2. Desde el punto de vista de la economía internacional, la integración económica ha sido concebida, por
numerosos autores, como un proceso a través del cual se busca la unificación de dos o más economías,
mercados nacionales, que previamente se encontraban funcionando de manera separada e individual; el
objetivo de ésta fusión es formar un solo mercado (mercado común), cuya supuesta dimensión sería
mucho más favorable e idónea para el intercambio comercial de los bienes y servicios producidos por
ambas economías.
¿Que es la integración económica?
3. – La forma más elemental de integración la constituyen los Acuerdos Comerciales
Preferenciales, que suponen la concesión por parte de un país de determinadas ventajas
comerciales a ciertos productos procedentes de otro país o grupo de países. Normalmente
tienen carácter asimétrico, es decir, no exigen reciprocidad y son habituales entre países con
diferentes grados de desarrollo.
– La siguiente etapa en un proceso de integración es el Área de libre Comercio (o Zona de Libre
Comercio), en la que un grupo de países suprimen los obstáculos comerciales existentes entre
sí, pero cada uno mantiene su propio régimen comercial frente a terceros países.
– La formación de una Unión Aduanera (UA) supone que un grupo de países eliminan los
obstáculos comerciales entre ellos y establecen barreras exteriores comunes frente al resto del
mundo.
En un proceso de integración económica se
observan diferentes formas o fases:
4. – Cuando una unión aduanera elimina las barreras, no solo a los movimientos de mercancías sino también de
factores de producción, se transforma en un Mercado Común (MC) caracterizado, por tanto, por la libre
circulación de mercancías, servicios, capitales y personas.
– Por último, una Unión Económica y Monetaria (UEM) se entiende como un mercado común en el que se
coordinan las políticas económicas (sobre todo la monetaria y la fiscal) y se sustituyen las monedas
nacionales por una moneda única para los países integrados. Se trata de la forma de integración plena, no
siendo posible una integración superior desde el punto de vista económico.
5. -Aprovechar las economías de escala. Ante un mercado de mayores dimensiones, las empresas pueden
abaratar costes al dirigirse a un mayor número de consumidores, lo que en gran medida justifica la
existencia de los procesos de integración.
-Desarrollar proyectos e infraestructuras “en grupo”. Existen muchos proyectos e inversiones (como las
redes de trenes de alta velocidad), que por su alto coste son prohibitivos para muchos países. Pero como es
cierto que “la unión hace la fuerza”, disponer de un grupo integrado lo suficientemente amplio permite
sacarle partido a ciertas infraestructuras que pueden redundar positivamente en el conjunto, evitando que de
forma aislada se tengan que asumir altos costes, si es que no es imposible.
Detrás de la decisión de un país de
incorporarse a un proceso de integración
existen diversas motivaciones:
6. -Conseguir una mayor especialización. Si desaparecen las barreras proteccionistas (como los
aranceles y los cupos) se hace más fácil sacarle partido a las ventajas comparativas que poseen los
diversos países respecto a los demás.
-Lograr una mayor eficiencia productiva. Si no existen aranceles, las empresas participan con mayor
facilidad en un mismo mercado, y ello hace que refuercen la competencia entre ellas, obligándose a
reducir los precios y mejorar las calidades de los productos que ofrecen para evitar ser expulsadas
del mercado y seguir manteniéndose en el mismo.
-Más poder de negociación frente a otras potencias. Cuando se hace frente común para negociar en
los diversos foros internacionales, aumenta la capacidad de imposición y reivindicación de los
intereses del área integrada.
7. La integración económica internacional es un elemento fundamental dentro del aperturismo económico, pues permite
mejorar las relaciones mercantiles, económica y políticas entre países (o bloque de países, por ejemplo, el CETA, el TTIP,
etc.). Este hecho es más que constatable, pues sólo hay que observar el crecimiento económico de España en el último
cuarto del siglo pasado. No sólo a nivel económico, sino también a nivel social, cultural, etc.
No obstante, los procesos de integración económica pueden resultar un arma de doble filo, pues si bien es cierto que
suponen un importante elemento que denota progreso y crecimiento para un país, se produce de pérdida de competencias
y capacidad de decisión política en ciertos planos comerciales (sea de ejemplo Europa), quedando subordinado el país a la
decisión que se tome a nivel supranacional (en el caso en el que la integración supone la unificación de las barreras
exteriores (como en el caso de la Unión Aduanera y todas las formas de integración económica que le suceden).
Además, se cae en la posibilidad de que ciertos mercados nacionales y locales puedan verse afectados por la entrada de
mercancías que hagan competencia con las suyas, teniendo que hacer sus productos más competitivos (sea, por ejemplo, a
través de una reducción de precios suponiendo un menor gasto de producción, repercutiendo en salarios o en
contrataciones) o ser arrastrados a la quiebra por incapacidad de adaptarse al nuevo contexto económico, por ejemplo.
Sería necesario que estos procesos fueran establecidos en base a una serie de principios de mutuo acuerdo que respetaran
la integridad de la actividad económica de un país, el bienestar de la población de dichas naciones, el cuidado del medio
ambiente y que parta del comercio justo.