SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 50
El VIA CRUCIS en Jerusalén J.S.Bach. La Pasión según San Mateo “ Nun ist der Herr zur Ruh' gebracht” .   “ Ahora el Señor descansa”  [email_address] benitobadrinas.blogspot.com   con textos de San Josemaría Escrivá de Balaguer Hacer CLIC para ir pasando
Cùpula del Santo Sepulcro y el Calvario (En el s.I estaban fuera de la ciudad) Lugar del Pretorio en la Torre Antonia El Via Crucis (desde el Monasterio de Sion hasta la Basílica del Santo Sepulcro) Via crucis (unos 600 metros) La ruta exacta que siguió el Señor desde el lugar de la condena  donde cargó con la cruz hasta el Calvario, no se puede saber con  certeza.  El camino Tradicional que siguen los franciscanos desde hace  siglos y que tiene señalada cada una de las estaciones y va si- guiendo  la Vía dolorosa, es el que comienza en la Torre Antonia. Otra hipótesis más moderna es que Poncio Pilato residía en el  Palacio de Herodes y, por lo tanto, ese fue el lugar de la condena  donde el Via crucis tendría su inicio.  Las dos rutas coincidirían solamente a partir de la séptima Esta- ción, ya en la salida de la ciudad.
Tras las huellas de Jesús en su Pasión Vamos a caminar por la  VIA , señalada desde hace siglos como la que  pisó  el Señor camino de su última  OFRENDA en el Calvario.  Hoy tiene su inicio en una Escuela musulmana que ocupa parte del lugar en que estuvo la Fortaleza Antonia y termina en el Santo Sepulcro.  Es el CAMINO que, todos los viernes, siguen los Franciscanos,  Custodios de la Tierra santa,  desde el siglo XIV ,  rezando el VIA CRUCIS acompañados por cientos de peregrinos.  Casi toda ella transcurre por el barrio palestino, en gran parte por la llamada Vía Dolorosa o en el interior de la Basílica del Santo Sepulcro. Nosotros la vamos a seguir guiados por el  texto del VIA CRUCIS que escribió San Josemaría Escrivá de Balaguer.
San Josemaría Escrivá de Balaguer N ació   en Barbastro  (Huesca) el 9 de ene- ro de 1902. Recibió la ordenación sacerdo- tal el 28 de marzo de 1925. En Madrid, el 2 de octubre de 1928, Dios le hizo ver lo que esperaba de él: difundir la llamada a la santidad en el mundo y fundar el Opus Dei.  En 1946 fijó su residencia en Roma desde donde viajó a distintos países de Europa, para impulsar el establecimiento y la conso-lidación del trabajo apostólico del Opus Dei. Entre 1970 y 1975 hizo varios viajes a América.   Falleció en Roma  el 26 de junio de 1975 y el 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II lo proclamó santo. « Siguiendo sus huellas », dijo el Papa en su homilía, « difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad ».  www.es.josemariaescriva.info  www.escrivaobras.org
Via crucis de San Josemaría Escrivá de Balaguer El Fundador del Opus Dei  solía afir- mar, con sugestiva persuasión, que la vida cristiana se reduce a  seguir a Cris- to: éste es el secreto . Y añadía:  Acom- pañarle tan de cerca, que vivamos con Él, como aquellos primeros doce; tan de cerca que con Él nos identifiquemos . Como fruto de su contemplación de las escenas del Calvario, preparó este Via Crucis. El Via Crucis no es un ejercicio tris- te. Si la Pasión de Cristo es camino de dolor, también es la ruta de la es- peranza y de la victoria segura. (Del Prólogo de Álvaro del Portillo)   La primera edición apareció en 1981 por Ediciones RIALP (Madrid)
Señor mío y Dios mío,  bajo la mirada amorosa de nuestra Madre,  nos disponemos a acompañarte por el camino de dolor, que fue precio de nuestro rescate.  Queremos sufrir todo lo que Tú sufriste, ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito,  porque eres inocente y vas a morir por nosotros, que somos los únicos culpables.  Madre mía, Virgen dolorosa,  ayúdame a revivir aquellas horas amargas  que tu Hijo quiso pasar en la tierra, para que nosotros, hechos de un puñado de lodo,  viviésemos al fin  in libertatem gloriæ filiorum Dei,  en la libertad y gloria de los hijos
I Estación: Condenan a muerte a Jesús Una antigua tradición  considera que el  Juicio de Jesús  tuvo lugar en la  Torre Antonia  que estaba al nor- oeste de la Explanada del Templo, donde hoy está la  Escuela musulma- na  (Madrasa el-Omariya), al lado sur del comienzo de la Vía Dolorosa  Enfrente de la Escuela,  al otro lado de la Vía Dolorosa,  hay una pequeña iglesia de los franciscanos donde hay dos capillas en el atrio: en una se conmemora  la condena a muerte de Jesús. Era el día 14 de Nisan y entre la hora tercia y sexta alrededor de las 12 del mediodía.  Los viertes tarde, en el patio de la Escuela se inicia el Via Crucis que dirigen los franciscanos.
 
Han pasado ya las diez de la mañana. El proceso está llegando a su fin. No ha habido pruebas concluyentes. El juez sabe que sus enemigos se lo han entregado por envidia, e intenta un recurso absurdo: la elección entre Barrabás, un malhechor acusado de robo con homicidio, y Jesús, que se dice Cristo. El pueblo elige a Barrabás. Pilatos exclama:    — ¿Qué he de hacer, pues, de Jesús?  (Mt XXVII,22).    Contestan todos:   — ¡Crucifícale!    El juez insiste:   — Pero ¿qué mal ha hecho?    Y de nuevo responden a gritos:   — ¡Crucifícale!, ¡crucifícale!   Se asusta Pilatos ante el creciente tumulto. Manda entonces traer agua, y se lava las manos a la vista del pueblo, mientras dice:   — Inocente soy de la sangre de este justo; vosotros veréis   (Mt XXVII, 24) Y después de haber hecho azotar a Jesús, lo entrega para que lo crucifiquen. Se hace el silencio en aquellas gargantas embravecidas y posesas. Como si Dios estuviese ya vencido .   Jesús está solo. Quedan lejanos aquellos días en que la palabra del Hombre-Dios ponía luz y esperanza en los corazones, aquellas largas procesiones de enfermos que eran curados, los clamores triunfales de Jerusalén cuando llegó el Señor montado en un manso pollino. ¡Si los hombres hubieran querido dar otro curso al amor de Dios! ¡Si tú y yo hubiésemos conocido el día del Señor!
II estación: Jesús carga con la cruz Siguiendo la  Via Dolorosa  que se va adentrando en el Barrio palestino de la vieja Ciudad está el arco del “Ecce homo” y, junto a él, está el Convento franciscano con sus dos pequeñas capillas en el atrio: la de la condena (Primera Estación) y la de la Flagelación que conmemora esta  Segunda Estación . Inmediatamente después se pasa ante el Convento de las Damas de Sión del “Ecce homo” con  el disco  que señala el lugar de esta Estación. En este Convento se cnservan tam- bién muchos restos arqueológicos en- tre los que destaca el  Litóstrotos  donde el Señor pasó la útima noche antes de su Pasión y en donde le cargaron con el madero del suplicio  -el patíbulo- atándolo a sus brazos en cruz.
 
Fuera de la ciudad, al noroeste de Jerusalén, hay un pequeño collado: Gólgota se llama en arameo;  locus Calvariæ , en latín: lugar de las Calaveras o Calvario.   Jesús se entrega inerme a la ejecución de la condena. No se le ha de ahorrar nada, y cae sobre sus hombros el peso de la cruz infamante. Pero la Cruz será, por obra de amor, el trono de su realeza. Las gentes de Jerusalén y los forasteros venidos para la Pascua se agolpan por las calles de la ciudad, para ver pasar a Jesús Na- zareno, el Rey de los judíos. Hay un tumulto de voces; y a inter- valos, cortos silencios: tal vez cuando Cristo fija los ojos en al- guien:    — Si alguno quiere venir en pos de mí, tome su cruz de cada día y sígame   (Mt XVI,24).   ¡Con qué amor se abraza Jesús al leño que ha de darle muerte! ¿No es verdad que en cuanto dejas de tener miedo a la Cruz, a eso que la gente llama cruz, cuando pones tu voluntad en aceptar la Voluntad divina, eres feliz, y se pasan todas las preocupacio- nes, los sufrimientos físicos o morales?  Es verdaderamente suave y amable la Cruz de Jesús.Ahí no cuen- tan las penas; sólo la alegría  de saberse corredentores con El.
III estación: Cae Jesús por primera vez Para llegar a la Tercera Estación  se sigue  descendiendo por la Via Dolorosa  hasta llegar a la calle El- Wad (el “Valle) que viene de la “ Puerta de Damasco” y va hacia el  Muro de“Las Lamentaciones” . Se llega así a una pequeña Capilla  del Patriarcado Armenio-católico,  conocida como la “Capilla polaca”  porque fue restaurada (1948) por  soldados polacos después de la Gue-  rra mundial. La Primera Caída del Señor está representada en un relieve que hay encima de la puerta de entrada. En el interior se puede admirar la  escultura de Jesús y una pintura de  los ángeles adorando al Señor.
 
La Cruz hiende, destroza con su peso los hombros del Señor . La turbamulta ha ido agigantándose. Los legionarios apenas pue- den contener la encrespada,enfurecida muchedumbre que, como río fuera de cauce, afluye por las callejuelas de Jerusalén. El cuerpo extenuado de Jesús se tambalea ya bajo la Cruz enor- me. De su Corazón amorosísimo llega apenas un aliento de vida a sus miembros llagados. A derecha e izquierda, el Señor ve esa multitud que anda como ovejas sin pastor. Podría llamarlos uno a uno, por sus nombres, por nuestros nombres. Ahí están los que se alimentaron en la multi- plicación de los panes y de los peces, los que fueron curados de sus dolencias, los que adoctrinó junto al lago y en la montaña y en los pórticos del Templo. Un dolor agudo penetra en el alma de Jesús, y el Señor se desploma extenuado.   Tú y yo no podemos decir nada: ahora ya sabemos por qué pesa tanto la Cruz de Jesús. Y lloramos nuestras miserias y también la ingratitud tremenda del corazón humano. Del fondo del alma nace un acto de contrición verdadera, que nos saca de la postración del pecado. Jesús ha caído para que nosotros nos levantemos: una vez y siempre.
IV Estación: Jesús encuentra a María, su Santísima Madre Esta entrañable  Estación  está en la misma  calle El-Wad , a pocos pasos de la anterior, en una pequeña iglesia que también pertenece al  Patriarcado armenio-católico. También aquí hay una  escultura  sobre la puerta de entrada que evoca el misterio. La iglesia es sobria y muy bonita. Invita a la oración. Tiene una cripta con una Capilla consagrada por Benedicto XVI en el año 2009, en la que está  el Santísimo en exposición permanente  y en la que siempre hay fieles rezando.
 
IV Estación: Jesús encuentra a María, su Santísima Madre Apenas se ha levantado Jesús de su primera caída, cuando encuentra a su Madre Santísima, junto al camino por donde Él pasa.   Con inmenso amor mira María a Jesús, y Jesús mira a su Madre; sus ojos se encuentran, y cada corazón vierte en el otro su propio dolor. El alma de María queda anegada en amargura, en la amargura de Jesucristo .     ¡Oh vosotros cuantos pasáis por el camino: mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor!   (Lam I,12).    Pero nadie se da cuenta, nadie se fija; sólo Jesús. Se ha cumplido la profecía de Simeón :  una espada traspasará tu alma   (Lc II,35).    En la oscura soledad de la Pasión, Nuestra Señora ofrece a su Hijo un bálsamo de ternura, de unión, de fidelidad; un sí a la voluntad divina. De la mano de María, tú y yo queremos también consolar a Jesús, aceptando siempre y en todo la Voluntad de su Padre, de nuestro Padre.   Sólo así gustaremos de la dulzura de la Cruz de Cristo, y la abrazaremos con la fuerza del amor, llevándola en triunfo por todos los caminos de la tierra.
V Estación: Simón ayuda a llevar la cruz de  Jesús En la calle El-Wad se encuentra  enseguida una bifurcación a la  derecha y estamos,  de nuevo, en la  Via Dolorosa  (Tariq el-Alam). El camino se hace ahora  cuesta  arriba  y el ambiente es el de una  típica calle del Jerusalén que  asciende por amplios escalones.  Una Capilla franciscana  recuerda  el lugar del encuentro con el  Cireneo, el momento en el que el  pobre labrador que venía de su  granja fue obligado a llevar la cruz  de Jesús. El Señor no olvidaría  el gesto del Simón y lo premiaría contando con  sus hijos entre los primeros cristia- nos.
 
Jesús está extenuado. Su paso se hace más y más torpe, y la soldadesca tiene prisa por acabar; de modo que, cuando salen de la ciudad por la puerta Judiciaria, requieren a un hombre que venía de una granja, llamado Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, y le fuerzan a que lleve la cruz de Jesús  (cfr. Mc XV,21).   En el conjunto de la Pasión, es bien poca cosa lo que supone esta ayuda. Pero a Jesús le basta una sonrisa, una palabra, un gesto, un poco  de  amor para derramar copiosamente su gracia sobre el alma del amigo. Años más tarde, los hijos de Simón, ya cristianos, serán conocidos y estimados entre sus hermanos en la fe. Todo empezó por un encuentro inopinado con la Cruz .    Me presenté a los que no preguntaban por mí, me hallaron los que no me buscaban   (Is LXV,1). A veces la Cruz aparece sin buscarla: es Cristo que pregunta por nosotros. Y si acaso ante esa Cruz inesperada, y tal vez por eso más oscura, el corazón mostrara repugnancia... no le des consuelos. Y, lleno de una noble compasión, cuando los pida, dile despacio, como en confidencia: corazón, ¡corazón en la Cruz!, ¡corazón en la Cruz!
VI Estación: Una piadosa mujer enjuga el rostro de Jesús Seguimos  subiendo por la Via Do- lorosa  hasta que, en su mitad, encon- tramos la pequeña iglesia de Santa Verónica del tiempo de los Cruza- dos que, en 1883, se ecomendó a los griegos católicos de rito Melquita que tienen un Convento de  las “Hermanitas de Jesús”.  Se considera que es el lugar en el  que  vivía la Verónica  y en el que  prestó el piadoso servico de enjugar el rostro del Señor. El misterio se recuerda en un  fragmento de columna engastada  en el muro.
PIA VERONICA FACIEM CHRISTI LINTEO  ABSTERGIT
No hay en él parecer, no hay hermosura que atraiga las miradas,  ni belleza que agrade. Despreciado, desecho de los hombres, varón  de dolores, conocedor de todos los quebrantos, ante quien se vuelve  el rostro, menospreciado, estimado en nada   (Is LIII,2-3).   Y es el Hijo de Dios que pasa, loco... ¡loco de Amor!   Una mujer, Verónica de nombre, se abre paso entre la muchedum- bre, llevando un lienzo blanco plegado, con el que limpia piadosamente  el rostro de Jesús. El Señor deja grabada su Santa Faz en las tres  partes de ese velo.   El rostro bienamado de Jesús, que había sonreído a los niños y se  transfiguró de gloria en el Tabor, está ahora como oculto por el do- lor. Pero este dolor es nuestra purificación; ese sudor y esa sangre  que empañan y desdibujan sus facciones, nuestra limpieza. Señor, que yo me decida a arrancar, mediante la penitencia, la  triste careta que me he forjado con mis miserias... Entonces, sólo  entonces, por el camino de la contemplación y de la expiación, mi  vida irá copiando fielmente los rasgos de tu vida. Nos iremos pare- ciendo más y más a Ti.   Seremos otros Cristos, el mismo Cristo,  ipse Christus .
VII Estación: Cae Jesús por segunda vez Llegamos  al final de la Via Dolo- rosa  y en su encuentro con la calle El Kahan ez-Zait, una importante y populosa calle palestina de Mercado o Zoco, que ha nacido en la Puerta de Damasco y sigue la dirección Norte-Sur. Hay  una pequeña Capilla de los franciscanos  que señala la Estación. En este lugar se salía de la ciudad  por la Puerta del Juicio y ahí se cayó el Señor por segunda vez. Quedaban sólo unos 200 metros  pero  muy empinados  con un desnivel de unos 15 metros.
 
Ya fuera de la muralla, el cuerpo de Jesús vuelve a abatirse a causa de la flaqueza, cayendo por segunda vez, entre el griterío de la muchedumbre y los empellones de los soldados.   La debilidad del cuerpo y la amargura del alma han hecho que Jesús caiga de nuevo. Todos los pecados de los hombres —los míos también— pesan sobre su Humanidad Santísima . Fue él quien tomó sobre sí nuestras enfermedades y cargó con nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por castigado, herido de Dios y humillado. Fue traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados. El castigo de nuestra salvación pesó sobre él, y en sus llagas hemos sido curados   (Is LIII,4-5). Desfallece Jesús, pero su caída nos levanta, su muerte nos resucita.     A nuestra reincidencia en el mal, responde Jesús con su insis- tencia en redimirnos, con abundancia de perdón. Y, para que nadie desespere, vuelve a alzarse fatigosamente abrazado a la Cruz.   Que los tropiezos y derrotas no nos aparten ya más de El. Como el niño débil se arroja compungido en los brazos recios de su pa- dre, tú y yo nos asiremos al yugo de Jesús. Sólo esa contrición y esa humildad transformarán nuestra flaqueza humana en fortaleza divina
VIII  Estación: Jesús consuela  a las hijas de Jerusalén Se dan unos pasos hacia el Sur  por la misma calle del Zoco y se toma enseguida una via a la derecha llamada calle de San Francisco por donde andaba el antiguo camino al Calvario que uniría esta Estación con la enterior y la siguiente. Esta Octava Estación está seña- lada por  un disco de bronce  con el número romano. Debajo hay una  piedra redonda engastada  en el muro del monasterio griego-ortodoxo de San Caralambos con una cruz latina y una inscripción:  IC XC + NI KA que significa:  Jesucristo + victorioso.
 
VIII  Estación: Jesús consuela  a las hijas de Jerusalén IC XC + NI KA  Jesucristo victorioso Entre las gentes que contemplan el paso del Señor, hay unas cuantas mujeres que no pueden contener su compasión y pro- rrumpen en lágrimas, recordando acaso aquellas jornadas glo- riosas de Jesucristo, cuando todos exclamaban maravillados:  bene omnia fecit   (Mc VII,37) ,  todo lo ha hecho bien .   Pero el Señor quiere enderezar ese llanto hacia un motivo más sobrenatural, y las invita a llorar por los pecados, que son la causa de la Pasión y que atraerán el rigor de la justicia divina:    — Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos... Pues si al árbol verde le tratan de esta manera, ¿en el seco qué se hará?   (Lc XXIII,28,31). Tus pecados, los míos, los  de todos los hombres, se ponen en pie. Todo el mal que hemos hecho y el bien que hemos dejado de hacer.  El panorama desolador de los delitos e infamias sin cuento, que habríamos cometido, si El, Jesús, no nos hubiera confor- tado con la luz de su mirada amabilísima.   ¡Qué poco es una vida para reparar!
Para llegar a la novena Estación hay que volver atrás  hasta tomar de nuevo la calle del Mercado hacia el Sur y, antes de llegar al Santo Seplcro, se toma una escalinata a la derecha que continúa en una calle que pasa por el muro del  Monasterio Etíope  y llega a la entrada del  Monasterio Copto . Muy cerca de esta entrada, en un rincón, hay  una columna del tiempo romano que señala el lugar de la tercer caída del Señor . IX Estación: Jesús cae por tercera vez
La columna que señala el lugar de la  tercera caída al pie del Calvario.
El Señor cae por tercera vez, en la ladera del Calvario, cuando  quedan sólo cuarenta o cincuenta pasos para llegar a la cumbre. Jesús no se sostiene en pie: le faltan las fuerzas, y yace agotado en tierra.    Se entregó porque quiso; maltratado, no abrió boca, como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante los trasquiladores  (Is LIII,7). Todos contra El...: los de la ciudad y los extranjeros, y los fariseos y los soldados y los príncipes de los sacerdotes... Todos verdugos. Su Madre —mi Madre—, María, llora. ¡Jesús cumple la voluntad de su Padre! Pobre: desnudo. Generoso: ¿qué le falta por entregar?  Dilexit me, et tradidit semetipsum pro me   (Gal II,20) ,   me amó y se entregó hasta la muerte por mí. ¡Dios mío!, que odie el pecado, y me una a Ti, abrazándome a la Santa Cruz, para cumplir a mi vez tu Voluntad amabilísima ..., desnudo de todo afecto terreno, sin más miras que tu gloria..., generosamente, no reservándome nada, ofreciéndome contigo en perfecto holocausto.
X Estación: Despojan a Jesús de sus vestiduras Las cinco últimas Estaciones   transcurren en la Basílica del  Santo Sepulcro. Al Señor le ha costado llegar al Calvario  una hora y cuarto  apro-  ximadamente, siguiendo un peno- so camino desde la Torre Antonia. Junto a la entrada principal de  la Basílica, está  la Capilla del  Expolio  o de los Francos a la que  se accede por una escalera de  piedra. .
 
X Estación: Despojan a Jesús de sus vestiduras Al llegar el Señor al Calvario, le dan a beber un poco de vino mezclado con hiel, como un narcótico, que disminuya en algo el do- lor de la crucifixión. Pero Jesús, habiéndolo gustado para agrade- cer ese piadoso servicio, no ha querido beberlo   (cfr. Mt XXVII,34) . Se entrega a la muerte con la plena libertad del Amor. Luego, los soldados despojan a Cristo de sus vestidos. Desde la planta de los pies hasta la cabeza, no hay en él nada sano. Heridas, hinchazones, llagas podridas, ni curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite   (Is I,6). Los verdugos toman sus vestidos y los dividen en cuatro  partes. Pero la túnica es sin costura, por lo que dicen:    — No la dividamos; mas echemos suertes para ver de quién será   (Ioh XIX,24).    De este modo se ha vuelto a cumplir la Escritura:  partieron entre sí mis vestidos y sortearon mi túnica   (Ps XXI,19). Es el expolio, el despojo, la pobreza más absoluta. Nada ha quedado al Señor, sino un madero.   Para llegar a Dios, Cristo es el camino; pero Cristo está en la Cruz, y para subir a la Cruz hay que tener el corazón libre, desa- sido de las cosas de la tierra .
XI Estación: Jesús es clavado en la cruz Nada más entrar en la Basílica,  a la derecha, pasada la losa dela unción, hay  una incómoda escale- ra de piedra , con escalones irre- gulares, que lleva a la  cumbre del Calvario . Ahí, el sitio que ocupa el altar latino, se considera el lugar en donde el Señor fue clavado a la cruz. La crucifixión ocurrió algo  después de la  una del mediodía  y  la cima de la roca del Golgota  estaba a 759 metros sobre el  nivel del mar. Tenía siete metros  de largo (este-oeste), tres metros  de ancho y estaba a unos diez  metros sobre el camino.
Altar latino Altar Griego Altar de la Virgen Roca Calvario o Gólgota
 
XI Estación: Jesús es clavado en  la cruz Ahora crucifican al Señor, y junto a El a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda. Entretanto Jesús dice:    — Padre, perdónales porque no saben lo que hacen   (Lc XXIII,34).    Es el Amor lo que ha llevado a Jesús al Calvario. Y ya en la Cruz, todos sus gestos y todas sus palabras son de amor, de amor sereno y fuerte. Con ademán de Sacerdote Eterno, sin padre ni madre, sin ge- nealogía   (cfr. Heb VII,3) ,  abre sus brazos a la humanidad entera.   Junto a los martillazos que enclavan a Jesús, resuenan las palabras proféticas de la Escritura Santa:  han taladrado mis manos y mis pies. Puedo contar todos mis huesos, y ellos me miran y contemplan   (Ps XXI,17-18) .     — ¡Pueblo mío! ¿Qué te hice o en qué te he contristado? ¡Respóndeme!   (Mich VI,3). Y nosotros, rota el alma de dolor, decimos sinceramente a Je- sús: soy tuyo, y me entrego a Ti, y me clavo en la Cruz gusto- samente, siendo en las encrucijadas del mundo un alma entregada a Ti, a tu gloria, a la Redención, a la corredención de la humanidad entera.
XII Estación: Muerte de Jesús en la cruz El lugar en el que fue levantada  la cruz es el del  altar griego.  La muerte de Jesús fue hacia la  hora de nona  (tres de la tarde).  Fue tan pronto, debido a los bru- tales suplicios sufridos. Bajo este altar, hay un escalón  de marmol con  un disco de pla- ta  con seis radios muy decorados,  que convergen en un orificio  de 11 cms. de diámetro y 23  cms. de profundidad que indica  el  lugar exacto en el que estu- vo empotrado el palo vertical o  estipe  de la cruz en la roca. Junto a este altar se con- servan, protegidos con un cris- tal, restos de la roca de la  cumbre del Calvario.
Altar Griego  Ortodoxo
En la parte alta de la Cruz está escrita la causa de la condena:   Jesús Nazareno Rey de los judíos   (Ioh XIX,19).  Y todos los que pasan por allí, le injurian y se mofan de El.    — Si es el rey de Israel, baje ahora de la cruz   (Mt XXVII, 42).   Uno de los ladrones sale en su defensa:    — Este ningún mal ha hecho...   (Lc XXIII,41). Luego dirige a Jesús una petición humilde, llena de fe:    — Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino  (Lc XXIII,42). — En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso   (Lc XXIII,43). Junto a la Cruz está su Madre, María, con otras santas mujeres. Jesús la mira, y mira después al discípulo que Él ama, y dice a su Madre:    — Mujer, ahí tienes a tu hijo .   Luego dice al discípulo:    — Ahí tienes a tu madre   (Ioh XIX, 26-27).   Se apaga la luminaria del cielo, y la tierra queda sumida en tinieblas. Son cerca de las tres, cuando Jesús exclama:    — Elí, Elí, lamma sabachtani?! Esto es: Dios mío, ¿por qué me has abandonado?   (Mt XXVII,46). Después, sabiendo que todas las cosas están a punto de ser consumadas, para que se cumpla la Escritura, dice:    — Tengo sed   (Ioh XIX,28).   Los soldados empapan en vinagre una esponja, y poniéndola en una caña de hisopo se la acercan a la boca. Jesús sorbe el vinagre, y exclama:    — Todo está cumplido    (Ioh XIX,30) .   El velo del templo se rasga, y tiembla la tierra, cuando clama el Señor con una gran voz:    — Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu  (Lc XXIII,46).   Y expira.   Ama el sacrificio, que es fuente de vida interior. Ama la Cruz, que es altar del sacrificio. Ama el dolor, hasta beber, como Cristo, las heces del cáliz.
XIII Estación: Desclavan a Jesús y lo entregan a su Madre El descendimiento del cuerpo de Jesús ocurrió unas  dos horas des- pués de su muerte,  hacia las cin- co de la tarde. Entre los dos altares del Calva- Rio -el Latino y el Griego ortodo- xo- hay un tercero dedicado a la  Santísima Virgen, con una bella  imagen como retablo, que seña- la  el lugar en el que María  recibió el cuerpo de su hijo. Después lo colocaron sobre  la losa de la Unción.
XII Estación: Muerte de Jesús en la cruz
XIII Estación: Desclavan a Jesús y lo entregan a su Madre Anegada en dolor, está María junto a la Cruz. Y Juan, con Ella. Pe- ro se hace tarde, y los judíos instan para que se quite al Señor de allí.   Después de haber obtenido de Pilatos el permiso que la ley romana exige para sepultar a los condenados, llega al Calvario  un senador llamado José, varón virtuoso y justo, oriundo de Arimatea. El no ha consentido en la condena, ni en lo que los otros han ejecutado. Al contrario, es de los que esperan en el reino de Dios   (Lc XXIII,50-51).  Con él viene también Nicodemo,  aquel mismo que en otra ocasión había ido de noche a encontrar a Jesús, y trae consigo una confección de mirra y áloe, cosa de cien libras   (Ioh XIX,39) . Ellos no eran conocidos públicamente como discípulos del Maestro; no se habían hallado en los grandes milagros, ni le acompañaron en su entrada triunfal en Jerusalén. Ahora, en el momento malo, cuando los demás han huido, no temen dar la cara por su Señor. Entre los dos toman el cuerpo de Jesús y lo dejan en brazos de su Santísima Madre. Se renueva el dolor de María.    — ¿A dónde se fue tu amado, oh la más hermosa de las mujeres? ¿A dónde se marchó el que tú quieres, y le buscaremos contigo?   (Cant V,17).   La Virgen Santísima es nuestra Madre, y no queremos ni podemos dejarla sola.
XIV Estación: Dan sepultura al cuerpo de Jesús   Hemos llegado al lugar  más sa- grado  que existe para los cristia- nos en la tierra. El  Sepulcro del  Señor  está en el centro de la Ba- sílica,debajo de la gran cúpula que  recuerda la Resurrección. Cuando los sacerdotes celebran  Misa en el Sepulcro , se utilizan  ornamentos blancos y los textos  son los del  Domingo solemne de la  Resurrección . Originalmente  el sepulcro tenía tres estancias : un atrio de entra- da, el lugar de la unción y sepa- rado con una piedra que rodaba,  la cámara sepulcral.
 
14ª Estación: Dan sepultura al cuerpo de Jesús Muy cerca del Calvario, en un huerto, José de Arimatea se había hecho labrar en la peña un sepulcro nuevo. Y por ser la víspera de la gran Pascua de los judíos, ponen a Jesús allí. Luego, José,   arri mando una gran piedra, cierra la puerta del sepulcro y se va   (Mt XXVII,60).   Sin nada vino Jesús al mundo, y sin nada —ni siquiera el lugar donde reposa— se nos ha ido. La Madre del Señor —mi Madre— y las mujeres que han seguido al Maestro desde Galilea, después de observar todo atentamente, se marchan también. Cae la noche. Ahora ha pasado todo. Se ha cumplido la obra de nuestra Reden- ción. Ya somos hijos de Dios, porque Jesús ha muerto por nosotros y su muerte nos ha rescatado.    Empti enim estis pretio magno!   (1 Cor VI,20) , tú y yo hemos sido comprados a gran precio. Hemos de hacer vida nuestra la vida y la muerte de Cristo. Morir por la mortificación y la penitencia, para que Cristo viva en nosotros por el Amor. Y seguir entonces los pasos de Cristo, con afán de corredimir a todas las almas.   Dar la vida por los demás. Sólo así se vive la vida de Jesucristo y nos hacemos una misma cosa con El.
Una idea de Alfred Driesse.  Amsterdam. Holanda. Traducida y adaptada  convenientemente. > E-mail :  [email_address] >  http://www.slideshare.net/ADriessen >   http://www.slideshare.net/group/csr-culture-science-and-religion

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

La actualidad más candente (19)

Vía Crucis
Vía CrucisVía Crucis
Vía Crucis
 
Via crucis franciscano
Via crucis franciscanoVia crucis franciscano
Via crucis franciscano
 
Rezar el Víacrucis con Santa Teresita
Rezar el Víacrucis con Santa TeresitaRezar el Víacrucis con Santa Teresita
Rezar el Víacrucis con Santa Teresita
 
VIACRUCIS CON TEXTOS FRANCISCANOS
VIACRUCIS CON TEXTOS FRANCISCANOSVIACRUCIS CON TEXTOS FRANCISCANOS
VIACRUCIS CON TEXTOS FRANCISCANOS
 
El Camino de la Cruz - Vía Crucis del Santo Padre Pio
El Camino de la Cruz - Vía Crucis del Santo Padre PioEl Camino de la Cruz - Vía Crucis del Santo Padre Pio
El Camino de la Cruz - Vía Crucis del Santo Padre Pio
 
La resurrección de Jesús
La resurrección de JesúsLa resurrección de Jesús
La resurrección de Jesús
 
Via crucis 2020
Via crucis 2020Via crucis 2020
Via crucis 2020
 
Viernes adolescentes-y-jóvenes-vía-crucis
Viernes adolescentes-y-jóvenes-vía-crucisViernes adolescentes-y-jóvenes-vía-crucis
Viernes adolescentes-y-jóvenes-vía-crucis
 
Domingo de Ramos
Domingo de Ramos Domingo de Ramos
Domingo de Ramos
 
El martirio de policarpo
El martirio de policarpoEl martirio de policarpo
El martirio de policarpo
 
VIA CRUCIS con textos de KAROL WOJTYLA
VIA CRUCIS con textos de KAROL WOJTYLAVIA CRUCIS con textos de KAROL WOJTYLA
VIA CRUCIS con textos de KAROL WOJTYLA
 
Camino hacia la perfection arsenie boca
Camino hacia la perfection arsenie bocaCamino hacia la perfection arsenie boca
Camino hacia la perfection arsenie boca
 
Cruz o madero
Cruz o maderoCruz o madero
Cruz o madero
 
La crucifixión y la resurrección drama
La crucifixión y la resurrección drama La crucifixión y la resurrección drama
La crucifixión y la resurrección drama
 
Vía Crucis 2013
Vía Crucis 2013Vía Crucis 2013
Vía Crucis 2013
 
Meditacion sobre pasion y muerte
Meditacion sobre pasion y muerteMeditacion sobre pasion y muerte
Meditacion sobre pasion y muerte
 
Vía lucis déjate mover por el amor
Vía lucis déjate mover por el amorVía lucis déjate mover por el amor
Vía lucis déjate mover por el amor
 
Via lucis
Via lucisVia lucis
Via lucis
 
Temas importantes
Temas importantesTemas importantes
Temas importantes
 

Destacado (20)

Via Crucis con San José
Via Crucis con San JoséVia Crucis con San José
Via Crucis con San José
 
Viacrucis tema 2013
Viacrucis tema 2013Viacrucis tema 2013
Viacrucis tema 2013
 
Via crucis
Via crucisVia crucis
Via crucis
 
Via crucis para adolecentes
Via crucis para adolecentesVia crucis para adolecentes
Via crucis para adolecentes
 
Via Crucis
Via CrucisVia Crucis
Via Crucis
 
Vía crucis para adultos
Vía crucis para adultosVía crucis para adultos
Vía crucis para adultos
 
Via Crucis con Dibujos
Via Crucis con DibujosVia Crucis con Dibujos
Via Crucis con Dibujos
 
Via Crucis Africano
Via Crucis AfricanoVia Crucis Africano
Via Crucis Africano
 
La Semana Santa
La Semana SantaLa Semana Santa
La Semana Santa
 
VíA CRUCIS 2010
VíA CRUCIS 2010VíA CRUCIS 2010
VíA CRUCIS 2010
 
El cielo proclama la gloria de Dios
El cielo proclama la gloria de DiosEl cielo proclama la gloria de Dios
El cielo proclama la gloria de Dios
 
27 - Siempre que digo Madre
27 - Siempre que digo Madre27 - Siempre que digo Madre
27 - Siempre que digo Madre
 
Via crucis en jerusalén con textos de juan pablo ii
Via crucis en jerusalén con textos de juan pablo iiVia crucis en jerusalén con textos de juan pablo ii
Via crucis en jerusalén con textos de juan pablo ii
 
LA REDENCIÓN EN 36 IMÁGENES
LA REDENCIÓN EN 36 IMÁGENESLA REDENCIÓN EN 36 IMÁGENES
LA REDENCIÓN EN 36 IMÁGENES
 
LA PASION DE JESUS NINOS
LA PASION DE JESUS NINOSLA PASION DE JESUS NINOS
LA PASION DE JESUS NINOS
 
Resumen sobre el sentido cristiano del sufrimiento. Carta de Juan Pablo II
Resumen sobre el sentido cristiano del sufrimiento. Carta de Juan Pablo IIResumen sobre el sentido cristiano del sufrimiento. Carta de Juan Pablo II
Resumen sobre el sentido cristiano del sufrimiento. Carta de Juan Pablo II
 
La gracia de dios
La gracia de diosLa gracia de dios
La gracia de dios
 
Vía crucis pastoral escolar
Vía crucis   pastoral escolarVía crucis   pastoral escolar
Vía crucis pastoral escolar
 
Ns de guadalupe
Ns de guadalupeNs de guadalupe
Ns de guadalupe
 
Via crucis
Via crucisVia crucis
Via crucis
 

Similar a Via crucis en jerusalén con textos de san josemaría

Similar a Via crucis en jerusalén con textos de san josemaría (20)

via-dolorosa
via-dolorosavia-dolorosa
via-dolorosa
 
El vía crucis
El vía crucisEl vía crucis
El vía crucis
 
VIACRUCIS1
VIACRUCIS1VIACRUCIS1
VIACRUCIS1
 
El via crusis
El via crusisEl via crusis
El via crusis
 
Periódico Mural
Periódico MuralPeriódico Mural
Periódico Mural
 
Domingo de ramos c
Domingo de ramos cDomingo de ramos c
Domingo de ramos c
 
una_aldea_llamada_emaus
una_aldea_llamada_emausuna_aldea_llamada_emaus
una_aldea_llamada_emaus
 
30-04-17
30-04-17 30-04-17
30-04-17
 
LAS 7 PALABRAS.docx
LAS 7 PALABRAS.docxLAS 7 PALABRAS.docx
LAS 7 PALABRAS.docx
 
Viacrucis4 (con las imágenes del viacrucis de lourdes)
Viacrucis4 (con las imágenes del viacrucis de lourdes)Viacrucis4 (con las imágenes del viacrucis de lourdes)
Viacrucis4 (con las imágenes del viacrucis de lourdes)
 
V lucis2020
V lucis2020V lucis2020
V lucis2020
 
Vl2020
Vl2020Vl2020
Vl2020
 
01 Historia de la Iglesia I milenio
01 Historia de la Iglesia I milenio01 Historia de la Iglesia I milenio
01 Historia de la Iglesia I milenio
 
Viacrucis
ViacrucisViacrucis
Viacrucis
 
VÍA CRUCIS
VÍA  CRUCISVÍA  CRUCIS
VÍA CRUCIS
 
Estaciones del viacrucis ESTHER VENTURA
Estaciones del viacrucis ESTHER VENTURA Estaciones del viacrucis ESTHER VENTURA
Estaciones del viacrucis ESTHER VENTURA
 
Viacrucis 2008 Coliseo Roma
Viacrucis 2008 Coliseo RomaViacrucis 2008 Coliseo Roma
Viacrucis 2008 Coliseo Roma
 
Celebración para la Fiesta de la Impresión de las Llagas de Nuestro Padre San...
Celebración para la Fiesta de la Impresión de las Llagas de Nuestro Padre San...Celebración para la Fiesta de la Impresión de las Llagas de Nuestro Padre San...
Celebración para la Fiesta de la Impresión de las Llagas de Nuestro Padre San...
 
Programa Semana Santa
Programa Semana SantaPrograma Semana Santa
Programa Semana Santa
 
Viernes santo via crucis
Viernes santo via crucisViernes santo via crucis
Viernes santo via crucis
 

Último

"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases."Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.Opus Dei
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA Vczspz8nwfx
 
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...JaimeRuilovaTorres1
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxjenune
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.yhostend
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosGemmaMRabiFrigerio
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxAntonio Miguel Salas Sierra
 
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxHIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxPalitoBlanco1
 
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfPARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfAntonio Miguel Salas Sierra
 

Último (11)

"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases."Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
 
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitarSanta Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
 
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
 
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CMLa oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
 
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxHIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
 
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfPARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
 

Via crucis en jerusalén con textos de san josemaría

  • 1. El VIA CRUCIS en Jerusalén J.S.Bach. La Pasión según San Mateo “ Nun ist der Herr zur Ruh' gebracht” . “ Ahora el Señor descansa” [email_address] benitobadrinas.blogspot.com con textos de San Josemaría Escrivá de Balaguer Hacer CLIC para ir pasando
  • 2. Cùpula del Santo Sepulcro y el Calvario (En el s.I estaban fuera de la ciudad) Lugar del Pretorio en la Torre Antonia El Via Crucis (desde el Monasterio de Sion hasta la Basílica del Santo Sepulcro) Via crucis (unos 600 metros) La ruta exacta que siguió el Señor desde el lugar de la condena donde cargó con la cruz hasta el Calvario, no se puede saber con certeza. El camino Tradicional que siguen los franciscanos desde hace siglos y que tiene señalada cada una de las estaciones y va si- guiendo la Vía dolorosa, es el que comienza en la Torre Antonia. Otra hipótesis más moderna es que Poncio Pilato residía en el Palacio de Herodes y, por lo tanto, ese fue el lugar de la condena donde el Via crucis tendría su inicio. Las dos rutas coincidirían solamente a partir de la séptima Esta- ción, ya en la salida de la ciudad.
  • 3. Tras las huellas de Jesús en su Pasión Vamos a caminar por la VIA , señalada desde hace siglos como la que pisó el Señor camino de su última OFRENDA en el Calvario. Hoy tiene su inicio en una Escuela musulmana que ocupa parte del lugar en que estuvo la Fortaleza Antonia y termina en el Santo Sepulcro. Es el CAMINO que, todos los viernes, siguen los Franciscanos, Custodios de la Tierra santa, desde el siglo XIV , rezando el VIA CRUCIS acompañados por cientos de peregrinos. Casi toda ella transcurre por el barrio palestino, en gran parte por la llamada Vía Dolorosa o en el interior de la Basílica del Santo Sepulcro. Nosotros la vamos a seguir guiados por el texto del VIA CRUCIS que escribió San Josemaría Escrivá de Balaguer.
  • 4. San Josemaría Escrivá de Balaguer N ació en Barbastro (Huesca) el 9 de ene- ro de 1902. Recibió la ordenación sacerdo- tal el 28 de marzo de 1925. En Madrid, el 2 de octubre de 1928, Dios le hizo ver lo que esperaba de él: difundir la llamada a la santidad en el mundo y fundar el Opus Dei. En 1946 fijó su residencia en Roma desde donde viajó a distintos países de Europa, para impulsar el establecimiento y la conso-lidación del trabajo apostólico del Opus Dei. Entre 1970 y 1975 hizo varios viajes a América. Falleció en Roma el 26 de junio de 1975 y el 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II lo proclamó santo. « Siguiendo sus huellas », dijo el Papa en su homilía, « difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad ». www.es.josemariaescriva.info www.escrivaobras.org
  • 5. Via crucis de San Josemaría Escrivá de Balaguer El Fundador del Opus Dei solía afir- mar, con sugestiva persuasión, que la vida cristiana se reduce a seguir a Cris- to: éste es el secreto . Y añadía: Acom- pañarle tan de cerca, que vivamos con Él, como aquellos primeros doce; tan de cerca que con Él nos identifiquemos . Como fruto de su contemplación de las escenas del Calvario, preparó este Via Crucis. El Via Crucis no es un ejercicio tris- te. Si la Pasión de Cristo es camino de dolor, también es la ruta de la es- peranza y de la victoria segura. (Del Prólogo de Álvaro del Portillo) La primera edición apareció en 1981 por Ediciones RIALP (Madrid)
  • 6. Señor mío y Dios mío, bajo la mirada amorosa de nuestra Madre, nos disponemos a acompañarte por el camino de dolor, que fue precio de nuestro rescate. Queremos sufrir todo lo que Tú sufriste, ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito, porque eres inocente y vas a morir por nosotros, que somos los únicos culpables. Madre mía, Virgen dolorosa, ayúdame a revivir aquellas horas amargas que tu Hijo quiso pasar en la tierra, para que nosotros, hechos de un puñado de lodo, viviésemos al fin in libertatem gloriæ filiorum Dei, en la libertad y gloria de los hijos
  • 7. I Estación: Condenan a muerte a Jesús Una antigua tradición considera que el Juicio de Jesús tuvo lugar en la Torre Antonia que estaba al nor- oeste de la Explanada del Templo, donde hoy está la Escuela musulma- na (Madrasa el-Omariya), al lado sur del comienzo de la Vía Dolorosa Enfrente de la Escuela, al otro lado de la Vía Dolorosa, hay una pequeña iglesia de los franciscanos donde hay dos capillas en el atrio: en una se conmemora la condena a muerte de Jesús. Era el día 14 de Nisan y entre la hora tercia y sexta alrededor de las 12 del mediodía. Los viertes tarde, en el patio de la Escuela se inicia el Via Crucis que dirigen los franciscanos.
  • 8.  
  • 9. Han pasado ya las diez de la mañana. El proceso está llegando a su fin. No ha habido pruebas concluyentes. El juez sabe que sus enemigos se lo han entregado por envidia, e intenta un recurso absurdo: la elección entre Barrabás, un malhechor acusado de robo con homicidio, y Jesús, que se dice Cristo. El pueblo elige a Barrabás. Pilatos exclama:    — ¿Qué he de hacer, pues, de Jesús? (Mt XXVII,22).    Contestan todos: — ¡Crucifícale!    El juez insiste: — Pero ¿qué mal ha hecho?    Y de nuevo responden a gritos: — ¡Crucifícale!, ¡crucifícale! Se asusta Pilatos ante el creciente tumulto. Manda entonces traer agua, y se lava las manos a la vista del pueblo, mientras dice:   — Inocente soy de la sangre de este justo; vosotros veréis   (Mt XXVII, 24) Y después de haber hecho azotar a Jesús, lo entrega para que lo crucifiquen. Se hace el silencio en aquellas gargantas embravecidas y posesas. Como si Dios estuviese ya vencido . Jesús está solo. Quedan lejanos aquellos días en que la palabra del Hombre-Dios ponía luz y esperanza en los corazones, aquellas largas procesiones de enfermos que eran curados, los clamores triunfales de Jerusalén cuando llegó el Señor montado en un manso pollino. ¡Si los hombres hubieran querido dar otro curso al amor de Dios! ¡Si tú y yo hubiésemos conocido el día del Señor!
  • 10. II estación: Jesús carga con la cruz Siguiendo la Via Dolorosa que se va adentrando en el Barrio palestino de la vieja Ciudad está el arco del “Ecce homo” y, junto a él, está el Convento franciscano con sus dos pequeñas capillas en el atrio: la de la condena (Primera Estación) y la de la Flagelación que conmemora esta Segunda Estación . Inmediatamente después se pasa ante el Convento de las Damas de Sión del “Ecce homo” con el disco que señala el lugar de esta Estación. En este Convento se cnservan tam- bién muchos restos arqueológicos en- tre los que destaca el Litóstrotos donde el Señor pasó la útima noche antes de su Pasión y en donde le cargaron con el madero del suplicio -el patíbulo- atándolo a sus brazos en cruz.
  • 11.  
  • 12. Fuera de la ciudad, al noroeste de Jerusalén, hay un pequeño collado: Gólgota se llama en arameo; locus Calvariæ , en latín: lugar de las Calaveras o Calvario.   Jesús se entrega inerme a la ejecución de la condena. No se le ha de ahorrar nada, y cae sobre sus hombros el peso de la cruz infamante. Pero la Cruz será, por obra de amor, el trono de su realeza. Las gentes de Jerusalén y los forasteros venidos para la Pascua se agolpan por las calles de la ciudad, para ver pasar a Jesús Na- zareno, el Rey de los judíos. Hay un tumulto de voces; y a inter- valos, cortos silencios: tal vez cuando Cristo fija los ojos en al- guien:    — Si alguno quiere venir en pos de mí, tome su cruz de cada día y sígame   (Mt XVI,24). ¡Con qué amor se abraza Jesús al leño que ha de darle muerte! ¿No es verdad que en cuanto dejas de tener miedo a la Cruz, a eso que la gente llama cruz, cuando pones tu voluntad en aceptar la Voluntad divina, eres feliz, y se pasan todas las preocupacio- nes, los sufrimientos físicos o morales?  Es verdaderamente suave y amable la Cruz de Jesús.Ahí no cuen- tan las penas; sólo la alegría de saberse corredentores con El.
  • 13. III estación: Cae Jesús por primera vez Para llegar a la Tercera Estación se sigue descendiendo por la Via Dolorosa hasta llegar a la calle El- Wad (el “Valle) que viene de la “ Puerta de Damasco” y va hacia el Muro de“Las Lamentaciones” . Se llega así a una pequeña Capilla del Patriarcado Armenio-católico, conocida como la “Capilla polaca” porque fue restaurada (1948) por soldados polacos después de la Gue- rra mundial. La Primera Caída del Señor está representada en un relieve que hay encima de la puerta de entrada. En el interior se puede admirar la escultura de Jesús y una pintura de los ángeles adorando al Señor.
  • 14.  
  • 15. La Cruz hiende, destroza con su peso los hombros del Señor . La turbamulta ha ido agigantándose. Los legionarios apenas pue- den contener la encrespada,enfurecida muchedumbre que, como río fuera de cauce, afluye por las callejuelas de Jerusalén. El cuerpo extenuado de Jesús se tambalea ya bajo la Cruz enor- me. De su Corazón amorosísimo llega apenas un aliento de vida a sus miembros llagados. A derecha e izquierda, el Señor ve esa multitud que anda como ovejas sin pastor. Podría llamarlos uno a uno, por sus nombres, por nuestros nombres. Ahí están los que se alimentaron en la multi- plicación de los panes y de los peces, los que fueron curados de sus dolencias, los que adoctrinó junto al lago y en la montaña y en los pórticos del Templo. Un dolor agudo penetra en el alma de Jesús, y el Señor se desploma extenuado.   Tú y yo no podemos decir nada: ahora ya sabemos por qué pesa tanto la Cruz de Jesús. Y lloramos nuestras miserias y también la ingratitud tremenda del corazón humano. Del fondo del alma nace un acto de contrición verdadera, que nos saca de la postración del pecado. Jesús ha caído para que nosotros nos levantemos: una vez y siempre.
  • 16. IV Estación: Jesús encuentra a María, su Santísima Madre Esta entrañable Estación está en la misma calle El-Wad , a pocos pasos de la anterior, en una pequeña iglesia que también pertenece al Patriarcado armenio-católico. También aquí hay una escultura sobre la puerta de entrada que evoca el misterio. La iglesia es sobria y muy bonita. Invita a la oración. Tiene una cripta con una Capilla consagrada por Benedicto XVI en el año 2009, en la que está el Santísimo en exposición permanente y en la que siempre hay fieles rezando.
  • 17.  
  • 18. IV Estación: Jesús encuentra a María, su Santísima Madre Apenas se ha levantado Jesús de su primera caída, cuando encuentra a su Madre Santísima, junto al camino por donde Él pasa.   Con inmenso amor mira María a Jesús, y Jesús mira a su Madre; sus ojos se encuentran, y cada corazón vierte en el otro su propio dolor. El alma de María queda anegada en amargura, en la amargura de Jesucristo .   ¡Oh vosotros cuantos pasáis por el camino: mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor! (Lam I,12).    Pero nadie se da cuenta, nadie se fija; sólo Jesús. Se ha cumplido la profecía de Simeón :  una espada traspasará tu alma   (Lc II,35).    En la oscura soledad de la Pasión, Nuestra Señora ofrece a su Hijo un bálsamo de ternura, de unión, de fidelidad; un sí a la voluntad divina. De la mano de María, tú y yo queremos también consolar a Jesús, aceptando siempre y en todo la Voluntad de su Padre, de nuestro Padre.   Sólo así gustaremos de la dulzura de la Cruz de Cristo, y la abrazaremos con la fuerza del amor, llevándola en triunfo por todos los caminos de la tierra.
  • 19. V Estación: Simón ayuda a llevar la cruz de Jesús En la calle El-Wad se encuentra enseguida una bifurcación a la derecha y estamos, de nuevo, en la Via Dolorosa (Tariq el-Alam). El camino se hace ahora cuesta arriba y el ambiente es el de una típica calle del Jerusalén que asciende por amplios escalones. Una Capilla franciscana recuerda el lugar del encuentro con el Cireneo, el momento en el que el pobre labrador que venía de su granja fue obligado a llevar la cruz de Jesús. El Señor no olvidaría el gesto del Simón y lo premiaría contando con sus hijos entre los primeros cristia- nos.
  • 20.  
  • 21. Jesús está extenuado. Su paso se hace más y más torpe, y la soldadesca tiene prisa por acabar; de modo que, cuando salen de la ciudad por la puerta Judiciaria, requieren a un hombre que venía de una granja, llamado Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, y le fuerzan a que lleve la cruz de Jesús (cfr. Mc XV,21).   En el conjunto de la Pasión, es bien poca cosa lo que supone esta ayuda. Pero a Jesús le basta una sonrisa, una palabra, un gesto, un poco de amor para derramar copiosamente su gracia sobre el alma del amigo. Años más tarde, los hijos de Simón, ya cristianos, serán conocidos y estimados entre sus hermanos en la fe. Todo empezó por un encuentro inopinado con la Cruz .    Me presenté a los que no preguntaban por mí, me hallaron los que no me buscaban   (Is LXV,1). A veces la Cruz aparece sin buscarla: es Cristo que pregunta por nosotros. Y si acaso ante esa Cruz inesperada, y tal vez por eso más oscura, el corazón mostrara repugnancia... no le des consuelos. Y, lleno de una noble compasión, cuando los pida, dile despacio, como en confidencia: corazón, ¡corazón en la Cruz!, ¡corazón en la Cruz!
  • 22. VI Estación: Una piadosa mujer enjuga el rostro de Jesús Seguimos subiendo por la Via Do- lorosa hasta que, en su mitad, encon- tramos la pequeña iglesia de Santa Verónica del tiempo de los Cruza- dos que, en 1883, se ecomendó a los griegos católicos de rito Melquita que tienen un Convento de las “Hermanitas de Jesús”. Se considera que es el lugar en el que vivía la Verónica y en el que prestó el piadoso servico de enjugar el rostro del Señor. El misterio se recuerda en un fragmento de columna engastada en el muro.
  • 23. PIA VERONICA FACIEM CHRISTI LINTEO ABSTERGIT
  • 24. No hay en él parecer, no hay hermosura que atraiga las miradas, ni belleza que agrade. Despreciado, desecho de los hombres, varón de dolores, conocedor de todos los quebrantos, ante quien se vuelve el rostro, menospreciado, estimado en nada   (Is LIII,2-3).   Y es el Hijo de Dios que pasa, loco... ¡loco de Amor!   Una mujer, Verónica de nombre, se abre paso entre la muchedum- bre, llevando un lienzo blanco plegado, con el que limpia piadosamente el rostro de Jesús. El Señor deja grabada su Santa Faz en las tres partes de ese velo. El rostro bienamado de Jesús, que había sonreído a los niños y se transfiguró de gloria en el Tabor, está ahora como oculto por el do- lor. Pero este dolor es nuestra purificación; ese sudor y esa sangre que empañan y desdibujan sus facciones, nuestra limpieza. Señor, que yo me decida a arrancar, mediante la penitencia, la triste careta que me he forjado con mis miserias... Entonces, sólo entonces, por el camino de la contemplación y de la expiación, mi vida irá copiando fielmente los rasgos de tu vida. Nos iremos pare- ciendo más y más a Ti.   Seremos otros Cristos, el mismo Cristo,  ipse Christus .
  • 25. VII Estación: Cae Jesús por segunda vez Llegamos al final de la Via Dolo- rosa y en su encuentro con la calle El Kahan ez-Zait, una importante y populosa calle palestina de Mercado o Zoco, que ha nacido en la Puerta de Damasco y sigue la dirección Norte-Sur. Hay una pequeña Capilla de los franciscanos que señala la Estación. En este lugar se salía de la ciudad por la Puerta del Juicio y ahí se cayó el Señor por segunda vez. Quedaban sólo unos 200 metros pero muy empinados con un desnivel de unos 15 metros.
  • 26.  
  • 27. Ya fuera de la muralla, el cuerpo de Jesús vuelve a abatirse a causa de la flaqueza, cayendo por segunda vez, entre el griterío de la muchedumbre y los empellones de los soldados.   La debilidad del cuerpo y la amargura del alma han hecho que Jesús caiga de nuevo. Todos los pecados de los hombres —los míos también— pesan sobre su Humanidad Santísima . Fue él quien tomó sobre sí nuestras enfermedades y cargó con nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por castigado, herido de Dios y humillado. Fue traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados. El castigo de nuestra salvación pesó sobre él, y en sus llagas hemos sido curados   (Is LIII,4-5). Desfallece Jesús, pero su caída nos levanta, su muerte nos resucita. A nuestra reincidencia en el mal, responde Jesús con su insis- tencia en redimirnos, con abundancia de perdón. Y, para que nadie desespere, vuelve a alzarse fatigosamente abrazado a la Cruz.   Que los tropiezos y derrotas no nos aparten ya más de El. Como el niño débil se arroja compungido en los brazos recios de su pa- dre, tú y yo nos asiremos al yugo de Jesús. Sólo esa contrición y esa humildad transformarán nuestra flaqueza humana en fortaleza divina
  • 28. VIII Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén Se dan unos pasos hacia el Sur por la misma calle del Zoco y se toma enseguida una via a la derecha llamada calle de San Francisco por donde andaba el antiguo camino al Calvario que uniría esta Estación con la enterior y la siguiente. Esta Octava Estación está seña- lada por un disco de bronce con el número romano. Debajo hay una piedra redonda engastada en el muro del monasterio griego-ortodoxo de San Caralambos con una cruz latina y una inscripción: IC XC + NI KA que significa: Jesucristo + victorioso.
  • 29.  
  • 30. VIII Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén IC XC + NI KA Jesucristo victorioso Entre las gentes que contemplan el paso del Señor, hay unas cuantas mujeres que no pueden contener su compasión y pro- rrumpen en lágrimas, recordando acaso aquellas jornadas glo- riosas de Jesucristo, cuando todos exclamaban maravillados: bene omnia fecit   (Mc VII,37) , todo lo ha hecho bien . Pero el Señor quiere enderezar ese llanto hacia un motivo más sobrenatural, y las invita a llorar por los pecados, que son la causa de la Pasión y que atraerán el rigor de la justicia divina:    — Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos... Pues si al árbol verde le tratan de esta manera, ¿en el seco qué se hará?   (Lc XXIII,28,31). Tus pecados, los míos, los de todos los hombres, se ponen en pie. Todo el mal que hemos hecho y el bien que hemos dejado de hacer. El panorama desolador de los delitos e infamias sin cuento, que habríamos cometido, si El, Jesús, no nos hubiera confor- tado con la luz de su mirada amabilísima.   ¡Qué poco es una vida para reparar!
  • 31. Para llegar a la novena Estación hay que volver atrás hasta tomar de nuevo la calle del Mercado hacia el Sur y, antes de llegar al Santo Seplcro, se toma una escalinata a la derecha que continúa en una calle que pasa por el muro del Monasterio Etíope y llega a la entrada del Monasterio Copto . Muy cerca de esta entrada, en un rincón, hay una columna del tiempo romano que señala el lugar de la tercer caída del Señor . IX Estación: Jesús cae por tercera vez
  • 32. La columna que señala el lugar de la tercera caída al pie del Calvario.
  • 33. El Señor cae por tercera vez, en la ladera del Calvario, cuando quedan sólo cuarenta o cincuenta pasos para llegar a la cumbre. Jesús no se sostiene en pie: le faltan las fuerzas, y yace agotado en tierra.    Se entregó porque quiso; maltratado, no abrió boca, como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante los trasquiladores  (Is LIII,7). Todos contra El...: los de la ciudad y los extranjeros, y los fariseos y los soldados y los príncipes de los sacerdotes... Todos verdugos. Su Madre —mi Madre—, María, llora. ¡Jesús cumple la voluntad de su Padre! Pobre: desnudo. Generoso: ¿qué le falta por entregar? Dilexit me, et tradidit semetipsum pro me   (Gal II,20) , me amó y se entregó hasta la muerte por mí. ¡Dios mío!, que odie el pecado, y me una a Ti, abrazándome a la Santa Cruz, para cumplir a mi vez tu Voluntad amabilísima ..., desnudo de todo afecto terreno, sin más miras que tu gloria..., generosamente, no reservándome nada, ofreciéndome contigo en perfecto holocausto.
  • 34. X Estación: Despojan a Jesús de sus vestiduras Las cinco últimas Estaciones transcurren en la Basílica del Santo Sepulcro. Al Señor le ha costado llegar al Calvario una hora y cuarto apro- ximadamente, siguiendo un peno- so camino desde la Torre Antonia. Junto a la entrada principal de la Basílica, está la Capilla del Expolio o de los Francos a la que se accede por una escalera de piedra. .
  • 35.  
  • 36. X Estación: Despojan a Jesús de sus vestiduras Al llegar el Señor al Calvario, le dan a beber un poco de vino mezclado con hiel, como un narcótico, que disminuya en algo el do- lor de la crucifixión. Pero Jesús, habiéndolo gustado para agrade- cer ese piadoso servicio, no ha querido beberlo (cfr. Mt XXVII,34) . Se entrega a la muerte con la plena libertad del Amor. Luego, los soldados despojan a Cristo de sus vestidos. Desde la planta de los pies hasta la cabeza, no hay en él nada sano. Heridas, hinchazones, llagas podridas, ni curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite   (Is I,6). Los verdugos toman sus vestidos y los dividen en cuatro partes. Pero la túnica es sin costura, por lo que dicen:    — No la dividamos; mas echemos suertes para ver de quién será   (Ioh XIX,24).    De este modo se ha vuelto a cumplir la Escritura: partieron entre sí mis vestidos y sortearon mi túnica (Ps XXI,19). Es el expolio, el despojo, la pobreza más absoluta. Nada ha quedado al Señor, sino un madero.   Para llegar a Dios, Cristo es el camino; pero Cristo está en la Cruz, y para subir a la Cruz hay que tener el corazón libre, desa- sido de las cosas de la tierra .
  • 37. XI Estación: Jesús es clavado en la cruz Nada más entrar en la Basílica, a la derecha, pasada la losa dela unción, hay una incómoda escale- ra de piedra , con escalones irre- gulares, que lleva a la cumbre del Calvario . Ahí, el sitio que ocupa el altar latino, se considera el lugar en donde el Señor fue clavado a la cruz. La crucifixión ocurrió algo después de la una del mediodía y la cima de la roca del Golgota estaba a 759 metros sobre el nivel del mar. Tenía siete metros de largo (este-oeste), tres metros de ancho y estaba a unos diez metros sobre el camino.
  • 38. Altar latino Altar Griego Altar de la Virgen Roca Calvario o Gólgota
  • 39.  
  • 40. XI Estación: Jesús es clavado en la cruz Ahora crucifican al Señor, y junto a El a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda. Entretanto Jesús dice:    — Padre, perdónales porque no saben lo que hacen   (Lc XXIII,34).    Es el Amor lo que ha llevado a Jesús al Calvario. Y ya en la Cruz, todos sus gestos y todas sus palabras son de amor, de amor sereno y fuerte. Con ademán de Sacerdote Eterno, sin padre ni madre, sin ge- nealogía (cfr. Heb VII,3) , abre sus brazos a la humanidad entera. Junto a los martillazos que enclavan a Jesús, resuenan las palabras proféticas de la Escritura Santa:  han taladrado mis manos y mis pies. Puedo contar todos mis huesos, y ellos me miran y contemplan   (Ps XXI,17-18) .     — ¡Pueblo mío! ¿Qué te hice o en qué te he contristado? ¡Respóndeme!   (Mich VI,3). Y nosotros, rota el alma de dolor, decimos sinceramente a Je- sús: soy tuyo, y me entrego a Ti, y me clavo en la Cruz gusto- samente, siendo en las encrucijadas del mundo un alma entregada a Ti, a tu gloria, a la Redención, a la corredención de la humanidad entera.
  • 41. XII Estación: Muerte de Jesús en la cruz El lugar en el que fue levantada la cruz es el del altar griego. La muerte de Jesús fue hacia la hora de nona (tres de la tarde). Fue tan pronto, debido a los bru- tales suplicios sufridos. Bajo este altar, hay un escalón de marmol con un disco de pla- ta con seis radios muy decorados, que convergen en un orificio de 11 cms. de diámetro y 23 cms. de profundidad que indica el lugar exacto en el que estu- vo empotrado el palo vertical o estipe de la cruz en la roca. Junto a este altar se con- servan, protegidos con un cris- tal, restos de la roca de la cumbre del Calvario.
  • 42. Altar Griego Ortodoxo
  • 43. En la parte alta de la Cruz está escrita la causa de la condena:   Jesús Nazareno Rey de los judíos   (Ioh XIX,19). Y todos los que pasan por allí, le injurian y se mofan de El.    — Si es el rey de Israel, baje ahora de la cruz   (Mt XXVII, 42).   Uno de los ladrones sale en su defensa:    — Este ningún mal ha hecho...   (Lc XXIII,41). Luego dirige a Jesús una petición humilde, llena de fe:    — Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino  (Lc XXIII,42). — En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso   (Lc XXIII,43). Junto a la Cruz está su Madre, María, con otras santas mujeres. Jesús la mira, y mira después al discípulo que Él ama, y dice a su Madre:    — Mujer, ahí tienes a tu hijo .   Luego dice al discípulo:    — Ahí tienes a tu madre   (Ioh XIX, 26-27). Se apaga la luminaria del cielo, y la tierra queda sumida en tinieblas. Son cerca de las tres, cuando Jesús exclama:    — Elí, Elí, lamma sabachtani?! Esto es: Dios mío, ¿por qué me has abandonado?   (Mt XXVII,46). Después, sabiendo que todas las cosas están a punto de ser consumadas, para que se cumpla la Escritura, dice:    — Tengo sed   (Ioh XIX,28).   Los soldados empapan en vinagre una esponja, y poniéndola en una caña de hisopo se la acercan a la boca. Jesús sorbe el vinagre, y exclama:    — Todo está cumplido   (Ioh XIX,30) . El velo del templo se rasga, y tiembla la tierra, cuando clama el Señor con una gran voz:    — Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc XXIII,46).   Y expira. Ama el sacrificio, que es fuente de vida interior. Ama la Cruz, que es altar del sacrificio. Ama el dolor, hasta beber, como Cristo, las heces del cáliz.
  • 44. XIII Estación: Desclavan a Jesús y lo entregan a su Madre El descendimiento del cuerpo de Jesús ocurrió unas dos horas des- pués de su muerte, hacia las cin- co de la tarde. Entre los dos altares del Calva- Rio -el Latino y el Griego ortodo- xo- hay un tercero dedicado a la Santísima Virgen, con una bella imagen como retablo, que seña- la el lugar en el que María recibió el cuerpo de su hijo. Después lo colocaron sobre la losa de la Unción.
  • 45. XII Estación: Muerte de Jesús en la cruz
  • 46. XIII Estación: Desclavan a Jesús y lo entregan a su Madre Anegada en dolor, está María junto a la Cruz. Y Juan, con Ella. Pe- ro se hace tarde, y los judíos instan para que se quite al Señor de allí.   Después de haber obtenido de Pilatos el permiso que la ley romana exige para sepultar a los condenados, llega al Calvario  un senador llamado José, varón virtuoso y justo, oriundo de Arimatea. El no ha consentido en la condena, ni en lo que los otros han ejecutado. Al contrario, es de los que esperan en el reino de Dios   (Lc XXIII,50-51). Con él viene también Nicodemo,  aquel mismo que en otra ocasión había ido de noche a encontrar a Jesús, y trae consigo una confección de mirra y áloe, cosa de cien libras   (Ioh XIX,39) . Ellos no eran conocidos públicamente como discípulos del Maestro; no se habían hallado en los grandes milagros, ni le acompañaron en su entrada triunfal en Jerusalén. Ahora, en el momento malo, cuando los demás han huido, no temen dar la cara por su Señor. Entre los dos toman el cuerpo de Jesús y lo dejan en brazos de su Santísima Madre. Se renueva el dolor de María.    — ¿A dónde se fue tu amado, oh la más hermosa de las mujeres? ¿A dónde se marchó el que tú quieres, y le buscaremos contigo?   (Cant V,17).   La Virgen Santísima es nuestra Madre, y no queremos ni podemos dejarla sola.
  • 47. XIV Estación: Dan sepultura al cuerpo de Jesús Hemos llegado al lugar más sa- grado que existe para los cristia- nos en la tierra. El Sepulcro del Señor está en el centro de la Ba- sílica,debajo de la gran cúpula que recuerda la Resurrección. Cuando los sacerdotes celebran Misa en el Sepulcro , se utilizan ornamentos blancos y los textos son los del Domingo solemne de la Resurrección . Originalmente el sepulcro tenía tres estancias : un atrio de entra- da, el lugar de la unción y sepa- rado con una piedra que rodaba, la cámara sepulcral.
  • 48.  
  • 49. 14ª Estación: Dan sepultura al cuerpo de Jesús Muy cerca del Calvario, en un huerto, José de Arimatea se había hecho labrar en la peña un sepulcro nuevo. Y por ser la víspera de la gran Pascua de los judíos, ponen a Jesús allí. Luego, José, arri mando una gran piedra, cierra la puerta del sepulcro y se va   (Mt XXVII,60).   Sin nada vino Jesús al mundo, y sin nada —ni siquiera el lugar donde reposa— se nos ha ido. La Madre del Señor —mi Madre— y las mujeres que han seguido al Maestro desde Galilea, después de observar todo atentamente, se marchan también. Cae la noche. Ahora ha pasado todo. Se ha cumplido la obra de nuestra Reden- ción. Ya somos hijos de Dios, porque Jesús ha muerto por nosotros y su muerte nos ha rescatado.    Empti enim estis pretio magno!   (1 Cor VI,20) , tú y yo hemos sido comprados a gran precio. Hemos de hacer vida nuestra la vida y la muerte de Cristo. Morir por la mortificación y la penitencia, para que Cristo viva en nosotros por el Amor. Y seguir entonces los pasos de Cristo, con afán de corredimir a todas las almas.   Dar la vida por los demás. Sólo así se vive la vida de Jesucristo y nos hacemos una misma cosa con El.
  • 50. Una idea de Alfred Driesse. Amsterdam. Holanda. Traducida y adaptada convenientemente. > E-mail :  [email_address] >  http://www.slideshare.net/ADriessen >   http://www.slideshare.net/group/csr-culture-science-and-religion