2. Índice
1.- Prologo
2.- Buscadora de Verdad
3.- Dios Padre
4.- Dios Dual
5.- Jesús como Cristo
6.- María como Madre
7.- Ser Mártir y Ser Santos
8.- ¿Resurrección o Reencarnación?
9.- ¿Paraíso? ¿Infierno?
10.- La “Iglesia” e “iglesia”
11.- La Biblia
12.- La Oración
13.- Los Sacramentos
14.- ¿Qué seguir entonces?
15.- ¿Hereje?
16.- Agradecimientos
3. 1.- Prologo
Este texto, no pretende ser de auto-ayuda, es simplemente un texto donde expresaré
mis creencias, mis pensamientos ante Dios y ciertas cosas que se relacionan con la
espiritualidad popular.
Todas las opiniones que entregaré aquí corresponde a mi camino de conocimiento de
unos cuantos años de maduración y crecimiento, que espero no sean mal
interpretadas, sino que sean usadas para sus propias dudas y con ello, se hagan
preguntas acerca de su propia fe, cuestionen y en lo posible investiguen, para así
ustedes mismo sacar sus propias conclusiones al respecto.
Ojalá que este texto más de su agrado, sea de curiosidad para ustedes lectores y que
en cada breve desarrollo que realice de ciertos puntos, envíen sus preguntas o
comentarios al siguiente correo:
condeita@gmail.com
Con todo eso, espero hacer un trabajo, más a futuro, de mis respuestas al respecto,
más completo y fortalecido.
Saludos cordiales.
Atte.
Alexandra Cáffaro
4. 2.- Buscadora de Verdad
Alguna vez leí sobre los “espectadores”, no recuerdo el autor, pero algo así, como
quienes no se adentran en el movimiento de las demás personas, sino que logran estar
fuera de ese movimiento y observar todo desde un punto crítico y no condicionado
por las circunstancias o pensamientos de otras personas, son los llamados
“espectadores”. También hablaba de Yo, que contamina al conjunto de personas en
movimiento, más el espectador es capaz de abandonar un pensamiento narcisista,
dejar el Yo de tal forma que pueda conocerse a si mismo de la misma manera que se
observa una escena teatral. Esto me marco mucho hacia antaño, pero no lo había
entendido en su plenitud por falta de madures.
Después descubrí que era más bien una buscadora del conocimiento y que ser una
espectadora se relacionaba mucho, es ahí cuando empecé a canalizar a través de la
poesía los sentimientos y circunstancias de otras personas o conjunto, como si fuera
yo la que lo estaba viviendo, abandonando mi Yo y empecé a nutrirme del
conocimiento, la sabiduría de la vida, como también sacar de cada secta o religión lo
mejor que puede aquello entregar, pues en cada cosa hay un grado de la Verdad del
mundo, un grado del conocimiento universal.
Ser buscadora, no es tan fácil como buscar una palabra en google, necesita estar de tal
forma abierta de aceptar respetuosamente el pensar de otros, pero a la vez mantenerse
de tal forma que no contamine nuestro conocimiento descubierto, nuestro pensar y
actuar, no abandonar al Todo, por conflictos existenciales o los mismos problemas de
otros. El buscador debe saber discernir que es lo bueno de aquello, que tomar, que
dejar de lado, pero a la vez ayudar al otro, sin contradecirse a uno mismo, pero sin
atacar el camino que la otra persona eligió como su camino a la Verdad o felicidad,
ese fin que lo mueve en la vida.
El buscador sabe adentrarse a la aventura de los demás, pero gracias a ser espectador,
aún estando en medio del movimiento, él sigue como un espectador, si fuera un juego
de ajedrez, él no se convierte en un peón, ni en ninguna otra pieza, él podría ser el
jugador, pues el juez es el conocimiento, la Verdad que se revelará en cualquier
momento según el camino que tome el jugador. ¿Habrá sabido jugar? Eso depende de
que tan bien halla observado los movimientos del juego y halla sabido responder.
Pero sólo no podrá haber jugado, ¿quién es el otro? Me aventuraría a decir que Cristo
(tema que trataré más adelante).
El buscador no debe arrepentirse de nada de lo vivido, pues de todo debe sacar
enseñanza y aprendizaje que lo ayudará a encontrar la Verdad, aún halla sido
aparentemente lo más malo que pudo haberle pasado en tierra, más yo temería el
perder mi alma en el mundo.
5. 3.- Dios Padre
Me gusta mucho pensar en Dios como Padre, pues siento que se refleja mejor la idea
del por qué él creo el mundo, el por qué seguimos vivos a pesar de tanta maldad y
catástrofes generadas por nosotros mismos, el por qué tenemos libertad, podemos
amar, podemos crecer como personas y contemplar la vida como el mejor de los
regalos; solo un padre daría tantas cosas a sus hijos, lo perdonaría incondicionalmente
cada vez que nos perdemos en el camino y regresamos “con la cola entre las piernas”.
Los masones hablan del “Gran Arquitecto del Universo”, también suena lindo, pero el
arquitecto construye, no crea, y aunque crease, una vez hecha su obra se despega de
ella y nunca más se sabe quien construyo la “casa”, pues no hay una filiación que una
al propietario con el arquitecto (generalmente).
Un Padre cuando engendra, vela por su hijo y si por circunstancias madre y padre del
hijo se separan, el padre no pierde tal cualidad hacia su hijo y lo ayudará (si es un
buen padre) económicamente y lo visitará cada cierto tiempo; creo que algo así es
nuestra relación con Dios Padre. Nosotros nos alejamos de él por el pecado, pero no
dejamos de ser hijos, y Padre de diversas maneras se ha presentado ante nosotros para
recordarnos el camino que debemos seguir.
Nosotros de alguna manera nos emancipamos del Padre cuando entramos en
conocimiento de lo que es bueno o malo, al igual que nuestros padres biológicos nos
dan cierta libertad y más aún cuando cumplimos mayoría de edad y nos vamos a
nuestras propias casas a vivir, ¿por qué habría de estar ellos todavía controlando
nuestras acciones si ellos ya nos criaron de una determinada forma, de tal que ya
deberíamos saber como llevar nuestras vidas correctamente? Lo mismo ocurre con
Dios Padre; gente que se pregunta, ¿dónde está Dios cuando hay guerra?, pues él si
está con nosotros, pero él ya nos dijo que era bueno, si aún así no le hacemos caso, él
no puede obligarnos a dejar nuestras acciones, aún con todo su poder, pues nosotros
tenemos libertad y él la respeta, pues se supone que somos hombres racionales.
6. 4.- Dios Dual
El tema de Dios Padre para muchas personas le es complejo, pero para otros muchos
la concepción de un Dios dual, o sea, bueno y malo, es mucho más inconcebible que
la primera, y más aún relacionarlos, pero para mi si es posible. Cuando hablamos de
mal, no me refiero a un desenvolviendo extremista (destrucción, muerte, caos), sino a
un grado necesario para un equilibrio en el mundo; no todo es malo, pues proviene de
un principio ontológicamente bueno, que es la creación perfecta, pero muchos
confunden que perfección es sinónimo de un todo bueno ¿entonces?.
En los animales hay un cadena alimentaria, donde un animal debe existir para que
exista otro, se alimente de ese y haya un equilibrio en la naturaleza (vida-muerte-
vida), y no por ello este totalmente malo, de hecho es bueno, pero viene de una
corrupción de algo, ¿entonces debería ser malo? No, es un ciclo dirigido a una vida
mejor, donde el “sacrificio” es necesario y aunque pueda en su esencia ser malo,
produce un efecto bueno, pues lo que realmente hace, por ejemplo un conejo cazado
por un puma, que muere, es darle más vida al puma para que sobreviva. El mal en
este caso no suena tan “malo” al parecer.
En una guerra es necesario matar para sobrevivir, pero esto no se da solo por el ansia
de matar, es por la necesidad de sobrevivir y proteger la nación, es por un ideal mayor
que aquel soldado muere. Claro, que todas las acciones éticamente malas, no todas
son justificables, pero esto pasa porque no hay un equilibrio entre el bien y el mal,
entre necesidad y obrar. ¿Qué es lo que quiero decir? Que el bien y el mal pueden
convivir juntos mientras haya un equilibrio, y estos dos polos solo pueden existir
porque el mundo ha sido creado en este mismo equilibrio, reflejo de Dios.
Dios es dual, porque en el esta el equilibrio perfecto de estos dos polos, esto no
significa que va a exterminar un pueblo solo por el gusto de destrucción, sino
solamente si él lo considera necesario para un fin mayor. Dios pone al hombre en
tentación para que crezca en su fe, una fe verdadera y no solo por conveniencia, por
lo que no es un castigo de Dios, es una prueba para que el hombre esté preparado
para acoger el conocimiento del mundo tal cual es. El mundo no es rosa, ni tampoco
negro, es una gama de colores, tal cual es la vida (nacer-crecer-morir), y crecer en un
conocimiento para que su vida no sea una pincelada en el agua, sino un
descubrimiento del Todo, que es una unidad perfecta, como lo es Dios. Tal vez a
simple vista el mal no debería existir, pero creo que sin ello, no podríamos captar la
belleza de la vida en plenitud.
7. 5.- Jesús como Cristo
Aquí no discutiré si Jesús es el Hijo mesiánico de Dios, si fue judío o cristiano, pues
para lo que explicaré no tiene gran relevancia. Hablaré del hecho de Jesús como
Cristo.
Alguien podría decir que Jesús es Cristo porque murió en la cruz, pero sería una
explicación muy básica e imprecisa de toda la envergadura de lo que significa ser
Cristo, pues va más allá que de una cruz. El ser Cristo es llegar a tal punto de
conocimiento, convicción y relevación de la Verdad en uno y del universo, de tal
forma como puede ser Siddhartta cuando llegó a ser Buda, al igual que cada uno de
nosotros somos llamados a serlo; esto no necesariamente sería formar una religión o
movimiento, uno puede ser Cristo íntimamente, pues lo que más vale es la paz y
perfección del alma con el Todo, es una relación personal, un encuentro consigo
mismo y todo lo que conlleva una vida equilibrada.
Jesús llegó a ser Cristo por sus méritos y compromiso con Dios, además, hay que
aceptar que, la persona de Jesús es encantadora de varias perspectivas y es tema de
estudio para muchas personas, su enseñanza de amor, su entrega y su forma de
comportarse llama la atención, pues creo que podríamos perfectamente hablar de
Jesús como el maestro perfecto para nuestro camino a ser Cristo, lamentablemente
este punto se pierde con las instituciones (que trataré más adelante).
Sobre los maestros espirituales, considero que son difíciles de conciliar en una
búsqueda interna de la Verdad, pues por lo general lo que enseñan esta condicionado
con sus propios pensamientos, que contaminan a una Verdad pura, pero a la vez
también son necesarios como guías para descubrir que camino llevar. Es cierto que
hay muchos falsos maestros, pero aún así este fenómeno puede salvarse con una
mentalidad firme de un espectador, no dejarse llevar por las masas y saber descubrir
al verdadero maestro dentro de cada mensaje.
Jesús sin duda es uno de los mejores maestros que han existido si logramos separarlo
de las instituciones, él que llegó a ser Cristo y conoció al Padre, y teniendo tanto
poder con sus palabras llenas de sabiduría, no lo usó para enriquecerse o crear alguna
revuelta encontrar del sistema en que vivió, sino que aceptó la muerte y la venció, al
trascender todo tiempo y época; se convirtió en el icono perfecto de lo que es ser
Cristo. Él como Cristo, vivirá por siempre.
8. 6.- María como Madre
María es un personaje muy querido por los católicos, yo la respeto y en cierto modo
la admiro, pero no con tanto furor como otros, ni con tanto título o poder a su imagen.
Pues, no pongo en duda que fue madre de Jesús, pero eso no la desliga de la
posibilidad de que halla tenido más hijos, menos importantes que Jesús, pero madre,
al fin y al cabo, de ellos, ya que en ningún momento se le prohíbe volver a concebir,
además era esposa de José, lo que le da otras responsabilidades maritales.
Lo otro que me da un grado de desconcierto es que la llaman Madre de todos, de la
humanidad; supongo que si hay un Padre, debe haber una madre, pero si comparamos
el poder, la divinidad y posición en la creación, María está muy sobre-abajo de mis
expectativas de como debería ser la “Madre de la humanidad”; si hay que atribuírselo
a alguien, sin duda se lo daría al Dios Dual, donde lo femenino y lo masculino se
unen en armonía para el mundo.
Pero sin duda, la imagen de María es llamativa, una niña humilde y religiosa que sea
elegida para concebir a uno de los personajes de la historia más emblemáticos que ha
existido, que llaman hijo de Dios, el Mesías prometido, no deja de ser. Tal vez se
pueda comparar con el sueño de una niña pequeña de ser princesa, pero más que ello,
lograr serlo en la vida real, siendo a demás de una familia humilde, prácticamente
nadie en la sociedad, asombraría a muchos, tal vez sea parte del atractivo de María.
Lo que si considero una prueba de fuego y creo que para toda madre, que aconteció a
María, es ver a su hijo torturado y muerto de la peor manera imaginable, nadie en su
sano juicio quisiese eso a su hijo, además la impotencia de no poder hacer nada, más
que seguirlo en su penoso camino a la cruz, y ver como lo crucifican y muere, a
María como madre, es una prueba de fuerza realmente admirable y sorprendente, por
lo menos así nos ha llegado.
Con todo esto, no es que quiera quitarle el título de madre a María, de hecho he dado
algunos puntos a favor, pero sinceramente creo que sobre-estimar su imagen a nivel
de Dios, sería algo que deja mis recelos, tal vez halla alcanzado un estado de Cristo,
pero los pocos datos que tenemos del pensar de María, el atribuírselo sería algo muy
poco objetivo. Todo este ambiente católico de Madre de todos, resulta de una
tradición fuera de las propias enseñanzas de Jesús y por lo tanto un total popularismo,
que a veces solo causa más confusión de lo que es realmente importante.
9. 7.- Ser Mártir y Ser Santos
Los mártires son un ejemplo de hombres y mujeres virtuosos en su fe, tratarlos de
maniáticos sería no reconocer su fuerza y convicción en lo que creían siguiendo la
línea de las enseñanzas de Jesús; maniático pueden ser los inquisidores, pues
confunden la prevalencia de la fe con métodos que en ninguna parte de la Biblia
aparece.
Los mártires cristianos, que conocemos, son generalmente llamados a la vez santos y
sin duda puede ser, pues para mi Santo es casi el mismo término de Cristo, pero no
digo que en la realidad esté usado correctamente. En la lista del vaticano hay un
millar de hombres y mujeres que son llamados santos (hasta un inquisidor tiene tal
título: Roberto Rómulo Belarmino), para mi esto muchas veces se convierte en un
concurso de popularidad. Ciertamente no creo que todos aquellos sean santos como
Cristo, sino algo así como las estrellas o celebridades que la iglesia quiere que
tomemos como ejemplos de santidad.
Dicen que una forma de considerar santo, en la actualidad, a alguna persona es por la
declaración de una cantidad de milagros, que supuestamente se realizó mediante su
mediación (nótese también que el personaje a quién se le pide generalmente ya está
muerto) y que científicamente no tendría explicación. Tal vez sea cierto, al fin y al
cabo, tomando mi teoría serían Cristo y tal vez sea una forma de existencia después
de que hallan alcanzado la perfección, pero también pienso en el poder que se puede
lograr mientras la fe y convicción de las personas se unen de tal manera que se logra
un “milagro”, dicen que la fe mueve montañas, yo creo que no necesariamente
mediante un nombre se logran milagros, que la gente puede lograr maravillas si
realmente lo desea de corazón y espiritualmente, que los santos son Cristos, y que
cada persona es un potencial a Santo.
La vida, las acciones, el pensamiento y la fe son las cosas que deben desarrollar en
plenitud un santo, pero una persona no requiere necesariamente de rezar a un santo
para lograr milagros, y si ha de rezar que sea al Dios que todo lo escucha, que es el
Todo y mantenga la unidad con uno. Los mártires ya vivieron como correspondía y
defendieron su fe, ahora nos toca a cada uno.
10. 8.- ¿Resurrección o Reencarnación?
Continuando con el tema de Jesús, la pregunta si realmente resucitó, deja muchas
misterios sin revelar, pues es más fácil creer en la reencarnación en otro cuerpo a
futuro, que volver a la vida en un mismo cuerpo que ya ha muerto, pero aquí entra
otro pensamiento popular, que es, que Jesús fue el único que ha resucitado, pero
olvidan que el mismo Jesús regresó la vida a un amigo suyo ¿no sería eso resucitar?
También se dice que en el Juicio Final todos resucitaremos y seremos juzgados según
nuestro actuar en nuestra “primera vida” ¿pero resucitaremos en el mismo cuerpo ya
hecho polvo? No lo veo muy ortodoxo, por lo que sinceramente veo más fiable la
idea de reencarnación según un ciclo de etapas de crecimiento espiritual, hasta que
lleguemos a una perfección tal que seamos Cristo y no necesitaremos otro nacer más,
pues nuestra alma viviría para siempre en un estado de equilibrio espiritual.
Creo que la resurrección olvida el asunto de un alma libre, desapegada del cuerpo que
es corruptible, la imagen que tengamos es un mero trámite para nuestra vida; Jesús
mismo habla de que es preferible perder un brazo que perder el alma, pues el cuerpo
puede ser “repuesto”, pero el alma es una sola.
Aún así la resurrección esta presente en otra gran cultura, fuera del cristianismo, que
es la egipcia, donde los faraones eran momificados de tal manera que cuando
resuciten tengan su cuerpo intacto para el “retorno a la vida”, pero esto estaba
restringido solo para la alta nobleza. Ciertamente creo que la resurrección, fuera de la
idea de Jesús resucitado, es algo incomoda para la naturaleza, y la reencarnación
cubre una necesidad más espiritual y acorde a un desarrollo personal que continua
una vida pasada que no halla alcanzado la perfección en ese tramo de vida y que se le
da otra oportunidad de alcanzarla en una nueva vida, aunque se repita diez veces y el
cuerpo de ese entonces sea blanco o negro, chico o grande, gordo o flaco, mujer u
hombre, más sea de la forma que sea, lo que importará más sea el alma.
11. 9.- ¿Paraíso? ¿Infierno?
En este punto, no puedo afirmar ninguna de las dos interrogantes como es en la
cultura tradicional, más mi pensamiento niega la idealización de un paraíso celestial y
un infierno de penurias.
Sobre el “infierno” creo que se encuentra ya en el mismo mundo, pero es más bien un
estado espiritual de desconcierto, que se halla el alma cuando la persona se suicida o
muere imprevistamente y/o trágicamente sin que espiritualmente se halle estable.
Algunos pueden decir que el infierno lo hacen los hombres con las guerras, la
corrupción, la desigualdad, pero creo que estos son puntos de política que no deberían
involucrarse con la espiritualidad, si con la conciencia.
Sobre el “paraíso” pienso que es la vida misma, el poder experimentar los placeres de
forma ordenada, descubriendo y maravillándose de las pequeñas y a la vez grandes
cosas de la creación. Pero creo que hay diversos tipos de “paraíso” o se les podría
llamar etapas de vida, donde la persona pueda experimentar de cada uno, hasta llegar
a un punto que todo sea perfecto en si mismo, no tendrá más conflictos existenciales,
descubrirá el Todo de tal forma que sean uno y puedan contemplar la creación tal cual
si fuese Dios, ya no habrá más necesidades pues será el fin último esperado por
naturaleza, la felicidad plena.
El esperar después de la muerte un “paraíso” encuentro un pensar algo penoso, pues
si alguien supo vivir la vida de tal manera que fuese placentera y buena, no tendría
por qué esperar otro lugar más que el que ya se ganó por sus actos; hay otros que
piensan en el paraíso como una salvación a sus pesares, pero no hay mal peor que
olvidarse de sí, olvidando vivir con alegría, reconociendo las propias falencias, pero
sabiendo que con esfuerzo logrará salir adelante, por más difícil se vea la situación,
pero claro, hay muchos que no supieron vivir su vida correctamente cometiendo actos
ilícitos, ¿irán al infierno?, no lo creo, por lo anteriormente dicho, a nadie se le puede
negar la felicidad siendo creaturas de Dios, solamente se demorará más tiempo llegar
a la meta, pasará por más reencarnaciones, pero no por ello se le negará vivir, salvo si
él mismo se niega la vida con el suicidio.
12. 10.- La “Iglesia e “iglesia”
La iglesia, símbolo emblemático de la cristiandad, que a pasado desde la persecución
a perseguidor, de santa a prostituta, de amada a despreciada, confiable a dudosa, no
necesariamente para todas las personas, ni tampoco es mi opinión, esto es solo
algunos de los diversos calificativos con que en mi camino me he hallado. Pero yo, he
de distinguir dos iglesias: la Iglesia (con mayúscula) que será la de los “corazones” y
la iglesia (con minúscula) que será la institución, que es la que recae toda la primera
lista de descalificativos.
La Iglesia, de los “corazones”, no es otra que la verdadera, que se forma en el interior
de uno, es una con el Todo y también se halla en todas partes, no tiene edificio alguno
más que nuestro propio cuerpo y alma, que es donde habita y llama a nuestros
corazones a vivir en una fraternidad, en todas partes, momentos y circunstancias. Es
por ello, además, que la Iglesia lo hacemos nosotros y razón por la cual debemos
cultivar las virtudes y actuar correctamente, sin nada que profane la Iglesia, que es la
que realmente importa y habita el Todo.
La otra iglesia, que preferiría llamarla institución (porque eso es), es la hermosa casa
de oración y supuesta reunión con Dios, donde todos “debemos asistir”. No niego que
uno no se pueda encontrar con él ahí (pues Dios está en todas partes), pero lo que me
molesta es que se le atribuya la distinción del único lugar donde encontrar a Dios, no
se le enseña a la gente que fuera de ella, también lo está, y de hecho incluso mucho
más que ese espacio de rito, pues uno es Iglesia, no una casa, y por eso mismo se deja
de pensar en Dios durante la semana para después recordarlo únicamente un
domingo, en un rito muchas veces ajeno a nuestros conocimientos y necesidades
espirituales. Si uno no sabe que es Templo de Dios todos los días, mucho menos lo
comprendería en plenitud en una hora.
13. 11.- La Biblia
El libro de la Biblia, es el conjunto de libros más vendidos y leídos de la historia, que
ha trascendido siglos y siglos, y aún sigue influyendo el estudio de muchas personas
o por lo menos su lectura, por medio de la fe, la racionalización o el escepticismo;
pero más que todo, la Biblia nos llega como en primera fuente como la Palabra de
Dios revelada al hombre.
Nos encontramos en la Biblia con un conjunto de culturas, principalmente la judía y
la cristiana, pero aquí no haré un análisis crítico de su historia, sino que hablaré del
significado que es para mi el libro de la Biblia, como texto espiritual. Primero
reconozco que es un hermoso libro, que da mucho que pensar y que sus enseñanzas
trascienden los tiempos; pocos libros logran eso, pero su importancia espiritual no la
dejaría exclusivamente a este texto, sino que sería bueno tener una visión de otras
religiones, como el Corán o los escritos hindúes, egipcios, babilónicos, etc. Pues con
todos estos podemos encontrar enseñanzas afines y complementarias.
Pero ¿es un libro divino? Este es un tema delicado, pues muchos tratan de avalar más
dos puntos relevantes, que son la inspiración o la historicidad en que fueron escritos.
Yo creo en su divinidad, pero también creo que otros textos, de otras religiones,
también poseen un grado de divinidad en sus enseñanzas, pues para que se contenga o
se exprese tales conocimientos, difíciles de concebir o inventar, y que además llegue
tan profundamente en el alma de las personas, requieren un grado de transmisión
divina que los avale. Pero tampoco hay que hacerse el ciego y creer que durante el
tiempo, no hubo intervenciones en los textos, que se pudieron utilizar a favor de
ciertos problemas sociales y políticos de cada cierta época, razón por el cual, también
hay tanto material apócrifo.
Si nos quieren decir que la Biblia es el único medio de “salvación” o camino, diría
que no lo es, si me dicen que contiene grados de verdad, no lo dudaría, pero siempre
que se tenga en claro los principios de nuestra fe hacia el Todo. No recomiendo una
lectura a la ligera o a cualquier persona, si no antes halla cultivado una recta razón,
halla reconocido sus falencias, y tenga un corazón fuerte y abierto al conocimiento.
Pues hay muchos que leen y no entienden, o lo que es peor, malentienden su
significado y los lleva a acciones perversas y poco razonables.
14. 12.- La Oración
La oración es una acción que siempre debe darse con humildad y sin intenciones de
retribución más de lo que merecemos, debe ser espontánea y respetuosa, pero
también afectiva, pues cuando rezamos, lo hacemos al Padre, de forma que es una
conversación cariñosa, de un hijo a su padre, y el Padre que conoce al hijo, no le dará
una piedra en vez de un pan, sino que siempre le dará bien y a la vez nada que no
podamos afrontar, pues el padre también en su benevolencia enseña, y a veces esa
enseñanza puede resultar dura, pero con una oración fluida, no debería haber
conflictos de lo que se nos da.
Con una buena oración, a veces también entramos en meditación, pues no solamente
nos dirigimos a Dios, sino también descubrimos nuestras propias necesidades e
inquietudes, que queremos superar. La oración es una forma de cuidar nuestro
Templo de Dios, de visitarlo y encontrarnos más profundamente con él, pero no solo
nosotros hablamos dentro de una oración, también debemos tener nuestros sentidos
abiertos a la respuesta, que se puede dar de mil maneras, a través de otras personas o
circunstancias, e incluso, un poco imperceptibles si nos dejamos agobiar con los
problemas, olvidando que Dios quiere respondernos, para que no nos perdamos en el
camino.
La oración, por tanto, es una conversación que debería, en lo posible, ser privada,
afectiva y respetuosa, donde tanto boca y oído deben conectarse en ese diálogo filial,
donde reconocemos nuestras falencias y esperamos soluciones. Nadie tiene por qué
saber que uno reza, basta que el Padre escuche, pero también sin quedarnos de brazos
cruzados, pensando que todo se nos dará en bandeja, uno mismo debe ayudarse para
que otros nos ayuden, y ayudar cuando otro lo necesite, esta es otra forma de
manifestación de la conversación con el Padre, pues si pedimos algo para nosotros,
debemos ganárnoslo.
Basta que cuidemos nuestro propio Templo para hacer oración, no se necesita un
lugar especial, como una iglesia, para hacerlo, con todo lo anteriormente dicho, no
debería haber problemas de encontrar en nosotros el momento preciso para rezar. El
rezo no es una obligación, es una necesidad que nace y se nutre dentro de nuestro
diario vivir, si realmente no sentimos esa necesidad es mejor no hacer oración, pues
las oraciones hipócritas de nada sirven, por más bonitas que puedan resultar, son solo
engaños a nosotros mismos de la conexión espiritual que se espera. Una oración
sincera hasta milagros puede acarrear.
15. 13.- Los Sacramentos
Los sacramentos son ritos, en lo general, de iniciación en el mundo cristiano, llenos
de un lenguaje y acciones mistéricas, siendo una forma de sacrificio simbólico, como
un cordero degollado, pero donde nosotros mismos somos el objeto a sacrificio, de
modo que muera nuestro antiguo yo y renazca el cristiano en plenitud.
Para el católico, hay siete sacramentos: bautismo, eucaristía, confirmación,
penitencial, matrimonio, orden y unción de los enfermos. Siendo de estos el más
relevante y aceptado el bautismo, pues debería ser el primero en recibirse y el que nos
abre las puertas a una fraternidad, la comunidad de los iniciados en Cristo, pero ¿es
realmente importante recibir los sacramentos?
En mi punto de vista, uno no va a morir o ser incapaz de toda salvación, simplemente
porque no halla recibido ningún sacramento, pero aquel que se da un tiempo de
contemplación y búsqueda; instruirse en los misterios y exquisitos símbolos que nos
ofrecen los sacramentos es, por lo menos para mi, de un descubrimiento y revelación
importante de manejar, pues toda secta o religión tienen sus propios ritos, pues lo
consideran importantes, o si no, sería tan simple decir, hoy soy cristiano, pero
realmente comprender lo que eso conlleva, sin pasos previos, más que una fe en el
aire que puede desaparecer tan fácilmente como apareció.
Los ritos son importantes, pues nos dan pautas de lo que debe ser de nuestro interés,
el por qué, por ejemplo, hacer una oración. Como el zorro del Principito, que a través
de un rito de encuentro y reconocimiento con el Principito, con tiempo y formas de
acercamiento, lograron que cada vez que el zorro vea un campo de trigo recuerde a su
amigo el Principito. Y algo aún más fácil y común, cuando nosotros escuchamos una
canción en particular que nos recuerda a alguien, es un simple rito de recuerdo y
reconocimiento, que fulano logró ser parte de nuestra memoria, solamente por una
canción (fuera del por qué esa canción).
Por tanto, los sacramentos nos relacionan con lo que creemos, de tal manera, que
ordenan nuestra fe y nos enseñan cómo cultivarla, para que se fortalezca y crezca; nos
dan una identidad, como la que se nos da por nacer en cierta nación en particular, y
aunque nos den deberes, no nos obligan eternamente a esa fe.
16. 14.- ¿Qué seguir entonces?
Yo, ni nadie, tiene poder para decir qué o no seguir, pues cada cual debe encontrar su
camino, a veces creyendo, entre uno y otro, de formas tan diversas, pero a la vez que
se pueden complementar si así se quisiera. El único requerimiento para recibir la
Verdad es estar con un corazón abierto a la enseñanza del Todo en el mundo, en cada
pequeña y gran cosa de la creación y ser respetuoso, pero sin dejar de ser crítico, a las
divergencias de opiniones que se puedan hallar en el camino. No hay un camino
único, un católico perfectamente podría llegar al conocimiento, de igual manera que
un protestante o un budista, judío o hindú, pues la Verdad es posible hallarla de mil
formas diversas, pero que al final llegarán a un solo punto que será la perfección.
Abre tus oídos y escucha, abre tu corazón y siente, abre tu mente y aprende, que el
Todo estará ahí aguardando que lo reconozcas.
15.- ¿Hereje?
Nadie es hereje, más que el que teniendo todo para aprender el conocimiento, y
emprender su camino de sabiduría, lo niega por propia voluntad.
Yo puedo parecer hereje ante la institución de la iglesia, pero no me importa, pues
ante Dios no lo soy, y es lo único que importa.
16.- Agradecimientos
Agradezco a mis padres, que me dieron la vida, me cuidaron y me dieron una buena
educación llena de valores.
Agradezco a mis amigos, que me soportan, me escuchan y ríen conmigo, haciendo
que mi vida sea más alegre.
Agradezco a esos pequeños maestros de la vida, que fomentaron mi sed de
conocimiento y búsqueda de la Verdad.
Y agradezco a Dios, que hace vigilia por mi, para que no pierda mi camino, no me
desaliente y tenga una vida correcta.