2. 66. REFLEXION: 1 de 2
Mi Dios y Padre Celestial
Dios mío, estoy maravillado ante tu grandeza.
Eres el Creador que esparciste en el espacio vacío
los miles de millones de estrellas y que llamas
a cada una por nombre.
Tú formaste nuestro bello mundo con sus
majestuosas montañas y vastos mares.
Diseñaste la fragante rosa y diste melodías
al ruiseñor. Sostienes las galaxias inmensas,
así como los átomos invisibles.
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Tú encauzas la historia por tu soberano poder.
Las grandes naciones te son como el polvo en
la balanza y ni un solo pajarillo cae sin ti.
Eres el principio y el fin; desde la eternidad
hasta la eternidad, tú eres Dios.
Eres perfecto en santidad y justicia, pero
también grande en amor y misericordia.
Enviaste a tu Hijo a morir por mí, un pecador
condenado, y me diste nueva vida por fe en él.
Ahora soy tuyo para siempre.
¡Padre celestial, cuando contemplo la magnitud
de tu persona y tus obras, un cántico de adoración y
gratitud brota de mi corazón hacia ti!