1. EL CABALLERO
CARMELO
Autor : Abraham Valdelomar
publicación: 13 de noviembre de 1913
2. • ARGUMENTO
• Contado en primera persona con un lenguaje tierno y
conmovedor, y ambientado en un entorno provinciano y
rural, este cuento nos narra la historia de un viejo gallo
de pelea llamado el Caballero Carmelo, que debe
enfrentar a otro más joven, el Ajiseco. El Carmelo,
sacando fuerzas de flaqueza, gana, pero queda
gravemente herido y poco después muere, ante la
consternación de sus dueños. Este es el tema central.
• Como temas secundarios podemos mencionar la vida
familiar en el hogar del protagonista-narrador (incluida
las peripecias del gallo «Pelado») y la vida de los
pescadores de la aldea San Andrés, cercana a Pisco
3. • RESUMEN
Los hechos relatados transcurren en Pisco, en torno a la familia
del narrador, quien recuerda en primera persona un episodio
imborrable que vivió en su niñez, a fines del siglo XIX. Un día,
después de un largo viaje, Roberto, el hermano mayor de la
familia, llegó cabalgando cargado de regalos para sus padres y
hermanos. A cada uno entregó un regalo; pero el que más
impacto causó fue el que entregó a su padre: un gallo de pelea
de impresionante color y porte. Le pusieron por nombre el
«Caballero Carmelo» y pronto se convirtió en un gran peleador,
ganador en múltiples duelos gallísticos. Ya viejo, el gallo fue
retirado del oficio y todos esperaban que culminaría sus días de
muerte natural. Pero cierto día el padre, herido en su amor
propio cuando alguien se atrevió a decirle que su «Carmelo» no
era un gallo de raza, para demostrar lo contrario pactó una pelea
4. con otro gallo de fama, el «Ajiseco», que aunque no se igualaba
en experiencia con el «Carmelo», tenía sin embargo la ventaja de
ser más joven. Hubo sentimiento de pena en toda la familia,
pues sabían que el «Carmelo» ya no estaba para esas lides. Pero
no hubo marcha atrás, la pelea estaba pactada y se efectuaría en
el día de la Patria, el 28 de julio, en el vecino pueblo de San
Andrés. Llegado el día, los niños varones de la familia acudieron
a observar el espectáculo, acompañando al padre. Encontraron
al pueblo engalanado, con sus habitantes vestidos con sus
mejores trajes. Las peleas de gallos se realizaban en una
pequeña cancha adecuada para la ocasión. Luego de una
interesante pelea gallística les tocó el turno al «Ajiseco» y al
«Carmelo». Las apuestas vinieron y como era de esperar, hasta
en las tribunas llevaba la ventaja el «Ajiseco». El «Carmelo»
intentaba poner su filuda cuchilla en el pecho del contrincante y
no picaba jamás al adversario. En cambio, el «Ajiseco» pretendía
imponerse a base de fuerza y aletazos. Repentinamente, vino
una confrontación en el aire, los dos contrincantes saltaron. El
5. «Carmelo» salió en desventaja: un hilillo de sangre corrió por su
pierna. Las apuestas aumentaron a favor del «Ajiseco». Pero el
«Carmelo» no se dio por vencido; herido en carne propia pareció
acordarse de sus viejos tiempos y arremetió con furia. La lucha
fue cruel e indecisa y llegó un momento en que pareció que
sucumbía el «Carmelo». Los partidarios del «Ajiseco» creyeron
ganada la pelea, pero el juez, quien estaba atento, se dio cuenta
que aún estaba vivo y entonces gritó. «¡Todavía no ha enterrado
el pico señores!». Y, efectivamente, el «Carmelo» sacó el coraje
que sólo los gallos de alcurnia poseen: cual soldado herido,
arremetió con toda su fuerza y de una sola estocada hirió
mortalmente al «Ajiseco», quien terminó por «enterrar el pico».
El «Carmelo» había ganado la pelea pero quedó gravemente
herido. Todos felicitaron a su dueño por la victoria y se retiraron
del circo contentos de haber visto una pelea tan reñida. El
«Carmelo» fue conducido por Abraham hacia la casa, y aunque
toda la familia se prodigó en su atención, no lograron reanimarlo.
Tras sobrevivir dos días, el «Carmelo» se levantó al atardecer
6. mirando el horizonte, batió las alas y cantó por última vez, para
luego desplomarse y morir apaciblemente, mirando
amorosamente a sus amos. Toda la familia quedó
apesadumbrada y cenó en silencio aquella noche. Según palabras
del autor, esa fue la historia de un gallo de raza, último vástago
de aquellos gallos de pelea que fueron orgullo por mucho tiempo
del valle del Caucato, fértil región de Ica donde se forjaban dichos
paladines.
7. • PERSONAJES
• El Carmelo y,
• El Ajiseco
• Los padres
• Los hermanos:
• Roberto, Anfiloquio
• Rosa.
• Jesús,
• Héctor, Finalmente, son mencionados también el panadero
(«un viejo dulce y bueno»), el entrenador del Carmelo, el
juez de las jugadas de gallos, el dueño del Ajiseco, los
espectadores y apostadores de las peleas de gallos, los
pescadores de la caleta de San Andrés.