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Educación
ISSN: 0379-7082
revedu@gmail.com
Universidad de Costa Rica
Costa Rica
Cerdas Núñez, Jeanneth; Polanco Hernández, Ana; Rojas Núñez, Patricia
El niño entre cuatro y cinco años: características de su desarrollo socioemocional, psicomotriz y
cognitivo-lingüístico
Educación, vol. 26, núm. 1, 2002, pp. 169-182
Universidad de Costa Rica
San Pedro, Montes de Oca, Costa Rica
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=44026114
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Revista Educación 26(1): 169-182, 2002
Introducción
El 29 de febrero del año 2000, el
Consejo de Educación Superior de nuestro
país aprobó el primer Programa de Estu-
dio para el Ciclo Materno Infantil, que
comprende la atención de los niños y niñas
desde su nacimiento hasta su incorpora-
ción al Ciclo de Transición.
Este programa de estudio se comen-
zó a operacionalizar a partir de este mismo
año con un plan piloto que involucró 1123
niños y niñas con edades comprendidas
entre los cuatro años, seis meses y cinco
años, seis meses. Se denomina dicho in-
tervalo de edad: Grupo Interactivo II.
Con el fin de enriquecer esta pro-
puesta del Ministerio de Educación Públi-
ca, se consideró oportuno, en el marco del
Programa de Maestría en Planificación Cu-
rricular de la Universidad de Costa Rica,
establecer un perfil teórico del infante cos-
tarricense cuya edad oscila entre cuatro y
cinco años, para determinar sus principa-
les características de desarrollo socioemo-
cional, psicomotriz y cognitivo-lingüístico.
Fue así como surgió el presente tra-
bajo cuyo objetivo fundamental es brin-
darle al docente de educación inicial que
atiende este grupo de edad, información
básica que le permita identificar la etapa
del desarrollo en que se encuentran estos
El NIÑO ENTRE CUATRO Y CINCO AÑOS: CARACTERÍSTICAS
DE SU DESARROLLO SOCIOEMOCIONAL, PSICOMOTRIZ Y
COGNITIVO-LINGÜÍSTICO
Jeanneth Cerdas Núñez
Ana Polanco Hernández
Patricia Rojas Núñez
Resumen: Este artículo corresponde a un perfil teó-
rico del infante costarricense cuya edad oscila entre
cuatro y cinco años. Contempla algunas de las carac-
terísticas del desarrollo socioemocional, psicomotriz y
cognitivo-lingüístico de esta población.
Su propósito es enriquecer el Programa de Estudio del
Ciclo Materno Infantil propuesto por el Ministerio de
Educación Pública, brindando al docente que atiende
infantes del Grupo Interactivo II, información básica
que le permita identificar la etapa del desarrollo en
que se encuentran estos niños, de manera que les pue-
da ofrecer un proceso educativo acorde a sus necesida-
des e intereses.
La caracterización que se expone se definió con el
aporte de diversos especialistas en el campo de la sa-
lud y la educación. Razón por la cual los datos pre-
sentados no estuvieron sujetos a estandarización al-
guna, sino que se describen con base en el conocimien-
to y la experiencia de cada uno de los profesionales ci-
tados. Se complementa la información con la teoría
que aporta la bibliografía existente con respecto al de-
sarrollo del niño.
Para efectos de presentación, el perfil que se describe
se ha dividido en cuatro apartados: características ge-
nerales del desarrollo físico, área socioemocional, área
psicomotriz y área cognitivo-lingüística.
Recibido 18-III-2002 • Aceptado 09-IV-2002
170 Revista Educación 26(1), 2002
niños, para que les pueda ofrecer un pro-
ceso educativo acorde a sus necesidades e
intereses.
Se definió el intervalo de edad entre
cuatro y cinco años porque es el que usual-
mente manejan los especialistas para
efectos de caracterización, el mismo inclu-
ye un margen en el desarrollo del niño de
seis meses antes y seis meses después de
la edad establecida. En términos prácti-
cos, esto significa que dicho intervalo in-
volucra infantes desde tres años, seis me-
ses hasta cinco años, seis meses, rango
dentro del cual se ubican los niños del
Grupo Interactivo II.
La caracterización que se expone
se realizó con el aporte de diversos espe-
cialistas en el campo de la salud y la
educación (neurodesarrollista, pediatra,
psicóloga, especialista en educación
preescolar, especialista en educación fí-
sica y lingüista).
La información se recopiló por medio
de una entrevista no estructurada, en la
que se abordaron las características gene-
rales del desarrollo del niño desde la ópti-
ca de cada uno de los especialistas. Poste-
riormente se organizó la información obte-
nida y se complementó con la teoría que
aporta la bibliografía existente con respec-
to al desarrollo del niño.
Dada esta dinámica de trabajo, es
importante señalar que los datos que se
presentan no estuvieron sujetos a estanda-
rización alguna, sino que se describen con
base en el conocimiento y la experiencia de
cada uno de los profesionales citados y la
revisión bibliográfica realizada.
Para efectos de presentación, el per-
fil que se describe se ha dividido en cuatro
apartados: características generales del
desarrollo físico, área socioemocional, área
psicomotriz y área cognitivo-lingüística.
No obstante, es importante señalar que se
reconoce al niño como un ser integrado, lo
cual implica que su desarrollo también se
da de manera integral.
Características generales del
desarrollo físico
Según el neurodesarrollista Luis Ló-
pez, en términos del desarrollo humano,
los niños entre los cuatro y cinco años se
encuentran en la culminación de un perío-
do muy importante de desarrollo, pues han
logrado una serie de estructuras a nivel
neural, muy bien conformadas. A la edad
de cuatro años su cerebro es extremada-
mente plástico (plasticidad cerebral), en
términos de desarrollo de las funciones ce-
rebrales, esto permite que si antes de esta
edad sucede una situación anormal, como
por ejemplo, un daño cerebral, el niño pue-
da recuperarse en un alto porcentaje. Ya a
los cinco años esta plasticidad cerebral dis-
minuye debido a que se han estabilizado
los circuitos neuronales que se encargan
del cerebro, por ejemplo, los correspon-
dientes al lenguaje ya están establecidos
(Comunicación personal, abril 19, 2000).
El pediatra Jorge Ureña manifiesta
que los niños a esta edad ya tienen bien de-
sarrollada la visión y la audición, por lo que
se recomienda realizar un examen de agude-
za visual y una audiometría anualmente.
También la dentición está casi completa, ya
pueden comer prácticamente de todo. El sis-
tema digestivo y enzimático está lo suficien-
temente maduro para poder digerir todo tipo
de alimento. El peso promedio de estos ni-
ños oscila entre 16 y 18 kilos, y la talla entre
105 cm. y 107 cm. Aesta edad, ya deben con-
trolar esfínteres, si no lo hacen se recomien-
da tomar medidas específicas, incluso acudir
a algún médico para hacer una valoración
que indique la posible causa del problema
(Comunicación personal, abril 17, 2000).
La psicóloga Ana Teresa León (1998)
señala que la mayoría de los sistemas, en
especial el óseo, el muscular y el nervioso
ya están funcionando prácticamente de for-
ma madura. El tamaño de los huesos au-
menta, se endurecen cada vez más y se ace-
lera el desarrollo de los músculos grandes,
171
Revista Educación 26(1), 2002
por lo que estos niños pueden demostrar
más habilidad en el campo motor. Al res-
pecto Mussen (1978) señala que durante
este período continúa aumentando su pe-
so y estatura, y que por lo general los ni-
ños tienden a ser más pesados y las niñas
a tener más tejido graso.
El doctor Ureña enfatiza que es im-
portante observar que el infante física-
mente luzca bien, de no ser así ésto puede
ser un indicador para el adulto de alguna
alteración crónica o maligna que se mani-
fiesta en el niño, por ejemplo, si se ve páli-
do podría ser una señal de alguna enfer-
medad, dado que a esta edad la hemoglobi-
na ya debe tener un nivel normal, también
si se muestra cansado (Comunicación per-
sonal, abril 17, 2000).
Este especialista comenta que a es-
ta edad es frecuente que las niñas presen-
ten problemas de infecciones urinarias,
situación que se da porque se entretienen
mucho jugando, o por su condición fisioló-
gica de la cercanía de la vejiga con el rec-
to; principalmente si al ir al baño no se
limpian adecuadamente, es decir, no se
asean de adelante hacia atrás sino que lo
hacen a la inversa, y esto les puede cau-
sar las infecciones.
Por otro lado manifiesta que cuando
los niños hacen su primer ingreso a un
centro infantil tienden a contaminarse y a
contagiarse de infecciones, porque no es-
tán acostumbrados a estar en contacto con
niños que presentan una flora bacteriana
diferente o que podrían portar algún tipo
de virus. Señala el especialista, que de es-
ta manera se pueden iniciar las epidemias,
y recomienda dejar que los niños las supe-
ren naturalmente, es decir, sin suminis-
trar medicamento alguno, esto con el pro-
pósito de permitirles terminar de desarro-
llar la memoria inmunológica.
El doctor Ureña también señala que
en esta edad los niños son más propensos
a contagiarse de enfermedades como la va-
ricela, el sarampión, la rubéola, la hepati-
tis o lo que se conoce como enfermedades
propias de la infancia. Para cada una de
ellas existe vacuna, por lo que recomienda
que los padres estén pendientes de poner-
las a sus hijos en el momento oportuno
(Comunicación personal, abril 17, 2000).
Según este pediatra, antes de que el
niño cumpla los cuatro años suele ser muy
controlado por sus padres, principalmente
en lo que respecta a su salud, porque en los
primeros años se enferma con mayor fre-
cuencia. Por ejemplo, en el primer año de
vida se enferma de 5 a 7 veces. Ya a los
cuatro años el infante va al médico una vez
al año para control y para que se le reali-
cen exámenes de laboratorio, a esta edad
el niño prácticamente no se enferma, sus
padres consultan al doctor sólo por algo es-
pecial, básicamente por infecciones en las
vías respiratorias, por un accidente como
trauma de cráneo, o fracturas, o bien por
hiporexia psicológica (falta de apetito), lo
que es normal a esta edad.
Al respecto el doctor explica que el
niño en esta etapa casi no come, esto re-
presenta un estancamiento fisiológico nor-
mal para su edad; el patrón de alimenta-
ción a esta edad es que el niño un día come
muy bien y otro muy mal, o come muy bien
tres días y no lo hace por otros cuatro.
Además, su interés por conocer e investi-
gar, así como el juego, suelen ser mucho
más importante que la comida.
En relación con esta situación, la es-
pecialista en Educación Preescolar, Licen-
ciada Ana Isabel Fonseca, señala que los
gustos alimenticios de los niños de acuerdo
con lo que ella ha observado en aulas
preescolares, van dirigidos hacia el consu-
mo de productos que contengan azúcar y
mucho líquido (Conversación personal,
marzo 15, 2000).
El doctor Ureña señala que a esta
edad no es recomendable darle exceso de
leche al niño para tratar de sustituir algún
alimento que no ingiera, porque en alguna
forma se neutralizan los micro nutrientes,
por ejemplo la absorción del hierro. Si el
niño come muy poquito pero se toma un
172 Revista Educación 26(1), 2002
gran biberón o vaso de leche, está neutra-
lizando todo el hierro y otros nutrientes
que no serán aprovechados, porque los lí-
quidos aceleran el vaciamiento gástrico y
el proceso de digestión, al pasar rápida-
mente por el estómago e impedir el contac-
to con las mucosas para ser absorbidos, por
eso después se dan las carencias de estos
nutrientes (Comunicación personal, abril
17, 2000).
El doctor agrega que no es prudente
darles vitaminas y preparados a los niños
para abrir el apetito, porque lo que hacen
es acelerar el cierre de los núcleos de osifi-
cación, lo que provoca problemas en su cre-
cimiento. Únicamente se recomienda utili-
zar este tipo de complementos cuando el
niño está recuperándose de una infección,
o cuando tiene deficiencias en el desarrollo.
Finalmente este especialista enfati-
za la importancia de fomentar a esta edad
el hábito de una alimentación sana para
evitar en la vida adulta enfermedades cró-
nicas como por ejemplo las cardiovascula-
res, diabetes, u obesidad. En este sentido
recomienda a las docentes de este nivel
fortalecer en los niños el hábito de comer
frutas y verduras, así como la práctica de
realizar ejercicio diario; señalando tam-
bién la necesidad de trabajar con los pa-
dres de familia para crear conciencia y em-
pezar a cambiar estilos de vida.
Área socioemocional
Esta área involucra un proceso me-
diante el cual el niño adquiere conductas,
y construye creencias, normas, actitudes y
valores; propios del medio familiar y cultu-
ral en el que se desenvuelve; con el propó-
sito de establecer relaciones armoniosas
consigo mismo, con los demás y con el me-
dio que le rodea.
Según la especialista en educación
preescolar, Licenciada Ana Isabel Fonseca,
el período de edad entre los cuatro y cinco
años de vida del niño es como un puente,
dado que constituye la suma de logros del
bebé y el potencial increíble del niño más
grande. De esta manera, el niño se siente
poderoso, está haciendo una identificación
de sí mismo, y por esta razón es capaz de
decirle a la maestra, no quiero, no me da la
gana, como al instante decir niñita perdó-
name, te amo (Comunicación personal,
marzo 15, 2000).
Al respecto, el pediatra Jorge Ureña
señala que éste es un niño que quiere tocar
y probar lo que está a su alrededor, por lo
que en ocasiones llega a tener ciertos con-
flictos con sus padres, quienes deben saber
manejarlo, porque si no acabarían dicién-
dole no a todo lo que el niño realiza desde
que se levanta hasta que se acuesta, por
ejemplo: no haga, no toque, no vea, cuida-
do se va en el hueco, cuidado con la bicicle-
ta; por esta razón recomienda que los pa-
dres busquen un balance para manejar los
límites sin coartar la curiosidad del niño
(Comunicación personal, abril 17, 2000).
El neurodesarrollista Luis López,
agrega que el niño de cuatro a cinco años
prueba diariamente, es el chiquillo típico
de no haga eso. A esta edad puede ser un
niño berrinchoso oposicional, que saca de
casillas a todo mundo, el que dice “yo no
quiero”, “yo no como”, el que le punza los
ojos a los hermanos, etc; es un niño difícil,
capaz de imponerse. Según este especia-
lista a esta edad el niño aún no tiene re-
glas establecidas, apenas las está constru-
yendo en su relación con la gente (Comu-
nicación personal, abril 19, 2000).
Fonseca, explica que este niño es
muy dado al berrinche, porque deja de ser
bebé y se integra a un grupo mayor. Por
eso ella considera que el área afectiva es la
más vulnerable, porque el infante aún no
ha dejado el calor de los pañales y todavía
requiere el calor del afecto del adulto que
pueda en un momento u otro alzarlo, aca-
riciarlo e inclusive hasta cantarle. Pero de
pronto, ya no quiere ser ese bebé, precisa-
mente por eso es que se les llama los ado-
lescentes del nivel preescolar, porque no
173
son bebés, pero tampoco son grandes. Se-
gún esta especialista la etapa entre cuatro
y cinco años es un período transitorio bas-
tante fuerte, es como una “pubertad” en
medio de la niñez (Comunicación personal,
marzo 15, 2000).
Al respecto la psicóloga Ana Teresa
León afirma que a esta edad el niño sigue
demandando una enorme cantidad de aten-
ción, necesita de contacto y afecto físico
(Comunicación personal, mayo 17, 2000).
Según Fonseca, estos niños son sumamen-
te sensibles y perciben mucho la aceptación
del adulto hacia ellos, razón por lo cual di-
cha aceptación es muy importante (Comu-
nicación personal, marzo 15, 2000).
Por su parte López expresa que este
es un período que toma desprevenido a los
adultos, porque todavía no esperan que el
niño reaccione como un individuo de cua-
tro años. Aunque no cuestiona tanto de
manera verbal, a nivel de estructura inter-
na del cerebro, de mapas neurales prácti-
camente todo lo tiene configurado, enton-
ces empieza a cuestionar su mundo por
medio de un lenguaje telegráfico (Comuni-
cación personal, abril 19, 2000).
León señala que entre los cuatro y
cinco años el niño inicia una etapa de iden-
tificación con la figura materna y paterna,
cuyo proceso es complejo porque el niño y
la niña inician una etapa de despegue de
la madre, para identificarse con el padre.
A esta edad el papel del padre en el caso de
los varones es muy importante (Comunica-
ción personal, mayo 19, 2000).
López considera que este grupo de
edad suele ser muy heterogéneo en pa-
trones de desarrollo, por eso se le debe
ayudar a estructurar reglas. Los niños
entre cuatro y cinco años pueden sufrir
de aislamiento por las condiciones de la
sociedad, ya que tienen pocas posibilida-
des de actuar con otros niños de su mis-
ma edad, porque generalmente permane-
cen en su casa, al no asistir a un centro
infantil (Comunicación personal, abril
19, 2000).
Este especialista señala que el niño
de cuatro a cinco años aún conserva par-
te del egocentrismo típico de los tres años,
su mundo ya no es una extensión de su
cuerpo y quiere explorar todas las cir-
cunstancias a su alrededor, de ahí su opo-
sicionalidad, porque quiere investigar ese
mundo externo y quiérase o no empieza a
explorarlo, pero no a nivel motor (tocar,
sentir, etc.), sino, una exploración en el
orden de lo mental, en el orden de lo neu-
ropsicológico, por eso lo que más contribu-
ye en este proceso es el desarrollo del len-
guaje y la comunicación. Dada esta cir-
cunstancia al infante le resulta difícil ver
las situaciones desde el punto de vista de
los demás. No obstante, es de mentalidad
vivaz y muy activo, por lo que se vuelve
muy versátil.
Teóricamente se plantea que duran-
te este período el niño se muestra más in-
dependiente del adulto, se alimenta, se
viste, se desviste, y se baña sólo; se cepilla
los dientes y no requiere de la ayuda del
adulto para usar el baño o escoger su ropa,
no obstante, López (Comunicación perso-
nal, abril 19, 2000) indica que esta situa-
ción no significa que se deba dejar al niño
solo, sino que hay que brindarle cierta su-
pervisión. Esta circunstancia de indepen-
dencia según lo manifiesta el pediatra
Ureña (Comunicación personal, abril 17,
2000) también se visualiza porque los pa-
dres empiezan a dejar que el niño realice
ciertas actividades solo, porque han adqui-
rido confianza en él, o viene o ya ha llega-
do un hermanito.
Según León (1998) el niño de cuatro
a cinco años es capaz de recoger sus jugue-
tes y disfruta de colaborar en algunas ta-
reas domésticas como poner la mesa, lavar
los platos, recoger ropa sucia y barrer, en-
tre otras. Además la hora de acostarse y
dormir ya no es un problema, pues se en-
cuentra en una etapa de incorporación de
rutinas. Algunas veces manifiesta conduc-
tas agresivas, aunque su propósito no es
totalmente claro.
Revista Educación 26(1), 2002
174 Revista Educación 26(1), 2002
La teoría señala que durante este pe-
ríodo al niño le gusta practicar el juego soli-
tario y el juego paralelo, sin embargo empie-
za a hacerse evidente los primeros rasgos
del juego de asociación donde hay mayor in-
teracción con sus iguales compartiendo el
material de juego. A esta edad los niños
también comienzan a manifestar gusto por
los juegos competitivos y disfrutan mucho
de las dramatizaciones.
Al respecto Fonseca agrega que a los
niños de esta edad les gusta estar con sus
iguales, participan con ellos, ya saben que
pertenecen a un grupo, lo entienden con
bastante claridad, sin embargo son retado-
res entre ellos mismos. En ocasiones los
niños y las niñas tienden a separarse de
acuerdo al sexo y organizarse en grupos de
tres o cuatro personas (Comunicación per-
sonal, marzo 15, 2000).
Según López el juego empieza a tener
significado, y se convierte en un elemento
central de la vida del niño, porque al usar
sus juguetes les da significados, y depen-
diendo de la manera como los utilice el
adulto puede entender algunas de las situa-
ciones que vive el niño en su cotidianeidad
(Comunicación personal, abril 19, 2000).
Para López (Comunicación personal,
abril 19, 2000) este es el momento funda-
mental de establecer reglas, dado que los
niños andan en busca de límites, por eso es
importante ofrecerles un ambiente estruc-
turado, es decir, “darles libertad dentro de
una estructura”. En este sentido reco-
mienda que los límites deben ser muy cla-
ros, desde luego sin establecer reglas que
ellos no puedan comprender.
Al respecto añade que en este perio-
do se les debe permitir a los niños la posi-
bilidad de investigar y el adulto tiene que
tener capacidad para dejar que exploren y
establecer los límites en el momento en
que se haga una transgresión. Señala que
no se deben poner los límites desde antes,
ya que esto puede limitar la creatividad
del niño, es el adulto quien debe tenerlos
claros para actuar en el momento preciso.
Asimismo, manifiesta que a esta
edad se le debe dar la oportunidad al niño
de resolver en alguna medida sus proble-
mas, pues tiene que aprender a enfrentar
y a sentir las consecuencias de lo que ha-
ce. No obstante, debe evitarse la agresión
infantil, pues por las características de es-
te grupo de edad, los niños podrían estar
expuestos a la misma, ya que algunos pa-
dres encuentran dificultad para comuni-
carse eficazmente con sus hijos.
López agrega que durante la etapa
de los cuatro a cinco años, el niño demues-
tra un período de creatividad extraordina-
ria, se puede sentar con un juguete y ar-
mar una historia, ya no depende tanto de
sus papás, y se le tiene que brindar el es-
pacio para que él cree su propio mundo.
También señala que el niño de esta edad
tiene una capacidad de acomodo extraordi-
naria, por ejemplo si se le muere el papá o
la mamá, para el niño podría no tener tan-
to significado porque aún no ha estructu-
rado una serie de lazos que un niño de seis
años ya pudo haber hecho.
Área psicomotriz
Para Cobos, (1997) el desarrollo psi-
comotor se encuentra entre lo estrictamen-
te madurativo y lo relacional, o sea que tie-
ne que ver tanto con leyes biológicas como
con aspectos interactivos susceptibles de
estimulación y de aprendizaje. Para esta
autora, la meta del desarrollo psicomotor
está dirigida hacia el control del propio
cuerpo, involucrando la acción, que le per-
mite al niño entrar en contacto con los ob-
jetos y las personas a través del movimien-
to; y la representación del cuerpo que tiene
que ver con el desarrollo de los procesos.
Según se plantea en el programa de
estudios del Ciclo de Transición este desarro-
llo psicomotor involucra tanto la actividad
psíquica como la actividad motora e integra
complejos procesos de movimiento, acción y
organización psicológica. (MEP, 1996).
175
Cobos (1997) señala que el desarro-
llo psicomotor se manifiesta en psicomotri-
cidad gruesa y psicomotricidad fina. La
primera se refiere a la coordinación de
grupos musculares grandes que involu-
cran actividades como equilibrio, locomo-
ción y salto. La segunda hace referencia a
la actuación de grupos musculares peque-
ños, principalmente aquellos que contro-
lan los movimientos de los dedos.
Esta autora manifiesta que es im-
portante contemplar que el proceso de de-
sarrollo psicomotor se ajusta a la ley céfa-
lo-caudal y a la ley próximo-distal, por eso
es que el niño controla inicialmente las
partes del cuerpo que están más cerca de
la cabeza y del eje corporal.
Desde esta perspectiva el nivel ini-
cial tiene la tarea de favorecer el desarro-
llo motor en sus tres categorías: locomotor
(se refieren a una secuencia de movimien-
tos con un tiempo y un espacio determina-
do que requieren desplazarse de un lugar
a otro); manipulativo (combinación de mo-
vimientos con un espacio y tiempo deter-
minados que involucran al individuo con
un objeto) y estabilidad (habilidad de man-
tener el equilibrio en relación con la fuer-
za de gravedad), se parte del conocimiento
del cuerpo, la relación entre éste, el espa-
cio y los objetos; entre sí mismo y los de-
más. Estas adquisiciones contribuyen al
mejoramiento de la estructura corporal y
al fortalecimiento de aspectos cognitivos y
afectivos (Arce y Rivera, 1988; Gallahue,
1982, MEP, 1996).
Según la Licenciada Marielos Mon-
ge, profesional en el área de educación fí-
sica, antes de los dos años, el niño se en-
cuentra en la etapa de movimientos rudi-
mentarios, y entre los dos y seis años se
encuentra en la etapa de patrones básicos
de movimiento, donde para cada uno de
los patrones pueden encontrarse tres fa-
ses: la fase inicial (primeros intentos ob-
servables de movimientos en los niños), la
fase elemental (período de mayor coordi-
nación y control motor) y la fase madura
(movimiento integrado), de acuerdo con es-
ta división los niños con edades entre cua-
tro y cinco años puede decirse que están en
un período de transición entre la fase ini-
cial y la fase elemental (Comunicación per-
sonal, mayo 18, 2000).
Desde el punto de vista del pediatra
Ureña, el niño alrededor de los cuatro o
cinco años ya tiene desarrollado el sistema
nervioso, por lo que está en capacidad de
caminar adecuadamente, correr, brincar,
subir a los árboles, al tobogán, y practicar
algunas actividades deportivas. Este espe-
cialista considera que a esta edad la activi-
dad motora es una manera de expresión
muy importante para el niño, por lo que
recomienda no limitarle el ejercicio físico
(Comunicación personal, abril 17, 2000).
El doctor Luis López expresa que en
términos neuromotores el niño de esta
edad ya está completamente desarrollado,
únicamente sigue especializando los movi-
mientos porque los procesos de mieliniza-
ción son muy activos y aún hay aspectos
por madurar (Comunicación personal,
abril, 19, 2000).
León (1998) manifiesta que durante
esta etapa el desarrollo físico refleja menos
cambios que en las etapas anteriores. El
desarrollo motor es más lento, más variado
y más dependiente de los estímulos y las
prácticas, contrasta con la intensidad y ve-
locidad del desarrollo mental. Agrega, ade-
más, que el cuerpo del niño de esta edad se
va asemejando cada vez más al del adulto:
el crecimiento de su cabeza disminuye en
relación con el resto del cuerpo y las extre-
midades inferiores crecen con más rapidez.
Esta autora señala que a esta edad
las actividades motoras gruesas ocupan
gran parte del tiempo del pequeño, pero
también ya comienzan a evidenciarse perío-
dos un poco más largos de “tranquilidad”.
En estos períodos de quietud los niños co-
mienzan a realizar diferentes actividades
manuales, muestran por éstas un entusias-
mo y dedicación similar al que manifiestan
por las actividades de motricidad gruesa.
Revista Educación 26(1), 2002
176 Revista Educación 26(1), 2002
Para la Licenciada Ana Isabel Fon-
seca, especialista en Educación Preescolar,
a los cuatro años los niños tienen una mar-
cha bastante poderosa, son ágiles, corren,
saltan, se mueven para todo lado. Tam-
bién les agrada caminar sobre barras, y
balancearse, buscando saciar la sensación
de desequilibrio buscando el equilibrio.
Según esta especialista el activismo que
caracteriza a estos niños los lleva a can-
sarse con facilidad, entonces es común que
pronto quieran merendar, o saciar su sed,
pues no dejan de moverse, es común verlos
sentados comiendo y moviendo su cuerpo o
algún objeto (Comunicación personal,
marzo 15, 2000).
A continuación se describen algunos
rasgos importantes en relación con el de-
sarrollo psicomotor de los niños con eda-
des entre cuatro y cinco años, contemplan-
do aspectos tanto de psicomotricidad grue-
sa como de psicomotricidad fina.
Psicomotricidad gruesa
La Licenciada Monge señala que en-
tre los cuatro y cinco años se puede espe-
rar que un niño realice patrones básicos de
movimiento como caminar y correr en una
fase aún no madura. Al respecto reco-
mienda propiciar experiencias donde el ni-
ño ejercite estos movimientos desplazán-
dose por el espacio en diversas direcciones,
niveles y ritmos, en combinación con otras
partes del cuerpo e imitando animales.
Esta especialista indica que a esta
edad el infante también es capaz de saltar
(salir del suelo con los dos pies juntos pa-
ra caer sobre los dos pies en el mismo mo-
mento) y brincar (salir del suelo con un pie
para caer sobre el mismo pie o sobre otro
pie, la caída debe ser sobre un único pie),
no obstante, señala que un niño de esta
edad podría no comprender los vocablos
“saltar” y “brincar”, por lo que al solicitar-
le realizar cualquiera de estos movimien-
tos es necesario relacionar la instrucción
con algún objeto o animal que lo haga.
En cuanto a las actividades que su-
giere para desarrollar estos movimientos,
Monge manifiesta que se pueden realizar
también en diferentes direcciones, niveles
y velocidades; y se pueden complementar
con imitación de animales y en el caso del
salto puede practicarse desde una altura
no mayor a los 25 centímetros (Comunica-
ción personal, mayo 18, 2000).
En relación con los patrones de mo-
vimiento de galope, trote, caballito y des-
plazamiento, esta profesional señala que
éstos son combinaciones de los patrones
básicos de caminar, correr, brincar y sal-
tar, por lo que el niño con edad entre cua-
tro y cinco años sólo los puede realizar en
un nivel inicial, ya que aún dichos patro-
nes básicos no están maduros.
La Licenciada Monge además ex-
plica que entre los cuatro y los cinco
años, los movimientos manipulativos co-
mo lanzar, apañar y patear, también se
encuentran en una etapa de movimiento
aún no maduro, por lo que el niño puede
intentar realizarlos pero aún debe per-
feccionar la ejecución de los mismos. Es-
ta especialista recomienda practicar los
patrones de lanzar y apañar en diferen-
tes niveles y distancias, primero con dos
manos y luego con una. El patrón de pa-
tear se puede desarrollar aprovechando
el espacio general.
Por último, en lo que respecta al de-
sarrollo psicomotriz grueso de los niños
con edades entre cuatro y cinco años, la Li-
cenciada Monge recomienda enfocar la
atención hacia algunos aspectos comple-
mentarios del desarrollo de movimientos
básicos como los siguientes:
• Prestarle atención a la postura que
adopte el niño y a los movimientos
que realiza.
• Estimular las destrezas que llevan a
una adecuada madurez visual.
• Estimular el área afectiva del niño.
• Utilizar adecuadamente con los ni-
ños los conceptos motrices.
177
• Ejercitar el patrón de equilibrio en
sus modalidades de equilibrio estáti-
co (arriba de un balancín) y equilibrio
dinámico (caminar sobre una viga).
• Favorecer el concepto de esquema
corporal para un mejor desempeño
motriz.
Psicomotricidad fina
Según los resultados obtenidos en las
investigaciones realizadas con niños costa-
rricenses por Guevara (1988) y Díaz y Ro-
dríguez (1997), relacionadas con el desarro-
llo psicomotriz, se puede esperar que un ni-
ño entre cuatro y cinco años realice activida-
des de motricidad fina como las siguientes:
• rasgar y arrugar pliegos o pedazos
grandes de diferentes tipos de papel.
• amasar y modelar utilizando dife-
rentes materiales: masa, harina, ar-
cilla, arena, plasticina, entre otros.
• dibujar en espacios grandes sobre
papel, pizarras, pavimento, entre
otros, con materiales como: dactilo-
pintura, témpera y pincel grueso, ti-
zas y crayolas gruesas, marcadores y
lápices de color gruesos, entre otros.
En algunos casos pueden dibujar un
círculo y hasta imitar trazos vertica-
les y letras.
• engomar sobre superficies amplias
con los dedos o con un pincel grueso.
• doblar libremente diferentes tipos y
tamaños de papel, y en algunos ca-
sos ya pueden doblar de manera diri-
gida un cuadrado de papel para for-
mar un triángulo.
• utilizar la tijera para recortar libre-
mente diferentes tipos de papel y en
algunos casos pueden recortar sobre
una línea.
• construir torres con seis bloques, ar-
mar rompecabezas de seis a nueve
piezas, vaciar líquidos de una botella
a un vaso, ensartar cuentas de tama-
ño mediano.
• abotonar su ropa, cepillarse los dien-
tes, vestirse y desvestirse sin ayuda,
doblar y guardar la ropa, peinarse
sin ayuda, poner la mesa y regar las
plantas.
• según Lowenfeld (1980), el niño de es-
ta edad es capaz de representar la figu-
ra humana por medio de un monigote.
Área cognitiva
Esta área del desarrollo humano in-
volucra el proceso mediante el cual el niño
va adquiriendo conocimientos acerca de sí
mismo, de los demás y del mundo en que
vive, incluye también el estilo que tiene
para aprender y para pensar e interpretar
las cosas. En este proceso el lenguaje jue-
ga un papel muy importante porque con-
templa todas las conductas que le permi-
ten al niño comunicarse con las personas
que le rodean.
Mira (1989) plantea que el niño prees-
colar pasa por tres estadios en el desarrollo
de las estructuras del pensamiento. Prime-
ro se ubica el estadio del pensamiento pre-
conceptual, en el que el niño adquiere la
función simbólica mediante la cual sustitu-
ye la realidad por un mundo ficticio. Luego
el niño pasa por el estadio del pensamiento
intuitivo, donde por medio de la intuición
considerada como la lógica de la primera in-
fancia, el niño logra la interiorización de las
percepciones en forma de imágenes repre-
sentativas y de las acciones en forma de ex-
periencias mentales. Por último se encuen-
tra el estadio de operaciones concretas, que
corresponde aproximadamente a la entrada
del niño a la escuela primaria, donde se
coordinan los esquemas intuitivos y apare-
cen agrupados en una totalidad.
Interpretando a esta autora, puede
decirse que el niño con edad entre cuatro y
cinco años está en un período de transición
entre el estadio de pensamiento precon-
ceptual y el estadio de pensamiento intui-
tivo, para el cual ella define las siguientes
características:
Revista Educación 26(1), 2002
178 Revista Educación 26(1), 2002
• La formación de conceptos se da a
partir de experiencias con material
concreto: el niño construye los con-
ceptos primarios partiendo de la rela-
ción que establece con experiencias
concretas basándose en la acción y
apoyándose en la percepción. Los pri-
meros conceptos cuantitativos los ela-
bora mediante parejas de contraste:
más-menos, muchos-pocos, grande-
pequeño, alto-bajo, entre otros.
• Pensamiento irreversible: a pesar de
que la intuición es una acción inte-
riorizada, no es reversible, ya que en
el plano de la representación es más
difícil invertir las acciones, además
la reversibilidad supone la noción de
conservación.
• Falta de conservación: el niño, en este
período, aún no puede comprender
que la cantidad, continua o discreta,
se conserva a pesar de las modificacio-
nes en las configuraciones espaciales.
• Primacía de la percepción: el esque-
ma intuitivo permite hacer compara-
ciones entre cantidades, y establecer
criterios de equivalencia o diferencia.
Sin embargo, estas comparaciones
son perceptivas, es decir, dependen
de la correspondencia óptica, pues en
el momento en que se altera la confi-
guración espacial, desaparece la
equivalencia, por lo que aplica una
comparación perceptiva del espacio
ocupado. El niño dice, por ejemplo, al
variarle la presentación de una bola
de plasticina por una figura alarga-
da: “hay más porque es más largo”.
• Paso de una centración simple a dos
centraciones sucesivas: por ejemplo,
corrige o sustituye la centración so-
bre la altura: “hay más porque es
más alto” por una descentración so-
bre la amplitud: “hay menos porque
es más delgado”, pero todavía consi-
dera ambas relaciones alternativa-
mente y no al mismo tiempo.
Esta caracterización referida por Mira
(1989), corresponde a lo que Piaget denomi-
na nivel de conocimiento preoperacional, el
cual se caracteriza porque los niños aún no
pueden invertir las operaciones cognosciti-
vas y les resulta difícil asimilar más de un
aspecto de una misma situación de manera
simultánea, y manifiestan todavía un poco
de dificultad para manejar la representación
simbólica de los objetos; razón por la cual
mantienen relación con conceptos de objetos
reales o concretos como animales u objetos
visibles y palpables (Reys et al. 1984).
De acuerdo con los niveles de desa-
rrollo del aprendizaje caracterizados por
Bruner (s.f.), citado por Reys, esta etapa
corresponde al nivel de las representacio-
nes, que se caracteriza por la manipula-
ción, construcción y organización de los ob-
jetos del mundo real, por medio de la inte-
racción directa.
Al respecto la Máster Ana Teresa
León (Comunicación personal, mayo 17,
2000) señala que existe muy poca informa-
ción costarricense en relación con los concep-
tos que adquieren los niños de edades entre
cuatro y cinco años, sin embargo, agrega que
tomando como base la Asociación Nacional
de Educación de Niños Pequeños de Estados
Unidos, se sugiere que a esta edad no se uti-
lice material gráfico, porque el proceso cog-
nitivo que el niño está desarrollando debe gi-
rar en torno a objetos reales. De esta mane-
ra, para que se dé un proceso educativo per-
tinente es importante tener claro qué con-
ceptos dominan los niños y a partir de esta
situación ofrecerle oportunidades para la
construcción de nuevos conceptos por medio
de experiencias vivenciales.
Dienes, citado por Reys (1984), señala
que esta edad constituye un período de tran-
sición entre el nivel de juego libre, en el que
el niño interactúa directamente con mate-
riales concretos y el ambiente, y el nivel de
generalización, donde patrones, aspectos re-
gulares y comunes son observados y abstraí-
dos por medio de diferentes modelos.
Partiendo de estas características, la
teoría menciona que los niños entre cuatro
179
y cinco años pueden establecer relaciones
entre objetos, agrupándolos por color, for-
ma, textura o tamaño. También, según lo
señala la especialista en Educación Prees-
colar, Licenciada Ana Fonseca, se intere-
san por la adquisición de la numeración,
aunque teóricamente se sostiene que el
concepto de número todavía se encuentra
en proceso de construcción. La Licenciada
Fonseca manifiesta que estos niños son co-
leccionadores a medias, porque aún no tie-
nen la capacidad de sistematizar lo que
traen al aula, su interés es momentáneo, en
el sentido que se sacian con rapidez, o sus
intereses pueden sustituirse fácilmente
(Comunicación personal, marzo 15, 2000).
Esta profesional también indica que
a esta edad los niños son sumamente ima-
ginativos, tienen gran facilidad para crear,
para convertirse en cualquier cosa, todavía
su fantasía es muy fuerte. Ella considera
que a esta edad es muy importante el dra-
ma, el juego simbólico y la experimenta-
ción. Al respecto Rojas (1998) señala que
entre los cuatro y cinco años el niño emplea
el juego como medio para el aprendizaje.
Por otro lado, Fonseca (Comunica-
ción personal, marzo 15, 2000) apunta que
según lo observado en su experiencia como
supervisora de práctica docente, los niños
entre cuatro y cinco años demuestran pe-
ríodos de atención que pueden oscilar entre
15 y 20 minutos en una misma actividad.
En cuanto al desarrollo lingüístico se
sostiene que los niños de esta edad ya han
adquirido las principales reglas gramati-
cales de su lengua materna. El neurodesa-
rrollista Luis López, manifiesta que el len-
guaje está prácticamente estructurado
desde el punto de vista sintáctico y morfo-
lógico, aunque la combinación que el niño
hace es relativamente escasa, porque utili-
za oraciones de tres o cuatro palabras (Co-
municación personal, abril 19, 2000).
Este especialista expresa que a es-
ta edad se espera que el niño tenga una
estructura en términos fonológicos y sin-
tácticos muy similar a la de un adulto,
pues a partir de ahí lo que empieza es a re-
llenar, a cargar mapas cerebrales de len-
guaje con un aumento de significados y vo-
cabulario, pero en términos de organiza-
ción de lenguaje, ya está desarrollado.
También señala que entre los cuatro y cin-
co años el niño puede contar una historia
dándole un carácter absolutamente real,
por lo que se convierte en un cuentacuen-
tos extraordinario. Puede sentarse frente
al cepillo o la muñeca y contar una histo-
ria que sorprende al adulto, ya hay una
prosodia, ya no llama al papá, a la mamá o
a los amigos de igual manera, sino que le
impregna emoción a lo que dice.
Según López, el cerebro y el lenguaje
son las estructuras que más se desarrollan
a esta edad. Si se quiere que un niño ten-
ga una buena estructura de lengua mater-
na, este es el momento para estimularla y
reforzarla, él no recomienda la enseñanza
de un segundo idioma hasta que este proce-
so no haya concluido. En este sentido con-
sidera que si un niño llega a los cinco años
y todavía no ha desarrollado un lenguaje
que sea funcional en términos de comunica-
ción, el pronóstico es considerablemente os-
curo para él. Sostiene que a pesar de que
teóricamente se podrían diagnosticar tras-
tornos de lenguaje y comunicación antes de
los cuatro años, es justamente en este gru-
po de edad en el que con más frecuencia se
diagnostica un problema de este tipo, por-
que generalmente es el momento donde los
adultos reaccionan con preocupación (Co-
municación personal, abril, 19, 2000).
Por otro lado, la Master Marielos
Murillo (2000), especialista en Lingüística,
manifiesta que actualmente resulta difícil
caracterizar el lenguaje por edades, dado
que algunos niños de cuatro años ya tienen
un dominio de la lengua que antes se espe-
raba para un niño de seis años, esto, por-
que tiene mucha estimulación, además la
evolución de la especie humana también in-
fluye. En este sentido ella recomienda hacer
un diagnóstico para identificar por dónde va
el niño y así definir qué trabajar con él.
Revista Educación 26(1), 2002
180 Revista Educación 26(1), 2002
No obstante, esta especialista expresa
que en términos generales los niños de esta
edad manejan una estructura básica de su
lengua y un vocabulario básico, el cual es
bastante concreto, ya que pueden utilizar ex-
presiones como ésta es la caja de un cassette,
pero no así términos como democracia o soli-
daridad que representan cuestiones intangi-
bles. Respecto del vocabulario que utilizan,
la especialista lo cataloga de carácter contex-
tual, es decir del medio que los rodea: su au-
la, su casa, su comunidad, y enfatizan que el
desarrollo del lenguaje depende en gran me-
dida de la estimulación que se le brinde al ni-
ño (Comunicación personal, abril 6, 2000).
En cuanto a la sintaxis que manejan
los niños de esta edad, Murillo (2000) se-
ñala que utilizan oraciones simples, siendo
muy descriptivos, ya que aún no poseen la
capacidad cognitiva para planificar un dis-
curso narrativo, mucho menos para antici-
par lo que el otro interlocutor va a decir,
especialmente porque todavía conservan
características de una personalidad ego-
céntrica, lo que en ocasiones permite ob-
servar a un niño hablar de sus cosas inde-
pendientemente de lo que expresa el otro
interlocutor, esto porque no puede asumir
la posición de la otra persona, a pesar de
que se inicia en el juego cooperativo.
Según Cassany (1997), lo anterior le
impide conducir un discurso y dar por ter-
minada una conversación, ya que el niño
de esta edad habla de lo que siente, de lo
que vive en ese momento o de lo que imagi-
na, y lo habla el tiempo que desea, el tiem-
po que siente gozo y placer por lo que rea-
liza, pues tal y como lo reafirma Fonseca
(2000), estos niños son conversadores, pero
terminan su conversación cuando se termi-
nó el interés de lo que querían comunicar.
Sin embargo, Cassany (1997) señala
que el niño entre los cuatro y cinco años
está en capacidad de iniciar o proponer un
tema, ésto se observa en sus juegos, y en
los salones de clase cuando el niño deman-
da conversar de un tópico específico que le
llama la atención. Además puede negociar el
significado de su discurso, al seleccionar el
nivel de explicación y evaluación del mismo.
Con respeto de la habilidad lingüísti-
ca de recepción, el autor señala que los ni-
ños de cuatro a cinco años por las habilida-
des logradas hasta el momento, por su ca-
pacidad cognitiva y su desarrollo, no están
listos por el momento para poner en prácti-
ca las microhabilidades de reconocer y de
segmentar lo que se le dice en sonidos, pa-
labras, verbos, etc. A esta edad el niño no
tiene un dominio sintáctico que le permita
reconocer los fonemas, morfemas y pala-
bras en forma aislada dentro de su lengua.
Esta misma situación lo limita para
distinguir las ideas relevantes de un dis-
curso, discriminar lo importante de una
frase o relato dicho, o entender los supues-
tos o las frases con doble sentido. También
le es difícil comprender la estructura del
discurso, anticiparse al actuar de su inter-
locutor y tratar de hacer inferencias con
respecto de la persona o personas que están
con él y de lo que se dice en ese momento.
Por el contrario, a los cuatro años el
niño es capaz de comprender un mensaje
claramente si éste parte del conocimiento
del lenguaje que posee, puede entender lo
que se le dice si no existe un gran listado
de peticiones que lo confundan.
En cuanto a los interlocutores con
los cuales se comunican estos niños, el pe-
diatra Jorge Ureña, manifiesta que suelen
comunicarse bastante bien con sus igua-
les, pero a veces rehúsan comunicarse con
la gente adulta, por ejemplo se niegan a
saludar o a despedirse (Comunicación ver-
bal, abril 17, 2000).
En relación con la adquisición de fo-
nemas, la especialista Murillo (2000) ma-
nifiesta que desde los tres años el niño ya
domina las vocales y los sonidos nasales de
la /m/, la /ñ/, la /l/. Y a partir de los cuatro
años la /r/ cuando pertenece a una comuni-
dad de vibrante múltiple como Guanacaste.
También señala que en el Valle Central
los niños de esta edad no manejan ni la /r/ ni
la /f/, pues les son más difíciles de pronunciar,
181
por eso en algunos casos los sustituyen por
otros fonemas, por ejemplo callo por carro.
Considera, de acuerdo con sus inves-
tigaciones, que los fonemas que les resultan
más fáciles a todos los niños cuya edad osci-
la entre cuatro y cinco años son los siguien-
tes: /b/, /p/, /m/, /t/, /d/, /k/, /g/, /j/, /ch/, /y/.
Respecto de la utilización del lenguaje,
algunos especialistas sostienen que el niño de
esta edad es conversador y ruidoso, combina
las palabras con la acción al hablar, y disfru-
ta de juegos verbales. Al respecto, Fonseca
(2000) manifiesta que los niños de edades en-
tre cuatro y cinco años son grandes maneja-
dores del lenguaje porque lo han descubierto,
lo han ido sistematizando en una comunica-
ción más aceptada socialmente, entonces in-
tegran con gran gusto y placer nuevas pala-
bras, juegan con los sonidos. Tal vez esto se
puede relacionar con características de las
edades anteriores cercanas, pero ya no es la
exploración motora propia del bebé, ahora lo
que hace es integrar palabras o hasta inven-
tarlas. Esto lo acompaña con la explosión
motora, entonces, no solamente hablan sino
que lo gesticula, hay una integración muy pu-
ra entre el lenguaje verbal y gestual.
Esta especialista también señala que
estos niños muestran una expresión gráfica
muy comparativa con la adquisición del len-
guaje oral, buscan una simbolización, co-
mienzan a establecer relaciones con la reali-
dad y sus dibujos tienen una identidad defi-
nida. Además, les gusta imitar la letra con-
vencional, les gusta escribir, porque tienen
un gran interés de entrar al mundo adulto.
Para esta educadora el fortalecimiento
del desarrollo integral del niño con edad entre
cuatro y cinco años puede abordarse a partir
del movimiento y del lenguaje, pues constitu-
yen el medio expresivo más rico que tiene pa-
ra explorar el mundo y para comunicarse.
Conclusión
Como puede apreciarse el niño con
edad entre cuatro y cinco años está en un
periodo de transición en lo que respecta a
su desarrollo; ha dejado de ser un “bebé”
pero todavía no es un niño “grande”, es por
esta razón que requiere una atención y un
trato particular, procurando sobretodo for-
talecer su autoestima, la seguridad en sí
mismo y la posibilidad de establecer rela-
ciones tanto con sus iguales como con los
adultos que le rodean.
Bajo estas circunstancias toda expe-
riencia educativa que se brinde a niños con
estas edades debe partir del conocimiento
de sus características, para poder identifi-
car sus necesidades e intereses reales y
propiciar un proceso educativo pertinente.
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Jeanneth Cerdas Núñez
Docente, del Ministerio de Educación Pública
Ana Polanco Hernández
Profesora de la Escuela de Formación Docente de la Universidad de Costa Rica
Patricia Rojas Núñez
Docente de Educación Preescolar del Miniserio de Educación Pública

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  • 1. Educación ISSN: 0379-7082 revedu@gmail.com Universidad de Costa Rica Costa Rica Cerdas Núñez, Jeanneth; Polanco Hernández, Ana; Rojas Núñez, Patricia El niño entre cuatro y cinco años: características de su desarrollo socioemocional, psicomotriz y cognitivo-lingüístico Educación, vol. 26, núm. 1, 2002, pp. 169-182 Universidad de Costa Rica San Pedro, Montes de Oca, Costa Rica Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=44026114 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
  • 2. Revista Educación 26(1): 169-182, 2002 Introducción El 29 de febrero del año 2000, el Consejo de Educación Superior de nuestro país aprobó el primer Programa de Estu- dio para el Ciclo Materno Infantil, que comprende la atención de los niños y niñas desde su nacimiento hasta su incorpora- ción al Ciclo de Transición. Este programa de estudio se comen- zó a operacionalizar a partir de este mismo año con un plan piloto que involucró 1123 niños y niñas con edades comprendidas entre los cuatro años, seis meses y cinco años, seis meses. Se denomina dicho in- tervalo de edad: Grupo Interactivo II. Con el fin de enriquecer esta pro- puesta del Ministerio de Educación Públi- ca, se consideró oportuno, en el marco del Programa de Maestría en Planificación Cu- rricular de la Universidad de Costa Rica, establecer un perfil teórico del infante cos- tarricense cuya edad oscila entre cuatro y cinco años, para determinar sus principa- les características de desarrollo socioemo- cional, psicomotriz y cognitivo-lingüístico. Fue así como surgió el presente tra- bajo cuyo objetivo fundamental es brin- darle al docente de educación inicial que atiende este grupo de edad, información básica que le permita identificar la etapa del desarrollo en que se encuentran estos El NIÑO ENTRE CUATRO Y CINCO AÑOS: CARACTERÍSTICAS DE SU DESARROLLO SOCIOEMOCIONAL, PSICOMOTRIZ Y COGNITIVO-LINGÜÍSTICO Jeanneth Cerdas Núñez Ana Polanco Hernández Patricia Rojas Núñez Resumen: Este artículo corresponde a un perfil teó- rico del infante costarricense cuya edad oscila entre cuatro y cinco años. Contempla algunas de las carac- terísticas del desarrollo socioemocional, psicomotriz y cognitivo-lingüístico de esta población. Su propósito es enriquecer el Programa de Estudio del Ciclo Materno Infantil propuesto por el Ministerio de Educación Pública, brindando al docente que atiende infantes del Grupo Interactivo II, información básica que le permita identificar la etapa del desarrollo en que se encuentran estos niños, de manera que les pue- da ofrecer un proceso educativo acorde a sus necesida- des e intereses. La caracterización que se expone se definió con el aporte de diversos especialistas en el campo de la sa- lud y la educación. Razón por la cual los datos pre- sentados no estuvieron sujetos a estandarización al- guna, sino que se describen con base en el conocimien- to y la experiencia de cada uno de los profesionales ci- tados. Se complementa la información con la teoría que aporta la bibliografía existente con respecto al de- sarrollo del niño. Para efectos de presentación, el perfil que se describe se ha dividido en cuatro apartados: características ge- nerales del desarrollo físico, área socioemocional, área psicomotriz y área cognitivo-lingüística. Recibido 18-III-2002 • Aceptado 09-IV-2002
  • 3. 170 Revista Educación 26(1), 2002 niños, para que les pueda ofrecer un pro- ceso educativo acorde a sus necesidades e intereses. Se definió el intervalo de edad entre cuatro y cinco años porque es el que usual- mente manejan los especialistas para efectos de caracterización, el mismo inclu- ye un margen en el desarrollo del niño de seis meses antes y seis meses después de la edad establecida. En términos prácti- cos, esto significa que dicho intervalo in- volucra infantes desde tres años, seis me- ses hasta cinco años, seis meses, rango dentro del cual se ubican los niños del Grupo Interactivo II. La caracterización que se expone se realizó con el aporte de diversos espe- cialistas en el campo de la salud y la educación (neurodesarrollista, pediatra, psicóloga, especialista en educación preescolar, especialista en educación fí- sica y lingüista). La información se recopiló por medio de una entrevista no estructurada, en la que se abordaron las características gene- rales del desarrollo del niño desde la ópti- ca de cada uno de los especialistas. Poste- riormente se organizó la información obte- nida y se complementó con la teoría que aporta la bibliografía existente con respec- to al desarrollo del niño. Dada esta dinámica de trabajo, es importante señalar que los datos que se presentan no estuvieron sujetos a estanda- rización alguna, sino que se describen con base en el conocimiento y la experiencia de cada uno de los profesionales citados y la revisión bibliográfica realizada. Para efectos de presentación, el per- fil que se describe se ha dividido en cuatro apartados: características generales del desarrollo físico, área socioemocional, área psicomotriz y área cognitivo-lingüística. No obstante, es importante señalar que se reconoce al niño como un ser integrado, lo cual implica que su desarrollo también se da de manera integral. Características generales del desarrollo físico Según el neurodesarrollista Luis Ló- pez, en términos del desarrollo humano, los niños entre los cuatro y cinco años se encuentran en la culminación de un perío- do muy importante de desarrollo, pues han logrado una serie de estructuras a nivel neural, muy bien conformadas. A la edad de cuatro años su cerebro es extremada- mente plástico (plasticidad cerebral), en términos de desarrollo de las funciones ce- rebrales, esto permite que si antes de esta edad sucede una situación anormal, como por ejemplo, un daño cerebral, el niño pue- da recuperarse en un alto porcentaje. Ya a los cinco años esta plasticidad cerebral dis- minuye debido a que se han estabilizado los circuitos neuronales que se encargan del cerebro, por ejemplo, los correspon- dientes al lenguaje ya están establecidos (Comunicación personal, abril 19, 2000). El pediatra Jorge Ureña manifiesta que los niños a esta edad ya tienen bien de- sarrollada la visión y la audición, por lo que se recomienda realizar un examen de agude- za visual y una audiometría anualmente. También la dentición está casi completa, ya pueden comer prácticamente de todo. El sis- tema digestivo y enzimático está lo suficien- temente maduro para poder digerir todo tipo de alimento. El peso promedio de estos ni- ños oscila entre 16 y 18 kilos, y la talla entre 105 cm. y 107 cm. Aesta edad, ya deben con- trolar esfínteres, si no lo hacen se recomien- da tomar medidas específicas, incluso acudir a algún médico para hacer una valoración que indique la posible causa del problema (Comunicación personal, abril 17, 2000). La psicóloga Ana Teresa León (1998) señala que la mayoría de los sistemas, en especial el óseo, el muscular y el nervioso ya están funcionando prácticamente de for- ma madura. El tamaño de los huesos au- menta, se endurecen cada vez más y se ace- lera el desarrollo de los músculos grandes,
  • 4. 171 Revista Educación 26(1), 2002 por lo que estos niños pueden demostrar más habilidad en el campo motor. Al res- pecto Mussen (1978) señala que durante este período continúa aumentando su pe- so y estatura, y que por lo general los ni- ños tienden a ser más pesados y las niñas a tener más tejido graso. El doctor Ureña enfatiza que es im- portante observar que el infante física- mente luzca bien, de no ser así ésto puede ser un indicador para el adulto de alguna alteración crónica o maligna que se mani- fiesta en el niño, por ejemplo, si se ve páli- do podría ser una señal de alguna enfer- medad, dado que a esta edad la hemoglobi- na ya debe tener un nivel normal, también si se muestra cansado (Comunicación per- sonal, abril 17, 2000). Este especialista comenta que a es- ta edad es frecuente que las niñas presen- ten problemas de infecciones urinarias, situación que se da porque se entretienen mucho jugando, o por su condición fisioló- gica de la cercanía de la vejiga con el rec- to; principalmente si al ir al baño no se limpian adecuadamente, es decir, no se asean de adelante hacia atrás sino que lo hacen a la inversa, y esto les puede cau- sar las infecciones. Por otro lado manifiesta que cuando los niños hacen su primer ingreso a un centro infantil tienden a contaminarse y a contagiarse de infecciones, porque no es- tán acostumbrados a estar en contacto con niños que presentan una flora bacteriana diferente o que podrían portar algún tipo de virus. Señala el especialista, que de es- ta manera se pueden iniciar las epidemias, y recomienda dejar que los niños las supe- ren naturalmente, es decir, sin suminis- trar medicamento alguno, esto con el pro- pósito de permitirles terminar de desarro- llar la memoria inmunológica. El doctor Ureña también señala que en esta edad los niños son más propensos a contagiarse de enfermedades como la va- ricela, el sarampión, la rubéola, la hepati- tis o lo que se conoce como enfermedades propias de la infancia. Para cada una de ellas existe vacuna, por lo que recomienda que los padres estén pendientes de poner- las a sus hijos en el momento oportuno (Comunicación personal, abril 17, 2000). Según este pediatra, antes de que el niño cumpla los cuatro años suele ser muy controlado por sus padres, principalmente en lo que respecta a su salud, porque en los primeros años se enferma con mayor fre- cuencia. Por ejemplo, en el primer año de vida se enferma de 5 a 7 veces. Ya a los cuatro años el infante va al médico una vez al año para control y para que se le reali- cen exámenes de laboratorio, a esta edad el niño prácticamente no se enferma, sus padres consultan al doctor sólo por algo es- pecial, básicamente por infecciones en las vías respiratorias, por un accidente como trauma de cráneo, o fracturas, o bien por hiporexia psicológica (falta de apetito), lo que es normal a esta edad. Al respecto el doctor explica que el niño en esta etapa casi no come, esto re- presenta un estancamiento fisiológico nor- mal para su edad; el patrón de alimenta- ción a esta edad es que el niño un día come muy bien y otro muy mal, o come muy bien tres días y no lo hace por otros cuatro. Además, su interés por conocer e investi- gar, así como el juego, suelen ser mucho más importante que la comida. En relación con esta situación, la es- pecialista en Educación Preescolar, Licen- ciada Ana Isabel Fonseca, señala que los gustos alimenticios de los niños de acuerdo con lo que ella ha observado en aulas preescolares, van dirigidos hacia el consu- mo de productos que contengan azúcar y mucho líquido (Conversación personal, marzo 15, 2000). El doctor Ureña señala que a esta edad no es recomendable darle exceso de leche al niño para tratar de sustituir algún alimento que no ingiera, porque en alguna forma se neutralizan los micro nutrientes, por ejemplo la absorción del hierro. Si el niño come muy poquito pero se toma un
  • 5. 172 Revista Educación 26(1), 2002 gran biberón o vaso de leche, está neutra- lizando todo el hierro y otros nutrientes que no serán aprovechados, porque los lí- quidos aceleran el vaciamiento gástrico y el proceso de digestión, al pasar rápida- mente por el estómago e impedir el contac- to con las mucosas para ser absorbidos, por eso después se dan las carencias de estos nutrientes (Comunicación personal, abril 17, 2000). El doctor agrega que no es prudente darles vitaminas y preparados a los niños para abrir el apetito, porque lo que hacen es acelerar el cierre de los núcleos de osifi- cación, lo que provoca problemas en su cre- cimiento. Únicamente se recomienda utili- zar este tipo de complementos cuando el niño está recuperándose de una infección, o cuando tiene deficiencias en el desarrollo. Finalmente este especialista enfati- za la importancia de fomentar a esta edad el hábito de una alimentación sana para evitar en la vida adulta enfermedades cró- nicas como por ejemplo las cardiovascula- res, diabetes, u obesidad. En este sentido recomienda a las docentes de este nivel fortalecer en los niños el hábito de comer frutas y verduras, así como la práctica de realizar ejercicio diario; señalando tam- bién la necesidad de trabajar con los pa- dres de familia para crear conciencia y em- pezar a cambiar estilos de vida. Área socioemocional Esta área involucra un proceso me- diante el cual el niño adquiere conductas, y construye creencias, normas, actitudes y valores; propios del medio familiar y cultu- ral en el que se desenvuelve; con el propó- sito de establecer relaciones armoniosas consigo mismo, con los demás y con el me- dio que le rodea. Según la especialista en educación preescolar, Licenciada Ana Isabel Fonseca, el período de edad entre los cuatro y cinco años de vida del niño es como un puente, dado que constituye la suma de logros del bebé y el potencial increíble del niño más grande. De esta manera, el niño se siente poderoso, está haciendo una identificación de sí mismo, y por esta razón es capaz de decirle a la maestra, no quiero, no me da la gana, como al instante decir niñita perdó- name, te amo (Comunicación personal, marzo 15, 2000). Al respecto, el pediatra Jorge Ureña señala que éste es un niño que quiere tocar y probar lo que está a su alrededor, por lo que en ocasiones llega a tener ciertos con- flictos con sus padres, quienes deben saber manejarlo, porque si no acabarían dicién- dole no a todo lo que el niño realiza desde que se levanta hasta que se acuesta, por ejemplo: no haga, no toque, no vea, cuida- do se va en el hueco, cuidado con la bicicle- ta; por esta razón recomienda que los pa- dres busquen un balance para manejar los límites sin coartar la curiosidad del niño (Comunicación personal, abril 17, 2000). El neurodesarrollista Luis López, agrega que el niño de cuatro a cinco años prueba diariamente, es el chiquillo típico de no haga eso. A esta edad puede ser un niño berrinchoso oposicional, que saca de casillas a todo mundo, el que dice “yo no quiero”, “yo no como”, el que le punza los ojos a los hermanos, etc; es un niño difícil, capaz de imponerse. Según este especia- lista a esta edad el niño aún no tiene re- glas establecidas, apenas las está constru- yendo en su relación con la gente (Comu- nicación personal, abril 19, 2000). Fonseca, explica que este niño es muy dado al berrinche, porque deja de ser bebé y se integra a un grupo mayor. Por eso ella considera que el área afectiva es la más vulnerable, porque el infante aún no ha dejado el calor de los pañales y todavía requiere el calor del afecto del adulto que pueda en un momento u otro alzarlo, aca- riciarlo e inclusive hasta cantarle. Pero de pronto, ya no quiere ser ese bebé, precisa- mente por eso es que se les llama los ado- lescentes del nivel preescolar, porque no
  • 6. 173 son bebés, pero tampoco son grandes. Se- gún esta especialista la etapa entre cuatro y cinco años es un período transitorio bas- tante fuerte, es como una “pubertad” en medio de la niñez (Comunicación personal, marzo 15, 2000). Al respecto la psicóloga Ana Teresa León afirma que a esta edad el niño sigue demandando una enorme cantidad de aten- ción, necesita de contacto y afecto físico (Comunicación personal, mayo 17, 2000). Según Fonseca, estos niños son sumamen- te sensibles y perciben mucho la aceptación del adulto hacia ellos, razón por lo cual di- cha aceptación es muy importante (Comu- nicación personal, marzo 15, 2000). Por su parte López expresa que este es un período que toma desprevenido a los adultos, porque todavía no esperan que el niño reaccione como un individuo de cua- tro años. Aunque no cuestiona tanto de manera verbal, a nivel de estructura inter- na del cerebro, de mapas neurales prácti- camente todo lo tiene configurado, enton- ces empieza a cuestionar su mundo por medio de un lenguaje telegráfico (Comuni- cación personal, abril 19, 2000). León señala que entre los cuatro y cinco años el niño inicia una etapa de iden- tificación con la figura materna y paterna, cuyo proceso es complejo porque el niño y la niña inician una etapa de despegue de la madre, para identificarse con el padre. A esta edad el papel del padre en el caso de los varones es muy importante (Comunica- ción personal, mayo 19, 2000). López considera que este grupo de edad suele ser muy heterogéneo en pa- trones de desarrollo, por eso se le debe ayudar a estructurar reglas. Los niños entre cuatro y cinco años pueden sufrir de aislamiento por las condiciones de la sociedad, ya que tienen pocas posibilida- des de actuar con otros niños de su mis- ma edad, porque generalmente permane- cen en su casa, al no asistir a un centro infantil (Comunicación personal, abril 19, 2000). Este especialista señala que el niño de cuatro a cinco años aún conserva par- te del egocentrismo típico de los tres años, su mundo ya no es una extensión de su cuerpo y quiere explorar todas las cir- cunstancias a su alrededor, de ahí su opo- sicionalidad, porque quiere investigar ese mundo externo y quiérase o no empieza a explorarlo, pero no a nivel motor (tocar, sentir, etc.), sino, una exploración en el orden de lo mental, en el orden de lo neu- ropsicológico, por eso lo que más contribu- ye en este proceso es el desarrollo del len- guaje y la comunicación. Dada esta cir- cunstancia al infante le resulta difícil ver las situaciones desde el punto de vista de los demás. No obstante, es de mentalidad vivaz y muy activo, por lo que se vuelve muy versátil. Teóricamente se plantea que duran- te este período el niño se muestra más in- dependiente del adulto, se alimenta, se viste, se desviste, y se baña sólo; se cepilla los dientes y no requiere de la ayuda del adulto para usar el baño o escoger su ropa, no obstante, López (Comunicación perso- nal, abril 19, 2000) indica que esta situa- ción no significa que se deba dejar al niño solo, sino que hay que brindarle cierta su- pervisión. Esta circunstancia de indepen- dencia según lo manifiesta el pediatra Ureña (Comunicación personal, abril 17, 2000) también se visualiza porque los pa- dres empiezan a dejar que el niño realice ciertas actividades solo, porque han adqui- rido confianza en él, o viene o ya ha llega- do un hermanito. Según León (1998) el niño de cuatro a cinco años es capaz de recoger sus jugue- tes y disfruta de colaborar en algunas ta- reas domésticas como poner la mesa, lavar los platos, recoger ropa sucia y barrer, en- tre otras. Además la hora de acostarse y dormir ya no es un problema, pues se en- cuentra en una etapa de incorporación de rutinas. Algunas veces manifiesta conduc- tas agresivas, aunque su propósito no es totalmente claro. Revista Educación 26(1), 2002
  • 7. 174 Revista Educación 26(1), 2002 La teoría señala que durante este pe- ríodo al niño le gusta practicar el juego soli- tario y el juego paralelo, sin embargo empie- za a hacerse evidente los primeros rasgos del juego de asociación donde hay mayor in- teracción con sus iguales compartiendo el material de juego. A esta edad los niños también comienzan a manifestar gusto por los juegos competitivos y disfrutan mucho de las dramatizaciones. Al respecto Fonseca agrega que a los niños de esta edad les gusta estar con sus iguales, participan con ellos, ya saben que pertenecen a un grupo, lo entienden con bastante claridad, sin embargo son retado- res entre ellos mismos. En ocasiones los niños y las niñas tienden a separarse de acuerdo al sexo y organizarse en grupos de tres o cuatro personas (Comunicación per- sonal, marzo 15, 2000). Según López el juego empieza a tener significado, y se convierte en un elemento central de la vida del niño, porque al usar sus juguetes les da significados, y depen- diendo de la manera como los utilice el adulto puede entender algunas de las situa- ciones que vive el niño en su cotidianeidad (Comunicación personal, abril 19, 2000). Para López (Comunicación personal, abril 19, 2000) este es el momento funda- mental de establecer reglas, dado que los niños andan en busca de límites, por eso es importante ofrecerles un ambiente estruc- turado, es decir, “darles libertad dentro de una estructura”. En este sentido reco- mienda que los límites deben ser muy cla- ros, desde luego sin establecer reglas que ellos no puedan comprender. Al respecto añade que en este perio- do se les debe permitir a los niños la posi- bilidad de investigar y el adulto tiene que tener capacidad para dejar que exploren y establecer los límites en el momento en que se haga una transgresión. Señala que no se deben poner los límites desde antes, ya que esto puede limitar la creatividad del niño, es el adulto quien debe tenerlos claros para actuar en el momento preciso. Asimismo, manifiesta que a esta edad se le debe dar la oportunidad al niño de resolver en alguna medida sus proble- mas, pues tiene que aprender a enfrentar y a sentir las consecuencias de lo que ha- ce. No obstante, debe evitarse la agresión infantil, pues por las características de es- te grupo de edad, los niños podrían estar expuestos a la misma, ya que algunos pa- dres encuentran dificultad para comuni- carse eficazmente con sus hijos. López agrega que durante la etapa de los cuatro a cinco años, el niño demues- tra un período de creatividad extraordina- ria, se puede sentar con un juguete y ar- mar una historia, ya no depende tanto de sus papás, y se le tiene que brindar el es- pacio para que él cree su propio mundo. También señala que el niño de esta edad tiene una capacidad de acomodo extraordi- naria, por ejemplo si se le muere el papá o la mamá, para el niño podría no tener tan- to significado porque aún no ha estructu- rado una serie de lazos que un niño de seis años ya pudo haber hecho. Área psicomotriz Para Cobos, (1997) el desarrollo psi- comotor se encuentra entre lo estrictamen- te madurativo y lo relacional, o sea que tie- ne que ver tanto con leyes biológicas como con aspectos interactivos susceptibles de estimulación y de aprendizaje. Para esta autora, la meta del desarrollo psicomotor está dirigida hacia el control del propio cuerpo, involucrando la acción, que le per- mite al niño entrar en contacto con los ob- jetos y las personas a través del movimien- to; y la representación del cuerpo que tiene que ver con el desarrollo de los procesos. Según se plantea en el programa de estudios del Ciclo de Transición este desarro- llo psicomotor involucra tanto la actividad psíquica como la actividad motora e integra complejos procesos de movimiento, acción y organización psicológica. (MEP, 1996).
  • 8. 175 Cobos (1997) señala que el desarro- llo psicomotor se manifiesta en psicomotri- cidad gruesa y psicomotricidad fina. La primera se refiere a la coordinación de grupos musculares grandes que involu- cran actividades como equilibrio, locomo- ción y salto. La segunda hace referencia a la actuación de grupos musculares peque- ños, principalmente aquellos que contro- lan los movimientos de los dedos. Esta autora manifiesta que es im- portante contemplar que el proceso de de- sarrollo psicomotor se ajusta a la ley céfa- lo-caudal y a la ley próximo-distal, por eso es que el niño controla inicialmente las partes del cuerpo que están más cerca de la cabeza y del eje corporal. Desde esta perspectiva el nivel ini- cial tiene la tarea de favorecer el desarro- llo motor en sus tres categorías: locomotor (se refieren a una secuencia de movimien- tos con un tiempo y un espacio determina- do que requieren desplazarse de un lugar a otro); manipulativo (combinación de mo- vimientos con un espacio y tiempo deter- minados que involucran al individuo con un objeto) y estabilidad (habilidad de man- tener el equilibrio en relación con la fuer- za de gravedad), se parte del conocimiento del cuerpo, la relación entre éste, el espa- cio y los objetos; entre sí mismo y los de- más. Estas adquisiciones contribuyen al mejoramiento de la estructura corporal y al fortalecimiento de aspectos cognitivos y afectivos (Arce y Rivera, 1988; Gallahue, 1982, MEP, 1996). Según la Licenciada Marielos Mon- ge, profesional en el área de educación fí- sica, antes de los dos años, el niño se en- cuentra en la etapa de movimientos rudi- mentarios, y entre los dos y seis años se encuentra en la etapa de patrones básicos de movimiento, donde para cada uno de los patrones pueden encontrarse tres fa- ses: la fase inicial (primeros intentos ob- servables de movimientos en los niños), la fase elemental (período de mayor coordi- nación y control motor) y la fase madura (movimiento integrado), de acuerdo con es- ta división los niños con edades entre cua- tro y cinco años puede decirse que están en un período de transición entre la fase ini- cial y la fase elemental (Comunicación per- sonal, mayo 18, 2000). Desde el punto de vista del pediatra Ureña, el niño alrededor de los cuatro o cinco años ya tiene desarrollado el sistema nervioso, por lo que está en capacidad de caminar adecuadamente, correr, brincar, subir a los árboles, al tobogán, y practicar algunas actividades deportivas. Este espe- cialista considera que a esta edad la activi- dad motora es una manera de expresión muy importante para el niño, por lo que recomienda no limitarle el ejercicio físico (Comunicación personal, abril 17, 2000). El doctor Luis López expresa que en términos neuromotores el niño de esta edad ya está completamente desarrollado, únicamente sigue especializando los movi- mientos porque los procesos de mieliniza- ción son muy activos y aún hay aspectos por madurar (Comunicación personal, abril, 19, 2000). León (1998) manifiesta que durante esta etapa el desarrollo físico refleja menos cambios que en las etapas anteriores. El desarrollo motor es más lento, más variado y más dependiente de los estímulos y las prácticas, contrasta con la intensidad y ve- locidad del desarrollo mental. Agrega, ade- más, que el cuerpo del niño de esta edad se va asemejando cada vez más al del adulto: el crecimiento de su cabeza disminuye en relación con el resto del cuerpo y las extre- midades inferiores crecen con más rapidez. Esta autora señala que a esta edad las actividades motoras gruesas ocupan gran parte del tiempo del pequeño, pero también ya comienzan a evidenciarse perío- dos un poco más largos de “tranquilidad”. En estos períodos de quietud los niños co- mienzan a realizar diferentes actividades manuales, muestran por éstas un entusias- mo y dedicación similar al que manifiestan por las actividades de motricidad gruesa. Revista Educación 26(1), 2002
  • 9. 176 Revista Educación 26(1), 2002 Para la Licenciada Ana Isabel Fon- seca, especialista en Educación Preescolar, a los cuatro años los niños tienen una mar- cha bastante poderosa, son ágiles, corren, saltan, se mueven para todo lado. Tam- bién les agrada caminar sobre barras, y balancearse, buscando saciar la sensación de desequilibrio buscando el equilibrio. Según esta especialista el activismo que caracteriza a estos niños los lleva a can- sarse con facilidad, entonces es común que pronto quieran merendar, o saciar su sed, pues no dejan de moverse, es común verlos sentados comiendo y moviendo su cuerpo o algún objeto (Comunicación personal, marzo 15, 2000). A continuación se describen algunos rasgos importantes en relación con el de- sarrollo psicomotor de los niños con eda- des entre cuatro y cinco años, contemplan- do aspectos tanto de psicomotricidad grue- sa como de psicomotricidad fina. Psicomotricidad gruesa La Licenciada Monge señala que en- tre los cuatro y cinco años se puede espe- rar que un niño realice patrones básicos de movimiento como caminar y correr en una fase aún no madura. Al respecto reco- mienda propiciar experiencias donde el ni- ño ejercite estos movimientos desplazán- dose por el espacio en diversas direcciones, niveles y ritmos, en combinación con otras partes del cuerpo e imitando animales. Esta especialista indica que a esta edad el infante también es capaz de saltar (salir del suelo con los dos pies juntos pa- ra caer sobre los dos pies en el mismo mo- mento) y brincar (salir del suelo con un pie para caer sobre el mismo pie o sobre otro pie, la caída debe ser sobre un único pie), no obstante, señala que un niño de esta edad podría no comprender los vocablos “saltar” y “brincar”, por lo que al solicitar- le realizar cualquiera de estos movimien- tos es necesario relacionar la instrucción con algún objeto o animal que lo haga. En cuanto a las actividades que su- giere para desarrollar estos movimientos, Monge manifiesta que se pueden realizar también en diferentes direcciones, niveles y velocidades; y se pueden complementar con imitación de animales y en el caso del salto puede practicarse desde una altura no mayor a los 25 centímetros (Comunica- ción personal, mayo 18, 2000). En relación con los patrones de mo- vimiento de galope, trote, caballito y des- plazamiento, esta profesional señala que éstos son combinaciones de los patrones básicos de caminar, correr, brincar y sal- tar, por lo que el niño con edad entre cua- tro y cinco años sólo los puede realizar en un nivel inicial, ya que aún dichos patro- nes básicos no están maduros. La Licenciada Monge además ex- plica que entre los cuatro y los cinco años, los movimientos manipulativos co- mo lanzar, apañar y patear, también se encuentran en una etapa de movimiento aún no maduro, por lo que el niño puede intentar realizarlos pero aún debe per- feccionar la ejecución de los mismos. Es- ta especialista recomienda practicar los patrones de lanzar y apañar en diferen- tes niveles y distancias, primero con dos manos y luego con una. El patrón de pa- tear se puede desarrollar aprovechando el espacio general. Por último, en lo que respecta al de- sarrollo psicomotriz grueso de los niños con edades entre cuatro y cinco años, la Li- cenciada Monge recomienda enfocar la atención hacia algunos aspectos comple- mentarios del desarrollo de movimientos básicos como los siguientes: • Prestarle atención a la postura que adopte el niño y a los movimientos que realiza. • Estimular las destrezas que llevan a una adecuada madurez visual. • Estimular el área afectiva del niño. • Utilizar adecuadamente con los ni- ños los conceptos motrices.
  • 10. 177 • Ejercitar el patrón de equilibrio en sus modalidades de equilibrio estáti- co (arriba de un balancín) y equilibrio dinámico (caminar sobre una viga). • Favorecer el concepto de esquema corporal para un mejor desempeño motriz. Psicomotricidad fina Según los resultados obtenidos en las investigaciones realizadas con niños costa- rricenses por Guevara (1988) y Díaz y Ro- dríguez (1997), relacionadas con el desarro- llo psicomotriz, se puede esperar que un ni- ño entre cuatro y cinco años realice activida- des de motricidad fina como las siguientes: • rasgar y arrugar pliegos o pedazos grandes de diferentes tipos de papel. • amasar y modelar utilizando dife- rentes materiales: masa, harina, ar- cilla, arena, plasticina, entre otros. • dibujar en espacios grandes sobre papel, pizarras, pavimento, entre otros, con materiales como: dactilo- pintura, témpera y pincel grueso, ti- zas y crayolas gruesas, marcadores y lápices de color gruesos, entre otros. En algunos casos pueden dibujar un círculo y hasta imitar trazos vertica- les y letras. • engomar sobre superficies amplias con los dedos o con un pincel grueso. • doblar libremente diferentes tipos y tamaños de papel, y en algunos ca- sos ya pueden doblar de manera diri- gida un cuadrado de papel para for- mar un triángulo. • utilizar la tijera para recortar libre- mente diferentes tipos de papel y en algunos casos pueden recortar sobre una línea. • construir torres con seis bloques, ar- mar rompecabezas de seis a nueve piezas, vaciar líquidos de una botella a un vaso, ensartar cuentas de tama- ño mediano. • abotonar su ropa, cepillarse los dien- tes, vestirse y desvestirse sin ayuda, doblar y guardar la ropa, peinarse sin ayuda, poner la mesa y regar las plantas. • según Lowenfeld (1980), el niño de es- ta edad es capaz de representar la figu- ra humana por medio de un monigote. Área cognitiva Esta área del desarrollo humano in- volucra el proceso mediante el cual el niño va adquiriendo conocimientos acerca de sí mismo, de los demás y del mundo en que vive, incluye también el estilo que tiene para aprender y para pensar e interpretar las cosas. En este proceso el lenguaje jue- ga un papel muy importante porque con- templa todas las conductas que le permi- ten al niño comunicarse con las personas que le rodean. Mira (1989) plantea que el niño prees- colar pasa por tres estadios en el desarrollo de las estructuras del pensamiento. Prime- ro se ubica el estadio del pensamiento pre- conceptual, en el que el niño adquiere la función simbólica mediante la cual sustitu- ye la realidad por un mundo ficticio. Luego el niño pasa por el estadio del pensamiento intuitivo, donde por medio de la intuición considerada como la lógica de la primera in- fancia, el niño logra la interiorización de las percepciones en forma de imágenes repre- sentativas y de las acciones en forma de ex- periencias mentales. Por último se encuen- tra el estadio de operaciones concretas, que corresponde aproximadamente a la entrada del niño a la escuela primaria, donde se coordinan los esquemas intuitivos y apare- cen agrupados en una totalidad. Interpretando a esta autora, puede decirse que el niño con edad entre cuatro y cinco años está en un período de transición entre el estadio de pensamiento precon- ceptual y el estadio de pensamiento intui- tivo, para el cual ella define las siguientes características: Revista Educación 26(1), 2002
  • 11. 178 Revista Educación 26(1), 2002 • La formación de conceptos se da a partir de experiencias con material concreto: el niño construye los con- ceptos primarios partiendo de la rela- ción que establece con experiencias concretas basándose en la acción y apoyándose en la percepción. Los pri- meros conceptos cuantitativos los ela- bora mediante parejas de contraste: más-menos, muchos-pocos, grande- pequeño, alto-bajo, entre otros. • Pensamiento irreversible: a pesar de que la intuición es una acción inte- riorizada, no es reversible, ya que en el plano de la representación es más difícil invertir las acciones, además la reversibilidad supone la noción de conservación. • Falta de conservación: el niño, en este período, aún no puede comprender que la cantidad, continua o discreta, se conserva a pesar de las modificacio- nes en las configuraciones espaciales. • Primacía de la percepción: el esque- ma intuitivo permite hacer compara- ciones entre cantidades, y establecer criterios de equivalencia o diferencia. Sin embargo, estas comparaciones son perceptivas, es decir, dependen de la correspondencia óptica, pues en el momento en que se altera la confi- guración espacial, desaparece la equivalencia, por lo que aplica una comparación perceptiva del espacio ocupado. El niño dice, por ejemplo, al variarle la presentación de una bola de plasticina por una figura alarga- da: “hay más porque es más largo”. • Paso de una centración simple a dos centraciones sucesivas: por ejemplo, corrige o sustituye la centración so- bre la altura: “hay más porque es más alto” por una descentración so- bre la amplitud: “hay menos porque es más delgado”, pero todavía consi- dera ambas relaciones alternativa- mente y no al mismo tiempo. Esta caracterización referida por Mira (1989), corresponde a lo que Piaget denomi- na nivel de conocimiento preoperacional, el cual se caracteriza porque los niños aún no pueden invertir las operaciones cognosciti- vas y les resulta difícil asimilar más de un aspecto de una misma situación de manera simultánea, y manifiestan todavía un poco de dificultad para manejar la representación simbólica de los objetos; razón por la cual mantienen relación con conceptos de objetos reales o concretos como animales u objetos visibles y palpables (Reys et al. 1984). De acuerdo con los niveles de desa- rrollo del aprendizaje caracterizados por Bruner (s.f.), citado por Reys, esta etapa corresponde al nivel de las representacio- nes, que se caracteriza por la manipula- ción, construcción y organización de los ob- jetos del mundo real, por medio de la inte- racción directa. Al respecto la Máster Ana Teresa León (Comunicación personal, mayo 17, 2000) señala que existe muy poca informa- ción costarricense en relación con los concep- tos que adquieren los niños de edades entre cuatro y cinco años, sin embargo, agrega que tomando como base la Asociación Nacional de Educación de Niños Pequeños de Estados Unidos, se sugiere que a esta edad no se uti- lice material gráfico, porque el proceso cog- nitivo que el niño está desarrollando debe gi- rar en torno a objetos reales. De esta mane- ra, para que se dé un proceso educativo per- tinente es importante tener claro qué con- ceptos dominan los niños y a partir de esta situación ofrecerle oportunidades para la construcción de nuevos conceptos por medio de experiencias vivenciales. Dienes, citado por Reys (1984), señala que esta edad constituye un período de tran- sición entre el nivel de juego libre, en el que el niño interactúa directamente con mate- riales concretos y el ambiente, y el nivel de generalización, donde patrones, aspectos re- gulares y comunes son observados y abstraí- dos por medio de diferentes modelos. Partiendo de estas características, la teoría menciona que los niños entre cuatro
  • 12. 179 y cinco años pueden establecer relaciones entre objetos, agrupándolos por color, for- ma, textura o tamaño. También, según lo señala la especialista en Educación Prees- colar, Licenciada Ana Fonseca, se intere- san por la adquisición de la numeración, aunque teóricamente se sostiene que el concepto de número todavía se encuentra en proceso de construcción. La Licenciada Fonseca manifiesta que estos niños son co- leccionadores a medias, porque aún no tie- nen la capacidad de sistematizar lo que traen al aula, su interés es momentáneo, en el sentido que se sacian con rapidez, o sus intereses pueden sustituirse fácilmente (Comunicación personal, marzo 15, 2000). Esta profesional también indica que a esta edad los niños son sumamente ima- ginativos, tienen gran facilidad para crear, para convertirse en cualquier cosa, todavía su fantasía es muy fuerte. Ella considera que a esta edad es muy importante el dra- ma, el juego simbólico y la experimenta- ción. Al respecto Rojas (1998) señala que entre los cuatro y cinco años el niño emplea el juego como medio para el aprendizaje. Por otro lado, Fonseca (Comunica- ción personal, marzo 15, 2000) apunta que según lo observado en su experiencia como supervisora de práctica docente, los niños entre cuatro y cinco años demuestran pe- ríodos de atención que pueden oscilar entre 15 y 20 minutos en una misma actividad. En cuanto al desarrollo lingüístico se sostiene que los niños de esta edad ya han adquirido las principales reglas gramati- cales de su lengua materna. El neurodesa- rrollista Luis López, manifiesta que el len- guaje está prácticamente estructurado desde el punto de vista sintáctico y morfo- lógico, aunque la combinación que el niño hace es relativamente escasa, porque utili- za oraciones de tres o cuatro palabras (Co- municación personal, abril 19, 2000). Este especialista expresa que a es- ta edad se espera que el niño tenga una estructura en términos fonológicos y sin- tácticos muy similar a la de un adulto, pues a partir de ahí lo que empieza es a re- llenar, a cargar mapas cerebrales de len- guaje con un aumento de significados y vo- cabulario, pero en términos de organiza- ción de lenguaje, ya está desarrollado. También señala que entre los cuatro y cin- co años el niño puede contar una historia dándole un carácter absolutamente real, por lo que se convierte en un cuentacuen- tos extraordinario. Puede sentarse frente al cepillo o la muñeca y contar una histo- ria que sorprende al adulto, ya hay una prosodia, ya no llama al papá, a la mamá o a los amigos de igual manera, sino que le impregna emoción a lo que dice. Según López, el cerebro y el lenguaje son las estructuras que más se desarrollan a esta edad. Si se quiere que un niño ten- ga una buena estructura de lengua mater- na, este es el momento para estimularla y reforzarla, él no recomienda la enseñanza de un segundo idioma hasta que este proce- so no haya concluido. En este sentido con- sidera que si un niño llega a los cinco años y todavía no ha desarrollado un lenguaje que sea funcional en términos de comunica- ción, el pronóstico es considerablemente os- curo para él. Sostiene que a pesar de que teóricamente se podrían diagnosticar tras- tornos de lenguaje y comunicación antes de los cuatro años, es justamente en este gru- po de edad en el que con más frecuencia se diagnostica un problema de este tipo, por- que generalmente es el momento donde los adultos reaccionan con preocupación (Co- municación personal, abril, 19, 2000). Por otro lado, la Master Marielos Murillo (2000), especialista en Lingüística, manifiesta que actualmente resulta difícil caracterizar el lenguaje por edades, dado que algunos niños de cuatro años ya tienen un dominio de la lengua que antes se espe- raba para un niño de seis años, esto, por- que tiene mucha estimulación, además la evolución de la especie humana también in- fluye. En este sentido ella recomienda hacer un diagnóstico para identificar por dónde va el niño y así definir qué trabajar con él. Revista Educación 26(1), 2002
  • 13. 180 Revista Educación 26(1), 2002 No obstante, esta especialista expresa que en términos generales los niños de esta edad manejan una estructura básica de su lengua y un vocabulario básico, el cual es bastante concreto, ya que pueden utilizar ex- presiones como ésta es la caja de un cassette, pero no así términos como democracia o soli- daridad que representan cuestiones intangi- bles. Respecto del vocabulario que utilizan, la especialista lo cataloga de carácter contex- tual, es decir del medio que los rodea: su au- la, su casa, su comunidad, y enfatizan que el desarrollo del lenguaje depende en gran me- dida de la estimulación que se le brinde al ni- ño (Comunicación personal, abril 6, 2000). En cuanto a la sintaxis que manejan los niños de esta edad, Murillo (2000) se- ñala que utilizan oraciones simples, siendo muy descriptivos, ya que aún no poseen la capacidad cognitiva para planificar un dis- curso narrativo, mucho menos para antici- par lo que el otro interlocutor va a decir, especialmente porque todavía conservan características de una personalidad ego- céntrica, lo que en ocasiones permite ob- servar a un niño hablar de sus cosas inde- pendientemente de lo que expresa el otro interlocutor, esto porque no puede asumir la posición de la otra persona, a pesar de que se inicia en el juego cooperativo. Según Cassany (1997), lo anterior le impide conducir un discurso y dar por ter- minada una conversación, ya que el niño de esta edad habla de lo que siente, de lo que vive en ese momento o de lo que imagi- na, y lo habla el tiempo que desea, el tiem- po que siente gozo y placer por lo que rea- liza, pues tal y como lo reafirma Fonseca (2000), estos niños son conversadores, pero terminan su conversación cuando se termi- nó el interés de lo que querían comunicar. Sin embargo, Cassany (1997) señala que el niño entre los cuatro y cinco años está en capacidad de iniciar o proponer un tema, ésto se observa en sus juegos, y en los salones de clase cuando el niño deman- da conversar de un tópico específico que le llama la atención. Además puede negociar el significado de su discurso, al seleccionar el nivel de explicación y evaluación del mismo. Con respeto de la habilidad lingüísti- ca de recepción, el autor señala que los ni- ños de cuatro a cinco años por las habilida- des logradas hasta el momento, por su ca- pacidad cognitiva y su desarrollo, no están listos por el momento para poner en prácti- ca las microhabilidades de reconocer y de segmentar lo que se le dice en sonidos, pa- labras, verbos, etc. A esta edad el niño no tiene un dominio sintáctico que le permita reconocer los fonemas, morfemas y pala- bras en forma aislada dentro de su lengua. Esta misma situación lo limita para distinguir las ideas relevantes de un dis- curso, discriminar lo importante de una frase o relato dicho, o entender los supues- tos o las frases con doble sentido. También le es difícil comprender la estructura del discurso, anticiparse al actuar de su inter- locutor y tratar de hacer inferencias con respecto de la persona o personas que están con él y de lo que se dice en ese momento. Por el contrario, a los cuatro años el niño es capaz de comprender un mensaje claramente si éste parte del conocimiento del lenguaje que posee, puede entender lo que se le dice si no existe un gran listado de peticiones que lo confundan. En cuanto a los interlocutores con los cuales se comunican estos niños, el pe- diatra Jorge Ureña, manifiesta que suelen comunicarse bastante bien con sus igua- les, pero a veces rehúsan comunicarse con la gente adulta, por ejemplo se niegan a saludar o a despedirse (Comunicación ver- bal, abril 17, 2000). En relación con la adquisición de fo- nemas, la especialista Murillo (2000) ma- nifiesta que desde los tres años el niño ya domina las vocales y los sonidos nasales de la /m/, la /ñ/, la /l/. Y a partir de los cuatro años la /r/ cuando pertenece a una comuni- dad de vibrante múltiple como Guanacaste. También señala que en el Valle Central los niños de esta edad no manejan ni la /r/ ni la /f/, pues les son más difíciles de pronunciar,
  • 14. 181 por eso en algunos casos los sustituyen por otros fonemas, por ejemplo callo por carro. Considera, de acuerdo con sus inves- tigaciones, que los fonemas que les resultan más fáciles a todos los niños cuya edad osci- la entre cuatro y cinco años son los siguien- tes: /b/, /p/, /m/, /t/, /d/, /k/, /g/, /j/, /ch/, /y/. Respecto de la utilización del lenguaje, algunos especialistas sostienen que el niño de esta edad es conversador y ruidoso, combina las palabras con la acción al hablar, y disfru- ta de juegos verbales. Al respecto, Fonseca (2000) manifiesta que los niños de edades en- tre cuatro y cinco años son grandes maneja- dores del lenguaje porque lo han descubierto, lo han ido sistematizando en una comunica- ción más aceptada socialmente, entonces in- tegran con gran gusto y placer nuevas pala- bras, juegan con los sonidos. Tal vez esto se puede relacionar con características de las edades anteriores cercanas, pero ya no es la exploración motora propia del bebé, ahora lo que hace es integrar palabras o hasta inven- tarlas. Esto lo acompaña con la explosión motora, entonces, no solamente hablan sino que lo gesticula, hay una integración muy pu- ra entre el lenguaje verbal y gestual. Esta especialista también señala que estos niños muestran una expresión gráfica muy comparativa con la adquisición del len- guaje oral, buscan una simbolización, co- mienzan a establecer relaciones con la reali- dad y sus dibujos tienen una identidad defi- nida. Además, les gusta imitar la letra con- vencional, les gusta escribir, porque tienen un gran interés de entrar al mundo adulto. Para esta educadora el fortalecimiento del desarrollo integral del niño con edad entre cuatro y cinco años puede abordarse a partir del movimiento y del lenguaje, pues constitu- yen el medio expresivo más rico que tiene pa- ra explorar el mundo y para comunicarse. Conclusión Como puede apreciarse el niño con edad entre cuatro y cinco años está en un periodo de transición en lo que respecta a su desarrollo; ha dejado de ser un “bebé” pero todavía no es un niño “grande”, es por esta razón que requiere una atención y un trato particular, procurando sobretodo for- talecer su autoestima, la seguridad en sí mismo y la posibilidad de establecer rela- ciones tanto con sus iguales como con los adultos que le rodean. Bajo estas circunstancias toda expe- riencia educativa que se brinde a niños con estas edades debe partir del conocimiento de sus características, para poder identifi- car sus necesidades e intereses reales y propiciar un proceso educativo pertinente. Referencias bibliográficas Arce, R. Y Rivera, J. Estandarización de una batería de escalas de clasifica- ción de patrones básicos locomotores y manipulativos para niños costarri- censes en edad preescolar. Semina- rio de Graduación para optar por el título de Licenciatura en Educación Preescolar. San José, Costa Rica: Universidad de Costa Rica. 1988. Cassany, D., Luna, M., & Sanz, G. Ense- ñar lengua. Segunda edición. Tra- ducción de Susana Esquerdo. Espa- ña: Graó. 1997. Cobos, P. El desarrollo psicomotor y sus al- teraciones. Manual práctico para eva- luarlo y favorecerlo. Madrid, España: Ediciones Pirámide. 1997. Díaz, S. & Rodríguez, J. Características del desarrollo psicomotor en niños de dos a cinco años, del CEN de las comunida- des de Cot de Cartago y Vuelta de Jor- co, Aserrí. Proyecto de Graduación pa- ra optar al grado de Licenciatura en Educación Preescolar. San José, Costa Rica: Universidad de Costa Rica. 1997. Fonseca, A. Características generales del comportamiento del niño con edades Revista Educación 26(1), 2002
  • 15. 182 Revista Educación 26(1), 2002 comprendidas entre 4 y 5 años. Comu- nicación personal. San José, C.R. 2000. Gallahue, D. Understanding motor deve- lopment and movement experiencies for young childen. U.S.A.: John Wi- ley and Sons. Inc. 1982. Guevara, M., Herrera, A., Rodríguez, G. & Solano, M. Problemática de los niños preescolares atendidos en el Progra- ma CEN (Centros de Educación y Nutrición) y CINAI (Centros Infanti- les de Nutrición y Atención Integral) desde la perspectiva del personal de salud. Tesis de graduación para op- tar por el grado de Licenciatura en Ciencias en la Educación con énfasis en Educación Preescolar. Heredia, C. R.: Universidad Nacional Autóno- ma. Centro de Investigación y Do- cencia en Educación (CIDE). 1988. León, A. Desarrollo y atención del niño de 0 a 6 años. Primera parte. Tercera reimpresión de la segunda edición. San José, Costa Rica: EUNED. 1998. León, A. Características del desarrollo del niño con edades comprendidas entre 4 y 5 años. Comunicación personal. San José, C.R. 2000. López, L. Desarrollo neurológico del niño con edades comprendidas entre 4 y 5 años. Comunicación personal. San José, C.R. 2000. Lowenfeld, V. Desarrollo de la capacidad creadora. Segunda edición. Buenos Aires, Argentina: Editorial Kape- lusz. 1980. Ministerio de Educación Pública. Progra- ma de estudios, educación Preesco- lar: Ciclo de Transición. San José, Costa Rica: El Ministerio. 1996. Mira, R. Matemática viva en el parvula- rio. Barcelona, España. Ediciones CEAC. 1989. Monge, M. Características del desarrollo psicomotor del niño con edades com- prendidas entre cuatro y cinco años. Comunicación personal. San José. 2000. Murillo, M. Desarrollo del lenguaje del ni- ño con edades comprendidas entre 4 y 5 años. Comunicación personal. San José, C.R. 2000. Mussen, P.; Conger, J. & Kagan, J. Desa- rrollo de la personalidad en el niño. Segunda edición. México: Editorial Trillas. 1978. Reys, R. et al. Helping Children Learn Mathematics. New Jersey. Prentice Hall. 1984. Rojas, M. Educación científica y matemá- tica para el niño preescolar l. San Jo- sé, Costa Rica. EUNED. 1998. Ureña, J. Desarrollo físico del niño con edades comprendidas entre 4 y 5 años. Comunicación personal. San José, C.R. 2000. Jeanneth Cerdas Núñez Docente, del Ministerio de Educación Pública Ana Polanco Hernández Profesora de la Escuela de Formación Docente de la Universidad de Costa Rica Patricia Rojas Núñez Docente de Educación Preescolar del Miniserio de Educación Pública