1. Facultad de Comunicación Social
FACSO
Estudiante
Gabriela Castañeda.
Materia
Periodismo Digital
Profesor
Ing. Matías Núñez
2. EL RESPETO
La palabra respeto proviene del latín respectus y significa “atención” o
“consideración”. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el
respeto está relacionado con la veneración o el acatamiento que se hace a alguien. El
respeto incluye miramiento, consideración y deferencia.
En este caso, partiendo de dicha definición, podemos establecer que un claro ejemplo de
ello es cuando tenemos que asistir al funeral o sepelio de alguien conocido. Así, nos
acercamos a los familiares del fallecido y les mostramos nuestros respetos por este trágico
acontecimiento, le mostramos nuestro apoyo y le damos a conocer nuestra tristeza
también.
Así mismo tampoco podemos pasar por alto el hecho de que en otras ocasiones el término
respeto es utilizado con distintas acepciones. Así, nos encontramos con que en Alemania
se habla de respeto para referirse a dos cuestiones. En primer lugar se puede emplear
como sinónimo de espada, y en segundo lugar para definir a toda aquella persona que está
manteniendo relaciones de tipo amoroso y sexual con otra.
Por otra parte, mirar a algo o alguien con respeto también puede hacer referencia al temor
o al recelo. Por ejemplo: “Al mar hay que tenerle respeto, ya que puede ser peligroso”.
El respeto es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y
valorar las cualidades del prójimo y sus derechos. Es decir, el respeto es el
reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad.
El respeto no sólo se manifiesta hacia la actuación de las personas o hacia las leyes.
También se expresa hacia la autoridad, como sucede con los alumnos y sus maestros o
los hijos y sus padres.
El respeto permite que la sociedad viva enpaz, en una sana convivencia en base a normas
e instituciones. Implica reconocer en sí y en los demás los derechos y las obligaciones,
por eso suele sintetizarse en la frase “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan
a ti”.
Por el contrario, la falta de respeto genera violencia y enfrentamientos. Cuando dicha
falta corresponde a la violación de una norma o de una ley, incluso es castigada a nivel
formal. Este castigo puede ser una multa económica o hasta el encarcelamiento.
Muchas, y de diversa gravedad, son las faltas de respeto que existen en el marco de nuestra
sociedad actual. Así, por ejemplo, están las que se acometen en el seno del ámbito laboral
como cuando el jefe no trata a sus trabajadores como seres humanos sino como esclavos.
No obstante, también tienen lugar dentro de la familia cuando los hijos realizan a sus
padres desplantes o les gritan.
La mala educación, la falta de tolerancia con respecto a las ideas o formas de vida del
prójimo, la ausencia de valores, la soberbia y el egocentrismo son algunos de los
elementos que más frecuentemente originan esas faltas de respeto. Las cuales son cada
vez más frecuentes en ámbitos como, por ejemplo, la educación donde ha aumentado el
número de alumnos que se enfrentan e insultan a sus profesores.
3. El Respeto en Convivencia
El respeto es la base fundamental para una convivencia sana y pacífica entre los miembros
de una sociedad. Para practicarlo es preciso tener una clara noción de los derechos
fundamentales de cada persona, entre los que se destaca en primer lugar el derecho a la
vida, además de otros tan importantes como el derecho a disfrutar de su libertad, disponer
de sus pertenencias o proteger su intimidad, por sólo citar algunos entre los muchos
derechos sin los cuales es imposible vivir con orgullo y dignidad. El respeto abarca todas
las esferas de la vida, empezando por el que nos debemos a nosotros mismos y a todos
nuestros semejantes, hasta el que le debemos al medio ambiente, a los seres vivos y a la
naturaleza en general, sin olvidar el respeto a las leyes, a las normas sociales, a la memoria
de los antepasados y a la patria en que nacimos.El respeto comienza en la misma persona,
esta basado en la percepción que ésta tenga sobre si misma.
Tener un gran respeto por uno mismo conlleva tener un gran respeto hacia los demás.
Reconocemos nuestros recíprocos derechos.
Tu derecho a tener tu propio punto de vista, tu derecho a cambiar de opinión sin tener que
dar explicaciones, tu derecho a crear un mundo propio en el que poder vivir. Respeto
hacia los demás supone tener respeto por sus decisiones y por sus sentimientos. Respetar
las decisiones de los demás o sus sentimientos no significa que estemos de acuerdo ni que
los compartamos, significa que aceptamos que la otra persona tiene derecho a tener sus
propios sentimientos y a tomar sus propias decisiones, sean o no adecuadas para mí y
sean o no iguales que los míos.
Para ser respetuosos son imprescindibles por lo
menos estos dos puntos:
Tratar a los demás con la misma
consideración con que nos gustaría
ser tratados.
Valorar y proteger todo aquello que nos
produzca admiración.
¿Qué nos impide tener respeto?:
Los malos tratos y abusos sobre los demás.
La ausencia de principios.
La falta de respeto es propia de las personas desconsideradas y egoístas, insensibles en
alto grado al entorno social. Es tal su indiferencia o su ignorancia con respecto a quienes
viven a su alrededor, que pasan por alto las más elementales normas de convivencia, como
si no las conocieran -lo cual resulta ser cierto en muchos casos- o, lo que es peor,
conociéndolas y haciendo alarde de que les tienen sin cuidado. Quienes así obran causan
un daño considerable a la sociedad y a los individuos en particular, pues pisotean su
dignidad y su derecho a ser tenidos en cuenta y respetados. Este comportamiento es típico
de los gobernantes y funcionarios corruptos o despóticos, de los padres o madres tiránicos,
de los hijos insolentes o desagradecidos, de los maestros autoritarios o arbitrarios, de los
vándalos que destruyen por placer los bienes de la comunidad, y en general de
todos aquéllos que desconocen el valor de las personas y de las cosas.
4. Podemos fortalecer el respeto
Miremos con respeto a todas las personas que se cruzan en nuestro camino detengámonos unos
segundos para saludarlas, mirémoslas a los ojos y deseémosle un buen día, o simplemente
démosle las gracias con sentimiento. Deseémosle lo mejor desde el corazón.
Tomemos la decisión de aprender.
El que cree que ya lo sabe todo está estancado. El mundo cambia continuamente y nosotros con
él, y cada persona o situación que se presentan en nuestra vida son oportunidades para aprender
y crecer.
Colócate en los zapatos del otro.
Nadie hace cosas por fastidiar al otro; tú no sabes la situación difícil que otros pueden estar
viviendo. De vez en cuando es necesario que trates de pensar y sentir como lo está haciendo la
otra persona; es decir, desde su punto de vista. Extender nuestra comprensión hacia los demás,
implica volvernos más compasivos.
No seas intransigente.
Que alguien tenga un defecto, que diga o haga cosas improcedentes no lo condena como
persona, siempre podemos recapacitar o cambiar nuestra actitud o comportamiento. Por lo tanto,
no rechaces, discrimines o maltrates a otros porque no hacen lo que tú deseas o esperas, ten
más paciencia y comprensión.
Nadie es más ni menos que tú.
Sólo somos diferentes en lo personal. Llegamos a este mundo con limitaciones y condiciones
más o menos difíciles para superar, resolver y de las cuales aprender, en eso radica todo. Acepta
a los demás con sus defectos y cualidades sin juzgarlos con ligereza.
Enseña a tus hijos con el ejemplo.
Recuerda que es durante nuestra primera infancia, cuando comenzamos a incorporar los valores
esenciales. En el proceso de enseñar a tu hijo como vivir, tu ejemplo es determinante. Eres tú
quien enseña a tus hijos a través del respeto hacia ellos, de qué manera ellos te respetarán a ti
y a otros. La próxima vez que vayas a entrar a su cuarto, toca la puerta antes de hacerlo; de esa
manera, él tocará a tu puerta antes de entrar.
Cuando vivimos con respeto hacia los demás, nos volvemos más tolerantes, pacientes,
comprensivos, cumplidores y responsables de nuestra participación en el mundo, y cuando nos
volvemos respetuosos de nosotros mismos, establecemos límites con seguridad, nos valoramos
más y confiamos en nuestra capacidad.