2. Fernando Sáenz Pedrosa nació en
Palencia en 1947. Desde muy
joven se hizo evidente su gran
talento como dibujante, a los 18
años se inscribió en la prestigiosa
Escuela de Arquitectura de
Madrid. Entre los años 1965 y
1970 sus estudios como dibujante
y pintor se hicieron más prolíficos.
Desde sus estudios de arquitectura
fue capaz de madurar su habilidad
en el dibujo y combinarlo con la
pintura. Después de cinco años de
estudios,
decidió
dedicar
enteramente su vida a la pintura.
3. Los ríos trucheros del norte de la provincia palentina, sus corrientes, sus
remansos, sus vegas feraces, se ven primorosamente reflejados en los
cuadros de Sáenz Pedrosa, un pintor capaz de reflejar en sus obras la belleza
de la naturaleza hasta en sus últimos detalles.
4. Confiesa el artista que no tiene
preferencias a la hora de pintar:
«Yo -asegura- pinto todo lo que
me gusta, pero por los ríos
tengo una inclinación especial
que viene de muy lejos, de
cuando de niño acompañaba a
mi padre a sus orillas para
practicar la pesca, por eso entre
mis
trabajos
destaca
la
presencia
de
los
ríos
palentinos». Asegura Pedrosa
que para pintar la transparencia
del agua hay que poner «mucho
esmero y unas buenas dosis de
técnica pictórica». El agua
deslizándose entre las piedras
de una brava corriente de
montaña es todo un espectáculo
en los cuadros del pintor
palentino que, además, añade
personajes
a
sus
fieles
representaciones
de
la
naturaleza.
5. La habilidad de Pedrosa como
hiperrealista es incomparable. Igual
que un arquitecto construye la
escena con los fundamentos del
dibujo, con el color da vida a sus
figuras, sin revelar las delicadas
pinceladas. Artista que sabe captar
la expresión humana y las
emociones de forma natural. El
espectador que se sitúa ante una
de sus obras, es capaz de apreciar
la atmósfera del momento, como si
el mundo se hubiese detenido en
ese único, eterno instante. Pedrosa
tiene el don de la creación de unas
imágenes siempre tiernas, utiliza
los detalles, la perfección de sus
formas y el tratamiento de la luz,
para capturar unos momentos
llenos de vitalidad.
26. Los oleos de este arquitecto, con
vocación claramente pintora es el
universo
donde
recrea
su
percepción de la vida. Palentino de
nacimiento refleja en su obra los
paisajes y estampas propias de su
tierra. Esas aguas claras, con reflejos
de luz recorriendo el lecho de los
ríos, bodegones de composición
clásica con sus luces y sombras,
paisajes costumbristas de su tierra
así como la figura infantil en medio
de ambientes plenos de luz y
naturaleza componen el universo
donde nos transporta su obra. Una
obra clara, pura y llena de vida, una
obra fiel reflejo de la realidad
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56. Hay muchas formas diferentes de
disfrutar de la naturaleza, de
conocerla, de vivirla. Una de ellas
es a través de la pintura de los
grandes paisajistas. Ellos nos guían
por los lugares más hermosos en
esos momentos mágicos en los
que la luz los convierte en irreales,
en fantásticos.
Pero en la obra de Sáenz Pedrosa
hay más, hay maravillosos paisajes
costumbristas en los que el artista
inmortaliza las labores agrícolas de
la otra parte de la provincia
palentina, los campos de mies que
la identifican a las tierras de
Castilla y en los que se muestra tan
virtuoso como en sus magníficas
representaciones del agua en los
ríos y en el mar.
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61. Fernando Sáenz Pedrosa
es uno de esos pintores
que impresionan al primer
golpe de vista. Su obra,
dotada de realismo y
variedad temática, entra
fácilmente por los ojos,
pero es interiormente
donde nos hace sentir esa
realidad plena, vibrante y
fresca.
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65. Sáenz Pedrosa es, pues, un pintor de los antiguos, cuyas obras producen en el
espectador la emoción del acercamiento a la naturaleza, a la belleza natural en estado
Todo pasa y todo queda,
puro.
pero lo nuestro es pasar,
Esta presentación acompaña a la entrada:
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.
Nunca perseguí la gloria...
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar:
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...»
golpe a golpe, verso a verso...
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...»
golpe a golpe, verso a verso...
Cuando el jilguero no puede cantar,
cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...»
golpe a golpe, verso a verso. Joan Manel
Serrat
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