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Y el asiento más seguro de un avión es...
Ahora mismo, mientras usted lee estas líneas, hay millones de personas eligiendo en qué asiento van a volar
dentro de unos minutos, mañana o en sus próximas vacaciones. Lo habitual es que los escojamos según
nuestras preferencias, priorizando la comodidad y la funcionalidad. Así, los hay que necesitan un poco más
de espacio y quieren los asientos de las salidas de emergencia o la primera fila. Otros, amantes de los paisajes y
la geografía, necesitan estar junto a la ventanilla para poder ver la tierra, el mar, la costa... cada accidente
geográfico, tratando de adivinar qué ciudad se sobrevuela en cada momento sin necesidad de mapas.
También están los que, ante todo, quieren asiento de pasillo y en las primeras cinco filas, ya que son los que, en
principio, deberían salir antes del avión. Es el típico caso de los ejecutivos, para los que salir del medio de
transporte es la clave y que ya no ven el avión como un viaje con magia.
Sin embargo, a la hora de escoger asiento teniendo como prioridad la seguridad, la cosa cambia. Hay quien cree
que, por coincidir con las clases superiores, son las primeras filas de los aviones las que ofrecen más resistencia
en caso de accidente. Sin embargo, un estudio reciente de la revista TIME ha puesto esto en entredicho.
La publicación norteamericana ha querido analizar cuál es el mejor lugar, o al menos estadísticamente. Para ello
ha cogido todos los accidentes fatales ocurridos en el mundo de la aviación desde 1985, estudiando qué
asientos fueron los que ocuparon los supervivientes. Los resultados lo dejaron claro: los asientos de pasillo de la
zona media del avión, que acabaron ilesos en un 44 % de las catástrofes. En segunda posición, los asientos del
medio en la parte trasera, con un 28 %.
Bien es cierto que, afortunadamente, al ser un medio de viaje muy seguro, apenas hay una muestra tan alta como
para que la estadística pueda considerarse definitiva, pero algo ayuda. Fueron 17 los accidentes en los últimos
30 años que no acabaron con todo el avión pulverizado, una cifra escasa que adelanta las pocas posibilidades de
que un accidente no sea 'completo'.
Además, en caso de riesgo o incendio en la cabina, la Universidad de Greenwich llegó a la conclusión de que
los mejores asientos para escapar son la primera y la última fila, así como las dos anteriores y posteriores, con
un 65 % de posibilidades de sobrevivir sin problema. En este caso, como es obvio, cuanto más lejos de algunas
de estas tres puertas, peor, aunque el porcentaje no es tan bajo, más de la mitad acabaría sano y salvo.
De todos modos, independientemente de qué lugar escojamos dentro de la cabina, las posibilidades de
sobrevivir aumentan si seguimos las instrucciones básicas que encontraremos en cada asiento. Es decir:
ponerse el cinturón de seguridad y no desabrocharlo a menos que sea necesario, subir mesitas plegables
mientras no se usen y en los aterrizajes y despegues, no añadir peso de más a la bolsa de mano para evitar que
se caiga sobre un pasajero en caso de turbulencia... Reglas básicas que permiten ganar en seguridad y, además,
en convivencia.