La República, obra a la que pertenece el fragmento, explora la naturaleza de la justicia y la organización ideal del estado. Platón propone una ciudad ideal educadora donde los filósofos gobiernan y promueven la virtud entre los ciudadanos. A lo largo de su vida, Platón fue modificando sus ideas, sugiriendo finalmente que leyes sólidas son más importantes que gobernantes perfectos para lograr una sociedad justa. El sistema filosófico de Platón responde tanto a las crisis políticas de Atenas como a los debates filosóficos
1. CONTEXTUALIZACIÓN PLATÓN
a) Remisión del texto a la obra a que pertenece (división o estructura, forma, temas, significado general, etc.), otras
obras y el pensamiento del autor (pueden indicarse aquí los temas característicos, la evolución y significado de su
filosofía, incluso los aspectos más relevantes de su vida, etc.).
A lo largo de la historia, Platón, ha tenido varias interpretaciones, desde los primeros
filósofos de la Academia que leían a Platón en clave metafísica y gnoseológica, pasando por
los neoplatónicos, que destacaban el elemento religioso como el más importante, hasta la que
en el siglo XX se llega a considerar que la temática política es la esencial. Creemos que para
tener una correcta visión de nuestro autor, debemos entender que todas esas imágenes
construyen el auténtico Platón.
Consideramos que el presente fragmento debe ser interpretado en clave política. Esta
clave política viene refrendada por la Carta VII, en la que Platón declara que su gran pasión
siempre fue la política. No le era extraña esta actividad a nuestro autor, si recordamos, que sus
linajes se remontan tanto al rey Codro, como al legislador Solón.
Pero Platón vivió la experiencia de una Atenas muy distinta a la de sus ascendientes. La
Atenas en la que se desenvuelve la vida de Platón es la Atenas de la democracia, una
sociedad que se ve vuelta en cambios y alternancias de poder. Platón tenía sus simpatías en el
bando aristócrata, que era abiertamente combativo con la democracia, aunque una vez
consiguieron estos el poder, le desilusionaron al comprobar los métodos sectarios y violentos
de los que hacían gala.
La República, obra a la que pertenece el fragmento que analizamos, es la más conocida
e influyente obra de Platón, el compendio de las ideas que conforman su filosofía. Escrita en
forma de diálogo entre Sócrates y otros personajes, como discípulos o parientes del propio
Sócrates, se estructura en diez libros. El tema que se discute inicialmente es el de la naturaleza
de la justicia. La discusión deriva hacia el tema de cuál sería la mejor filosofía y organización
del Estado, de tal forma que éste fuera perfecto, ideal. La ciudad ideal que Platón vislumbra en
la República, es ante todo un estado educador. La educación tiene como objetivo que se
alcance la virtud, y por lo tanto pueda haber justicia de verdad, tanto a nivel individual, como a
nivel social. Para lograrse está ciudad ideal, Platón pensaba que el filósofo debía ser el rey; los
años atemperaron esta confianza en los hombres, quizá por los desengaños, o por la
experiencia, y en uno de sus diálogos, de su última etapa, ”Las Leyes”, nos dirá que para lograr
una ciudad perfecta, lo más importante es que la ciudad tenga unas leyes buenas, perfectas, a
prueba, hasta de los gobernantes perfectos.
La obra de Platón obra se suele catalogar en cuatro grandes períodos:
1.- Diálogos socráticos: Muy influidos por la figura de su maestro; destacan Apología,
Eutifrón, Laques, Hippias, etc.
2.- Diálogos de transición: centrados, sobre todo, en la filosofía del lenguaje, aparecen
en ellos las primeras referencias a las ideas; destacan Cratilo, Eutidemo, Protágoras, Gorgias,
etc.
3.- Diálogos doctrinales o dogmáticos: la teoría de las ideas aparece formulada con toda
claridad y sin aparentes problemas; destacan Banquete, Fedro, Fedón, Menón y La República,
en donde, además, expone pormenorizadamente los rasgos de un estado perfecto.
4.- Diálogos críticos: a su vejez, Platón expone los problemas de la propia teoría de las
ideas; destacan Parménides, Teeteto, Sofista, Timeo, Critias, Leyes, etc.
b) Remisión del pensamiento del autor a la historia de la filosofía (escuela o movimiento en que cabe encuadrarlo,
relación con otros autores, influencias, etc.) y/o a la época en que le tocó vivir (sociedad, cultura, ciencia, etc.).
Entre los cimientos históricos y filosóficos sobre los que se levanta el sistema platónico,
podemos destacar, al menos, dos:
1) La filosofía de la naturaleza, por la época en que Platón se acerca a este nuevo modo
de entender el mundo, se halla dominada por dos grandes escuelas: el monismo metafísico
(representado por Parménides y Zenón) y el atomismo (representado por Leucipo y Demócrito).
La pugna entre estas dos escuelas había llevado a la filosofía a un callejón sin salida: o existe
un ser único, eterno e inmóvil (Parménides) cosa, evidentemente absurda; o bien una multitud
2. de partículas invisibles e indivisibles que se mueven a lo loco en mitad del no ser (Demócrito),
hipótesis no menos estrafalaria que la anterior. Sócrates, el maestro de Platón, abandonó esta
polémica y orientó, por vez primera, la filosofía, hacia los problemas morales y sociales
cercanos al hombre. La filosofía de Platón asume esta orientación ético-política; pero no quiere
tampoco dejar sin solución las preguntas clásicas de la filosofía de la naturaleza.
2) La crisis política que llevó a Atenas a perder la guerra del Peloponeso, primero, y a
condenar a muerte a Sócrates (el hombre más justo y cabal de Atenas, a juicio de Platón)
causó una profunda impresión en el joven Platón.
La teoría de las ideas, tal y como ésta se expone en su forma canónica en la República
(obra de donde proviene el texto objeto de nuestro comentario) es la respuesta de Platón a
ambas crisis: política y filosófica. Esta respuesta no se produjo, ni mucho menos, de una vez.
La obra de Platón es extensa y se conserva íntegra, gracias a la continuidad ininterrumpida de
la comunidad platónica de la Academia durante nueve siglos, nada menos, lo que explica la
extraordinaria influencia del “divino” Platón en la configuración de la civilización occidental.
Tanto es así, que el gran filósofo y matemático A. N. Whitehead señaló con bastante
fundamento que “La filosofía occidental puede reducirse a una serie de notas a pie de página
en la obra del gran Platón.”