Este documento resume la historia del cine argentino desde sus inicios hasta la actualidad. Destaca que históricamente ha sido un medio dominado por hombres y con una perspectiva patriarcal. Con el tiempo, las mujeres directoras aportaron una nueva visión que puso el foco en los conflictos humanos. También resalta el trabajo pionero de directoras como María Luisa Bemberg, quien a través de sus películas mostró mujeres que desafiaron los límites impuestos por la sociedad patriarcal argentina.
Cineastas argentinos contemporáneos: identidad y estilo
1. Cineastas argentinos contemporáneos:
identidad, estilo y lenguaje
Indice
1. Introducción
2. Biografía
3. Crónica de una señora
4. Juguetes
5. Bibliografía consultada
1. Introducción
En un cierto sentido general, y más aun en nuestro país, la actividad cinematográfica ha sido ejercida
históricamente por varones, y obviamente, el punto de vista masculino ha predominado en las
realizaciones. Así también tenemos que agregar la concepción patriarcal, hizo que los que se atrevieron
a hacer cine adoptaran, casi sin excepción, este enfoque, promoviendo un modelo de identificación de
carácter sexista, prejuicioso y distorsionado. De este modo el cine cuenta con una mujer idealizada,
según los "cánones morales de la sociedad", y la mujer objeto.
Con la incorporación de la mujer directora, productora, realizadora de cine, se produce una evolución
hacia una toma de consciencia por oposición, aportando así un cambio a la concepción misma de los
conflictos humanos.
En toda narrativa siempre existe lo incorporado o lo aprendido, sumándose a las características
personales del autor y en este caso es precisamente donde podemos ver que los realizadores
argentinos cuentan sus historias con cierta similitud, con una cierta hegemonía en el enfoque que tiene
un cierto gusto criollo, con una mirada nostalgiosa si se quiere, crítica en algunos casos, buscando una
reflexión en el espectador, apelando a la capacidad decodificadora del público, con un predominio de la
historia en lo que hace a la temática. Es precisamente una de las tantas características unificadoras de
nuestra identidad cinematográfica, si es que se permite el término ya que ciertos autores no concuerdan
con esto.
La historia argentina dio muchos argumentos al cine nacional, y el primer antecedente dentro de la
historia de la cinematografía argentina, la encontramos en 1909, con Mario Gallo realizando el primer
film argumental titulado “El Fusilamiento de Dorrego”. Luego hace una sucesión de películas, las cuales
se semejan entre si, por su técnica narrativa del teatro filmado, tal es el caso de “La Revolución de
Mayo”, haciendo uso de nuestro pasado histórico.
Con la aparición de los estudios “Lumiton” y su primera película “Los Tres Berretines” (1932), la cual
consagra al actor Luis Sandrini, proporciona las bases de un estilo argumental o temático, de películas
destinadas al sano esparcimiento de la población barrial, la llamada clase media, relatándoles historias
cotidianas de personajes contemporáneos.
En 1935, se incorporan al cine argentino, cinco directores que rápidamente cometen una mejora
temática en la filmografía argentina. Daniel Tynaire filma “Bajo la Santa Federación” y “Mateo”, la cual
es una adaptación del genero grotesco del autor Armando Dicepolo. Alberto de Sabalia incursiona por
las biografías con su film “La vida de Carlos Gardel”. Manuel Romero se dedica a realizar películas
relacionadas con el genero musical popular del momento, como “La Vida es un Tango” (1939). Luis
Saslaski filma “Puerta Cerrada” (1939), demostrando otro tipo de tratamiento mas cuidado, donde hace
uso de un relato cargado de connotaciones psicológicas, sentimentales y lo melodramático. Pero el más
sobresaliente de este grupo, es Mario Soffici, que filma “Kilómetro 111” (1938), con un estilo de climas y
temas autóctono, y permitiéndose incorporar al relato algunos “chascarrillos”, por parte de los singulares
personajes, dentro de un relato sumamente entretenido y ameno para un argumento de índole social,
político y económico del momento. Realiza uno de los clásicos de nuestra filmografía “Prisioneros de la
Tierra” (1939), donde refleja la opresión de los trabajadores en los tabacales.
Pero en la década del 40’, el cine sufre una transformación incursionando por la comedia asainetada,
pero también entra a diferenciarse entre las realizaciones comerciales y artísticas.
También tenemos la obligación de decir que tuvimos un “cine para la mujer”, que se caracterizó por las
historias de amoríos juveniles, con pequeños dramas de entre casa u hogareño, sin mucho contenido.
Dentro de esta época aparece el llamado cine erótico, con una trama cargada de escenas de amor y
simbolismo, como “Safo” (1943).
En 1942 Lucas De Mares, filma “La Guerra Gaucha”, la película considerada como el gran clásico de la
filmografía argentina y como una joya épica, basada en la obra literaria de Leopoldo Lugones, con
escenas antológicas. En 1944, De Mares filma “Su Mejor Alumno”, basada en la vida del hijo de
Domingo Faustino Sarmiento, creando una línea de películas históricas, algunas de las cuales se
basaron en textos literarios, donde lo épico es el cimiento de la temática.
Algunos gobiernos, permitieron el monopolio a costa de que se promuevan sus ideologías, haciendo
2. caer la producción en la mediocridad del pasa tiempo, las comedias escapistas e insulsas, donde la
cinematografía nacional incurre en novelas y dramas de autores extranjeros, donde el mismo público
argentino, entro a rechazar con el tiempo, quizás por la ausencia de identificación por parte del público
ante la propuesta cinematográfica.
Lo intelectual, lo entomológico, la farsa, el inconformismo, lo psicológico, tiene su espacio con el grupo
de realizadores comprendido por lo llamado “La generación del 60” y por otro lado, aparece el cine
liberación, caracterizado principalmente por fuertes connotaciones políticas.
Lo intimista aparece con Leonardo Favio, a los fines de los 60’. A comienzos de los 70’ se reintroduce el
genero erótico de la mano del cineasta Armando Bo, y el relato de lo marginal resalta por el lado de
Lautaro Murua. Sergio Renan hecha mano a la literatura del autor uruguayo Mario Benedetti para relatar
una historia esencialmente humana y contemporánea. También en esa época, se retoma la veta
temática de lo histórico, hasta la nueva aparición de las triviales comedias, dentro de un oscuro pasaje
de nuestra historia nacional. Pero no todo es oscuro en la cinematografía de esa época, ya que se
filmaron buenos policiales. Luego, con el tiempo, vino el cambio de gobierno y, en consecuencia, nuevos
rumbos para las temáticas nacionales, tal es el caso del documental histórico y la ficción que recrea
crueles historias cotidianas y de nuestro pasado.
En los últimos años, nuestra historia fue aprovechada por muchos extranjeros como base argumental.
Pero la temática abordada por la cinematografía argentina no termina con nuestra historia, sino que las
particulares historias de nuestra sociedad y sus personajes fueron innumerablemente utilizadas para el
desarrollo de distintos conflictos sociales y personales, para analizar y criticar nuestros propios sistemas
sociales y/o políticos, por los que hemos transitado, con una visión y un tratamiento, si se quiere,
sociológico y psicológico muy típico de la idiosincrasia argentina, y, sin haberlo previsto, nos
encontramos en medio de una temática que no depende exclusivamente de los realizadores, sino que,
en gran medida, influyó nuestro marco histórico, social, idiomático, costumbrista, y mandatos por cuya
imposición no se nos permitió intervenir ni expresarnos libremente, en un sistema social que nos
delegan, no dejando de lado por esto una trama de relaciones sociales que confluye en una cultura
nacional proveniente de colonizadores.
Por otro lado, nos encontramos con realizadores que se han formado en el exterior, o cuentan con
abundante información de otras escuelas o movimientos cinematográficos.
Así es como los filmes argentinos hechos a partir de 1983 se evidenciaban, por sus características,
como argentinos y como realizados en la época de la democracia.
Estos filmes, tomados en conjunto, hablan de problemas relacionados con la dictadura militar que
acababa de terminar; numerosas fueron las películas que trataron, central o lateralmente, el lacerante
tema de la represión ilegal.
Esto no implica ningún juicio de valor (que se hable de los desaparecidos o que se trate del primer film
de un realizador no es ni bueno ni malo: el film podrá ser lo uno o lo otro), pero gran parte de las
películas hechas entre el 84 y el 88 fueron operas primas, filmes de autor, y hablaron sobre la represión
ilegal durante la dictadura militar. Al menos en algunos de estos aspectos, la mayoría de los filmes
pueden reconocerse.
En el aspecto, digamos, estilístico, el cine del 83 al 88 se destacó por el desarrollo de lo que podría
llamarse cine de autor: películas que se planteaban fundamentalmente los problemas desde el punto de
vista de su estructuración, de su organización formal, dejando de lado el mercado. Eso supuso una
relación conflictiva con el público, y fueron numerosos los fracasos. Además fue muy grande la cantidad
de operas primas del período.
Muchos directores, con frecuencia, contaron con el único apoyo económico del Instituto Nacional de
Cine, y así lograban, con muchas dificultades, hacer su primera película.
Luego de una depresión en lo que es refiere a la producción cinematográfica, retoma, en cierta medida,
un nivel cuantitativo y cualitativo bastante aceptable, si lo comparamos con otros períodos.
Pero, para hablar más concretamente del tema que nos convoca en este tratado de María Luisa
Bemberg, no podemos dejar de lado a las llamadas “Voces femeninas”.
La conocida obra de la Lic. María A. Camino, en el texto titulado “Cine y Literatura: dos mundos, dos
oficios históricamente masculinos”, nos relata: esta idea ubicó a la literatura y al séptimo arte en una
dimensión fuertemente marcada con el sello viril, con aquello que las feministas de fines de los sesenta
definieron como “mirada androcéntrica”.
Innumerables son las películas que tienen como protagonistas a mujeres. Incalculables, los autores que
han escrito sobre ellas. Muchos han tenido la capacidad de internarse en la mentalidad femenina, en sus
prejuicios, sentimientos y pensamientos. Sólo unos pocos han logrado reflejarla con absoluta fidelidad.
En este sentido, existen inolvidables personajes femeninos como aquella Pepa de “Mujeres al borde de
un ataque de nervios” de Pedro Almodóvar. Sin embargo, no hay nada más temible que el cine y la
literatura de y sobre las mujeres. Con la visión femenina, estas artes adquieren un carácter revelador,
íntimo, confesional para dar un testimonio único de lo que hace, cree, siente y piensa el llamado “sexo
3. débil”.
María Luisa Bemberg en el cine y Elena Poniatowska en la literatura, son dos mujeres que saltaron al
mundo de la creatividad, que se convirtieron, con mucho esfuerzo, en ejecutoras de su propio arte, de
sus propias palabras; que no se sometieron al antiguo miedo, al silencio; que se decidieron y gritaron a
través de su arte. Así, Bemberg con su cámara y Poniatowska con su pluma, se propusieron dar luz a
determinados rostros históricamente olvidados y dar voz a determinantes silencios milenarios. Por esto,
existe entre ellas una evidente vinculación que no es sólo temática, porque, tanto la obra de
Poniatowska como la de Bemberg, revelan la misma preocupación: el papel que ha jugado la mujer en la
sociedad patriarcal argentina y mexicana.
Así es que, como guionista y directora, María Luisa Bemberg prefirió mujeres alejadas de la indigencia, y
de este modo, personajes burgueses sin carencias y aristócratas acaudalados pueblan sus películas.
Pero, tanto ricas en un sentido como pobres en otro, han sido mujeres ignoradas, mujeres marginadas,
mujeres calladas...
Cada una de ellas evidencia lo desgarrador de la soledad femenina en un contexto dominado por
hombres.
En las películas de María Luisa Bemberg vemos desfilar ante nosotros mujeres que se atrevieron a
romper con los límites impuestos por el matrimonio, la familia, el Estado, la iglesia, etc.
Así Lucía (“Momentos”, 1981) se atreve al adulterio; Leonor (“ Señora de nadie”, 1982) al divorcio; y
Camila O’Gorman (“Camila”, 1984) y Juana Inés de la Cruz (“Yo, la peor de todas”, 1990) osan desafiar
tanto a la Iglesia como al Estado.
Las mujeres de Bemberg poseen una vitalidad extraordinaria y desbordante; todas ellas se encuentran
dominadas por una pasión, ya sea por un hombre prohibido -como es el caso de Camila- o por un arte
vedado, como Juana Inés de la Cruz.
Es a través de estas mujeres como María Luisa Bemberg nos muestra su mirada crítica y desafiante;
sin duda, el suyo ha sido un cine de denuncia, de grito entrañable contra los límites impuestos por un
sistema que posterga y oprime a la mujer. En alguna oportunidad, la realizadora contó cómo se había
atrevido a dirigir su primera película, un cortometraje de 17 minutos titulado “El mundo de la mujer”
(1972). Sucedió que en la filmación de una escena de “Crónica de una señora” (1970), película en la
que ella fue argumentista, tuvo un desacuerdo con el director Raúl de la Torre. Más tarde, comentó lo
sucedido a Juan Carlos Desanzo que la animó, diciéndole que ella podía dirigir sus películas y que lo
único que necesitaba era un asistente, un iluminador y un compaginador. En ese momento ella pensó
“es hora de que las mujeres nos atrevamos a atrevernos”. Felizmente se atrevió, lo que tal vez suene
paradójico es que lo hizo por consejo de un hombre que no se equivocó. María Luisa Bemberg nos ha
dejado una lista de películas que, manejadas con mano firme, reflejan muy cabalmente lo que no es
ficción: el alma femenina.
En las películas de Bemberg, nada queda librado al azar. Uno de los mayores logros de la realizadora
consiste en la estricta reconstrucción del contexto social en que se mueven sus personajes. Los marcos
de sus obras han sido cuidadosamente reconstruidos y son una muestra genial de que el arte de ambas
no se limitó a exponer historias de mujeres, sino que la intención fue mucho más allá: apelaron al
criticismo histórico.
María Luisa Bemberg ha creado en sus obras un mundo que le pertenece y que le es propio: “El mundo
de las mujeres”.
Porque la mujer siempre calló y, para que no siga callando, Elena Poniatowska y María Luisa Bemberg
no apostaron al silencio. Ellas optaron por el camino de la creación para mover antiguas estructuras,
para enseñarnos que traspasar límites es posible, para decirnos que, en realidad, el silencio femenino
es una vieja historia, para comunicarnos que simplemente podemos atrevernos...
2. Biografía
María Luisa Bemberg nació en Buenos Aires el 14 de abril de 1922, casada un 17 de octubre de 1945,
tuvo 4 hijos y se divorcia a los 32 años de edad.
Murió el 7 de Mayo de 1995, a la edad de 73 años, al parecer, de un cáncer fulminante y repentino.
Proviene de una familia potentosa en lo económico y con muchas connotaciones sociales y políticas;
con una estructura familiar fuertemente patriarcal que influyó decididamente en su persona, lo cual hizo
que en los distintos trabajos realizados, se percibieran muchas vivencias y/o conflictos de su historia
personal, que han sido plasmadas concurrentemente en ellos.
En 1949 comienza trabajando como empresaria de espectáculos teatrales; en 1960 repite la experiencia
pero también es bocetista del vestuario, recibiendo elogios de la crítica especializada. Posteriormente,
junto a Catalina Wolff, funda el Teatro del Globo y se encarga de regentearlo durante 5 años. Es allí
donde empieza a empaparse del trabajo de dirección, escenografía, actoral y sobre todo en la puesta en
escena.
Por otro lado, María Luisa Bemberg tiene otra faceta en su vida social y pública, y es la de ser una
4. activista en los movimientos feministas, siendo una de las fundadoras de la Unión Feminista Argentina.
En su trabajo como escritora, o guionista, escribe "La margarita es una flor", obra teatral que
posteriormente pasa a ser guión de "Crónica de una señora", y, como es de esperar, el tema principal es
la problemática de la mujer.
Se inicia dirigiendo "El mundo de la mujer", un cortometraje de 17 minutos, realizado en 16 mm., en el
cual la cámara capta inquietamente la exposición Femimundo, atribuyéndole de este modo un enfoque
crítico al tema, tiñéndolo de ironía e irritación. Esta realización cuenta con un contrastante y rítmico
montaje, lográndose el objetivo de la directora que es denunciar y rechazar la frivolidad de esta
exposición, donde brilla por ausente lo espiritual, lo intelectual, lo esencial que podría llegar a hacer
crecer a una mujer como persona.
De este modo, todo el cine de María Luisa Bemberg se encamina en una incesante alegoría de su vida
privada, y así es como en cada obra de ella, toca diferentes capítulos o temas personales y siempre
desde un singular enfoque atípico, fuera de lo normal o de lo que la mayoría de los realizadores
acostumbran a tratar en estos tipos de temas, tal es el caso del ser mujer, el ser esposa, su crianza, su
historia familiar, la relación con su padre, la postura ante una sociedad machista, etc., tratando de
criticar, analizar, cuestionar, combatir y formar una nueva mentalidad en la sociedad argentina referente
a estos y otros temas.
Antes de dirigir su primera película viajo a Nueva York
para estudiar actuación en el Instituto Lee Strasberg. De vuelta a Argentina, creo una compañía de
producción cinematográfica con la productora Lisa Stantic. En 1981 Bemberg produjo, escribió y dirigió
su primera película: "Momentos". "Tenía bastante miedo” decía. “El primer día, cuando fui a filmar mi
primera escena, sentía como si fuera a la guerra. No sabia si podría volver a casa esa tarde".
Estudia interpretación con Beatriz Matar. Así se va enriqueciendo en gran medida en el tema actoral.
Sus realizaciones cinematográficas son originales, donde con el tiempo logra crecer y se puede
observar un alto profesionalismo, que lo utiliza hábilmente para brindarnos una visión no-masculina y por
ende una distinta concepción ideológica y moral.
La realizadora aborda los distintos conflictos sin prevenciones sexistas y con frecuencia esa mirada
logra hacerse crítica, revelando un efecto devastador de la ideología social.
Su película Camila fue nominada al Oscar como mejor film extranjero en 1995.
Para un mejor conocimiento de la realizadora, pasemos a conocer cada una de sus obras
cinematográfica hechas a lo largo de su trayectoria, viendo las distintas etapas y en consecuencia, su
brillante evolución.
3. Crónica de una señora
Es su primer contacto con el cine, donde el argumento refleja una serie de esenciales conflictos de la
vida de la autora, sin que esto represente que el guión sea autobiográfico.
La historia personal de María Luisa Bemberg, hace que esté empapada en las circunstancias,
permitiéndole mostrar ávidamente la naturaleza del conflicto que tiene el personaje del film. El
sentimiento de inutilidad y aislamiento, es presentado como el efecto de expectativas sociales, que
coartan la creatividad de la mujer, sumergiéndola en una impotencia y en un estancamiento personal.
Este tema es bien tratado, gracias al vasto conocimiento que tiene la guionista del grupo social y el
ambiente en que este tipo de drama se puede ver.
En cuanto al desarrollo de la historia, puede parecer lineal, donde la situación se tiñe de autentico drama
y está concebida desde lo femenino, "Crónica de una Señora", le debe mucho a su director Raúl de la
Torre, quien supo dar respuesta a la idea de la guionista, consiguiendo conformar una sucesión de
puestas en escenas que logran transmitir la falsedad, el encierro y la asfixia que apremia a la bella y
frívola esposa de un poderoso marido. El conflicto se desata en el personaje ante el suicidio de una
amiga de idénticas condiciones que ella, y tal es su identificación que llega a pensar que puede sur ella
misma la que se quita la vida.
Como es obvio, esta extrema determinación es tomada al encontrarse harta de su vida, al no encontrarle
un sentido a su vida. Así es como "Crónica de una mujer", apunta a un debate filosófico del tema: criticar
y desafiar la estructura patriarcal concebida en nuestra sociedad. El enfoque que se le da al film, es
muy diferente a lo que estamos habituados, ya que para el cine argentino una mirada desde este
ángulo, representa una innovación, debido a la forma en que están desarrollados los conflictos afectan
tanto a los hombres como a las mujeres y ambos deben enfrentar esa disyuntiva.
Triángulo de cuarto
En 1978 ella vio su segundo guión en la película "Triángulo de Cuatro". Aún cuando ella gana un premio
por el guión, la película, sobre el triángulo amoroso entre un hombre, una esposa tradicional y su
independiente amante, no satisfizo a Bemberg.
Este film, lo dirigió Fernando Ayala, donde se puede observar el enfoque crítico hacia las relaciones
5. matrimoniales de una clase social alta y muy determinada. La infidelidad de la protagonista, Thelma
Biral, que encarna la esposa, es la tabla de salvación, ante la fragilidad de su matrimonio.
La trama se desarrolla con poca verosimilitud, convirtiéndose en una historia mas, trivial, poco atractiva,
donde lo previsible esta a la mano del espectador.
4. Juguetes
Es un cortometraje de 12 minutos teñido de un aire pendenciero, donde se reitera el enfoque crítico y
denunciante, donde los juguetes son presentados como instrumentos de discriminación sexual, y, sobre
todo, cómo vienen a cumplir un carácter de formadores psicológicos de las personas, lo cual responde a
una vieja composición sociocultural, y, por ende, y en segundo plano, responde también a una serie de
intereses mercantiles. A través de un especial muestreo de los juguetes, totalmente definido por su
destinatario y con una suerte de preanuncio del rol adulto (hombre - mujer), cobran cierta perversidad
ante una mente que se está formando, como es el caso de los niños, generando y marcando distintos
pautas de acción social ante la vida futura.
Momentos
En este largometraje, María Luisa Bemberg es la guionista y directora de una historia de encuentros,
romances, incomunicación, apasionamiento y un abrumador aburrimiento de una mujer casada, que la
inunda una tristeza y abandona a su esposo. Claro que, por otro lado, está el tercero en discordia, con
su propia historia matrimonial, y la infaltable serie de vaivenes, donde la autora y realizadora logra
presentar un adulterio amoral, ya que el verdadero conflicto pasa por los sentimientos.
La historia transcurre con un aire de "normalidad
6. ", sin enfatizar las relaciones, apuntando a una cierta disyuntiva ética como desenlace. Lucía cree revivir
la pasión de sus veinte años con su amante Nicolás, un muchacho seductor y vital. Entre encuentros
fugaces y clandestinos empieza la culpa y el remordimiento. Lucía decide separarse de su marido e irse
con Nicolás a Mar del Plata. Poco a poco comenzará la rutina y el tedio inevitables en una convivencia
no sustentada por verdaderas afinidades.
Por la frescura con la que son presentados los personajes, con sus correspondientes cualidades que los
caracteriza, como Graciela Dufau, la mujer mayor y protectora; y Miguel A. Solá, el infantil, surgen, tras
un interés de la directora en los personajes principales, en un guión que cuenta con un exhaustivo
cuidado, para lograr una verosimilitud y un clima de intimidad, la cual es transmitida en la parte
realizativa, por una sucesión de Primeros Planos y Planos Medios, manteniendo constante una tensión
sentimental.
El matrimonio tiene las cosas en claro y ello aventaja a la directora, para presentarnos un final abierto,
impregnado de una madurez abrumadora, ante el hecho del reencuentro de los perniciosos cónyuges,
serenos y comprensivos.
Momentos es también la historia de una búsqueda para encontrarle un sentido a la existencia y,
finalmente, la aceptación de nuestras limitaciones. Con estas características, este final pasa a ser uno
de los más reconocidos del Cine argentino.
Señora de nadie
El guión de este film refleja la preocupación de la escritora por una serie de sentimientos y
circunstancias, por las cuales muchas mujeres sufren cuando asume su condición de persona. En esta
película la protagonista de la historia, Leonor, esta casada, ama profundamente a su marido y no pone
en duda la reciprocidad de su amor y fidelidad, tiene dos hijos y su rol es casi el arquetípico de nuestra
clase media urbana, donde ella no se cuestiona ninguna de sus condiciones personales, harta de
sentirse estafada por la infidelidad de su marido. Leonor se siente traicionada emocionalmente y
comprende que su mundo, basado en una mentira, se ha desmoronado. Abandona a su marido y carga
con el inmenso dolor de tener que dejar a sus hijos por no tener cómo mantenerlos. Con más miedo que
convicción, abandona su casa y comienza un proceso de búsqueda de su propia identidad.
María Luisa Bemberg apela a ese argumento en un contexto histórico y social muy particular, ya que
este film data de los inicios de la década del 80’ y en años después, en nuestro país se aprueban las
leyes del divorcio, la patria potestad compartida, la igualdad de los hijos ante la ley, etc., María Luisa
Bemberg quiere enseñarnos atrás de esta historia, las falencias y necesidades que hay sobre el tema en
cuestión, anticipándose con este tratado pero poco convincente dentro de nuestra sociedad y por
defecto, las grandes dificultades anclan en lo afectivo sin alcanzar el dramatismo necesario por el
achicamiento del conflicto, a la vez que la guionista se explaya en lo realizativo y en lo escénico, pero,
sin alcanzar una brillantez convincente, cuenta con una interpretación realista por parte de Luisina
Brando y Julio Chávez.
Otra vez logra un excelente e implacable final que suple todas las falencias que puede haber tenido el
relato. Aquí, Leonor, el personaje principal, sufre las dificultades que le presenta la mentalidad de
nuestra sociedad, ante tal situación de una joven señora que pretende rehacer su vida en todos los
sentidos, donde lo irónico es que un amigo homosexual es el encargado de reflotar lo esencialmente
valioso de esa mujer: más allá de toda condición sexual, cumple con su significado innovador y poco
común en un tema común.
Camila
En 1984 se hizo "Camila", la cual fue nominada, ese mismo año, a un Oscar por la mejor película
extranjera.
El film nos relata la particular historia de Camila O’Gorman, donde no podemos desechar el contexto
social e histórico convirtiendo a los protagonistas en audaces, transgresores de la agitada vida política,
social y económica de nuestro país en esa circunstancia.
Camila mía:
Acabo de saber que mueres conmigo.
Ya que no hemos podido vivir en la tierra unidos, nos uniremos en el cielo ante Dios.
Te abraza” ...
“Tu Gutiérrez”
La película se realizó en coproducción con España, lo cual implicó la importante actuación de Imanol
Arias como Ladislao Gutierrez, Héctor Alterio hacía de padre de Camila, Adolfo O’Gorman, y la
protagonista femenina es Susu Pecoraro como Camila, la cual pertenecía a una familia de clase alta de
la sociedad de Buenos Aires, donde la veinte añera tenía en su haber la herencia de una abuela con
cierta reputación por sus aventuras. El ser cura confesor servirá para tapar lo sospechoso sobre los
encuentros de la pareja, la cual huye a Goya ante el inminente escándalo, hecho que aprovechan los
7. unitarios como símbolo de corrupción y desenfreno de los adversarios federales, a los cuales Rosas dice
ponerles coto por semejante situación a través de un castigo ejemplar. La barbarie tenía que terminar
así que, a pesar del embarazo de Camila, ambos son fusilados y enterrados juntos en un cajón de
armamentos. El guión es realizado con aportes de Juan Bautista Stagnaro y Beda Manuel Docampo
Fijoó, y la asesoría histórica estuvo a cargo de Leonor Calvera. Por cierto es que el grupo realizó un
serio y detallado trabajo que, ayudado por la cuidada escenografía y el adecuado vestuario, recrea la
época omitiendo toda demagogia ideológica, sólo apunta a la conquista por la historia misma. Como
consecuencia de esto, y no es para menos a esta altura de la Bemberg, la película es lograda con suma
prolijidad cuidando muy bien los distintos climas con que cuenta la película ya sean políticos,
románticos, e incluso las escenas donde se desarrollan los altercados entre Camila y su padre que
logran una tensión fuertemente impactante en el espectador, el cual se ve enredado entre los vaivenes
de los sugerentes encuentros de la pareja y el contexto social e histórico que los rodean.
María Luisa Bemberg logra resolver hábilmente la puesta en escena, las brillantes actuaciones, las
constantes tensiones que se transmiten en las imágenes, tanto sonoras como visuales, respondiendo al
objetivo de la directora que logra la indignación del espectador ante la alegórica transgresión pasional,
que se enfrenta al despotismo y a la incomprensión y destrucción de los sentimientos como así también
de las personas. Es obvio que Camila no es una simple veinte añera ya que se enfrenta a la sociedad, a
los cánones de moralidad dictados por la cultura, a la fuerte presencia de la Iglesia y demás
instituciones como la familia, a una rígida estructura de ésta y la del Estado inclusive.
Fernando Arribas tiene a su cargo la fotografía, la cual logra transmitir todos los sentimientos requeridos
por la Dirección de un fatal romanticismo. La dupla Pecoraro - Arias logra una buena credibilidad y están
muy bien acompañados por el resto del elenco. Todos están vestidos con exactitud, al igual que la
ambientación escenográfica de la época.
Camila se inscribe así en lo profesional, en el film inteligente y maduro gracias al arduo trabajo de María
Luisa Bemberg y, de igual manera, de la gente que la secundó y todo el equipo técnico que brinda un
exquisito producto.
Miss Mary
Este film recrea uno de los tantos episodios de la historia argentina donde se recrean diversa facetas de
la ideología ganadera de la época, la ruptura del orden institucional, el suicidio de Leopoldo Lugones, el
ascenso de Perón y la movida civil del 17 de Octubre. Al relato histórico se le suman las críticas que
María Luisa Bemberg formula a su historia familiar, sin dejar de lado sus afectos, con finas pinceladas
dibuja la trama apoyada en un eje ideológico que pasa por el tabú represor que hay con lo sexual y por
la falta de visión y convección de los incipientes cambios sociales.
Ingeniosamente utiliza el idioma inglés en muchos diálogos, lo cual concuerda elocuentemente con la
historia, lo cual le da verosimilitud al film.
Esta producción internacional está protagonizada por Julie Christie, la cual le da vida a la institutriz
inglesa de forma majestuosa, caracterizándola como distante, que un día entra a la historia de una
familia potentosa donde la hipocresía es el pan de cada día.
El relato, el cuadro de costumbre, predomina sobre la trama, para que los distintos personajes puedan
mostrarse. La historia, que es contada por Miss Mary a su regreso a su país natal, Inglaterra, evoca su
encuentro sexual con el adolescente, el único hijo varón da la familia, hecho que años antes le costó el
despido.
El film cuenta con suma veracidad y planteamiento, convirtiéndose en una de las mejores descripciones
del cine argentino donde la directora, María Luisa Bemberg, logra pasar el protagonismo de Miss Mary a
los padres de la familia, conformando una excelente descripción de la inteligencia, de la hipocresía, del
despotismo que caracteriza al padre, y, por otro lado, muestra a una madre depresiva, puritana,
resignada, etc. Junto a ellos, en un segundo espacio, está la abuela sorda que por supuesto carga con
su tara, y también encontramos al miembro perdedor, el abuelo. Para completar el grupo familiar, y
también para hacer de las suyas, está el cuñado “nacionalista”.Todo se desarrolla en la Estancia San
Simón, lugar en que se filmó la película, donde las escenas lograron transformarse en excelentes
descripciones y transmisoras de sentimientos, no así las escenas de Buenos Aires, donde no se logra
recrear los acontecimientos sociopolíticos con la magnitud que estos tuvieron. A todo esto María Luisa
Bemberg repite el aporte y el trabajo de guión en grupo, ya que es acompañada nuevamente por Beda
Docampo Feijoó y Juan Bautista Stagnaro, y es indiscutible el aporte en los diálogos de Jorge
Goldenberg. Así se logra una imagen creíble de lo que nos presenta y recrea, sobre todo en lo que hace
a lo social y político de la época.
En la estancia bonaerense de una aristocrática familia porteña, Miss Mary, la gobernanta inglesa
contratada para encauzar con firmeza la educación de los tres jóvenes de la casa, emprende la tarea
con su acostumbrada dedicación. Ferviente defensora de lo británico y siempre dispuesta a asumir
como propios los ideales morales y sociales de sus patrones, se aferra a los rígidos preceptos como una
8. manera de olvidar aquella desilusión sentimental de su juventud y su ya amarga soltería. Y así como
los movimientos sociales, que estaban a punto de hacer irrupción en el escenario político de un país en
crisis. La presencia de Miss Mary va a provocar en el seno de esa familia, sin quererlo, la brusca
irrupción de la verdad, de la ruptura, del desorden. Porque Miss Mary, la recatada institutriz, cae en los
tímidos brazos de Johny, el hijo mayor del matrimonio, cándidamente enamorado de ella, con una
abrupta sensualidad mas allá del escándalo, mas allá de lo que no se debe hacer.
María Luisa Bemberg dirige con rigor, jerarquía y valentía, tres cualidades que el cine argentino venía
reclamando.
Yo, la peor de todas
Otra evocación histórica, que tiene como protagonista a Sor Juana Inés de la Cruz. "Yo, la peor de
todas" basada en la conocida obra de Octavio Paz sobre Sor Juana Inés de la Cruz ("Sor Juana o las
trampas de la fe"), la brillante
poeta y monja mexicana del siglo XVII. En este film, podemos ver como una gran inteligencia es
destruida por el misogenismo y la inquisición.
Es una de las ultimas películas en la serie de su compromiso de M. L. Bemberg con la mujer. "No hay
mejor ejemplo que Sor Juana para expresar mi creencia, que el talento no tiene sexo, decía Bemberg y
que si una mujer elige el
silencio y la soledad para crear, ella tiene el derecho a ello."
El guión cuenta con la participación de Antonio Larreta, en el cual se trabaja como eje argumental la
excelente relación de la particular monja con el Virrey y la Virreina de Méjico, y por otro lado, el
desamparo y caída en medio de la intriga del poder eclesiástico, para culminar con un final trágico.
El tema era conflictivo pero, no obstante, María Luisa Bemberg supo aplicar muy bien la palabra, tanto
en los discursos como en los diálogos, pero el verdadero desafío era conjugar esta parte de la imagen
sonora, con la imagen de Sor Juana, con su entorno y su particular vida. Como consecuencia de esto,
es que se convierte en una puesta en escena intemporal, respondiendo a la mera intención de
transmitirle al espectador la manera de sentir y pensar de la sin igual monja, la cual había elegido el
claustro por un lado, y la libertad para su alma y para su intelecto por el otro.
Pocos son los personajes dentro del gentío de Sor Juana y en los diálogos interiores y exteriores de ella.
Un detalle de la Bemberg la define: ha sido filmada íntegramente en estudios. Así los escasos
exteriores, (paisajes neblinosos por donde Juana pasa a caballo hacia la casa de su madre moribunda;
el mar como fondo en una terraza donde la virreina jugaba con su hijo) aparecen como discretos indicios
de la irrealidad que baña el film a causa de esa filmación en estudio.
Pero no nos encontramos ante ninguna estilización irreal: el convento reproducido en estudio no es el
signo de un convento: es un convento “de carne y hueso”, real. Los elementos de mobiliario y de
vestuario, también la realista, detallada y opulenta reproducción de vestimentas y lugares, nos remiten a
una materialidad pesada, nada estilizada, literal. Pero, sin embargo, ese sol de estudio que entra por la
ventana real produce un curioso efecto, que se acentúa ante los detalles veristas de los enfermos de
peste, o la iluminación a vela de la representación teatral.
La escenografía sugiere muchas cosas, las cuales se levantaron en los galpones de Pampa Film, donde
las escenas se desarrollan, y, como no podía ser de otra manera, en un ambiente de claroscuro y
aislamiento.
De este modo, Esmeralda Almonacid consigue una excelente ambientación, mientras que Felix Monti
logra una especie de atmósfera intimista y silenciosa, con la iluminación y la fotografía, donde los
colores son livianos, con poca vida y poco contrastados, sin llegar a mostrar a una monja dentro de un
ámbito opresivo, sino que se presenta a la religiosa con una vida de convento gozosa, gustosa y
apacible, donde el peculiar y transgresor personaje, de Sor Juana es portadora de una personalidad
singular, la cual demuestra siempre lo que siente y nunca oculta sus estados de ánimos, ni su carácter,
formado tras un brillante trabajo de guión, y de igual manera están conformados los demás personajes,
tal es el caso del arzobispo Seijas, cargado de actitudes que lo hacen ser reaccionario, retrógrado, y
enérgico enemigo de la religiosa.
Sor Juana, es personificada por la bella Assumpta Serna, y acompañada por Dominique Sanda, Héctor
Alterio, Lautaro Murua, Alberto Segado, Franklin Caicedo y Gerardo Romano.
Yo la Peor de Todas, cuenta, desde su comienzo, con la proyección de un conflicto esencial dentro de
una narrativa deliberada, en la cual la historia avanza de situación en situación, sin llegar a entrelazarse
para que sirvan de nexo entre un clima y otro. Así es que este film invita a la reflexión por la calidad
cinematográfica de sus diálogos, donde el sarcasmo, la ironía y el ingenio luchan por predominar. La
imagen visual se nutre de un cuidadoso encuadre, llegando la cámara a resolver brillantemente las
situaciones conflictivas, como lo son los espacios cerrados. Por otro lado, el montaje se conjuga
ávidamente con los movimientos de cámara, logrando imponer al espectador un alto ritmo dramático.
Yo, la peor de todas, es una de las muy escasas películas filmadas en 1990, junto a la de Miguel
9. Pereyra, la de Solanas, entre otras. Resulta inevitable preguntarse en qué el hecho de ser uno de los
escasos film argentinos de 1990 se evidencia en el propio film. Yo la peor de todas aparece como el
reverso exacto de estos films y como el representante perfecto de la nueva época.
En primer lugar, sólo María Luisa Bemberg y los que hayan probado, como ella, que saben hacer films
con un gran éxito económico, pueden hacer cine. Se acabaron los debutantes desconocidos.
En segundo lugar, la relación con el mercado aparece como una condición básica: la presencia de una
actriz española (como en otro caso una actriz francesa) son llaves para abrir mercado en otros países.
Además, la forma de presentar aquí a la mujer intelectual parece curiosamente similar a la manera en
que el cine frecuentemente presenta a los intelectuales: espectaculares, vitales, enfervorizados
representantes de una raza insólita. Hay algunos momentos en el comienzo del film de Bemberg en los
cuales se puede llegar a pensar en el profesor de La sociedad de los poetas muertos, película que ha
tenido un gran éxito de público y en la cual el intelectual es una especie de showman, payas ésco e
irresponsable. Al cine no le resulta fácil hablar de la, a menudo, mucho más oscura, menos
espectacular, menos aparente, más grisácea, actividad del intelectual. Prefiere reiterar el lugar común
que el mismo ha fabricado.
Finalmente la decisión en primera instancia de producción, pero también estilística (aunque asumida a
medias) de filmar en estudio, denuncia la relación del cine argentino con la Argentina de hoy.
El cine se repliega a su coto vedado, a su “verdadero lugar”; se cierran entonces las enormes puertas de
los estudios, se encienden las luces, se finge que una de ellas es el sol (ese sol que el cine argentino de
hoy está condenado a no ver), se pinta el mar y el cielo, y se habla de un problema eterno: el problema
de la mujer. Se espera, por elevación, conseguir hablar de algo que sucedió una vez y que puede llegar
a producir resonancia hoy, aquí. Se elige así un camino que supone, por lo menos, hacer un rodeo.
Quizás sea éste, a partir de ahora, el único camino posible (1990).
Pese a todas las circunstancias y del entorno de la época, María Luisa Bemberg, logra, con este film,
hacer buen cine.
De eso no se habla
Es otra coproducción con la esplendorosa participación de Marcello Mastroiani encarnando al místico
italiano D’Auria, el cual se enamora de una muchacha enana, Charlotte, la cual representa una metáfora
para todos nosotros, quien de una manera u otra, es diferente del resto. Ella puede ser cualquier
persona, por ejemplo, una persona de color, podría ser un poeta, un homosexual, un inmigrante, un
anarquista, podría ser cualquiera que no sigue a la tropa.
En un pequeño pueblo de provincia vive Leonor, una mujer temperamental, viuda hermosa, rica y
cuarentona, con su hija culta y afable que es la razón de su vida. Frente a la casa de ramos generales
de Leonor vive Ludovico D'Andrea, un extravagante y misterioso solterón. El señor D'Andrea, asiduo
visitante de madre e hija pasa largas horas conversando en el almacén sobre sus relatos de viajes de
los más diversos y míticos rincones del planeta. Su fama de aventurero, su próspera situación
económica y su rara seducción hacen que tanto las mujeres como las niñas de la región suspiren por él.
Parece un hombre satisfecho hasta el día en que, sin el menor indicio, descubre con espanto que se
halla perdidamente enamorado.
A partir de esa historia de amor loco se desencadena el destino de nuestros personajes, dirigidos
excepcionalmente por María Luisa Bemberg: "La película, entre otras cosas, profundiza en el universo
de quienes son distintos o van en contra de lo establecido".
Maria Luisa Bemberg
Premios Konex 1991
Espectáculos
Diploma al Mérito
María Luisa Bemberg
Distinción obtenida en la Disciplina: DIRECTOR/A DE CINE
Previamente había obtenido el Diploma al Mérito en 1984, en la Disciplina: GUIONES DE
ESPECTACULOS
-Distinciones-
Antes de recibir el Diploma al Mérito:
Premios obtenidos. Año de otorgamiento:
Premio a la Interpretación Femenina en el Festival de San Sebastián por "Crónica de una Señora", 1970.
Premio al mejor guión otorgado por la Sociedad Argentina de Escritores por "Triángulo de Cuatro", 1975.
Premio al Mejor Guión e Interpretación Femenina en los Festivales de Huelva y Chicago por
"Momentos", 1981.
Premio al Mejor Guión otorgado por la Sociedad Argentina de Escritores por "Señora de Nadie", 1982.
Premio a la Mejor Interpretación Femenina otorgado en los Festivales de Taormina y Panamá por
10. "Señora de Nadie", 1982.
Cargos docentes, públicos, privados y otros alcanzados:
Productora y directora de "El mundo de la mujer", 1972.
Productora y directora de "Juguetes", 1978.
Productora y directora de "Momentos", 1981.
Libros y/o trabajos publicados o encomendados:
"Crónica de una Señora" - Guión Cinematográfico, 1970.
"El mundo de la mujer" - Guión Cinematográfico, 1972.
"Triángulo de cuatro" - 1975.
"Juguetes" - 1978.
"Momentos" - con colaboración de Marcelo Pichón Riviere, 1981.
"Señora de Nadie" - 1982.
Otros hechos destacables:
Representó a la Argentina en el Festival de Mujeres de la UNESCO, Italia, 1975.
Después de recibir el Diploma al Mérito:
Premios obtenidos. Año de otorgamiento:
Nominada al Oscar Mejor Película Extranjera por "Camila", 1985.
Premio Mejor Dirección Femenina otorgado en los Festivales Karlovy Vary y La Habana por "Camila",
1985.
Premio Mejor Película, Mejor Actriz y Mejor Escenografía otorgado en el Festival de La Habana por
"Miss Mary", 1986.
Premio Libero otorgado en el Festival de Venecia por "Miss Mary", 1986.
Premio O.C.T.C. en el 47º Festival de La Habana por "Yo, la peor de todas", 1990.
Premio Mejor Producción otorgado en el Festival de Chicago por "Yo, la peor de todas", 1990.
Premio Especial del Jurado otorgado en el Festival de La Habana por "Yo, la peor de todas", 1990.
Premio Mejor Película otorgado en el Festival de Cartagena por "Yo, la peor de todas", 1990.
Libros y/o trabajos publicados o encomendados:
"Camila" - con colaboración de Beda D'Ocampo Feijoo y Juan B. Stragnaro, 1984.
"Miss Mary" - con colaboración de Jorge Goldemberg, 1986.
"Yo, la peor de todas" - con colaboración de Antonio Larreta, 1990.
"De eso no se habla" - con colaboración de Jorge Goldemberg, 1992.
5. Bibliografía consultada
Breve historia del cine argentino - Jose Agustin Mahieu
Cine y política - Raúl Beceyro
Apuntes de la cátedra
Voces femeninas - Lic. María a. Camino
Los directores del cine argentino, “María Luisa Bemberg” - Fontana claras
Otros hechos destacables:
Integrante de los Jurados de los Festivales de Cartagena, Berlín y Venecia.