Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Obras son Amores
1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
20 de
agosto de
2017
LA COLUMNA
De Mons. Javier Del Río Alba
OBRAS SON AMORES
La Biblia relata que cuando Dios creó a Adán y
Eva les dijo que podían comer de todos los
árboles del Paraíso, menos de uno, porque si
comían de él morirían. Relata también que poco
después apareció la serpiente, figura bíblica que
designa al diablo, y le dijo a Eva: “¿Así que Dios
no les deja comer de ningún árbol del jardín?”.
En pocas palabras, lo que Dios había dicho
respecto a un árbol, el diablo lo generalizó y
aplicó a todos los árboles, haciendo así queAdán
y Eva comieran del árbol prohibido y rompieran
la comunión con Dios. De esa manera, el diablo
comenzó a ejecutar su proyecto de dividir al
hombre de Dios y dividir a los hombres entre sí.
El mismo término “diablo”, proveniente del
griego, significa “el que divide”. Para dividir, sin
embargo, el diablo no puede recurrir a la verdad,
porque la verdad suprema es Dios y Él no divide
sino que une. El diablo, entonces, tiene que
recurrir a la mentira. Así engañó a nuestros
primeros padres y, desde entonces, no ha cesado
ensu afándeengañaraloshombres.
La dimensión de esta columna no me permite
relatar todos los casos en que el diablo, a través
de juegos de palabras y falsas interpretaciones de
las mismas, ha logrado su cometido. Uno de esos
casos, el más perverso, fue el que llevó a la
muerte de Jesús. Los evangelios nos cuentan que
Jesús una vez dijo: “Destruyan este templo y en
tres días lo reconstruiré”. Él se refería a su propio
cuerpo, en el que habitaba la plenitud de Dios.
Sin embargo, como los fariseos de la época
querían matarlo, porque su predicación y sus
obras les resultaban incómodas, manipularon sus
palabras y lo acusaron de haber dicho que Él
destruiría el templo, lo cual calificaron como una
blasfemia. Con esa acusación le iniciaron el
proceso que terminó con su crucifixión. Desde
entonces, hasta nuestros días, una multitud de
cristianos han sido perseguidos, encarcelados y
hasta asesinados en base a la tergiversación o
interpretaciónsubjetivadesus palabras.
No resulta extraño, entonces, que tomando sólo
cuatro palabras dichas por mí dentro de un
discurso que duró más de veinte minutos,
algunos se hayan dejado convencer de que, con
el adjetivo que utilicé para referirme a sólo un
acto concreto de una persona concreta, estaba
calificando a toda la persona y, peor aún, a todo el
grupo étnico del que proviene. Nada más falso.
Jesús llama al demonio “mentiroso y padre de la
mentira” y, como la mentira no tiene fundamento
en los hechos, el mismo Jesús dijo a sus
perseguidores. “si no creen en mis palabras, al
menos crean en mis obras”. Siguiendo su
ejemplo y visto que, pese a las aclaraciones que
he brindado en estos días hay quienes aún se
obstinan en interpretar de modo equivocado mis
palabras, me remito a las numerosas obras que
desde mi llegada a Arequipa hace once años
vengo realizando para ayudar a quienes, por falta
de oportunidades, viven en situación de pobreza.
Mi amor por estos hermanos queda de
manifiesto, entre otras iniciativas, en el Centro
de Estudios y Desarrollo Humano Integral que
hace unos años fundé en el Cono Norte de
nuestra ciudad, en el cual formamos y
capacitamos para el trabajo a cientos de jóvenes,
muchos de ellos venidos de Puno, Moquegua y
otras partes del país. Como se dice: “Obras son
amoresynobuenasrazones”.
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa