El documento describe las contradicciones entre la democracia emergente y el clasicismo en la Atenas del siglo V a.C. Aunque Atenas era considerada democrática, la "democracia" era en realidad controlada por la aristocracia. Del mismo modo, el arte clásico defendía las clases altas a pesar de la influencia de la burguesía. Para la segunda mitad del siglo, el clasicismo se distanció de lo irracional y enfatizó lo racional.
Contradicciones entre democracia y clasicismo en la Atenas del siglo V a.C
1. El clasicismo griego ha sido difícil de entender, debido a las fuertes contradicciones sociales y políticas
que se presentaron en el siglo V a. de C., pues la democracia empezaba a aparecer en un lugar
históricamente aristocrático y el arte se vio influenciado por todas las disputas que esto trajo.
A primera vista, se plantea un problema social difícil de entender: la democracia con su liberalismo e
individualismo y el clasicismo con su severidad y esquematismo, parecen incompatibles. Pero al analizar,
nos podemos dar cuenta de que en Atenas la democracia no era tan democrática y el clasicismo no era
tan clásico.
La Atenas clásica era la ciudadela democrática en su época, pero comparada con la democracia moderna
se puede decir que era mayormente aristocrática, pues la "democracia" era regida por los hijos de la
vieja nobleza y existían las instituciones democráticas fundamentales, pero con marcadas restricciones.
En cuanto al arte, la clase noble siguió siendo fuertemente apoyada, inclusive por los poetas y filósofos
pertenecientes a la clase burgués.
Los poetas trágicos eran pagados por las clases dominantes, por lo cual ellos podían contar sobre la
política cotidiana y los problemas candentes entre la aristocracia y la democracia, pero defendiendo
siempre las clases altas.
La aristocracia quiso designar el estilo clásico como idealista, y el arte clásico como representación de un
mundo mejor. Así pues, en el teatro los temas naturales de la época parecían repugnantes y la
importancia reposaba en los temas de dioses y héroes.
El teatro era entendido como una institución educativa de los clasicistas para el proletariado, era
dramático, ficticio y lírico pero político. Se consideraba democrático por su presentación en público, sin
embargo la aristocracia primaba en su contenido, debido a que los dueños de todo lo concerniente al
teatro también eran los ricos.
El verdadero teatro popular fue la mímica, ya que ofrecía cuadros breves de modo natural, procedía del
pueblo, compartía sus gustos y solo quería entretener a los espectadores.
Ya para mediados del siglo, la maduración del clasicismo resaltó lo racional y se fue distanciando un
poco de lo irracional.
En las artes plásticas los elementos del naturalismo estaban más fundidos que en el teatro o la poesía,
se enalteció la descripción de la vitalidad y espontaneidad, la postura cargada de dinamismo y por
primera vez después del paleolítico, se volvió a comprender el valor del instante, sin importar lo feo y lo
vulgar; para ese momento lo importante era la experiencia y no la belleza, lo decorativo o lo
impresionante. Fue un arte mundano que apreciaba el momento, a pesar de que la nobleza siguiera
pretendiendo las formas rígidas, lo estático y lo arcaico.
En el clasicismo griego el naturalismo y la estilización estuvieron siempre presentes, aunque no siempre
equilibrados, ni en la misma proporción en todas las áreas del arte.