes, objetivamente, serán mejores o peores según las condiciones de una determinada comunidad humana. Por ello, la filosofía política implica un doble propósito ya que, por un lado quiere entender científicamente la diversidad de leyes y costumbres humanas que determinan física y culturalmente a una sociedad y de otro, pretende descubrir el tipo de gobierno más adecuado para cada país en concreto. Por ello, las leyes y los gobiernos no pueden imponer modelos abstractos utópicos sino que deben adaptarse a las circunstancias en que vive una nación. Montesquieu quiere llevar su sociología política a la altura de las ciencias naturales. Para él, las causas físicas como el suelo, el número de población y, sobre todo el clima, condicionan la cultura y el comportamiento humano. Montesquieu es menos revolucionario que Rousseau pero su desprecio del absolutismo debe entenderse como un intento de cimentar científicamente el marco institucional de libertades que ya fue emprendido por Locke en el siglo XVII. Para Montesquieu, las garantías de la libertad no están en la teorización o en la búsqueda de una virtud cívica superior (como en la Antigüedad) sino en la organización y delimitación funcional de las distintas instituciones del Estado. Dividiendo el poder se garantiza y fortalece el régimen de libertades. A diferencia de Locke, que consideraba que el poder judicial era una parte del poder ejecutivo, para Montesquieu, debe constituir un poder distinto. De este modo, la Teoría de la Separación de Poderes se convierte en un mecanismo garante de la libertad que evita la concentración del poder. En “El Espíritu de las Leyes”, se refiere a los poderes intermedios entre el rey y el pueblo como necesarios para evitar el abuso del poder soberano. Los gobiernos que aspiran a garantizar la libertad, la paz y la unidad, se consiguen fomentando la acción de los distintos grupos sociales. De este modo, con su Teoría de los Poderes Intermedios, Montesquieu aporta una forma innovadora de fomentar el pluralismo y la convivencia a través de las leyes. LA TEORÍA UTILITARISTA DE BENTHAM (1748 - 1842) La idea central del pensamiento y la obra de Jeremy Bentham afirma que la mayoría de los grandes debates políticos han sido inútiles para la felicidad del individuo. Para él, lo importante no son los intereses de la comunidad sino las aspiraciones concretas de cada uno de sus integrantes. Bentham reduce su teoría moral y política a una concepción sensualista en la que el bien y el mal refieren al placer y el dolor. Para él, lo bueno es placer o felicidad y lo malo es dolor, de este modo, una acción nos lleva a un resultado bueno o malo en función de la cantidad de placer o dolor que nos aporte. Este determinismo psicológico es importante para él ya que pretendía establecer un código de leyes que haría virtuosos a los hombres. Para Bentham, el único principio político razonable es el de intentar conseguir la mayor felicidad para el mayor número de personas. Todo lo que se parte de este principio fundamental es mera especulación y no sirve para nada. Para Bentham, Página 4 de 40
  • 5. L R. Dpto. Independencia. Patquia. C.P.A.B. 3er año del polimodal. Prof. Avila Pablo Mario. Ciencia Política. Introducción a la Ciencia Política. las leyes deben estar diseñadas por un poder soberano que, siguiendo los principios utilitaristas, haya alejado cualquier influencia del derecho natural o de las ideologías. Igualmente, deben convertirse en ayudas desinteresadas para proporcionar felicidad a los individuos. Toda la obra de Bentham se basa en la búsqueda de “un sistema cuyo objeto fuera construir la fábrica de la felicidad con las manos de la razón y la ley”. A pesar de su visión hedonista e individualista, Bentham no identifica utilidad con egoísmo ya que para él, la primera ley de la naturaleza es buscar la felicidad para uno mismo pero también la felicidad nuestra se encuentra en la felicidad de los demás. Para Bentham, la racionalidad y la fuerza lógica que desarrollarían los individuos sobrepasaría las ideologías y los partidos políticos, sin embargo, su teoría no resuelve el conflicto entre los deberes sociales y los deseos individuales. La idea de la mayor felicidad para el mayor número supone que no todos los deseos pueden ser satisfechos. Es ésta una visión realista de la democracia. Para Bentham ya que existe una imposibilidad de consenso, los legisladores requieren juicios de valor que dependen de situaciones históricas. Hay juicios mejores, fundamentados en la razón y la experiencia, y juicios peores que provienen de la irracionalidad y los prejuicios. Por ello, quiere apartarse de cualquier tipo de verdad absoluta o evidente. Para él, los proyectos políticos deben plantearse en función de su utilidad. El Estado debe encargarse de garantizar los principales objetivos y servicios públicos. Bentham presupone en los seres humanos la capacidad racional que les permitirá convertirse en sus propios abogados. MARX Y EL MATERIALISMO DIALÉCTICO (1818 - 1883) La principal contribución de Marx a la teoría política es su visión materialista de la historia, especialmente de aquellas esferas económicas donde se articulan los medios de producción. Para él el análisis político es superficial si no va acompañado de una referencia adecuada de las determinaciones histórico-económicas ya que cualquier sistema de producción que se ha dado en la historia lleva consigo una forma determinada de distribución del producto económico y ello explica los cambios que se puedan producir tanto en la política como en la cultura. Esta primacía económica sobre lo cultural hace que la teoría marxista sea conocida como materialismo histórico. Así, las fuerzas productivas son los instrumentos de trabajo de los seres humanos mientras que las relaciones de producción es el modo en que la sociedad se organiza para utilizar dichas fuerzas productivas en tanto que crean diferentes estructuras políticas divididas en clases. El cambio social e histórico viene propiciado por el desarrollo de la infraestructura económica, y no tanto por la superestructura política e ideológica. El carácter revolucionario de la teoría marxista se desprende del presupuesto de que las fuerzas productivas han sido controladas por una minoría que ha conseguido aprovecharse de la gran masa de población apropiándose de la plusvalía o valor excedente. El trabajador vende su trabajo como si de una mercancía se tratase quedando a expensas de la racionalidad del capital y sus criterios orientados a reducir el coste al máximo. Esta situación es altamente conflictiva y propicia la lucha de clases que hará protagonista revolucionaria a la clase proletaria. Para Marx, el Estado, las creencias religiosas y nacionalistas son potenciadas desde el poder económico como formas de dominación y la revolución proletaria debe destruirlas. Partiendo de una situación de desigualdad, para Marx la ideología es el conjunto de creencias que sirven para mantener el reparto desigual del poder económico y político. La teoría marxista estaba pensada para sociedades industrializadas, tipo Inglaterra y EEUU. Él pronostica una revolución de la clase trabajadora que consistirá en la instauración de una sociedad sin clases. Esta predicción debilita su método en lo experimental y científico, la visión marxista es algo ingenua pero, aún así, es tal vez la más influyente en el siglo XX. RACIONALIDAD Y DOMINACIÓN EN MAX WEBER (1864 - 1920) La obra de Max Weber puede entenderse como un intento de comprender los aspectos técnicos y burocráticos del capitalismo. Su obra más importante es “Economía y Sociedad” y aspira a conocer el presente remontándose con frecuencia al pasado. Para Weber su teoría política reside en los valores que la historia y la tradición nos han ido inculcando. Según él, el trabajo del investigador científico debe basarse en la formulación de juicios de hecho verificables y, en tanto sea posible, objetivos. Para Weber el Estado es aquella institución que emplea la dominación atribuyéndose, ya sea legítimamente o no, el monopolio de la coerción física. Los ciudadanos se convierten en sociedad civil y son aquellos grupos de ciudadanos que aceptan la dominación. Para Weber será importante disminuir la presión del Estado, disminuir la burocracia y someterla a un control político. Partiendo de este presupuesto realista de la dominación, Weber constituye su famosa Tipología de los Poderes sobre los diferentes tipos de dominación: Dominación carismática: se da en sociedades primitivas. El poder es encarnado por el líder, aquél que consigue demostrar un poder trascendente y extraordinario. A través de la magia o la religión se erige en un ser elegido mediador entre la sociedad y dios (comunidad y fuerzas espirituales). Dominación tradicional: la comunidad reconoce y acepta el pasado como base constitutiva del presente. El pasado se encarna en herederos que son reconocidos como tales no por realizar algo extraordinario sino por tradición ancestral (sacerdotes / monarcas). Dominación racional o legal: el Estado y la burocracia son el máximo poder garantizador de la justicia y la eficacia. En su libro, “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (1904), refleja el contraste en la sociedad moderna del pasado religioso y el capitalismo. Weber señala las semejanzas entre la ética calvinista y la ética del trabajo y el ahorro: renuncia a una vida placentera, predestinación, represión de todo impulso sensual mediante el trabajo, etc. LA LÓGICA EXPERIMENTAL DE PARETO (1848 1923) Partiendo de un principio cientificista, Vilfredo Pareto pretende desmitificar las falacias de la sociedad moderna resaltando las contradicciones de la democracia y los partidos a fin de proporcionar las bases de una teoría positivista y realista. Su obra más importante es el “Tratado de Sociología General” (1916). Pareto divide las acciones humanas en lógicas y no lógicas: Lógicas: acciones orientadas a un objetivo concreto para cuya obtención el sujeto actúa siguiendo procedimientos racionales. No lógicas: falta de conciencia entre los medios y los fines (p. e.: rituales, etc.). Pareto se refiere con el término residuos a los instintos principales de la naturaleza humana y existen dos tipos de residuos: Instintos de las combinaciones: capacidad de invención e imaginación. Persistencia de conglomerados: tendencia conservadora y temerosa. Los residuos permanecen constantes a lo largo de la Historia y frente a ellos están las derivaciones, que son irradiaciones potenciadas por la personalidad de los líderes y por sus discursos. La propaganda y el poder persuasivo de la publicidad a fuerza de repetirse acaban por aparecer como discurso “lógico - experimental”. En definitiva, el método lógico-experimental paretiano pretende desmitificar todas las ilusiones democráticas así como sus derivaciones ya que éstas son acciones no lógicas que tienden a favorecer a unas elites que manipulan a las masas. De todos modos, estas elites no se perpetúan en la historia sino que tienden a debilitarse y a desaparecer. A través de las derivaciones se organizan movimientos de fe colectiva que terminan por derrocar a quienes ostentan el poder. Pareto considera necesaria la ascensión al poder de elites fuertes y realistas que sustituyan el debilitamiento progresivo al que conducen la masificación y los procedimientos democráticos. Junto a Mosca, Pareto es considerado el creador del elitismo así como uno de los grandes críticos de la democracia y el socialismo. TEORÍAS Y ENFOQUES MODERNOS FORMALISMO Es el enfoque más antiguo dentro de la ciencia política empírica. Este enfoque identifica, a efectos prácticos de trabajo, la política con las normas e instituciones vigentes en una comunidad: el enfoque legal-formal surgirá como tal asociado a departamentos de derecho público y de historia de las instituciones. Esto no quiere decir que los investigadores de este enfoque piensen que lo político sólo se encuentra en lo escrito en documentos o en las instituciones. Como resistencia contra influencias idealistas y teológicas, se resiste a aceptar como realidad objetiva nada que no tenga una repercusión constatable por todos. Al tener trascendencia documental, el trabajo de recopilar y comparar material de distintos países se hace más sencillo. Los estudios formalistas o legal-formales han adquirido autonomía separándose definitivamente de su origen jurídico al ahondar y ampliar el campo de estudio. Sin embargo, esta evolución ha sido muy lenta. El objeto de estudio de este enfoque de trabajo son las estructuras legal-formales: Organizaciones gubernamentales formales y el derecho que las rige Leyes constitucionales, orgánicas o equiparables y sus interpretaciones en la práctica política. Página 5 de 40
  • 6. L R. Dpto. Independencia. Patquia. C.P.A.B. 3er año del polimodal. Prof. Avila Pablo Mario. Ciencia Política. Introducción a la Ciencia Política. La metodología consiste en: Localizar, compilar y clasificar todo el material objeto de estudio Analizar estas reglas o pautas de comportamiento intentando establecer las condiciones en que operan dentro de la política de un Estado. El análisis de las estructuras legal-formales puede hacerse: Denotativamente: estudio de lo que hay, describiendo detalladamente el objeto de estudio. Connotativamente: intenta descubrir cómo deberían ser las estructuras para ser idóneas. Los trabajos de este enfoque aceptan unánimemente: Que el Estado es la unidad formal máxima de la que dependen todas las demás. Es la cumbre de todas las organizaciones formales existentes en la sociedad. Surgió en la historia como una necesidad y por ello está legitimado para obligar y subordinar a toda otra organización intermedia. La vida política, el comportamiento político de los habitantes de cada país se halla programado por una red de regulaciones y pautas cuya máxima expresión es la propia estructura legal-formal del Estado. La historia de la Humanidad es la historia de un progreso constante. Las instituciones existentes primero se institucionalizan y después se formalizan con su expresión legal objetiva. Existen dos líneas de trabajo en este tipo de investigaciones: Idiográfica: abarca todos los estudios descriptivos que se hacen sobre los más diversos países y en los que se pretende desentrañar la estructura legal-formal de cada país. Esto ofrece cada vez más un grado de dificultad ante el creciente progreso y complejidad de la vida política, aunque cuenta con la ayuda de los avances informáticos y de las comunicaciones. Ingeniería política: se estudian los mecanismos que operan en el Estado con el objeto de llegar a actuar sobre ellos con diversos fines, estabilización, crecimiento económico, cambio social... Estos estudios no identifican el Estado con política, si bien lo consideran como la organización más importante y significativa de todas las existentes. PODER Y CONDUCTA Al igual que el Formalismo, arranca de los inicios de la institucionalización de la ciencia política empírica moderna. Parte de la idea de que en cada comunidad sólo unos cuantos mandan, mientras que los demás obedecen. Esta idea puede, a priori, parecer primitiva, pero su gran utilidad es que nos da una regla válida para todo tipo de sociedades. Consideran el poder como la sustancia de la política, ya que el poder tiende a concentrarse en un pequeño grupo de personas que acumulan gran parte del mismo. Por ello, en la naturaleza del poder se encuentra la cualidad intrínseca de tender a la concentración en un grupo o elite política. Así, en vez de tener que estudiar la estructura legal de una comunidad en su conjunto, bastará con analizar esa minoría clave, la elite del poder, para comprender el porqué de su comportamiento. Este método se puede aplicar a cualquier conjunto de seres humanos. El objeto de su estudio, por tanto, será encontrar y medir el poder de las elites, ya que poder y elite son los dos conceptos esenciales de esta visión de lo político. Un área de estudios que requiere importancia especial dentro de este enfoque es la de los “community studies” o estudios de comunidad. Son investigaciones mesopolíticas que permiten un seguimiento fácil para el investigador. El enfoque conductista ha permitido dar los primeros pasos de la psicología política. EL CONDUCTISMO. CULTURA POLÍTICA Y PODER Según este enfoque, el comportamiento de los seres humanos, su conducta externa, es el único que puede analizarse objetivamente ya que todos los animales, incluido el hombre, responden a algún tipo de estímulo. El conductismo elude los aspectos relativos a la conciencia y renuncia deliberadamente a realizar interpretaciones simbólicas o significativas. El conductismo: Analiza la conducta humana intentando sistematizar y cuantificar observaciones en la medida de lo posible. Promueve que la ciencia política tenga una utilidad social aplicable en la Administración o en las empresas privadas. Debe ayudar a contrastar y tomar decisiones prácticas y eficaces. Se deben excluir proyectos que encierren un sistema de valores. El politólogo conductista no debe intentar solucionar problemas que tengan que ver con la democracia, la justicia o la libertad. La aproximación conductista concibe la acción individual como un mecanismo de estímulo-respuesta. Los únicos instrumentos válidos para el politólogo conductista son las encuestas, los sondeos de opinión y los datos estadísticos. El conductismo trata de buscar leyes y teorías partiendo de la uniformidad básica del comportamiento. Es un método bastante circular ya que: observa la conducta elabora teorías partiendo de ésta Se verifican las teorías observando en la conducta los contrastes entre hechos y generalizaciones. Cada país posee una cultura política propia que hace que, ante determinadas circunstancias o estímulos políticos, su comportamiento nacional sea de una u otra manera. La obra central de este enfoque de investigación será “La Cultura Cívica” (1963) de Gabriel Almond y Sidney A pesar de ello, abrió el camino a expertos de todo el mundo. La cultura cívica podría definirse como una cultura política participativa en la que la cultura política y la estructura política son congruentes, o Teoría de la Congruencia y Consonancia desarrollada por los sucesores de Almond. A este enfoque se debe también el auge de los estudios de socialización política o aprendizaje político. La socialización implica la internalización de los ingredientes de la identidad política del sujeto sin que éste se percate de lo que le está ocurriendo. Todos estos trabajos no hubieran podido producirse sin el descubrimiento y generalización del concepto de inconsciente llevado a cabo por Freud, al empezar a ser indagado el sujeto con toda la complejidad que merece. EL FUNCIONALISMO La teoría funcional pretende dar sentido a las partes como funciones dentro de la totalidad social. Siguiendo, en cierta medida, el darwinismo social, el funcionalismo entiende que los individuos o grupos de individuos reaccionan, intentando adaptarse, en función de las influencias cambiantes del entorno. Una de las primeras aplicaciones funcionalistas en las ciencias humanas se debe al antropólogo B. Malinowski, según él, al funcionalista se le presenta la cultura con una totalidad de elementos, ideas, creencias y ritos, como un sistema entrelazado mediante el que el investigador debe poder resolver y dar sentido a los problemas concretos. El funcionalismo se plantea la función que cumple un elemento dentro del sistema, cómo disminuye o acrecienta determinados conflictos y en qué medida tiende a conservar los valores predominantes. Se ha llegado a decir que el funcionalismo constituye una teoría social superior al conductismo ya que más que una técnica para medir la conducta, ha construido un modelo de gran alcance. El afán del investigador debe posibilitar al analista el descubrimiento de funciones ocultas y, aparentemente, inexistentes. Mientras el conductismo describe un modelo mecanicista, el funcionalismo nunca pierde la visión de conjunto que interrelaciona los distintos elementos con un todo organicista. El conductismo no pretende dar cuenta del sistema, entendiendo éste como unidad compleja, pues en su planteamiento prima más la acción humana basada en estímulos y respuestas. El funcionalismo pretende convertirse en una teoría que posibilite las comparaciones funcionales existentes entre sistemas; instituciones homologables pueden estudiarse en relación a su interrelación con el resto de las instituciones del sistema y esta práctica puede alumbrar información relevante tanto para las aspiraciones predictivas como para las explicativas. Lo mismo puede decirse con respecto a los grupos e individuos que permiten representar roles análogos y comparables en distintos sistemas funcionales. Sin embargo, este anhelo por explicar el comportamiento humano a partir de los roles asignados a los individuos ha sido criticado ya que podría sustituir la condición unitaria del ser humano por un disperso conjunto de roles irrelevantes. Uno de los planteamientos teóricos más elaborados del funcionalismo reside en la obra de T. Parsons. Según él, un sistema social se enfrenta a la resolución de una serie de problemas básicos sintetizados en la palabra AGIL: Adaptación al medio (adaptation), sobre todo económico, por parte del sistema ya que él mismo debe conseguir adaptarse al entorno que lo envuelve o de lo contrario sucumbirá al medio. Objetivos y finalidades (goal-attainment), el sistema debe alcanzar una serie de objetivos que sustentarán su equilibrio, tanto el interno como el externo: relaciones internacionales, legitimidad de las instituciones, reconocimiento del poder establecido. Integración (integration) al máximo por el sistema de todas aquellas tendencias que puedan verse marginadas o fuera de él. Esta integración se realiza por medio del control social y sus normas legales. Página 6 de 40
  • 7. L R. Dpto. Independencia. Patquia. C.P.A.B. 3er año del polimodal. Prof. Avila Pablo Mario. Ciencia Política. Introducción a la Ciencia Política. Conservación (latent pattern maintenance) de los modelos y superación satisfactoria de los eventuales conflictos. Esta funcionalidad se canaliza a través de vínculos culturales y emotivos que, desde su apego a lo simbólico y significativo de la tradición, tienden a considerar amenazantes los modelos nuevos. Sin embargo, Parsons parece dar a una elite un tutelaje regulador y excesivamente integrador. Suzanne Keller puntualizó que el modelo de Parsons reproduce un elitismo en el que la adaptación se confiere a la oligarquía económica, científica y militar; la integración al sistema educativo y la conservación de valores a los deportistas famosos y otras figuras carismáticas del cine y la televisión. Sin embargo, hay quien ha visto en el funcionalimso parsoniano una teoría elástica al enfrentarse a las formas dinámicas de la acción social, entendiendo necesariamente ese carácter conservador de un modelo de orden integrador tutelado por unas elites o por el propio Estado. Se ha criticado al funcionalismo por su imposibilidad de llegar a conclusiones mínimamente constatables. El propio concepto de sistema social se convierte en un término metafísico al no ser posible una clara demarcación limítrofe entre un sistema y su entorno. También el término función ofrece ambigüedad, es un concepto rígido y estático. El concepto de sistema político, sin embargo, parece más claro que el de sistema social. Como método explicativo de la realidad socio- política, el funcionalismo tiene considerables ventajas: da una articulación funcional a las estructuras, actores políticos e instituciones y posibilita un modelo comparativo que supera claramente a los enfoques meramente institucionales. El análisis de una institución se enriquece en la medida en que podemos darle una funcionalidad dentro del sistema e interrelacionarla con el resto de instituciones del mismo. De esta forma, estructuras o instituciones aparentemente iguales pueden, tras el análisis funcional adecuado, mostrar diferencias relevantes y sorprendentes. Desde un punto de vista ideológico, se ha considerado el enfoque funcionalista, sobre todo por autores de orientación marxista, algo teñido de un inevitable conservadurismo, ya que el método funcional ha abordado insuficientemente lo relacionado con el conflicto y el cambio social y por situar el foco alterador del equilibrio fuera del sistema en sí. LA TEORÍA GENERAL DE SISTEMAS Es un intento de enriquecer los planteamientos básicos del funcionalismo. A partir del concepto sistema se pretende establecer un método capaz de explicar el cambio y los mecanismos políticos desde una perspectiva menos conservadora que la planteada por el funcionalismo. El sistema recibe información sobre su acción a través de un movimiento de retroalimentación que le hace cambiar sus propias configuraciones políticas, corrige su rumbo y se moldea en función de las informaciones y demandas que es capaz de internalizar. Existen dos tipos de informaciones que el sistema tendrá que asumir: Informaciones negativas: cuyo efecto en el sistema tiende a ser corrector y crítico. Informaciones positivas: cuya naturaleza potencia y reafirma el sistema aunque hace que éste sea más vulnerable al medio que lo envuelve. La teoría general de sistemas pretende definir los fines del sistema como orientaciones en constante proceso dinámico, concepción del sistema político necesaria para superar el análisis mecanicista y estático del funcionalismo. David Easton, en “El sistema político” (1953) hace hincapié en las relaciones de interdependencia que mantienen distintos sistemas y subsistemas sociales. El sistema político es complejo y muestra su capacidad autoritaria distribuyendo y asignando valores. Este autoritarismo consiste en hacer respetar estos valores convertidos en leyes o sanciones para aquellas conductas que no se atengan a la normativa prevista. Estos valores son reconocidos por vías más o menos legales o coercitivas, en todo el sistema político sirviendo de instrumento cohesivo e integrador. Las informaciones que resultan de la acción entre el sistema y el medio son recibidas por la colectividad. Esta las asimila, reflexiona y critica (especialmente a través de los medios de comunicación) llegando a sedimentar una opinión pública que, dado el caso, volverá a formular demandas al sistema. Esta opinión pública está canalizada en partidos políticos, instituciones culturales o económicas, grupos de presión o movimientos sociales, y volverá a emitir nuestras informaciones al sistema creando una especie de circuito dinámico y enriquecedor. El sistema político y su entramado institucional concreto, formulará los resultados del ciclo retroalimentador en forma de medidas, decisiones, leyes o imposiciones. Estas formulaciones del sistema pueden generar respuestas satisfactorias, insatisfactorias o neutras. Las satisfactorias refuerzan la autoridad y el reconocimiento del sistema. Las insatisfactorias pueden medirse, según el caso y la intensidad, en actitudes de violencia, cambio de voto, crisis de legitimidad, crecimiento de la ingobernabilidad. Las respuestas neutras son las más complejas de definir ya que pueden deberse a variables múltiples que pueden ir de la desinformación, el analfabetismo, la apatía política o el pasotismo frente a la incapacidad seductora de los líderes. Esta respuesta puede tener consecuencias conservadoras al no transformar el equilibrio del sistema. La Cibernética puede considerarse como una extensión de la Teoría General de Sistemas. La Cibernética es “la ciencia de la comunicación y el control en los animales y las máquinas” (“The Human Use of Beings” Norbert Wiener, 1948). En aplicación a la ciencia política, la cibernética entiende el sistema político como una organización en la que predomina la comunicación, convirtiéndose en poder al concretarse en ésta la sustancia clave y privilegiada de la comunicación. La diferencia entre cibernética y la teoría general de sistemas radica en que la cibernética insiste en entender la información como una forma de expresión política en sí misma. La cibernética analiza la información y sus elementos como un sistema de signos que hay que interpretar y descifrar, ya que sin una lectura interpretativa, la comunicación no podrá dar sentido a los signos o mensajes. Los partidos, la prensa, los grupos, el gobierno y el presidente podrían entenderse como núcleos políticos que manejan, interpretan o manipulan distintos tipos de información privilegiada. LA VISIÓN INFORMÁTICA Conjunto de trabajos empíricos históricamente asociado al surgimiento de la informática. El concepto de “sistema” es fundamental en esta área de trabajo. Esta visión política arrancará como sistema informático y se llegarán a plantear modelos de investigación y apuntes de lo que se pensaba iba a ser una forma definitiva de salir del estatus de ciencia del espíritu, para alcanzar de una vez por todas la consideración de simplemente ciencia experimental. El origen teórico del enfoque sistemático se encuentra en las teorías de Ludwig von Bertalanffy, que se planteaba una ciencia que, en vez de ocuparse de los hechos causales, se ocupase de todos organizados o sistemas. A todo ello contribuyó el espectacular progreso de la electrónica, la informática, las telecomunicaciones y el procesamiento de la información. En la historia del pensamiento político existen precedentes de interés por alcanzar un pensamiento global de la vida política y sus mecanismos. Es importante señalar la diferencia entre unidad y agregado para llegar al concepto de “unidad sistemática”. una unidad posee límites concretos que la separan del exterior dejando a un lado las fuerzas y procesos internos y a otro los homólogos exteriores. al menos una de las medidas de la unidad debe ser distinta de la agregación de medidas de sus componentes. deberá haber al menos una descripción de la unidad que no consista meramente en la descripción de sus partes. Punto crucial de estos estudios es el análisis del concepto “información”, su procesamiento y significación. De acuerdo con el segundo principio de la termodinámica, el universo tiende a una situación de máximo desorden o máxima entropía, de manera que todo lo que sea regularidad viene a ser neguentropía. Esta neguentropía se opone temporalmente a la ley universal de entropía y, por tanto, es una negación del caos general. La teoría sistemática se atreverá a considerar la política como una actividad donde existen unidades sitemáticas. El análisis sistemático necesita trabajar con números de elementos muy elevados para que aparezcan las leyes estadísticas existentes en el sistema. El enfoque sistemático ha resultado muy limitado en su operatividad, pero no así en cuanto a promoción de debate y ampliación de intereses de la ciencia política. Se ha hecho poca investigación sobre ciencia política con este soporte teórico, aunque sus aplicaciones a otras ciencias sociales han sido probadas. Quizás el avance técnico más espectacular sea la realidad virtual que aporta unas posibilidades ilimitadas. UNIDAD Y ESTRATÉGIA La Teoría de la Elección Racional (TER) es un producto surgido fuera del campo de la ciencia política. Se trata de un producto genuinamente moderno por lo que confía en la capacidad intelectual para captar la verdadera realidad externa e interna del hombre y de descubrimiento de un yo interior autónomo. La TER pretende construir un modelo lógico que, proyectado sobre los hechos sociales, nos pueda ayudar a explicarlos y a hacer predicciones. Su estructura es deductiva y sus supuestos explícitos y englobados en un período circunstancial concreto. Como toda ciencia empírica huye de soluciones globales y sólo pretende ayudar a entender gradual y acumulativamente (poco a poco pero de forma segura) el comportamiento de los individuos en los diferentes contextos, micro, meso, macro y megapolíticos en los que se mueve. La base teórica de la TER se encuentra en la llamada Teoría de los Juegos, o teoría de la acción colectiva. Este enfoque es una emanación lógica del medio político en el que surge la democracia del mercado y en el que los ciudadanos adquieren su relevancia política como Página 7 de 40
  • 8. L R. Dpto. Independencia. Patquia. C.P.A.B. 3er año del polimodal. Prof. Avila Pablo Mario. Ciencia Política. Introducción a la Ciencia Política. individuos a través de sus propias decisiones políticas. No hay fenómeno político sin individuos y el comportamiento político de los seres humanos significa toma de decisiones. La toma de decisiones crea los hechos sociales y estructura el comportamiento político de una colectividad, por tanto, la toma de decisiones es el proceso matriz de la conducta humana. La teoría de la elección racional presenta tres supuestos metodológicos: Individualismo como alternativa al colectivismo. Consideración de los seres humanos como dotados de una racionalidad instrumental deliberativa. Aplicación de la idea clásica de las consecuencias no intencionadas de las acciones humanas. Las acciones pueden se dividen en: Individuales: limitan sus consecuencias al individuo que las ha generado. Colectivas: fruto de la interacción entre individuos. Su alcance y repercusión es más extenso que las meras realizaciones personales. Las acciones colectivas generan procesos de inmediato, cuya fenomenología está íntimamente relacionada con la dinámica social. El individualismo supone un intento de revalorizar el papel del sujeto para tomar decisiones en función de las limitaciones estructurales procedentes de las instituciones y reglas. El individuo pertenece a un colectivo, conforma sus preferencias y elige coherentemente con los fines que aspira a alcanzar. De este modo, las atribuciones de voluntad, estrategia y decisión son inherentes al individuo y no es preciso comprender sus actividades mediante la admisión de un interés económico, sino sobre la confianza en una valoración subjetiva favorable de ciertos resultados. El supuesto de racionalidad consiste en la comprensión del hombre como poseedor de una capacidad intelectual de deliberación y coherencia en la elección de los medios que cada uno considera más adecuados para la consecución de sus propios objetivos específicos. Este supuesto de la racionalidad ofrece dentro del mismo marco teórico de la elección racional, dos tendencias que (i) por un lado postulan la capacidad única y exclusiva de los individuos para ordenar sus preferencias y efectuar elecciones entre los resultados globales de sus acciones y (ii) por otra, consideran a los sujetos como actores y decisores de sus propias estrategias, afirmando de este modo la posibilidad de medir cardinalmente la utilidad que cada individuo asocia a un objeto de elección. Las consecuencias no intencionadas indican que los resultados colectivos no siempre responden a las intenciones individuales previas al desarrollo de la acción. Por tanto, la elección racional, como construcción individual de opiniones y preferencias sobre un conjunto de alternativas ofrecidas, puede ser tan válida para el estudio de la actividad humana de intercambio mercantil concerniente a los bienes privados, como para el conocimiento de la actividad orientada al consumo de bienes públicos y actividad política. Su pretensión última es fundamentar convenientemente nuevos programas normativos que eviten los efectos nocivos que en otra época pudieron derivarse del exceso de normativismo. Su campo específico de desarrollo es la búsqueda de explicaciones bien fundadas, más que de nuevas normas directamente aplicables. Por último, la expresión “decisión pública” responde al ejercicio mismo de la acción colectiva, consideramos las decisiones como una realización colectiva, de repercusión pública. POLÍTICA DE GRUPOS El enfoque de grupos en es estudio de la política fue expuesto de forma articulada y explícita por primera vez por Arthur F. Bentley, en su libro “The Process of Government” (1908). Un precedente en los EEUU es el de James Madison y John C. Calhoun, éste último, con su teoría de la “mayoría concurrtente” confería a los estados norteamericanos el poder de veto sobre la legislación federal cuyo objetivo real era preservar la esclavitud contra los ataques igualitaristas del gobierno federal. Madison desconfiaba de la democracia romántica y esto le llevaba a rechazar la soberanía estatal. Para Madison, “si una mayoría está unida por un interés común, los derechos de la minoría están en peligro”. Bentley consideraba que la ciencia política de su tiempo era un estudio formal de las características más externas de las instituciones de gobierno. Lo que pretendía era atraer la atención de los politólogos para que se alejaran del terreno utópico y se centraran en la solidez de la realidad empírica. Sin embargo, su trabajo fue rechazado y criticado por su excesiva dependencia del derecho político y de la historia de las instituciones y por el fuerte apego a la inercia académica. TEMAS Y CONCEPTOS La investigación de grupo se centra en colectivos de individuos que interactúan buscando objetivos políticos comunes. El punto de atención básico se sitúa en el grupo y no en el individuo ya que el primero tiene mayor influencia que el segundo en el diseño de los procesos políticos. El grupo es necesariamente la unidad de análisis. Bentley daba al grupo una preminencia sobre el individuo. David Truman ocupa una posición intermedia al reconocer la autonomía del individuo, si bien, a la vez, concentraba su atención en el grupo. Mancur Olson Jr. Analizó el comportamiento de grupo mediante el análisis pormenorizado de las relaciones individuales en el interior del contexto intragrupal. En su conjunto, los estudiosos de grupos contemplan al sistema político como una malla gigante de grupos en constante estado de interacción los unos con los otros. Esta interacción adopta la forma de presiones y contrarpresiones cuya resultante final define la situación del sistema político en un momento determinado. Así, los grupos son clasificados dependiendo de su grado de organización, su campo de interés, su estilo de autoridad... Los teóricos de este enfoque están convencidos de que el resultado de la inter-relación entre grupos existentes determina quién gobierna y los cambios producidos en el sistema político son los que surgen en las formaciones grupales internas a él. Para Bentley, un grupo es una determinada porción de los hombres de una sociedad, tomados no como una masa física sino como una actividad de masa, que no cierra a los hombres que participen en él la posibilidad de participar también en otras muchas actividades. Para Truman, un grupo es simplemente una colección de individuos que tienen una característica común. Según esto, un grupo de interés sería cualquier grupo de individuos que, sobre la base de una o más actitudes compartidas, reclama a los otros grupos de la sociedad, el establecimiento, mantenimiento o preminencia de formas de comportamiento implícitas en esas actitudes compartidas. Para él, lo importante es la interacción y no la característica compartida. Aunando las dos definiciones, para ellos un grupo es un colectivo de individuos que interactúan, generando unos ciertos modos o patrones de interacción al perseguir el bien común para todos ellos. ANÁLISIS COMPARADO Según Almond, hay cuatro tipos de interés: Grupos de interés asociativo: Grupos informales o “cliques” que se dan en una sociedad y a los que son atribuidos intereses objetivos del grupo. Incluyen a otros grupos, denominados “categóricos”, o aquellos formados en torno a lazos de parentesco, vínculos étnicos u origen regional común. Se caracterizan por un patrón intermitente de articulación y por la ausencia de continuidad en la estructura interna. Existen porque los gobernantes o la población actúan como si existieran y les atribuyen intereses objetivos. Altamente organizados, buscan de manera explícita representar los intereses de una colectividad particular. Bien dotados de personal con relativa cohesión interna. Profesionalizados. Son los grupos más estudiados: sindicatos, asociaciones de empresarios, organizaciones de corte étnico y religioso. Grupos de interés institucional: Son los más accesibles a estudio. Surgen para defender y ampliar un interés concreto al que deben su existencia, aunque no necesariamente tengan que limitarse a la defensa de ese único interés. Van acompañados de una presencia institucional establecida. La primera de sus obligaciones es luchar por seguir existiendo. Estos grupos poseen visibilidad social ya que constan de un soporte de organización propia. Con frecuencia llegan a ocupar posiciones de influencia en los mecanismos estatales o de gobierno: partidos políticos, ejércitos, iglesias, corporaciones profesionales. Abarcan a su vez subgrupos, como pudieran ser bloques legislativos, bandas ideológicas, grupos profesionales. Grupos de interés no asociativo: no asociativos o in-formales. Tienden a cristalizar inexorablemente en grupos asociativos. Aparecen en un momento dado y luego desaparecen. Es tarea de la ciencia política comprender por qué existen, cuál es su función o su impacto y cuáles son las variables que les rigen. Grupos de interés anómicos: surgen de forma espontánea: manifestaciones callejeras, motines u otras formas de protesta popular improvisada formarían parte de estos grupos. Es frecuente que no exista un interés común consciente, si bien luego se les atribuye un interés particular. Son grupos siempre molestos para el sistema político porque tienden a producir desorden. Son disruptivos y con frecuencia no presentan ninguna demanda concreta y sí peticiones difusas, o simplemente se limitan a expresar malestar popular. Estas clasificaciones iniciales de grupos políticos son bastantes primitivas y se hace evidente que surgieron con una fuerte carga de prejuicio cultural. Existen ciertas precondiciones para que se produzca la transmutación de un grupo informal en otro formal. Unas son de tipo técnico, como la aparición de una carta o documento de funcionamiento, la existencia de cierta complejidad organizativa, la presencia de personal administrativo. Otras precondiciones pueden ser de carácter político, ya que ciertas elites políticas pueden impedir, detener o diferir el Página 8 de 40
  • 9. L R. Dpto. Independencia. Patquia. C.P.A.B. 3er año del polimodal. Prof. Avila Pablo Mario. Ciencia Política. Introducción a la Ciencia Política. surgimiento de estos grupos asociativos. Por último, pueden también darse precondiciones económicas, ya que la formación de un grupo requiere recursos financieros y medios para desempeñar sus funciones. Estas precondiciones suelen ser decisivas en sociedades en vías de desarrollo donde al no poderse establecer este tipo de grupos asociativos, el vacío asociativo se llena con la formación de grupos informales con conexiones familiares, vínculos étnicos o religiosos o redes de ideología afín. Lo que ha quedado de este enfoque es su profundidad, así como la importancia de la estructura grupal en las sociedades. Un problema central siempre ha sido el lenguaje, por tanto, el investigador deberá conocer a fondo la lengua local con todos sus matices. Los investigadores, en su categorización de los grupos no formales, han recurrido a diversos apelativos como cuasigrupo, semigrupo, grupo informal, comunal, incipiente. También se han utilizado otros términos más elaborados, como facción, banda, equipo, gente de. No obstante, aún hay mucho trabajo por hacer ya que no existe un fundamento teórico adecuado en el que se articulen estas afirmaciones sobre los grupos, sus clases y sus efectos con resultado de su influencia sobre la realidad de la política. Los trabajos de construcción de teoría empírica, deberán siempre evitar su tendencia a la etnocentricidad y buscar la independencia ideológica de modo que los resultados adquieran valor. EL GRUPO INTERNO Uno de los mayores defectos de este enfoque de investigación quizá haya sido su posicionamiento originario conductista. Para Bentley, Truman y sus sucesores, el grupo quedaba conservado siempre desde fuera, de modo que lo único importante era la forma en que los individuos o su patrón de comportamiento grupal, se conducían por el cauce global de la sociedad. Esta forma de visionar la vida social es coherente con la de toda la ciencia social americana, en la que predomina lo que se hace frente al mundo de lo que se fantasea sobre qué hacer de origen europeo. La aparición en los años 80 del mundo del software y su enorme impacto en todos los ámbitos de la vida económica, administrativa y política trajo como consecuencia el reconocimiento de toda esta realidad no material sino formal. Se inaugura la era de la información que viene a ser considerada como la carga neguentrópica de los sistemas. Con este giro teórico, los esquemas científicos hacen su irrupción en la politología empírica. Es ahora, a finales de siglo, cuando podemos decir que la ciencia de los grupos ha adquirido una consideración en la investigación mayoritaria. Los resultados de los estudios de grupos fueron traspasados al campo de investigación de mercados, al del análisis de la opinión pública y de los fenómenos políticos. El grupo se muestra como una realidad muy primaria y profundamente anclada en la psique humana. El grupo lleva a cabo acciones o transformaciones propias internas que no son responsabilidad de un solo individuo. Esto implica una gran plasticidad del ser humano, una propiedad característica de su especie que le faculta para depositar partes de su yo en otros miembros del grupo y proceder de este modo a funciones de reflexión o resolución de problemas altamente diferenciadas. El psicoanálisis de grupo cuenta con grandes escuelas europeas. LOS GRUPOS Y LA LÓGICA DE LA ACCIÓN COLECTIVA Es una línea de trabajo de investigación surgida en la economía y en el estudio de los bienes públicos y su administración. Mancur Olson Jr. planteó una confrontación entre el interés individual de los miembros de un grupo con los intereses del grupo en general. El hecho de que un objetivo sea grupal le obliga a ser un objetivo que beneficie a cada uno de los miembros del grupo. El primer bien sería la supervivencia del grupo, y ello implica un conflicto con los intereses colectivos. Olson cree que los individuos se adhieren a grupos con el fin de obtener sus fines personales y que sólo en virtud de esa orientación se hallan dispuestos a pagar algún precio por esta pertenencia. Olson no ve demasiado claro el supuesto de que los grupos busquen su propio interés de la misma manera que cada individuo busca el suyo. Esto afecta a la visión grupal del sistema político, donde los grupos coexisten en la sociedad para lograr sus intereses, tratando de participar en ciertos intereses comunes. Partiendo de la premisa de que los individuos actúan racionalmente y en su propio interés, Olson concluye que los individuos que se mueven en el interior de grandes grupos no actuarán de hecho para conseguir el interés común o de grupo, y ello hará que los grupos grandes no puedan conseguir los bienes por los que luchan. Por tanto, podría decirse que no es racional que los individuos luchen por un objetivo común del gran grupo, aun cuando la consecución de esos bienes colectivos les beneficien también a ellos o ellas. Olson concluye que los individuos sólo cooperan efectiva y racionalmente en el marco de un grupo pequeño, ya que ahí si es perceptible su contribución y su ganancia es mayor; por otro lado, en un pequeño grupo los individuos se conocen entre sí y el control grupal es intenso. Cuanto más pequeño es el grupo, más importante será la participación del individuo. Los grupos grandes sólo conseguirán éxito si se plantean lograr un bien colectivo ofreciendo incentivos particulares a los individuos que colaboren con ellos o forzándoles a que lo hagan. Los planteamientos de Olson significaron un fuerte revés al enfoque de grupos, sobre todo para el mundo académico norteamericano. Otros teóricos posteriores a Olson, han defendido la racionalidad del individuo que decide contribuir al logro de objetivos dentro de un grupo grande. Así, el individuo contribuirá siempre que vea que su esfuerzo es perceptible y siempre que pueda modificar su posición en el grupo. Hay ocasiones en que el individuo se percata de que su actitud puede movilizar la de otros o motivar otras actitudes y esto le llevará racionalmente a contribuir. Por ejemplo, Young y Oppenheimer introdujeron el análisis de la información disponible como variable crucial a la hora de entender por qué un individuo decide contribuir o no. Mantenían que la información es siempre imperfecta, por lo que el individuo que lo sabe tiene que intentar adivinar la intención de los demás y trabajar sobre la base de su suposición. Por tanto, las expectativas de un suceso pasan a ser tan reales como los propios eventos. Este planteamiento abrió grandes posibilidades a los estudios sobre liderazgo, ya que el líder se presentaba como un agente que da forma a esas expectativas y las reconduce. A partir de aquí la teoría de Olson ha sido muy contestada, sin embargo, permanece como una gran contribución a los trabajos del enfoque de grupos por la cantidad de preguntas que obligó a contestar. CAMBIO SOCIAL Y MOVILIZACIÓN Una de las críticas más fuertes que este enfoque ha tenido desde su auge ha sido su inclinación hacia el equilibrio y la funcionalidad de un sistema político. Estos investigadores visualizan a la sociedad como una gran malla de grupos de todo tamaño y función, unos formalizados y otros no, que actúan e interactúan buscando sus fines grupales, el resultado de esa interacción es siempre un equilibrio dinámico que posibilita el funcionamiento político. Según esto, todo lo que impida que el sistema funciones es una grieta del sistema. Esta teoría se empezó a desarrollar durante los años 50 y 60 en Norteamérica. Los norteamericanos ven a su sociedad como un experimento maravilloso, ya que según ellos, a partir de todas las disensiones e intereses egoístas, ha de salir la paz, evitar que los individuos se destruyan unos a otros y que retornen al caos. El sistema es una obra de talento e ingeniería que permite obtener lo mejor de esas fuerzas primarias del grupo buscador de felicidad, según afirma la Declaración de Independencia de 1776. Los sujetos han de construir un gobierno fuerte, eficaz y protector. El resultado ha de ser altamente civilizado y positivo, en el que el orden y la paz civil se consigan mediante métodos cívicos y mecanismos políticos que conduzcan a una mejora de la vida colectiva. Esto trajo consigo una gran controversia. Charles Tilly se interesó por la violencia colectiva. En una sociedad donde hay miembros que tienen acceso formal al proceso o toma de decisiones también existen miembros desafiantes que no tienen ese acceso y quisieran poseerlo. Los miembros usan sus privilegios constantemente para fortalecer su poder y los desafiantes intentan por todos los medios entrar en el juego. En un momento dado, la violencia salta. Una revolución sería un caso extremado de esa violencia colectiva. La obra de Tilly es uno de los más importantes intentos de abordar el cambio radical desde una perspectiva de grupo. Todos los teóricos empíricos de grupos, como Almond, Truman, Eckstein, Bentley coinciden en señalar que la modernización es un proceso a lo largo del cual los grupos se van convirtiendo en estructuras cada vez más formales, complejas, diferenciadas, especializadas a integradas. Se presupone que cuando aparecen estas estructuras en una sociedad, tal sociedad ya ha llevado a cabo su modernización. No obstante, para finalizar, podría señalarse que el enfoque de grupo suele tomar al grupo como una entidad ya dada, dejando sin explorar las raíces de la originación grupal y su formación. Aún así, esta línea de investigación es muy prometedora hoy en día. INTRODUCCIÓN En la actualidad, el Estado es la forma de organización política por excelencia. El Estado se fue implantando en diferentes lugares y fue sustituyendo otras formas de organización política. El número de Estados se ha multiplicado especialmente después del proceso de descolonialización y debe ser considerado como un fenómeno mundial. En este cúmulo de estados existen numerosas diferencias sociales, políticas, económicas y de otra naturaleza, pero a pesar de su gran variedad, tienen un rasgo común que es la soberanía; todos los Estados son soberanos. Tradicionalmente se ha sostenido que es ese poder soberano el elemento peculiar del Estado y el que lo separa de otras formas de organización política. Página 9 de 40
  • 10. L R. Dpto. Independencia. Patquia. C.P.A.B. 3er año del polimodal. Prof. Avila Pablo Mario. Ciencia Política. Introducción a la Ciencia Política. La necesidad de que el Estado se fuese adaptando a las diferentes circunstancias surgidas con el paso de la historia, fue evolucionando desde formas absolutas hasta formas liberales, para después llegar a la democratización y por último al Estado de Bienestar. El Estado Su eclosión se produce con la modernidad europea en sincronía histórica con el Renacimiento. El nuevo Estado aspiraría a concentrar la dispersión de funciones que caracterizaba a la poliarquía medieval. El feudalismo es coherente con una realidad económico-social autárquica. La Iglesia y la idea imperial, desde pretensiones opuestas al feudalismo, presionaron con igual eficacia contra las nacientes aspiraciones que encarnaría el Estado. El Estado moderno, junto a la pretensión de concentrar funciones políticas hasta entonces dispersas, trataría de ser un instrumento objetivo al servicio de una colectividad que especializaría a unos hombres y unas instituciones al servicio de lo político. El Estado moderno, durante mucho tiempo, fue más un deseo que una realidad establecida. Del mismo modo que en el Estado moderno coexisten territorios en los cuales se hace sentir de muy diversa forma la pretensión de concentración de poder por los nuevos príncipes, igualmente convivirán por mucho tiempo las viejas instituciones políticas de la etapa política anterior con las de nueva planta a través de las cuales avanza el poder del Estado. El proceso es muy similar en los tres grandes Estados de la modernidad europea: Inglaterra, Francia y España. Factores fundamentales en el surgimiento del Estado moderno. Durante mucho tiempo, tanto los enfoques marxistas como los no marxistas han buscado en los mecanismos generadores de un incipiente desarrollo capitalista la clave para la eclosión del Estado moderno. Aparte de la importancia de esta explicación económica se debe añadir el marco político. La alianza de la burguesía emergente con el interés constructor de Estados fue fundamental. También hubo una expansión demográfica importantísima. Universalmente se ha reconocido el influjo de la guerra como aliciente para el desarrollo capitalista; la actividad bélica de los Estados de la modernidad se complementa con el desarrollo obligado de la burocracia y de un aparato fiscal acorde con las nuevas necesidades políticas. Junto a estos datos económicos, también hubo una ambición en la construcción de los nuevos estados, la conservación de lo que se tenía, en una coyuntura de fuerte inestabilidad, obligaba a una política de permanente expansión. En un estado de guerra generalizado, sólo el Estado parecía el elemento adecuado para la pacificación. El proceso de expansión del centro a la periferia utilizando en buen número de ocasiones las pautas marcadas por los reinos medievales, fue un factor decisivo en la emergencia de los nuevos Estados. Las necesidades de confesiones religiosas y la adaptación del derecho romano son elementos complementarios que trabajan en la afirmación del nuevo modelo de organización política. ESPECIFICIDAD DEL ESTADO MODERNO. Algunos autores utilizan el término Estado para hacer referencia a todo tipo de organización política, ya se trate de las polis, el Imperio o los reinos medievales. Sin embargo, otros estudiosos dan a este concepto un significado más restringido, al entender por Estado moderno la forma de organización política que se generaliza en Europa a partir del siglo XVI. El término stato aparece por vez primera en la obra de Maquiavelo para designar al nuevo statu político surgido en el Renacimiento. Para Carl Schmitt, el Estado es un concepto histórico concreto que surge íntimamente vinculado a la idea y práctica de la soberanía en el siglo XVI. El Imperio y la polis habían sido las dos formas políticas más características de la antigüedad. Según Strayer, los Imperios del mundo antiguo estaban escasamente integrados, la lealtad hacia el poder político era deficiente por la escasa participación de sus habitantes en el proceso político; desde el punto de vista organizativo, esta forma política poseía un poder monocéntrico y, a diferencia del Estado moderno, no reconocían el derecho a la existencia autónoma de otras sociedades políticas no incluidas dentro de sus territorios. Las polis griegas constituían una pluralidad de centros de poder y cada una de ellas gozó de un importante grado de cohesión interna. El poder correspondía al demos, al pueblo; ser ciudadano o miembro de la polis suponía una participación en los asuntos políticos. La ciudadanía era un privilegio que se obtenía desde el nacimiento, por ello los extranjeros residentes y los esclavos no participaban en la vida política, al no gozar de dicho privilegio. Una de las debilidades de la polis fue precisamente su debilidad para incorporar en su estructura política nuevos territorios y otras poblaciones. El Estado es producto de un largo proceso de consolidación histórico, su desarrollo y consolidación no surge cronológicamente en los distintos países. La formación del Estado no debe plantearse como un proceso lineal ya que cuando emerge, coexiste con imperios y ciudades-estado. LA FORMACIÓN HISTÓRICA DEL ESTADO MODERNO. Una de las premisas básicas para el surgimiento del Estado modero fue la progresiva centralización del poder, el proceso histórico que conduce al surgimiento de este modelo de organización política se encuentra determinado por la superación de la dependencia de la Iglesia, de la idea de Imperio y de la poliarquía medieval. De la poliarquía medieval al dualismo del poder político. El orden político de la Alta Edad Media se caracterizó por la tensión entre las ideas universales y las ideas localistas. Mientras que en la modernidad, el poder político se fundamentó en la razón, durante la Edad Media, se sustentó en una concepción sacralizada, en la creencia de que la cristiandad formaba una sola comunidad, la republica christiana, de carácter universal e identificada con la Iglesia. Se encabezaba por dos autoridades, ambas de origen divino: el Papa y el Emperador. La idea imperial, fruto del modelo político romano de Augusto, fue fomentada por la Iglesia. La manifestación política del universalismo en el orden temporal estaba encarnada en el Sacro Imperio Romano. Según García Pelayo, la estructura política del Imperio (Sacro Imperio Romano Germánico) se caracterizaba por su pretensión de hegemonía universal sobre los reyes cristianos, y no sobre los pueblos. Esta hegemonía era consecuencia de que al Emperador se le consideraba la primera dignidad política y se le reconocía la auctoritas, si bien no la potestas, esto es, era distinguido como una autoridad superior capaz de condicionar la conducta de los individuos, pero no poseía poder por carecer de medios coactivos, ya que la potestas se impone mientras que la auctoritas se reconoce. El Imperio ejerció un poder efectivo sobre todo en Europa Central, ya que desde el siglo XIII, Francia, Inglaterra y los reinos hispánicos se declararon exentos. Con la firma de la Paz de Westfalia se restringieron los derechos del Emperador en favor de los reinos imperiales. La dimensión universalista de la Edad Media coexistía con una organización política de índole localista. Por un lado los diferentes reinos europeos estaban supeditados al Emperador y a la Iglesia en el ámbito externo, pero en el ámbito interno, el poder de los reyes se encontraba limitado por el poder de los señores feudales, que gozaban de cierta autonomía en el interior de los reinos. Este carácter localista medieval es propiciado por el modelo de producción esencialmente agrícola, el constante desorden social debido en parte a las rivalidades entre príncipes y por la dificultad de las comunicaciones; todos estos factores hacen inviable la existencia de unidades políticas grandes y eficaces que mantengan el orden. Las relaciones feudo-vasalláticas fundamentan la organización política de la Edad Media. Los pactos de lealtad entre el señor y sus vasallos originan una jerarquía en cuya cúspide se encuentra el señor con sus vasallos, que a su vez son señores de subvasallos y en la base se encuentran los que no son señores de nadie. Estos pactos originaban obligaciones recíprocas entre señores y vasallos. El señor estaba obligado a proteger a sus vasallos y a darles manutención a través de la concesión de un feudo. Los vasallos debían al señor fidelidad y prestación de diversos servicios, militares, administrativos, etc. En ocasiones, la concesión de un feudo podía incluir el ejercicio de funciones de justicia y tributarias. Los feudos eran hereditarios. Estos pactos daban lugar a una fragmentación del poder que obstaculizaba la sumisión directa del pueblo hacia el rey, ya que éste sólo podía acceder a los instrumentos del poder (ejércitos, ingresos, tribunales) mediante los poderes intermedios. La organización política del feudalismo se caracterizaba por la desintegración, la patrimonialización, el pluralismo, la dispersión y la reducción a relaciones interprersonales del poder político. Al mismo tiempo, existe una comunidad política cuya cabeza es el rey, que goza de una situación privilegiada en ella. El orden feudal dio paso a la aparición de las monarquías estamentales. Este tránsito se encuentra determinado por la consolidación del poder del rey y por la alianza del clero, la nobleza y las ciudades, denominada regnum, que defiende sus privilegios frente al poder del rey. De este modo aparece la representación estamental y cualquier modificación del orden establecido que sea pretendido por el rey deberá obtener la aprobación de los estamentos. Según García Pelayo, el poder político es ejercido por el rey y el regnum, de modo que la pluralidad de otras épocas se convierte en la dualidad del poder, inaugurándose una nueva etapa que conducirá a la unificación del poder. Del dualismo al monismo del poder político. Página 10 de 40