1. CARRERA TECNICA PROFECIONAL:
QUIMICA INDUSTRIAL
UNIDADAD DIDACTICA:
CALCULOS FUNDAMENTALES DE QUIMICA
TEMA:
EL SECRETO DE LAS SIETE SEMILLAS
DAVID FICHMAN
PROFESOR:
JULIO ALARCON
ALUMNO:
POLO CASTILLO Joselito Elías
CICLO:
I
2.
3. I.BIOGRAFIA DE DAVID FICHMAN
David Fichman es escritor, columnista y consultor internacional. Ha dedicado los
últimos años a la investigación y enseñanza de temas de liderazgo, recursos humanos
y cultura empresarial.
Cabe mencionar que "El Secreto de las
Siete Semillas" ha sido traducido a varios
idiomas. Sus artículos han sido
publicados en los diarios "El Comercio"
(Perú), "El Mercurio" (Chile), "La Prensa"
(Panamá) y "La Nación" (Costa Rica)
David Fischman se recibió como
Ingeniero Civil graduado como Summa
Cum Laude en el Georgia Institute of
Technology y obtuvo su Maestría en
Administración de Empresas en la
Universidad de Boston con altos honores.
Se desempeña como Vicerrector de
Innovación y Desarrollo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), de
la cual es miembro fundador. También es director de varias empresas y de fundaciones
de ayuda social. Es Embajador de Aldeas Infantiles SOS.
David Fischman ha dictado talleres de liderazgo, cultura empresarial y liderazgo
personal a más de 100,000 personas en los últimos 14 años, en conferencias públicas
y en cursos solicitados por las empresas.
David vive con su esposa Cecilia y sus dos hijos, Alex y Frances Fischman, en la
ciudad de lima.
II. PRODUCCION LITERARIA
OBRAS
"La alta rentabilidad de la felicidad"
"Cuaderno de felicidad",
"El Espejo del Líder"
"El Secreto de las Siete Semillas"
"El Líder Transformador"
"El Líder Interior"
"Cuando el Liderazgo no es Suficiente"
Liderazgo en practica
4. III. ARGUMENTO
CAPITULO I
Ignacio Rodríguez, es el gerente general de R y G, trabajaba 18 horas diarias, bebía mucho
alcohol, fumaba mucho y no practicaba deporte y era un hombre con muchos problemas en
el trabajo.
Un día Ignacio se enfureció, gritó y lo insultó a su gerente de ventas que había renunciado
momentos antes y esto le ocasionó un preinfarto que lo condujo a la clínica.
Al cabo de unos días Ignacio se recuperó, pero el médico le recomendó cambiar su forma de
vida. ¡Que se relaje! ¡Que medite! Para ello le fundamentó con investigaciones científicas.
A Ignacio siempre le pareció tonto pero las explicaciones científicas lo hizo pensar y le
comunicó a su esposa sobre las recomendaciones del médico y ésta se alegró y le dio la
dirección de un maestro hindú.
Al cabo de un mes Ignacio se sentía muy bien pero ese día recibió la noticia que habían
perdido una cuenta importante y empezó a gritar e insultarlo a su jefe de ventas. En medio de
todo este escándalo sintió un dolor en el pecho y se asustó. Inmediatamente se dirigió a la
casa del gurú hindú.
Cuando llegó se estaba arrepintiendo, sentía avergonzado que las personas lo viesen ahí.
Finalmente un joven lo hizo pasar al interior donde se encontraba el maestro, que era un señor
delgado y trigueño, con una túnica color azafrán.
El gurú le preguntó varias veces a Ignacio porque había ido a buscarlo y éste dio varias veces
la respuesta que quería aprender a relajarse, pero el maestro le preguntó una vez más cuál
era el verdadero motivo que lo condujo hacia él y la respuesta de Ignacio fue que todo esto
era una pérdida de tiempo y se disponía a retirarse.
Pero el maestro le preguntó si era feliz, pues esta pregunta lo enfureció a Ignacio
respondiendo que él era un empresario exitoso y enumeró sus posesiones a lo que el maestro
le respondió que él solo quería saber si se sentía feliz, esto ocasionó que le saliesen las
lágrimas a Ignacio. El maestro había, irradiado amor.
Ignacio se sentía muy cómodo. El maestro le explicó que la felicidad no se compra sino se
siente y el que siente es el espíritu, entonces ahora debía aprender a generar felicidad en su
vida.
Ignacio le pidió instrucciones al maestro para ser feliz y éste sacó un cofre, donde guardaba
7 semillas, las semillas de la felicidad.
Le dijo que cada una de ellas tiene una profunda enseñanza. El maestro le entregó la primera
semilla para que la siembre y que regrese cuando haya germinado para descifrar la
enseñanza.
Ignacio fue a su casa y planto la semilla en su jardín, todos los días la regaba y la cuidaba y
la observaba. Pero no crecía nada.
5. CAPÍTULO II
Después de un mes, Ignacio frustrado removió la tierra y sacó la semilla: no había sufrido
ninguna variación. A Ignacio le entraron interrogantes, dudas y se puso furioso, pero quería
que el maestro le explique lo sucedido.
El maestro le pidió calma. Le dijo que le dio una semilla golpeada que jamás crecería para
demostrarle que los humanos somos así, que si nos golpean, maltratan, humillan de pequeños
jamás creceremos y si crecemos seremos débiles. Pero los seres humanos golpeados de
pequeños si pueden crecer y ser felices, pero necesitan conocerse a sí mismos, tomar
conciencia de su pasado y de cómo los afecta en el presente. La primera semilla de la felicidad
es el autoconocimiento.
Ignacio al escuchar se llenó de paz y tranquilidad.
El maestro le explicó que al ser maltratados de niños llenamos nuestra memoria
subconsciente de emociones destructivas, las cuales llevamos toda la vida manifestándose
en nuestro presente sin darnos cuenta, impidiéndonos ser felices. Mientras más conciencia y
conocimiento tenga uno de su subconsciente tendrá más libertad y será capaz de ser feliz.
Seguidamente el gurú le explicó con ejemplos.
Al día siguiente, después de trabajar en su oficina Ignacio se dirigió a la casa del gurú.
El maestro le explicó que cuando uno tiene traumas de niño, las emociones de estos episodios
afloran a la superficie y si uno bloquea estas emociones es como empujar el hielo en el vaso
de agua hacia abajo que siempre saldrá a flote.
Nuestra emociones afloran sin ser uno consiente de ellas, por eso hay que disolverlas como
el hielo en el agua y esto se logra con paciencia. Le dijo que debe integrar su aspecto
emocional y el racional para que sea feliz.
Ignacio le contó que ese día en su oficina lo humilló y gritó al jefe de despacho frente a todos
por un error que cometió porque así le enseño su padre.
El maestro comenzó a indagar, a preguntar como era su padre y averiguó que había sido
exigente, no aceptaba ningún error, era violento, lo maltrataba con patadas, con palabras
groseras y que la madre de Ignacio nunca fue cariñosa.
Entonces el gurú llegó a la conclusión que para Ignacio era normal la violencia porque había
crecido en ella. Le explicó que él estaba haciendo lo que su padre hizo con él cuando cometía
un error.
El maestro le recomendó que tome conciencia poco a poco de sus emociones subconscientes,
revisando cómo se manifiestan en su vida actual y que reflexione sobre su comportamiento.
A medida que entienda irán bajando su intensidad y su influencia en él.
Que esté consciente de sus conductas agresivas, de sus pensamientos y emociones
destructivas.
Luego el gurú sacó del cofre la segunda semilla, le ordenó que la siembre y que regrese
cuando crezca.
6. CAPÍTULO III
Luego de un mes brotó la plantita.
Ignacio estaba de buen ánimo pero al recibir la noticia de negación de un préstamo se
enfureció y lo agredió verbalmente a su gerente de finanzas, pero algo pasó y tomó conciencia
de lo que estaba haciendo en el momento en el que ocurría el atropello. Le pidió disculpas al
gerente y sintió regocijo de haber tomado conciencia a tiempo.
En la tarde Ignacio fue a buscar al maestro y éste le reveló el mensaje de la segunda semilla
que es ponerse en contacto con su energía vital, le dijo que la planta es la mimosa púdica y
esta se retrae cuando siente ruidos a su alrededor y busca su paz interior, y de la misma
manera los seres humanos deberíamos hacer lo mismo.
Para esto deberíamos dejar de pensar aunque sea algunos minutos al día para acceder a
nuestra energía interior, nuestra energía vital y así podemos sentir paz y felicidad.
Así, uno poco a poco se vuelve más alegre, más tranquilo, más amoroso y le nace a uno servir
a los demás. Cuando dejamos de pensar nuestros rasgos negativos caen y aflora una esencia
maravillosa que tenemos dentro. Esa técnica de no pensar es la meditación.
El maestro le enseño una técnica de meditación ya que dejar de pensar no es fácil. La técnica
era sentarse cómodamente y repetir mentalmente por 15 minutos la palabra paz, así poco a
poco tendría una mejor concentración.
Ignacio al practicarlo sintió una sensación de felicidad por poco tiempo, pues esta sensación
lo animó a practicar diariamente en la mañana y en la noche.
El maestro le enseñó una técnica nueva de respiración, que se concentre en su respiración
algunos minutos cada 2 horas y esto le daría un beneficio de lucidez.
Ignacio tenía que presentar su empresa a un cliente potencial, para esto preparó una
presentación audiovisual en computadora y el técnico que debía encargarse de la instalación
de los equipos no había hecho el trabajo, así que esto le preocupó mucho a Ignacio y empezó
a gritar pero se concentró en su respiración y pudo calmarse.
Se dirigió a la presentación con el técnico para que instale los equipos y así él pudo tener una
magnífica presentación que le permitió captar al cliente. Cuando uno está en paz y tranquilo
atrae lo bueno.
El maestro le hizo entender que el verdadero objetivo de la empresa es ofrecer un entorno
que le permita tanto a él como a su personal realizarse, crecer, aprender, desarrollarse. La
rentabilidad y el dinero son un medio y no el fin en sí mismo.
Le dijo que aproveche cada dificultad, cada crisis para hacerse una mejor persona. Que
continúe con su meditación, practique su respiración y que recuerde siempre el verdadero
objetivo de los negocios.
Cierto día Ignacio cuando meditaba sintió ser uno con el todo.
El gurú le enseño el kriya yoga, es una técnica que le permite avanzar más rápido en la
meditación que consiste en una serie de posturas del cuerpo.
Enseguida el maestro le entregó la tercera semilla para que lo siembre y cuando esta florezca,
regresé. Le pidió paciencia, que siga practicando su meditación añadiendo el kriya yoga.
7. CAPÍTULO IV
Después de cuatro meses la semilla había germinado en un rosal.
Ignacio había avanzado mucho en la meditación, su carisma había aumentado pues esto
transmitía confianza a sus clientes y se constituyó en el mejor vendedor de su empresa.
Aquel día Ignacio se dirigió a la casa del maestro para decirle que la planta era un rosal de
flores rojas y el maestro le dijo que la tercera semilla representada por la rosa es el control del
ego.
El ego en el afán de ocultar una realidad interna, desarrolla una conducta a espaldas a nuestra
conciencia. Si te acercas a personas con ego grande, verás una realidad espinosa, de miedo,
de dolor interno. Así como la rosa que quiere ser admirada pero en realidad si te acercas te
topas con sus espinas.
El maestro le recalcó que es mejor enseñar con humildad estrategias de venta que decir que
uno es mejor que diez vendedores, o hablar de sus logros.
En realidad Ignacio buscaba el amor que no tuvo de niño, quería mostrar y contar sus
capacidades a todos, para así sentirse aceptado y solicitado.
Ignacio tenía que aprender a no hablar mal de nadie y juzgar sin inflarse. No tenía que permitir
que su ego se infle y no buscar culpables para sacárselos en cara sino para que mejoren.
El objetivo del ego es esconder las carencias internas pero sobre todo esconderlas a uno
mismo. El ego no acepta ideas de los demás, porque el ego se cree superior y más inteligente.
Nosotros venimos para ser felices en el camino hacia la meta.
El maestro le dijo que es difícil librarse del ego, pero se podía poner bajo control. Meditando
lograrás consumir tú ego y le entregó la cuarta semilla para que lo siembre.
CAPÍTULO V
Después de mes y medio creció la planta, era una planta de mango
Ignacio no se iba a trabajar ni a dormir sin antes meditar media hora, esto lo hacía sentir muy
feliz, y estar en un estado de paz. Él quería vencer a su ego.
Un día, Ignacio tuvo una reunión mensual en su empresa con sus ejecutivos para esto él iba
a ser el moderador.
Los gerentes estaban exponiendo sus metas y logros, cuando le tocó el turno al gerente de
ventas y este dijo que tuvieron problemas por la crisis económica del país y también
problemas de despacho cuando todos empezaron a culparse y a ofenderse. Ignacio
interrumpió y les pidió calma, dijo que no estaban para buscar culpables sino para apoyarse
entre todos.
Le pidió a su gerente de ventas que diga cómo le pueden ayudar para que logre sus metas y
éste le dijo que el culpable es Ignacio, porque su gente está desmotivada ya que le había
quitado sus principales clientes, pues esto lo puso muy furioso a Ignacio y comenzó a gritar.
Otra vez le gano su ego pero se dio cuenta, así que dio por concluida la reunión y cito al día
siguiente al gerente de ventas para arreglar el asunto.
8. Ignacio se dirigió a la casa del maestro a contarle lo sucedido. Ahí le dijo que se propuso
vencer a su ego pero finalmente el ego lo domina.
El maestro le explicó que cuando uno se propone una meta con tanto apego y deseo y al
querer ser el vencedor y ganarle al ego, uno simplemente actúa con el ego. Cuando uno se
molesta o angustia atrae el ego, por el contrario cuando se está en paz, en tranquilidad aleja
el ego.
El maestro concluyó diciéndole que uno siempre debe hacer lo mejor que puede y dar lo
mejor de sí, al margen de los resultados. Luego procedió a descifrar la enseñanza de la
semilla de mango.
Le dijo que el árbol de mango nos da sombra y nosotros le tiramos piedras todo el tiempo y
encima el mango nos da frutos, entonces el mensaje que nos da el mango es el servicio
desinteresado. El servicio es el opuesto al ego.
Ignacio, no existe felicidad más grande en el mundo que la que se siente cuando ayudas a
terceras personas. El servicio es dejar de pensar solamente en ti y pensar en los demás.
Servicio es preocuparse en el crecimiento y desarrollo de otras personas.
El maestro ayudó a Ignacio a encontrar su darma, el cual era el de comunicar sus
conocimientos y experiencias sobre la meditación, el control del ego, el servicio, a la
comunidad empresarial.
Ignacio nunca había hecho una presentación, pero el gurú le dijo que preparase una
presentación racional, con base y llegando a los empresarios basándose en lo que ellos
quieren escuchar, pero siempre dando su mensaje.
Ignacio confesó que tenía miedo, pero el gurú le dijo que el miedo nos viene cuando sentimos
que estamos pidiendo y no sirviendo. Si vamos con amor y desinterés el miedo desaparece.
Así que Ignacio acepto dar su primera presentación y volvería donde el maestro después de
esta. Ignacio se preparó en hacer su conferencia en base a las cuatro semillas que conocía:
el autoconocimiento, la meditación, el control del ego y el servicio.
Cuando llegó el día de la presentación, ya frente al público sentía terror, estaba angustiado,
pero puso en práctica la concentración en su respiración y se calmó, poco a poco tomó
confianza y dio una buena conferencia e incluso logró hacer meditar al público y al final todos
lo felicitaron.
En casa del maestro, Ignacio recibió más instrucciones. Tenía que sentir amor y entrega
verdadera en cada momento de su servicio. A medida que logre más éxitos tendría que
meditar más.
El maestro le dio la quinta semilla y descifrarían el mensaje cuando haya crecido.
Ignacio fue a su casa y sembró la semilla.
CAPÍTULO VI
La semilla era de girasol.
Ignacio no le tomó mucha importancia a la semilla ya que ese día tenía una reunión importante
con su gerente de marketing, que estaba trabajando en una cuenta importante para la
empresa, se trataba de una dependencia del estado, si salía todo bien la empresa tendría
tranquilidad financiera.
9. El gerente de marketing le propuso de darle una coima al encargado de ventas de la institución
estatal como lo habían hecho en otras ocasiones y el negocio sería seguro, pero Ignacio intuía
que no era correcto, pero tenía dudas porque necesitaba el dinero, así que le pidió un día para
pensarlo.
Ignacio le pidió consejo al maestro. Para esto el maestro le hizo preguntas como: ¿cuál es tu
objetivo al escalar la cima de tu vida? ¿Llegar más rápido? ¿Subir más alto que nadie? ¿O
vivir en paz y disfrutar el camino? Obviamente Ignacio quería vivir en paz. El meditar y hacer
servicio había hecho que tenga la posibilidad de cuestionar la intensidad ética de las
situaciones.
El maestro descifró la enseñanza de la semilla de girasol diciendo: el girasol nos recuerda
que no interesa a qué circunstancias o problemas nos enfrentemos en la vida, o en qué
momento del día nos encontremos, siempre debemos orientar nuestras decisiones hacia la
luz, hacia Dios.
Usa la regla de oro:
"No le hagas a otros lo que no quieres que te hicieran a ti". Ahora la semilla de girasol nos
permite llevar tu luz por todo tu camino en la vida, asegurando que el sendero esté
iluminado. Disfruta la paz y la tranquilidad, y cosecha los frutos producidos por vivir
éticamente.
El gurú le dio otra semilla envuelta en papel periódico, y le dijo que va a demorar en germinar,
pues esto le daría tiempo para que practique todo lo aprendido. Y que regrese hasta que
crezca.
CAPÍTULO VII
Ignacio había seguido dando conferencias, él se sentía muy feliz y realizado, él no cobraba
pues era su darma, ahora tenía claro que su misión en la vida era llevar espiritualidad al mundo
empresarial.
A pesar de meditar diario Ignacio se sentía estresado. Quería hacer tanto, pero el día no le
alcanzaba y se sentía totalmente tenso y en descontrol.
Pasaron 6 meses hasta que una mañana notó un brote y supo que se trataba de una planta
de pino.
Se dirigió a su oficina, tenía tanto que hacer que por atender a uno desatendía a otros, el
tiempo no le alcanzaba, estaba estresado. Pero en la noche fue a ver al maestro y le contó
sus frustraciones con el manejo del tiempo.
El maestro le dijo que sus pérdidas de tiempo vienen disfrazadas de una supuesta
importancia. Si su darma es enseñar espiritualidad en el mundo empresarial, no debía perder
tiempo en otras cosas. Debía dar el ejemplo a sus ejecutivos de sentirse en paz y no estresado
corriendo de cita en cita. Tenía que dedicarle tiempo a lo importante.
Trata de delegar a otros la mayor cantidad de actividades rutinarias, dales confianza y prepara
a las personas a que decidan por su cuenta, no trates de ser el salvador del mundo, no pienses
que sin ti no va a funcionar la empresa. Aprende a soltar el poder egoísta que quiere ser el
centro de todo.
El gurú le ayudo a descifrar el mensaje de la semilla, la planta era el pino y nos enseña el
perfecto equilibrio en la vida. Nosotros, como el pino, tenemos ramas que son los diferentes
10. papeles que jugamos en la obra de teatro de nuestra vida. Debes buscar que, en el largo
plazo, un papel no le haga sombra al otro, tal como lo logran las ramas del pino: todas reciben
por igual la energía del sol.
Planifica cada semana de manera que puedas darle tiempo a tus diferentes papeles en la
vida. También debes de alimentarte con alimentos sanos, alimentos rajásicos que te ayudan
a actuar todo el tiempo y alimentos sátvicos que te producen tranquilidad y paz e incrementan
tu vitalidad y fuerza. Aquí están los vegetales, las frutas, productos lácteos y comida fresca.
También debes evitar ver televisión y si quieres enterarte de las noticias lee periódico, así tu
puedes elegir que leer y que no leer. Le pidió que practique y que regrese después de tres
semanas de haber aplicado realmente las enseñanzas y no le entregó ninguna semilla y le
digo que siguiera practicado las enseñanzas ya conocida.
CAPÍTULO VIII
Después de seis semanas Ignacio ya no comía carnes rojas, pero aún pollo y pescado, su
dieta era principalmente vegetariana, había bajado de peso y se sentía más ligero y saludable.
También bloqueo su semana, delegó funciones y se dio cuenta que hacía labores rutinarias
que le quitaban tiempo, pero le daba pena dejar de hacer ciertas actividades que él disfrutaba.
Los fines de semana no trabajaba y le dedicaba integro a su familia.
Después de estas seis semanas sentía que no lo hacía perfecto, pero que había avanzado lo
suficiente para ir a ver al maestro. Cuando llegó, toco varias veces la puerta y no le abrieron,
parecía que no había nadie.
Volvió al día siguiente y fue lo mismo, nadie abría la puerta, por lo que se animó a tocar la
puerta del costado. Salió una señora que le comunicó que al gurú le atropelló un carro hacía
tres semanas y murió.
Ignacio sintió ganas de llorar, no entendía por qué le pasaba esto, justamente cuando estaba
mejorando y progresando, le quitaban su única oportunidad de progresar. Se dio cuenta que
estaba pensando en él y no en su maestro, se dio cuenta que en todo este tiempo se había
comportado de una manera egocéntrica y nunca le había preguntado sobre su vida al maestro,
nunca le dijo gracias.
Ignacio fue a su casa y en su jardín se puso a observar sus plantas que eran los únicos
recuerdos físicos que le dejo su gurú. Miró a las plantas y sintió ganas de llorar, recordó su
transformación como persona.
Recordó todas las lecciones que su maestro le dio, las enseñanzas de cada semilla, los
ejemplos que le daba para que entendiera mejor. Pensó en cuál sería la séptima semilla.
Se puso a meditar en su jardín, esta vez fue especial, sintió un profundo amor y unidad con el
todo. Su pena y su dolor se transformó en paz y tranquilidad.
CAPÍTULO IX
Pasaron tres semanas desde que se enteró de la muerte de su maestro, ahora Ignacio se
dedicaba a dar conferencias 3 o 4 veces por semana, y al finalizar lo felicitaban y le daban las
gracias sinceramente, este era su mejor pago.
11. Ese día al regresar a su casa vio un sobre que le habían dejado, tenía olor a incienso, era de
su maestro, así que la abrió, dejando caer unas semillas.
El maestro le decía que un maestro nunca olvida a sus discípulos, él ya no estaba en el mundo
material pero le había dejado esta carta. Le entregaba la séptima semilla, era un árbol de
hunco, que representa la libertad, y le daba el mensaje antes que la plantase.
Le dijo que este árbol tiene la peculiaridad de ser totalmente flexible, soporta vientos
huracanados y puede doblarse y colocarse en posición horizontal.
Su flexibilidad le da la libertad total de movimiento, lo único que no se mueve y es rígido es su
raíz. Le explicaba que esta planta tenía más de un mensaje y uno de ellos era el mensaje de
flexibilidad, le dijo que en la vida debemos tener libertad de adaptarnos a los vientos del
cambio, ya que en el plano material todo cambia minuto a minuto, hay que estar dispuesto a
cambiar y a ser flexible.
El reto del ser humano es tener el valor de crear nuevos caminos y dejar las rutas conocidas,
para mejorar y crecer. Cambiar significa asumir el riesgo de equivocarse y esto nos hace
vulnerable, que es exactamente lo que el ego no quiere. Tienes que ser sordo a las cosas
negativas.
Ignacio se puso a reflexionar y continúo leyendo la carta. El otro mensaje de la semilla es la
sabiduría del desapego. En la superficie el hunco no está apegado a nada, fluye con los
vientos y no les ofrece resistencia como otros árboles rígidos.
Los seres humanos debemos ser como el hunco, libres y no arraigados a lo superficial, a los
bienes materiales y a las formas. Nuestro arraigo debe estar en nuestro espíritu.
Ignacio recuerda que el objetivo de esta vida es encontrar ese pedacito de Dios dentro de ti y
vivir cada momento en felicidad y paz. Dios sabe por qué hace las cosas. Todas las
circunstancias nos ayudan a crecer, a aprender, y pone a prueba nuestra capacidad de
percibir la paz y la felicidad de la divinidad dentro de nosotros.
Después de un tiempo de leer la carta Ignacio daba conferencias pero sólo llegaba el mensaje
a un número limitado de personas, y pensó en la forma de llegar a un mayor número de gente
y decidió escribir un libro. Y dijo: le pondré como título "El secreto de las siete semillas".
IV. MENSAJE
Aquí tenemos una muestra de que la naturaleza es sabia y que de cada semilla tiene una
enseñanza, depende de nosotros el camino que queremos tomar, si queremos ser felices o
no, todos tenemos una misión en la vida, al final es nuestra felicidad la que está en juego.