1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
14 de
mayo de
2017
LA COLUMNA
De Mons. Javier Del Río Alba
LA MATERNIDAD: DON DE DIOS
En el mes de mayo, mes de la Virgen María,
Madre de Dios, celebramos también el Día de
la Madre. Seguramente la mayoría tenemos a
nuestra mamá con nosotros, mientras que otros
ya no la tienen aquí en la tierra. De cualquier
modo, esté o no presente en este mundo, todos
tenemos una madre. Es la mujer que nos
concibió, acogió en su seno y alimentó de su
propio ser durante esos primeros meses de vida
en los cuales dependíamos totalmente de ella;
es aquella que nos dio a luz, sufrió por nosotros
los dolores de parto y de pequeñitos nos dio de
lactar, nos cuidó y estuvo a nuestro lado durante
esas noches en las que llorábamos y no la
dejábamos dormir, así como durante los días en
que tuvimos esas enfermedades propias de la
niñez.
Madre es aquella que está íntimamente unida a
su hijo y, por eso, suele ser quien mejor
comprende a los hijos y los acompaña a lo largo
de su vida. Por lo general, ella es la gran
confidente de la familia, aquella en la que
encontramos consuelo en los momentos de
sufrimiento y aliento cuando nos sentimos
desfallecer. Mientras que el papá está llamado a
ser el principio de autoridad y disciplina que
tiene que haber en todo hogar, la mamá pone la
ternura, la comprensión; es la que más aporta
en la dimensión afectiva. Como hace poco dijo
el Papa Francisco, sin maternidad la sociedad
sería inhumana. Y como el mismo Papa nos lo
recuerda, las madres y las abuelas son las
primeras en transmitir la fe a las nuevas
generaciones, las que nos enseñan a rezar y
confiar en Dios. ¿Cómo no dar gracias a Dios,
entonces,poreldondelamaternidad?.
Por eso y por muchas otras razones, quiero
saludar a todas las madres en su Día.Ante todo,
les agradezco por haberse abierto a la vida,
también a aquellas que tal vez salieron
embarazadas sin proponérselo, pero que
siguieron adelante con ese embarazo.
Agradezco a todas las mamás y a todas las
mujeres que siguen apostando por la
maternidad. Les agradezco y las felicito por
todo el bien que hacen en la familia y en la
sociedad. ¡Sigan así! Pero también quiero
acercarme a aquellas mamás que por distintas
razones no llegaron a culminar su embarazo y a
dar a luz a un niño en este mundo.Aquellas que
perdieron al niño de modo espontáneo, sin
proponérselo, y aquellas que tal vez, por
diversas presiones, lo sacrificaron de modo
voluntario.Atodas ellas quiero decirles que ese
bebito que comenzaron a llevar en su seno,
aunque no haya llegado a habitar este mundo,
sigue existiendo; porque una vez que la vida
comienza ya no acaba nunca; y ese hijito, lo
hayan conocido o no, lo hayan perdido en
forma involuntaria o voluntaria, sigue siendo
su hijito y, aunque de un modo que nosotros aún
no conocemos, sigue vivo y, por tanto, en
relación con ellas. Y si alguna mamá está
sufriendo las consecuencias de haber
rechazado la vida, quisiera que sepan que Dios
las perdona y que en la Iglesia las esperamos
con los brazos abiertos para ayudarlas a
reconciliarse con Dios y consigo mismas.
Venganyloverán.
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa