3. Vivimos en los tiempos peligrosos predichos por los
profetas de la antigüedad. Cada día enfrentamos
tentaciones y situaciones que ponen en peligro
nuestras vidas espirituales así como nuestro
bienestar físico y económico. Escuchamos, vemos
y aún somos víctimas de violencia, robos, asaltos,
secuestros, extorsiones y amenazas. Nuestros
hijos y nosotros mismos estamos expuestos a
pornografía de todo tipo, música no apropiada,
deshonestidad, abusos de inmodestia y lenguaje
no apropiado
4.
Nuestro mensaje es sobresaliente, aunque sencillo.
Dios es nuestro padre y nosotros somos Sus hijos. Él
nos ama, pues somos parte de Su familia, y desea que
volvamos y vivamos con Él.
Dios le conoce personalmente y le ama más de lo que
usted puede comprender. Él desea que usted sea feliz
ahora y siempre. A fin de lograr tal propósito, el Padre
Celestial ha preparado un plan llamado el Evangelio de
Jesucristo. Jesucristo es el Hijo de Dios; Sus
enseñanzas nos brindan el sendero a la paz en esta
vida y el gozo en la eternidad.
Como parte de Su plan, Dios ha seguido un modelo
sencillo desde los albores del mundo. Escoge a un
profeta (como Noé o Moisés) para que éste enseñe el
Evangelio y guíe al pueblo. Lamentablemente, la mayor
parte de los hijos de Dios ha hecho caso omiso de los
profetas, desobedeciéndolos y rechazándolos.
5. Como lo prometió, el Padre Celestial mandó a Su Hijo, Jesucristo, a la
tierra. Jesucristo por su parte llevó una vida perfecta y sin pecado. Organizó
Su Iglesia, enseñó Su Evangelio e hizo muchos milagros. Aunque parezca
increíble, Jesucristo mismo fue rechazado. Después de Su muerte, muchas
personas empezaron a alejarse o a distorsionar las verdaderas enseñanzas
de Cristo. Como resultado, Dios quitó Su autoridad de dirigir la Iglesia que
Cristo había establecido.
Nuestro amoroso Padre Celestial es “el mismo ayer, y hoy, y por los siglos"
(véase Hebreos 13:8). Al igual que en la antigüedad, ha seguido su modelo
sencillo en nuestros días. Ha vuelto a establecer el evangelio de Jesucristo
en la tierra por medio de un profeta. El profeta que el Señor llamó a
restaurar la verdad de Dios tiene por nombre José Smith. La prueba de esta
restauración se encuentra en el Libro de Mormón, que usted puede leer y
sobre el cual puede meditar y orar.
Dios sigue pronunciando Su palabra y revelando Su verdad en nuestros
días mediante un profeta viviente. Si se lo pregunta usted al Padre Celestial
en oración, Él le podrá confirmar la verdad de ello.
6. Nuestro Padre Celestial revela Su Evangelio a
todos
Durante todas las épocas de la historia, Dios ha
revelado Su Evangelio a través de profetas como
Noé, Abraham, Moisés, Pedro y otros; y les ha
investido con la autoridad divina, que es el
sacerdocio, para hablar y actuar en Su nombre
(Amós 3:7). Estos profetas enseñan a la gente el
Evangelio y dirigen la Iglesia de Dios. Además,
enseñan y testifican sobre la naturaleza de Dios y
la misión especial de Jesucristo, e invitan a todos a
participar de las bendiciones del Evangelio.
Se puede encontrar el testimonio de profetas en el
Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y en El
Libro de Mormón.
7. En todo El Libro de Mormón pueden encontrarse ejemplos de
muchos profetas que testificaron de Jesucristo. Entre estos
profetas se encuentran hombres llamados Lehi, Nefi,
Benjamín, Mosíah, Alma, Abinadí, Helamán, Mormón y
Moroni. Los profetas del Libro de Mormón dieron testimonio
ferviente de Cristo para que las generaciones posteriores
pudieran también tener fe en el Salvador y confiar en Él para
su redención. Como escribió el profeta Nefi: “Y hablamos de
Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo,
profetizamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías,
para que nuestros hijos sepan a qué fuente han de acudir
para la remisión de sus pecados” ( 2 Nefi 25:26).
Aquellos que siguen a los profetas reciben las bendiciones
que Dios ha prometido, mientras que aquellos que rechazan
el Evangelio y a los profetas pierden las bendiciones y se
apartan de Dios, colocándose en oscuridad espiritual, lo que
finalmente les lleva a una condición llamada apostasía. La
apostasía generalizada se produce cuando se retira la
autoridad del sacerdocio de Dios para enseñar y administrar
las ordenanzas del Evangelio.
8. Las Escrituras registran el modelo mediante el que Dios, una
y otra vez, se acerca a Sus hijos revelándoles Su Evangelio a
través de un profeta, que a su vez, enseña a la gente.
Algunas personas lo aceptan y más tarde son desobedientes;
otros lo rechazan de plano. El Señor entonces retira Su
sacerdocio y se pierde el Evangelio. Cuando hay personas
preparadas para seguir al Señor otra vez, Él revela de nuevo
Su Evangelio y restaura Su sacerdocio. Los períodos de
tiempo en los que se manda a los profetas enseñar el
Evangelio, y que a menudo conllevan una restauración, se
llaman dispensaciones. Los períodos de tiempo dirigidos por
un líder profético, como por ejemplo Adán, Enoc, Noé,
Moisés, etc., se denominan dispensaciones.
Las verdades divinas que su Padre Celestial desea que
conozca han sido restauradas por Dios por última vez
mediante un profeta de los últimos días, José Smith, y no se
volverán a retirar de la tierra nunca más. Al igual que Moisés y
que otros profetas bíblicos que recibieron revelación de Dios,
José Smith vio a Dios el Padre y a Su Hijo, Jesucristo; y fue
elegido para testificar de Ellos y para restaurar el evangelio y
la Iglesia de Cristo.
9. En junio de 1844, José Smith, el primer profeta de esta
dispensación, fue asesinado en Carthage, Illinois, EE.
UU. La dirección de la Iglesia restaurada de Jesucristo
fue traspasada entonces a Brigham Young, que era el
Apóstol de mayor antigüedad de la Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días. Él fue responsable a
partir de ese momento de dirigir la Iglesia bajo la
dirección de Jesucristo. Durante los 33 años en que
Brigham Young estuvo a cargo de la Iglesia, él:
Dirigió al primer grupo de pioneros en un viaje de 1600
Km. a través de territorio deshabitado para llegar al
Valle del Lago Salado en 1847.
Supervisó la posterior inmigración de más de 70.000
personas procedentes de los Estados Unidos y Europa.
Fundó más de 350 asentamientos que incluyen
comunidades en Utah, Idaho, Wyoming, Colorado,
Nuevo México, Arizona, Nevada, California, Canadá y
México.
10. Brigham Young fue llamado por Dios como profeta
después, de José Smith. Al igual que Brigham
Young fue llamado por Dios para suceder a José
Smith, este modelo de sucesión de los profetas,
que va de acuerdo a lo establecido por Jesucristo,
continúa en la actualidad. El actual profeta y
Presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos
de los Últimos Días es Thomas S. Monson. Él
recibe la ayuda de dos consejeros: Henry B. Eyring
y Dieter F. Utchdorf. Los tres forman la Primera
Presidencia de la Iglesia (de manera similar a como
lo hicieran Pedro, Santiago y Juan en los tiempos
de Cristo).
11. Los apóstoles actuales de La
Iglesia de Jesucristo de los Santos
de los Últimos Días son:
Boyd K. Packer
L. Tom Perry
Russell M. Nelson
Dallin H. Oaks
M. Russell Ballard
Richard G. Scott
Robert D. Hales
Jeffrey R. Holland
David A. Bednar
Quentin L. Cook
D. Todd Christofferson
Neil L. Andersen
12. Del mismo modo en que Dios sacó a los israelitas
del cautiverio y los llevó a un lugar mejor mediante
Su profeta Moisés, Él dirige a Sus hijos en la
actualidad para que tengan vidas más felices y
llenas de paz cuando deciden seguir a Jesucristo
mediante Su profeta viviente. Usted está invitado a
leer o escuchar las palabras de los profetas
vivientes y considerar cómo el conocimiento de la
voluntad de Dios puede serle de beneficio
14. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días (o iglesia mormona) se ha organizado
para perfeccionar y bendecir la vida de sus
miembros. La familia es la unidad básica de la
Iglesia. Dios sitúa a la familia en el centro de Su
plan eterno para la felicidad de Sus hijos. La Iglesia
constituye el medio gracias al cual las familias
pueden estar unidas eternamente.
Jesucristo es la cabeza de La Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días. El propósito
principal de dicha Iglesia es ayudar a todos a venir
a Cristo (véase Moroni 10:32). Para cumplir esa
misión, la Iglesia está organizada de acuerdo con
el modelo revelado por el Señor “a fin de
perfeccionar a los santos... hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios” ( Efesios 4:12–13); véase también
Efesios 4:11.
15. La familia es la unidad fundamental de la Iglesia.
No existe organización alguna que pueda tomar el
lugar de la familia. A medida que La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sigue
creciendo, siempre tendrá el objetivo de apoyar y
fortalecer a las familias y a los individuos en sus
esfuerzos por vivir el Evangelio.
16. El ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días ofrece muchas
oportunidades de ayudar a los demás a venir a
Cristo. Los miembro de la Iglesia:
Dan de su tiempo y sus recursos para ayudar a los
necesitados y a los afligidos.
Sirven como misioneros por todo el mundo
enseñando a los hijos de Dios el evangelio
restaurado de Jesucristo.
Llevan a cabo ordenanzas de salvación (como el
bautismo) por ellos mismos y por los que murieron
sin conocimiento del evangelio de Jesucristo.
La Iglesia de Jesucristo ha sido restaurada por
Dios mediante el profeta José Smith. Usted puede
saber por cuenta propia que esto es verdad al
preguntárselo al Padre Celestial en oración