El documento describe la doctrina del Destino Manifiesto en los Estados Unidos, la cual sostenía que Dios había destinado a EE.UU. a expandirse territorialmente por todo el continente americano. Esta doctrina justificó la expansión territorial estadounidense en el siglo XIX a través de compras, guerras y la creencia de que debían extender su sistema político-económico a otras regiones para beneficiarlas. También analiza la Doctrina Monroe de 1823, la cual declaró a las Américas como una zona de no intervención europea y
1. Fundamentos del expansionismo americano
El expansionismo es un elemento vital en la historia de los Estados Unidos, presente desde el
mismo momento de la fundación de las primeras colonias británicas en Norte América. Éste
fue considerado un elemento esencial en los primeros cien años de historia de los Estados
Unidos como nación independiente, ya que se veía no sólo como algo económica y
geopolíticamente necesario, sino también como una expresión de la esencia nacional
norteamericana.
La creencia de los "padres fundadores" de la Unión Americana acerca de que su sistema
político era el más perfecto sobre la tierra se basa en razones históricas y teológicas ligadas a
la ideología puritana. De ellas se van a derivar en el siglo XIX la idea de "Destino' Manifiesto";
ésta se refiere a la obligación de extender los beneficios de tal sistema político a todas las
regiones de la tierra; desde luego, primero a las más próximas. Paralela a la misma idea se
desarrolló la de "Misión"; ésta, aparentemente menos agresiva tenía la finalidad de convencer
al resto del mundo de los beneficios de la organización política y económica norteamericana.
Destino Manifiesto
El Destino manifiesto es una doctrina, es una frase y una idea que expresan la creencia de
que los Estados Unidos de América están destinados a expandirse desde las costas del
Atlántico al Pacífico, expandirse hacia los cuatro vientos. También usado para justificar las
adquisiciones territoriales hechas por EU.
Explica la manera en que este país entiende su lugar en el mundo y se relaciona con los
demás pueblos. Pretende dar a entender al mundo que Dios eligió a ese pueblo para ser una
potencia política y económica, ser una nación superior al resto del mundo.
¿En qué consiste?
2. Con esta filosofía se pretende justificar la manera en que Estados Unidos ha formado su papel
en el mundo y la forma de relacionarse con otros pueblos. A lo largo de su historia, desde las
13 colonias hasta la actualidad, el Destino Manifiesto ha sustentado la convicción de que Dios
eligió a ese pueblo para ser una potencia política y económica, una nación superior al resto
del mundo. Y que la forma de demostrarlo es extenderse por todo el continente que nos ha
sido asignado por la “Divina Providencia”, para el desarrollo del gran experimento de libertad
y autogobierno.
Muy pronto, políticos y líderes de opinión aplaudieron el Destino Manifiesto, que fue
pensamiento y visión del entonces presidente James Knox Polk (1795-1849), que es quien
impulsa laguerra contra México en 1846-48, conflicto bélico que anexó a Estados Unidos más
de la mitad del territorio Mexicano.
La expansión territorial y la concepción imperialista de Estados Unidos se asientan en el siglo
XIX. En 1803, el presidente Thomas Jefferson compra Louisiana y Florida a Francia en 15
millones de dólares. A lo largo de ese siglo, compran o pelean con otros países; no sólo en
EEUU desplazan a sus pueblos indígenas, esclavizan o hacen guerras entre ellos, sino
también salen a lugares lejanos y, con estrategias amigables o no, se apoderan lo mismo de
Puerto Rico, que de Cuba, Panamá, Hawai….etc.
Principales puntos
Los partidarios del Destino manifiesto creen que la expansión no sólo es buena sino también
obvia (manifiesta) y certera (destino). El destino o finalidad de esta filosofía son el
crecimiento, el expansionismo, el imperialismo y el colonialismo.
A través de la doctrina del Destino Manifiesto se propagó la convicción de que la misión que
Dios eligió para al pueblo estadounidense era la de explorar y conquistar nuevas tierras, con
el fin de llevar a todos los rincones de Norteamérica la “luz” de la democracia, la libertad y la
civilización.
3. Esto implicaba la creencia de que la república democrática era la forma de gobierno
favorecida por Dios. Aunque originalmente esta doctrina se oponía al uso de la violencia,
desde 1840 se usó parajustificar el intervencionismo en la política de otros países, así como la
expansión territorial a través de la guerra, como sucedió en 1846-48 en el conflicto bélico que
concluyó con la anexión de Texas al territorio Estadounidense.
Entusiasmó, llenó de energía, de determinación e inspiró a los estadounidenses para explorar
nuevas regiones, especialmente en su migración hacia el oeste. También dio forma al
elemento más importante del sueño americano: la idea de que se pueden obtener la libertad,
la superación y la independencia en un territorio de proporciones “ilimitadas”.
Las consecuencias negativas que conlleva el uso de esta filosofía van desde la intolerancia
hacia la forma en que se organizan tanto social como políticamente otros pueblos, el despojo,
exterminio y confinamiento de los razas indígenas de Estados Unidos a reservaciones,
guerras injustas y la discriminación.
¿Quién lo hizo?
John L. O’Sullivan, un periodista de la revista DemocraticReview de Nueva York fue el primero
en usar el término en uno de sus reportajes en 1845.
O’Sullivan explicaba las razones de la necesaria expansión territorial de los Estados Unidos y
apoyaba la anexión de Texas. Decía: “el cumplimiento de nuestro destino manifiesto es
extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia para el
desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno.
Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el
desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino”.
Lo esencial es que desde su origen como nación, la obsesión de Estados Unidos ha sido
encontrar la perfección social mediante un triple compromiso: con la divinidad (cumpliendo
con el destino impuesto por Dios), con la religión (observando una moral intachable) y con la
comunidad (defendiendo su libertad, su seguridad y su propiedad). A lo largo de su historia,
4. los políticos de esa nación han invocado el favor de Dios en sus discursos y han insistido en la
"misión trascendente" que tienen la obligación de cumplir.
La Doctrina Monroe
El fin de la era de las revoluciones atlánticas a principios de la década de 1820 generó nuevas
preocupaciones en los Estados Unidos. Los líderes estadounidenses vieron con recelo los
acontecimientos en Europa, donde las fuerzas más conservadoras controlaban las principales
reinos e imperaba un ambiente represivo y extremadamente reaccionario. El principal temor
de los norteamericanos era la posibilidad da una intervención europea para reestablecer el
control español en sus excolonias americanas. A los británicos también les preocupaba tal
contingencia y tantearon la posibilidad de una alianza con los Estados Unidos. La propuesta
británica provocó un gran debate entre los miembros de la administración del presidente
James Monroe. El Secretario de Estado John Quincy Adams desconfiaba de los británicos y
temía que cualquier compromiso con éstos pudiese limitar las posibilidades de expansión
norteamericana. Adams temía la posibilidad de una intervención europea en América, pero
estaba seguro que de darse tal intervención Gran Bretaña se opondría de todas maneras
para defender sus intereses, sobre todo, comerciales. Por ello concluía que los Estados
Unidos no sacarían ningún beneficio aliándose con Gran Bretaña. Para él, la mejor opción
para los Estados Unidos era mantenerse actuando solos.
Los argumentos de Adams influyeron la posición del presidente Monroe quien rechazó la
alianza con los británicos. El 2 de diciembre de 1823, Monroe leyó un importante mensaje
ante el Congreso. Parte del contenido de este mensaje pasaría a ser conocido como la
Doctrina Monroe. En su mensaje, Monroe enfatizó la singularidad (“uniqueness”) de los
Estados Unidos y definió el llamado principio de la “noncolonization,” es decir, el rechazo
norteamericano a la colonización, recolonización y/o transferencia de territorios americanos.
Además, Adams estableció una política de exclusión de Europa de los asuntos americanos y
definió así las ideas principales de la Doctrina Monroe. Las palabras de Monroe constituyeron
5. una declaración formal de que los Estados Unidos pretendían convertirse en el poder
dominante en el hemisferio occidental.
Es necesario aclarar que la Doctrina Monroe fue una fanfarronada porque en 1823 los
Estados Unidos no tenían el poderío para hacerla cumplir. Sin embargo, esta doctrina será
una de las piedras angulares de la política exterior norteamericana en América Latina hasta
finales del siglo XX y una de las bases ideológicas del expansionismo norteamericano.
“América para los americanos”. Con esta frase se sintetiza la Doctrina Monroe, atribuida a
James Monroe, quinto presidente de los Estados Unidos, en 1823. En esencia sintetiza el
deseo norteamericano de que ninguna potencia colonial europea pretenda adueñarse de
territorios en América.
Esta frase, que hizo reconocible esta doctrina, fue ideada por John Quincy Adams, secretario
de Estado. Con la Doctrina Monroe se pretendía que ningún país europeo con intereses
coloniales y económicos pusiese pie en América, aunque esto no fue siempre así. De esta
manera, Estados Unidos definía su, hasta entonces, difusa política exterior y se erigía como
líder de un continente en pleno desarrollo durante el siglo XIX.
Las palabras de Monroe fueron en un principio tomadas como una declaración anticolonialista,
tras la independencia de diversos países en el continente americano. Si bien posteriores
lecturas ponen en duda las ideas iniciales de Monroe, llegando algunos como el diplomático
ruso F. de Martens a reformular la frase como “América para los americanos del Norte”.
Y es que esta supremacía que quería ejercer Estados Unidos sobre el resto de América se ve
refrendada con casos como el del interés norteamericano por el control del canal de Panamá
o sus intereses en Cuba, expulsando a los españoles de allí en 1898 para posteriormente
establecer un trato preferencial con el nuevo gobierno establecido.