El consumo excesivo de alcohol puede tener graves consecuencias físicas como coma etílico, problemas cardiovasculares, cirrosis hepática y varios tipos de cáncer; consecuencias psíquicas como lagunas de memoria, depresiones, delirium tremens y demencia; y consecuencias sociales como rechazo social, pérdida del trabajo, soledad, ruina económica y maltrato a la familia.