Eduardo Cote Lamus, poeta colombiano de la política y la vida cotidiana
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Eduardo Cote Lamus (1928-1964) <br />Sábado, 09 de Agosto de 2008 00:00 <br />Principio del formulario<br />Usar puntuación: / 9 MaloBueno <br />Final del formulario<br />left0Al conmemorarse 80 años del nacimiento del poeta nortesantandereano, se hace necesario hacer un breve recorrido por su fascinante vida, en la que combinó su labor como artesano de la palabra con la de la política, pues en su corto tránsito por este mundo desempeñó cargos como los de secretario de Educación del departamento, gobernador, cónsul auxiliar de Colombia en Frankfurt, representante a la Cámara y senador. <br />Al respecto, el periodista Cicerón Flórez Moya afirma en un artículo titulado ‘Eduardo Cote Lamus: el hombre cotidiano’: “En el diario transcurrir de Cote Lamus contaba –y mucho– la política. En él era un ejercicio apasionante…” o, como manifiesta el abogado y profesor universitario Luis Roberto Parra Delgado en el texto “Eduardo Cote Lamus y su gestión política”, donde expresa que este vate cucuteño “Recorrió todos los caminos de la democracia, y la muerte lo encontró en La Garita al amanecer del 3 de agosto de 1964, cuando iba a dejar la Gobernación del Departamento para ingresar al Gabinete del Presidente Valencia como Ministro de Educación Nacional en reemplazo del Dr. Pedro Gómez Valderrama…”. Como se aprecia, además de haber sido un reconocido intelectual colombiano, Cote Lamus se destacó por su marcado interés y compromiso con su ciudad natal, con su departamento y, en especial, con su país que tanto recorrió, exploró, conoció y amó.Eduardo Francisco Cote Lamus, autor de “Preparación para la muerte” (1950), “Salvación del recuerdo” (1953), “Los sueños” (1951-1955), “La vida cotidiana” (1959) y “Estoraques” (1961-1963), nació en Cúcuta el 18 de agosto de 1928 y es, precisamente, por esta fecha, que se ha llevado a cabo toda una serie de actividades, conmemoraciones y homenajes en honor a la figura de este poeta que tuvo un futuro promisorio y que se convirtió en una de las voces poéticas más representativas del país porque supo combinar y mezclar todo lo que aprendió, gracias a sus constantes viajes por el mundo, a sus encuentros literarios y filosóficos con poetas como Vicente Alexaindre, Hernando Valencia Goelkel, Jorge Gaitán Durán (su gran compañero de batallas), Pedro Gómez Valderrama, Camilo José Cela, Eduardo Carranza, Fernando Charry Lara y Aurelio Arturo, entre otros; a las lecturas juiciosas y minuciosas que hizo de autores como Eliot, Paz, Bataille, Sade, Baudelaire y Holderlin, entre otras luminarias de la literatura mundial, y que, adicional a esto, fue codirector de una de las revistas literarias más importantes del país: “Mito”. Sobre esta publicación, Ramón Cote Baraibar (hijo de Eduardo Cote Lamus) señala en “Poesía colombiana. Antología esencial”: “La importancia que tuvo la revista “Mito”, fundada en 1956 por Jorge Gaitán Durán y Hernando Valencia Goelkel, fue la inserción definitiva de Colombia en el mundo […] Con un gusto y una despierta inteligencia no solo tradujeron textos de autores norteamericanos, ingleses, alemanes o franceses; también supieron leer lo actual y descubrir lo que vendría”.Eduardo Cote Lamus, hijo de Pablo Antonio Cote Bautista y de Emma Lamus Hernández, con su talento, madurez y dedicación hizo de la poesía su vida y su todo. Recibió la influencia de la época que le correspondió vivir; se apoyó en el movimiento “Piedra y Cielo”, no para continuar con el legado de Eduardo Carranza, sino para producir una ruptura, pues, como lo manifestó María Mercedes Carranza en “Eduardo Cote Lamus: un poeta de los años 50”: “Cote en su proceso de maduración se inclina hacia lo reflexivo […] Cote busca la palabra exacta […] Cote se inclina por el mundo de lo racional […] Cote hace una poesía hermética, de difícil acceso”. En otras palabras, Cote Lamus hizo de la poesía un complejo, enredado y enrevesado entramado al que solamente se accede con paciencia, esfuerzo y entrega. Una poesía en la que se encuentran versos como: “La vida se cierra fuertemente como una mano”, “(Amigo mío: esperemos que nos llegue nuestra muerte. / Y si a ti se te acerca antes, / regresa con ella el día que me toque el turno / para que me cuentes, antes de morir, / ¡qué es lo inefable!)”, “Esto es amor: ser uno proyectado”, “Deja por última vez que mi tacto te sepa / porque quiero aprenderme tu cara de memoria”, “Me gusta conversar con mi silencio”, “Mi infancia fue la cerrazón de un día”, “Nací en el tedio del calor del trópico”, “Dos espejos son el tiempo y el hombre / y cada uno se contempla en el otro,”, “En el aire se borran las palabras”, “Tu piel es el límite del fuego”, “Somos un cuerpo solo luchando contra la muerte”, “Empecé por abrir la soledad / como quien destapa una botella / y no encontré ningún camino”.Todo lo anterior es una pequeña muestra de esas temáticas que son constantes en la obra poética de Cote Lamus, que surgieron de forma casual y casi inocente en sus primeros poemarios y que con el paso del tiempo se fueron transformando y adquirieron esa madurez, que hizo de este gran poeta colombiano uno de los hitos de la literatura, no sólo nacional sino universal. Por todo esto, y por mucho más, es que lo recordamos hoy.<br />