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LAS VANGUARDIAS ARTÍSTICAS. EL POSTMODERNISMO
QUIM MONZÓ
PLANTEAMIENTO PREVIO: ¿QUÉ ES LA POSTMODERNIDAD?
Hay que hacer una aclaración: límites de la modernidad identificada
históricamente con el fin de la Edad Media. Ideológicamente supondría la
gestación de la cultura racionalista que tendría su clímax en la Ilustración
francesa. Ahora bien, el triunfo de la burguesía y el desarrollo del sistema
económico capitalista generan una serie de corrientes que en sí mismas llevan
el germen de la postmodernidad. Este período, que según autores puede variar
en su gestación de un país a otro, tiene, para todos, al menos una característica
clara: el capitalismo pasa a ser un sistema basado en una sociedad de
consumo1
.
Si no resulta fácil acotar y definir los diferentes momentos de la era
postmoderna, más lo es intentar una definición de una época literaria de este
tipo. Lo que llama la atención es la heterogeneidad de las corrientes, autores y
planteamientos.
Hay una clara ruptura histórica tras el realismo. Se supone que éste
representa la culminación literaria de las ideas imperantes como el
positivismo o el materialismo. Pero, tal y como son las cosas, el propio
realismo no deja de tener influencias románticas y en su interior guarda
la génesis de otra evolución hacia el modernismo (que se enlazaría así
nuevamente con el romanticismo).
Las vanguardias estéticas irrumpen en el siglo XX tocando la base racional en
la que se había basado lo anterior. Grupos, manifiestos a favor o en contra de
éste o aquél “ismo” caracterizan el primer cuarto del siglo XX. Pero la
Segunda Guerra Mundial hace que se abra un paréntesis y que, desde mi
punto de vista, sólo a partir de los años sesenta podamos hablar en Europa de
la postmodernidad. Quizá en Estados Unidos sea diferente ya que allí la
1
. David LYON, Postmodernidad, Alianza Editorial, Madrid, 1196. “Lo postmoderno se asocia con una
sociedad donde las formas de vida consumistas y el consumo de masas dominan la existencia de sus
miembros” (pp. 110).
1
guerra sólo es vista desde lejos. No hay nada comparable a la destrucción
vivida en el Viejo Continente y , por tanto, la sociedad de consumo de la que
se hace caracte´ristica principal ya está en marcha en esa época. (O quizá
antes, citar Federico García Lorca, Poeta en Nueva York.
Es necesario matizar que el Postmodernismo no es un estilo sino una serie de
puntos en común que pueden observarse en una literatura en la que,
actualmente, si algo se destaca es la multiplicidad y la heterogeneidad. A ella
hay que sumar diferentes posturas creativas y críticas hacia la propia
Postmodernidad.
La peculiar situación de la literatura española de postguerra- aislamiento- y el
resurgir tras el inicio de la democracia hace que se produzcan y se simultaneen
varias generaciones de escritores, con diferentes estilos y concepciones de la
literatura, pero que, a tenor de lo dicho por todos, en mayor o menor medida,
habrían recibido la influencia del Postmodernismo. Quiero decir que, aunque
haya escritores de marcada tendencia realista, es casi imposible presentar una
narrativa únicamente realista, de tipo decimonónico. La novela se impregna a
veces de complicados ejercicios retóricos o echa mano de elementos
fantásticos que vulneran el principio de verosimilitud tal y como lo entendía la
novela del siglo XIX. No faltan las críticas hacia el afán desmesurado de
innovación. Ángel García Galiano, en su libro El fin de la sospecha. Calas
significativas en la narrativa española, 1993-2003, acusa a ciertas corrientes críticas
–capitales en la definición de la Postmodernidad- de convertir la creación
literaria en “un erial autocomplaciente y la crítica en un patético ejercicio de
egolatría funambulesca”2
. Sigue aclarando: “En nuestros días, parece que la
bestia negra (no sólo de Steiner, Bloom o Eco) y la única culpable de este des-
concierto es la Deonstrucción, a la que se le acusa de todos los males habidos
y por haber, cuando su principal postulado es tan evidente que no admite
objeción alguna: el significado depende del contexto y los contextos son
ilimitados. La objeción radica en que el hecho de que los sistemas sean
2
. Op. Cit., pp.9.
2
deslizantes no implica la imposibilidad de validar o refutar ciertas
interpretaciones: los postestructuralistas que intuyeron la dimensión
trascendente de la creación, en vez de asumirla, ¡se han extraviado en ella!”3
.
Para analizar algunas características de la narrativa postmoderna nos
centraremos en un autor catalán, Quim Monzó.
No toda la crítica manifiesta condescendencia hacia este autor. Mientras que
algunos lo idolatran, otros lo ningunean. Manel Ollé escribe de él: “Des del
primer recull de contes, Uf, va dir ell (1978) fins Guadalajara (1996), es fa
perceptible una evolució cap a la màxima elisió d’elements superflus, tant pel
que da a la ficció com pel que fa a la dicció i el model de llengua literària.
Monzó aposta per una concepció rigorosa del conte, on el formalisme qe
opera per subtracció no condueix al joc gratuït sinó a laberints domèstics
sense sortida”4
. En otro artículo, Montserrat Lunati se hace eco de las críticas
negativas hacia Monzó en especial referidas a su utilización de textos o
situaciones pertenecientes a la tradición literaria anterior: “La crítica catalana
(acadèmica o no) ha estat molt poc tolerant amb aquest tipus d’exercici literari
autorreflexiu. (…) Des de les planes del Quadern català d’ El País , Valentí
Puig ressenyava Guadalajara i descrivia els contes … com “acudits sense
propòsit d’arrodonir, deformar o enriquir el mite inicial”. I això, segons ell,
confirmaria “el buit Intel.lectual de Monzó”. Puig acaba dient que la ficció de
Monzó era “minificció, una mica com els minigolfs que tenen el terra pintat
de verd per imitar la gespa” (1996). D’altra banda, Eduard Vilella, des d’una
revista acadèmica italiana, definia aquest tipus de relat chez Monzó
simplement com una “re-elaboració quasi cínica de temes i motius del corpus
de la literatura més tradicional” (1997:21)”5
.
3
. Op, cit. pp. 10
4
. Manel Ollé, www.uoc.edu/lletra/noms/qmonzo/index.html.
5
. Journal of Catalan Studies.Revista Internacional de Catalanística en www.uoc.es/jocs/2/articles/indiex. html.
3
LOS RASGOS POSTMODERNISTAS EN LA NARRATIVA DE MONZÓ
En su artículo “La Postmodernidad o el peligroso espacio de percolación de
lo banal”, Carlos Luis Torres señala algunos rasgos postmodernos que
sobresalen en las novelas. En primer lugar, el tema de la escritura. De entrada,
señala que el rasgo no es exclusivo de lo postmoderno, aunque sí lo sea el
énfasis con el que se trata. El tema de la escritura puede observarse no sólo
como reflexión ante el propio hecho de crear, sino como tema intertextual
que genera nuevos textos. En verdad, gran parte de la literatura postmoderna
es una alimentación de lo ya escrito, no un copia, sino la demostración de
cómo el universo literario se sirve de sí mismo para generar nueva creación.
Relecturas, cambio de situaciones en textos ya cerrados tradicional y
culturalmente: ésta es una forma de enfocar una nueva forma de ver, de
interpretar; naturalmente, no una forma ya decisiva, sino, como señala
Derrida, una más de las posibles que en el tiempo pueden generarse.
Otro elemento propio de la literatura postmoderna es el fragmentarismo. Tras
el triunfo de la novela realista, llegó su cuestionamiento y su crisis: la llamada
“falacia del realismo” puso al descubierto la incapacidad de la razón y del
sistema presuntamente cientifista empleado por realistas y naturalistas para dar
cuenta del mundo y de su sociedad contemporánea, que se enfrentaba, por
primera vez en la historia, a cambios científicos, sociales y políticos de gran
magnitud y de forma acelerada. Los movimientos fin de siglo comenzaron
atacando un elemento base de la construcción realista: el elemento argumental
de tipo causal. Para sus detractores, la novela no tenía por qué ser el espejo de
la realidad ni tenía que asumir la tiranía que el tiempo ejerce sobre la vida. Se
desploma entonces la imagen lineal y se propone la caleidoscópica, la múltiple;
el narrador objetivo pierde credibilidad y en su lugar aparecen otras
perspectivas a través de las cuales el lector debe formarse la idea de aquello
4
que se le cuenta. El cine es en parte responsable de que esas nuevas técnicas
aparezcan en la literatura6
.
No es extraño que el relato breve, el cuento, ocupe un lugar importantísimo a
partir del siglo XX. Se ha llegado a decir que es el género propio del mundo
contemporáneo: breve, porque el lector actual no dispone del tiempo
necesario para enfrascarse en lecturas densas7
. En realidad, las colecciones o
libros de relatos extienden un juego de relaciones internas que permiten
juegos literarios a varios niveles: pueden tener temas semejantes, utilizar en
algunos relatos los mismos personajes, tener como eje el espacio…Todo ello
representa la fragentación y confusión de la propia realidad.
La estructura del libro El perquè de tot plegat
El libro está compuesto por treinta y dos relatos que tratan las posibles
combinaciones del deseo y de las relaciones hombre-mujer. Podemos destacar
tres partes diferenciadas temáticamente: un primer grupo de relatos tiene
como tema las relaciones de pareja; el segundo opta por tomar el mundo
mítico de los cuentos populares (son sólo cinco: La micologia, El gripau, La bella
dorment, La monarquia y La fauna –este último tiene como base los clásicos
dibujos animados norteamericanos (tipo “Tom y Jerry”)-; el tercer grupo –
compuesto por los relatos La força de voluntat, La fisonomía, La divina providència y
El conte- versan sobre el intelectual y sus fantasmas, para acabar con el relato
sobre el acto de escritura del propio escritor.
En todos ellos podemos destacar los siguientes rasgos estilísticos:
La utilización del presente.
6
. Un ejemplo en la literatura española sería la novela de Valle-Inclán, Tirano Banderas, en la que se suceden
imágenes fraccionadas, caleidoscópicas.
7
. Lamentablemente hay fenómenos editoriales que niegan esta propuesta. Nohay más que recordar los éxitos
de J.K. Rowling o los llamados “best-sellers” la mayor parte de los cuales sobrepasan las cuatrocientas
páginas.
5
Si la narración clásica se distingue por el uso del imperfecto de indicativo,
muestra indudable de que alguien nos cuenta el relato, y lo re-escribe, de
forma personal a como en verdad han ocurrido los hechos, lo primero que
llama la atención en los relatos de Monzó es el uso casi perpetuo del presente
de indicativo. A primera vista podríamos pensar que se ha optado por un
narrador observador externo, pero nada más lejos de la realidad. El narrador
es omnisciente pero con la utilización del presente puede indicar la
inmediatez de lo que cuenta – no hay, aparentemente, tiempo en el que se re-
escriba la historia- o, la generalización y universalidad de lo que cuenta.
El tiempo de duración del relato puede variar entre unos minutos o varios
días, meses o años, pero siempre se relata en presente.
El tiempo presente hace que el espacio también se convierta en una
abstracción. Conocemos los lugares, pero hay una ausencia casi pasmosa de
topónimos. El espacio son hospitales, casas, cafés - sólo en La immolació
aparece un lugar determinado: Pisa.
Los personajes viven en ciudades, todas ellas parecidas, todas ellas símbolo de
la postmodernidad. Aislamiento, negación e imposibilidad de relaciones
estables, promiscuidad y, al mismo tiempo, indefensión, perplejidad.
Monzó resulta por tanto un escritor postmoderno doblemente ya que en el
ámbito de la cultura catalana –oscilante entre la universalidad y el localismo-
no representa la fe en la propia identidad. Algún guiño hay en el relato La
Micologia. Su protagonista es un buscador de setas – el boletaire-8
al que se le
aparece un gnomo de la suerte tocado a la manera catalana:
“Enmig del núvol de pols que el bolet forma en l’aire
quan es desintegra, plop, hi apareix un gnom, amb
barretina verda, barba blanca i botes punxegudes
amb picarols, que sura a mig metre de terra”.9
8
. La figura del boletaire es muy popular en Cataluña. Hasta tal punto que en la TV3 se ha realizado con éxito
un programa titulado “Caçadors de bolets”.
9
.En medio de la nube de polvo que la seta forma en el aire cuando se desintegra, plop, aparece un gnomo,
con barretina verde, barba blanca y botas puntiagudas con cascabeles, que flota a medio metro de tierra.
6
Le pide a nuestro buscador que formule un deseo en cinco minutos pero éste
se sumerge en un mar de dudas ante la posibilidad de tener a su alcance una
riqueza insospechada aunque le parece que el dinero es prosaico y quiere algo
inteligente. El tiempo avanza y los cinco minutos se escapan pero antes le ha
dado tiempo a formular su deseo:
“Vull un altre gnom com tu”.10
De forma que lo que ha comenzado rememorando el cuento popular se ha
cambiado en algo que no va a tener final: la angustia, en lugar de la alegría y la
satisfacción, es lo que queda.
Esta es una forma muy clara de lo que el Postmodernismo realiza con la
literatura. El bagaje cultural se vuelve una fuente inmensa de inspiración pero
es necesario truncarlo, darle un cambio radical para que se separe del cuento
tradicional. El cambio de la astucia y la avaricia por la angustia caracteriza
este relato y es esta desilusión, esta falsa mueca de descontento y frustración
lo que caracteriza a todos los relatos. Y es precisamente éste el “hecho
postmoderno”. Los años de búsqueda del príncipe en el relato El gripau
acaban con la mirada sombría en el futuro: su vida era la búsqueda de la
princesa; ahora que la ha conseguido, no sabe qué hacer. En La monarquia, se
reescribe nuevamente el cuento de La cenicienta, y la sordidez del engaño
vuelve a tapar el final feliz del cuento tradicional, pues la nueva Cenicienta
descubre a su marido, el rey, siendo infiel con sus hermanastras.
La reescritura del cuento popular es frecuente en la literatura contemporánea.
Podemos citar, por ejemplo, los volúmenes publicados por… Cuentos
políticamente correctos en los que se da una nueva perspectiva del cuento
tradicinal, o la misma obra de Bernardo Atxaga, Obabakoak, donde a la
plurisignificación se le añade la utilización de relatos de Las Mil y una noches.
Esta tendencia hace que se intente escribir en el tono mítico del cuento
legendario y se cree un universo de espejismos donde es difícil distinguir el
original de la copia. Lo mismo sucede con Borges, ese otro autor que vive de
10
. Quiero otro gnomo como tú.
7
otros o de Enrique Vila-Matas, para quien la diferencia entre el texto propio y
el ajeno se diluye.
De esta forma pasamos a otro tema muy utilizado por el Postmodernismo, la
literatura como tema, la reflexión sobre la creación literaria, la metaliteratura.
Los relatos La Divina Providència y El conte nos narran la obsesión del escritor
por su obra, la necesidad de sacrificar su vida por la literatura, en el primero,
es decir, suplantar la realidad por la imagen de una ficción creada por el
cerebro. El primero nos presenta a un escritor que ha sacrificado su vida por
escribir su “Gran obra” y que, llegado el final de la vida, se da cuenta de que
la tinta de los primeros volúmenes que escribió está desvaneciéndose; su
dilema es aterrador, pues si dedica su tiempo a volver a escribir lo escrito, no
podrá llega a su conclusión. Su dedicación ha sido tanta que no ha perdido
tiempo buscando editor, pues su obra será conocida de igual forma ya que
nadie puede negar su valía. El final del relato es el siguiente:
…si dedica l’esforç i el temps a buscar l’editor, ni
podrà dedicar el temps necessari a refer els volums a
mesura que es vagin malmetent ni podrà dedicar-se a
escriure el volums finals. ¿Què ha de fer? S’angoixa.
¿És posible que tota una vida de feina hagi estat en
va? Ho és. ¿De què han servit tants esforços, la
dedicació exclusiva, el celibat, els sacrificis? Ho troba
una burla inmensa. Sent néixer, dins seu, l’odi: odi
cap a ella mateix per haver malversat la vida. I no
poder recuperar el temps perdut no li fa tant de
pànic com la certesa que a aquestes alçades no serà a
temps de saber com aprofitar el que n’hi queda11
.
11
. …si dedica el esfuerzo y el tiempo a buscar editor, ni podrá dedicar el tiempo necesario a rehacer los
volúmenes a medida que se vayan estropeando ni podrá dedicarse a escribir los volúmenes finales. ¿Qué tiene
que hacer? Se angustia. ¿Es posible que toda una vida de trabajo haya sido en vano? Así es. ¿De qué han
servido los esfuerzos, la dedicación exclusiva, el celibato, los sacrificios? Le parece una burla inmensa. Siente
nacer, en su interior, el odio: odio hacia él mismo por haber malgastado su vida. Y no poder recuperar el
tiempo perdido no le produce tanto pánico como la certidumbre de que a estas alturas nunca estará a tiempo
de saber cómo aprovechar el que le queda.
8
Esta conclusión manifiesta el concepto de literatura que posee Monzó. Para
Ana Mª Pérez Cañizares, “ha logrado tener una voz propia, ha conseguido lo
más difícil a la hora de escribir: ser un auténtico creador. Creador en el
sentido más estricto, porque la lengua en sus manos es un material maleable:
juega, explora, provoca con ella. Y auténtico porque lo que se percibe es que
la relación entre Monzó y la literatura está exenta de solemnidad y divismo;
que para él, más allá de premios y cenáculos, la literatura es asunto tan íntimo,
cotidiano y laborioso como para el carpintero lamadera y los utensilios con
los que la trabaja”12
. Aunque precisamente esta característica sirve a sus
detractores para apoyar las crítica contra él, tal y como hemos señalado
anteriormente.
La felicidad del escritor de El conte es simplemente una ilusión absurda: es su
mejor relato, lo cree casi perfecto, a no ser porque no sabe qué título ponerle.
Tras horas de deliberaciones que duran hasta el amanecer, al final decide
romper ese cuento tan perfecto que no puede tener un título perfecto. La
metaliteratura , tan antigua como la propia literatura (recuérdese , por ejemplo
el soneto de Lope de Vega) llega nuevamente a ejercitar de divertimento hasta
llegar al absurdo: porque la propia existencia lo es. Ejemplo de este tipo de
relatos podemos verlo en uno incluido en la novela de Bernardo Atxaga,
Obabakoak, en el que da instrucciones sobre cómo escribir un cuento en
cinco minutos.
El otro gran tema de los relatos de Monzó son las relaciones entre las parejas.
Este es un tema universal y son muchos los escritores postmodernos que
toman como eje aglutinador de sus libros este tema. Basándose en
circunstancias cotidianas, insignificantes aparentemente, acaban por poner en
evidencia la soledad del individuo, plasman la imposibilidad de la duración de
las relaciones, manifiestan las contradicciones del ser humano. Uno a uno sus
títulos van desgranando cualidades generales – L’honestedat, L’amor, La
12
. Ana Mª Pérez Cañizares, “El porqué de Quim Monzó”, en www.monzo.info.
9
submisió, La fe, L’admiració…- que se plasman en actitudes particulares, como
ya he dicho antes, cotidianas, a veces insustanciales.
Podemos observarlo en el relato La immolació. El tema que nos propone es el
destino trágico: los protagonistas mueren en una situación cotidiana mientras
visitan la torre de Pisa. El marido se niega a subir por temor a que se
derrumbe pero, ante la insistencia de la mujer, accede en, como dice el
narrador, una muestra insconsciente de amor. Precisamente el hecho de que
sea imprevisible le resta heroicidad, lo que predomina es la reducción a lo
absurdo, el sinsentido.
Cuando el marido se niega, he aquí el razonamiento que le hace su mujer:
“Tot és un risc innecessari. Pujar els avions. Anar
amb cotxe. Fumar. Fins estar-se en casa. Pot ser que
la veïna de baix no hagi tancat bé el gas, algú
encengui un misto i esclati tot l’edifici”13
.
La mujer decide subir después de lanzar una mirada que parece indicar que la
relación pueder resquebrajarse. Y no vale la pena.
“El marit veu que negar-s’hi seria la primera
esquerda en el mur que els uneix, un mur que han
anat bastint a còpia de anys. Perquè faria qualsevol
cosa perquè aquell mur no s’esquerdés, accepta.
-Va, som-hi- diu.
La dona somriu, l’agafa per la cintura, van cap a la
torre,comencen a pujar-hi i no té temps ni d’adonar-
se d’aquesta prova d’amor”14
.
Este tipo de desenlace es lo que caracteriza la escritura postmoderna. Por una
parte, el desenlace trágico, inesperado, sobre todo porque el espacio y el
13
. “Todo es un riesgo innecesario. Subir al avión. Ir en coche. Fumar. Incluso quedarse en casa. Pude ser que
la vecina de abajo no haya cerrado bien el gas, alguien encienda una cerilla y explote todo el edificio”.
14
. “El marido ve que negarse sería la primera grieta en el muro que los une, un muro que se ha ido
construyendo a fuerza de años. Como haría cualquier cosa para que ese muro no se agrietara, acepta. Va,
vamos- dice.
La mujer sonríe, la coge por la cintura, van hacia la torre, comienzan a subir y no tiene ni tiempo de darse
cuenta de esta prueba de amor”.
10
hecho que nos relata sabemos que no tiene una referencia real: la torre de Pisa
no se ha derrumbado, y, precisamente, con esta ficcionalidad, se está
reivindicando la autonomía absoluta del hecho literario, fuera de la mímesis.
A veces se llega a un “tour de force” en el juego de la verdad y la ficción. Un
ejemplo de ello es el relato Quarts d’una. En él, se presenta a un hombre y a
una mujer conversando por teléfono. El hombre está en su casa y la
conversación tiene todos los visos de ser la de un adúltero con su amante.
Cuando cree que su mujer puede oírlo cambia de tema y finge hablar con un
amigo sobre la conveniencia o no de cambiar de coche (ya se sabe, la eterna
discusión diésel vs.gasolina); pero, a su vez, la mujer también está con alguien
y debe cambiar la conversación, esta vez recomendando algunas novelas. De
forma que los dos personajes se encuentran reducidos al absurdo hablando de
cosas completamente diferentes:
-¿L’amor a la tarda , dius que es diu?
-Aquest títol, ¿és una indirecta, una invitació?
-Però molt millor que L’amor a la tarda era Les cent
creus. Vaja, com a mínim per mi.
-Aquest, ¿veus?, no l’he llegit. ¿També és una
novel.la?
-¿Les cent creus avorrida?
De cop, l’home torna a parlar amb veu greu:
-Home, ja t’ho he dit. Gasta molta menys benzina
que no pas l’altre.
-Però la protagonista de L’amor a la tarda és més
versemblant.
-¿I com és que una casa com la Peugeot no ha
previst un cas així?
-Però això era a Ara tots dos estem igual. ¿M’equivoco?
-En absolut.
-¿I docs?
11
-Res.15
Este hilarante momento deriva hacia lo melodramático, pues la mujer le
confiesa que la amante ha muerto y que ella es una amiga de ésta, para más
tarde desdecirse y afirmar que es su hermana gemela. El juego de confusiones
llega a tal extremo que no sabemos a qué carta quedarnos: si es una broma,
raya lo ridículo, al presentar el final de la hermana gemela como recurso; si no
es así, ni tan siquiera podemos estar seguros de que todo sea realmente tal y
como lo dicen. Este, creo yo, es un ejemplo del manierismo al que llega el
Postmodernismo que queda reducido al absurdo. Y no es que creamos que
todo texto literario debe tener algún fin, pero entre representar la angustia del
hombre contemporáneo a través de situaciones cotidianas absurdas y
presentar a este mismo hombre incapaz de distinguir a dos mujeres y seguir a
corriente, hay una gran diferencia.
Otro relato que merece la pena y que recoge el sufrimiento universal a través
de un personaje es L’eufòria dels troians. Incertidumbre del ser humano antes
los cambios de la sociedad, la impotencia ante los cambios económivcos, y
macroetructura hace de este texto un ejemplo. Reiteraiones constantes.
ESTILO: llegar a lo absurdo, decpcionante final en. Diálogo entre dos
amantes: todo falso, él casado? El recurso de las hermanas gemelas
¿más absurdo o falso?
Comentar
CARACTERÍSTICAS ESTILÍSTICAS:
EL PARALELISMO Y LA REPETICIÓN EN DESCRIPCIONES Y
ACCIONES.
15
. ¿Amor por la tarde, dices que se llama?/ -Este título, ¿es una indirecta o una invitación?/-Pero mejor que
amor por la tarde era Las cien cruces. Vaya, por lo menos para mí./-Mira, pues éste no lo he leído. ¿Es también
una novela?/-¿Las cien cruces aburrida?/ De repente, el hombre vuelve a hablar con voz grave: /-Hombre, ya te
lo he dicho. Gasta mucha más gasolina que el otro./-Pero la protagonista de Amor por la tarde es más
verosímil./ ¿Cómo es que una casa como la Peugeot no ha previsto un caso así?/-Pero eso era en Ahora los
dos estamos igual. ¿Me equivoco?/ En absoluto. / ¿Entonces?/ Nada.
12
EL RECURSO DE LO ABSURDO EN EL NOMBRE DE LOS
PERSONAJES MEZCLADOS CON NOMBRES CORRIENTES
QUE CAEN TAMBIÉN EN EL ABSURDO.
El paralelismo lo podemos encontrar en el cuento l’eufòria dels troians. El
personaje no se describe como una persona con nombre, sino desde el
punto de vista del sustantivo común: “L’home que durant la infantesa javia
tingut una certa fe religiosa no és mandrós….L’home que a la infantesa havia
tingut una certa fe religiosa somriu al nen….L’home que a la infantesa s’havia
interessat tant per la matemàtica com per la religió es treu la cartera de la
butxaca ….A l’home que, a més de certs problemas d’adaptació, va tenir de
noi una caçadora de pell que encara recorda li entren ganes de Soria a fer una
copa…L’home que de noi havia tingut una caçadora de la qual encara es
recorda mira amb falsos ulls enamorats….L’home que va tenir la primera
nòvia als quinze anys tracta de veure la cara boan de la situació: durant uns
mesos cobrarà l’atur…A l’home que va cobrar el primer sou als setze anys li
assignen paradeta en un carrer….L’home que, aa més d’haver tingut la
primera nòvia als quinze anys i haver cobrat el primer sou als setze, no va
acabar un màster d’empresarials continua amb la paradeta…
La recopnstrucción de la vida de este hombre es la del ser humano medio,
marcada por unas pautas generales: noviazgo, trabajo, matrimonio, fracasote
las aspiraciones, pero ni tan siquiera su acto altruista –salva a una mujer que
quiere suicidarse- merecen su agradecimiento. Por tanto, sólo le queda una
huida espiritual, su alma sale del cuerpo para elevarse hacia el espacio exterior
para buscar un lugar donde reposar.
La reducción de hombre a sus pinceladas mínimas cae en lo absurdo
con el nombre que se le asigna. Si si existencia es absurda, lo es
también lo más propio que puede tener: nombrarlo mediante una
onomatopeya lo deshumaniza, pero lo más curioso es que, al mezclar
los nombres corrientes con las onomatopeyas éstos se contagian de esa
13
deshumanización, conviertiéndose ellos mismos en símbolo de lo
absurdo.
14

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Las vanguardias artísticas y el postmodernismo

  • 1. LAS VANGUARDIAS ARTÍSTICAS. EL POSTMODERNISMO QUIM MONZÓ PLANTEAMIENTO PREVIO: ¿QUÉ ES LA POSTMODERNIDAD? Hay que hacer una aclaración: límites de la modernidad identificada históricamente con el fin de la Edad Media. Ideológicamente supondría la gestación de la cultura racionalista que tendría su clímax en la Ilustración francesa. Ahora bien, el triunfo de la burguesía y el desarrollo del sistema económico capitalista generan una serie de corrientes que en sí mismas llevan el germen de la postmodernidad. Este período, que según autores puede variar en su gestación de un país a otro, tiene, para todos, al menos una característica clara: el capitalismo pasa a ser un sistema basado en una sociedad de consumo1 . Si no resulta fácil acotar y definir los diferentes momentos de la era postmoderna, más lo es intentar una definición de una época literaria de este tipo. Lo que llama la atención es la heterogeneidad de las corrientes, autores y planteamientos. Hay una clara ruptura histórica tras el realismo. Se supone que éste representa la culminación literaria de las ideas imperantes como el positivismo o el materialismo. Pero, tal y como son las cosas, el propio realismo no deja de tener influencias románticas y en su interior guarda la génesis de otra evolución hacia el modernismo (que se enlazaría así nuevamente con el romanticismo). Las vanguardias estéticas irrumpen en el siglo XX tocando la base racional en la que se había basado lo anterior. Grupos, manifiestos a favor o en contra de éste o aquél “ismo” caracterizan el primer cuarto del siglo XX. Pero la Segunda Guerra Mundial hace que se abra un paréntesis y que, desde mi punto de vista, sólo a partir de los años sesenta podamos hablar en Europa de la postmodernidad. Quizá en Estados Unidos sea diferente ya que allí la 1 . David LYON, Postmodernidad, Alianza Editorial, Madrid, 1196. “Lo postmoderno se asocia con una sociedad donde las formas de vida consumistas y el consumo de masas dominan la existencia de sus miembros” (pp. 110). 1
  • 2. guerra sólo es vista desde lejos. No hay nada comparable a la destrucción vivida en el Viejo Continente y , por tanto, la sociedad de consumo de la que se hace caracte´ristica principal ya está en marcha en esa época. (O quizá antes, citar Federico García Lorca, Poeta en Nueva York. Es necesario matizar que el Postmodernismo no es un estilo sino una serie de puntos en común que pueden observarse en una literatura en la que, actualmente, si algo se destaca es la multiplicidad y la heterogeneidad. A ella hay que sumar diferentes posturas creativas y críticas hacia la propia Postmodernidad. La peculiar situación de la literatura española de postguerra- aislamiento- y el resurgir tras el inicio de la democracia hace que se produzcan y se simultaneen varias generaciones de escritores, con diferentes estilos y concepciones de la literatura, pero que, a tenor de lo dicho por todos, en mayor o menor medida, habrían recibido la influencia del Postmodernismo. Quiero decir que, aunque haya escritores de marcada tendencia realista, es casi imposible presentar una narrativa únicamente realista, de tipo decimonónico. La novela se impregna a veces de complicados ejercicios retóricos o echa mano de elementos fantásticos que vulneran el principio de verosimilitud tal y como lo entendía la novela del siglo XIX. No faltan las críticas hacia el afán desmesurado de innovación. Ángel García Galiano, en su libro El fin de la sospecha. Calas significativas en la narrativa española, 1993-2003, acusa a ciertas corrientes críticas –capitales en la definición de la Postmodernidad- de convertir la creación literaria en “un erial autocomplaciente y la crítica en un patético ejercicio de egolatría funambulesca”2 . Sigue aclarando: “En nuestros días, parece que la bestia negra (no sólo de Steiner, Bloom o Eco) y la única culpable de este des- concierto es la Deonstrucción, a la que se le acusa de todos los males habidos y por haber, cuando su principal postulado es tan evidente que no admite objeción alguna: el significado depende del contexto y los contextos son ilimitados. La objeción radica en que el hecho de que los sistemas sean 2 . Op. Cit., pp.9. 2
  • 3. deslizantes no implica la imposibilidad de validar o refutar ciertas interpretaciones: los postestructuralistas que intuyeron la dimensión trascendente de la creación, en vez de asumirla, ¡se han extraviado en ella!”3 . Para analizar algunas características de la narrativa postmoderna nos centraremos en un autor catalán, Quim Monzó. No toda la crítica manifiesta condescendencia hacia este autor. Mientras que algunos lo idolatran, otros lo ningunean. Manel Ollé escribe de él: “Des del primer recull de contes, Uf, va dir ell (1978) fins Guadalajara (1996), es fa perceptible una evolució cap a la màxima elisió d’elements superflus, tant pel que da a la ficció com pel que fa a la dicció i el model de llengua literària. Monzó aposta per una concepció rigorosa del conte, on el formalisme qe opera per subtracció no condueix al joc gratuït sinó a laberints domèstics sense sortida”4 . En otro artículo, Montserrat Lunati se hace eco de las críticas negativas hacia Monzó en especial referidas a su utilización de textos o situaciones pertenecientes a la tradición literaria anterior: “La crítica catalana (acadèmica o no) ha estat molt poc tolerant amb aquest tipus d’exercici literari autorreflexiu. (…) Des de les planes del Quadern català d’ El País , Valentí Puig ressenyava Guadalajara i descrivia els contes … com “acudits sense propòsit d’arrodonir, deformar o enriquir el mite inicial”. I això, segons ell, confirmaria “el buit Intel.lectual de Monzó”. Puig acaba dient que la ficció de Monzó era “minificció, una mica com els minigolfs que tenen el terra pintat de verd per imitar la gespa” (1996). D’altra banda, Eduard Vilella, des d’una revista acadèmica italiana, definia aquest tipus de relat chez Monzó simplement com una “re-elaboració quasi cínica de temes i motius del corpus de la literatura més tradicional” (1997:21)”5 . 3 . Op, cit. pp. 10 4 . Manel Ollé, www.uoc.edu/lletra/noms/qmonzo/index.html. 5 . Journal of Catalan Studies.Revista Internacional de Catalanística en www.uoc.es/jocs/2/articles/indiex. html. 3
  • 4. LOS RASGOS POSTMODERNISTAS EN LA NARRATIVA DE MONZÓ En su artículo “La Postmodernidad o el peligroso espacio de percolación de lo banal”, Carlos Luis Torres señala algunos rasgos postmodernos que sobresalen en las novelas. En primer lugar, el tema de la escritura. De entrada, señala que el rasgo no es exclusivo de lo postmoderno, aunque sí lo sea el énfasis con el que se trata. El tema de la escritura puede observarse no sólo como reflexión ante el propio hecho de crear, sino como tema intertextual que genera nuevos textos. En verdad, gran parte de la literatura postmoderna es una alimentación de lo ya escrito, no un copia, sino la demostración de cómo el universo literario se sirve de sí mismo para generar nueva creación. Relecturas, cambio de situaciones en textos ya cerrados tradicional y culturalmente: ésta es una forma de enfocar una nueva forma de ver, de interpretar; naturalmente, no una forma ya decisiva, sino, como señala Derrida, una más de las posibles que en el tiempo pueden generarse. Otro elemento propio de la literatura postmoderna es el fragmentarismo. Tras el triunfo de la novela realista, llegó su cuestionamiento y su crisis: la llamada “falacia del realismo” puso al descubierto la incapacidad de la razón y del sistema presuntamente cientifista empleado por realistas y naturalistas para dar cuenta del mundo y de su sociedad contemporánea, que se enfrentaba, por primera vez en la historia, a cambios científicos, sociales y políticos de gran magnitud y de forma acelerada. Los movimientos fin de siglo comenzaron atacando un elemento base de la construcción realista: el elemento argumental de tipo causal. Para sus detractores, la novela no tenía por qué ser el espejo de la realidad ni tenía que asumir la tiranía que el tiempo ejerce sobre la vida. Se desploma entonces la imagen lineal y se propone la caleidoscópica, la múltiple; el narrador objetivo pierde credibilidad y en su lugar aparecen otras perspectivas a través de las cuales el lector debe formarse la idea de aquello 4
  • 5. que se le cuenta. El cine es en parte responsable de que esas nuevas técnicas aparezcan en la literatura6 . No es extraño que el relato breve, el cuento, ocupe un lugar importantísimo a partir del siglo XX. Se ha llegado a decir que es el género propio del mundo contemporáneo: breve, porque el lector actual no dispone del tiempo necesario para enfrascarse en lecturas densas7 . En realidad, las colecciones o libros de relatos extienden un juego de relaciones internas que permiten juegos literarios a varios niveles: pueden tener temas semejantes, utilizar en algunos relatos los mismos personajes, tener como eje el espacio…Todo ello representa la fragentación y confusión de la propia realidad. La estructura del libro El perquè de tot plegat El libro está compuesto por treinta y dos relatos que tratan las posibles combinaciones del deseo y de las relaciones hombre-mujer. Podemos destacar tres partes diferenciadas temáticamente: un primer grupo de relatos tiene como tema las relaciones de pareja; el segundo opta por tomar el mundo mítico de los cuentos populares (son sólo cinco: La micologia, El gripau, La bella dorment, La monarquia y La fauna –este último tiene como base los clásicos dibujos animados norteamericanos (tipo “Tom y Jerry”)-; el tercer grupo – compuesto por los relatos La força de voluntat, La fisonomía, La divina providència y El conte- versan sobre el intelectual y sus fantasmas, para acabar con el relato sobre el acto de escritura del propio escritor. En todos ellos podemos destacar los siguientes rasgos estilísticos: La utilización del presente. 6 . Un ejemplo en la literatura española sería la novela de Valle-Inclán, Tirano Banderas, en la que se suceden imágenes fraccionadas, caleidoscópicas. 7 . Lamentablemente hay fenómenos editoriales que niegan esta propuesta. Nohay más que recordar los éxitos de J.K. Rowling o los llamados “best-sellers” la mayor parte de los cuales sobrepasan las cuatrocientas páginas. 5
  • 6. Si la narración clásica se distingue por el uso del imperfecto de indicativo, muestra indudable de que alguien nos cuenta el relato, y lo re-escribe, de forma personal a como en verdad han ocurrido los hechos, lo primero que llama la atención en los relatos de Monzó es el uso casi perpetuo del presente de indicativo. A primera vista podríamos pensar que se ha optado por un narrador observador externo, pero nada más lejos de la realidad. El narrador es omnisciente pero con la utilización del presente puede indicar la inmediatez de lo que cuenta – no hay, aparentemente, tiempo en el que se re- escriba la historia- o, la generalización y universalidad de lo que cuenta. El tiempo de duración del relato puede variar entre unos minutos o varios días, meses o años, pero siempre se relata en presente. El tiempo presente hace que el espacio también se convierta en una abstracción. Conocemos los lugares, pero hay una ausencia casi pasmosa de topónimos. El espacio son hospitales, casas, cafés - sólo en La immolació aparece un lugar determinado: Pisa. Los personajes viven en ciudades, todas ellas parecidas, todas ellas símbolo de la postmodernidad. Aislamiento, negación e imposibilidad de relaciones estables, promiscuidad y, al mismo tiempo, indefensión, perplejidad. Monzó resulta por tanto un escritor postmoderno doblemente ya que en el ámbito de la cultura catalana –oscilante entre la universalidad y el localismo- no representa la fe en la propia identidad. Algún guiño hay en el relato La Micologia. Su protagonista es un buscador de setas – el boletaire-8 al que se le aparece un gnomo de la suerte tocado a la manera catalana: “Enmig del núvol de pols que el bolet forma en l’aire quan es desintegra, plop, hi apareix un gnom, amb barretina verda, barba blanca i botes punxegudes amb picarols, que sura a mig metre de terra”.9 8 . La figura del boletaire es muy popular en Cataluña. Hasta tal punto que en la TV3 se ha realizado con éxito un programa titulado “Caçadors de bolets”. 9 .En medio de la nube de polvo que la seta forma en el aire cuando se desintegra, plop, aparece un gnomo, con barretina verde, barba blanca y botas puntiagudas con cascabeles, que flota a medio metro de tierra. 6
  • 7. Le pide a nuestro buscador que formule un deseo en cinco minutos pero éste se sumerge en un mar de dudas ante la posibilidad de tener a su alcance una riqueza insospechada aunque le parece que el dinero es prosaico y quiere algo inteligente. El tiempo avanza y los cinco minutos se escapan pero antes le ha dado tiempo a formular su deseo: “Vull un altre gnom com tu”.10 De forma que lo que ha comenzado rememorando el cuento popular se ha cambiado en algo que no va a tener final: la angustia, en lugar de la alegría y la satisfacción, es lo que queda. Esta es una forma muy clara de lo que el Postmodernismo realiza con la literatura. El bagaje cultural se vuelve una fuente inmensa de inspiración pero es necesario truncarlo, darle un cambio radical para que se separe del cuento tradicional. El cambio de la astucia y la avaricia por la angustia caracteriza este relato y es esta desilusión, esta falsa mueca de descontento y frustración lo que caracteriza a todos los relatos. Y es precisamente éste el “hecho postmoderno”. Los años de búsqueda del príncipe en el relato El gripau acaban con la mirada sombría en el futuro: su vida era la búsqueda de la princesa; ahora que la ha conseguido, no sabe qué hacer. En La monarquia, se reescribe nuevamente el cuento de La cenicienta, y la sordidez del engaño vuelve a tapar el final feliz del cuento tradicional, pues la nueva Cenicienta descubre a su marido, el rey, siendo infiel con sus hermanastras. La reescritura del cuento popular es frecuente en la literatura contemporánea. Podemos citar, por ejemplo, los volúmenes publicados por… Cuentos políticamente correctos en los que se da una nueva perspectiva del cuento tradicinal, o la misma obra de Bernardo Atxaga, Obabakoak, donde a la plurisignificación se le añade la utilización de relatos de Las Mil y una noches. Esta tendencia hace que se intente escribir en el tono mítico del cuento legendario y se cree un universo de espejismos donde es difícil distinguir el original de la copia. Lo mismo sucede con Borges, ese otro autor que vive de 10 . Quiero otro gnomo como tú. 7
  • 8. otros o de Enrique Vila-Matas, para quien la diferencia entre el texto propio y el ajeno se diluye. De esta forma pasamos a otro tema muy utilizado por el Postmodernismo, la literatura como tema, la reflexión sobre la creación literaria, la metaliteratura. Los relatos La Divina Providència y El conte nos narran la obsesión del escritor por su obra, la necesidad de sacrificar su vida por la literatura, en el primero, es decir, suplantar la realidad por la imagen de una ficción creada por el cerebro. El primero nos presenta a un escritor que ha sacrificado su vida por escribir su “Gran obra” y que, llegado el final de la vida, se da cuenta de que la tinta de los primeros volúmenes que escribió está desvaneciéndose; su dilema es aterrador, pues si dedica su tiempo a volver a escribir lo escrito, no podrá llega a su conclusión. Su dedicación ha sido tanta que no ha perdido tiempo buscando editor, pues su obra será conocida de igual forma ya que nadie puede negar su valía. El final del relato es el siguiente: …si dedica l’esforç i el temps a buscar l’editor, ni podrà dedicar el temps necessari a refer els volums a mesura que es vagin malmetent ni podrà dedicar-se a escriure el volums finals. ¿Què ha de fer? S’angoixa. ¿És posible que tota una vida de feina hagi estat en va? Ho és. ¿De què han servit tants esforços, la dedicació exclusiva, el celibat, els sacrificis? Ho troba una burla inmensa. Sent néixer, dins seu, l’odi: odi cap a ella mateix per haver malversat la vida. I no poder recuperar el temps perdut no li fa tant de pànic com la certesa que a aquestes alçades no serà a temps de saber com aprofitar el que n’hi queda11 . 11 . …si dedica el esfuerzo y el tiempo a buscar editor, ni podrá dedicar el tiempo necesario a rehacer los volúmenes a medida que se vayan estropeando ni podrá dedicarse a escribir los volúmenes finales. ¿Qué tiene que hacer? Se angustia. ¿Es posible que toda una vida de trabajo haya sido en vano? Así es. ¿De qué han servido los esfuerzos, la dedicación exclusiva, el celibato, los sacrificios? Le parece una burla inmensa. Siente nacer, en su interior, el odio: odio hacia él mismo por haber malgastado su vida. Y no poder recuperar el tiempo perdido no le produce tanto pánico como la certidumbre de que a estas alturas nunca estará a tiempo de saber cómo aprovechar el que le queda. 8
  • 9. Esta conclusión manifiesta el concepto de literatura que posee Monzó. Para Ana Mª Pérez Cañizares, “ha logrado tener una voz propia, ha conseguido lo más difícil a la hora de escribir: ser un auténtico creador. Creador en el sentido más estricto, porque la lengua en sus manos es un material maleable: juega, explora, provoca con ella. Y auténtico porque lo que se percibe es que la relación entre Monzó y la literatura está exenta de solemnidad y divismo; que para él, más allá de premios y cenáculos, la literatura es asunto tan íntimo, cotidiano y laborioso como para el carpintero lamadera y los utensilios con los que la trabaja”12 . Aunque precisamente esta característica sirve a sus detractores para apoyar las crítica contra él, tal y como hemos señalado anteriormente. La felicidad del escritor de El conte es simplemente una ilusión absurda: es su mejor relato, lo cree casi perfecto, a no ser porque no sabe qué título ponerle. Tras horas de deliberaciones que duran hasta el amanecer, al final decide romper ese cuento tan perfecto que no puede tener un título perfecto. La metaliteratura , tan antigua como la propia literatura (recuérdese , por ejemplo el soneto de Lope de Vega) llega nuevamente a ejercitar de divertimento hasta llegar al absurdo: porque la propia existencia lo es. Ejemplo de este tipo de relatos podemos verlo en uno incluido en la novela de Bernardo Atxaga, Obabakoak, en el que da instrucciones sobre cómo escribir un cuento en cinco minutos. El otro gran tema de los relatos de Monzó son las relaciones entre las parejas. Este es un tema universal y son muchos los escritores postmodernos que toman como eje aglutinador de sus libros este tema. Basándose en circunstancias cotidianas, insignificantes aparentemente, acaban por poner en evidencia la soledad del individuo, plasman la imposibilidad de la duración de las relaciones, manifiestan las contradicciones del ser humano. Uno a uno sus títulos van desgranando cualidades generales – L’honestedat, L’amor, La 12 . Ana Mª Pérez Cañizares, “El porqué de Quim Monzó”, en www.monzo.info. 9
  • 10. submisió, La fe, L’admiració…- que se plasman en actitudes particulares, como ya he dicho antes, cotidianas, a veces insustanciales. Podemos observarlo en el relato La immolació. El tema que nos propone es el destino trágico: los protagonistas mueren en una situación cotidiana mientras visitan la torre de Pisa. El marido se niega a subir por temor a que se derrumbe pero, ante la insistencia de la mujer, accede en, como dice el narrador, una muestra insconsciente de amor. Precisamente el hecho de que sea imprevisible le resta heroicidad, lo que predomina es la reducción a lo absurdo, el sinsentido. Cuando el marido se niega, he aquí el razonamiento que le hace su mujer: “Tot és un risc innecessari. Pujar els avions. Anar amb cotxe. Fumar. Fins estar-se en casa. Pot ser que la veïna de baix no hagi tancat bé el gas, algú encengui un misto i esclati tot l’edifici”13 . La mujer decide subir después de lanzar una mirada que parece indicar que la relación pueder resquebrajarse. Y no vale la pena. “El marit veu que negar-s’hi seria la primera esquerda en el mur que els uneix, un mur que han anat bastint a còpia de anys. Perquè faria qualsevol cosa perquè aquell mur no s’esquerdés, accepta. -Va, som-hi- diu. La dona somriu, l’agafa per la cintura, van cap a la torre,comencen a pujar-hi i no té temps ni d’adonar- se d’aquesta prova d’amor”14 . Este tipo de desenlace es lo que caracteriza la escritura postmoderna. Por una parte, el desenlace trágico, inesperado, sobre todo porque el espacio y el 13 . “Todo es un riesgo innecesario. Subir al avión. Ir en coche. Fumar. Incluso quedarse en casa. Pude ser que la vecina de abajo no haya cerrado bien el gas, alguien encienda una cerilla y explote todo el edificio”. 14 . “El marido ve que negarse sería la primera grieta en el muro que los une, un muro que se ha ido construyendo a fuerza de años. Como haría cualquier cosa para que ese muro no se agrietara, acepta. Va, vamos- dice. La mujer sonríe, la coge por la cintura, van hacia la torre, comienzan a subir y no tiene ni tiempo de darse cuenta de esta prueba de amor”. 10
  • 11. hecho que nos relata sabemos que no tiene una referencia real: la torre de Pisa no se ha derrumbado, y, precisamente, con esta ficcionalidad, se está reivindicando la autonomía absoluta del hecho literario, fuera de la mímesis. A veces se llega a un “tour de force” en el juego de la verdad y la ficción. Un ejemplo de ello es el relato Quarts d’una. En él, se presenta a un hombre y a una mujer conversando por teléfono. El hombre está en su casa y la conversación tiene todos los visos de ser la de un adúltero con su amante. Cuando cree que su mujer puede oírlo cambia de tema y finge hablar con un amigo sobre la conveniencia o no de cambiar de coche (ya se sabe, la eterna discusión diésel vs.gasolina); pero, a su vez, la mujer también está con alguien y debe cambiar la conversación, esta vez recomendando algunas novelas. De forma que los dos personajes se encuentran reducidos al absurdo hablando de cosas completamente diferentes: -¿L’amor a la tarda , dius que es diu? -Aquest títol, ¿és una indirecta, una invitació? -Però molt millor que L’amor a la tarda era Les cent creus. Vaja, com a mínim per mi. -Aquest, ¿veus?, no l’he llegit. ¿També és una novel.la? -¿Les cent creus avorrida? De cop, l’home torna a parlar amb veu greu: -Home, ja t’ho he dit. Gasta molta menys benzina que no pas l’altre. -Però la protagonista de L’amor a la tarda és més versemblant. -¿I com és que una casa com la Peugeot no ha previst un cas així? -Però això era a Ara tots dos estem igual. ¿M’equivoco? -En absolut. -¿I docs? 11
  • 12. -Res.15 Este hilarante momento deriva hacia lo melodramático, pues la mujer le confiesa que la amante ha muerto y que ella es una amiga de ésta, para más tarde desdecirse y afirmar que es su hermana gemela. El juego de confusiones llega a tal extremo que no sabemos a qué carta quedarnos: si es una broma, raya lo ridículo, al presentar el final de la hermana gemela como recurso; si no es así, ni tan siquiera podemos estar seguros de que todo sea realmente tal y como lo dicen. Este, creo yo, es un ejemplo del manierismo al que llega el Postmodernismo que queda reducido al absurdo. Y no es que creamos que todo texto literario debe tener algún fin, pero entre representar la angustia del hombre contemporáneo a través de situaciones cotidianas absurdas y presentar a este mismo hombre incapaz de distinguir a dos mujeres y seguir a corriente, hay una gran diferencia. Otro relato que merece la pena y que recoge el sufrimiento universal a través de un personaje es L’eufòria dels troians. Incertidumbre del ser humano antes los cambios de la sociedad, la impotencia ante los cambios económivcos, y macroetructura hace de este texto un ejemplo. Reiteraiones constantes. ESTILO: llegar a lo absurdo, decpcionante final en. Diálogo entre dos amantes: todo falso, él casado? El recurso de las hermanas gemelas ¿más absurdo o falso? Comentar CARACTERÍSTICAS ESTILÍSTICAS: EL PARALELISMO Y LA REPETICIÓN EN DESCRIPCIONES Y ACCIONES. 15 . ¿Amor por la tarde, dices que se llama?/ -Este título, ¿es una indirecta o una invitación?/-Pero mejor que amor por la tarde era Las cien cruces. Vaya, por lo menos para mí./-Mira, pues éste no lo he leído. ¿Es también una novela?/-¿Las cien cruces aburrida?/ De repente, el hombre vuelve a hablar con voz grave: /-Hombre, ya te lo he dicho. Gasta mucha más gasolina que el otro./-Pero la protagonista de Amor por la tarde es más verosímil./ ¿Cómo es que una casa como la Peugeot no ha previsto un caso así?/-Pero eso era en Ahora los dos estamos igual. ¿Me equivoco?/ En absoluto. / ¿Entonces?/ Nada. 12
  • 13. EL RECURSO DE LO ABSURDO EN EL NOMBRE DE LOS PERSONAJES MEZCLADOS CON NOMBRES CORRIENTES QUE CAEN TAMBIÉN EN EL ABSURDO. El paralelismo lo podemos encontrar en el cuento l’eufòria dels troians. El personaje no se describe como una persona con nombre, sino desde el punto de vista del sustantivo común: “L’home que durant la infantesa javia tingut una certa fe religiosa no és mandrós….L’home que a la infantesa havia tingut una certa fe religiosa somriu al nen….L’home que a la infantesa s’havia interessat tant per la matemàtica com per la religió es treu la cartera de la butxaca ….A l’home que, a més de certs problemas d’adaptació, va tenir de noi una caçadora de pell que encara recorda li entren ganes de Soria a fer una copa…L’home que de noi havia tingut una caçadora de la qual encara es recorda mira amb falsos ulls enamorats….L’home que va tenir la primera nòvia als quinze anys tracta de veure la cara boan de la situació: durant uns mesos cobrarà l’atur…A l’home que va cobrar el primer sou als setze anys li assignen paradeta en un carrer….L’home que, aa més d’haver tingut la primera nòvia als quinze anys i haver cobrat el primer sou als setze, no va acabar un màster d’empresarials continua amb la paradeta… La recopnstrucción de la vida de este hombre es la del ser humano medio, marcada por unas pautas generales: noviazgo, trabajo, matrimonio, fracasote las aspiraciones, pero ni tan siquiera su acto altruista –salva a una mujer que quiere suicidarse- merecen su agradecimiento. Por tanto, sólo le queda una huida espiritual, su alma sale del cuerpo para elevarse hacia el espacio exterior para buscar un lugar donde reposar. La reducción de hombre a sus pinceladas mínimas cae en lo absurdo con el nombre que se le asigna. Si si existencia es absurda, lo es también lo más propio que puede tener: nombrarlo mediante una onomatopeya lo deshumaniza, pero lo más curioso es que, al mezclar los nombres corrientes con las onomatopeyas éstos se contagian de esa 13
  • 14. deshumanización, conviertiéndose ellos mismos en símbolo de lo absurdo. 14