3.
En el siglo IV a. C., Górgidas creó el famoso «batallón sagrado» de Tebas,
una tropa de élite de 300 hombres nada más, pero concebida como una
«unidad de choque». Los hoplitas de este batallón eran parejas de amantes.
En Tebas, cuando un joven llegaba a la edad de enrolarse, era su erastés
quien le regalaba su equipo militar completo, la panoplia14
Epaminondas logró por fin dominar la táctica de los lacedemonios
mediante un nuevo sistema de combate: el ataque en orden oblicuo, y así
es como pudo vencer a los guerreros de Esparta.
Teniendo en cuenta la afirmación de las Helénicas de Oxirrinco 11, 4, en el
sentido de que cada una de las once partes de la Liga Beocia aportó 1.000
hoplitas y 100 soldados de caballería a la batalla de Delio (424 a. C.), se
trataría aproximadamente de los dos tercios de las fuerzas hoplíticas y de
casi toda la caballería.
BATALLON SAGRADO
5. La falange era la formación de combate habitual en Grecia desde mediados
del siglo VII a. C. No se tiene una idea exacta de si la falange surgió
espontáneamente o si fue el resultado evolutivo de formaciones anteriores de
combate. Se tiene tendencia a pensar que su concepto estaba relacionado con las
competiciones atléticas teatralizadas; la evolución colectiva y mil veces repetida,
el culto a la fuerza, al empuje físico y a la resistencia, así lo hacen pensar.
La formación de combate de la falange se constituía a partir de la “hilera”.
Marchaba como un bloque compacto cuadrado con 16 soldados de fondo
(“orden cerrado”), que podía evolucionar hasta los 32 (“orden grueso”) o
alcanzar los 8 (“orden delgado”). Al parecer, era frecuente que estuviera
formada por un frente de 256 soldados (16 “filas”) por 16 de fondo. Su jerarquía
interior era bastante simple: el general, “strategos”, ocupaba la cúspide
jerárquica de la falange; luego estaba el “taxiarca”, oficial fuera de fila que
mandaba sobre dos “tetrarquias” (128 soldados); luego estaba el hoplita o
soldado raso. Cada división de la falange tenía un jefe: “diloquita”, “tetrarca”,
“sintagmatarca”, “pentacosiarca”, “quiliarca”, “merarca” y “falangarca”. En
combate, a estas jerarquías correspondía transmitir las órdenes a los hoplitas
que dirigían y combatir codo a codo con ellos.
LA FALANGE
7.
Fue Temístocles quien impulsó el poder naval de Atenas. Comprendió, sin
esperar a que el oráculo de la Pitia dijera que «sólo sería inexpugnable una
muralla de madera», que la ciudad necesitaba muchos barcos de guerra
para defenderse contra la flota de Egina y sobre todo contra la flota de
Jerjes.
Fue él el que transformó a numerosos hoplitas atenienses en soldados de
marina y marineros, hasta el punto de que más tarde se le acusó de haber
convertido a nobles guerreros en viles remeros.44
Aprovechando el descubrimiento de un nuevo filón, más rico, en las minas
de plata de Laurión, logró que los atenienses, en vez de repartirse los
beneficios de la explotación —quizás 100 o incluso 200 talentos— ,
prestaran a los 100 ciudadanos más ricos medios para construir
trirremes.45
BATALLA DE
MARATON
9.
Para llevar a las fuerzas enemigas lejos de su centro, la
caballería macedonia rodeaba los flancos del ejército contrario,
sistemáticamente por el flanco derecho que estaba comandado
por Alejandro en persona, para luego intentar hacer un hueco y
colocarse en las líneas enemigas, por lo que obligaban a sus
enemigos a reagruparse.
EL MARTILLO
10.
Atacando por los flancos, la caballería macedonia sorprendía a
las tropas enemigas por la rapidez y fuerza de su impacto; en el
centro, la falange y los hipaspistas avanzaban para abrir el
segundo frente. Una vez se le cerraba el paso al enemigo, éste
quedaba en una trampa. Generalmente, esto causaba una gran
confusión porque no podía distinguirse si las unidades estaban
dispersas o sólo mal coordinadas.
EL YUNQUE