El Museo Banco Central del Ecuador en Ibarra alberga más de 350 piezas arqueológicas de culturas precolombinas que habitaron la región hace más de 10,000 años, divididas en cuatro salas temáticas. El museo ofrece servicios educativos como guiadas y programas para visitantes de lunes a sábado.
Trabajo historia sobre el Renacimiento en la arquitectura
Museo Banco Central Ecuador
1. El Museo Banco Central del Ecuador Ibarra es un
museo Arqueológico de la Sierra Norte del Ecuador,
inaugurado en noviembre de 1998, cuenta con una
exposición de más de 350 piezas originales
pertenecientes a diferentes culturas precolombinas que
habitaron desde hace más de 10000 años en el actual
territorio ecuatoriano.
El museo se encuentra dividido en cuatro salas:
Sala de Arqueología General.
Sala de Arqueología de la Sierra Norte.
Sala de Oro.
Sala del País Caranqui.
El museo esta abierto de lunes a sábado y cuenta con los
servicios de: Guianza, Programa Educativo, Almacén de
Publicaciones, Biblioteca y Archivo Histórico.
2. Para la fase tardía del período de Integración (1250 -1500 d.C.) se cuenta con datos
arqueológicos y etnohistóricos que permiten asegurar que hubo una confederación de señoríos,
denominada por los arqueólogos como “País Caranqui”, dentro de los límites fijados por los ríos
Chota-Mira al norte y Guayllabamba al sur, zona en la que existen numerosos montículos
artificiales, o “tolas”. Por fuentes etnohistóricas se ha constatado la existencia de por lo menos
tres cacicazgos aborígenes: Otavalo, Cayambe y el propio Caranqui. Esto fue posible por la
presencia de dos cuencas productoras de artículos estratégicos, que dio lugar a que los tres
señoríos mantuvieran alianzas y acuerdos políticos por intereses comunes. Otro factor
determinante fue la diversidad ecológica y la complementariedad de productos de los diferentes
pisos altitudinales, que originó una red comercial que incluso involucraba a las llanuras selváticas
occidental y oriental.
3. Figuras de Oro
• La Sierra Norte del Ecuador
comprende a las actuales provincias de
Carchi e Imbabura, y el septentrión de
Pichincha desde el río Guayllabamba,
territorio que fue escenario de un
proceso de desarrollo cultural de
diversos grupos humanos, en diferentes
épocas.
• Sus primeros habitantes –organizados
en bandas de cazadores recolectores
del período Pre cerámico– se han
evidenciado por hallazgos de puntas de
proyectil de obsidiana y basalto,
utilizadas como lanza para la caza de
animales; instrumentos líticos que son
tecnológicamente similares a los de El
Inga, ubicado al este de Quito, y
datado entre los 10.400 AC.
4. • La Villa de San Miguel de Ibarra fue fundada el 28 de
septiembre de 1606, por el capitán Cristóbal de Troya,
bajo la orden del entonces presidente de la Real
Audiencia de Quito, Miguel de Ibarra y bajo mandato
del Rey Felipe de España.
• La ciudad se construyó entre Quito y Pasto, y cerca al
mar. En la época de la colonia los viajes comerciales
entre estas dos ciudades proveían a Ibarra de un
movimiento comercial por lo que se la consideraba como
un pueblo en progreso continuo. El intercambio productivo
hizo que la ciudad creciera rápidamente y sus
características para la agricultura propiciaron el
desarrollo de la zona. El asentamiento y la villa de San
Miguel de Ibarra fueron construidos en el valle de los
Caranquis, en los terrenos de Juana Atabalipa, nieta del
Inca Atahualpa. Aún se pueden encontrar restos de
construcciones Incas. Los datos históricos y
antropológicos afirman que en la conquista española se
construyó una ciudad colonial sobre la villa Inca, se
usaron las mismas piedras talladas para construir casas
coloniales. También existe la teoría de que Atahualpa
nació en Caranqui.
5. Las artesanías y la escultura forman parte de la cultura y
tradición de San Antonio de Ibarra. En 1980 comienza la
actividad artesanal en la ciudad con la creación del Liceo
Artístico, donde se impartía conocimientos y práctica en
pintura, escultura, tallado, y carpintería.
Uno de los personajes más destacados de San Antonio de
Ibarra es Daniel Reyes, que en 1868 después del
terremoto de Ibarra, se inicia desde niño como un
ayudante de los escultores que vinieron desde Quito para
restaurar las valiosas piezas de arte de templos e iglesias
destruidas, es ahí donde se crea el espíritu sobre esta
pasión, que luego lo convertirá en un referente nacional y
en un personaje icono de la identidad sanantonense,
debido a su talento y entrega por el arte.