1. VENGANZA
Cap 1
QUE SIENTAN LA OSCURIDAD
Los pasos de Nautilus resonaban por todo el lugar. Hacia meses que su búsqueda de Venganza
no le hacia toparse con los traidores. Eso lo enfurecía de sobre manera. Odiaba a los traidores.
Pero mas odiaba no toparse con ninguno. Siguió el camino asustando a algún que otro animal, hasta lle-
gar a un rio. Se arrodillo y observo su reflejo. Su condición actual le impedida hacer otra cosa. Un ruido
llamo su atención. Al otro lado, a unos pocos metros, un chiquillo pescaba con una lanza. Se notaba que
estaba aprendiendo, pues no agarraba la lanza como debería y todos los peces escapaban con facilidad.
En una de esas consiguió atrapar un pez, pero lo hizo tan mal que el animal seguía vivo y tiro de la lanza.
El chico, sin fuerza para pelear contra el pescado, acaba perdiendo la lanza. Es ahí, cuando sigue la di-
rección de su arma rio abajo que ve al coloso. El niño se le queda mirando. El coloso hace lo mismo, pero
al poco guía su mirada a la lanza, que estaba atrapada en unas rocas cercanas. Alargo su enorme brazo y
saco el utensilio. El pez aun estaba atrapado en la punta. Con su otra mano acabo de clavar al pez, ma-
tándolo en el proceso. Después uso el arma para capturar varios animales mas, gracias a su experiencia.
Cuando la lanza estuvo casi llena se metió en el rio, hasta la mitad, y desde allí se la tendió al chico. Este,
algo asustado, vacilo antes de agarrar el objeto.
Gracias señor gigante. - Respondió el niño, con voz temblorosa. Nautilus no dijo palabra alguna. Solo
dio media y camino hasta su ancla.
¿Esta buscando su casa? ¿Tiene hambre? En mi casa hay espacio. Puede quedarse esta noche. - Los gritos
del niño lograron una reacción en el coloso. Volvió a cruzar el rio hasta donde el niño estaba, esperando
que le guiase. Normalmente dormiría al raso, pero si le ofrecían alojamiento entonces no se negaría. El
niño agarro uno de sus dedos con su mano y comenzó a caminar, seguido del coloso. La noche estaba en
su apogeo cuando llegaron a la casa del niño. No era una mansión, y no estaba hecha de mármol o roca,
pero era bastante grande. El niño entro primero, abriendo las rudimentarias puertas de madera al colo-
so. Cuando entro al lugar, una mujer con un bebe en brazos lo observaba con terror.
Nerial. Aléjate de el.- Expreso la mujer aterrada.
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2. Pero mama, es bueno. Mira. Me ha ayudado a pescar.- El niño enarbolo el arpón con todos los peces enci-
ma. La mujer, algo mas calmada, observo de nuevo al enorme ser parado en el umbral de su casa.
¿Que son esos gritos?- La voz de un hombre resonó en una habitación contigua y al poco apareció el due-
ño de la voz. Era alto, con el pelo oscuro peinado hacia atrás y una prominente barba. Llevaba una cami-
sa blanca y unos pantalones desgastados. Su musculatura se dejaba notar bajo su vestimenta. Aun con
todo, su cara no pudo esconder el miedo. Al igual que la reacción del coloso se hizo notar. Se conocían.
Uno, el traidor que corto la soga; otro, el capitán que obtuvo un destino cruel por culpa de su aterrada
tripulación. Molesto el enorme titan aparto al chico a un lado y comenzó a avanzar hacia el hombre, an-
cla en mano, preparado para darle muerte.
¡Melisa!¡Llévate a los niños!¡YA! - A la vez que gritaba, el hombre agarro una escopeta y comenzó a
disparar contra el enorme ser. El primer disparo hizo retroceder, los demás fueron cosquillas sobre su
coraza. Apartando mesas, sillas y cualquier cosa que se le pusiera entre medias Nautilus llego hasta el
hombre y alzo ancla.
¡NO!¡DETENTE!¡MI PAPA ES BUENO! -Los gritos, junto al leve tirón del niño lo hicieron girarse. El
chaval tenia lagrimas en los ojos, y moqueaba. Con molestia lo volvió a apartar.
!Nerial¡!Márchate con tu madre¡!No quiero que os pase nada¡- Otro disparo mas siguió a las palabras del
ex-marinero. Pero a Nautilus ya no le interesaba el. Ahora dirigió sus fuerzas al niño. La madre profi-
rió un grito y el padre no dejo de insultarlo mientras seguía disparando. El niño se levanto y el hombre
intento llegar hasta el, pero el enorme ancla le cortaba el paso. El bebe lloraba. La madre chillaba. Y
Nautilus dio un pisotón al suelo, este retumbo, se partió y dejo salir pequeños geisers alrededor del titan.
Algunos de ellos destrozaron mas mobiliario, otros impactaron en el hombre, pero no lo mataron, la mu-
jer y el bebe salieron ilesos. El niño no tuvo tanta suerte. Su pecho fue atravesado por la fuerza del agua,
esparciendo vísceras y sangre por toda la sala.-
¡Melisa!¡Vete de aquí! - La mujer obedeció los comandos de su marido, que volvió a disparar al rostro del
monstruo. Nautilus lo empujo en el momento que asió su ancla, para después lanzarla. El tiempo pareció
pararse por un segundo. El hombre vio como su mujer y su hijo menor lloraban, ella estirando el brazo
hacia el. El cayendo al suelo con el brazo también estirado, gritando su nombre. Después no quedo nada.
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3. Con furia el hombre agarro de nuevo el arma y comenzó a disparar. Pero esta vez las balas ni siquiera
rozaron al ser. Un enorme escudo lo rodeaba y lo protegía. De un paso volvió a posicionarse delante de
el traidor. Cuando este cargo un nuevo tiro, la enorme mano del coloso tapo la salida del cañón en el
momento en que el arma era disparada, haciéndola estallar. El ex-marinero chillo de dolor, y cayo de
rodillas. Mirando sus destrozadas manos y luego al buzo.
¡MATAME! ¿NO ERA ESO LO QUE BUSCABAS? ¡VAMOS! ¡HAZLO! -La mano del ex-capitán se alargo
y levanto al hombre hasta tenerlo frente a las luces que ahora eran sus ojos.
No mereces esa clemencia. Tu me arrebataste mi vida y me hiciste sufrir. Sufre ahora como yo lo he
hecho. Por que ahora, estamos en paz.- Tras esas palabras dejo caer al hombre y se marcho del lugar sin
mirar atrás, dejando al hombre llorando sus miserias en la casa donde su familia yacía muerta.
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