4. Vayse meu corachón de mib:
ya Rab, ¿si se me tornarád?
¡Tan mal meu doler li-l-habib!
Enfermo yed, ¿cuánd sanarád?
(hacia los siglos X-XI)
(Mi corazón se me va de mí.
Oh Dios, ¿acaso se me tornará?
¡Tan fuerte mi dolor por el amado!
Enfermo está, ¿cuándo sanará?)
5.
6. EL POEMA DEL MÍO CID
FINALES DEL S. XII -
INICIOS DEL S. XIII
“Con sus ojos muy grandemente llorando
tornaba la cabeza y estábalos mirando”
7.
8. “Era un simple clérigo pobre de clerecía
dicié cutiano missa de la Sancta María;
non sabié decir otra, diciéla cada día,
más la sabié por uso que por sabiduría. “
Milagros de Nuestra Señora
9. "Si quisieres amar dueñas o otra cualquier muger,
muchas cosas avrás primero a aprender;
para que ella te quiera en amor acoger,
sabe primeramente la muger escoger.”
Libro del Buen Amor
10.
11. “Otro día, hablando de sus asuntos el Conde Lucanor con Patronio, le dijo:
-Patronio, algunos me aconsejan que reúna la mayor cantidad posible de dinero, y aun me dicen que
esto me conviene más que ninguna otra cosa. Por eso os ruego que me deis vuestra opinión sobre este
asunto.
-Señor conde -dijo Patronio-, aunque a los grandes señores os sea necesario tener dinero en muchas
ocasiones y, sobre todo, para que nunca incumpláis vuestros deberes por su falta, no por eso podéis
pensar en reunir sólo dinero, abandonando otras obligaciones que tenéis con vuestros vasallos, así como
las propias de vuestro estado y dignidad, pues si actuarais de ese modo podría sucederos lo que a un
lombardo que vivió en Bolonia.
El conde le preguntó qué le había sucedido.”
El Conde Lucanor
12.
13. “¡Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había!
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace
no debe decir mentira.”
Romance de Abenámar
DESDE EL S. XIV HASTA NUESTROS DÍAS
14. Recuerde el alma dormida,
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiere tiempo passado
fue mejor.
Coplas por la muerte de su
padre
15.
16. “CALISTO.- En esto veo, Melibea, la grandeza de
Dios.
MELIBEA.- ¿En qué, Calisto?
CALISTO.- En dar poder a natura que de tan
perfecta hermosura te dotase, y hacer a mi
inmérito tanta merced que verte alcanzase, y, en
tan conveniente lugar, que mi secreto dolor
manifestarte pudiese. Por cierto, los gloriosos
santos que se deleitan en la visión divina, no
gozan más que yo ahora contemplándote.”
La Celestina