2. La vida en Cristo no se distingue por su tierra, ni por su habla, ni
por sus costumbres. Porque ni habita en ciudades exclusivas,
ni habla una lengua extraña, ni lleva una de vida desinteresada de
los demás.
Busca siempre la Verdad, caminando en su enseñanza, la cual no
ha sido inventada gracias al talento y especulación de hombres
curiosos, ni profesa, como otros hacen, una enseñanza humana;
sino que, habitando las ciudades del mundo, según la suerte que a
cada uno le cupo, y adaptándose en vestido, comida y demás género
de vida a los usos y costumbres de cada país, da muestras de una
identidad peculiar, conducta admirable y, por confesión de todos,
sorprendente.
Habitan sus propias patrias, pero como forasteros;
Están en la carne, pero no viven según la carne.
Pasan el tiempo en la tierra, pero tienen su ciudadanía en el cielo.
Obedecen a las leyes establecidas; pero con su vida van mas allá,
ven mas allá, trascienden de un aquí, a la Vida Eterna. Han acogido
la Gracia de Dios, por la Fe y la Esperanza, de quien es Amor.
3. La persona que busca la Verdad y se fía de ella...
“Es como un árbol plantado a la vera del agua, que junto a la
corriente echa sus raíces. No temerá cuando viene el calor, y estará
su follaje frondoso; en año de sequía no se inquieta ni se retrae de
dar fruto.
Perverso y falaz es el corazón de todos los hombres, e impenetrable:
¿quién podrá conocerlo?
Yo el Señor soy el que escudriño los corazones, el que examino
sus afectos, y doy a cada uno la paga de su proceder, conforme al
fruto de sus obras”
Jr 17, 8-10.
4. La persona que busca la Verdad y se fía de ella...
“Será como el hombre prudente que edificó su casa sobre la roca:
Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y
embatieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba
cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no
las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó
su casa sobre la arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes,
soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y
grande fue su ruina” Mt 7, 24-27.
5.
6. ¿Cuál es la enseñanza de Dios?
“Dios es Amor”. La primera enseñanza que portamos, es que somos
amados de Dios, “Él nos amó primero”cf. 1Jn 4, a cada uno nos creó
cf. Gn 1, 27, nos ha amado y nos ama. Por tanto es del hombre
descubrir Aquel Amor.
7. Dios se revela al hombre, dándose a conocer por su Alianza fiel
a su Palabra, a su Revelación Dios nos llama, queriendo Él acercarse
plenamente al hombre.
A esta relación revelada por Dios, se le llama Religión.
Experiencia que es siempre una respuesta a esta atracción hacia
Dios, que Dios mismo ha puesto en el hombre.
8.
9. Quien busca la Verdad, se fía de ella, alimentándose de ella: Camino
al encuentro con la Misericordia de Dios.
10.
11. Seguir a Jesús, conociéndole
“En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: Yo te bendigo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas*
a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños. Si, Padre,
pues tal ha sido tu voluntad.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino
el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el
Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les
daré descanso. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que
soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas.
Porque mi yugo es suave y mi carga ligera” Mt 11, 25-30
Ver Ex 33, 12-23.
*Los Misterios del Reino, revelado a los “Pequeños”
Ver Mt 5, 1-12; Mc 9, 33-37; 10, 13-16; Lc 9, 46-48; 18, 15-17; Mt 21, 16;
Lc 1, 38. 46-55; 8, 19-21; 1P 2, 2-3;
Jn 3, 1-21.
12. Orar
“Velen y oren, para que no caigan en tentación; que el espíritu está
pronto, pero la carne es débil. Y sumido en agonía, insistía más en
su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que
caían en tierra.
Levantándose de la oración, vino donde los dicípulos y los encontró
dormidos por la tristeza; y les dijo: ¿Cómo es que están dormidos?
Levántense y oren para que no caigan en tentación”
Mc 14, 38; Lc 22, 44-46.
“¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé?
Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso
en su huerto; creció hasta hacerse árbol y las aves del cielo anidaron
en sus ramas” Lc 13, 18-19
Ver Mc 4, 30-32; Jn 15, 1-17.
13. El Camino de la Verdad: Cristo, hace profunda nuestra
oportunidad en el tiempo que apremia por sus frutos.
14. El mundo nos necesita, ¡cuanta Misericordia necesita!