1. Mi reflexión
Siempre habíamos pensado que la pobreza era una situación o
condición perteneciente al Tercer Mundo. Siempre habíamos visto en TV
imágenes de hombres y mujeres, niños y ancianos pasando frío, hambre y
sin posibilidades de aspirar a un futuro mejor. Pero solo eran eso,
pensamientos e imágenes lejanas a nuestra realidad y que solo se nos
mostraban de forma esporádica ante nuestros ojos en alguna noticia,
reportaje o revista. Además, esas imágenes o pensamientos nos
impactaban y conmovían en el momento de verlas, pero a la media hora
nuestra mente y, en especial nuestra conciencia, las borraba para evitar
sentirnos culpables.
Sin embargo, la vida te puede cambiar de un momento a otro, y de
repente, esas imágenes y pensamientos de realidades lejanas se convierten
en situaciones cercanas y diarias de vecinos, familiares, compañeros,
conocidos e incluso de nosotros mismos. Y es entonces cuando te detienes
un segundo y empiezas a sentir lo que significa tener hambre y no tener
que comer, tener frío y no tener refugio, tener ganas de gritar y que nadie
te escuche.
La escasez de lo necesario para vivir, o más bien sobrevivir, afecta a
millones de personas en el planeta, y aunque no somos nosotros los
máximos responsables, si que podemos hacer y decir mucho. En vez de
cambiar de canal, de girar la cabeza o de pasar de largo ante una situación
de pobreza que se muestra ante nuestros ojos, tenemos que dejar que la
noticia termine y pensar qué podemos hacer, mantener nuestra cabeza y
tender nuestra mano. Las situaciones de pobreza no son escogidas, no
olvidemos que muchas de las veces las personas afectadas sienten
vergüenza y consideran que han perdido su dignidad.
En nuestra sociedad, los niños y las mujeres son las víctimas más
afectadas por esta lacra social. Y es a ellos a los que tenemos que prestar
las ayudas más inmediatas. No podemos permitir que ninguna persona se
sienta excluida socialmente y para ello tenemos que ser solidarios y ayudar.
Me gustaría que en algún momento del día te plantearas: ¿Qué estoy
haciendo por los demás? ¿Qué puedo hacer por los demás?
Para concluir con esta reflexión que hoy hago en voz alta, solo me
queda recordarles que cualquier cosa que hagamos por los demás, por muy
insignificante o inútil que te parezca, siempre será importante para alguien.
Gracias