columna

1. PRESENTACION
Por: Cristina Arias
Es preocupante la situación social que vivimos hoy en día, me refiero a la frialdad de la fe en el ser humano,
manifestamos ser débiles espirituales, frágiles y manipulables de acuerdo a los criterios mundanos; nos excusamos ante
diversas situaciones, no del todo agradables a los ojos de Dios, con la típica frase: “todos lo hacen, ¿Por qué yo no?” Si
de algo estoy segura es que Dios es Dios y nunca dejará de serlo. Sus mandatos seguirán vigentes hasta el final de los
tiempos aunque para la sociedad sean anticuados, ridículos o pasados de moda.
Considero que una de las problemáticas (no la más importante pero si de cuidado) que encaminan a las personas a
perder la fe es que sienten, en la profundidad de su interior, el anhelo de buscar a Dios pero aún no lo reconocen como
una necesidad primordial en su alma y buscan llenar ese vacío con cosas equivocadas; es como si usted tuviera sed (pero
no fuera consciente de ello) y buscara saciar esa sensación poniéndose un suéter, saliendo a caminar, durmiendo un
rato y después de haber hecho todo eso aun siguiera con la misma necesidad o incluso ésta hubiera aumentado. Su sed
no será saciada hasta que se hidrate con agua o algún otro líquido que haya sido creado para satisfacer esa necesidad, lo
mismo sucede con Dios: el vacío que deja el hecho de que nosotros lo saquemos de nuestra vida con nuestra
indiferencia hacia él, no podrá ser saciado más que con su presencia amorosa, más que permitiendo que entre en
nuestras vidas y le demos acceso completo para que haga su voluntad.
Creo firmemente que las personas deberíamos buscar información que nos motive a creer en Dios, que nos acerque a él
y nos ayude a conocerlo como él es, a veces pienso que si tuviéramos la oportunidad de echar un pequeño vistazo a su
corazón encontraríamos bastante respuestas a diversas interrogantes que nos atormentan, lo encontraríamos
desbordante de amor solo para nosotros, encontraríamos el perdón, nos sentiríamos perdonados y adquiriríamos la
capacidad de hacerlo hacia quienes tanto nos lastimaron, incluso descubriríamos el trayecto de nuestra vida, toda la
formación necesaria para sobresalir, para convertirnos en auténticos hijos de un Rey. En resumen encontraríamos las mil
y un maneras en que nos ama Dios y esto nos ayudaría a caer en la cuenta de la verdad absoluta, saciaríamos la sed de
nuestra alma y dejaríamos de buscar llenarla de las otras maneras que son incorrectas.
Soy de las personas que nunca se cansa de luchar por la verdad, que para estar siempre en pie de lucha busco
formarme, informarme y cargar con las herramientas que me sirvan para ello. Estoy emprendiendo el camino hacia la
santidad (no ha sido el más fácil pero sí el más satisfactorio), claro que cometo errores ¡y muchos! Como todo ser
humano creado del barro, que es tan frágil, lo hace; pero no permito que esos errores se apoderen de mi interior y me
carcoman, busco inmediatamente los medios que Dios ha puesto en nuestro camino para emprender de nuevo el
camino (reconciliación, eucaristía, comunidad, oración personal…).
Las experiencias que he tenido con el buen Señor, me han dado una visión amplia sobre su voluntad y quisiera
compartirla con los demás por todos los medios posibles, como dijeron los discípulos del Señor: “no puedo dejar de
hablar de lo que he visto y oído”, pero en especial he tomado una afinidad por los medios impresos, uno de los talentos
que Dios me ha regalado es la facilidad para escribir y quiero usarla para los demás. Hace poco más de un año saque mi
primer libro titulado “La fragancia de las Violetas”, no fue fácil (ya después les compartiré mi experiencia) pero ha sido
muy gratificante gracias a los frutos que Dios me ha permitido ver. Deseo, querido lector, que este espacio te lleve a la
reflexión y que, echar un vistazo al corazón de Dios, te de la curiosidad de seguirlo buscando.
Tengo la confianza de que el mundo puede cambiar si escucha la voz de Dios, si se da la oportunidad de conocerlo como
es, si deja que trasforme completamente su vida, que la moldee y si lo ama con un amor verdadero, firme, capaz de
ceder al cambio y es que es imposible acercarte a Dios sin una verdadera conversión.
Gracias infinitas pero el tiempo que dedicas a este espacio, por abrirle tu corazón a Dios, por dejar surgir en ti la
necesidad de encontrarlo y por compartir esta experiencia con quienes están cerca de ti. Será un verdadero placer
compartir contigo mis experiencias de amor, mi testimonio y el deseo de seguir a Jesús que mi Dios amoroso ha puesto
en mí.