Andrés del Rey Sayagués nos ha permitido confeccionar el catálogo de sus pinturas expuestas en la Sala de la Fundación Bruno Alonso de Santander el 10 de noviembre de 2017. Este salmantino, bibliotecario de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander, ha sorprendido al gran público con su obra que puede agruparse bajo el sugerente título de "La abstracción del paisaje". Nuestro personal reconocimiento a Andrés del Rey por su generosidad y por recibir sin duda amablemente los comentarios recogidos. Primera parte: La exposición. Ofreceremos la segunda parte que recoge otras pinturas, el modelado y una relación de los trabajo de biblioteconomía y catalogación realizados por Andrés del Rey.
1. “La abstracción del paisaje”,
Andrés del Rey Sayagués
v
Si el impulso artístico tiende a ser
universal, y la creación de obras
eminentes es virtud de unos pocos -
fruto siempre de un intenso
aprendizaje y unas aptitudes
extraordinarias-, sin embargo hay
interesantes iniciativas individuales y
de fundaciones que ofrecen lo mejor de
sí mismos con resultados de indudable
calidad.
“La
abstracción
del paisaje”,
Exposición celebrada
en la Fundación
Bruno Alonso de
Santander.
Parte 1ª: La exposición
Andrés del Rey
Sayagués, 2017
Col. Bemba nº 7
2. “La abstracción del paisaje”,
1
“La abstracción del paisaje”
Exposición celebrada en Santander.
Fundación Bruno Alonso
Del 23 de octubre al 10 de noviembre de 2017
Exposición de pintura del salmantino, afincado en Santander, don Andrés del Rey Sayagués. La Directora
General de Cultura de Cantabria y un numeroso público le honraron con su visita.
Autor: Andrés del Rey Sayagués.
“La abstracción del paisaje”. Exposición en la Fundación Bruno Alonso. Parte 1ª:
La exposición. Parte 2ª: La otra obra
Fotografía, comentarios y publica: José Fermín Garralda Arizcun (JFG)
C/ Arrieta nº 2
31002 Pamplona – Navarra - España
Colección: Bemba nº 7
http://callemayorpamplona.blogspot.com
callemayorsancernin@gmail.com
Año 2018
* Queda prohibida la reproducción total o parcial de este trabajo, texto e imágenes
sin permiso. Está protegido, incluidas las fotografías que son inéditas.
3. “La abstracción del paisaje”,
2
Índice
Parte 1ª. La exposición:
Palabras del autor
Pintura
Parte 2ª. La otra obra:
Otra pintura
… Y el modelado
Unas palabras
Catalogación de libros y documentos
A modo de colofón
5. “La abstracción del paisaje”,
4
sta Exposición ha sido una auténtica
experiencia, no sé si positiva o negativa, es
igual. Yo no era, ni soy pintor, ni lo seré nunca.
Me he asomado por la herradura de la puerta
intentando saber cómo funciona esto. No lo he
conseguido, sólo lo he vislumbrado.
Creo que todos podemos ser pintores, o por lo
menos pintar, sólo es cuestión de proponérselo,
Una exposición, o una letra impresa
“impresiona”. Aguanta la gris realidad.
El arte en MAYÚSCULAS es otra cosa, requiere
un pensamiento, una reflexión sobre temas
imposibles para casi todos nosotros. Hay que
descubrirse ante los “grandes”, a quien nunca
podré acercarme.
La opinión de la gente importa. Ese es el sentido
del arte: la emoción. Quizás sea un color, una
sensación, un fogonazo, un recuerdo.
Andrés del Rey Sayagués
E
6. “La abstracción del paisaje”,
5
El autor (izda.) con la dirección de la Fundación Bruno Alonso
28. “La abstracción del paisaje”,
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El autor, el salmantino y bibliotecario Andrés del Rey Sayagués (2017)
Doña Dolores Cavero (Licenciada en Geografía e Historia. Salmantina)
29. “La abstracción del paisaje”,
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Sala de exposiciones Fundación Bruno Alonso (Santander)
30. “La abstracción del paisaje”,
29
Unas palabras
sta exposición ha surgido espontánea y
casualmente, muy de acuerdo con la
actitud vital de su autor, que cuando es llamado
responde con un absoluta naturalidad y desinterés.
En consonancia con la sencillez del castellano
recio, su dádiva personal crece más si cabe con su
cercanía de amigo. Una vez más resulta evidente
que sólo puede dar quien antes tiene y atesora sin
apego y con generosidad.
Es muy de agradecer a la Fundación Bruno
Alonso que facilite que las experiencias de Andrés
del Rey lleguen al público.
Debido a la génesis mencionada, y a
diferencia de ésta exposición como evento
comunitario, la pintura que recoge no es previa e
intencionalmente un servicio, aunque nos acerque
a su autor y nos sirva -¡y vaya si nos sirve!- para
admirar el impulso de lo sencillo y aún oculto, el
valor de lo autodidacta, la expresión de una forma
de ser y estar, y para sosegar la carrera de una vida
que transcurre rápido y generalmente de una
manera imperceptible en un recoleto silencio.
2. Los rasgos de la pintura de Andrés del Rey
expresan una vida concreta, enraizada en el tronco
familiar, en un ámbito físico de amplia concreción
entre su casa paterna, las amplias dehesas y la
inmensidad de la mar, y en un concreto ámbito
E
31. “La abstracción del paisaje”,
30
psicológico y espiritual. Lleva inscrito el yo íntimo
y desnudo, una herencia reverenciada e inacabada,
que se configura inicialmente como aceptación, lo
que implica soporte, punto de partida e impulso.
El temperamento recibido cuaja carácter, en
este caso con un paso lento y mantenido sobre la
adusta y limpia llanada castellana o acompañado
del rumoroso mar. Cuaja también con el ansiado
propósito de mejora personal, lo que implica
opciones de comportamiento y resolución de
problemas que siempre existen al lado de las
diferentes circunstancias de la vida.
3. Más allá de ésta últimas, las numerosas
pinturas de Andrés del Rey expresan la realidad
subjetiva desde el fondo del lago y en el pueblo
sumergido y deshabitado, allá en la dehesa, la
huidiza montaña y el mar, en suma, la realidad de
un vasto, estable y profundo paisaje del alma,
cuyos retazos muestran un estilo personalísimo y
enarbolan la más absoluta sencillez y credibilidad.
Es la simplicidad de la materia, de la
ejecución y del color matizado, del hombre básico,
del amor sencillo y fuerte, de lazos nunca
olvidados, de las ideas y sentimientos revividos y
emergentes. Todo ello concretado en un yo
personal.
Es el amor implícito / explícito, del que el
autor nos dirá a quién / quiénes se dirige, si está
probado o siempre en prueba, y si encuentra
sentido conmocionado en un para qué último.
Así pues, no estamos ante unos trazos y
pinceladas deshumanizadas, sino precisas en su
sencillez e intimidad, armónicas en su conjunto, y
cuajadas a modo de un bronco lirismo. Más que el
trazo como gesto, contemplamos gestos o formas
32. “La abstracción del paisaje”,
31
llenas de expresión y no pocas veces de color y de
vida.
Estamos ante un trabajo / descanso en los
que el autor intuye y desvela la propia persona, su
necesidad de apertura humana, elaborando con los
datos tomados desde fuera -ad extra- una
respuesta auto identificativa y que aporta
contenidos para resolver lo que se plantea como
problema, una respuesta que sobre todo sea
expresión y búsqueda del hombre ad intra, del ser
más que del estar, ansioso siempre de superación
y ávido de trascendencia.
Es como si él mismo recrease en su interior la
impresión de un entorno físico / espiritual a raíz
del tronco familiar, de la familia ya fundada, y de la
intuición mar / tierra, todo ello como un sobrio
paisaje auto concebido primero y después
prolongado en espera un signo interno / externo de
eterna búsqueda y de un deseo radical de acogida…
Es como si la vida se “enalmase” de nuevo
originando un paisaje del alma en medio de los
aparentes sinsentidos de la existencia. Un paisaje
que debiera de ser ligero y amable cuando se abre
en confiada recepción de las personas que siempre
acompañan, siempre nos quieren y hasta se
arriesgan de vagabundear algo de reciprocidad.
El autor -convertido quizás en otro para él
mismo- expresa, en fin, su propio yo interior /
exterior, hecho de secretos a voces, no pocas veces
confortable, fruto de la pobreza / riqueza como si
de un verbo reflexivo se tratase, fruto de lo único e
irrepetible ante el otro conocido / por conocer.
4. Podemos acercarnos con sigilo y respeto a
los silencios del primer otro, así como a su obra
interior que sale del silencio. Libres de
33. “La abstracción del paisaje”,
32
exageraciones fraternas, la intimidad de la Obra
refleja unas constantes a tener en cuenta.
En primer lugar, estos trabajos no son una
expresión ecléctica ni del vacío, sino que permiten
vislumbrar una toma de postura nítida, personal y
constante, aunque sufriendo quizás el impreciso y
tenue rasgo de toda emoción y la indefinición con
la que a veces se presenta la realidad.
No hay cuerpo sin alma -sería cadáver-, ni
alma sin obras que, aunque ocultas, tarde o
temprano salen a la luz. Tampoco hay alma sin
preguntas de un gran calado humano pero que
exigen respuestas, evitando así la contradicción de
un mundo natural y maravillosamente ordenado
frente a un imposible sinsentido, y evitando
también el desorden y angustia de la propia
habitación interior.
Esto es: díganse trazos y firmezas, soledades
y colores, emociones, experiencias y el complejo y
aún vago pensamiento, tras el cual se esconden
preguntas, profundos interrogantes y respuestas
inherentes a nuestra vida siempre limitada,
preguntas a veces todavía pendientes e incluso aún
no participadas.
El día que tales interrogantes se expresen y
confíen al Otro personal, te coronas como una joya
de incalculable valor, añadiendo altura a tu altura
y fuerza a tu fuerza, señalando el Norte, y
ampliando de forma insospechada la habitación
interior, llena entonces de luz. Al fin, será la luz que
recibimos al abrir la ventana del alma, que lisa y
llanamente salva la parcial oscuridad de una fe que
se nos brinda y necesitamos. Será la rama del
oloroso romero, que suaviza el riesgo de quien
espera como un secarral, confiado a la gota de agua
que brillará con el primer rayo de luz. Será el calor
34. “La abstracción del paisaje”,
33
que nos anima a corresponder y dar aún a costa de
nosotros mismos.
Advertir que la prisión temporal puede ser
liberadora, conlleva la eclosión unitaria del Paisaje
tierra / mar / cielo, como libro abierto y generoso
que explica y ofrece más allá de lo irrepetible de la
vida y un lejano horizonte. Un libro que ojeamos
ajenos al soñar, siempre con veneración y que
muestra la profundidad sobrecogedora de un mar
vestido de verde, de unos ojos que se dirigen hacia
un cielo sin límites, prolongado todo ello en ese
océano de galaxias que nos envuelve, nos habla
desde el susurro, y nos libera con el amor, que es
apertura / dar y es Don. Porque se salva el que se
deja salvar.
Así, el alma también contiene una llamada y
un grito silencioso que -sabiéndolo o no- anhela la
íntima compañía de una salvación redentora.
Llamada y carácter del yo que, inherente al
hombre, ansía aún a tientas una compañía radical,
personal y plena, que ofrece curar y salvar,
potenciar y sobrepasar la naturaleza.
Nuestro más profundo agradecimiento al pintor y
a los dos ángeles -Dolores y Enrique- que le
acompañan entre la evidencia del llano y la
complejidad de la montaña, atributos estos que
también pueden presentarse paradójicamente al
revés como complejo es el hombre que los habita.
JFG
Final de la Parte 1ª: La exposición
L a u s D e o