2. El origen del gato
El origen de nuestro amigo lo cierto es que todavía es un misterio sin
resolver. Si bien la teoría de que desciende del Felis sylvestrix Libyca,
más conocido como gato silvestre africano, es la más acertada, la
realidad es que todavía hay expertos que dudan. Aún así, si nosotros
tomamos dicha teoría como válida, entonces el gato que duerme en
nuestro sofá se remontaría, como hemos dicho al principio, en la época
del Antiguo Egipto. En este magnífico lugar, estos animales llegaron a
ser tan adorados y queridos, tanto que llegaron a la categoría de diosa a
la que llamaron Bastet.
Otras teorías sostienen que el gato doméstico desciende del Felis
ornata, que vive entre la India y Pakistán. Los partidarios de la misma
dicen que el volumen del cerebro de esta especie felina se asemeja más
a la del doméstico.
Sea como fuere, estamos ante un animal que ha tenido que luchar
mucho para llegar hasta nuestros días.
3. La sociabilidad del gato
Y ahora es cuando entramos en todo el tema de la sociabilidad de
nuestros gatos. Bien, un gato callejero, que ha nacido y se ha criado en
la calle, lo más normal es que se aleje de los humanos, pero no de otros
gatos. De hecho, si nos fijamos en una colonia de gatos callejera,
siempre veremos a un grupo de entre 5-9 ejemplares, quizás más, que
van juntos. Como sabemos, son muy territoriales, pero las condiciones
son tan duras que se apoyan unos en otros para sobrevivir. Incluso
cuando se quiere unir uno nuevo a este grupo social, a esta familia,
puede haber riñas o peleas, pero en la mayoría de los casos terminará
siendo aceptado al cabo de un tiempo, que variará según el carácter de
los gatos más fuertes (ojo, es importante saber que estos animales no
viven en manada, por lo que no hay dominantes ni sumisos, sino que lo
que hay son gatos que por edad o por fuerza son los que ”deciden” si
aceptan o no al ”intruso”. Por lo general suelen ser los machos adultos
los que llevan a cabo esta tarea, pues las hembras se dedican más a
buscar alimento para sus crías).
Ahora bien, debemos saber que un gato callejero no querrá vivir dentro
de una casa con los humanos, por el siguiente motivo: no se ha
acostumbrado de pequeño, por lo tanto, tiene miedo a estas
condiciones y huirá. Estos animales deben de estar en el exterior, ya
que de lo contrario terminará con serios problemas de comportamiento.
4. Beneficios de tener un gato
Ronronean: el ronroneo es el mejor anti-estrés que conozco. Basta que te
quedes observando a tu amigo, mientras esté descansando, y le vayas
acariciando suavemente, con cuidado de no despertarle. Es posible que su
ronroneo sea aún más fuerte. Poco a poco, conseguirás sentirte mejor.
Te dan compañía: cuando estés triste, cuando necesites a alguien con quien
simplemente estar, deja que tu gato esté contigo. Deja que pase tiempo con la
persona que más quiere en el mundo. Nunca estamos solos con un gato.
Sacan lo mejor de ti: cada vez que estás viviendo un momento tenso, él lo
notará, y será entonces cuando quizás empiece a orinar fuera de la bandeja o
hacer cosas que se supone no debe hacer. Cuando te veas en esta situación, lo
que tienes que hacer es identificar el problema, y tratar de comprender a tu
amigo. Recuerda que cualquier cambio, por pequeño que sea, que se produzca
en tu vida, influirá en la convivencia con tu gato. Además…, ¿quién es capaz de
reprimir una sonrisa cuando está durmiendo plácidamente?
5. Beneficios de tener un gato
Te enseñan a vivir: aunque parezca curioso, pero es así. Ellos te
enseñan mucho sobre la vida. Estamos muy acostumbrados a pensar en
el pasado o en el futuro, pero los animales sólo piensan en el ahora, en
este preciso momento. Los días que quedaron atrás no volverán, y los
que están por venir… aún no han venido, por lo que no tiene sentido
preocuparse. En el presente tienes a un gato que te adora, y que sólo
quiere lo mejor para ti.