La doctrina del shock aprovecha situaciones de crisis económica para vender servicios públicos a empresas privadas sin protestas públicas. Milton Friedman aplicó esta doctrina por primera vez. En España, la crisis ha debilitado el estado de bienestar y crea confusión que puede usarse para privatizar más servicios. Los objetivos son transferir poder a corporaciones, debilitar a los ciudadanos, y eliminar el estado de bienestar a través de privatizaciones.