La triste vida de Mikuru cuenta la historia de una niña japonesa huérfana en 1948 que sufre grandes dificultades después de quedar sin padres debido a la bomba de Hiroshima. Se ve obligada a vivir en un orfanato donde es maltratada, por lo que huye y vive mendigando en las calles. Al no poder subsistir así, se ve obligada a prostituirse a los 12 años, siendo rechazada debido a su edad. Profundamente deprimida y sin esperanza, decide suicidarse lanzándose desde
1. La triste vida de Mikuru.
Ariadna Bernardita Faúndez Muñoz.
2. La triste vida de Mikuru.
En el siglo pasado específicamente en el año 1948 existió una adolecente llamada Mikuru
Asahina de 13 años de edad, alta como de 1,62 de estatura, de pelo colorín, largo y ondulado en
las puntas, con ojos celestes y pequeños como las demás personas japonesas, delgada como una
caña de bambú, indefensa como una hormiga, era la típica niña inofensiva que escasamente se
encontraban en las calles de Tokio en Japón; ella no tenia padres ya que murieron cuando estallo
la bomba de Hiroshima ya que justo ese día fueron a visitar a unos parientes, los únicos que
quedaban vivos y por suerte la pequeña se quedo internada en un hospital por tener influenza.
Cuando ocurrió todo eso la pobre niña quedo abandonada solo con 10 años, se tuvo que ir
de su hogar ya que lo arrendaban y no tenía como pagarlo porque ninguno de los padres dejo
herencia y el estado no pudo ayudarla porque estaban en crisis por lo de la bomba de Hiroshima
y Nagasaki y la niña tubo que tomar serias decisiones.
Se tubo que ir a un orfanato, donde sufría mucho porque era la única niña de su edad, no
tenia nadie con quien hablar, compartir secretos o simplemente jugar, las otras chicas tenían
15 años o más, las niñas le influenciaban malos hábitos como pintarse (en ese tiempo solo lo
hacían las mujeres de la noche), a decir garabatos, a pegarle a los demás e incluso a fumar y si
no les obedecía le pegaban, le hacían quemaduras indias, la quemaban con cigarrillos, en fin la
maltrataban; un día ya no aguanto más y se escapó.
Al escaparse se llevó todas sus pertenencias y recuerdos de sus padres y se fue a dormir
dentro de la estación de trenes en un pequeño banco porque no había un lugar más seguro para
alguien de su edad ya que siempre hay guardias de seguridad y si pasa algo la podrían proteger.
Al siguiente día salió de pedir dinero por las calles y en el metro pero no le iba bien, le alcanzaba
solo para el almuerzo y para ducharse todos los días en los baños del metro porque aunque
admitía que era pobre no le gustaba estar sucia y por bañarse a abstenía de comprarse juguetes
o chucherías.
Ya pasando dos años de pedir dinero en las calles y metros se dio cuenta de que si seguía
así no llegaría a ninguna parte y no obtendría más dinero del que le dan siempre y después de
meditarlo tres días, de pensarlo una y otra vez tomo la peor de las decisiones que ha pensado
en sus 12 años la “prostitución”.
Primero se paseaba por las calles a horas nocturnas con un pequeño cartel donde decía ŞMe
prostituyo por dinero y comida”pero daba mucha lastima así que solo le daban dinero a cambio
de solo un abrazo porque la gente que pasaba por esas calles no era capaz de hacerle nada malo
ni siquiera a una mosca pero teniendo la necesidad de ganar más dinero obligadamente se dirigió
al burdel más visitado de la ciudad llamado “Hentai”que significa en español “Morboso”y a falta
de prostitutas la aceptaron ilegalmente. A ella por ser principiante en este rubro tan horrible y
además por ser tan inofensiva le mandaban a los clientes más nuevos pero siempre se quejaban
porque la muchacha se ponía a llorar y no se dejaba hacer nada así que la despidieron y le dieron
un cuarto de su sueldo. No la contrataban ni siquiera para cocinar o hacer el aseo del hogar por
su corta edad, estaba desorientada.
La niña estaba muy depresiva, se derrumbo su futuro, sus sueños, sus esperanzas, su fe, no
tenía a nadie en la vida ni siquiera un pariente lejano con quien ir aunque tuviera que hacer como
una empleada para poder vivir en esa casa del pariente ficticio, no tenia capital para comprar ni
medios para ser alguien profesional en la vida así que con la melancolía que cargaba como una
mochila y con el poco y ultimo dinero que le quedaba tomo el metro y se bajo en la estación
donde esta la “Torre Tokio”, subió por el ascensor y sin pensarlo dos veces se asomó a la punta
3. de la torre y se lanzó al abismo para por fin descansar en paz en el cielo porque a pesar de que
los japoneses son budistas ella creía en todas las religiones y sabia que solo hay un dios universal
y que en las religiones solo cambia de nombre o de forma física pero en todo caso creía más en
dios que en buda.
Nadie corrió a socorrerla porque era época de navidad y todos estaban en sus casas y después
de 2 días más tarde se dieron cuenta de la pequeña mujercita estaba ahí con una sonrisa de oreja
a oreja porque para ella el mejor regalo de navidad que le podían otorgar para su perra vida era
la muerte y se le regalo ella a si misma.
Fin
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