Este discurso de graduación celebra a los nuevos graduados en ingeniería marina y ofrece consejos para su futuro. El orador felicita a los graduados y expresa su compromiso con su éxito profesional. También advierte sobre los desafíos a los que se enfrentan como falta de apoyo del sistema universitario y de la industria marítima. Exhorta a los graduados a apoyarse mutuamente, seguir aprendiendo y representar bien a su profesión. Les desea lo mejor en sus carreras y les pide mantener el espíritu de su

1. Buenas Tardes: Excelentísima Sra. Vicerrectora, Ilustrísimo Sr.
Director, subdirectores, invitados de honor, profesores, alumnos,
familiares, amigos y, sobretodo, a los que están embarcados hoy.
Una vez más, como no puede ser de otro modo, me siento feliz
por poder hablar hoy aquí como padrino de Máquinas en esta
ceremonia de graduación. Os doy la enhorabuena a todos, pero
más que a nadie a mis queridos alumnos del Grado y del Máster en Ingeniería Marina. A estos últimos sólo
los menciono puesto que han preferido desligarse del evento por segundo año consecutivo ... allá ellos ...
pero a los de Grado deseo transmitirles mi fiel compromiso con sus planes de futuro, un deber que adquirí
cuando en 2º curso pasaron de ser alumnos universitarios a «compañeros de profesión en formación». No
en vano, los alumnos que más trato a diario son los de 5º de Grado, 2º de Máster y 6º de Licenciatura.
Comenzaré pidiendo disculpas por no ser todo lo buen padrino que me gustaría ser. Lo siento. Estoy
avergonzado, no por falta de alma o corazón, sino por mi falta de determinación con los problemas que
nos afectan y que espero compensar a lo largo de los años que seguiremos vinculados. Fijaos, tenemos en
contra al sistema universitario, cuyo plan académico es un atentado contra la formación de los Marinos, a
la Dirección General de la Marina Mercante, cuyas normativas favorecen al colectivo pesquero y a la
náutica recreativa, a las agencias y navieras, que piensan que tripulantes sin formación pero dóciles son el
futuro. Pero, lo peor, nos tenemos en contra a nosotros mismos: nuestra falta de sentimiento corporativo
(para algunos, maniqueísmo) hace que esta Escuela lleve a cabo la competencia desleal hacia sus egresados.
Con lo citado no he querido asustaros, sino que hagáis una reflexión para plantar cara al individualismo.
Compañeros, en nuestra profesión de Marino, la postura «voy por libre» no permite trabajar ni prosperar.
Somos cada vez menos tripulantes en buques cada vez mayores, necesitamos ayudarnos todos y en todo.
Una vez más, y no me cansaré de hacerlo, pido a los Jefes y Oficiales de Máquinas en activo que os
reclamen para embarcar en sus buques pero igualmente os pido que deis la talla como tales. Se esperan de
vosotros: ganas de aprender, saber estar, respeto, educación, cortesía, interés y que en el futuro
transmitáis estos valores a los que vienen detrás. Sé que puedo contar con vosotros, «sois de Máquinas»,
una gente que no se rinde, profesionales sin par cuyo lema es «lo difícil se hace y lo imposible se intenta».
«Esta profesión es así, no la hemos elegido, simplemente hemos tenido la suerte de que ella nos eligió a
nosotros». Esta sencilla idea viene a explicar por qué dos personas que no se conocen de nada, al saber que
son de Máquinas, se sienten compañeros ... aunque medien más de 50 años entre las promociones de
ambos, aunque uno sea de la Escuela de la Calle Herrerías y otro de la Escuela de Riazor ... y,
probablemente, tendrán el mismo llavero: «la hélice de tres palas» ... el mismo símbolo que llevan nuestros
galones, nuestra gorra, nuestro carnet de la Asociación Profesional, en fin, el símbolo que ha de tallarse en
nuestro traje de pino cuando llegue el momento, porque este sentimiento es adictivo, jamás se cura. Esto
no es sólo un colectivo profesional, es una manera de comprender la vida y sentir la satisfacción del deber
cumplido, de ayudar al compañero, en fin, de «aportar más al equipo de lo que éste nos pueda devolver».
Precisamente, lo que nos trae aquí, lo que estamos celebrando hoy, es el resultado de un trabajo de equipo.
Me refiero al esfuerzo de cada uno de vosotros y al de vuestras familias, al de profesores, administrativos,
conserjes, empleadores a tiempo parcial que os financian, las tapas caseras del Blanco y Azul, etc .... y, por
supuesto, a la actuación de los socios de la Asociación de Jefes y Oficiales de Máquinas de Galicia y de otros
antiguos alumnos sin cuyo apoyo hacia nuestra titulación no podrían haberse logrado multitud de visitas a
buques, a instalaciones industriales, ponencias y cursos que han tenido lugar durante estos años.

2. Gracias también a mi mujer y a mis hijas que, como integrantes de nuestro equipo, han permitido que me
dedicase prácticamente a jornada completa a vuestros problemas y que no han protestado por las
eventuales inversiones económicas que he necesitado para resolverlos porque sois mi hobby, todo el mundo
tiene uno, el mío es éste. Recordad también que los gastos de los Alumnos corren siempre a cargo de su
Oficial. Sólo espero que no perdáis la costumbre y hagáis siempre honor a esta tradición cuando tengáis
Alumnos a cargo, pues ha de llegar ese día. No os dejéis llevar por corrientes innovadoras que obvian este
distintivo modo de proceder. No hay que inventar nada, hay que atender a lo clásico, lo genuino, que es lo
que nos identifica, «somos Oficiales de Máquinas de la Marina Mercante, no somos gente corriente».
En cuanto a la Escuela, espero que durante estos 4 cursos lo hayáis pasado bien y que hayáis aprendido
muchas cosas tanto de lo académico como de lo humano y que os llevéis la sensación de no haber perdido
el tiempo. Habéis postergado los intereses inmediatos a cambio de los beneficios a largo plazo. Allá se han
ido días de ocio y años sin cotizar a cambio de lograr la oportunidad de ser Maquinistas Navales sin
limitación de potencia y, más adelante, «tras acumular una experiencia a bordo», Ingenieros en puestos de
producción o mantenimiento o, por qué no, Empresarios, tampoco sería la primera vez. Para eso habéis
venido a la Universidad. Os pido que protejáis vuestra inversión, que aspiréis con tesón a ocupar un lugar
acorde a vuestra formación y valía, «que lo que es bueno no os ciegue y os aparte de lo que es mejor».
Tened presente de dónde venís y a dónde queréis llegar pues vuestro triunfo será el mío y estaré orgulloso.
Aun así, aprended constantemente sin alardear y no os cerréis a nadie, ni siquiera a los presuntamente
ignorantes, porque se puede aprender de todos ellos. Pero sobre todo, disfrutad de la profesión. Cristóbal
Colón, cuyo nombre veis a diario en la fachada, postuló hace siglos: «Escoge una profesión que ames y no
tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida». Esto hará vuestra vida apasionante y os conducirá al éxito.
A partir de hoy ya no seremos los profesores los que os vayamos a evaluar, serán los buques y sus equipos,
las instalaciones industriales, las empresas y la sociedad en general, por lo que vuestra conducta y vuestra
actitud serán decisivas. En esta Escuela, permitidme que insista «no es Facultad», se os ha formado para
ejercer una profesión, sí, pero también se ha pretendido que adquirieseis una forma de razonar y actuar
capaz de adaptaros a cualquier escenario o situación, tanto en lo personal como en lo social. Nunca olvidéis
que «es más importante ser de Máquinas que saber de Máquinas». Ponedlo en práctica y llegaréis lejos.
Asimismo, debéis saber que, como padrino, vuestra salud, problemas y empleos los encomiendo, al
patronato de San Telmo y de la Virgen del Carmen. Ellos os protegerán en la mar y en otras
circunstancias cotidianas, tal como lo han venido haciendo en los múltiples exámenes que habéis superado.
Aprovechad este providencial blindaje, encontrad el valor y «pelead para no tener que llorar mañana por
no haber luchado hoy». Buscad siempre alternativas al camino de los demás, id allá donde no haya
camino, cread el sendero, que el mundo sepa que «cuando el camino se puso duro, los de Máquinas nos
pusimos a caminar» generando nuevos horizontes para la profesión y oportunidades para los nuestros.
Para finalizar, quiero recordar a tres compañeros que nos han dejado en estos años y no he citado aún:
Manuel Álvarez Cabeza (Inglés) , Juan Valdés Payá (Radio) y el Capitán José Manuel Martínez Mayán ,
amigo irrepetible, ejemplo de superación y experto como nadie en la maniobra de buques tanque. D.E.P.
Muchas gracias a todos por venir, por escucharme y por escogerme. Me alegro de haber contribuido,
aunque sólo sea un poco, a que seáis mejores personas, a ilusionaros y a mantener viva nuestra leyenda:
La Coruña, 06 de Mayo de 2016 Fuerza y Honor : Máquinas Riazor
© 2016 Felipe Antelo ... de Máquinas