¡Las promesas de Dios son poderosas! Fueron escritas para ti y para mí, así que apropiémonos de ellas y clamemos con fe grandes milagros y victorias en Su nombre.
2. “Cuando en mí la angustia
iba en aumento, tu consuelo
llenaba mi alma de alegría."
(Salmos 94:19)
3. “Alabado sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, Padre
misericordioso y Dios de toda
consolación, quien nos consuela en
todas nuestras tribulaciones...”
(2 Corintios 1:3-4a)
4. “Desde mi angustia clamé
al Señor, y Él respondió
dándome libertad.”
(Salmos 118:5)
5. “Soy yo mismo el que los consuela.
¿Quién eres tú, que temes a los
hombres, a simples mortales, que
no son más que hierba?"
(Isaías 51:12)
8. Comparte este mensaje con
tus amigos y seres queridos,
y participemos juntos de esta
misión voluntaria de Amor:
«¡Y les dijo:
Id por todo el mundo y predicad
el evangelio a toda criatura!»
(Marcos 16:15)