2. En la antigua Provincia de Coro, en el
estado Falcón, existía un poderoso
cacique que hasta el presente
recuerdan los nativos con el nombre
de “Rey Manaure”. Según los
historiadores, este caudillo de los
caquetios era muy leal, generoso y
esplendido para con sus vasallos.
3. Fue gran amigo y aliado de Juan
Ampíes y sus españoles. Mas esta
alianza duro poco. La provincia de Coro
paso a ser gobernada por los
Wélzares, compañía alemana que se
distinguió por los abusos que cometía
con los indígenas, y el “Rey
Manaure”, tuvo que huir llevándose
consigo todos sus tesoros.
4. En una lujosa tarima y llevado en
hombros por los señores de la tribu, el
jefe de aquellos pueblos aborígenes
atravesó
llanuras, quebradas, ríos, cerros y
extensos cardonales pero en su
fuga, temiendo ser alcanzado por los
alemanes, arrojo todas riquezas en las
aguas termales de la Cuiba, aguas de
variados colores y que tienen la
propiedad de saltar a gran altura a la
menor vibración del aire.
5. Una viejecita de origen caquetío que desde su
infancia conservaba una fe ciega respecto de la
generosidad del “Rey Manaure”, encontrándose
sumida en la mayor miseria, acudió a la Cuiba
donde se dice que vaga el espíritu del gran
cacique y rogo al anima del caudillo de sus
antepasados le otorgara una limosna por el
amor de Dios.
6. Al llegar a los Pozos del Saladillo,
que es otro de los nombres de la
Cuiba, golpeó por tres veces con
un pequeño machete que llevaba
en la mano el peñasco que da
origen a una de las muchas
aquellas vertientes de las aguas
termales y dijo:
“Rey Manaure, dame mi
limosnita…”
7.
8. La anciana asustada ante la amenaza
del reptil, sin saber lo que hacia le
descargo con el machete que tenía en
mano un golpe mortal. Cuando
recobró la serenidad, observo que en
vez de la peligrosa sierpe se hallaban
en el suelo dos limpias barritas de