Nohemí Hervada
Formadora de Asesoras de Porteo
Creadora del sistema Porteo No Hiperpresivo-Porteo Consciente
Directora de Asesoras Continuum
Fundadora del Portal Mimos y Teta
1. NOHEMI HERVADA
LAS 3 “C” DEL PORTEO:
Cuidado, Conciliación y Conciencia Postural
www.mimosyteta.es
Es verdad que los bebés humanos nacen muy inmaduros y que eso les permite
adaptarse al entorno concreto en el que son criados. Pero a pesar de su
inmadurez nacen con los mecanismos necesarios para garantizar su
supervivencia. Eso sí, siempre y cuando estén en su hábitat. Y el hábitat de un
recién nacido no depende del entorno, de su raza o de su cultura en primera
instancia. Para un recién nacido su hábitat es su madre, más aún: el cuerpo de
su madre.
La neurociencia hoy nos explica lo que el instinto ya nos indicaba, que para el
bebé y parafraseando a Nils Bergman: “nada tiene sentido salvo desde el
punto de vista del cuerpo de la madre”.
Es el bebé el que pone en marcha los mecanismos fisiológicos del cuerpo de la
madre que influyen en cómo va a ser cuidado. Gran parte del éxito de la
lactancia depende de dejar al bebé sobre el cuerpo de ella, piel con piel, y con
acceso al pecho materno. Tan sencillo como eso.
Tan sencillo y a la vez tan difícil de interiorizar cuando eres una mujer joven,
profesional e independiente. Cuando hemos crecido pensando que para tener
éxito hay que hacer muchas cosas. De repente tenemos un bebé que lo que
nos pide es que sencillamente no hagamos mucho más que estar disponible.
Por eso el porteo ha sido práctica habitual de la humanidad. Por eso a nadie se
le ocurrió hacer cuevas con estancias separadas para las crías humanas. Por
eso nunca nadie limitó el acceso de un bebé a la teta de su madre, ni de noche
ni de día .
nohemihervada@gmail.com
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2. Ese acceso constante del
bebé a su madre mediante
la práctica de portear al
bebé sobre el cuerpo
ayudado de algún sistema
es la forma en que el ser
humano ha garantizado la supervivencia de las crías de la especie. Ha
provisto al bebé del acceso constante al hábitat diseñado para él, su madre.
Del cuerpo de la madre el bebé obtiene nutrición, calor, contención,
protección, seguridad. Realmente no necesita más… ni nada menos.
Y si desde el punto de vista del bebé el porteo es imprescindible para
garantizarle el contacto continuo que necesita, para la madre el porteo no es
menos importante.
Ha sido la forma de compaginar el cuidado de su cría indefensa con el resto de
sus obligaciones. Y no nos engañemos. Todas las mujeres de la historia han
sido trabajadoras. Todas han tenido que conciliar. La mayoría sin la opción de
la telecompra y el congelador. Así que si de conciliar se trata, creedme que
cualquier cultura no occidental nos lleva ventaja.
Las madres hoy criamos a los hijos prácticamente solas. Nuestra pareja,
cuando la hay, no suele disponer más que de un par de semanas de licencia de
paternidad , así que la realidad para la mayoría de las madres de nuestra
generación es que nos vemos a los pocos días de haber parido, solas, en una
casa casi siempre enorme, con un bebé en brazos que nos demanda más
contacto del que esperábamos. Todo se mueve a otro ritmo, como en una
secuencia de Matrix. Como si el mundo siguiera su vorágine y nosotras nos
viéramos obligadas a ir a un ritmo brutalmente lento. Bebés que empatan una
toma con otra, bebés que parecen no dormir si no es en brazos, bebés que nos
reclaman con tanta intensidad que a veces nos llegamos a sentir agobiadas.
Reacción normal cuando esa película no era la que soñábamos. Cuando el
bebé que llora en la cuna no se parece en nada a aquél que esperabamos.
“Los bebés comen y duermen…” es lo que todo el mundo sabe y lo que todo el
mundo repite. Pero pocas veces nos han contado cómo comen y cómo
duermen los bebés humanos. Y pocas veces hemos tenido la oportunidad de
convivir con bebés de verdad.
Ese desconocimiento de cómo son y se comportan los bebés junto con una
avalancha de información enfocada al adulto da como resultado esas
maternidades desconcertantes. Madres enfrentadas a satisfacer o sus
necesidades o las de su bebé.
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Si seguimos pensando en madre y bebé como cosas separadas con
necesidades independientes unas de las otras, incluso en algunas ocasiones,
con necesidades opuestas y/o confrontadas, seguiremos teniendo puerperios
complicados, estados emocionales difíciles, incluso mayor índice de
depresiones post parto.
La meta es trabajar para que las madres vivamos una maternidad placentera,
entregadas al cuidado necesario al bebé, pero con disfrute. Siendo
disponibles en cuerpo y alma, pero sin perdernos o desdibujarnos en el
cuidado de nuestro hijo. Un bebé sobre el cuerpo de su madre experimenta
placer. Y la madre debe experimentarlo también.
Durante años la búsqueda de derechos de las mujeres se ha fundamentado en
el no cuidado de los hijos. Y eso no ha generado una sociedad más feliz con
mujeres más independientes y empoderadas. Ha generado una sociedad de
criaturas sin regazo materno con todas las implicaciones presentes y futuras
que eso trae consigo de seres con baja autoestima y de mujeres sintiéndose
culpables, unas por no cuidar ellas a sus hijos y otras por no sentirse útiles
para una sociedad que no solo no valora el maternaje, sino que lo penaliza.
Por eso cada vez más familias optan por el porteo. Padres que se informan y
asesoran para encontrar el mejor sistema acorde a sus necesidades y las de su
bebé. Padres que no compran lo primero que les venden, sino un sistema
ergonómico que respete la fisiología del recién nacido.
Cada vez hay más familias que ya desde el embarazo contactan con una
asesora de porteo para conocer, elegir y aprender a usar el portabebés que
mejor les va en su caso particular.
Siempre explico a los padres: “cuanto más se parezca la posición del bebé en
un portabebés a la que adopta al colocarlo sobre el cuerpo de la madre de
forma natural, mejor portabebés es”.
Un recién nacido va bien colocado cuando usamos un portabebés adecuado a
su edad, peso y desarrollo. Bien colocado y ajustado de tal modo que lo
sostenga de forma adecuada sin ejercer presión en zonas indebidas y sin
forzar una posición no ergonómica.
Un portabebebés bien colocado permite portear a un bebé todo el tiempo que
madre e hijo deseen. No os preocupéis por tiempos máximos. El propio bebé
nos va indicando cuándo necesita más movimiento o cambiar de postura.
El nivel de comunicación que es establece entre los padres que portean y su
bebé es tal que por lo general se responde con prontitud a las necesidades del
pequeño. Esto redunda en un mayor bienestar del bebé y por consiguiente en
un mayor bienestar de la madre y resto de la familia
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Una madre primeriza que
comprueba que está atendiendo
a su hijo como este necesita y
espera será una madre con una
mejor autoestima en este nuevo
rol. Una madre más feliz. Y no
hay mayor factor para el
bienestar de los hijos que tener
padres felices.
Un buen portabebés además
tiene en cuenta al adulto que
portea. Ha de ser cómodo,
adecuado a sus características
particulares, a su estilo de vida y que le resulte de fácil uso.
En ese sentido las madres que tendemos a dejar nuestra comodidad en un
segundo plano, haremos bien en tener en cuenta que tras el embarazo y parto
nuestro cuerpo necesita un tiempo de recuperación. De cómo tratemos esas
primeras semanas y meses nuestro cuerpo dependerá en gran medida
nuestra condición física y de salud.
En ese sentido mi trabajo como Asesora de Porteo es explicarle a la madre la
importancia de tener una buena conciencia postural y de entender qué ha
pasado con su cuerpo y qué va a pasar y de qué modo portear para favorecer
esa recuperación de su suelo pélvico y faja abdominal sobre todo.
Buscaremos al principio portear de la forma menos hiperpresiva posible con el
portabebés adecuado o con el nudo del fular que menos incida en la zona que
más delicada está en esos momentos.
Ser madre puede ser una ocasión fantástica para empezar a tomar conciencia
de nuestro cuerpo y dedicar un tiempo a contrarrestar el día a día y su
influencia en nuestra postura y en nuestra estructura. Hacer ejercicios de
gimnasia hipopresiva y de enderezamiento postural puede hacer que
porteemos de forma cómoda y segura desde el punto de vista de nuestro
cuerpo y no solo del del bebé.
Las mujeres hemos sido desde siempre las depositarias del cuidado y
queremos hacerlo de la mejor forma. teniendo en cuenta al bebé y a nosotras
mismas.
Nuestros hijos aprenderán el respeto a sí mismos y a su cuerpo viendo cómo
nosotras les tenemos como prioridad a ellos pero respetándonos a nosotras
mismas y nuestro cuerpo
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