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Capítulo 21




                                                                                                       21
La reproducción sexual:
meiosis, células germinales
y fecundación

El sexo no es imprescindible para la reproducción. Los organismos unicelulares pueden re-                En este capítulo
producirse mediante una simple división mitótica y la mayoría de las plantas se propagan
vegetativamente formando agregados pluricelulares que después se separan de la planta ma-                LA REPRODUCCIÓN                  1269
dre. De manera semejante, en el mundo animal un solo individuo pluricelular de Hydra pue-                SEXUAL
de producir descendientes por gemación (Figura 21–1) y las anémonas y los gusanos marinos
se dividen en dos mitades, cada una de las cuales regenera la mitad que falta. Así mismo, exis-          MEIOSIS                          1272
ten algunas especies de lagartos, constituidas exclusivamente por hembras, que se reprodu-
cen sin apareamiento. Esta reproducción asexual, que es sencilla y directa, da lugar a una               CÉLULAS GERMINALES               1282
descendencia que es idéntica en términos genéticos al organismo progenitor. Por el contra-               PRIMORDIALES
                                                                                                         Y DETERMINACIÓN
rio, la reproducción sexual implica la mezcla de los genomas procedentes de dos individuos
                                                                                                         DEL SEXO EN LOS
distintos produciendo descendientes que se diferencian genéticamente entre sí y también                  MAMÍFEROS
de los padres. Parece que la reproducción sexual presenta grandes ventajas, ya que ha
sido adoptada por la gran mayoría de plantas y animales. Incluso muchos procariotas                      OOCITOS                          1287
y eucariotas que por lo general se reproducen de manera asexual, de vez en cuando adoptan
el intercambio genético, dando lugar así a descendencia con nuevas combinaciones de ge-                  ESPERMATOZOIDES                  1292
nes. En este capítulo se describe la maquinaria celular de la reproducción sexual. Antes de
estudiar con detalle cómo funciona esta maquinaria, consideraremos lo que implica la re-                 FECUNDACIÓN                      1297
producción sexual y las ventajas que aporta.



LA REPRODUCCIÓN SEXUAL
La reproducción sexual tiene lugar en organismos diploides, en los que cada célula contie-
ne dos juegos de cromosomas, heredados, respectivamente, de cada uno de los progenito-
res. Sin embargo, las células especializadas que llevan a cabo la reproducción sexual, son
haploides; cada una de ellas contiene una sola dotación cromosómica. En la etapa final de la
reproducción sexual, se fusionan dos células haploides procedentes de dos individuos dis-
tintos, se mezclan los dos genomas y se restablece el estado diploide. La reproducción sexual
requiere, por lo tanto, un tipo especial de división celular denominado meiosis, mediante
el cual, a partir de células precursoras diploides se producen células germinales haploides, a
diferencia de lo que ocurre en la mitosis normal de las células diploides.
     En la reproducción sexual de los organismos pluricelulares, las células haploides pro-
ducidas por meiosis se diferencian en gametos muy especializados: oocito (u óvulo), esper-
matozoide, polen o esporas. En general, las hembras producen oocitos grandes e inmóviles,
mientras que los machos producen espermatozoides pequeños y móviles (Figura 21–2). La
fecundación consiste en la fusión de un espermatozoide y un oocito, ambos haploides, para
formar una célula diploide (un oocito maduro fecundado o zigoto) que contiene una nueva
combinación de cromosomas. A partir del zigoto se forma un nuevo organismo pluricelular,
mediante sucesivas mitosis seguidas por procesos de especialización celular, entre los que se
incluye la producción de los gametos (Figura 21–3A).
                                                                                                                                 0,5 mm

                                                                                                   Figura 21–1 Fotografía de una Hydra en
En los eucariotas superiores, la fase haploide es breve                                            la que se están formando dos nuevos
                                                                                                   organismos por gemación (flechas).
En la mayor parte de los organismos que se reproducen sexualmente, las células diploides
                                                                                                   Los descendientes, genéticamente idénticos
proliferan por divisiones mitóticas, y las células haploides, formadas mediante meiosis, no pro-   al individuo progenitor, se separarán de él
liferan. Algunos de los organismos más sencillos, como las levaduras de fisión, son ex-            y vivirán de forma independiente. (Cortesía
cepcionales en el sentido que son las células haploides las que proliferan por mitosis y las       de Amata Hornbruch.)
                                                                                                                                          1269
1270      Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación


                                                                                                  Figura 21–2 Electromicrografía de
                                                                                                  barrido de un oocito con numerosos
                                                                                                  espermatozoides humanos adheridos
                                                                                                  a su superficie. El oocito está inmóvil, pero
                                                                                                  los espermatozoides presentan una gran
                                                                                                  movilidad. Como se describirá más adelante,
                                                                                                  a pesar de que se hayan adherido muchos
                                                                                                  espermatozoides al oocito, sólo uno lo
                                                                                                  fecundará. (Cortesía de D. Phillips/ Biblioteca
                                                                                                  de Photo Science.)




células diploides formadas por la fusión de células haploides entran de forma directa en
meiosis dando lugar a nuevas células haploides (Figura 21–3B). En las plantas se da una si-
tuación menos extrema, debido a que se producen divisiones mitóticas tanto en la fase ha-
ploide como en la diploide. Sin embargo en la mayor parte de las plantas primitivas, como
musgos y helechos, la fase haploide es muy breve y sencilla, mientras que la fase diploide
abarca un periodo largo del desarrollo y de la proliferación celular.
     En la mayoría de los animales pluricelulares, incluidos los vertebrados, sólo proliferan
las células diploides: los gametos haploides tienen una existencia corta, no se dividen y están
completamente especializados para realizar la fusión sexual. En estos organismos se esta-



          (A)    organismos diploides                 (B)    organismos haploides




                                          células
         células                          somáticas
         de la línea
         germinal                                                  FUSIÓN
                          MEIOSIS
                                                                                                  Figura 21–3 Células haploides y diploides
                                                                                                  en el ciclo vital de algunos eucariotas
                              espermatozoide                                                      sencillos y eucariotas complejos.
            oocito haploide      haploide                       zigoto diploide                   (A) Las células haploides se representan en
                                                                                                  rojo y las diploides en azul. Normalmente, las
                                                                   MEIOSIS                        células de la mayoría de animales y plantas
                       FECUNDACIÓN
                                                                                                  proliferan durante la fase diploide, formando
                                                                                                  un organismo pluricelular; sólo los gametos
                                                               células haploides                  (oocitos y espermatozoides en los animales)
                       zigoto diploide                                                            son haploides, los cuales se fusionan en la
                                                                                                  fecundación dando lugar a un zigoto
                                                                                                  diploide, a partir del cual se desarrolla un
                          MITOSIS                                  MITOSIS
                                                                                                  nuevo individuo. Los gametos se forman en
                                                                                                  las gónadas a partir de las células diploides
                                                                                                  de la línea germinal (gris); todas las demás
                                                                                                  células son células somáticas. (B) En cambio,
                                                             organismos haploides
                                                                                                  en algunos organismos eucariotas sencillos,
                                                                                                  como las levaduras de fisión y el alga verde
                  organismo diploide                                                              Chlamydomonas, son las células haploides
                                                                                                  las que proliferan, de forma que la única
                 MUCHOS ORGANISMOS                          ALGUNOS ORGANISMOS                    célula diploide es el zigoto que subsiste
                EUCARIOTAS SUPERIORES                       EUCARIOTAS INFERIORES                 transitoriamente después de la fecundación.
LA REPRODUCCIÓN SEXUAL                                                                                                                    1271


blece una clara distinción entre las células de la línea germinal (o células germinales) que
incluyen los gametos y sus células precursoras específicas diploides y las células somáticas,
que forman el resto del organismo y que mueren sin dejar descendencia. (Figura 21–3A) En
cierto sentido, las células somáticas solamente existen para ayudar a las células de la línea
germinal a sobrevivir, desarrollarse y transmitir su DNA a la generación siguiente.


La meiosis genera diversidad genética
Los organismos que se reproducen sexualmente heredan dos juegos de cromosomas, uno
de cada progenitor. Cada juego contiene los autosomas, que son comunes para todos los
miembros de la especie, y los cromosomas sexuales, que se encuentran distribuidos de forma
distinta según el sexo del individuo. Por consiguiente, cada núcleo diploide contiene dos ver-
siones muy similares de cada autosoma, más un juego de cromosomas sexuales propios del
sexo del individuo. Las dos copias de cada autosoma, una procedente de la madre la otra del
padre, se denominan cromosomas homólogos, o simplemente homólogos, y en la mayoría
de células se mantienen de forma separada como cromosomas independientes. Sin embargo,
durante la meiosis cada cromosoma puede comunicarse con su par homólogo mediante
apareamiento físico y experimentar la recombinación genética. Esta comunicación es esen-
cial para que los homólogos se segreguen correctamente a cada una de las dos células hijas,
durante la meiosis.
     La principal característica de la meiosis es que a partir de dos células haploides forma-
das en el organismo, se generan células haploides genéticamente diferentes unas de otras.
Las diferencias genéticas se producen por dos mecanismos. En primer lugar, cada uno de
los gametos contiene la versión materna o paterna de cada cromosoma; debido a que la
elección materna o paterna tiene lugar de forma independiente y al azar para cada par de
homólogos, los cromosomas originales maternos y paternos se reorganizan formando nue-
vas combinaciones en las células haploides. En segundo lugar, aunque las versiones mater-
na y paterna de cada cromosoma tienen secuencias de DNA similares, pero no idénticas, y
han experimentado recombinación genética durante la meiosis –proceso denominado en-
trecruzamiento (descrito en el Capítulo 5)–, se producen versiones nuevas híbridas de cada
cromosoma; de modo que cada cromosoma de un gameto contiene una única mezcla de
información genética procedente de ambos progenitores. Estos dos mecanismos serán es-
tudiados en profundidad más adelante (Figura 21–13).


La reproducción sexual proporciona a los organismos
una ventaja competitiva
La maquinaria de la reproducción sexual es complicada y los recursos que se le dedican son
importantes (Figura 21–4) ¿Por qué se desarrolló y qué beneficios aporta? Los individuos
que se reproducen sexualmente presentan una descendencia variada, cuyos genotipos tienen
tantas probabilidades de representar un cambio para mejorar como para empeorar. Por
lo tanto, ¿por qué estos individuos deben tener una ventaja competitiva frente a los que
normalmente se reproducen por un proceso asexual? Este problema continúa dejando per-
plejos a los biólogos evolucionistas.
     Una ventaja de la reproducción sexual parece ser la reorganización de los genes, que
ayuda a las especies a sobrevivir en un medio ambiente que cambia de modo imprevisible.
Si unos progenitores producen muchos descendientes con una amplia variedad de combi-
naciones genéticas, aumenta la probabilidad de que como mínimo uno de sus descendien-
tes tenga la combinación de caracteres necesarios para sobrevivir a los cambios del medio.
En efecto, una población de levaduras de gemación manipuladas genéticamente de mane-
ra que no se produzcan recombinaciones durante la meiosis y, por lo tanto, no se pueden re-
producir sexualmente, se adapta mucho menos en un mismo periodo de tiempo a las
condiciones adversas del medio que una población salvaje que se reproduce sexualmente.
     Otra ventaja de la reproducción sexual parece ser que permite eliminar genes perjudi-
ciales de una población: por lo general las hembras se aparean con el macho más adecuado,
                                                                                                 Figura 21–4 Un pavo real desplegando
de modo que el macho menos conveniente no engendra descendencia y sólo es una especie de         su vistosa cola. El exagerado plumaje
contenedor de basura genética. Esta rigurosa selección de los machos significa que los genes     tiene la finalidad de atraer a las hembras para
“buenos” se transmiten mientras que los genes “malos” se pierden. El resultado es que los in-    la reproducción sexual. Este plumaje se
dividuos de la población que se reproducen de forma sexual presentan, por término medio,         ha desarrollado para que sólo los machos
mejores competencias que los individuos de una población equivalente que se reproducen           más adecuados y más atractivos dejen
de forma asexual.                                                                                descendencia. (Cortesía de Cyril Laubscher.)
1272       Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación


     Cualquiera que sean las ventajas de la reproducción sexual, sorprende que casi todos
los organismos complejos actuales han evolucionado tras generaciones de reproducción se-
xual y no de reproducción asexual. Los organismos asexuados, aunque muy abundantes,
han permanecido comparativamente sencillos y primitivos.
     Vamos a examinar ahora con detalle los mecanismos de la reproducción sexual, co-
menzando con los procesos de la meiosis. Centraremos nuestro estudio en los mamíferos.
De qué forma las células diploides de la línea germinal dan lugar a los gametos y cómo se
determina el sexo en un mamífero. Más adelante se considerarán los gametos en sí mismos.
Por último describiremos cómo es el proceso de la fecundación, en el que los dos gametos se
fusionan formando un nuevo organismo diploide.



Resumen
El ciclo de la reproducción sexual comprende una alternancia de estados haploide y diploide: las
células diploides se dividen por meiosis formando células haploides, y las células haploides proce-
dentes de dos individuos distintos, se fusionan de dos en dos formando un zigoto diploide. En este
proceso, los genomas se mezclan y se recombinan dando lugar a individuos con nuevas combina-
ciones genéticas. En la mayoría de los eucariotas superiores, las células diploides proliferan median-
te mitosis y sólo una pequeña proporción de ellas (las células de la línea germinal) experimentan
meiosis produciendo células haploides; las células haploides se transforman en gametos –células es-
pecializadas para la reproducción sexual– de corta existencia y que no se dividen. La reproducción
sexual es ventajosa porque además de producir individuos con combinaciones genéticas nuevas,
algunas de las cuales podrán sobrevivir y procrear en condiciones ambientales imprevisibles, pro-
porciona una vía eficaz para eliminar mutaciones perjudiciales para la población.




MEIOSIS
La constatación de que los gametos son células haploides se obtuvo a partir de una obser-
vación que también fue la primera en sugerir que los cromosomas son los portadores de la
información genética. En 1883, se descubrió, estudiando gusanos, que tanto el núcleo de un
oocito no fecundado como el de un espermatozoide tienen dos cromosomas, mientras que
el huevo fecundado (zigoto) tiene cuatro. Esto llevó a la teoría cromosómica de la herencia la
cual permite explicar la antigua paradoja de que las contribuciones materna y paterna a la
naturaleza de la progenie son aparentemente iguales, a pesar de la enorme diferencia de ta-
maño entre el oocito y el espermatozoide (véase Figura 21–2).
     Este descubrimiento implica también que las células germinales se forman según un tipo
especial de división nuclear en la cual los cromosomas se dividen exactamente por la mitad.
En los animales, este tipo de división llamada meiosis –palabra de origen griego que signifi-
ca disminución o reducción– se inicia en las células diploides de la línea germinal dentro de
los ovarios o de los testículos. Podría parecer como si la meiosis se tratase de una simple mo-
dificación de la mitosis en la que se omitiese la síntesis de DNA (fase S), de forma que una
sola división celular produjera dos células haploides. La meiosis es mucho más compleja
que esto e implica dos divisiones celulares, pero sólo una ronda de síntesis de DNA. No fue
hasta el inicio de la década de 1930 que, gracias a minuciosos trabajos citológicos y genéti-
cos, se pudieron establecer las características básicas de la meiosis. Estudios más recientes
en el campo de la biología molecular y de la genética, han permitido identificar varias pro-
teínas específicas de la meiosis, responsables del distinto comportamiento de los cromoso-
mas en comparación con los cromosomas mitóticos y de la recombinación genética, dos de
los procesos que tienen lugar durante la meiosis. Veremos que los pasos de la recombinación
son importantes, no sólo por la mezcla genética sino también para la correcta segregación
cromosómica durante la meiosis.



Los gametos son el resultado de dos divisiones meióticas
Los mecanismos moleculares y los sistemas de control de la meiosis son, en su mayor parte, los
mismos que actúan en la mitosis normal. No obstante, este capítulo se centrará en las ca-
racterísticas especiales de la meiosis que la distinguen de la mitosis. Al iniciarse la meiosis, lo
mismo que en la mitosis, los cromosomas han replicado su DNA (en la fase S de la meiosis)
y las dos copias están estrechamente unidas entre ellas por los complejos de cohesinas a lo
MEIOSIS                                                                                                                              1273


                    (A)          MEIOSIS                                (B)          MITOSIS
                                                                                                              Figura 21–5 Comparación
                                                                                                              entre la mitosis y la meiosis
                                                homólogos                                                     celular. Para una mejor
 FASE MEIÓTICA S




                                                paternos                                                      comprensión, solamente
                                                homólogos                                                     se representa un par de
                                                maternos                                                      cromosomas homólogos
                                                                                                              (u homólogos). (A) Durante
                                       REPLICACIÓN DEL DNA               REPLICACIÓN                          la meiosis, después de la
                                                                         DEL DNA                              replicación del DNA, son
                                                                                                              necesarias dos divisiones
                                                                                                              nucleares (y celulares)
                                                                                                              para producir gametos
                                                                                                              haploides. En la meiosis I,
                                       APAREAMIENTO                                                           los homólogos duplicados,
                                       DE LOS HOMÓLOGOS
                                       DUPLICADOS                                                             constituidos por las
                                                                                                              cromátidas hermanas
                                                                                                              estrechamente unidas,
                                                                                                              se aparean y se segregan
                                                                                                              a distintas células hijas;
                                                                                                              solamente en la meiosis II
                                        ALINEACIÓN DE LOS PARES                                               se separan las cromátidas
                                        DE HOMÓLOGOS EN EL HUSO
                                                                                                              hermanas. Tal como indica
                                                                                                              la representación de los
 MEIOSIS I




                                                                                                              cromosomas, que son
                                                                                                              parcialmente rojos y
                                                                                                              parcialmente grises, el
                                                                                            CROMOSOMAS
                                        SEPARACIÓN DE                                       DUPLICADOS        apareamiento de los
                                        LOS HOMÓLOGOS                                       ALINEADOS         homólogos da lugar a la
                                        EN LA ANAFASE I                                     INDIVIDUALMENTE   recombinación genética
                                                                                            EN EL HUSO        (entrecruzamiento) durante
                                                                                                              la meiosis I, como se explica
                                                                                                              más adelante. Cada célula
                                                                                                              diploide que entra en
                                                                                                              meiosis produce cuatro
                                                                                                              células haploides
                                                                                                              genéticamente distintas.
                                                                                                              <AGTG> (B) En la mitosis en
                                                                                                              cambio, los homólogos no
                                                                                                              se aparean y las cromátidas
                                                                                           SEPARACIÓN DE      hermanas se separan durante
                                                 SEPARACIÓN DE LAS                         LAS CROMÁTIDAS
                                                 CROMÁTIDAS HERMANAS                                          una sola división. De esta
                                                                                           HERMANAS EN
                                                 EN LA ANAFASE I                           LA ANAFASE         manera, cada célula diploide
                                                                                                              que se divide por mitosis
                                                                                                              da lugar a dos células hijas
                                                                                                              diploides idénticas en
                                                                                                              términos genéticos.
 MEIOSIS II




                           células hijas haploides                              células hijas diploides




largo de toda su longitud (véase Figura 17–24) constituyendo las llamadas cromátidas her-
manas. Sin embargo, a diferencia de la mitosis, la meiosis da lugar a gametos con
la mitad de cromosomas que sus células precursoras diploides. Este hecho se consigue me-
diante la modificación del programa mitótico, ya que a una única ronda de replicación de
DNA le siguen dos rondas sucesivas de segregación cromosómica (Figura 21–5A). Cabe re-
cordar que en la mitosis (tratada en el Capítulo 17), los cromosomas duplicados se alinean al
azar en el ecuador del huso mitótico y que las cromátidas hermanas son arrastradas y segre-
gadas a las dos células hijas, de manera que cada célula hija hereda un juego diploide com-
pleto de cromosomas y es genéticamente idéntica a la célula madre (Figura 21–5B). Por el
contrario, en la primera división de la meiosis (meiosis I), los homólogos duplicados pater-
1274       Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación


no y materno (incluidos los dos cromosomas sexuales replicados) se sitúan uno al lado del           cromosoma        cromosoma
                                                                                                      paterno 1      materno 1
otro en toda su longitud e intercambian información genética mediante la recombinación ge-            replicado      replicado
nética. Entonces se alinean en el ecuador del huso meiótico, después de lo cual los homó-
logos duplicados son arrastrados y segregados a las dos células hijas, en lugar de las cromá-
tidas hermanas. Sólo en la segunda división de la meiosis (meiosis II), que tiene lugar sin re-
plicación de DNA, las cromátidas hermanas son arrastradas y segregadas produciendo
células hijas haploides. De esta manera, cada célula diploide que entra en meiosis produce
cuatro células haploides, cada una de las cuales hereda una copia materna o una copia pa-
terna de cada cromosoma, pero no las dos (véase Figura 21– 5 A).                                                     centrómero




Los cromosomas homólogos duplicados (y los                                                                             cromátidas
                                                                                                                       hermanas
cromosomas sexuales) se aparean durante
la profase I temprana
En la mitosis de la mayoría de organismos, los cromosomas homólogos se comportan de               (A)                             (B)
                                                                                                         bivalente                      quiasma
forma independiente unos de otros. Sin embargo, durante la meiosis I, es fundamental que los
homólogos se reconozcan uno a otro y se asocien físicamente para que los homólogos pa-
terno y materno experimenten la recombinación genética y se segreguen a las distintas cé-         Figura 21–6 Alineación de los homólogos
lulas hijas en la anafase I. Mecanismos especiales intervienen en estas íntimas interacciones     y entrecruzamiento. (A) La estructura
                                                                                                  formada por dos cromosomas homólogos
entre los cromosomas homólogos.
                                                                                                  estrechamente alineados se denomina
     La progresiva yuxtaposición de los homólogos tiene lugar durante una profase meiótica        un bivalente. Igual que en la mitosis, las
muy larga (profase I), que puede durar horas en las levaduras, días en los ratones y semanas      cromátidas hermanas de cada homólogo
en las plantas superiores. Como en la mitosis, los cromosomas duplicados de la profase            están estrechamente conectadas en toda
meiótica aparecen al inicio como estructuras filamentosas, en las que las cromátidas her-         su longitud, así como en los centrómeros.
manas están tan estrechamente unidas entre sí que parecen una sola. Es durante la profase         En este estadio, por lo general los homólogos
I temprana que los homólogos empiezan a asociarse longitudinalmente en un proceso que             están unidos entre sí por un complejo
se denomina apareamiento, en algunos organismos se produce, en principio, mediante inte-          proteico denominado complejo sinaptinémico
racciones entre secuencias de DNA complementario (llamadas zonas de apareamiento) de              (no representado; véase Figura 21–9).
                                                                                                  (B) Bivalente en un estadio más avanzado en
los homólogos; en la mayoría de organismos, el apareamiento estable requiere la recom-
                                                                                                  el que se ha producido un entrecruzamiento
binación genética entre los dos homólogos. Durante la progresión de la profase I, la yuxta-
                                                                                                  entre dos cromátidas no hermanas. Sólo
posición de los homólogos se vuelve más estrecha y forma una estructura de cuatro                 cuando el complejo sinaptinémico se
cromátidas o bivalente (Figura 21–6A). Como se verá más adelante, la recombinación ge-            desorganiza y los pares de homólogos se
nética empieza durante el apareamiento en la profase I temprana, con la rotura programada         separan un poco, al final de la profase I,
de la doble hebra del DNA de las cromátidas; algunos de estos procesos de recombinación           el entrecruzamiento se ve como una fina
se resolverán más tarde en entrecruzamientos, en los que un fragmento de una cromátida            conexión entre los homólogos llamada
materna se intercambia con un fragmento correspondiente de la cromátida paterna homó-             quiasma, como aparece en la imagen.
loga (Figura 21–6B; véase también la Figura 5–64).
     El apareamiento de los homólogos requiere movimientos de los cromosomas, pero se
desconoce qué es lo que guía estos movimientos. Durante la profase I, los cromosomas du-
plicados experimentan una importante redistribución dentro del núcleo. Sus extremos (los
telómeros) están estrechamente unidos a la superficie interna de la envoltura nuclear.
Inicialmente los cromosomas se encuentran repartidos de forma difusa por el núcleo, pero
luego se unen de forma transitoria a una región de la envoltura nuclear, para más adelante
dispersarse otra vez (Figura 21–7). El mecanismo y la función de estas redistribuciones se
desconocen, aunque se cree que hacen que la profase I sea más rápida y eficiente. Una posi-




                                                                                                  Figura 21–7 Reordenación de los telómeros
                                                                                                  durante la profase en oocitos bovinos.
                                                                                                  El núcleo está teñido en azul y los telómeros
                                                                                                  en rojo. Durante la profase I, los telómeros
                                                                                                  se adhieren a la superficie interna de la
                                                                                                  envoltura nuclear. Al principio, están
                                                                                                  dispersos por toda la envoltura nuclear
                                                                                                  (no se observa). Después, se unen
                                                                                                  estrechamente a una región de la
                                                                                                  envoltura (A); al llegar al final de
                                                                                                  la profase I, se dispersan de nuevo (B).
                                                                                                  (De C. Pfeifer et al., Dev. Biol. 255: 206-215,
     (A)                                          (B)
                                                                                5 μm              2003. Con la autorización de Elsevier.)
MEIOSIS                                                                                                                                 1275


bilidad es evitar que durante la profase I los cromosomas se enreden entre sí. En las
levaduras de fisión es necesario que los telómeros estén estrechamente adheridos para que
los homólogos se apareen y se entrecrucen. En otros organismos este hecho ocurre después
de que se haya producido el apareamiento.
     Hemos descrito el apareamiento de los autosomas homólogos durante la profase I, pero
¿qué sucede con los cromosomas sexuales? El hecho es que este proceso varía según los or-
ganismos. Las hembras de los mamíferos tienen dos cromosomas X, los cuales se aparean y
segregan igual que los demás homólogos. Pero los machos tienen un cromosoma X y un cro-
mosoma Y. Aunque estos cromosomas no son homólogos, también tienen que aparearse y
experimentar entrecruzamiento durante la profase para segregarse con normalidad en la
anafase I. Apareamiento, entrecruzamiento y segregación son posibles porque existe una pe-
queña región de homología entre uno o ambos extremos de los cromosomas X e Y. Los dos
cromosomas se aparean y se entrecruzan en esta región durante la profase I, asegurando
que cada espermatozoide recibe un cromosoma Y o un cromosoma X y no los dos o ningu-
no de los dos. De este modo, normalmente se producen dos tipos de espermatozoides: los
que contienen un cromosoma Y, los cuales originarán embriones macho, y los que contie-
nen un cromosoma X, que originarán embriones hembra.


El apareamiento de los cromosomas homólogos culmina
con la formación del complejo sinaptinémico
El apareamiento de los homólogos se produce en una estrecha yuxtaposición de sus ejes
estructurales (ejes internos) separados unos 400 nm, mediante un mecanismo que en la ma-
yoría de especies depende de la rotura programada de la doble hebra del DNA de las cro-
mátidas hermanas. ¿Qué es lo que atrae a los dos ejes? Una posibilidad es que la gran
maquinaria proteica, llamada complejo de la recombinación, se ensamble sobre una rotura
de la doble hebra de una cromátida, se una a la secuencia de DNA similar del homólogo más
próximo y facilite su enrollamiento con él. Es el llamado alineamiento presináptico de los
homólogos, seguido por la sinapsis, en la cual el eje interno de un homólogo se une íntima-
mente al eje interno de su pareja mediante un conjunto comprimido y ordenado de filamen-
tos transversos formando un complejo sinaptinémico: se trata de puentes que determinan
ahora una distancia de sólo 100 nm entre los homólogos (Figura 21–8). Aunque el entrecru-
zamiento empieza antes de que se organice el complejo sinaptinémico, el último paso se
produce mientras el DNA permanece unido al complejo (véase Capítulo 5).
      Los cambios morfológicos que ocurren durante el apareamiento de los cromosomas
meióticos permiten dividir la profase I en cinco estadios consecutivos: leptoteno, zigoteno,
paquiteno, diploteno y diacinesis. Como se muestra en la Figura 21–9, la profase I empieza
con el leptoteno, cuando los homólogos se condensan y se aparean y comienza la recombi-
nación genética. En el zigoteno, el complejo sinaptinémico empieza a ensamblarse en regio-
nes localizadas a lo largo de los homólogos; se inicia en los lugares donde los homólogos
están estrechamente asociados y se han producido procesos de recombinación. En el pa-
quiteno, se completa el ensamblaje y los homólogos se encuentran en sinapsis en toda su




                                                                        filamentos
                                                                        transversos


                                                                                               Figura 21–8 Esquema simplificado
                                                                           100 nm
          eje interno
                                                                                               de un complejo sinaptinémico. Antes de
          de los                                                                               que se forme el complejo sinaptinémico,
          homólogos                                                                            los complejos de recombinación se unen en
                                                                                               los puntos de rotura de la doble hebra del
          complejo                                                                             DNA de las cromátidas hermanas y catalizan
          de las cohesinas
                                                                                               los entrecruzamientos entre los bucles de
                                                                                               las cromátidas no hermanas desde los lados
                                                                                               opuestos del complejo (no mostrado en el
                                                                                               dibujo). (Modificación a partir de K. Nasmyth,
                        bucle de cromatina de las cromátidas                                   Annu. Rev. Genet. 35:673-745, 2001. Con
                        hermanas de un homólogo                                                la autorización de Annual Reviews.)
1276      Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación



                                           LEPTOTENO                  PAQUITENO

               cromátida 1
  cromátidas
  hermanas                               ensamblaje                                           desensamblaje
  paternas                               del complejo                                         del complejo
               cromátida 2               sinaptinémico                                        sinaptinémico


               cromátida 3
  cromátidas
  hermanas
  maternas
               cromátida 4

                             INTERFASE                ZIGOTENO                             DIPLOTENO SEGUIDO
  (A)                                                                                       POR LA DIACINESIS                     (B)
                                                                                                                                               0,1 μm


                                                                                                              Figura 21–9 Sinapsis y desinapsis de los
                                                                                                              cromosomas homólogos durante los
                                                                                                              diferentes estadios de la profase meiótica I.
                                                                                                              (A) Esquema de un sólo bivalente. En el
                                                                                                              leptoteno, las dos cromátidas hermanas están
                                                                                                              condensadas y los bucles de cromatina de
                                                                                                              ambas se extienden a partir de un eje interno
                                                                                                              común. El complejo sinaptinémico empieza
                                                                                                              a ensamblarse en el zigoteno temprano.
                                                                                                              El ensamblaje continúa durante todo el
                                                                                                              zigoteno y se completa en el paquiteno.
  (C)                                         (D)                                                             El complejo se desorganiza en el diploteno.
                                                                               5 μm                           (B) Electromicrografía de un complejo
                                                                                                              sinaptinémico de una célula meiótica de una
                                                                                                              flor de lirio, en paquiteno. (C y D) Micrografía
                                                                                                              de inmunofluorescencia de células del hongo
                                                                                                              Sordaria, en profase I. En C, se ve la sinapsis
longitud, El estadio de paquiteno puede durar varios días o más, hasta que la desinapsis em-                  parcial de los bivalentes en zigoteno y en D, la
pieza en el diploteno con el desensamblaje del complejo sinaptinémico y la consiguiente                       sinapsis completa. Las puntas de flecha rojas
condensación y acortamiento de los cromosomas. Únicamente en este estadio, después de                         en (C) indican los puntos donde la sinapsis es
que los complejos se hayan desorganizado, se pueden ver cada uno de los entrecruzamien-                       incompleta. (B, cortesía de Brian Wells; C y D
tos entre cromátidas no hermanas como conexiones interhomólogas que se denominan                              de A. Storlazzi et al. Genes Dev.17: 2675-2687,
quiasmas, los cuales desempeñan un papel fundamental manteniendo unidos los                                   2003. Con la autorización de Cold Spring
homólogos compactados (Figura 21–10). En este momento, los homólogos están a punto                            Harbor Laboratory Press.)
para iniciar la segregación. La profase I acaba con la diacinesis, el estado de transición hacia
la metafase I.
     En algunas especies de levaduras, gusanos, moscas y mamíferos se han identificado las
proteínas que forman los puentes de filamentos transversos entre los ejes internos de los ho-
mólogos. Se trata de homodímeros que interactúan entre sí a través de la hendidura de 100 nm
que separa los homólogos, como se muestra en la Figura 21–11. En la mayoría de eucariotas,
estas proteínas son muy importantes para que se produzcan los entrecruzamientos, de ma-
nera que no se producen entrecruzamientos en mutantes que no las tienen. Los principales
componentes del eje interno de cada homólogo son los complejos de cohesinas que en-
samblan el DNA durante la fase S y unen las cromátidas hermanas entre sí durante la meio-
sis (Figura 21–8). Algunas subunidades de las cohesinas que actúan en la meiosis son las
mismas que actúan en la mitosis, mientras que otras son específicas de la meiosis. Ambos
complejos, los entrecruzadores y las cohesinas, tienen un papel crucial en la segregación
de los homólogos durante la primera división meiótica (meiosis I), como se explicará a con-
tinuación.



                   Figura 21–10 Bivalente con tres quiasmas resultado de tres entrecruzamientos.
                   (A) Microfotografía de un bivalente de saltamontes. (B) Dibujo que muestra la
                   disposición de los entrecruzamientos en (A). La cromátida 1 ha experimentado un
                   intercambio con la cromátida 3, y la cromátida 2 con las cromátidas 3 y 4. Se observa
                   cómo la combinación de los quiasmas y de las uniones estrechas de los brazos de
                   las cromátidas hermanas de cada uno (mediadas por los complejos de cohesinas)
                   mantienen los dos homólogos juntos después del desensamblaje de los complejos
                   sinaptinémicos; si fallan los quiasmas o la adhesión de las cromátidas hermanas, los
                                                                                                                                                           4
                   homólogos se separaran en este estadio y no se segregarán correctamente cuando                                                         3
                                                                                                                                                     2
                   la célula se divida al final de la meiosis I. (A, cortesía de Bernard John.)            (A)                          (B)      1
MEIOSIS                                                                                                                                  1277


   proteína de los filamentos                                                                      Figura 21–11 Modelo molecular
          transversales         bucles de cromatina de                                             que representa cómo los filamentos
                                una cromátida hermana        región sobreenrollada                 transversales pueden estar formados
                                                                del homodímero                     por un solo tipo de proteína. (A) Dibujo
    (A)                                                                                            de una cadena de polipéptidos donde se
                                                                                                   muestran los dominios terminales globulares
                                                                                                   N y C, conectados por una región enrollada.
                                                                                                   (B) En este caso se propone que la proteína
                                                                                                   forma homodímeros que interactúan en
                                                                                                   una hendidura de 100 nm que separa los
                                                                                                   ejes internos de los dos homólogos.
                                                                                                   (Adaptado de S.L. Page y R.S. Hawley,
                                                                                                   Science 301: 785-789, 2003. Con la
                                                                                                   autorización de AAAS.)




                                                     filamentos transversales

                                                             100 nm
                                (B)   eje interno




La segregación de los cromosomas homólogos en la meiosis
depende de proteínas asociadas al cinetocoro
Una de las diferencias fundamentales entre la meiosis I y la mitosis (y la meiosis II) es que en
la meiosis I los homólogos se separan antes de que se produzca la segregación de las cromá-
tidas hermanas en las dos células hijas (Figura 21–5). Esta diferencia depende de tres carac-
terísticas de la meiosis I que la distinguen de la mitosis (Figura 21–12). En primer lugar, los
cinetocoros (complejos proteicos asociados a los centrómeros; tratado en los Capítulos 4 y 17),
de las dos cromátidas hermanas de un homólogo se unen a los microtúbulos que emergen del
mismo polo del huso meiótico I y, en consecuencia, se segregan juntos a cada célula hija
durante la anafase I; por el contrario, en la mitosis (y meiosis II), los cinetocoros de las dos
cromátidas hermanas de un cromosoma se unen a los polos opuestos del huso y se segregan
en dos células hijas distintas durante la anafase. En segundo lugar, se mantiene una unión
física muy estrecha entre los homólogos que resiste las fuerzas de arrastre del huso meió-
tico I mientras que los bivalentes se alinean en el ecuador del huso y los homólogos se sepa-
ran en la anafase I. Los quiasmas formados entre las cromátidas no hermanas y la cohesión
entre los brazos de las cromátidas hermanas ayudan a mantener los homólogos unidos
(Figura 21–10). En tercer lugar, los brazos de las cromátidas hermanas se separan en la ana-
fase I, finalizando los quiasmas y permitiendo la separación de los homólogos en toda su
longitud, pero las cromátidas hermanas se mantienen unidas en la región de los centróme-
ros hasta la anafase II y, por consiguiente, no se separan en la anafase I.
      Los cromosomas de la meiosis I, transferidos a un huso meiótico II mediante experi-
mentos de micromanipulación, funcionan como si estuvieran en meiosis I, lo cual indica
que el comportamiento especial de los cromosomas de la meiosis I viene determinado por
ellos mismos y no por el huso u otros factores citoplasmáticos. Varias proteínas meióticas
específicas asociadas a los cromosomas de la meiosis I explican este comportamiento espe-
cial, aunque funcionan juntamente con proteínas no específicas de la meiosis que intervienen
tanto en la mitosis como en la meiosis. Los complejos proteicos específicos de la meiosis se
unen a los dos cinetocoros de cada homólogo replicado y aseguran que las dos cromátidas
hermanas capturen los microtúbulos que emergen de un sólo polo del huso. Otras proteínas
(denominadas shugoshinas) asociadas a los cinetocoros determinan que los cinetocoros
hermanos no se separen en la anafase I, cuando la enzima proteolítica separasa (véase Ca-
pítulo 17) rompe los complejos de cohesinas que mantienen unidos los brazos de las cromá-
tidas hermanas. Las shugoshinas protegen los complejos de cohesinas en los centrómeros
mediante el reclutamiento de una proteína fosfatasa específica de éstos; la fosfatasa evita la
fosforilación de los complejos de cohesinas lo cual es indispensable para que la separasa
actúe fragmentándolos. De esta manera, en la anafase I los brazos de las cromátidas se
separan pero los centrómeros no. Las cromátidas hermanas sólo se separan cuando la se-
1278       Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación



     (A)   MEIOSIS

      microtúbulos
      cinetocóricos
                                                                                                                                               +
                       complejo
                       de cohesinas                                                         cinetocoro



                                                                         complejos                                                  células hijas haploides
                                           centrómero
                                                                        de cohesinas
                      cinetocoro


                                   cromátida
                                                                                                                                               +




             METAFASE I                         ANAFASE I               METAFASE II                    ANAFASE II                         TELOFASE II


     (B) MITOSIS      complejo de cohesinas

                                                                                   cromátida                             células hijas diploides

                                                                                    centrómero



                                                                                                                                   +

                                microtúbulos
                                cinetocóricos
                                                                                   cinetocoro
                     METAFASE                                          ANAFASE                                                 TELOFASE


Figura 21–12 Comparación del comportamiento de los cromosomas en la meiosis I, la meiosis II y la mitosis. Los cromosomas se comportan
de manera similar en la mitosis y en la meiosis II, pero de forma muy diferente en la meiosis I. (A) En la meiosis I, los dos cinetocoros hermanos se localizan
uno al lado del otro en los centrómeros hermanos de cada homólogo y sujetan los microtúbulos que emergen del mismo polo del huso. La proteolisis de
los complejos de cohesinas a lo largo de los brazos de las cromátidas hermanas despega los brazos y determina los entrecruzamientos, permitiendo
que los homólogos duplicados se separen en la anafase I, mientras que los complejos residuales de cohesinas mantienen los centrómeros hermanos unidos.
La destrucción proteolítica de los complejos residuales de cohesinas de los centrómeros permite la separación de las cromátidas hermanas en la anafase II.
(B) Por el contrario, en la mitosis, los dos cinetocoros hermanos sujetan los microtúbulos que emergen de distintos polos del huso; las cromátidas hermanas
se separan al comenzar la anafase y se segregan hacia las dos células hijas (tratado en el Capítulo 17).




parasa rompe los complejos de cohesinas remanentes en los centrómeros en la anafase II
(Figura 21–12 A), y las shugoshinas han desaparecido.
     A diferencia de la meiosis I, la meiosis II dura poco tiempo y se parece mucho a una
división mitótica, aunque tiene lugar sin la replicación del DNA. La profase II es corta: se de-
sorganiza la envoltura nuclear y se forma un huso nuevo, después de lo cual se suceden
rápidamente, la metafase II, la anafase II y la telofase II. Una vez se ha formado la envoltura
nuclear alrededor de los cuatro núcleos diploides producidos en la telofase II, tiene lugar la
citocinesis y concluye la meiosis.


A menudo la meiosis no funciona correctamente
La clasificación de los cromosomas que tiene lugar durante la meiosis significa un gran es-
fuerzo de contabilidad intracelular. En cada meiosis humana se requiere que la célula con-
trole 92 cromátidas (46 cromosomas duplicados), distribuyendo un juego completo de cada
tipo de cromosomas a cada una de las cuatro células hijas resultantes. No sorprende que du-
rante un proceso tan complejo puedan ocurrir errores en la distribución de los cromosomas.
Los errores son frecuentes, en general, en la meiosis de los oocitos humanos que se detienen
después del diploteno y permanecen así durante años; la meiosis I acaba con la ovulación y la
meiosis II sólo se completa si el oocito es fecundado. En efecto los errores en la segregación de
los cromosomas durante el desarrollo de los oocitos son las causas más comunes en huma-
nos tanto de abortos espontáneos como problemas de discapacidades mentales.
MEIOSIS                                                                                                                                  1279


     Cuando los homólogos no se separan correctamente –un fenómeno denominado no
disyunción–, el resultado es que alguno de los gametos haploides producido pierde un de-
terminado cromosoma, mientras que otro tiene más de una copia de éste. (Las células con
un número anormal de cromosomas se llaman aneuploides, mientras que las que tienen un
número correcto son euploides.) Después de la fecundación, los gametos aneuploides forman
embriones anormales, la mayoría de los cuales mueren. Sin embargo, algunos sobreviven:
por ejemplo, el síndrome de Down humano, que es la primera causa de discapacidad mental,
se debe a la presencia de una copia extra del cromosoma 21, consecuencia de la no disyun-
ción durante la meiosis I en el ovario. Los errores en la segregación durante la meiosis I au-
mentan con la edad de la madre.
     A pesar de los fallos, la mayoría de los eucariotas utiliza la meiosis, al menos de forma
intermitente, para mezclar su información genética antes de transmitirla a la generación
siguiente. Los entrecruzamientos contribuyen en gran manera a este proceso de mezcla ge-
nética, como vamos a ver a continuación.



Los entrecruzamientos aumentan la redistribución genética
A menos que se trate de mellizos idénticos, que se han desarrollado a partir de un único zi-
goto, los descendientes de unos mismos padres nunca son genéticamente iguales. Como
hemos indicado, este fenómeno se debe a que mucho antes de la fusión de los dos gametos
se han producido dos tipos de redistribuciones genéticas en la meiosis I, durante el proceso
de la formación de los gametos: la distribución aleatoria de los homólogos maternos y pa-
ternos y los entrecruzamientos. La distribución al azar de los homólogos maternos y paternos
(Figura 21–13A) podría, en principio, producir 2n gametos genéticamente distintos, siendo n
el número haploide de cromosomas. Por ejemplo, en la especie humana cada individuo
puede producir por lo menos 223 = 8,4 × 106 gametos genéticamente diferentes. Sin em-
bargo el número real de variantes es mucho más elevado debido al entrecruzamiento cro-
mosómico (o simplemente entrecruzamiento), que es el resultado de la recombinación
(tratado en el Capítulo 5), durante la cual se producen intercambios de segmentos de DNA
entre los homólogos. En la meiosis, cuando el intercambio ocurre entre cromátidas no her-
manas, se mezclan componentes genéticos de cada uno de los cromosomas (Figura 21–13B).



          tres pares de cromosomas                         un par de cromosomas
                  homólogos                                     homólogos


                                                                                  materno
                                     materno
                                     paterno                                      paterno



                                                           ENTRECRUZAMIENTO
                                                               DURANTE
       DISTRIBUCIÓN INDEPENDIENTE
                                                              LA PROFASE I
           DE LOS HOMÓLOGOS
           MATERNO Y PATERNO
           DURANTE LA MEIOSIS I                                                                  Figura 21–13 Los dos mecanismos
                                                                                                 principales de redistribución del material
                                                                                                 genético que intervienen en la producción
                 MEIOSIS II                                                                      de los gametos durante la meiosis.
                                                                                                 (A) La distribución independiente de los
                                                                                                 homólogos materno y paterno durante
                                                                                                 la meiosis produce 2n gametos haploides
                                                               DIVISIONES
                                                              MEIÓTICAS I Y II
                                                                                                 diferentes para un organismo con n
                                                                                                 cromosomas. En este caso n = 3, por lo que
                                                                                                 existen 8 posibles gametos diferentes.
                                                                                                 (B) El entrecruzamiento durante la profase I
                                                                                                 permite el intercambio de segmentos de DNA
                                                                                                 entre cromosomas homólogos y de ese modo
                                                                                                 la redistribución de los genes en cada uno de
                                                                                                 ellos. Debido a la gran cantidad de pequeñas
                                                                                                 diferencias que presentan las secuencias de
                                                                                                 DNA de cualquier par de homólogos, ambos
                                                                                                 mecanismos aumentan la variabilidad
                                                                                                 genética de los organismos que se
    (A)      gametos posibles                    (B)         gametos posibles                    reproducen sexualmente.
1280      Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación


                                                                                                    Figura 21–14 Entrecruzamientos entre
                                                                                                    homólogos en el testículo humano. En estas
                                                                                                    micrografías de inmunofluorescencia, se han
                                                                                                    utilizado anticuerpos para teñir los complejos
                                                                                                    sinaptinémicos (rojo), los centrómeros (azul)
                                                                                                    y los puntos de entrecruzamiento (verde).
                                                                                                    Obsérvese que todos los bivalentes tienen
                                                                                                    por lo menos un entrecruzamiento y ninguno
                                                                                                    de ellos tiene más de tres. (Modificado
                                                                                                    a partir de A. Lynn et al., Science 296:
                                                                                                    2222-2225. Con la autorización de AAAS.)




                                                                                   10 μm



En cada par de homólogos humanos se producen por término medio dos o tres entrecruza-
mientos (Figura 21–14).
     Los detalles moleculares de los entrecruzamientos se estudian en el Capítulo 5 (véase
Figura 5–64). Brevemente, el entrecruzamiento lo empieza una proteína muy conservada es-
pecífica de la meiosis llamada Spo11, provocando una rotura de la doble hebra de DNA en la
cromátida materna o en la paterna. Un gran complejo multienzimático, el complejo recom-
binante, que contiene enzimas reparadoras de la doble hebra de DNA, se ensambla sobre la
rotura y cataliza la recombinación de los homólogos. En la mayoría de casos, el resultado de
este proceso no es un entrecruzamiento. Sin embargo, en algunas ocasiones la recombi-
nación conduce a un entrecruzamiento en el que los segmentos de DNA se intercambian
recíprocamente entre dos cromátidas no hermanas. Como se ha descrito, después de la
desinapsis se puede observar al microscopio cada entrecruzamiento como un quiasma
(Figura 21–10A). La Figura 21–10B muestra cómo cada una de las dos cromátidas hermanas de
un homólogo puede formar uno o más entrecruzamientos con una de las dos cromátidas
de su homólogo correspondiente.


El entrecruzamiento está muy regulado
El entrecruzamiento tiene dos funciones distintas en la meiosis: ayuda a mantener los ho-
mólogos unidos, para que se segreguen correctamente en las dos células hijas resultantes de
la meiosis I, y contribuye a la diversificación genética de los gametos que se producen. Como
era de esperar, el entrecruzamiento está muy regulado: el número y localización de las rotu-
ras de las dobles hebras a lo largo de cada cromosoma están controlados. Las roturas de la
doble hebra que tienen lugar en la meiosis I pueden localizarse en cualquier parte a lo largo del
cromosoma (Figura 21–14), pero no presentan una distribución regular: están estrechamen-
te unidas a los “puntos calientes” donde la cromatina es accesible y en pocas ocasiones se
unen a los “puntos fríos”, como las regiones de heterocromatina situadas alrededor de los
centrómeros y de los telómeros.
     Por lo menos dos tipos de regulación influyen en la localización y en el número de en-
trecruzamientos que se forman, aunque todavía no se comprende por completo ninguno
de los dos. Ambos actúan antes de que se ensamble el complejo sinaptinémico. Uno de ellos
asegura que como mínimo se forme un entrecruzamiento entre los dos miembros de cada
par de homólogos, necesario para que se produzca la segregación correcta de los homólogos
en la meiosis I. En el otro, llamado interferencia del entrecruzamiento, la presencia de un pro-
ceso de entrecruzamiento inhibe la formación de otro, quizás mediante la inhibición local
de las proteínas necesarias para convertir una rotura de la doble hebra de DNA en un entre-
cruzamiento estable.


La regulación de la meiosis es distinta en los machos
y en las hembras de los mamíferos
Los mecanismos básicos de la meiosis se han conservado a lo largo de la evolución en todos los
eucariotas que se reproducen sexualmente. Por ejemplo, en todos ellos la mayor parte de la
meiosis la ocupa la profase I, aunque los detalles de la duración de los diferentes estadios
MEIOSIS                                                                                                                                                 1281


varían entre las diferentes especies (Figura 21–15). Sin embargo, existen algunas dife-                      (A)
                                                                                                                              RATÓN
rencias destacables en la regulación de la meiosis tanto de especies distintas como de sexos
                                                                                                                         0
diferentes en una misma especie. La diferencia entre los dos sexos es muy notable en los                                       LEPTOTENO
mamíferos.
      En las hembras de los mamíferos, los oocitos empiezan la meiosis en el ovario fetal pero
se paran después del diploteno, cuando se ha desensamblado el complejo sinaptinémico en                                        ZIGOTENO
la meiosis I. La meiosis I sólo se completa cuando la hembra alcanza la madurez sexual y el                              3
oocito sale del ovario durante la ovulación; sin embargo, el oocito liberado completa la meio-
sis II sólo en el caso de que sea fecundado. En las hembras de los mamíferos existen meca-
nismos especiales de parada y reactivación durante la meiosis. En las mujeres, algunos




                                                                                                         tiempo (días)




                                                                                                                                            profase I
oocitos permanecen parados en meiosis I durante 40 años o más lo cual podría ser, en parte,
una de las causas por la que aumentan significativamente las no disyunciones en las mujeres                              6     PAQUITENO
de más edad. Por el contrario, en los mamíferos macho la meiosis comienza en las células
precursoras de los espermatozoides (espermatocitos) dentro de los testículos, al iniciarse la
pubertad y se mantiene de forma continua, sin mecanismos de parada y reactivación como
en la meiosis femenina. Son necesarios alrededor de 24 días para que un espermatocito hu-
mano complete la meiosis.                                                                                                9
      También existe una gran diferencia en la proporción de errores en la meiosis entre las
hembras y los machos de los mamíferos; este hecho es especialmente notable en la especie                                       DIPLOTENO
humana. Alrededor del 20% de los oocitos humanos son aneuploides, comparados con el 3-                                              +
4 % de los espermatozoides, y el resultado es que más de un 25% de todos los fetos humanos                                     DIACINESIS     finalización
                                                                                                                                              de la meiosis I
son aneuploides y la mayoría de ellos son el resultado de la no disyunción en los oocitos du-                            12                   y toda la
rante la meiosis I. La fecundación en los mamíferos comprende la ovulación de un número                                                       meiosis II
reducido de oocitos en un extremo del tracto reproductivo de la hembra y la entrada de mi-
llones de espermatozoides por el otro extremo. Dada la escasa cantidad de oocitos cabría                     (B)
                                                                                                                               LIRIO
esperar que su desarrollo estuviese sometido a un control de calidad más estricto que en el
                                                                                                                         0
caso de los espermatozoides, pero ocurre justo lo contrario. Si la meiosis no se desarrolla co-
rrectamente en las células masculinas, se activa un mecanismo de control del ciclo celular
(tratado en el Capítulo 17) que para el proceso y conduce a la muerte celular por apoptosis.                                   LEPTOTENO
                                                                                                                          1
Aparentemente, este mecanismo de control no actúa en la meiosis de las células femeninas:
si no se produce la segregación de un homólogo, hecho que se da con frecuencia, las células
                                                                                                                          2
continúan la meiosis y producen oocitos aneuploides. Por otro lado, parece que la línea ger-
minal masculina puede ocasionar otro tipo de errores genéticos. Debido a que se producen                                       ZIGOTENO
                                                                                                         tiempo (días)




muchas más mitosis en el proceso de la producción de un espermatozoide y a que en cada                                    3
ronda de replicación del DNA hay posibilidades de error, los padres contribuyen en mayor                                                    profase I
proporción a la aparición de mutaciones nuevas que las madres.                                                            4
      La producción de los gametos no sólo comprende la meiosis y en otros procesos                                            PAQUITENO
también existen diferencias entre oocitos y espermatozoides. Al final de la meiosis un oo-
cito de mamífero es completamente maduro, mientras que un espermatozoide está ini-                                        5
                                                                                                                               DIPLOTENO
ciando su diferenciación. Antes de estudiar los gametos, vamos a considerar cómo                                                    +
algunas células del embrión de los mamíferos se diferencian inicialmente de manera es-                                    6    DIACINESIS      finalización
pecífica desarrollándose como células germinales y cómo estas células quedan compro-                                                           de la meiosis I
                                                                                                                                               y toda la
metidas, para transformarse en un espermatozoide o en un oocito, dependiendo del sexo                                                          meiosis II
                                                                                                                          7
del individuo.
                                                                                                          Figura 21–15 Comparación entre los
                                                                                                          tiempos necesarios para cada una
Resumen                                                                                                   de las etapas de la meiosis. (A) Tiempos
                                                                                                          aproximados para un mamífero macho
Los gametos haploides (oocitos, espermatozoides, polen y esporas) se forman mediante la meiosis,          (ratón). (B) Tiempos aproximados para el
proceso en el que dos divisiones celulares sucesivas después de una sola replicación del DNA dan lugar    tejido masculino de una planta (lirio).
a cuatro células haploides a partir de una célula diploide. La meiosis está dominada por una pro-         Los tiempos difieren para los gametos
longada profase I, que ocupa el 90% o más del periodo meiótico total. En cuanto empieza la profase I      masculino y femenino (espermatozoide
los cromosomas se han replicado y están constituidos por dos cromátidas hermanas estrechamente            y oocito, respectivamente) de una misma
                                                                                                          especie, así como para los mismos gametos
unidas entre sí. Los cromosomas homólogos se aparean uno al lado del otro y van estrechando pro-
                                                                                                          de especies diferentes. Por ejemplo, en
gresivamente su yuxtaposición a medida que progresa la profase I. Los cromosomas homólogos                la especie humana la meiosis masculina
estrechamente alineados (bivalentes) experimentan la recombinación genética y forman entrecru-            dura 24 días en comparación con los 12 días
zamientos que más adelante pueden verse como quiasmas, que mantienen cada par de homólogos                de la del ratón. En las mujeres, pueden pasar
unidos durante la metafase I. El entrecruzamiento y la segregación independiente de las copias ma-        más de 40 años, ya que la meiosis I se para
terna y paterna de cada cromosoma durante la meiosis I desempeñan un papel muy importante en              después del diploteno. Sin embargo, en
la producción de gametos distintos uno de otro desde un punto de vista genético y distintos también       todas las especies la profase meiótica I
                                                                                                          es mucho más larga que el resto de las
de sus progenitores. Unas proteínas específicas de la meiosis y proteínas asociadas a los cinetocoros
                                                                                                          etapas meióticas juntas.
aseguran que ambas cromátidas hermanas estén unidas al mismo polo del huso; otras proteínas
asociadas a los cinetocoros determinan que los homólogos permanezcan conectados a sus centró-
1282       Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación


meros durante la anafase I, para que sean segregados en lugar de las cromátidas hermanas al aca-
bar la meiosis I. Después de esta larga meiosis I, rápidamente sigue la meiosis II, sin que se produz-
ca replicación de DNA, en un proceso parecido a la mitosis, en el que las cromátidas hermanas se
separan en la anafase.




CÉLULAS GERMINALES PRIMORDIALES
Y DETERMINACIÓN DEL SEXO EN LOS MAMÍFEROS
Las estrategias de la reproducción sexual pueden variar muchísimo de unas especies a otras.
Este apartado se centrará principalmente en las estrategias utilizadas por los mamíferos.
     En todos los embriones de los vertebrados, durante el desarrollo tiene lugar una selec-
ción temprana de determinadas células como progenitoras de los gametos. Estas células
germinales primordiales diploides (PGC: primordial germ cells) migran a las gónadas en
desarrollo, que se convertirán en los ovarios en las hembras y los testículos en los machos.
Después de un periodo de proliferación mitótica en las gónadas diferenciadas, las PGC ex-
perimentan la meiosis y se diferencian en gametos maduros haploides: oocitos o esperma-
tozoides. Más adelante, la fusión del oocito y del espermatozoide tras el apareamiento
conduce al inicio de la embriogénesis. Con la posterior producción de nuevas PGC en el em-
brión comienza otra vez el ciclo (Figura 21–3A).
     En este apartado se analizará cómo aparecen las PGC en los mamíferos, cómo se de-
termina el sexo en ellos y de qué manera la determinación sexual establece que las
PGC se diferencien en espermatozoides o en oocitos.

                                                                                                         Figura 21–16 Determinantes de la
                                                                                                         segregación de las células germinales
Señales específicas de las células vecinas a las PGC                                                     en el nematodo C. elegans. Las micrografías
en los embriones de los mamíferos                                                                        de la fila superior muestran el patrón de
                                                                                                         división de las células, en las que el núcleo
En la mayoría de animales, incluidos muchos vertebrados, el oocito no fecundado contiene                 está teñido de color azul; abajo las mismas
moléculas específicas localizadas en una región concreta del citoplasma que determinan                   células teñidas con un anticuerpo que marca
qué células se convertirán en las células germinales. Cuando el oocito es fecundado y se di-             (en verde) pequeños gránulos (llamados
                                                                                                         gránulos P) que actúan como determinantes
vide de forma repetida produciendo las células del embrión temprano, las que finalmente
                                                                                                         de células germinales. Los gránulos P están
heredan estos determinantes de células germinales se transforman en PGC (Figura 21–16).
                                                                                                         constituidos por moléculas de RNA y
Aunque la naturaleza molecular y la función de los determinantes son desconocidas, unas                  moléculas de proteínas, y están distribuidos
proteínas de la familia Vasa son un componente presente en todos estos animales. Las pro-                al azar, por todo el citoplasma del oocito no
teínas Vasa tienen una estructura similar a la de las RNA helicasas dependientes de ATP pero
                                                                                         ,               fecundado (no se muestra). Como se observa
su función en la determinación de las células germinales constituye todavía un misterio por              en las imágenes de la izquierda, después de
dilucidar.                                                                                               la fecundación, los gránulos se acumulan
                                                                                                         en un polo del zigoto. En cada división, los
     Por el contrario, en otros animales y entre ellos los mamíferos, el citoplasma del oocito
                                                                                                         gránulos se segregan a una de las dos
no contiene determinantes de células germinales localizados. En lugar de ello, unas señales
                                                                                                         células hijas. La única célula del embrión
procedentes de células vecinas determinan qué células se convertirán en PGC. En los ma-                  que contiene los gránulos P, visible en las
míferos, todas las células resultantes de las primeras divisiones del oocito fecundado son               imágenes de la derecha, es la precursora de
pluripotentes, es decir, son capaces de producir cualquier tipo de células del organismo, in-            la línea germinal. (Cortesía de Susan Strome.)
CÉLULAS GERMINALES PRIMORDIALES Y DETERMINACIÓN DEL SEXO EN LOS MAMÍFEROS                                                                     1283


                                                                                                    Figura 21–17 Migración de las PGC en los
                                                                                                    mamíferos. (A) Micrografía de fluorescencia
                                              notocorda
                                                                       tubo                         en la que se observan las PGC que migran
                                                                      neural         células        en una sección transversal de un embrión
                                                                                     germinales     temprano de ratón. Las PGC están teñidas
                                                                                     primordiales
                                                                                                    con un anticuerpo monoclonal (en verde)
                                                                           somita                   que las marca específicamente en este
                                                                                                    estado de la embriogénesis. Las otras células
                                                                                                    del embrión están teñidas con una lectina
                                                                                                    (en rojo) que se une al ácido siálico, localizado
                                                                                                    en la superficie de todas las células. (B)
                                                                            futura                  Esquema correspondiente a la micrografía
                                                      intestino
                                                      posterior
                                                                           gónada                   que se muestra en (A). (A, cortesía de Robert
(A)                                           (B)                                                   Anderson y Chris Wylie.)
                                   100 μm



 cluidas las germinales y células de los tejidos extraembrionarios así como las de la placenta.
 Únicamente más adelante, un pequeño grupo de células es inducido a convertirse en PGC
 a consecuencia de las señales que reciben de sus células vecinas. En el ratón, por ejemplo,
 6 días después de la fecundación, determinadas señales (incluida la proteína morfogénica
 ósea 4; BMP4: bone morphogenic protein) secretadas por las células del tejido extraembrio-
 nario situado junto al embrión, inducen a unas 10 células embrionarias adyacentes a trans-
 formarse en precursoras de las PGC. Estas células se dividen y maduran transformándose
 en PGC, inhibiendo la expresión de genes somáticos y activando la expresión de genes im-
 plicados en mantener las características especiales de las células germinales.
      Aunque los diferentes mecanismos de las PGC son específicos de los distintos grupos de
 animales, algunos de los mecanismos que controlan la proliferación y el desarrollo se han
 conservado a lo largo de la evolución, desde los gusanos hasta el hombre. Por ejemplo, el
 desarrollo de PGC en todos los animales estudiados depende tanto de la supresión del des-
 tino de las células somáticas por represión génica, como de la inhibición de la traducción
 de determinados mRNA por proteínas de unión a Nano RNA.



 Las PGC migran a las gónadas en desarrollo
 En los mamíferos, después de su desarrollo, las PGC proliferan y migran hacia su destino final
 que son las gónadas en desarrollo (Figura 21–17). Mientras las células germinales primor-
 diales migran a través del embrión, varias proteínas extracelulares producidas por las célu-
 las somáticas adyacentes las señalan para sobrevivir, proliferar y migrar. Entre las proteínas
 señal secretadas que colaboran atrayendo a las PGC hacia las gónadas en desarrollo están las
 quimioquinas, que se unen a receptores acoplados a proteínas G (GPCR: G-protein coupled
 receptors) y conducen la migración de varios tipos celulares, como las PGC y los glóbulos
 blancos sanguíneos (tratado en el Capítulo 23).
      Después de que las PGC hayan entrado en la gónada en desarrollo, que en este estadio
 se denomina cresta genital, experimentan unas cuantas mitosis más en el curso de las cuales se
 especializan para seguir una vía de desarrollo que les llevará a diferenciarse en oocitos o en
 espermatozoides.
      Sin embargo, cuando las PGC inician la migración hacia las gónadas embrionarias, no
 están comprometidas de manera irreversible a transformase en gametos. Extraídas del em-
 brión y cultivadas en presencia de proteínas señal extracelulares adecuadas, se transfor-
 man en células que se pueden mantener en cultivo indefinidamente como una línea celular
 capaz de producir cualquier tipo celular del organismo, excepto las células extraembriona-
 rias que formarán estructuras como la placenta; por esta razón, a estas células se les deno-
 mina pluripotentes, y no totipotentes. A este respecto, estas células llamadas células
 germinales embrionarias (EG: embryonic germ cells) se parecen a las células madre embrio-
 narias (ES: embryonic stem cells) (tratado en el Capítulo 23). Tanto las células EG como las
 células ES son fuentes prometedoras de varios tipos celulares humanos –tanto para probar
 fármacos como para el tratamiento de enfermedades como ataques cardíacos, apoplejías
 y varias enfermedades neurodegenerativas en las se produce la muerte de determinadas
 células.
      ¿Qué determina que las PGC que migran a las gónadas en desarrollo se diferencien en
 oocitos o en espermatozoides? Sorprendentemente no es su propia constitución cromo-
 sómica sexual sino que depende de si la cresta genital se ha empezado a desarrollar en un
 ovario o en un testículo, respectivamente. Los cromosomas sexuales de las células somáticas
1284        Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación


                                                                                                  Figura 21–18 Cromosomas de un hombre
                                                                                                  normal. Los cromosomas se han teñido
                                                                                                  con la técnica de Giemsa. Véanse también
                                                                                                  las Figuras 4–10 y 4–11. Obsérvese la
                                                                                                  diferencia en el tamaño de los dos
                                                                                                  cromosomas sexuales. El cromosoma X
                                                                                                  contiene más de 1000 genes, mientras
                                                                                                  que el cromosoma Y sólo unos 80.
        1                      2                  3                  4                  5         (Cortesía de Julie Robertson del
                                                                                                  Wisconsin State Laboratory of Hygiene.)




   6              7             8          9               10            11                 12




                                                                         17              18
  13                  14            15                16




   19                 20             21               22                 X               Y



de la cresta genital determinan el tipo de gónada que se va a formar a partir de ella. Aunque
hay muchos genes que influyen en el resultado del proceso, un solo gen del cromosoma Y
desempeña un papel especialmente importante en esta decisión.



En los mamíferos, el gen Sry conduce el desarrollo de la gónada
hacia la formación de un testículo
Aristóteles creía que la temperatura del macho durante el contacto sexual determinaba el
sexo de la descendencia: a temperatura más alta, mayor era la probabilidad de producir ma-
chos. Si en lugar de referirse a humanos se hubiese referido a los lagartos y a los caimanes,
casi hubiese acertado ya que en muchos reptiles la temperatura de incubación de los huevos
determina el sexo de la descendencia; en lagartos y caimanes los machos se desarrollan a
altas temperaturas y las hembras a bajas temperaturas. En la actualidad sabemos que el se-
xo de un mamífero lo determinan sus cromosomas sexuales más que la temperatura de los
progenitores o del embrión.
     Las hembras de los mamíferos tienen dos cromosomas X en todas sus células somá-
ticas, mientras que los machos tienen un cromosoma X y un cromosoma Y. La presencia
o ausencia del cromosoma Y, que es el más pequeño de todos los cromosomas humanos
(Figura 21–18) determina el sexo del individuo. Los individuos que tienen un cromosoma Y
se desarrollan como machos siendo indiferente el número de cromosomas X que presenten,
mientras que los individuos que no tienen ningún cromosoma Y se desarrollan como hem-
bras, incluso aunque sólo tengan un cromosoma X. El espermatozoide que fecunda el ooci-
to determina el sexo del zigoto resultante: el oocito maduro tiene un solo cromosoma X
mientras que el espermatozoide puede tener un cromosoma X o un cromosoma Y.
     El cromosoma Y determina el sexo del individuo induciendo a las células somáticas de
la cresta genital a desarrollar un testículo en lugar de un ovario. Los embriones de los mamí-
feros están programados para desarrollarse como hembras a menos que lo impida la pre-
sencia de los testículos, que dirigen al embrión a que se desarrolle como macho. Si se extrae
la cresta genital antes de que se haya empezado a desarrollarse como testículo o como ovario,
un mamífero se desarrolla como una hembra independientemente de los cromosomas
sexuales que tenga. Este hecho no significa que en los mamíferos no sean necesarias señales
para el desarrollo de los órganos específicos de las hembras: por ejemplo, para el desarrollo
normal del ovario se requiere la secreción de la proteína señal Wnt4.
     El gen crucial del cromosoma Y que dirige la cresta genital a que se diferencie en tes-
tículo en lugar de en ovario se llama Sry (sex-determining region of Y). Cuando este gen se in-
troduce en el genoma de un zigoto XX de ratón, el embrión transgénico resultante se
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  • 1. Capítulo 21 21 La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación El sexo no es imprescindible para la reproducción. Los organismos unicelulares pueden re- En este capítulo producirse mediante una simple división mitótica y la mayoría de las plantas se propagan vegetativamente formando agregados pluricelulares que después se separan de la planta ma- LA REPRODUCCIÓN 1269 dre. De manera semejante, en el mundo animal un solo individuo pluricelular de Hydra pue- SEXUAL de producir descendientes por gemación (Figura 21–1) y las anémonas y los gusanos marinos se dividen en dos mitades, cada una de las cuales regenera la mitad que falta. Así mismo, exis- MEIOSIS 1272 ten algunas especies de lagartos, constituidas exclusivamente por hembras, que se reprodu- cen sin apareamiento. Esta reproducción asexual, que es sencilla y directa, da lugar a una CÉLULAS GERMINALES 1282 descendencia que es idéntica en términos genéticos al organismo progenitor. Por el contra- PRIMORDIALES Y DETERMINACIÓN rio, la reproducción sexual implica la mezcla de los genomas procedentes de dos individuos DEL SEXO EN LOS distintos produciendo descendientes que se diferencian genéticamente entre sí y también MAMÍFEROS de los padres. Parece que la reproducción sexual presenta grandes ventajas, ya que ha sido adoptada por la gran mayoría de plantas y animales. Incluso muchos procariotas OOCITOS 1287 y eucariotas que por lo general se reproducen de manera asexual, de vez en cuando adoptan el intercambio genético, dando lugar así a descendencia con nuevas combinaciones de ge- ESPERMATOZOIDES 1292 nes. En este capítulo se describe la maquinaria celular de la reproducción sexual. Antes de estudiar con detalle cómo funciona esta maquinaria, consideraremos lo que implica la re- FECUNDACIÓN 1297 producción sexual y las ventajas que aporta. LA REPRODUCCIÓN SEXUAL La reproducción sexual tiene lugar en organismos diploides, en los que cada célula contie- ne dos juegos de cromosomas, heredados, respectivamente, de cada uno de los progenito- res. Sin embargo, las células especializadas que llevan a cabo la reproducción sexual, son haploides; cada una de ellas contiene una sola dotación cromosómica. En la etapa final de la reproducción sexual, se fusionan dos células haploides procedentes de dos individuos dis- tintos, se mezclan los dos genomas y se restablece el estado diploide. La reproducción sexual requiere, por lo tanto, un tipo especial de división celular denominado meiosis, mediante el cual, a partir de células precursoras diploides se producen células germinales haploides, a diferencia de lo que ocurre en la mitosis normal de las células diploides. En la reproducción sexual de los organismos pluricelulares, las células haploides pro- ducidas por meiosis se diferencian en gametos muy especializados: oocito (u óvulo), esper- matozoide, polen o esporas. En general, las hembras producen oocitos grandes e inmóviles, mientras que los machos producen espermatozoides pequeños y móviles (Figura 21–2). La fecundación consiste en la fusión de un espermatozoide y un oocito, ambos haploides, para formar una célula diploide (un oocito maduro fecundado o zigoto) que contiene una nueva combinación de cromosomas. A partir del zigoto se forma un nuevo organismo pluricelular, mediante sucesivas mitosis seguidas por procesos de especialización celular, entre los que se incluye la producción de los gametos (Figura 21–3A). 0,5 mm Figura 21–1 Fotografía de una Hydra en En los eucariotas superiores, la fase haploide es breve la que se están formando dos nuevos organismos por gemación (flechas). En la mayor parte de los organismos que se reproducen sexualmente, las células diploides Los descendientes, genéticamente idénticos proliferan por divisiones mitóticas, y las células haploides, formadas mediante meiosis, no pro- al individuo progenitor, se separarán de él liferan. Algunos de los organismos más sencillos, como las levaduras de fisión, son ex- y vivirán de forma independiente. (Cortesía cepcionales en el sentido que son las células haploides las que proliferan por mitosis y las de Amata Hornbruch.) 1269
  • 2. 1270 Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación Figura 21–2 Electromicrografía de barrido de un oocito con numerosos espermatozoides humanos adheridos a su superficie. El oocito está inmóvil, pero los espermatozoides presentan una gran movilidad. Como se describirá más adelante, a pesar de que se hayan adherido muchos espermatozoides al oocito, sólo uno lo fecundará. (Cortesía de D. Phillips/ Biblioteca de Photo Science.) células diploides formadas por la fusión de células haploides entran de forma directa en meiosis dando lugar a nuevas células haploides (Figura 21–3B). En las plantas se da una si- tuación menos extrema, debido a que se producen divisiones mitóticas tanto en la fase ha- ploide como en la diploide. Sin embargo en la mayor parte de las plantas primitivas, como musgos y helechos, la fase haploide es muy breve y sencilla, mientras que la fase diploide abarca un periodo largo del desarrollo y de la proliferación celular. En la mayoría de los animales pluricelulares, incluidos los vertebrados, sólo proliferan las células diploides: los gametos haploides tienen una existencia corta, no se dividen y están completamente especializados para realizar la fusión sexual. En estos organismos se esta- (A) organismos diploides (B) organismos haploides células células somáticas de la línea germinal FUSIÓN MEIOSIS Figura 21–3 Células haploides y diploides en el ciclo vital de algunos eucariotas espermatozoide sencillos y eucariotas complejos. oocito haploide haploide zigoto diploide (A) Las células haploides se representan en rojo y las diploides en azul. Normalmente, las MEIOSIS células de la mayoría de animales y plantas FECUNDACIÓN proliferan durante la fase diploide, formando un organismo pluricelular; sólo los gametos células haploides (oocitos y espermatozoides en los animales) zigoto diploide son haploides, los cuales se fusionan en la fecundación dando lugar a un zigoto diploide, a partir del cual se desarrolla un MITOSIS MITOSIS nuevo individuo. Los gametos se forman en las gónadas a partir de las células diploides de la línea germinal (gris); todas las demás células son células somáticas. (B) En cambio, organismos haploides en algunos organismos eucariotas sencillos, como las levaduras de fisión y el alga verde organismo diploide Chlamydomonas, son las células haploides las que proliferan, de forma que la única MUCHOS ORGANISMOS ALGUNOS ORGANISMOS célula diploide es el zigoto que subsiste EUCARIOTAS SUPERIORES EUCARIOTAS INFERIORES transitoriamente después de la fecundación.
  • 3. LA REPRODUCCIÓN SEXUAL 1271 blece una clara distinción entre las células de la línea germinal (o células germinales) que incluyen los gametos y sus células precursoras específicas diploides y las células somáticas, que forman el resto del organismo y que mueren sin dejar descendencia. (Figura 21–3A) En cierto sentido, las células somáticas solamente existen para ayudar a las células de la línea germinal a sobrevivir, desarrollarse y transmitir su DNA a la generación siguiente. La meiosis genera diversidad genética Los organismos que se reproducen sexualmente heredan dos juegos de cromosomas, uno de cada progenitor. Cada juego contiene los autosomas, que son comunes para todos los miembros de la especie, y los cromosomas sexuales, que se encuentran distribuidos de forma distinta según el sexo del individuo. Por consiguiente, cada núcleo diploide contiene dos ver- siones muy similares de cada autosoma, más un juego de cromosomas sexuales propios del sexo del individuo. Las dos copias de cada autosoma, una procedente de la madre la otra del padre, se denominan cromosomas homólogos, o simplemente homólogos, y en la mayoría de células se mantienen de forma separada como cromosomas independientes. Sin embargo, durante la meiosis cada cromosoma puede comunicarse con su par homólogo mediante apareamiento físico y experimentar la recombinación genética. Esta comunicación es esen- cial para que los homólogos se segreguen correctamente a cada una de las dos células hijas, durante la meiosis. La principal característica de la meiosis es que a partir de dos células haploides forma- das en el organismo, se generan células haploides genéticamente diferentes unas de otras. Las diferencias genéticas se producen por dos mecanismos. En primer lugar, cada uno de los gametos contiene la versión materna o paterna de cada cromosoma; debido a que la elección materna o paterna tiene lugar de forma independiente y al azar para cada par de homólogos, los cromosomas originales maternos y paternos se reorganizan formando nue- vas combinaciones en las células haploides. En segundo lugar, aunque las versiones mater- na y paterna de cada cromosoma tienen secuencias de DNA similares, pero no idénticas, y han experimentado recombinación genética durante la meiosis –proceso denominado en- trecruzamiento (descrito en el Capítulo 5)–, se producen versiones nuevas híbridas de cada cromosoma; de modo que cada cromosoma de un gameto contiene una única mezcla de información genética procedente de ambos progenitores. Estos dos mecanismos serán es- tudiados en profundidad más adelante (Figura 21–13). La reproducción sexual proporciona a los organismos una ventaja competitiva La maquinaria de la reproducción sexual es complicada y los recursos que se le dedican son importantes (Figura 21–4) ¿Por qué se desarrolló y qué beneficios aporta? Los individuos que se reproducen sexualmente presentan una descendencia variada, cuyos genotipos tienen tantas probabilidades de representar un cambio para mejorar como para empeorar. Por lo tanto, ¿por qué estos individuos deben tener una ventaja competitiva frente a los que normalmente se reproducen por un proceso asexual? Este problema continúa dejando per- plejos a los biólogos evolucionistas. Una ventaja de la reproducción sexual parece ser la reorganización de los genes, que ayuda a las especies a sobrevivir en un medio ambiente que cambia de modo imprevisible. Si unos progenitores producen muchos descendientes con una amplia variedad de combi- naciones genéticas, aumenta la probabilidad de que como mínimo uno de sus descendien- tes tenga la combinación de caracteres necesarios para sobrevivir a los cambios del medio. En efecto, una población de levaduras de gemación manipuladas genéticamente de mane- ra que no se produzcan recombinaciones durante la meiosis y, por lo tanto, no se pueden re- producir sexualmente, se adapta mucho menos en un mismo periodo de tiempo a las condiciones adversas del medio que una población salvaje que se reproduce sexualmente. Otra ventaja de la reproducción sexual parece ser que permite eliminar genes perjudi- ciales de una población: por lo general las hembras se aparean con el macho más adecuado, Figura 21–4 Un pavo real desplegando de modo que el macho menos conveniente no engendra descendencia y sólo es una especie de su vistosa cola. El exagerado plumaje contenedor de basura genética. Esta rigurosa selección de los machos significa que los genes tiene la finalidad de atraer a las hembras para “buenos” se transmiten mientras que los genes “malos” se pierden. El resultado es que los in- la reproducción sexual. Este plumaje se dividuos de la población que se reproducen de forma sexual presentan, por término medio, ha desarrollado para que sólo los machos mejores competencias que los individuos de una población equivalente que se reproducen más adecuados y más atractivos dejen de forma asexual. descendencia. (Cortesía de Cyril Laubscher.)
  • 4. 1272 Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación Cualquiera que sean las ventajas de la reproducción sexual, sorprende que casi todos los organismos complejos actuales han evolucionado tras generaciones de reproducción se- xual y no de reproducción asexual. Los organismos asexuados, aunque muy abundantes, han permanecido comparativamente sencillos y primitivos. Vamos a examinar ahora con detalle los mecanismos de la reproducción sexual, co- menzando con los procesos de la meiosis. Centraremos nuestro estudio en los mamíferos. De qué forma las células diploides de la línea germinal dan lugar a los gametos y cómo se determina el sexo en un mamífero. Más adelante se considerarán los gametos en sí mismos. Por último describiremos cómo es el proceso de la fecundación, en el que los dos gametos se fusionan formando un nuevo organismo diploide. Resumen El ciclo de la reproducción sexual comprende una alternancia de estados haploide y diploide: las células diploides se dividen por meiosis formando células haploides, y las células haploides proce- dentes de dos individuos distintos, se fusionan de dos en dos formando un zigoto diploide. En este proceso, los genomas se mezclan y se recombinan dando lugar a individuos con nuevas combina- ciones genéticas. En la mayoría de los eucariotas superiores, las células diploides proliferan median- te mitosis y sólo una pequeña proporción de ellas (las células de la línea germinal) experimentan meiosis produciendo células haploides; las células haploides se transforman en gametos –células es- pecializadas para la reproducción sexual– de corta existencia y que no se dividen. La reproducción sexual es ventajosa porque además de producir individuos con combinaciones genéticas nuevas, algunas de las cuales podrán sobrevivir y procrear en condiciones ambientales imprevisibles, pro- porciona una vía eficaz para eliminar mutaciones perjudiciales para la población. MEIOSIS La constatación de que los gametos son células haploides se obtuvo a partir de una obser- vación que también fue la primera en sugerir que los cromosomas son los portadores de la información genética. En 1883, se descubrió, estudiando gusanos, que tanto el núcleo de un oocito no fecundado como el de un espermatozoide tienen dos cromosomas, mientras que el huevo fecundado (zigoto) tiene cuatro. Esto llevó a la teoría cromosómica de la herencia la cual permite explicar la antigua paradoja de que las contribuciones materna y paterna a la naturaleza de la progenie son aparentemente iguales, a pesar de la enorme diferencia de ta- maño entre el oocito y el espermatozoide (véase Figura 21–2). Este descubrimiento implica también que las células germinales se forman según un tipo especial de división nuclear en la cual los cromosomas se dividen exactamente por la mitad. En los animales, este tipo de división llamada meiosis –palabra de origen griego que signifi- ca disminución o reducción– se inicia en las células diploides de la línea germinal dentro de los ovarios o de los testículos. Podría parecer como si la meiosis se tratase de una simple mo- dificación de la mitosis en la que se omitiese la síntesis de DNA (fase S), de forma que una sola división celular produjera dos células haploides. La meiosis es mucho más compleja que esto e implica dos divisiones celulares, pero sólo una ronda de síntesis de DNA. No fue hasta el inicio de la década de 1930 que, gracias a minuciosos trabajos citológicos y genéti- cos, se pudieron establecer las características básicas de la meiosis. Estudios más recientes en el campo de la biología molecular y de la genética, han permitido identificar varias pro- teínas específicas de la meiosis, responsables del distinto comportamiento de los cromoso- mas en comparación con los cromosomas mitóticos y de la recombinación genética, dos de los procesos que tienen lugar durante la meiosis. Veremos que los pasos de la recombinación son importantes, no sólo por la mezcla genética sino también para la correcta segregación cromosómica durante la meiosis. Los gametos son el resultado de dos divisiones meióticas Los mecanismos moleculares y los sistemas de control de la meiosis son, en su mayor parte, los mismos que actúan en la mitosis normal. No obstante, este capítulo se centrará en las ca- racterísticas especiales de la meiosis que la distinguen de la mitosis. Al iniciarse la meiosis, lo mismo que en la mitosis, los cromosomas han replicado su DNA (en la fase S de la meiosis) y las dos copias están estrechamente unidas entre ellas por los complejos de cohesinas a lo
  • 5. MEIOSIS 1273 (A) MEIOSIS (B) MITOSIS Figura 21–5 Comparación entre la mitosis y la meiosis homólogos celular. Para una mejor FASE MEIÓTICA S paternos comprensión, solamente homólogos se representa un par de maternos cromosomas homólogos (u homólogos). (A) Durante REPLICACIÓN DEL DNA REPLICACIÓN la meiosis, después de la DEL DNA replicación del DNA, son necesarias dos divisiones nucleares (y celulares) para producir gametos haploides. En la meiosis I, APAREAMIENTO los homólogos duplicados, DE LOS HOMÓLOGOS DUPLICADOS constituidos por las cromátidas hermanas estrechamente unidas, se aparean y se segregan a distintas células hijas; solamente en la meiosis II ALINEACIÓN DE LOS PARES se separan las cromátidas DE HOMÓLOGOS EN EL HUSO hermanas. Tal como indica la representación de los MEIOSIS I cromosomas, que son parcialmente rojos y parcialmente grises, el CROMOSOMAS SEPARACIÓN DE DUPLICADOS apareamiento de los LOS HOMÓLOGOS ALINEADOS homólogos da lugar a la EN LA ANAFASE I INDIVIDUALMENTE recombinación genética EN EL HUSO (entrecruzamiento) durante la meiosis I, como se explica más adelante. Cada célula diploide que entra en meiosis produce cuatro células haploides genéticamente distintas. <AGTG> (B) En la mitosis en cambio, los homólogos no se aparean y las cromátidas SEPARACIÓN DE hermanas se separan durante SEPARACIÓN DE LAS LAS CROMÁTIDAS CROMÁTIDAS HERMANAS una sola división. De esta HERMANAS EN EN LA ANAFASE I LA ANAFASE manera, cada célula diploide que se divide por mitosis da lugar a dos células hijas diploides idénticas en términos genéticos. MEIOSIS II células hijas haploides células hijas diploides largo de toda su longitud (véase Figura 17–24) constituyendo las llamadas cromátidas her- manas. Sin embargo, a diferencia de la mitosis, la meiosis da lugar a gametos con la mitad de cromosomas que sus células precursoras diploides. Este hecho se consigue me- diante la modificación del programa mitótico, ya que a una única ronda de replicación de DNA le siguen dos rondas sucesivas de segregación cromosómica (Figura 21–5A). Cabe re- cordar que en la mitosis (tratada en el Capítulo 17), los cromosomas duplicados se alinean al azar en el ecuador del huso mitótico y que las cromátidas hermanas son arrastradas y segre- gadas a las dos células hijas, de manera que cada célula hija hereda un juego diploide com- pleto de cromosomas y es genéticamente idéntica a la célula madre (Figura 21–5B). Por el contrario, en la primera división de la meiosis (meiosis I), los homólogos duplicados pater-
  • 6. 1274 Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación no y materno (incluidos los dos cromosomas sexuales replicados) se sitúan uno al lado del cromosoma cromosoma paterno 1 materno 1 otro en toda su longitud e intercambian información genética mediante la recombinación ge- replicado replicado nética. Entonces se alinean en el ecuador del huso meiótico, después de lo cual los homó- logos duplicados son arrastrados y segregados a las dos células hijas, en lugar de las cromá- tidas hermanas. Sólo en la segunda división de la meiosis (meiosis II), que tiene lugar sin re- plicación de DNA, las cromátidas hermanas son arrastradas y segregadas produciendo células hijas haploides. De esta manera, cada célula diploide que entra en meiosis produce cuatro células haploides, cada una de las cuales hereda una copia materna o una copia pa- terna de cada cromosoma, pero no las dos (véase Figura 21– 5 A). centrómero Los cromosomas homólogos duplicados (y los cromátidas hermanas cromosomas sexuales) se aparean durante la profase I temprana En la mitosis de la mayoría de organismos, los cromosomas homólogos se comportan de (A) (B) bivalente quiasma forma independiente unos de otros. Sin embargo, durante la meiosis I, es fundamental que los homólogos se reconozcan uno a otro y se asocien físicamente para que los homólogos pa- terno y materno experimenten la recombinación genética y se segreguen a las distintas cé- Figura 21–6 Alineación de los homólogos lulas hijas en la anafase I. Mecanismos especiales intervienen en estas íntimas interacciones y entrecruzamiento. (A) La estructura formada por dos cromosomas homólogos entre los cromosomas homólogos. estrechamente alineados se denomina La progresiva yuxtaposición de los homólogos tiene lugar durante una profase meiótica un bivalente. Igual que en la mitosis, las muy larga (profase I), que puede durar horas en las levaduras, días en los ratones y semanas cromátidas hermanas de cada homólogo en las plantas superiores. Como en la mitosis, los cromosomas duplicados de la profase están estrechamente conectadas en toda meiótica aparecen al inicio como estructuras filamentosas, en las que las cromátidas her- su longitud, así como en los centrómeros. manas están tan estrechamente unidas entre sí que parecen una sola. Es durante la profase En este estadio, por lo general los homólogos I temprana que los homólogos empiezan a asociarse longitudinalmente en un proceso que están unidos entre sí por un complejo se denomina apareamiento, en algunos organismos se produce, en principio, mediante inte- proteico denominado complejo sinaptinémico racciones entre secuencias de DNA complementario (llamadas zonas de apareamiento) de (no representado; véase Figura 21–9). (B) Bivalente en un estadio más avanzado en los homólogos; en la mayoría de organismos, el apareamiento estable requiere la recom- el que se ha producido un entrecruzamiento binación genética entre los dos homólogos. Durante la progresión de la profase I, la yuxta- entre dos cromátidas no hermanas. Sólo posición de los homólogos se vuelve más estrecha y forma una estructura de cuatro cuando el complejo sinaptinémico se cromátidas o bivalente (Figura 21–6A). Como se verá más adelante, la recombinación ge- desorganiza y los pares de homólogos se nética empieza durante el apareamiento en la profase I temprana, con la rotura programada separan un poco, al final de la profase I, de la doble hebra del DNA de las cromátidas; algunos de estos procesos de recombinación el entrecruzamiento se ve como una fina se resolverán más tarde en entrecruzamientos, en los que un fragmento de una cromátida conexión entre los homólogos llamada materna se intercambia con un fragmento correspondiente de la cromátida paterna homó- quiasma, como aparece en la imagen. loga (Figura 21–6B; véase también la Figura 5–64). El apareamiento de los homólogos requiere movimientos de los cromosomas, pero se desconoce qué es lo que guía estos movimientos. Durante la profase I, los cromosomas du- plicados experimentan una importante redistribución dentro del núcleo. Sus extremos (los telómeros) están estrechamente unidos a la superficie interna de la envoltura nuclear. Inicialmente los cromosomas se encuentran repartidos de forma difusa por el núcleo, pero luego se unen de forma transitoria a una región de la envoltura nuclear, para más adelante dispersarse otra vez (Figura 21–7). El mecanismo y la función de estas redistribuciones se desconocen, aunque se cree que hacen que la profase I sea más rápida y eficiente. Una posi- Figura 21–7 Reordenación de los telómeros durante la profase en oocitos bovinos. El núcleo está teñido en azul y los telómeros en rojo. Durante la profase I, los telómeros se adhieren a la superficie interna de la envoltura nuclear. Al principio, están dispersos por toda la envoltura nuclear (no se observa). Después, se unen estrechamente a una región de la envoltura (A); al llegar al final de la profase I, se dispersan de nuevo (B). (De C. Pfeifer et al., Dev. Biol. 255: 206-215, (A) (B) 5 μm 2003. Con la autorización de Elsevier.)
  • 7. MEIOSIS 1275 bilidad es evitar que durante la profase I los cromosomas se enreden entre sí. En las levaduras de fisión es necesario que los telómeros estén estrechamente adheridos para que los homólogos se apareen y se entrecrucen. En otros organismos este hecho ocurre después de que se haya producido el apareamiento. Hemos descrito el apareamiento de los autosomas homólogos durante la profase I, pero ¿qué sucede con los cromosomas sexuales? El hecho es que este proceso varía según los or- ganismos. Las hembras de los mamíferos tienen dos cromosomas X, los cuales se aparean y segregan igual que los demás homólogos. Pero los machos tienen un cromosoma X y un cro- mosoma Y. Aunque estos cromosomas no son homólogos, también tienen que aparearse y experimentar entrecruzamiento durante la profase para segregarse con normalidad en la anafase I. Apareamiento, entrecruzamiento y segregación son posibles porque existe una pe- queña región de homología entre uno o ambos extremos de los cromosomas X e Y. Los dos cromosomas se aparean y se entrecruzan en esta región durante la profase I, asegurando que cada espermatozoide recibe un cromosoma Y o un cromosoma X y no los dos o ningu- no de los dos. De este modo, normalmente se producen dos tipos de espermatozoides: los que contienen un cromosoma Y, los cuales originarán embriones macho, y los que contie- nen un cromosoma X, que originarán embriones hembra. El apareamiento de los cromosomas homólogos culmina con la formación del complejo sinaptinémico El apareamiento de los homólogos se produce en una estrecha yuxtaposición de sus ejes estructurales (ejes internos) separados unos 400 nm, mediante un mecanismo que en la ma- yoría de especies depende de la rotura programada de la doble hebra del DNA de las cro- mátidas hermanas. ¿Qué es lo que atrae a los dos ejes? Una posibilidad es que la gran maquinaria proteica, llamada complejo de la recombinación, se ensamble sobre una rotura de la doble hebra de una cromátida, se una a la secuencia de DNA similar del homólogo más próximo y facilite su enrollamiento con él. Es el llamado alineamiento presináptico de los homólogos, seguido por la sinapsis, en la cual el eje interno de un homólogo se une íntima- mente al eje interno de su pareja mediante un conjunto comprimido y ordenado de filamen- tos transversos formando un complejo sinaptinémico: se trata de puentes que determinan ahora una distancia de sólo 100 nm entre los homólogos (Figura 21–8). Aunque el entrecru- zamiento empieza antes de que se organice el complejo sinaptinémico, el último paso se produce mientras el DNA permanece unido al complejo (véase Capítulo 5). Los cambios morfológicos que ocurren durante el apareamiento de los cromosomas meióticos permiten dividir la profase I en cinco estadios consecutivos: leptoteno, zigoteno, paquiteno, diploteno y diacinesis. Como se muestra en la Figura 21–9, la profase I empieza con el leptoteno, cuando los homólogos se condensan y se aparean y comienza la recombi- nación genética. En el zigoteno, el complejo sinaptinémico empieza a ensamblarse en regio- nes localizadas a lo largo de los homólogos; se inicia en los lugares donde los homólogos están estrechamente asociados y se han producido procesos de recombinación. En el pa- quiteno, se completa el ensamblaje y los homólogos se encuentran en sinapsis en toda su filamentos transversos Figura 21–8 Esquema simplificado 100 nm eje interno de un complejo sinaptinémico. Antes de de los que se forme el complejo sinaptinémico, homólogos los complejos de recombinación se unen en los puntos de rotura de la doble hebra del complejo DNA de las cromátidas hermanas y catalizan de las cohesinas los entrecruzamientos entre los bucles de las cromátidas no hermanas desde los lados opuestos del complejo (no mostrado en el dibujo). (Modificación a partir de K. Nasmyth, bucle de cromatina de las cromátidas Annu. Rev. Genet. 35:673-745, 2001. Con hermanas de un homólogo la autorización de Annual Reviews.)
  • 8. 1276 Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación LEPTOTENO PAQUITENO cromátida 1 cromátidas hermanas ensamblaje desensamblaje paternas del complejo del complejo cromátida 2 sinaptinémico sinaptinémico cromátida 3 cromátidas hermanas maternas cromátida 4 INTERFASE ZIGOTENO DIPLOTENO SEGUIDO (A) POR LA DIACINESIS (B) 0,1 μm Figura 21–9 Sinapsis y desinapsis de los cromosomas homólogos durante los diferentes estadios de la profase meiótica I. (A) Esquema de un sólo bivalente. En el leptoteno, las dos cromátidas hermanas están condensadas y los bucles de cromatina de ambas se extienden a partir de un eje interno común. El complejo sinaptinémico empieza a ensamblarse en el zigoteno temprano. El ensamblaje continúa durante todo el zigoteno y se completa en el paquiteno. (C) (D) El complejo se desorganiza en el diploteno. 5 μm (B) Electromicrografía de un complejo sinaptinémico de una célula meiótica de una flor de lirio, en paquiteno. (C y D) Micrografía de inmunofluorescencia de células del hongo Sordaria, en profase I. En C, se ve la sinapsis longitud, El estadio de paquiteno puede durar varios días o más, hasta que la desinapsis em- parcial de los bivalentes en zigoteno y en D, la pieza en el diploteno con el desensamblaje del complejo sinaptinémico y la consiguiente sinapsis completa. Las puntas de flecha rojas condensación y acortamiento de los cromosomas. Únicamente en este estadio, después de en (C) indican los puntos donde la sinapsis es que los complejos se hayan desorganizado, se pueden ver cada uno de los entrecruzamien- incompleta. (B, cortesía de Brian Wells; C y D tos entre cromátidas no hermanas como conexiones interhomólogas que se denominan de A. Storlazzi et al. Genes Dev.17: 2675-2687, quiasmas, los cuales desempeñan un papel fundamental manteniendo unidos los 2003. Con la autorización de Cold Spring homólogos compactados (Figura 21–10). En este momento, los homólogos están a punto Harbor Laboratory Press.) para iniciar la segregación. La profase I acaba con la diacinesis, el estado de transición hacia la metafase I. En algunas especies de levaduras, gusanos, moscas y mamíferos se han identificado las proteínas que forman los puentes de filamentos transversos entre los ejes internos de los ho- mólogos. Se trata de homodímeros que interactúan entre sí a través de la hendidura de 100 nm que separa los homólogos, como se muestra en la Figura 21–11. En la mayoría de eucariotas, estas proteínas son muy importantes para que se produzcan los entrecruzamientos, de ma- nera que no se producen entrecruzamientos en mutantes que no las tienen. Los principales componentes del eje interno de cada homólogo son los complejos de cohesinas que en- samblan el DNA durante la fase S y unen las cromátidas hermanas entre sí durante la meio- sis (Figura 21–8). Algunas subunidades de las cohesinas que actúan en la meiosis son las mismas que actúan en la mitosis, mientras que otras son específicas de la meiosis. Ambos complejos, los entrecruzadores y las cohesinas, tienen un papel crucial en la segregación de los homólogos durante la primera división meiótica (meiosis I), como se explicará a con- tinuación. Figura 21–10 Bivalente con tres quiasmas resultado de tres entrecruzamientos. (A) Microfotografía de un bivalente de saltamontes. (B) Dibujo que muestra la disposición de los entrecruzamientos en (A). La cromátida 1 ha experimentado un intercambio con la cromátida 3, y la cromátida 2 con las cromátidas 3 y 4. Se observa cómo la combinación de los quiasmas y de las uniones estrechas de los brazos de las cromátidas hermanas de cada uno (mediadas por los complejos de cohesinas) mantienen los dos homólogos juntos después del desensamblaje de los complejos sinaptinémicos; si fallan los quiasmas o la adhesión de las cromátidas hermanas, los 4 homólogos se separaran en este estadio y no se segregarán correctamente cuando 3 2 la célula se divida al final de la meiosis I. (A, cortesía de Bernard John.) (A) (B) 1
  • 9. MEIOSIS 1277 proteína de los filamentos Figura 21–11 Modelo molecular transversales bucles de cromatina de que representa cómo los filamentos una cromátida hermana región sobreenrollada transversales pueden estar formados del homodímero por un solo tipo de proteína. (A) Dibujo (A) de una cadena de polipéptidos donde se muestran los dominios terminales globulares N y C, conectados por una región enrollada. (B) En este caso se propone que la proteína forma homodímeros que interactúan en una hendidura de 100 nm que separa los ejes internos de los dos homólogos. (Adaptado de S.L. Page y R.S. Hawley, Science 301: 785-789, 2003. Con la autorización de AAAS.) filamentos transversales 100 nm (B) eje interno La segregación de los cromosomas homólogos en la meiosis depende de proteínas asociadas al cinetocoro Una de las diferencias fundamentales entre la meiosis I y la mitosis (y la meiosis II) es que en la meiosis I los homólogos se separan antes de que se produzca la segregación de las cromá- tidas hermanas en las dos células hijas (Figura 21–5). Esta diferencia depende de tres carac- terísticas de la meiosis I que la distinguen de la mitosis (Figura 21–12). En primer lugar, los cinetocoros (complejos proteicos asociados a los centrómeros; tratado en los Capítulos 4 y 17), de las dos cromátidas hermanas de un homólogo se unen a los microtúbulos que emergen del mismo polo del huso meiótico I y, en consecuencia, se segregan juntos a cada célula hija durante la anafase I; por el contrario, en la mitosis (y meiosis II), los cinetocoros de las dos cromátidas hermanas de un cromosoma se unen a los polos opuestos del huso y se segregan en dos células hijas distintas durante la anafase. En segundo lugar, se mantiene una unión física muy estrecha entre los homólogos que resiste las fuerzas de arrastre del huso meió- tico I mientras que los bivalentes se alinean en el ecuador del huso y los homólogos se sepa- ran en la anafase I. Los quiasmas formados entre las cromátidas no hermanas y la cohesión entre los brazos de las cromátidas hermanas ayudan a mantener los homólogos unidos (Figura 21–10). En tercer lugar, los brazos de las cromátidas hermanas se separan en la ana- fase I, finalizando los quiasmas y permitiendo la separación de los homólogos en toda su longitud, pero las cromátidas hermanas se mantienen unidas en la región de los centróme- ros hasta la anafase II y, por consiguiente, no se separan en la anafase I. Los cromosomas de la meiosis I, transferidos a un huso meiótico II mediante experi- mentos de micromanipulación, funcionan como si estuvieran en meiosis I, lo cual indica que el comportamiento especial de los cromosomas de la meiosis I viene determinado por ellos mismos y no por el huso u otros factores citoplasmáticos. Varias proteínas meióticas específicas asociadas a los cromosomas de la meiosis I explican este comportamiento espe- cial, aunque funcionan juntamente con proteínas no específicas de la meiosis que intervienen tanto en la mitosis como en la meiosis. Los complejos proteicos específicos de la meiosis se unen a los dos cinetocoros de cada homólogo replicado y aseguran que las dos cromátidas hermanas capturen los microtúbulos que emergen de un sólo polo del huso. Otras proteínas (denominadas shugoshinas) asociadas a los cinetocoros determinan que los cinetocoros hermanos no se separen en la anafase I, cuando la enzima proteolítica separasa (véase Ca- pítulo 17) rompe los complejos de cohesinas que mantienen unidos los brazos de las cromá- tidas hermanas. Las shugoshinas protegen los complejos de cohesinas en los centrómeros mediante el reclutamiento de una proteína fosfatasa específica de éstos; la fosfatasa evita la fosforilación de los complejos de cohesinas lo cual es indispensable para que la separasa actúe fragmentándolos. De esta manera, en la anafase I los brazos de las cromátidas se separan pero los centrómeros no. Las cromátidas hermanas sólo se separan cuando la se-
  • 10. 1278 Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación (A) MEIOSIS microtúbulos cinetocóricos + complejo de cohesinas cinetocoro complejos células hijas haploides centrómero de cohesinas cinetocoro cromátida + METAFASE I ANAFASE I METAFASE II ANAFASE II TELOFASE II (B) MITOSIS complejo de cohesinas cromátida células hijas diploides centrómero + microtúbulos cinetocóricos cinetocoro METAFASE ANAFASE TELOFASE Figura 21–12 Comparación del comportamiento de los cromosomas en la meiosis I, la meiosis II y la mitosis. Los cromosomas se comportan de manera similar en la mitosis y en la meiosis II, pero de forma muy diferente en la meiosis I. (A) En la meiosis I, los dos cinetocoros hermanos se localizan uno al lado del otro en los centrómeros hermanos de cada homólogo y sujetan los microtúbulos que emergen del mismo polo del huso. La proteolisis de los complejos de cohesinas a lo largo de los brazos de las cromátidas hermanas despega los brazos y determina los entrecruzamientos, permitiendo que los homólogos duplicados se separen en la anafase I, mientras que los complejos residuales de cohesinas mantienen los centrómeros hermanos unidos. La destrucción proteolítica de los complejos residuales de cohesinas de los centrómeros permite la separación de las cromátidas hermanas en la anafase II. (B) Por el contrario, en la mitosis, los dos cinetocoros hermanos sujetan los microtúbulos que emergen de distintos polos del huso; las cromátidas hermanas se separan al comenzar la anafase y se segregan hacia las dos células hijas (tratado en el Capítulo 17). parasa rompe los complejos de cohesinas remanentes en los centrómeros en la anafase II (Figura 21–12 A), y las shugoshinas han desaparecido. A diferencia de la meiosis I, la meiosis II dura poco tiempo y se parece mucho a una división mitótica, aunque tiene lugar sin la replicación del DNA. La profase II es corta: se de- sorganiza la envoltura nuclear y se forma un huso nuevo, después de lo cual se suceden rápidamente, la metafase II, la anafase II y la telofase II. Una vez se ha formado la envoltura nuclear alrededor de los cuatro núcleos diploides producidos en la telofase II, tiene lugar la citocinesis y concluye la meiosis. A menudo la meiosis no funciona correctamente La clasificación de los cromosomas que tiene lugar durante la meiosis significa un gran es- fuerzo de contabilidad intracelular. En cada meiosis humana se requiere que la célula con- trole 92 cromátidas (46 cromosomas duplicados), distribuyendo un juego completo de cada tipo de cromosomas a cada una de las cuatro células hijas resultantes. No sorprende que du- rante un proceso tan complejo puedan ocurrir errores en la distribución de los cromosomas. Los errores son frecuentes, en general, en la meiosis de los oocitos humanos que se detienen después del diploteno y permanecen así durante años; la meiosis I acaba con la ovulación y la meiosis II sólo se completa si el oocito es fecundado. En efecto los errores en la segregación de los cromosomas durante el desarrollo de los oocitos son las causas más comunes en huma- nos tanto de abortos espontáneos como problemas de discapacidades mentales.
  • 11. MEIOSIS 1279 Cuando los homólogos no se separan correctamente –un fenómeno denominado no disyunción–, el resultado es que alguno de los gametos haploides producido pierde un de- terminado cromosoma, mientras que otro tiene más de una copia de éste. (Las células con un número anormal de cromosomas se llaman aneuploides, mientras que las que tienen un número correcto son euploides.) Después de la fecundación, los gametos aneuploides forman embriones anormales, la mayoría de los cuales mueren. Sin embargo, algunos sobreviven: por ejemplo, el síndrome de Down humano, que es la primera causa de discapacidad mental, se debe a la presencia de una copia extra del cromosoma 21, consecuencia de la no disyun- ción durante la meiosis I en el ovario. Los errores en la segregación durante la meiosis I au- mentan con la edad de la madre. A pesar de los fallos, la mayoría de los eucariotas utiliza la meiosis, al menos de forma intermitente, para mezclar su información genética antes de transmitirla a la generación siguiente. Los entrecruzamientos contribuyen en gran manera a este proceso de mezcla ge- nética, como vamos a ver a continuación. Los entrecruzamientos aumentan la redistribución genética A menos que se trate de mellizos idénticos, que se han desarrollado a partir de un único zi- goto, los descendientes de unos mismos padres nunca son genéticamente iguales. Como hemos indicado, este fenómeno se debe a que mucho antes de la fusión de los dos gametos se han producido dos tipos de redistribuciones genéticas en la meiosis I, durante el proceso de la formación de los gametos: la distribución aleatoria de los homólogos maternos y pa- ternos y los entrecruzamientos. La distribución al azar de los homólogos maternos y paternos (Figura 21–13A) podría, en principio, producir 2n gametos genéticamente distintos, siendo n el número haploide de cromosomas. Por ejemplo, en la especie humana cada individuo puede producir por lo menos 223 = 8,4 × 106 gametos genéticamente diferentes. Sin em- bargo el número real de variantes es mucho más elevado debido al entrecruzamiento cro- mosómico (o simplemente entrecruzamiento), que es el resultado de la recombinación (tratado en el Capítulo 5), durante la cual se producen intercambios de segmentos de DNA entre los homólogos. En la meiosis, cuando el intercambio ocurre entre cromátidas no her- manas, se mezclan componentes genéticos de cada uno de los cromosomas (Figura 21–13B). tres pares de cromosomas un par de cromosomas homólogos homólogos materno materno paterno paterno ENTRECRUZAMIENTO DURANTE DISTRIBUCIÓN INDEPENDIENTE LA PROFASE I DE LOS HOMÓLOGOS MATERNO Y PATERNO DURANTE LA MEIOSIS I Figura 21–13 Los dos mecanismos principales de redistribución del material genético que intervienen en la producción MEIOSIS II de los gametos durante la meiosis. (A) La distribución independiente de los homólogos materno y paterno durante la meiosis produce 2n gametos haploides DIVISIONES MEIÓTICAS I Y II diferentes para un organismo con n cromosomas. En este caso n = 3, por lo que existen 8 posibles gametos diferentes. (B) El entrecruzamiento durante la profase I permite el intercambio de segmentos de DNA entre cromosomas homólogos y de ese modo la redistribución de los genes en cada uno de ellos. Debido a la gran cantidad de pequeñas diferencias que presentan las secuencias de DNA de cualquier par de homólogos, ambos mecanismos aumentan la variabilidad genética de los organismos que se (A) gametos posibles (B) gametos posibles reproducen sexualmente.
  • 12. 1280 Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación Figura 21–14 Entrecruzamientos entre homólogos en el testículo humano. En estas micrografías de inmunofluorescencia, se han utilizado anticuerpos para teñir los complejos sinaptinémicos (rojo), los centrómeros (azul) y los puntos de entrecruzamiento (verde). Obsérvese que todos los bivalentes tienen por lo menos un entrecruzamiento y ninguno de ellos tiene más de tres. (Modificado a partir de A. Lynn et al., Science 296: 2222-2225. Con la autorización de AAAS.) 10 μm En cada par de homólogos humanos se producen por término medio dos o tres entrecruza- mientos (Figura 21–14). Los detalles moleculares de los entrecruzamientos se estudian en el Capítulo 5 (véase Figura 5–64). Brevemente, el entrecruzamiento lo empieza una proteína muy conservada es- pecífica de la meiosis llamada Spo11, provocando una rotura de la doble hebra de DNA en la cromátida materna o en la paterna. Un gran complejo multienzimático, el complejo recom- binante, que contiene enzimas reparadoras de la doble hebra de DNA, se ensambla sobre la rotura y cataliza la recombinación de los homólogos. En la mayoría de casos, el resultado de este proceso no es un entrecruzamiento. Sin embargo, en algunas ocasiones la recombi- nación conduce a un entrecruzamiento en el que los segmentos de DNA se intercambian recíprocamente entre dos cromátidas no hermanas. Como se ha descrito, después de la desinapsis se puede observar al microscopio cada entrecruzamiento como un quiasma (Figura 21–10A). La Figura 21–10B muestra cómo cada una de las dos cromátidas hermanas de un homólogo puede formar uno o más entrecruzamientos con una de las dos cromátidas de su homólogo correspondiente. El entrecruzamiento está muy regulado El entrecruzamiento tiene dos funciones distintas en la meiosis: ayuda a mantener los ho- mólogos unidos, para que se segreguen correctamente en las dos células hijas resultantes de la meiosis I, y contribuye a la diversificación genética de los gametos que se producen. Como era de esperar, el entrecruzamiento está muy regulado: el número y localización de las rotu- ras de las dobles hebras a lo largo de cada cromosoma están controlados. Las roturas de la doble hebra que tienen lugar en la meiosis I pueden localizarse en cualquier parte a lo largo del cromosoma (Figura 21–14), pero no presentan una distribución regular: están estrechamen- te unidas a los “puntos calientes” donde la cromatina es accesible y en pocas ocasiones se unen a los “puntos fríos”, como las regiones de heterocromatina situadas alrededor de los centrómeros y de los telómeros. Por lo menos dos tipos de regulación influyen en la localización y en el número de en- trecruzamientos que se forman, aunque todavía no se comprende por completo ninguno de los dos. Ambos actúan antes de que se ensamble el complejo sinaptinémico. Uno de ellos asegura que como mínimo se forme un entrecruzamiento entre los dos miembros de cada par de homólogos, necesario para que se produzca la segregación correcta de los homólogos en la meiosis I. En el otro, llamado interferencia del entrecruzamiento, la presencia de un pro- ceso de entrecruzamiento inhibe la formación de otro, quizás mediante la inhibición local de las proteínas necesarias para convertir una rotura de la doble hebra de DNA en un entre- cruzamiento estable. La regulación de la meiosis es distinta en los machos y en las hembras de los mamíferos Los mecanismos básicos de la meiosis se han conservado a lo largo de la evolución en todos los eucariotas que se reproducen sexualmente. Por ejemplo, en todos ellos la mayor parte de la meiosis la ocupa la profase I, aunque los detalles de la duración de los diferentes estadios
  • 13. MEIOSIS 1281 varían entre las diferentes especies (Figura 21–15). Sin embargo, existen algunas dife- (A) RATÓN rencias destacables en la regulación de la meiosis tanto de especies distintas como de sexos 0 diferentes en una misma especie. La diferencia entre los dos sexos es muy notable en los LEPTOTENO mamíferos. En las hembras de los mamíferos, los oocitos empiezan la meiosis en el ovario fetal pero se paran después del diploteno, cuando se ha desensamblado el complejo sinaptinémico en ZIGOTENO la meiosis I. La meiosis I sólo se completa cuando la hembra alcanza la madurez sexual y el 3 oocito sale del ovario durante la ovulación; sin embargo, el oocito liberado completa la meio- sis II sólo en el caso de que sea fecundado. En las hembras de los mamíferos existen meca- nismos especiales de parada y reactivación durante la meiosis. En las mujeres, algunos tiempo (días) profase I oocitos permanecen parados en meiosis I durante 40 años o más lo cual podría ser, en parte, una de las causas por la que aumentan significativamente las no disyunciones en las mujeres 6 PAQUITENO de más edad. Por el contrario, en los mamíferos macho la meiosis comienza en las células precursoras de los espermatozoides (espermatocitos) dentro de los testículos, al iniciarse la pubertad y se mantiene de forma continua, sin mecanismos de parada y reactivación como en la meiosis femenina. Son necesarios alrededor de 24 días para que un espermatocito hu- mano complete la meiosis. 9 También existe una gran diferencia en la proporción de errores en la meiosis entre las hembras y los machos de los mamíferos; este hecho es especialmente notable en la especie DIPLOTENO humana. Alrededor del 20% de los oocitos humanos son aneuploides, comparados con el 3- + 4 % de los espermatozoides, y el resultado es que más de un 25% de todos los fetos humanos DIACINESIS finalización de la meiosis I son aneuploides y la mayoría de ellos son el resultado de la no disyunción en los oocitos du- 12 y toda la rante la meiosis I. La fecundación en los mamíferos comprende la ovulación de un número meiosis II reducido de oocitos en un extremo del tracto reproductivo de la hembra y la entrada de mi- llones de espermatozoides por el otro extremo. Dada la escasa cantidad de oocitos cabría (B) LIRIO esperar que su desarrollo estuviese sometido a un control de calidad más estricto que en el 0 caso de los espermatozoides, pero ocurre justo lo contrario. Si la meiosis no se desarrolla co- rrectamente en las células masculinas, se activa un mecanismo de control del ciclo celular (tratado en el Capítulo 17) que para el proceso y conduce a la muerte celular por apoptosis. LEPTOTENO 1 Aparentemente, este mecanismo de control no actúa en la meiosis de las células femeninas: si no se produce la segregación de un homólogo, hecho que se da con frecuencia, las células 2 continúan la meiosis y producen oocitos aneuploides. Por otro lado, parece que la línea ger- minal masculina puede ocasionar otro tipo de errores genéticos. Debido a que se producen ZIGOTENO tiempo (días) muchas más mitosis en el proceso de la producción de un espermatozoide y a que en cada 3 ronda de replicación del DNA hay posibilidades de error, los padres contribuyen en mayor profase I proporción a la aparición de mutaciones nuevas que las madres. 4 La producción de los gametos no sólo comprende la meiosis y en otros procesos PAQUITENO también existen diferencias entre oocitos y espermatozoides. Al final de la meiosis un oo- cito de mamífero es completamente maduro, mientras que un espermatozoide está ini- 5 DIPLOTENO ciando su diferenciación. Antes de estudiar los gametos, vamos a considerar cómo + algunas células del embrión de los mamíferos se diferencian inicialmente de manera es- 6 DIACINESIS finalización pecífica desarrollándose como células germinales y cómo estas células quedan compro- de la meiosis I y toda la metidas, para transformarse en un espermatozoide o en un oocito, dependiendo del sexo meiosis II 7 del individuo. Figura 21–15 Comparación entre los tiempos necesarios para cada una Resumen de las etapas de la meiosis. (A) Tiempos aproximados para un mamífero macho Los gametos haploides (oocitos, espermatozoides, polen y esporas) se forman mediante la meiosis, (ratón). (B) Tiempos aproximados para el proceso en el que dos divisiones celulares sucesivas después de una sola replicación del DNA dan lugar tejido masculino de una planta (lirio). a cuatro células haploides a partir de una célula diploide. La meiosis está dominada por una pro- Los tiempos difieren para los gametos longada profase I, que ocupa el 90% o más del periodo meiótico total. En cuanto empieza la profase I masculino y femenino (espermatozoide los cromosomas se han replicado y están constituidos por dos cromátidas hermanas estrechamente y oocito, respectivamente) de una misma especie, así como para los mismos gametos unidas entre sí. Los cromosomas homólogos se aparean uno al lado del otro y van estrechando pro- de especies diferentes. Por ejemplo, en gresivamente su yuxtaposición a medida que progresa la profase I. Los cromosomas homólogos la especie humana la meiosis masculina estrechamente alineados (bivalentes) experimentan la recombinación genética y forman entrecru- dura 24 días en comparación con los 12 días zamientos que más adelante pueden verse como quiasmas, que mantienen cada par de homólogos de la del ratón. En las mujeres, pueden pasar unidos durante la metafase I. El entrecruzamiento y la segregación independiente de las copias ma- más de 40 años, ya que la meiosis I se para terna y paterna de cada cromosoma durante la meiosis I desempeñan un papel muy importante en después del diploteno. Sin embargo, en la producción de gametos distintos uno de otro desde un punto de vista genético y distintos también todas las especies la profase meiótica I es mucho más larga que el resto de las de sus progenitores. Unas proteínas específicas de la meiosis y proteínas asociadas a los cinetocoros etapas meióticas juntas. aseguran que ambas cromátidas hermanas estén unidas al mismo polo del huso; otras proteínas asociadas a los cinetocoros determinan que los homólogos permanezcan conectados a sus centró-
  • 14. 1282 Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación meros durante la anafase I, para que sean segregados en lugar de las cromátidas hermanas al aca- bar la meiosis I. Después de esta larga meiosis I, rápidamente sigue la meiosis II, sin que se produz- ca replicación de DNA, en un proceso parecido a la mitosis, en el que las cromátidas hermanas se separan en la anafase. CÉLULAS GERMINALES PRIMORDIALES Y DETERMINACIÓN DEL SEXO EN LOS MAMÍFEROS Las estrategias de la reproducción sexual pueden variar muchísimo de unas especies a otras. Este apartado se centrará principalmente en las estrategias utilizadas por los mamíferos. En todos los embriones de los vertebrados, durante el desarrollo tiene lugar una selec- ción temprana de determinadas células como progenitoras de los gametos. Estas células germinales primordiales diploides (PGC: primordial germ cells) migran a las gónadas en desarrollo, que se convertirán en los ovarios en las hembras y los testículos en los machos. Después de un periodo de proliferación mitótica en las gónadas diferenciadas, las PGC ex- perimentan la meiosis y se diferencian en gametos maduros haploides: oocitos o esperma- tozoides. Más adelante, la fusión del oocito y del espermatozoide tras el apareamiento conduce al inicio de la embriogénesis. Con la posterior producción de nuevas PGC en el em- brión comienza otra vez el ciclo (Figura 21–3A). En este apartado se analizará cómo aparecen las PGC en los mamíferos, cómo se de- termina el sexo en ellos y de qué manera la determinación sexual establece que las PGC se diferencien en espermatozoides o en oocitos. Figura 21–16 Determinantes de la segregación de las células germinales Señales específicas de las células vecinas a las PGC en el nematodo C. elegans. Las micrografías en los embriones de los mamíferos de la fila superior muestran el patrón de división de las células, en las que el núcleo En la mayoría de animales, incluidos muchos vertebrados, el oocito no fecundado contiene está teñido de color azul; abajo las mismas moléculas específicas localizadas en una región concreta del citoplasma que determinan células teñidas con un anticuerpo que marca qué células se convertirán en las células germinales. Cuando el oocito es fecundado y se di- (en verde) pequeños gránulos (llamados gránulos P) que actúan como determinantes vide de forma repetida produciendo las células del embrión temprano, las que finalmente de células germinales. Los gránulos P están heredan estos determinantes de células germinales se transforman en PGC (Figura 21–16). constituidos por moléculas de RNA y Aunque la naturaleza molecular y la función de los determinantes son desconocidas, unas moléculas de proteínas, y están distribuidos proteínas de la familia Vasa son un componente presente en todos estos animales. Las pro- al azar, por todo el citoplasma del oocito no teínas Vasa tienen una estructura similar a la de las RNA helicasas dependientes de ATP pero , fecundado (no se muestra). Como se observa su función en la determinación de las células germinales constituye todavía un misterio por en las imágenes de la izquierda, después de dilucidar. la fecundación, los gránulos se acumulan en un polo del zigoto. En cada división, los Por el contrario, en otros animales y entre ellos los mamíferos, el citoplasma del oocito gránulos se segregan a una de las dos no contiene determinantes de células germinales localizados. En lugar de ello, unas señales células hijas. La única célula del embrión procedentes de células vecinas determinan qué células se convertirán en PGC. En los ma- que contiene los gránulos P, visible en las míferos, todas las células resultantes de las primeras divisiones del oocito fecundado son imágenes de la derecha, es la precursora de pluripotentes, es decir, son capaces de producir cualquier tipo de células del organismo, in- la línea germinal. (Cortesía de Susan Strome.)
  • 15. CÉLULAS GERMINALES PRIMORDIALES Y DETERMINACIÓN DEL SEXO EN LOS MAMÍFEROS 1283 Figura 21–17 Migración de las PGC en los mamíferos. (A) Micrografía de fluorescencia notocorda tubo en la que se observan las PGC que migran neural células en una sección transversal de un embrión germinales temprano de ratón. Las PGC están teñidas primordiales con un anticuerpo monoclonal (en verde) somita que las marca específicamente en este estado de la embriogénesis. Las otras células del embrión están teñidas con una lectina (en rojo) que se une al ácido siálico, localizado en la superficie de todas las células. (B) futura Esquema correspondiente a la micrografía intestino posterior gónada que se muestra en (A). (A, cortesía de Robert (A) (B) Anderson y Chris Wylie.) 100 μm cluidas las germinales y células de los tejidos extraembrionarios así como las de la placenta. Únicamente más adelante, un pequeño grupo de células es inducido a convertirse en PGC a consecuencia de las señales que reciben de sus células vecinas. En el ratón, por ejemplo, 6 días después de la fecundación, determinadas señales (incluida la proteína morfogénica ósea 4; BMP4: bone morphogenic protein) secretadas por las células del tejido extraembrio- nario situado junto al embrión, inducen a unas 10 células embrionarias adyacentes a trans- formarse en precursoras de las PGC. Estas células se dividen y maduran transformándose en PGC, inhibiendo la expresión de genes somáticos y activando la expresión de genes im- plicados en mantener las características especiales de las células germinales. Aunque los diferentes mecanismos de las PGC son específicos de los distintos grupos de animales, algunos de los mecanismos que controlan la proliferación y el desarrollo se han conservado a lo largo de la evolución, desde los gusanos hasta el hombre. Por ejemplo, el desarrollo de PGC en todos los animales estudiados depende tanto de la supresión del des- tino de las células somáticas por represión génica, como de la inhibición de la traducción de determinados mRNA por proteínas de unión a Nano RNA. Las PGC migran a las gónadas en desarrollo En los mamíferos, después de su desarrollo, las PGC proliferan y migran hacia su destino final que son las gónadas en desarrollo (Figura 21–17). Mientras las células germinales primor- diales migran a través del embrión, varias proteínas extracelulares producidas por las célu- las somáticas adyacentes las señalan para sobrevivir, proliferar y migrar. Entre las proteínas señal secretadas que colaboran atrayendo a las PGC hacia las gónadas en desarrollo están las quimioquinas, que se unen a receptores acoplados a proteínas G (GPCR: G-protein coupled receptors) y conducen la migración de varios tipos celulares, como las PGC y los glóbulos blancos sanguíneos (tratado en el Capítulo 23). Después de que las PGC hayan entrado en la gónada en desarrollo, que en este estadio se denomina cresta genital, experimentan unas cuantas mitosis más en el curso de las cuales se especializan para seguir una vía de desarrollo que les llevará a diferenciarse en oocitos o en espermatozoides. Sin embargo, cuando las PGC inician la migración hacia las gónadas embrionarias, no están comprometidas de manera irreversible a transformase en gametos. Extraídas del em- brión y cultivadas en presencia de proteínas señal extracelulares adecuadas, se transfor- man en células que se pueden mantener en cultivo indefinidamente como una línea celular capaz de producir cualquier tipo celular del organismo, excepto las células extraembriona- rias que formarán estructuras como la placenta; por esta razón, a estas células se les deno- mina pluripotentes, y no totipotentes. A este respecto, estas células llamadas células germinales embrionarias (EG: embryonic germ cells) se parecen a las células madre embrio- narias (ES: embryonic stem cells) (tratado en el Capítulo 23). Tanto las células EG como las células ES son fuentes prometedoras de varios tipos celulares humanos –tanto para probar fármacos como para el tratamiento de enfermedades como ataques cardíacos, apoplejías y varias enfermedades neurodegenerativas en las se produce la muerte de determinadas células. ¿Qué determina que las PGC que migran a las gónadas en desarrollo se diferencien en oocitos o en espermatozoides? Sorprendentemente no es su propia constitución cromo- sómica sexual sino que depende de si la cresta genital se ha empezado a desarrollar en un ovario o en un testículo, respectivamente. Los cromosomas sexuales de las células somáticas
  • 16. 1284 Capítulo 21: La reproducción sexual: meiosis, células germinales y fecundación Figura 21–18 Cromosomas de un hombre normal. Los cromosomas se han teñido con la técnica de Giemsa. Véanse también las Figuras 4–10 y 4–11. Obsérvese la diferencia en el tamaño de los dos cromosomas sexuales. El cromosoma X contiene más de 1000 genes, mientras que el cromosoma Y sólo unos 80. 1 2 3 4 5 (Cortesía de Julie Robertson del Wisconsin State Laboratory of Hygiene.) 6 7 8 9 10 11 12 17 18 13 14 15 16 19 20 21 22 X Y de la cresta genital determinan el tipo de gónada que se va a formar a partir de ella. Aunque hay muchos genes que influyen en el resultado del proceso, un solo gen del cromosoma Y desempeña un papel especialmente importante en esta decisión. En los mamíferos, el gen Sry conduce el desarrollo de la gónada hacia la formación de un testículo Aristóteles creía que la temperatura del macho durante el contacto sexual determinaba el sexo de la descendencia: a temperatura más alta, mayor era la probabilidad de producir ma- chos. Si en lugar de referirse a humanos se hubiese referido a los lagartos y a los caimanes, casi hubiese acertado ya que en muchos reptiles la temperatura de incubación de los huevos determina el sexo de la descendencia; en lagartos y caimanes los machos se desarrollan a altas temperaturas y las hembras a bajas temperaturas. En la actualidad sabemos que el se- xo de un mamífero lo determinan sus cromosomas sexuales más que la temperatura de los progenitores o del embrión. Las hembras de los mamíferos tienen dos cromosomas X en todas sus células somá- ticas, mientras que los machos tienen un cromosoma X y un cromosoma Y. La presencia o ausencia del cromosoma Y, que es el más pequeño de todos los cromosomas humanos (Figura 21–18) determina el sexo del individuo. Los individuos que tienen un cromosoma Y se desarrollan como machos siendo indiferente el número de cromosomas X que presenten, mientras que los individuos que no tienen ningún cromosoma Y se desarrollan como hem- bras, incluso aunque sólo tengan un cromosoma X. El espermatozoide que fecunda el ooci- to determina el sexo del zigoto resultante: el oocito maduro tiene un solo cromosoma X mientras que el espermatozoide puede tener un cromosoma X o un cromosoma Y. El cromosoma Y determina el sexo del individuo induciendo a las células somáticas de la cresta genital a desarrollar un testículo en lugar de un ovario. Los embriones de los mamí- feros están programados para desarrollarse como hembras a menos que lo impida la pre- sencia de los testículos, que dirigen al embrión a que se desarrolle como macho. Si se extrae la cresta genital antes de que se haya empezado a desarrollarse como testículo o como ovario, un mamífero se desarrolla como una hembra independientemente de los cromosomas sexuales que tenga. Este hecho no significa que en los mamíferos no sean necesarias señales para el desarrollo de los órganos específicos de las hembras: por ejemplo, para el desarrollo normal del ovario se requiere la secreción de la proteína señal Wnt4. El gen crucial del cromosoma Y que dirige la cresta genital a que se diferencie en tes- tículo en lugar de en ovario se llama Sry (sex-determining region of Y). Cuando este gen se in- troduce en el genoma de un zigoto XX de ratón, el embrión transgénico resultante se