2. Introducción.
“Siempre hay flores para aquellos que quieren verlas” dijo Henri Matisse, un pintor francés
conocido por sus originales dibujos.
Gracias a la naturaleza, hay un sinfín de ellas para apreciar.
Ahora veremos algunas de estas flores. La naturaleza no deja de sorprendernos. A lo largo del
mundo y en diferentes hábitats y paisajes, se esconden flores extrañas. Cada una de ellas nos
ofrece hermosos colores, sorprendentes texturas, las variedades más inimaginables de formas
y los más exquisitos y profundos aromas
La naturaleza y sus bellísimas creaciones nunca dejarán de sorprendernos. A pesar de admirar
algunas de las maravillas naturales más fascinantes, siempre nos quedan nuevas por conocer.
Teniendo en cuenta que nuestro planeta tiene una gran diversidad de climas y paisajes,
también son muy diversas las formas y colores de las flores que crecen en ellos
3. Calceolaria Uniflora.
• Las flores de esta maravillosa especie originaria
del extremo sur del continente americano
presentan una forma que para algunos se
asemeja a un “extraterrestre feliz”. Aunque
suene gracioso, así la han denominado en los
países anglosajones. Lo cierto es que la especie
fue descubierta por Charles Darwin durante sus
expediciones a Sudamérica y en principio se le
dio el nombre de Calceolaria darwinii (Zapatito
de Darwin).
• Se trata de una especie de ambientes extremos
que florece a principios del verano y puebla los
paisajes de alta montaña en Tierra del Fuego,
Santa Cruz y Chile. Una característica llamativa
de la flor es que presenta un disco de néctar
blanco que emite un perfume particular. Esto y
sus puntos rojos presentes en el cuerpo atraen a
insectos y aves pequeñas como los colibríes.
4. Dracula Simia.
También conocida como orquídea
cara de mono, esta asombrosa planta
crece en Ecuador y Perú a más de
2.000 metros de altura. Se
caracteriza por su aroma a naranja y
por los espolones largos de sus
sépalos (de allí que se denomine
Drácula). Curiosamente puede
florecer en cualquier época del año y
pertenece a una familia con más de
120 especies, cada una de ellas con
unos colores y unas formas únicas
en el mundo.
5. Rafflesia Arnoldii.
Se la denomina como la flor más grande del mundo
(Amorphophallus titanum, la otra gigante, es una
inflorescencia). Es propia de los bosques lluviosos de
Indonesia y del Sudeste asiático. Sus pétalos pueden
llegar a medir hasta medio metro y la flor puede
pesar cerca de 10 kilos. Los ejemplares presentan
textura carnosa y colores rojizos y anaranjados.
Fue descubierta en 1818 y lo más sorprendente es
que las plantas no presentan otras partes visibles
que no sean su flor. La misma florece cada varios
años y se especializa en parasitar a los árboles,
utilizando las raíces de éstos para obtener los
nutrientes que necesita.
Por otro lado, despiden un olor fétido que atrae a
moscas carroñeras, los insectos que necesitan para
su polinización.
6. Ophrys Apifera.
Se la denomina “flor de la abeja” por su increíble
parecido con uno de estos insectos. Si bien es una
de las orquídeas silvestres más conocidas, su
maravillosa forma no deja de asombrar a propios
y extraños. Su labelo (el pétalo característico de
las orquídeas) imita al abdomen de una abeja
hembra, lo que atrae a los machos a polinizar la
flor. Un ejemplo impresionante del poder de la
evolución.
La planta puede medir hasta 50 cm de alto y se
distribuye en herbazales mediterráneos y
caucásicos.
7. Strongylodon Macrobotrys.
Se la conoce comúnmente como parra de jade y es una
planta trepadora de hojas perennes perteneciente a las
fabáceas. Es nativa de Filipinas y sus flores son de un
color verde oscuro que progresivamente se convierte
en un verde claro de hermosa factura. Esta apariencia
“turquesoide” asemeja a estas flores a las bellísimas
piedras de jade y de allí que se las denomine como
hemos dicho.
Lamentablemente sus poblaciones se encuentran en
peligro producto de la tala de los bosques y los
ecosistemas dónde habita. Si bien el color turquesa es
el más común, también pueden existir ejemplares con
flores rojas o anaranjadas.